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Nueva antropología

versión impresa ISSN 0185-0636

Nueva antropol vol.22 no.71 México jul./dic. 2009

 

Reseñas Bibliográficas

 

Judith Adler Hellman, The World of Mexican Migrants. The Rock and the Hard Place

 

Liliana Rivera Sánchez*

 

Nueva York, The New Press, 2008, 256 pp.

 

*Doctora en Sociología, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México [rivesanl@yahoo.com.mx].

 

El mundo de los migrantes mexicanos se inscribe en la literatura de los estudios contemporáneos sobre la migración entre México y Estados Unidos. Aborda, en la voz de los actores, la experiencia y las historias de los inmigrantes mexicanos en diversas ciudades de Estados Unidos. Judith Adler Hellman, además de recuperar fielmente los testimonios de quienes vivieron la experiencia como inmigrantes en aquel país y de quienes tomaron la decisión de regresar a radicar en México, reelabora, con un lente etnográfico, su paso por los lugares y su encuentro con las personas. Para ello la autora sigue el itinerario de la migración entre México y Estados Unidos, y realiza varias visitas para contar su historia y recoger testimonios a través de entrevistas con migrantes activos y con los retornados y sus familiares en diversos puntos de ambos países. Recorre tanto los estados tradicionales de la migración mexicana -Zacatecas y Jalisco-, como los de migración relativamente reciente y/o emergente: Puebla, Veracruz y Morelos. En el otro lado pasa por los estados de California, Nueva Jersey, Nueva York y Arizona.

La autora realiza un largo trabajo de investigación durante más de cinco años para organizar etnográficamente sus hallazgos y seleccionar los testimonios que hablarán por los migrantes, no con el objetivo final de victimizarlos, ni para hacer extensiva la experiencia de ser un inmigrante mexicano o de haber vivido la experiencia como tal a cualquier otro inmigrante indocumentado, sino para recuperar lo particularmente significativo de la vida en los dos lados, así como lo socialmente compartido de la experiencia de sus vidas itinerantes.

El libro se organiza en cuatro partes principales. La primera, titulada The Rock, presenta las historia de los actores involucrados en la experiencia de la migración, pero también de los hombres y las mujeres que narran las historias de quienes ya se fueron, de cómo esas ausencias imprimen una marca en el transcurrir de pueblos y ciudades localizados en parajes remotos; o bien en pueblos que, paradójicamente, hoy "existen" debido a que algunos de sus habitantes, o buena parte de ellos, se han ido. Las localidades de origen se transforman en pueblos "fantasmas" y otros más perviven gracias a la transferencia de remesas desde el norte.

The Rock contiene las historias de Beto, Marta y Dolores, quienes viven en localidades de Puebla y Veracruz; ellos no han emigrado, pero viven cotidianamente las consecuencias de tener al menos un familiar en Estados Unidos. Beto, uno de los pocos hombres que no ha experimentado la migración internacional, en un pueblo donde casi todos se han ido y venido al menos una vez en su vida, refleja sin duda una mirada particular sobre lo que significa un pueblo migrante. Mientras Marta, quien vive bajo el yugo de su suegra al compartir la casa y los compromisos familiares con los padres de su marido ausente, presenta un rostro distinto: su destino ha sido marcado por la ausencia del esposo en una sociedad donde la mujer debe quedar bajo la supervisión de la familia paterna. Y finalmente la historia de Dolores, una mujer que reflexiona cotidianamente sobre los efectos que ha tenido la ausencia del padre sobre su familia. Todos ellos son parte de los personajes que Judith Adler presenta como iconos de lo que significa estar aquí, pero pensar y estar involucrado constantemente en el allá, finalmente vivir las consecuencias de la experiencia migratoria directa o indirectamente.

En este escenario aparecen también las historias que se tejen en El Nopal Verde, un pueblo en Zacatecas, y San Rafael, estado de Puebla, las cuales permiten a la autora presentar los diferentes rostros de los efectos de la migración internacional sobre los pueblos de origen en México. Por un lado se trata de dos localidades que experimentan el despoblamiento, dado que más de la mitad de sus habitantes se encuentra en Estados Unidos. Pero por otro, en términos de la dinámica local y organizativa viven realidades diferentes. En Nopal Verde el sentimiento de abandono de los habitantes ante la ausencia de sus familiares migrantes los hace vivir del recuerdo y de las historias de los que ahora no están. Mientras en San Rafael, la vivacidad de la vida pueblerina busca su expresión en la asociación de migrantes para hacer más llevadera la carga cotidiana y las obras "comunitarias". Al final la autora recrea con diversos personajes el rostro humano de la migración en los pueblos de origen y discute, a través de ellos y sus testimonios, las causas primarias de la salida hacia Estados Unidos, problematizando la racionalidad económica y las lógicas culturales que generan las movilidades humanas, pero sobre todo los efectos sociales de la migración internacional.

En la segunda parte, titulada The Journey, se recrean siete historias que ilustran el recorrido de los inmigrantes, desde la salida de sus localidades de origen hasta su destino en Estados Unidos. Las historias de Tomás, Elena, Fernando, Daniel, Shanti, Ángel, y las entrevistas realizadas a funcionarios en el Consulado en Tucson, dan pauta para entender cómo se vive el trayecto de un inmigrante en la frontera, en su experiencia de ida, cruce y retorno. En este apartado se ilustra de singular forma cómo la frontera nacional funciona como un eje organizador de la vida de las personas involucradas en el viaje entre México y Estados Unidos, logrando interpelar no sólo a los inmigrantes, sino también a quienes administran un consulado y a quienes se encuentran cotidianamente con los inmigrantes mexicanos en el cruce, a través de los ranchos de la frontera con México. Este segundo apartado permite abrir una tercera sección, titulada The Hard Place, que representa una de las partes centrales del libro, donde se intersectan las historias sobre la vida laboral y social de los inmigrantes en Estados Unidos, sus experiencias de cruce en la frontera, los sueños y equipajes que llevan consigo. No obstante que se trata de una sección con sólo tres historias: la de Carlos, Sara y Manuel, se muestra la diversidad de experiencias, pues no se trata solamente de historias de vida de los entrevistados, sino sobre todo de aquéllos con quienes el que relata la historia va teniendo contacto en su travesía hacia y en Estados Unidos. En efecto, se vislumbra como una maraña de redes, nombres, contactos, lugares, figuras, palabras y formas de expresar la hazaña de haber llegado, mas no se sabe si el llamado lugar de destino es tal, o simplemente una estación de la vida migratoria. Los destinos se vuelven lugares de paso, y muchas veces nuevos lugares de salida para continuar en otra parte.

En esta tercera sección del libro destacan las historias de Carlos, quien ingresa a Estados Unidos con una visa de estudiante, y en su vida se encuentra con los más diversos personajes que lo acompañan y lo interpelan en su estancia en Nueva York. La historia recrea los conflictos a partir de los estereotipos y la discriminación que se generan a partir de tomar en cuenta, como un eje organizador y clasificador de las relaciones sociales, las características físicas y raciales de las personas. La autora enfatiza el hecho de que Carlos, siendo un joven con una estatura mucho mayor que el promedio de los mexicanos conocidos y estereotipados en Nueva York, encuentra una recepción distinta en el mercado de trabajo, e incluso una percepción diferente entre sus propios compañeros trabajadores.

Luego está la historia de Sara, quien con especial vivacidad cuenta cómo solamente diez palabras en inglés son las que ha aprendido y con las que ha sobrevivido por más de diez años en Los Ángeles. Ella relata su sueño de retornar justo a San Rafael, en México, y cómo antes de salir de ese mismo lugar albergaba también un sueño recurrente, el de viajar al norte. Aun cuando el texto sobre la historia de Sara es breve, contiene elementos significativos que nos permiten visualizar el itinerario de ida y de vuelta, al menos los planes de retornar, la experiencia del cruce y el coyote, pero también la historia de una migrante que emprendió un negocio ambulante en Los Ángeles y se inició como comerciante, no obstante su falta de instrucción en inglés. La acompañan en esa aventura Pablo y otras mujeres que, como ella, ponen en juego sus habilidades culinarias para insertarse en el mercado de trabajo y abrir un espacio propio, donde al menos la presencia del patrón no sea un personaje de su historia laboral.

Finalmente, la historia de Francisco, subtitulada como The Hardest Place, es la de un joven esquinero que se gana la vida en Staten Island, Nueva York, y a partir de este relato la autora reconstruye la historia de los trabajadores de la construcción en el área de Nueva York, quienes son pagados por jornal y sufren el abuso laboral ejercido por quienes los contratan. Para mostrar la complejidad de las historias y las condiciones de vida de los trabajadores jornaleros, Judith Adler Hellman recurre a introducir, paralelamente a la historia de Francisco, las vivencias de otros hombres que trabajan también como esquineros y que han sido defraudados por sus contratistas. La historia de Gilberto y su conversación con Joe, un abogado en asuntos laborales de la Asociación Tepeyac de Nueva York, ilustran las peripecias de los inmigrantes y la batalla legal para recuperar los salarios devengados. En el mismo relato aparecen recreadas las ríspidas relaciones que los inmigrantes mexicanos en Nueva York establecen con otros latinos, particularmente con dominicanos y portorriqueños, las fronteras entre los grupos nacionales y las pugnas que se hacen evidentes en espacios como las iglesias y las esquinas en el alto Manhattan. Todos estos temas cruzan una misma historia de vida y tornan muy compleja la experiencia migratoria en la Gran Manzana.

El último apartado, To Stay or to Return Home se recrea a partir de tres historias, las de Julio, Manuel y Patricia, a través de las cuales la autora aborda el dilema que enfrentan los inmigrantes una vez que se encuentran en el llamado lugar de destino: entre permanecer en Estados Unidos o bien regresar a México, particularmente regresar a sus pueblos de origen. Las comparaciones que estos personajes establecen entre el allá y el acá permiten poner en la balanza lo que significa para ellos, como inmigrantes indocumentados, vivir en Los Ángeles o en Nueva York, frente a lo que valoran (positiva y/o negativamente) de la vida en un pueblo de la Mixteca o en Atlixco, Puebla. La decisión de Julio de retornar a Puebla parece una aventura casi fantástica, por la forma intempestiva en que tomó la decisión de retornar y no volver más a Estados Unidos.

Finalmente, en el apartado relativo a las conclusiones y la nota metodológica, la autora subraya la relevancia de las formas en las que realizó las entrevistas, las particularidades de los lugares visitados y las principales preguntas de investigación que guiaron su recorrido. Asimismo, reconstruye los contextos, a la vez que los debates contemporáneos sobre la política migratoria entre México y Estados Unidos, fundamentalmente después del 11 de septiembre de 2001; además, en varios de sus relatos, pero también en sus conclusiones, da cuenta de las condiciones socioeconómicas de los inmigrantes y sus familias, las cuales sin duda tornean su trabajo de investigación y las historias narradas por sus personajes.

El libro de Judith Adler Hellman contiene un invaluable material etnográfico proveniente de sus diarios de campo, además de los testimonios y narrativas contenidos en las entrevistas en profundidad realizadas durante más de cinco años en ambos países. A través de sus historias busca recuperar la voz de los inmigrantes y sus familias, para mostrar el rostro humano de la migración mexicana a Estados Unidos. La narrativa se enriquece con los constantes encuentros -relatados por la autora-que tuvieron lugar mientras se realizaban las entrevistas con sus actores principales; estas intersecciones con otros personajes permiten vislumbrar, a lo largo del libro, algunas de las características del contexto y las condiciones en que ocurrieron los encuentros y se tejieron los testimonios.

The World of Mexican Migrants... es un libro ameno, de fácil lectura y con una gran vivacidad en sus reflexiones y comentarios. Con esta breve reseña sólo se pretenden trazar algunas pinceladas de los pasajes contenidos en la obra y delinear algunos aportes, pues sin duda es un libro que merece ser leído. La invitación para aventurarse en su lectura queda abierta. Sin duda, el lector encontrará a lo largo de sus páginas the rock and the hard place en el mundo de los migrantes mexicanos, como sugiere el subtítulo de la obra.

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