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Nueva antropología

versión impresa ISSN 0185-0636

Nueva antropol vol.30 no.87 México jul./dic. 2017

 

Artículos

Trayectorias laborales de jóvenes urbanos argentinos: un análisis de los cambios y continuidades en los sentidos laborales

Labor Paths of Young Urban Argentinians: An Analysis of the Changes and Continuity in Labor Senses

Camila Deleo* 

*Doctoranda en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de La Plata, Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL), Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET), Argentina. Correo electrónico: camiladeleo@yahoo.com.ar


Resumen:

En los recorridos juveniles se conjugan el paso por la educación, el empleo, la llegada del primer hijo, el establecimiento de una residencia propia, entre otros. Dichos procesos se enlazan de forma singular conllevando a trayectorias biográficas más alargadas, menos estructuradas e individualizadas. Así, las valoraciones que los jóvenes hacen del trabajo suelen ser cambiantes y estar condicionadas por la dinámica del mercado laboral, por su experiencia laboral y por sus perspectivas laborales futuras. El presente artículo busca analizar el modo en que se modifican, a lo largo de las trayectorias biográficas, los sentidos que los jóvenes otorgan al trabajo; asimismo, mostrar las articulaciones de dichas valoraciones con otros elementos, como la educación, lo familiar, lo residencial y los proyectos futuros. Reflexionaré a partir de los datos de un panel cualitativo de seguimiento de jóvenes de la zona norte del Gran Buenos Aires, Argentina.

Palabras clave: jóvenes; trayectorias laborales; trabajo; Argentina

Abstract:

Along the route of youth, young people combine education, jobs, the arrival of their first children and setting up their own home, among others. These processes are connected in unique ways, involving longer, less well-structured and individualized biographic paths. Thus, the evaluations young people make about their work tend to be ever-changing and are conditioned by the dynamics of the job market, by their work experience and by their perspectives for future jobs. The present article analyzes the way in which these are modified along young people’s biographical pathways, the senses placed on jobs by young people; and the meeting of said evaluations with other elements such as education, family life, place of residence and future projects. We will reflect on the data of a qualitative follow-up panel of young people in the Northern Area of Gran Buenos Aires, Argentina.

Keywords: young people; work trajectory; job; Argentina

Introducción

Los cambios socioeconómicos y culturales ocurridos en Latinoamérica en las últimas décadas han renovado el interés por analizar las problemáticas con las que se enfrentan las juventudes contemporáneas. Diversos autores han sostenido que las juventudes se inscriben en un nuevo contexto social signado por la globalización, cambios en el modelo de acumulación, procesos de individuación, nuevas representaciones temporales y tendencias hacia la incertidumbre y la vulnerabilidad social.

Mi interés se enmarca en una esfera específica de las trayectorias vitales juveniles: la laboral, entendiendo que el trabajo continúa presentándose en la transición a la adultez como uno de los eventos clave que posee efectos sobre las otras dimensiones de la vida. Cabe resaltar que las biografías de los jó venes se hacen menos lineales, más complejas y heterogéneas, mientras que los procesos de transición a la adultez resultan cada vez menos estandarizados e institucionalizados (Bendit et al., 2008; Casal et al., 2006). En este contexto, la inserción de los jóvenes en el mundo laboral se construye a partir de un proceso complejo que se extiende en el tiempo y se caracteriza por la alternancia de periodos de desocupa ción, empleos precarios, pasantías y becas, estableciendo trayectorias laborales que son cada vez menos lineales y previsibles (Jacinto, 2010). A su vez, en dicho proceso deben enfrentarse con diversos momentos que condensan decisiones personales, como son el establecimiento en una residencia propia, la decisión de continuar o no los estudios, el nacimiento de su primer hijo, la formación de una familia, entre otras (Longo, 2011).

Considero, entonces, que los sentidos que los jóvenes le otorgan a sus trabajos ganan en pertinencia a la hora de comprender la diversificación de las trayectorias laborales. Las valoraciones que hacen del trabajo suelen ser cambiantes, además, están condicionadas por su experiencia laboral, por su trabajo actual y por sus perspectivas laborales futuras. Estos cambios y continuidades serán observados a partir del análisis longitudinal de trayectorias laborales, donde es posible destacar la relación dinámica y cambiante que poseen los jóvenes con el trabajo. Me abocaré, principalmente, a analizar los sentidos subjetivos del trabajo en relación a la educación, acontecimientos familiares y proyectos futuros junto a los condicionantes estructurales con que sus trayectorias se ven signadas.

El objetivo del artículo1 es analizar el modo en que se modifican, a lo largo de las trayectorias laborales, los sentidos del trabajo que los jóvenes otorgan; y la articulación de dichas valoraciones con otros elementos como son la educación, lo familiar, lo residencial y sus proyectos futuros. Las interrogantes que guían este trabajo son: ¿las valoraciones de los jóvenes son lineales?, ¿qué aporta el análisis longitudinal de las trayectorias laborales a la comprensión de los sentidos subjetivos del trabajo?

Para llevar a cabo dichos objetivos reflexionaré a partir del estudio del panel cualitativo “Trayectorias, disposiciones laborales y temporalidades de jóvenes”,2 que consta del seguimiento de trayectorias laborales y biográfi cas de jóvenes de la zona norte del Gran Buenos Aires, entre los años 2006 y 2012. Los jóvenes se diferencian entre sí por haber concurrido a diferentes establecimientos educativos, entre los que se encuentran un establecimiento secundario público y otro privado, una escuela técnica pública y otra privada, y dos establecimientos que dictan cursos de formación profesional. Dichas diferencias educativas reflejan los varios orígenes sociales. Los mismos jóvenes han sido observados en tres momentos: en 2006 cuando finalizaban su formación secundaria o formación profesional (85 casos), en 2008 (79 casos) y en 2011/2012 (48 casos). En cada serie los instrumentos de recolección de datos fueron entrevistas en profundidad, calendarios biográficos mes por mes y tablas de empleo. Para llevar a cabo el presente análisis consideré a los jóvenes que participaron de las tres rondas de entrevistas (46 casos).

El artículo se estructura en tres secciones: en la primera realizo una breve revisión del contexto económico y social argentino donde se inscriben las trayectorias de los jóvenes; asimismo, en la segunda doy cuenta del abordaje teórico y metodológico, para después adentrarme en la tercera sección, es decir, en la presentación de los sentidos subjetivos sobre el trabajo y su articulación con otras esferas de la vida. Para finalizar, expongo algunos comentarios finales.

El contexto socioeconómico de producción de las trayectorias

Ya son conocidas en la amplia literatura Latinoamericana las consecuencias que tuvo el neoliberalismo en la Argentina de la década de los noventa, como son: la privatización de las empresas estatales, los altos índices de pobreza e indigencia, el desgranamiento del tejido industrial y con ello la pérdida de miles de puestos de trabajo, entre otros. En Argentina, la crisis económica, social y política de diciembre de 2001 tuvo consecuencias devastadoras para el mercado laboral con un índice de desocupación que alcanzó los 22 puntos. Pasados diez años de aquel entonces, y del modelo de la posconvertibilidad, el desempleo ha descendido y se ha estabilizado en el periodo alrededor de los 8 puntos (Neffa, Oliveri y Persia, 2010).

El ciclo de crecimiento económico iniciado en 2003 en Argentina ha derivado en una sensible mejora de los in dicadores laborales y sociales básicos, lo cual favoreció varios aspectos vinculados a la inserción laboral de los jóvenes. Pese al contexto favorable, estas problemáticas persisten y han adquirido nuevos matices vinculados a la calidad del empleo y la persistencia de nichos de desocupación en poblaciones específicas (Miranda, 2009). Numerosos estudios coinciden en que el desempleo y la precariedad laboral continúan afectando de manera más aguda a los jóvenes debido a que su situación laboral sigue siendo adversa en relación a otros grupos de trabajadores. Su tasa de desempleo es considerablemente superior a la correspondiente a los adultos, mientras que los empleos a los que acceden son en su mayoría precarios; aun cuando logran insertarse en el sector formal de la economía, sus empleos suelen ser inestables, sin protección laboral y con menores salarios que sus colegas adultos (Pérez, 2010; Jacinto, 2010).

Es en este contexto que se enmarcan las trayectorias laborales de los jóvenes del panel que analizo. De manera general, cabe destacar, por un lado, que las mejoras en relación a los índices de desocupación se traducen en el bajo número de jóvenes del panel con desempleo persistente, pero por otro, se observa que la mayoría de las trayectorias laborales están signadas por diversas precariedades. Resulta evidente que dichas dinámicas del mercado laboral afectan a los jóvenes de forma diferencial dependiendo del origen social y de los capitales adquiridos a lo largo de su trayectoria (Pérez, Deleo y Fernández Massi, 2013). Dichos elementos se verán reflejados en la construcción de los sentidos laborales que los jóvenes le otorgan al trabajo.

El punto de partida: precisiones teóricas-metodológicas

Juventudes en plural

La literatura académica reveló hace tiempo que la yuxtaposición de experiencias es múltiple y diversa, y que, parafraseando a Bourdieu (1990), la juventud no es más que una palabra. Es entonces que considero que existen diversas juventudes, que dan cuenta de las distintas situaciones y realidades que atraviesan los integrantes del panel.

Estas juventudes se encuentran dispersas y se diferencian no sólo por el origen social, sino también por el género, estar estudiando, haber abandonado sus estudios, tener hijos, estudiar y trabajar, estar inactivo, entre otras. Estas experiencias configuran juventudes radicalmente disímiles.

Estos jóvenes vivencian experiencias diversas con el trabajo, y a su vez, construyen diversos sentidos asociados a este. A pesar de esta heterogeneidad resulta obvio que son uno de los grupos más desfavorecidos del mercado de trabajo, esto, dado que presentan las peores condiciones laborales y porque son la población más afectada por el problema del desempleo (Pérez, 2010).

En este artículo la definición de los jóvenes estuvo signada, en un primer momento, por procedimientos metodológicos, es decir, “lo metodológico termina recortando los límites por la edad cronológica” (Chaves, 2009: 19), debido a que establecí criterios de muestreo para la selección de los jóvenes que iniciaron en el panel. En el inicio-año 2006 los participantes entrevistados tenían entre 16 y 18 años de edad, además, en su mayoría se encontraban en el último año de educación secundaria o realizando cursos de formación profesional. Es así que los mismos jóvenes, en el 2008, tenían entre 18 y 20 años de edad, y en nuestros últimos encuentros, en el 2011/2012, alrededor de 22 y 24 años de edad.

Sin embargo, en la investigación decidí llevar adelante una definición de la edad de manera subjetiva (Longo, 2016) en la que se destaca la visión de los propios jóvenes sobre las etapas que atravesaron y atraviesan. La edad subjetiva refiere a la experiencia singular y representada de la edad por parte del individuo. Me enfoco, entonces, en las temporalidades singulares construidas por los jóvenes.

Las trayectorias laborales

Los estudios de trayectorias de trabajadores han tenido un gran auge en América Latina en los últimos años, sin embargo, la revisión de dichas trayectorias ha sido ampliamente desarrollada en Europa y Estados Unidos a mediados del siglo pasado (Muñiz Terra, 2011). Este auge viene de la mano de la proliferación de los estudios biográficos a partir de historias de vida, carreras laborales e itinerarios biográficos.

Como toda categoría, las trayectorias han sido eco de amplios debates sobre su utilidad, pertinencia y conceptualización teórica (Muñiz Terra, Roberti, Deleo y Hasicic, 2013). Lo importante es que su uso refiere al estudio de las significaciones e interpretaciones de los propios actores sociales sobre sus comportamientos, elecciones, acciones, proyecciones, es decir, se interesan en el estudio de los fenómenos sociales a partir de la experiencia y de los relatos de los propios sujetos (Longo y Deleo, 2012).

Así pues, parto de la conceptualización de la trayectoria laboral como un particular entramado de experiencias laborales con una dinámica específica. En este sentido, esta perspectiva estudia las significaciones e interpretaciones de los propios actores sociales sobre sus comportamientos, elecciones, proyecciones, es decir, que se interesa por el estudio de los fenómenos laborales bajo el ángulo de su duración a partir de la experiencia y de los relatos de los propios sujetos. (Bidart, 2006; Bidart y Longo, 2007).

Como expuse en la introducción, utilizaré los datos producidos por el panel “Trayectorias, disposiciones laborales y temporalidades de jóvenes” del Gran Buenos Aires. Este panel se caracteriza por utilizar como estrategia metodológica principal un estudio longitudinal de trayectorias biográficas y laborales de jóvenes egresados de distintos tipos de educación. El estudio de trayectorias por medio de la aplicación de un panel longitudinal centra su interés en producir datos que tienen en cuenta el tiempo y la evolución de los fenómenos sociales bajo el ángulo de su duración. Estos estudios suponen la aplicación del mismo dispositivo en diferentes momentos del tiempo a un grupo de participantes (Longo, 2011).

El aporte de los dispositivos longitudinales consiste en brindar la posibilidad de analizar mejor el cambio, la ruptura y la evolución. Esto contradice una visión lineal de las trayectorias, ya que se puede comprobar a partir de los datos extraídos en momentos distintos cómo el futuro probable se modifica o contradice las predicciones elaboradas en el punto de entrevista precedente, pero también, es posible observar revisiones del pasado y hasta interpretaciones diversas de los mismos hechos subordinados a la posición actual del individuo que los relata. En ese sentido, los datos longitudinales evitan “aplastar” el tiempo y condensarlo en un relato del presente (Longo y Deleo, 2012).

Para realizar el análisis de los cambios en los sentidos del trabajo de jóvenes consideré pertinente el uso de trayectorias laborales porque permiten profundizar en la toma de posiciones y la agencia de los sujetos estudiados bajo el ángulo de su duración. Esto es posible a partir del análisis de los factores biográficos que permiten comprender las estrategias de los sujetos y, a la vez, reinterpretar los factores estructurales heredados y adquiridos.3

Sentidos del trabajo

Para comprender la diversificación actual de las trayectorias laborales y la pluralidad de sentidos asociados, considero pertinente un análisis de los factores simbólicos por medio de los cuales las personas interpretan y significan sus situaciones, acciones y decisiones. Las trayectorias laborales se diversi fican no solamente debido a la heterogeneidad que inunda el mercado de trabajo, sino también como consecuencia de la pluralidad de sentidos que los individuos otorgan a situaciones similares (Gautié, 2003).

Me interesa analizar los sentidos del trabajo al considerar que este posee un lugar material y simbólico importante para las personas. El trabajo como articulador de identidades y central en la vida de las personas ha sido estudiado a lo largo del siglo xx por diversas corrientes teóricas que han enfatizando su valor central. Frente a estas conceptualizaciones surgieron a mediados de los años ochenta del siglo pasado, a la luz de las transformaciones en la estructura productiva, las teorías sobre el fin del trabajo, que exponían que se había dado lugar a la pérdida de este como actividad central, por tanto, había dejado la centralidad material, social y política que tuvo desde los inicios del capitalismo, y con especial importancia durante el fordismo (Neffa, 2001). Sin embargo, a partir de mediados de la década de los noventa comenzaron a ganar primacía las tesis que indicaban que el trabajo no veía mermada su centralidad en el sistema productivo, sino que se reconfiguraba de acuerdo a las nuevas exigencias del capital. La clase obrera no disminuía su importancia como actor social y político, sino que se estaba produciendo una creciente heterogeneización del “mundo del trabajo” (Antunes, 2003; De la Garza, 2000). La desaparición del trabajo en la identidad de los trabajadores no era tal, sino que había tenido lugar una mutación respecto a sus figuras y roles, pues este se había convertido en un proceso complejo con diferentes ritmos. Desde esta última perspectiva, resalto el trabajo como un elemento central en la vida de las personas y en los procesos de incorporación al mundo laboral juvenil.

La mayor parte de las personas comienzan a relacionarse con el trabajo durante la juventud, y es así que le otorgan los primeros sentidos que tendrán efectos sobre otras dimensiones de la vida, y viceversa. La manera en que los jóvenes se relacionan con el trabajo y el modo en que lo realizan se presenta como un acontecimiento complejo, que da lugar a una diversidad de sentidos del trabajo. Es entonces que considero a estos como resultado de múltiples factores, tanto estructurales como subjetivos.

En varias investigaciones la diversidad de sentidos es explicada a través de tres dimensiones del trabajo: una instrumental, que refiere al trabajo como fuente de ingresos y de riqueza exterior; una social, que incluye la sociabilidad, las relaciones en el trabajo y las posibilidades de cooperación, de innovación y de reconocimiento social, y una simbólica, que reenvía al universo de significados positivos y negativos atribuidos al trabajo (Jacinto et al., 2005).

Los jóvenes del panel mostraron una multiplicidad de maneras de relacionarse y atribuirle sentidos al trabajo, pese a esto, presentaron formas recurrentes de cambios y evoluciones de los sentidos del trabajo a lo largo de sus trayectorias laborales. A partir de dichos sentidos construí otros tres, surgidos de la articulación diferencial con otras esferas de la vida.

Sentidos laborales en transición

Las valoraciones del trabajo varían en el tiempo y se modifican a la luz de las distintas experiencias, o bien, se refuerzan a lo largo de los años. La valoración que el joven tiene de su propio trabajo dependerá de múltiples factores. Por un lado, no es independiente de la calidad y el contenido del mismo. Y por otro, depende de los márgenes de libertad con que cuenta, esto es, según las condiciones familiares y socioeconómicas en las que vive, y de sus expectativas iniciales y futuras (ibidem).

El aporte de las trayectorias y los datos longitudinales consiste en la posibilidad de comparar los sentidos asociados a lo laboral en distintos momentos del tiempo. Los varios momentos que atraviesan las trayectorias de los jóvenes del panel se caracterizan por la rotación en el empleo, la entrada y salida del mercado laboral, la adquisición de nuevas credenciales educativas, la asunción de nuevos roles, como la manutención de una familia, entre otros. El estudio longitudinal permite observar estos estados que atraviesa el joven por medio de la articulación de factores subjetivos y estructurales.

De forma general se observa que los jóvenes hacen mención a su relación con la actividad laboral por medio del lugar que esta ocupa en sus vidas, la cual toma diferentes concepciones, que van desde la centralidad, el desinterés y hasta la naturalización. Por otra parte, los jóvenes dan cuenta de las razones por las cuales trabajan: para obtener independencia personal, la necesidad económica de afrontar sus gastos personales, la necesidad de pagar sus estudios o para mantener a su familia o residencia propia. Estas razones se conjugan con la calidad y el contenido de los empleos que obtienen. Dichas conceptualizaciones del trabajo pueden ser cambiantes con el paso del tiempo o mantenerse constantes. En este artículo me abocaré en los cambios en las valoraciones del trabajo de los jóvenes bajo estudio.

La articulación de los sentidos del trabajo y los elementos educativos

A partir del análisis de las valoraciones del trabajo de los jóvenes del panel observé que con el paso del tiempo muchos de ellos habían ido modificando sus sentidos, y que dichos cambios están relacionados con la adquisición de nuevos elementos educativos, por ejemplo, la educación universitaria o terciaria. Estos jóvenes son en su mayoría pertenecientes a orígenes sociales medios o medios altos que han tenido la posibilidad de concurrir a establecimientos de educación superior.

Un ejemplo ilustrativo de estos cambios es Sandra, una joven de origen social medio que egresó de un polimodal privado de la ciudad de San Isidro. En el primer encuentro en el año 2006, a sus 18 años, relató los motivos por los cuales deseaba buscar un empleo, lo cual da cuenta del lugar del trabajo en su vida: “Me encanta la libertad económica, me encanta la plata, cuando tengo plata la gasto. […] yo la disfruto, me encanta, a mí me gusta así y la libertad económica de no andar diciéndole a tus viejos, che, dame plata que tengo que salir, no salí, andá a cenar, hacé lo que quieras, total vos tenés tu plata que la hiciste trabajando”.

Asimismo, durante el segundo encuentro en 2008 Sandra trabajaba de preceptora de inglés y había finalizado un curso de organización de eventos. Relató las razones por las cuales trabajaba: “Porque me gusta la plata y porque tengo que pagar mi ropa, mis estudios. Tengo ganas y mis salidas, no dependo más de mis papás”.

Finalmente, en el último encuentro expuso que había comenzado a estudiar profesorado de inglés y que continuaba laborando como preceptora de este idioma:

E: ¿Es importante el trabajo?

Sandra: Sí. Más allá de la remuneración económica, te da formación, te da calle, te da experiencia, te das con situaciones que jamás te hubieses encontrado, te encontrás con gente nueva, te encontrás con situaciones nuevas y aprendés, aprendés a controlar, aprendés a manejar. Yo en este caso aprendo a manejarme con alumnos y a ma nejar situaciones con padres, que no es fácil y, además, es una cosa que vas probando tu carácter, vas probando tu conocimiento, tus aptitudes, y para mí es fundamental.

Otro caso es el de Ignacio, un joven de origen social alto que terminó sus estudios secundarios en un polimodal privado de la ciudad de San Isidro. En 2006 me relató el significado del trabajo en su primera inserción laboral:

E: ¿Recordás a qué edad comenzaste a trabajar?

Ignacio: A los diecisiete, creo que el primero fue en el local de mi primo que tenía de tecnología.

E: ¿Por qué?

Ignacio: En ese momento por plata, porque necesitaba plata y por plata, enteramente, cien por ciento por dinero.

En el año 2008 Ignacio se encontraba laboralmente inactivo, pues estaba dedicado a sus estudios de Relaciones Públicas en una universidad privada:

E: ¿A qué aspectos vos le darías importancia a la hora de elegir los trabajos?

Ignacio: Ahora yo creo que lo profesional -como te digo-, la experiencia, sí sé que quizás un trabajo me va a servir mucho más para lo que quiero y por ahí no me pagan tan bien como en otro que no se relaciona tanto, elegiría obviamente el que me enseñe también y en el que pueda pasar a la práctica todo lo que aprendí.

En nuestro último encuentro en 2012 Ignacio se había recibido de licenciado en Relaciones Públicas y laboraba en una consultora de mercadotecnia. Así pues, relató la significación que le confería al trabajo:

Ahora aprender, ahora la palabra aprender porque estoy en una etapa de aprendizaje y de producción, y que es algo que disfruto por el momento. […] primero que te aporte experiencia, más si uno, como es mi caso, quiere seguir aprendiendo y te de oportunidades constantes para desarrollarte, y obviamente que esté reconocido desde lo cualitativo y desde lo remunerativo también, de lo cuantitativo.

Ambos casos sirven para ilustrar las relaciones que estos jóvenes han ido estableciendo con el trabajo y los sentidos asociados al mismo. Dichas relaciones comenzaron siendo instrumentales, es decir, que se trata de inserciones en el mundo laboral que tienen como finalidad afrontar gastos o gustos personales, pero a medida que avanzan en sus trayectorias laborales y en sus diferentes ámbitos educacionales esa relación va cambiando hacia la necesidad de adquirir experiencia laboral para complementar sus estudios y llevar a la práctica el conocimiento académico. Es de destacar que estos jóvenes no ponen el acento en la calidad del trabajo, pero sí en el contenido del mismo, lo cual está asociado a sus formaciones educacionales.

Las valoraciones del trabajo en relación con elementos educativos se encuentran de un modo muy estrecho en los jóvenes que han ido adquiriendo experiencia laboral en un ámbito específico, y que cambiaron sus proyectos educativos iniciales en relación con su ámbito laboral. Aquí es evidente una relación inversa, pues los sentidos atribuidos al trabajo son los que permean el ámbito educativo.

Un caso ilustrativo es el de Darío, un joven de origen social medio que concurrió a un establecimiento educativo secundario público, que no ha concluido. En el primer encuentro trabajaba en una inmobiliaria como cadete y tenía el proyecto de estudiar Periodismo y Locución en una escuela privada. Así pues, sobre el trabajo expuso:

No, para mí más que nada el trabajo se ejerce, depende si es una carrera, como te dije, si es un trabajo que a mí me gusta, es algo que me gusta, que me apasiona y ganar plata en un trabajo que te gusta sería lo ideal, pero si no un trabajo normal sería únicamente para ganar plata y cubrir las necesidades que tiene cada persona.

E: ¿Y por qué trabajas?

Darío: Porque en un futuro pensaba ganar plata y tratar ya de afrontar mis gastos yo solo, o sea, de los gastos para las salidas y todo eso.

En el segundo encuentro en 2008 Darío estaba laborando en una farmacia y había retomado los estudios para poder rendir las materias que adeudaba del secundario. Asimismo, tenía el proyecto de estudiar Farmacia en la Universidad de Buenos Aires. Me relató lo que para él significaba el trabajo:

Forma de ganarse la vida, un ingreso de plata. Una forma de recaudar dinero para conseguir metas, proyectos, que uno tiene en la vida […].

E: ¿Por qué trabajas?

Darío: Mi objetivo primordial era el estudio y ahora como que pasó a primordial el trabajo, por una cuestión de que ya con mi edad ya tengo gastos, yo afronté gastos míos que antes no los tenía, me los mantenía mi papá, ahora son mis gastos y es como que aporto también a la familia.

Respecto a sus estudios, narró:

Ahora sí estoy convencido, si bien a mí me gustaba mucho el periodismo y me siento identificado con eso todavía, siento que no tengo mucha salida con el periodismo […] no da la situación para hacer una carrera y sé que no voy a poder mantenerme con eso, sinceramente prefiero perfeccionar lo que ya tengo, el rubro de farmacia es tranquilo y muy lindo.

En nuestro último encuentro en el año 2012 Darío era encargado de una farmacia, había terminado el secundario y se encontraba estudiando Recursos Humanos. Relató lo de sus estudios y su relación con el trabajo:

Empecé a estudiar el año pasado, costó mucho decidirme en lo que realmente quería estudiar, di muchas vueltas en eso, quise estudiar algo relacionado con farmacia porque me dedico a eso trabajando, pero no me gustó mucho lo que era la carrera en sí, me gusta el trabajo, pero no la carrera. Recursos Humanos me gustó, […] es una carrera muy linda, me interesa, me sirve mucho para el cargo que estoy ocupando ahora en la farmacia.

Sobre la importancia del trabajo en su vida, expuso:

Trabajar, primero cuando empecé lo tomaba como una obligación. Lo tomaba como una obligación porque justamente no conocía mucho del tema, es como que lo veía desde el ámbito que necesitaba plata y para conseguir dinero tenía que trabajar. Ahora quizás tengo otra visión, a lo largo que van transcurriendo los años tengo otro pensamiento, no tanto el sueldo que, si bien por suerte fue mejorando en eso también a medida que fui evolucionando, pienso también más que nada en cómo me siento yo, si estoy cómodo en el trabajo, pienso en el clima laboral, en el ambiente de trabajo, en aplicar mi formación.

A partir de este ejemplo resulta evidente cómo van cambiando los sentidos laborales en relación a su experiencia laboral, y cómo dicha experiencia condiciona sus proyectos educativos.

Por medio de estos ejemplos ilustrativos -y de otros jóvenes del panel- observé que en las trayectorias de inserción las tramas del trabajo y la educación resultaban centrales para los jóvenes, además, que estaban repletas de yuxtaposiciones y mixturas entre los diferentes espacios y temporalidades, que se pueden analizar mejor al observar cómo con el paso del tiempo van construyendo y configurando sus trayectorias laborales, y que con ello se iban modificando los sentidos atribuidos al trabajo y a la educación. En conclusión, las valoraciones de estos jóvenes han variado con el tiempo, pues estuvieron expuestas al cambio y a la apertura, que se relacionan con la adquisición de elementos educativos. Lo que termina primando con el avance de sus trayectorias es la valoración del trabajo como fuente experiencia, y por su contenido, lo cual deja en un segundo nivel lo remunerativo y las condiciones laborales.

La articulación de los sentidos del trabajo con elementos familiares y residenciales

Al realizar el análisis de las valoraciones del trabajo de los jóvenes se observa que estas pueden cambiar a partir de la adquisición de nuevos roles familiares como la maternidad y paternidad, o el establecimiento en pareja en una vivienda propia. Los jóvenes que refieren estos cambios en los sentidos laborales son en su mayoría de sectores populares.

Un ejemplo es Lorena, una joven de clase media que ha concurrido a un establecimiento educativo público técnico con orientación en maestra mayor de obra. En la primera entrevista en 2006 se encontraba inactiva y tenía el proyecto de estudiar Ingeniería Civil. Me relató lo que pensaba del trabajo:

Lorena: Qué es para mí, algo que me guste, aunque sea un poco y que por lo menos me paguen por lo que estoy haciendo.

E: ¿Qué crees que sería lo más importante de un trabajo?

Lorena: No sé, trabajando uno se puede independizar y tener sus cosas y teniendo más conocimientos también.

En el segundo encuentro en 2008 Lorena tenía una hija y vivía con su pareja. La joven aún no había rendido las materias que adeudaba del colegio y estaba trabajando los fines de semana como encargada de limpieza en una farmacia. Me relató que para ella el trabajo significa poder progresar y, a su vez, dio cuenta de la importancia de este en su vida: “Claro, sí, porque necesito ayudar a mi marido para que juntemos plata y ver si nos mudamos, por la nena. […] si uno no tiene un trabajo no puede avanzar, no puede seguir estudiando, no puede mantener una familia.”

En nuestro tercer encuentro en el año 2012 Lorena laboraba en una empresa realizando la limpieza y continuaba viviendo con su hija y su pareja, además, habían comenzado a edificar una casa propia frente a la de los padres de ella. Ante la pregunta sobre la importancia del trabajo en su vida, respondió: “Sí, porque te despeja la mente, te hace progresar, para mí es importante, sí. […] soy más independiente porque es otra entrada de plata y tener obra social, el seguro, esas cosas.”

Otro ejemplo ilustrativo es Saúl, un joven de origen social bajo que al momento del primer encuentro realizaba un curso de formación profesional en carpintería y aún no había terminado sus estudios secundarios. En 2006 estaba inactivo pero ya había tenido algunas experiencias laborales. Me relató su concepción del trabajo: “Con la independencia. Porque es un bien para mí. Porque me puedo comprar lo que quiero sin pedirle plata a mis padres. Yo con mi plata hago sencillamente lo que quiero.” A su vez, destacó qué es lo que más valoraba del trabajo: “Las relaciones en un grupo de trabajo, porque si te llevas mal con alguien trabajás mal, no podés y eso es feo. Estar en blanco también.”

Durante el segundo encuentro en 2008 Saúl laboraba en una empresa que suministra servicios de televisión por cable. Me contó lo que para él significaba trabajar: “Para mí trabajar es como independizarme, tener lo que yo quiero. Porque hice eso, porque con la plata compro lo que yo quiero o para mí.” Resulta evidente que entre el primer y segundo encuentro no cambiaron sus valoraciones respecto a lo laboral.

En el último encuentro a finales de 2011 Saúl había tenido un hijo y estaba viviendo con su pareja, asimismo, había finalizado sus estudios secundarios y estaba laborando en una empresa de jardinería. Me relató: “Trabajo es responsabilidad, sueldo. O sea, no sé cómo explicarte, pero el trabajo es como que vos decís; bueno, tengo trabajo, tengo luz, comida, agua, tengo sustento.” A su vez, dio cuenta de la importancia de esta actividad en su vida:

Yo pienso que primero te hace valorar las cosas, como que cuestan las cosas, y otra que es como que te hace sentir bien porque la plata te la ganás vos mismo, y yo por ejemplo me siento bien trabajando.

E: Según tu opinión, ¿qué es lo más importante dentro de un empleo?

Saúl: No solamente por la plata, sino por el tema de cómo te cuidan, la ropa que te dan, las horas que te hacen trabajar y todo eso. El hecho de estar en blanco para mí es importante, para mí sí por el tema de la obra social, ahora más con la nena. Antes no tanto porque uno iba al hospital, pero ahora que está la nena es importante.

Por medio de estos relatos se pone en evidencia cómo varían los sentidos laborales en relación a la importancia que adquiere el trabajo ante la llegada de responsabilidades asociadas con la maternidad o paternidad y con los compromisos de formar un hogar. Las valoraciones laborales en sus primeras inserciones se asocian de manera instrumental con el darse gustos o pagar salidas. A medida que la trayecto ria laboral avanza esta se conjuga con otras esferas, como la familiar, es así que el trabajo pasa a ocupar un lugar central, ya que es el elemento posibilitador de la manutención.

Las valoraciones de estos jóvenes también se relacionan con el papel que adquiere el empleo en blanco, la calidad de este, asociado a los beneficios que genera, como la obra social, y la estabilidad laboral, quedando en un segundo plano el contenido y el clima laboral. A su vez, adquiere importancia la compatibilización del trabajo con otras actividades familiares, como en el caso de Lorena, que requería un trabajo de turno mañana o tarde que le permita tener mayor tiempo para su hija.

Es interesante destacar que dichos cambios en los sentidos del trabajo se observan en el panel en los jóvenes de menores recursos, quienes tuvieron inserciones laborales tempranas durante el transcurso de su formación secundaria y diversas entradas y salidas del mundo laboral signadas por la precariedad e inestabilidad. A su vez, la mayoría de estos jóvenes no han proseguido sus estudios terciarios o universitarios.

La articulación de los sentidos del trabajo con los proyectos futuros

El tercer tipo de sentido del trabajo es el relacionado con los proyectos futuros, es decir, las valoraciones que proyectan un horizonte laboral seguro y predefinido. Esta traducción en planes futuros sólo se concretó en algunos casos del panel. Aunque primaba la importancia de la proyección futura, este sentido tuvo menos peso en el panel, pues estaba relacionado con otros elementos, como los educativos o familiares.

Un ejemplo es el de Facundo, un joven de clase media alta que asistió a un establecimiento educativo privado con modalidad técnica. En el primer encuentro en 2006 estaba trabajando en la inmobiliaria de sus padres y tenía el proyecto de estudiar Ingeniería Civil. Me contó porqué había comenzado a trabajar y qué significaba para él:

Trabajo porque ya no me gusta tanto que me mantengan mis viejos, quiero hacer unos mangos. Y es un laburo piola porque yo puedo estudiar y trabajar.

E: ¿Qué es para vos trabajar?

Facundo: Es estar en un lugar haciendo alguna actividad para obtener una remuneración económica. Primero en lo posible cuando termine la carrera, que tenga relación con mi carrera. No importando tanto el salario, mientras se pueda progresar, porque si no se puede progresar no conviene. Es como en la fábrica, te vas a quedar siempre en el mismo lugar y no le veo sentido yo.

E: Entonces, ¿cuál sería tu empleo ideal?

Facundo: Laburar por mi cuenta.

En el segundo encuentro en 2008 Facundo estudiaba Ingeniería Civil, se ha ido a vivir solo y continuaba trabajando en la inmobiliaria de sus padres. Además, me relató: “Trabajo porque no me gusta que me mantengan así todo. Si puedo ayudar, ayudo.” Por otra parte, en ese momento tenía el proyecto de establecer una empresa con sus primos: “Me parece que es una de las posibilidades para expandirte, para tener lo tuyo. Como que te da alguna que otra posibilidad más que una empresa que vos estás ahí, y si te ascienden, te ascienden, y si no, no. Depende de vos.” Dicho proyecto se vinculaba con su empleo ideal: “Cuando me reciba sería laburar de ingeniero en mi empresa. Lo ideal.”

En nuestro último encuentro en 2012 Facundo continuaba estudiando Ingeniería Civil y había emprendido un negocio de impresiones gráficas: “Trabajar de ingeniero, justamente sería lo que me gusta, todo lo que estoy haciendo ahora es para poder tener algo cuando empiezo y para poder quizás poder tener lo mismo cuando empiece de ingeniero, porque si no empiezo a trabajar ahora cuando me recibo obviamente no voy a poder hacer nada propio porque no voy a tener un sope.” Y seguía con su proyecto: “Mi empleo ideal, lo mismo, o sea, si yo tengo algo mío o con mi familia o con socios, es hacer algo para vos y me parece que es lo que me motiva a trabajar, por eso es que no me gustaría trabajar en relación de dependencia porque yo estaría trabajando para otro y para cobrar un sueldo nomás, y no me veo haciendo eso.”

Otro ejemplo ilustrativo es el de Luis, un joven de origen social medio que concurrió a un establecimiento escolar privado con modalidad técnica. En nuestro primer encuentro en 2006 estaba inactivo, tenía el proyecto de estudiar Ingeniería Mecánica y contaba con algunas experiencias laborales. Me contó sobre su valoración del trabajo: “el trabajo es para ganar plata. Sí, porque sí… básicamente es eso. Por ahí para ganar experiencia… es bueno cuando ya me di cuenta lo que era ganar plata y ganarte el mango bien sabiendo que es tuyo y nadie te lo puede sacar, es una sensación bárbara.”

En el segundo encuentro en 2008 Luis estudiaba dos carreras, Ingeniería Industrial y Técnico en Mecatrónica. Me dio su opinión sobre el trabajo y cómo lo relacionaba con sus proyectos laborales:

E: ¿Qué es para vos trabajar?

Luis: Básicamente ganarme el pan. Encontrar la manera de hacer algo que me de algún resultado y con ese resultado usarlo de herramienta para vivir.

E: ¿Qué trabajo te gustaría hacer posteriormente?

Luis: Es muy largo. Con mis amigos so mos un grupo de los pibes de scout, somos de distintos grupos, pero somos todos muy técnicos, apuntamos a lo mismo y dos pibes hacen ingeniería, uno civil, uno mecánica, hay otro que hizo mecatrónica, ahora trabaja con máquinas y venimos de chicos queriendo hacer algo nuestro. Un emprendimiento propio, una empresa propia.

Para el año 2012 Luis tenía concluida la carrera de Técnico en Mecatrónica, además, había regresado a estudiar Ingeniería Mecánica y montó su propia consultora de servicios industriales para empresas:

El trabajo para mí es lo que estoy haciendo ahora donde no es siempre lo mismo, donde interfiere mi creatividad, donde el tiempo que yo le dedico depende también de mi capacidad. Si yo tengo más capacidad, voy a tra bajar menos tiempo o en el mismo tiempo hacer más cosas. O sea, yo lo veo al trabajo como, no sé, lo ideal para mí trabajar es hacer lo que a mí me gusta, punto y basta.

Ambas valoraciones del trabajo sirven como casos ilustrativos de otros ejemplos del panel, en los que cobran especial importancia los proyectos laborales futuros. Resulta claro que la primera valoración del trabajo es de índole económica, y que después se convierte en una referencia que delinea sus proyectos o emprendimientos laborales, actuales y futuros. Estos sen tidos construyen trayectorias labora les con un horizonte a largo plazo, que se contradicen con aquellas miradas que entienden que aquéllas son cada vez más difíciles de prever y descifrar.

En conclusión, considero que los sentidos laborales construidos por estos jóvenes deben ser leídos en clave temporal, teniendo en cuenta su contexto laboral vigente, sus experiencias pasadas y sus expectativas laborales futuras. Es importante destacar que los jóvenes contaban con capitales educativos y familiares para respaldar sus emprendimientos.

A partir de estos tres tipos de valoraciones considero que las trayectorias laborales de los jóvenes aparecen individualizadas, y que conjugan de un modo único las situaciones familiares, educativas, laborales y el contexto social en el que tienen lugar. He demostrado que dichas situaciones inciden de modo diferencial en las valoraciones del trabajo. Coincido con Jacinto et al. (2005: 17) cuando afirman que “Las modificaciones de criterios ponen en evidencia tomas de decisiones y restricciones con relación al trabajo. Voluntad y determinación se conjugan dinámicamente y diversifican los recorridos laborales.”

Consideraciones finales

En los últimos doce años el mercado de trabajo argentino ha tenido diversos cambios, entre ellos, el crecimiento del PIB, que se condice con la disminución en los índices de desocupación, y la creación de nuevos empleos. En este texto he dado cuenta que los jóvenes han sido beneficiados por dichas mejoras, pero que aún continúan siendo uno de los sectores más desfavorecidos del mercado laboral, junto con las mujeres. Este nuevo contexto económico plantea desafíos académicos, por ejemplo, el análisis de las problemáticas relacionadas con la calidad del empleo, o también, la persistencia e incremento de los índices de precariedad laboral.

Dichas transformaciones tienen su traducción en trayectorias laborales más inciertas y riesgosas, que se ven signadas por una mayor heterogeneidad en lo que respecta a los empleos obtenidos, y a su calidad. Estas trayectorias heterogéneas se reflejan en una diversificación en los modos que tienen los jóvenes de relacionarse con el trabajo. Partiendo de estos supuestos, aquí he intentado analizar la importancia que adquieren los sentidos subjetivos otorgados al trabajo, esto es, para ir más allá de las valoraciones esta dísticas o los índices de calidad del empleo.

Considero que las trayectorias laborales de los jóvenes han dejado a un lado los pasajes institucionalizados de antaño, que marcaban una transición lineal de la escuela al trabajo, donde los sentidos de este se convertían en lineales. De igual manera, he observado una proliferación de los sentidos atribuidos al trabajo, que conllevan a múltiples trayectorias laborales po sibles, por ejemplo, la incorporación temprana al mundo laboral, la combinación de trabajo y estudio -y la discontinuidad de los mismos-, la com binación de obligaciones familiares, académicas y de trabajo, entre otras situaciones.

Entiendo, entonces, que no todos los jóvenes avanzan ni se relacionan de la misma manera con el mundo laboral, pero, considero que es posible establecer similitudes que permiten realizar una tipología de la valoración del trabajo y su articulación con diversos elementos. Por otro lado, ha quedado claro que los sentidos de los jóvenes no son innatos, sino que se crean y recrean por medio del paso del tiempo, de las diversas experiencias educacionales, familiares y de sus proyectos a futuro; asimismo, que dichos sentidos dependen del lugar ocupado en la estructura social. Por tanto, presenté tres modos de construcción de sentido respecto al trabajo en los jóvenes del panel estudiado.

Cabe destacar que las tres construcciones de sentido tienen en común una primera valoración de la inserción laboral, ligada a un fin instrumental, y que más tarde son asociadas a otros aspectos. En el sentido laboral vinculado con la educación, la valoración adquiere relevancia en el fin de la trayectoria, pues ve al trabajo como formador de experiencias laborales y de aprendizajes; dicha trayectoria es fundamentalmente transitada por jóvenes de origen social medio-alto. En cambio, en el sentido laboral articulado con elementos familiares, la valoración del trabajo pasa a estar ligada con la necesidad de manutención de la familia y adquiere un valor central el empleo en blanco como posibilitador de beneficios sociales, por ejemplo, la obra social y la estabilidad laboral; esta trayectoria es vivida principalmente por jóvenes de orígenes sociales bajos. Y por último, el sentido asociado a los proyectos futuros, en este el trabajo es valorizado a partir de los planes u horizontes futuros de desarrollo personal y profesional. Como ha quedado en evidencia, dichas tipologías de sentido permiten observar la heterogeneidad y complejidad de las trayectorias biográficas juveniles, las cuales dan cuenta de las formas de vivir la juventud y, además, las desigualdades con que dichas trayectorias son enfrentadas.

Respecto al aporte de los estudios longitudinales de trayectorias laborales en la construcción de los sentidos subjetivos, considero que dicha introducción ha permitido observar el cambio, la continuidad y la agencia de los jóvenes en la creación de sus valoraciones laborales. Por tanto, las formas en que los jóvenes valoran el trabajo y configuran sus trayectorias laborales no pueden ser explicadas en un solo momento del tiempo o por medio de elementos estáticos, sino que se deben analizar a través de la articulación de elementos biográficos y estructurales, es decir, a partir de la observación de sus relaciones e influencias.

Finalmente, considero que la diversificación de las trayectorias obliga a repensar los enfoques utilizados para captarlas en su dinámica de movilidad, pues estos tendrían que atender al interjuego clásico de la sociología entre estructura y agencia.

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1El presente artículo se realizó en el marco de dos proyectos de investigación colectivos más amplios, asimismo, gracias a una beca de doc torado otorgada por el conicet. El primero, de carácter internacional, “La bifurcation biografique au couer de la dynamiques des parcours d’entrée dans la vie professionnelle: une approche qualitative et quantitative dans trois contextes sociétaux, France, Québec et Argentine”, mientras que el segundo fue a nivel nacional (Argentina), “Trayectorias laborales de jóvenes y procesos de entrada a la vida adulta: discontinuidades, reorientaciones y contingencias” (PICT 2011-2640).

2Panel coordinado por la doctora María Eugenia Longo. Este se realizó a jóvenes que finalizaban sus estudios, a residentes de la zona norte del Gran Buenos Aires y a egresados de tres tipos de formación (secundario polimodal, secundario técnico y cursos de formación profesional). El primer momento, durante el año 2006, comprende 422 cuestionarios estandarizados que sirvieron para seleccionar a 85 jóvenes a quienes se les aplicaron entrevistas en profundidad. En una segunda etapa, en el año 2008, se reentrevistó a 79 jóvenes. Finalmente, como tercer momento, entre diciembre de 2011 y mayo de 2012, también se reentrevistó a 48 jóvenes. El guion de las entrevistas comprende diversos elementos de las trayectorias biográficas: residencia, familiar, formación, laboral, proyecciones futuras, tiempos libres, entre otros.

3Los factores estructurales heredados, es decir, la categorización de los jóvenes a partir de diferentes orígenes sociales, se realizó por medio de sus familias de procedencia. Aquellos que tenían padres profesionales fueron situados en el origen social alto; los jóvenes con familias de empleados o comerciantes, en el origen social medio, y los provenientes de familias de changarines, planes sociales o desocupados, en el origen social bajo o popular.

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