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Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas

versão impressa ISSN 0185-1276

An. Inst. Investig. Estét vol.23 no.78 Ciudad de México Mar./Mai. 2001

 

Homenaje

 

Xavier Moyssén Echeverría (1924-2001)

 

Julieta Ortiz Gaitán

 

Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM

 

EL maestro Xavier Moyssén Echeverría nació en la ciudad de Morella, Michoacán, el 27 de octubre de 1924. Aunque fue temprana su inclinación por el arte y la belleza, no fue sino hasta 1965 cuando obtuvo el título de licenciado en historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México y, a partir de entonces, iniciaría una constante y sólida trayectoria académica que lo llevó a ser figura imprescindible en el campo de las artes mexicanas.

Con estudios de maestría y doctorado, el maestro Moyssén desarrolló su labor principalmente en el Instituto de Investigaciones Estéticas, institución a la que amó, así como a la misma Universidad Nacional Autónoma de México, que era objeto constante de sus preocupaciones. Es en ese Instituto donde sus investigaciones y estudios ven la luz en un cúmulo de más de trescientas publicaciones especializadas sobre temas que abarcan desde el arte novohispano hasta el del siglo XX. Sin embargo, como buen discípulo de Justino Fernández, orientó sus intereses preferentemente al arte mexicano de la primera mitad del siglo XX, área en la que inició a muchos de sus alumnos y en la que escribió, tal vez, lo mejor de su obra.

Paralelamente a su labor de investigación, Xavier Moyssén dedicó buena parte de su tiempo al trabajo editorial, como lo constatan importantes libros publicados por el Instituto; por mencionar un ejemplo, la monumental obra de Manuel Toussaint, Arte colonial en México y Pintura colonial en México. Hay que mencionar, asimismo, la revista Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, la cual salió a la luz puntualmente por casi veinte años, y cuya edición hasta el número 60 estuvo a cargo del cuidado y la meticulosidad que el maestro ponía en todas las labores que emprendía. Su última publicación, La crítica de arte en México, 1896-1921, reúne en dos tomos más de quinientos artículos hemerográficos que permiten obtener un conocimiento más profundo y una visión más justa de este periodo del arte mexicano.

Su seriedad profesional, su ojo experto, su trato amable y su gran experiencia, todo ello aunado al conocimiento del arte, hicieron que Xavier Moyssén fuese requerido como asesor y consejero de las más destacadas instituciones culturales del país. Fue miembro honorario de la Academia de Artes, de la Comisión de Preservación del Patrimonio Cultural de Conaculta y gozó del aprecio y reconocimiento de funcionarios públicos y de galerías privadas, así como de coleccionistas, connaisseurs, artistas, críticos y colegas que compartieron con él su devoción por el arte.

Pero es, tal vez, como maestro donde adquiere más valor su legado académico. Desde 1965 se desempeñó como titular de la cátedra de arte moderno y contemporáneo de México en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, a nivel licenciatura, y posteriormente en la División de Estudios de Posgrado de la misma facultad. Desde entonces el maestro Moyssén dirigió tesis, fungió como sinodal, asesoró a alumnos y nunca faltó a sus clases, puntual e impecable, cada martes y jueves a las ocho de la mañana y cada jueves a las cuatro de la tarde.

Sus clases despertaron en muchos alumnos intereses y vocaciones que son difíciles de cuantificar, así como lo es calcular la generosidad con que siempre entregó su tiempo y sus empeños a la cátedra universitaria. Con extraordinaria sencillez propiciaba que la relación maestro-alumno fuese cordial y fructífera compartiendo sus conocimientos, que no eran pocos, con quienes así lo requerían. Su trato fino y educado era evidencia tanto de su formación como de su calidad humana.

Conocí al maestro Moyssén en los años setenta, cuando tomé mis primeras materias optativas de historia del arte mexicano. Desde entonces tuve la suerte de asistir a sus clases, de tenerlo como sinodal en dos de mis tres exámenes profesionales, y de recibir su orientación y apoyo en diversos momentos de mi vida profesional. Los últimos quince años, como compañeros en el Instituto de Investigaciones Estéticas tuve, además, el privilegio de su amistad.

Conversar con él era encontrar el justo sentido de las cosas, recobrar la perspectiva correcta y el ánimo sereno para continuar en la brega. Siempre tuvo una frase de aliento, cuando se requería, y también una opinión crítica y objetiva. Fue un maestro generoso que nos dejó una obra sustancial en la historiografía del arte mexicano, pero sobre todo, sin lugar a dudas, nos deja su recuerdo y su ejemplo.

Xavier Moyssén falleció a causa de un problema postoperatorio el 3 de julio de 2001, a las 21:30 horas, en el Hospital Mocel de la ciudad de México.

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