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Nueva antropología

versión impresa ISSN 0185-0636

Nueva antropol vol.19 no.64 México ene./abr. 2005

 

Artículos

 

Región, raza y riego: el desarrollo del norte mexicano, 1910-1940*

 

Region, race and irrigation: development of northern Mexico, 1910-1940

 

Casey Walsh**

 

** Departamento de Ciencias Sociales y Políticas, Universidad Iberoamericana.

 

Texto recibido el 12 de julio de 2002
Aprobado el 22 de marzo de 2003

 

Resumen

Este artículo se centra en el estudio de la estrategia aplicada por gobierno mexicano años después de la revolución en la zona fronteriza del norte, basada en la construcción de sistemas de riego sobre las fluyentes de los ríos Bravo y Colorado, y en la colonización de estas nuevas regiones agrícolas. El gobierno planeó dar asentamiento a rancheros sin tierras y trabajadores migrantes para convertirlos en pequeños propietarios. Este programa se fundamentaba en la idea, ampliamente aceptada, de que los habitantes del norte de México eran biológica, social y culturalmente más europeos que los habitantes en el sur y centro del país y, por lo tanto, eran considerados más proclives para ser beneficiados por los proyectos de desarrollo. Para este análisis, el autor retoma el trabajo del antropólogo Manuel Gamio, realizado durante los años veinte sobre migrantes mexicanos en Estados Unidos, para discutir la mezcla conceptual existente entre las ideas sobre raza y región. Discute cómo las ideas de Gamio fueron utilizadas, directa e indirectamente, en la colonización de los sistemas de riego en el norte de México, poblado por personas repatriadas de Estados Unidos. El artículo enfatiza la idea de que las concepciones sobre la raza han jugado un importante papel en la reproducción de las desigualdades sociales en el desarrollo de las diferentes regiones del país.

Palabras clave: raza, sistema de riego, región, desigualdad, desarrollo cultural y biológico.

 

Abstract

This article is focused in the study of the Mexican Government strategy, implemented time after the Revolution at northern bordering zone, based in the construction of irrigation systems in the Bravo and Colorado Rivers' feeders, and in colonization of these new agricultural regions. The Government planned to settle several ranchers without lands and migrant workers in order to make them smallholders. This program was based in the widely accepted idea that people from north of Mexico were biological, social and culturally more European than those from the south and center parts of the Country, and therefore, they were retakes considered more likely to receive benefits from development projects. The author Manuel Gamio's texts from the nineteen twenties, concerning Mexican migrants in the United States of America, in order to discuss the conceptual mixture that exists concerning ideas of race and religion. He argues that his ideas were directly or indirectly used in the colonization of the irrigation systems in northern Mexico, where many repatriated people from the United States were settled.

Key words: race, irrigation system, region, inequity, biological and cultural development.

 

En enero de 1939 el antropólogo Manuel Gamio visitó los alrededores de la ciudad fronteriza de Matamoros, Tamaulipas, para examinar el progreso del proyecto de desarrollo del. Valle Bajo Río Bravo, construido por el gobierno federal. El estudio de Gamio sobre la región estaba diseñado para servir como guía para el asentamiento de trabajadores mexicanos repatriados de Texas como pequeños propietarios en este nuevo distrito de irrigación. Durante los cuatro años anteriores el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, había invertido grandes cantidades de dinero en la construcción de obras de irrigación y control de avenidas en el lado mexicano del delta del río Bravo, como parte de un esfuerzo por promover el crecimiento económico y disminuir los problemas sociales ocasionados por la reinmigración masiva, o "repatriación", de mexicanos provenientes de Estados Unidos en la región fronteriza, (Carreras de Velasco, 1973; Abraham Hoffman, 1974; Balderrama y Rodríguez, 1995). En esta ocasión el antropólogo concluyó que:

Los repatriados hallarán en la población regional un nivel de cultura más elevado que el que se observa en el Centro y el Sur del país, no habiendo por lo tanto el temor de que retrograden culturalmente por influencia del nuevo medio social. Como ejemplos de superioridad en cuanto al standard de vida material de los actuales habitantes puede citarse el uso general de zapatos, pantalones, camas, etc- En la dieta normal es consuetudinario o frecuente el consumo de tortillas de trigo y carne [...] El aspecto físico de hombres, mujeres y niños acusa un mejor desarrollo biológico que en el Centro y el Sur.1

El desarrollo de la región estaba asegurado, argumentaba Gamio, por el desarrollo cultural y biológico tanto de los habitantes de la región como de los repatriados que, en su mayoría, provenían del norte de México y habían emigrado a Texas huyendo del caos de la Revolución Mexicana (1910-1920). En marzo de 1939 Gamio acompañó al subsecretario de Relaciones Exteriores, Ramón Beteta, en un viaje por Texas, para hablar en reuniones con mexicanos y mexicanos americanos, y hacerles la oferta de tierra, por parte del gobierno, a aquellos que prometieran dedicarse a construir la prosperidad nacional sembrando algodón en Matamoros (Melville, 1997a y 1997b). Los esfuerzos de Gamio y Beteta tuvieron éxito y en el mismo mes las primeras caravanas de repatriados llegaron para empezar la ardua tarea de crear una zona agrícola en un bosque de mezquite al sur del río Bravo.

Trece años después, en un artículo publicado en América Indígena (Gamio, 1952), Gamio se refirió al inmenso éxito del proyecto de desarrollo del Valle Bajo Río Bravo, el cual, cumpliendo con la profecía de desarrollo del gobierno federal, para principios de los años cincuenta estaba produciendo una tercera parte del total del algodón de exportación del país, en un momento en que ese producto generaba casi la cuarta parte de los ingresos externos del país (Barlow y Crowe, 1957). Comparando el proyecto agrícola de Matamoros con uno similar en la región predominantemente indígena del Valle del Mezquital, en el centro del país, donde el esfuerzo del Estado fue comparativamente menos exitoso, Gamio argumenta que el considerable desarrollo socioeconómico de la región fronteriza se debió, en gran medida, al hecho de que "casi todos esos individuos procedían de parajes y rancherías de Tamaulipas y Coahuila, donde nunca había habido indios que legaran ideas y tradiciones culturales de origen autóctono o si acaso en insignificante proporción, de modo que racial, cultural, y psicológicamente puede filiárseles como criollos en cuyo modo de ser y vivir no hay influencias de tipo autóctono, sino occidental (Gamio, op. cit: 219).

En estas declaraciones Gamio expresaba la creencia generalizada sobre los "tres Méxicos", que tiene que ver con la idea de que el norte es más blanco que el centro y el sur. Como lo demuestra Luis Aboites, la idea de que el norte de México es un desierto habitado por criollos ha sido claramente articulada por intelectuales de la élite norteña, como José Fuentes Mares. Esta historiografía del norte, señala Aboites, "recoge, reproduce y también produce rasgos culturales que tienen que ver con las singularidades de una porción del país y, en especial, con la identidad de determinado conglomerado social" (Aboites, 2000). A pesar de la evidencia contundente de la herencia indígena y africana en el norte de México (Aboites, op. cit.; Martínez Saldaña, 1998), estos discursos raciales sobre el carácter progresivo europeo del norte continúan dominando la identidad regional.

Este artículo describe una de las formas en que las ideas sobre raza y región han sido producidas y reproducidas en el norte de México. Se examina cómo la migración de mexicanos a principios del siglo XX, fue entendida como un problema de desarrollo con dimensiones raciales, tanto por intelectuales como por actores del Estado, y cómo esta percepción influyó sobre la planeación y construcción de sistemas de riego en el norte del país. A través del trabajo del antropólogo Manuel Gamio — sus publicaciones y su participación en el proyecto de Estudios de Migración (1923-1930) del Social Science Research Council (Consejo de Investigación de Ciencias Sociales de Estados Unidos o SSCR) — este artículo hace un seguimiento del desarrollo de ideas sobre región, raza y riego y discute el papel que tuvo Gamio en la planeación de los proyectos de irrigación y colonización del gobierno federal mexicano durante las décadas de 1920 y 1930. Gamio presenta en sus escritos sobre migración y población el concepto antropológico de "aculturación" (Vincent. 1990), el cual incluía tanto la dimensión socioeconómica como la biológica y era, escencialmente, una versión de la idea de desarrollo. Esta idea acerca de que el proceso de aculturación y desarrollo tenía causas y efectos biológicos y que, además, podía ser manipulado por el Estado, se convirtió en una guía de los esfuerzos de los gobiernos posrevolucionarios dirigidos a establecer distritos de irrigación en el norte del país.

La cuestión de raza en México ha sido regularmente estudiada como una formación ideológica y simbólica expresada en el arte, literatura, medicina y antropología (Basave Benítez, 1992; Knight, 1990; Stepan, 1991; Stern, 1999; Urías Horcasitas, 2000 y 2001a, Villoro, 1950). Este artículo contribuye a esta discusión a través del análisis de las ideas de Gamio sobre el proceso "integral" del desarrollo cultural, social, económico y biológico. Gamio, su maestro Franz Boas y muchos de sus colegas de la época en México y Estados Unidos compartían la creencia, arraigada en el humanismo de la ilustración y el pensamiento evolucionista de Lamarck del siglo XIX, de que los factores del medio ambiente son fundamentales para el desarrollo biológico y cultural de los individuos (Harris, 1968; Stepan, op. cit.; Stocking Jr., 1982). Gran parte de este trabajo explora el papel que ha tenido el concepto de raza en el de desarrollo, pero también busca demostrar cómo a esta concepción de desarrollo se le dio sustancia material y social en los esfuerzos del Estado mexicano por establecer paz y prosperidad después de la Revolución (1910-1920) a través de la creación de zonas de irrigación en el norte de país y del asentamiento de campesinos sin tierras y migrantes mexicanos en dichas zonas.

Gamio creía que los cuerpos, los hábitos de trabajo y el conocimiento de los mexicanos que habían migrado a Estados Unidos eran más avanzados que los de sus compatriotas y que, por lo tanto, el regreso de los repatriados tendría un impacto positivo en la sociedad y en la economía. De acuerdo con esta visión "integral" de desarrollo, los repatriados harían a la frontera del norte (y al resto de México) una región políticamente estable, económicamente próspera, más europea y blanca. Gamio trabajó para el gobierno mexicano, de manera irregular, entre 1917 y 1940 ayudando a elaborar las políticas agrícolas, de irrigación y colonización del poder estatal en México después de la Revolución. También contribuyó de manera más o menos directa en la planeación de dos zonas de irrigación en el noreste del país: el Sistema de Riego # 5, sobre el río Salado, en Coahuila y Nuevo León (conocido como "Don Martín"), y el Proyecto del Valle Bajo Río Bravo, en Matamoros, Tamaulipas. Es importante señalar que el concepto de desarrollo en sus trabajos era compartido, generalmente, por muchos de los funcionarios del gobierno. Gamio no fue el único responsable de poner este concepto en la mente de los planeadores e ingenieros que trabajaban en proyectos de desarrollo del Estado. Tampoco sugiero que las ideas de raza, migración o desarrollo fueran los únicos o más importantes factores en la decisión de crear zonas de irrigación en el norte de México y colonizarlas con repatriados. Este trabajo sigue a Gamio, a través de los de 1910 a 1940, con el propósito de identificar y describir la formación de un concepto de raza y región en el norte de México, generalmente compartido, y discutir su relación con las políticas de desarrollo de riego en México.

 

MIGRACIÓN Y DESARROLLO EN LA ZONA FRONTERIZA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS

Las recientes críticas a los discursos de desarrollo han hecho que los académicos sean concientes del papel que éstos han jugado en la reproducción de la hegemonía norteamericana y en la desigualdad social y económica de los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial (Escobar, 1995; Ferguson, 1990; Sachs, 2001). Sin embargo, el enfoque de estos estudios hace difícil identificar la variedad de formas que toman los discursos de desarrollo en un plazo de tiempo mucho más largo, y el enfoque en los aspectos discursivos de estas relaciones de desarrollo tiende a obscurecer el hecho que la producción intelectual de ideas de desarrollo responde a procesos materiales sociales (Edelman, 1999).

Para materializar y entender la historia del concepto moderno de "desarrollo", siguiendo a autores como Cowen y Shenton, y Marshall Berman, éste es ubicado en el contexto en el que surgió: Europa en los siglos XVIII y XIX, caracterizado por un rápido crecimiento industrial capitalista, cambios sin precedentes, disrupción social y dislocación humana (Berman, 1982; Cowen y Shenthon, 1996; Knight, 1986: 500 y 1994: 398). Hay sobre esta conceptualización de desarrollo tres puntos particularmente importantes para entender el caso mexicano a principios del siglo XX. Primero, el pensamiento y la acción de desarrollo es tan reactiva como proactiva: es un esfuerzo político e intelectual de remediar el desorden social y coordinar las fuerzas productivas, y sólo puede ser entendido en su contexto social. Enfrentados con el levantamiento revolucionario a principios del siglo XX, intelectuales y funcionarios gubernamentales identificaron a los migrantes como una amenaza política que requería desarrollo. Segundo, el desarrollo intervencionista requiere de un agente privilegiado responsable de organizar las relaciones sociales productivas y de controlar el proceso de cambio histórico. Este agente es normalmente el Estado; el pensamiento y práctica desarrollista está en el centro del proceso de formación del Estado. El último punto a señalar es que el movimiento geográfico de trabajadores y ciudadanos es una de las preocupaciones principales en los esfuerzos estatales de desarrollo, los cuales regularmente buscan ya sea establecer migrantes o controlar sus movimientos para poder hacerlos más productivos y menos amenazantes políticamente. Preocupaciones sobre desarrollo aumentan en contextos de crisis económica y social, y el pensamiento y la práctica de desarrollo continuamente tratan el problema de la población flotante.

A finales del siglo XIX y principios del XX las innovaciones tecnológicas —tales como el telégrafo, teléfono y ferrocarriles— permitieron incrementar el volumen y velocidad del movimiento de personas, mercancías e ideas (Harvey, 1989; Topik y Wells, 1998). Estos movimientos estaban acompañados por un movimiento igual de grande de población, como las grandes migraciones del sur y este de Europa a las Américas. Al mismo tiempo en que la migración de europeos a América explotó, también creció la migración al norte desde el centro y sur de México. Una vez separados de sus pueblos y comunidades para trabajar en la agricultura comercial en plantaciones vecinas, regularmente los jornaleros hacían uso de la recién establecida vía férrea para llegar a obtener trabajos mejor remunerados en el norte del país o al sureste de Estados Unidos (Coatsworth, 1981; Friedrich, 1977). En el norte, los trabajadores eran altamente móviles y políticamente volátiles (Meyers, 1994 y 1998); se movían entre la ganadería, la agricultura industrial, la industria, la minería y la construcción de vías férreas (French 1996; Katz, 1976).

La Revolución Mexicana, iniciada en el norte, marcó un cambio definitivo en la forma de percibir la migración y el desarrollo en México. El gran número de mexicanos que huyeron de la violencia cruzando la frontera hacia Estados Unidos, emigración más que inmigración, se convirtió en la preocupación principal para aquellos que formularon la nueva Constitución de 1917 (Alanís Enciso, 2001). Mientras que anteriormente la migración había sido una solución a la escasez de mano de obra, que era considerada el obstáculo mayor para el crecimiento económico, las nuevas ideas sobre migración se enfocaron en la amenaza que era para la paz y la prosperidad (el "progreso") la existencia de una multitud de trabajadores altamente móvil y políticamente volátil en la región fronteriza. Ahora, más que la falta de trabajadores, su rebeldía era la que preocupaba a muchos líderes económicos y oficiales gubernamentales (Hart, 1978; Keremitsis, 1973), especialmente cuando las masas de mexicanos expulsados por la revolución regresaron durante los años veinte y la crisis de los años treinta. Basándose en información proveniente de la investigación sobre migración hecha por Gamio, el abogado sobre inmigración Ricardo Rivera llegó a conclusiones que reflejan el temor de muchos:

Los soldados se reclutan siempre entre los hombres sin trabajo, en las poblaciones flotantes de los pequeños pueblos y en las plebes haraposas de las ciudades. Este material humano de nuestras revoluciones se duplicará muy en breve con nuestros repatriados, y una nueva hornada de generales no sería milagro entre nosotros [...] O el Gobierno se ingenia para solucionar la terrible cuestión o caerá como han caído otros que le han precedido (Rivera, 1931: 178).

Aunado a estos temores, un nacionalismo creciente en el México revolucionario y posrevolucionario alimentó los esfuerzos por liberar a los migrantes mexicanos de la explotación económica en Estados Unidos y proveerlos de medios de vida en México (González Navarro, 1974).

La "solución" pensada por Rivera en 1931 ya estaba siendo "ingeniada" por el gobierno federal a finales de los años veinte. Los vencedores de la Revolución Mexicana —norteños en su mayoría (Aguilar Carmín, 1977; Carr, 1973)— asumieron que el progreso nacional dependía en transformar a los aparceros y trabajadores rurales migrantes en pequeños propietarios, politicamente estables y de clase media, y que era reponsabilidad del Estado controlar esta transformación. Los líderes del emergente Estado posrevolucionarío respondieron con un gran programa de irrigación y colonización en el norte de México con el propósito de transformar a los jornaleros agrícolas y aparceros en dueños de pequeñas propiedades (Aboites, 1987). Una de las prioridades de este programa era asentar a trabajadores migrantes repatriados.

Los esfuerzos por "sedentarizar" (Scott, 1998) migrantes y rediseñar la geografía productiva del norte de México también se enfocó en el carácter racial de los desposeídos y los trabajadores migrantes. Sin mayor fundamento empírico, muchos intelectuales describieron a la Revolución como un fenómeno indio (Knight, 1990), o relacionaron la disrupción social con lo que percibían como fallas culturales y biológicas de los mestizos (Urías Horcasitas, 2001b). En el análisis de los funcionarios estatales e intelectuales, las preocupaciones sobre el origen racial de la fragmentación nacional estaban unidas con el diagnóstico que veía a los migrantes como la semilla de la sublevación, y los proyectos de irrigación del gobierno mexicano estaban diseñados para promover el desarrollo en ambas áreas. Gamio fue uno de los intelectuales que más influyó en la formación de estos proyectos.

 

LA CIENCIA RACIAL COMO ESTUDIOS MIGRATORIOS: LOS COMITÉS DE MIGRACIÓN DEL NATIONAL RESESARCH COUNCIL Y EL SOCIAL SCIENCE RESEARCH COUNCIL

Las ideas de Gamio sobre migración, desarrollo y raza que se formaron en el contexto histórico general descrito previamente, contribuyeron al campo político e intelectual. Durante las primeras décadas del siglo XX, los estudios migratorios surgieron como una respuesta intelectual y política al flujo sin precedente de gente a través de las fronteras de las naciones. Este campo de estudio estaba dividido entre una perspectiva biológico-psicológica o perspectiva racial y una perspectiva socioeconómica. La división entre ambas perspectivas se encontraba entre los académicos participantes del primer proyecto interdisciplinario sobre estudios migratorios, financiado por organizaciones filantrópicas de Estados Unidos, bajo la convocatoria del Consejo Nacional de Investigación (National Research Council, o NRC). Esta división también fue característica en el estudio migratorio financiado por el Consejo de Investigaciones de Ciencias Sociales (Social Science Research Council, o SSCR), sucesor del NRC. Como observaremos, el estudio de Gamio, patrocinado por el SSCR, sobre la migración mexicana a Estados Unidos se encontraba en medio de ambas perspectivas y constituía la base de su intervención intelectual en los esfuerzos gubernamentales por irrigar y desarrollar la frontera norte con Texas.

El Comité de Migración del NRC estaba dominado por el enfoque biológico-psicológico. Según el psicólogo del NRC Robert Yerkes, los orígenes de la investigación sobre migración del NRC estuvieron en el Comité sobre Características Raciales establecido en la División de Antropología y Psicología (Yerkers, 1924). Incapaz de atraer financiamiento, este Comité redefinió su investigación enfocándola hacia la migración,2 con el propósito de "regular la inmigración en la forma que parezca más apropiada para el mayor desarrollo de la nación y civilización americana".3 La idea de regular la inmigración con el propósito de promover el desarrollo estaba fundamentada en teorías eugénicas sobre ingeniería de razas. En el lenguaje y pensamiento de la época, nación significaba raza (Stepan, op. cit); y desarrollo y civilización tenían varias mezclas de connotaciones raciales, culturales, sociales y económicas. A pesar de algunos esfuerzos por ampliar su alcance intelectual, el Comité de Migración del NRC no —pudo o no quiso— diluir el enfoque psicológico-racial científico heredado por su predecesor, el Comité de Características Raciales. Esto condujo a la Laura Spelman Rockefeller Memorial, que financió el comité del NRC para estudiar migración y no raza, a suspender el apoyo financiero en marzo de 1925.4

A principios de 1923 las bases para el Consejo de Investigación de Ciencias Sociales (SSRC) fueron establecidas por Charles Merriam y un pequeño grupo de académicos, quienes al ver la inhabilidad del NRC para cambiar el énfasis racial en sus estudios migratorios, hicieron del estudio socioeconómico de la migración su primer tema de investigación.5 El Comité en Aspectos Científicos de la Migración Humana (Committee on Scientific Aspects of Human Migration) del SSRC estableció que la "inmigración mexicana" sería uno de los ocho "campos de estudio" que recibirían su financiamiento. Aunque los ocho campos tenían que ver con aspectos socioeconómicos de migración, posteriormente el Comité aprobó un proyecto sobre "Diferencias mentales entre las razas... una investigación social sobre la cuestión de habilidades raciales", que "prometía dar resultados en el campo de métodos de investigación".6 El énfasis en desarrollar métodos de investigación para analizar diferencias raciales respondía a los intereses del Comité del NRC y atestiguaba la perseverancia de la ideología racial que, incluso, no podía evadir el SSRC con su compromiso explícito con la investigación social y económica.

La propuesta de Manuel Gamio de estudiar los "Antecedentes y las condiciones de la población mexicana en los Estados Unidos", financiada en 1926, refleja la mezcla de perspectivas biológicas y sociales que conformaban los estudios migratorios de la época.7 Gamio planeó su estancia por seis meses en México investigando las siguientes preguntas:

¿De qué localidades geográficas de México son originarios los que han emigrado y están emigrando a los Estados Unidos? ¿Cuáles son las condiciones económicas y biológicas de estas regiones, en relación al desarrollo de la vida humana? ¿Cuál es el estado de civilización de los habitantes de estas regiones; es análogo, superior, o inferior al estado de su civilización durante la época colonial o el periodo anterior a la conquista? ¿Cuál es la proporción de los emigrantes a los Estados Unidos, clasificándolos racialmente como blanco, indígena o mestizo? ¿Qué factores económicos, sociales, políticos u otros han contribuido directamente a la emigración? ¿Podría prevenirse esta emigración mejorando los anteriores factores?8

Otros seis meses de la investigación cubriría comunidades mexicanas en Estados Unidos, con la finalidad de comparar los resultados de ambos contextos. Gamio esperaba que los resultados de esta comparación fueran la base de un estudio futuro para "determinar la naturaleza real del problema presentada por el contacto entre la raza Indo-Español y la raza Anglo-Americana, y la manera en que las relaciones entre estas dos razas podrían ser más armónicas y mutualmente benéficas".9 Su objetivo final era humanitario y desarrollista: "el mejoramiento de las condiciones sociales de los grupos estudiados".10

Frases como las anteriores muestran que, como muchos en su era, Gamio entendía la migración mexicana tanto como una cuestión socioeconómica como racial. Esta perspectiva no sólo se debía a sus contactos con otros intelectuales que estudiaban migración en ese momento, sino a la tradición enciclopédica y estadística europea y mexicana de los siglo XVIII y XIX, que consideraba el estudio integral de la sociedad en todos sus aspectos, incluida la cultura.

Su idea de desarrollo estaba muy cerca del concepto evolucionista de "civilización" — ampliamente aceptado desde el siglo XIX— como proceso general (y etapa) del avance cultural, social, económico, político y biológico de la humanidad. Sorprendentemente, Gamio era capaz de integrar estas influencias con algunas de las tendencias intelectuales de su maestro, Franz Boas, quien criticaba el evolucionismo unilineal y luchó en contra del racismo científico.

 

LA PERSPECTIVA INTEGRAL Y REGIONAL DE DESARROLLO DE GAMIO

El lenguaje y conceptos raciales utilizados por Gamio en su propuesta al SSRC es interesante, pues sus métodos y objetivos eran mucho más sociológicos que biológicos. Él compartía con los estudiosos en migración conceptos geo-políticos (nación, región) que estaban fundamentalmente basados en la idea de raza. Aunque Gamio estaba interesado en los "antecedentes biológicos" de las regiones mexicanas, esto estaba presentado más como una pregunta ambiental que anatómica. En contraste con los estudios antropológicos migratorios del Clark Wissler y Louis Sullivan, por ejemplo, la propuesta de Gamio no incluía análisis antropométricos del cráneo o cuerpo. Su proyecto tampoco era similar a la investigación hecha por académicos norteamericanos con una orientación legal, como Robert Foerster y Harry Laughlin, los cuales estaban cerca de políticos que abogaban en Washington por restricciones migratorias (Stern, op. cit.: 77-79) y que estaban seriamente considerados para financiamiento por el SSRC.11 Pero, como veremos, años después de que escribió su propuesta para el SSCR, Gamio contribuirá a la formulación de los proyectos de irrigación del gobierno mexicano, diseñados para promover la evolución eugénica de la población mexicana.

Según Nancy Leys Stepan, el pensamiento racial de Gamio y otros pensadores mexicanos posrevolucionarios era parte de una corriente evolucionista que no era puramente un derivado de versiones europeas o norteamericanas, ni tampoco sólo una reacción a éstas (Stepan, op. cit.). El pensamiento racial latinoamericano estaba inspirado por una cadena de ideas evolucionistas basadas en ideas de Lamarck, en las que los factores del medio ambiente y sociales eran considerados determinantes en las características biológicas de los humanos. Los esfuerzos de ingeniería eugénica que surgieron de esta tradición en América Latina eran, por lo general, dirigidos a mejorar la salud pública a través de la higiene, cuidado infantil, educación maternal, campañas antialcohólicas y otras medidas que permitirían a la gente alcanzar sus posibilidades biológicas (Stern, ibid.)

Manuel Gamio heredó esta perspectiva evolucionista de los intelectuales liberales del siglo diecinueve como Andrés Molina Enríquez (Basave Benítez, op. cit.), pero sus teorías y propuestas también se apoyaron en ideas similares de su profesor de antropología, Franz Boas, con quien estudió en la Universidad de Columbia en Nueva York de 1908 a 1910. Cuando Gamio estaba en el postgrado en Columbia, Boas formuló su ataque contra el pensamiento de racismo científico en la antropología. De hecho, una parte central del argumento de Boas en contra del determinismo de la herencia genética provenía de sus estudios hechos en 1908 donde mostraba que los cuerpos de hijos de inmigrantes cambiaban significativamente gracias al diferente medio ambiente en el que eran criados.12 El énfasis puesto por Boas en el papel que tienen los factores del medio ambiente en el desarrollo biológico cuestionaba los principios de herencia que enarbolaban las teorías de jerarquías raciales y supremacía blanca derivada, según George Stocking, del mismo clima lamarckiano que influyó en la antropología mexicana a finales del siglo (Stocking Jr., ibid.)

En 1910 Boas acompañó a Gamio a la ciudad de México donde, a pesar del inicio de la Revolución, fundaron la Escuela Americanista Internacional, dedicada a la investigación arqueológica y antropológica como la que condujo Gamio en Teotihuacán (Gamio, 1922; Godoy, 1977). The Mind of Primitive Man, la famosa declaración de Boas acerca de la necesidad de separar biología y cultura, fue publicada en 1911. Entre 1911 y 1912 impartió una serie de pláticas basadas en su libro en la Universidad Nacional de México (Urías Horcasitas, 2001a; Boas, 1911). Boas regresó a Nueva York en 1912, pero su influencia en Gamio es evidente en el artículo publicado en 1913 "Los prejuicios en arqueología y etnografía", donde Gamio reproduce la crítica de Boas a la supremacía racial.13

Aunque Gamio tomó las críticas de Boas acerca del prejuicio racial, no adoptó la crítica de su maestro a la manera en que ciertas formas de conocimiento estadístico promovían el "formalismo racial" (Stoking Jr., ibid.), y el concepto evolutivo de "tipos" de raza permaneció como tema central en el desarrollismo del antropólogo mexicano. Gamio argumentaba que los grupos indígenas eran biológicamente "deficientes" o "anormales" debido a siglos de opresión socioeconómica, solicitaba el apoyo del Estado para la realización de estudios dedicados a generar conocimientos

de acuerdo con depurado criterio atropológico: 1° Cuantitativamente: Estadística. 2° Cualitativamente: Tipo físico, idioma y civilización o cultura. 3° Cronológicamente: Periodos precolonial, colonial y contemporáneo. 4° Condiciones ambientales: Fisiobiología regional (Gamio, 1916: 18).

Según Gamio, este conocimiento proveería las bases políticas y los proyectos económicos para promover el "desarrollo evolutivo normal" de los indios (Gamio, op. cit.: 15). Según él, el progreso biológico presente en esos "tipos físicos" sólo podría darse si se mejoraban las condiciones materiales y ambientales.

En las publicaciones en las que se presentaron los resultados del proyecto de migración del SSCR (Gamio, 1930b, 1930c, 1931a, 1931b), Gamio hizo a un lado la cuestión de raza planteándola como una pregunta para la antropología física. Al no tener datos nuevos antropométricos, psicológicos o patológicos declaró que las "características raciales" de estos grupos no podían ser conocidos. Por ello, reprodujo la idea convencional de que en México había tres razas — india, mestiza y europea/blanca — . La falta de información sobre mestizos era particularmente problemática para su estudio, ya que los mestizos, decía, "probablemente forman la mayoría de los inmigrantes" (Gamio, 1930b: XIV-XV). Después de aceptar que era necesario hacer más, siguiendo los pasos de Boas procedió a estudiar el problema del prejuicio racial, argumentando que el prejuicio en contra de los mexicanos americanos era lo que les impedía mezclarse biológica y socialmente con americanos blancos (Gamio, ibid.: 56).

Aunque Gamio no incluyó las descripciones corporales en estas publicaciones financiadas por el SSCR, la categoría racial regresó con el disfraz de cultura.

Gamio identificó "tres grupos culturales correspondientes a sus elementos raciales" —civilización moderna, civilización indígena y civilización mixta— los cuales acomodó jerárquicamente. Según él, hasta mediados del siglo XIX los grupos raciales y culturales estaban estrechamente relacionados, pero el incremento en la movilidad espacial y social durante ese siglo hizo menos definidas estas categorías y erosionaron la correlación entre espacio, cultura y raza. Gamio no pensaba que la cultura derivaba completamente de la raza; de hecho, argumentaba que algunos de los mexicanos más avanzados culturalmente eran trabajadores migrantes indígenas en Estados Unidos. Por lo tanto, mientras los pensadores del siglo XIX proponían que la inmigración de europeos serviría como forma de acelerar la evolución de la nación racial mexicana ya que estos se mezclarían con indios y mestizos, propuso la repatriación de mexicanos de Estados Unidos como una forma de acelerar la modernización de la cultura mexicana. Redefiniendo las fronteras de la educación, Gamio argumentaba que el proceso de migración y aculturación podía ser utilizado para propósitos educativos, ya que la cultura "moderna" de los migrantes repatriados actuaría como una influencia progresiva en las culturas indígenas deficientes (precolombiana) y mestizas (colonial) (Gamio, 1931b y 1987). Ignorando la frontera entre raza y cultura, que en esos momentos estaban creando Boas y sus otros discípulos, Gamio argumentaba que este proceso de aculturación tendría efectos biológicos duraderos en la medida en que la modernización de sus condiciones de vida materiales y culturales permitiría a indios y mestizos alcanzar el desarrollo inminente de sus razas.

Alrededor de 1930, siguiendo los pasos de su colega mexicano Gilberto Loyo y otros interesados en la cuestión de demografía y eugenesia, Gamio presenta su trabajo sobre migración como un estudio de población. Escribió dos artículos para el Congreso Internacional para Estudios Relacionados con Problemas de Población, publicados en 1932 por medio de la Oficina del Comité Italiano para el Estudio del Problema de Población. En estos trabajos no fue tan cuidadoso como lo fue anteriormente en delimitar las fronteras boasianas entre raza y cultura. Declaró que el problema con la evolución de mestizos en México consistió en que el "contacto racial estuvo bien lejos de ser eugénico y, por lo tanto, el producto del mestizaje surgió defectuoso y lentamente" (Gamio, 1932a: 8). La solución era "homogeneizar étnicamente a las poblaciones heterogéneas lo que automáticamente traerá consigo su unificación social, cultural y psíquica y la convergencia de necesidades, actitudes y aspiraciones" (ibid. : 11). Argumentaba que, aunque la evolución es un proceso histórico independiente, las ciencias sociales pueden intervenir para promover el mestizaje. "Tampoco debe adoptarse una pasiva actitud de 'laissez faire', pues por medio de las ciencias sociales probablemente se puede intervenir y aun subsistir gradualmente los factores desfavorables" (Gamio, 1932b; 3). El componente eugénico de la investigación de Gamio sobre migración y desarrollo está claramente expresado en estos escritos sobre población.

Sumado a su percepción sobre la imbricada naturaleza de raza, cultura y factores socioeconómicos, en las dimensiones regional-integral del pensamiento antropológico de Gamio sobresalen sus continuos esfuerzos por facilitar el desarrollo. Gamio expuso un método "integral" para estudiar a la sociedad en su totalidad y escogió a la región como la unidad espacial de análisis e intervención, definiéndola por un grupo de factores biológicos/culturales y geológicos/ecológicos. En 1918 escribió: "Puede justificadamente asentarse que la población mexicana es un conjunto de poblaciones regionales, poco conocidas, anormalmente desarrolladas y más o menos diferentes entre sí" (Gamio, 1918: 16). Para poder promover el desarrollo integral de las poblaciones regionales de México, estableció una agenda para la Dirección de Estudios Arqueológicos y Etnográficos que incluía el estudio de las características raciales con el propósito de "acercamiento racial, de la fusión cultural, de la unificación liguística y del equilibrio económico de dichas agrupaciones, las que sólo así formarán una nacionalidad coherente y definida y una verdadera patria" (op. cit.: 16-17). A pesar de cambios importantes en el gobierno y el clima político nacional, la perspectiva regional integral tuvo una marcada continuidad desde 1917 a 1940 y su concepto ecológico, racialmente informado, del desarrollo integral y regional influyó en los esfuerzos por establecer a los migrantes mexicanos repatriados en los sistemas regionales de irrigación construidos por el gobierno federal a finales de los veinte y los treinta.

 

GAMIO, IRRIGACIÓN E INGENIERÍA SOCIAL: EL PROYECTO "DON MARTÍN"

Entre 1926 y 1931 Gamio trabajó en su investigación sobre migrantes del SSCR, y publicó dos libros en inglés (Gamio, 1930b y 1931a), así como un tomo sobre estadísticas de migración en español (Gamio, 1930c). El encuentro con una comunidad internacional de especialistas en migración reforzó tanto la tendencia biológica como la socioeconómica en su antropología. Debido a su participación en los debates internacionales sobre migración y desarrollo, estaba conciente del clima restrictivo de Estados Unidos hacia la inmigración de mexicanos (Balderrama y Rodríguez, 1995; Carreras de Velasco, op. cit.; Hoffman, op. cit.), por lo que dedicó muchas de sus energías a explorar los beneficios de repatriar a los mexicanos para que colonizaran las zonas de agricultura de riego. Mientras algunos veían a los exiliados mexicanos, emigrantes y repatriados como una potencial amenaza política, Gamio argumentaba que los repatriados eran un recurso importante para el gobierno mexicano y la nación, ya que ellos traían consigo la disciplina del trabajo industrial y las técnicas de producción de Estados Unidos, así como exaltados sentimientos nacionalistas desarrollados durante el exilio.

La construcción y colonización de sistemas de irrigación en el norte de México fue propuesta por los gobiernos posrevolucionarios como una forma para estimular la economía, reducir la inestabilidad política, establecer a gente sin tierra y trabajadores agrícolas migrantes. En 1926 el gobierno federal creó la Comisión Nacional de Irrigación (CNI), por medio de leyes federales sobre irrigación y colonización (Aboites, 1987) e, inmediatamente, empezó a construir trabajos hidráulicos masivos en diferentes áreas del norte del país y a colonizar estas áreas con pequeños propietarios, incluyendo repatriados. Gamio conocía las discusiones y los planes alrededor de este programa de irrigación y colonización durante los años veinte (Gamio, 1926: 494-498, y 1930a), él diseñó su proyecto de migración para el SSCR con el fin de informar a los programas establecidos bajo las leyes de irrigación y colonización de 1926.

Las ideas de Gamio, sobre el desarrollo integral y regional jugaron un papel importante en la construcción y colonización de, por lo menos, dos sistemas de irrigación en el norte del país: el Sistema de Riego # 4 sobre el río Salado en Coahuila y Nuevo León, también conocido como "Don Martín", y el proyecto del Valle Bajo Río Bravo en Matamoros, Tamaulipas. Los autores del estudio preliminar para el proyecto "Don Martín" habían leído el trabajo de Gamio para el SSRC y, probablemente, se reunieron con él, como lo indica la reproducción de un segmento de su trabajo no publicado concerniente a migración, repatriación y colonización (Comisión Nacional de Irrigación, 1930:181). En su trabajo de campo en Estados Unidos, el mismo Gamio realizó una encuesta preliminar para la colonización con repatriados de las tierras irrigadas en Matamoros.

Las ideas sobre espacio regional y aculturación que guiaron la colonización de estos nuevos sistemas de irrigación son sorprendentemente similares a aquellas presentadas en los escritos de Gamio. Este creía que los repatriados mexicanos eran tecnológica y culturalmente progresistas, y que esta cultura productiva tenía que ser aprovechada por el Estado para promover el desarrollo. Él explicaba que la reinmigración de trabajadores hacia México podría servir como un enorme sistema educativo en el que los repatriados serían los "maestros de la vida en general" (Gamio, 1987: 72). Sin embargo, el problema con este modelo de aculturación progresiva era que también había la posibilidad de un proceso negativo. Según Gamio, los repatriados usualmente no prosperaban en México, porque cuando volvían a sus comunidades de origen, a través de una aculturación negativa, regresaban al nivel cultural de la mayoría de los mexicanos (Gamio, 1930b: 236).14 Gamio sostenía que los sistemas de irrigación aislados en el norte árido constituirían enclaves de progreso que promoverían a los colonos repatriados a reproducir su cultura progresiva y sus hábitos de trabajo industrial, aislándolos del medio social regresivo del resto del campo mexicano. Como lo expresó, "para sacar un provecho duradero de lo que estos hombres han aprendido en los Estados Unidos, grandes centros organizados, alejados de los centros del viejo tipo, serían necesarios" (Gamio, 1930b: 50). Estos "centros rurales aislados" (Gamio, 1987: 76), poblados por repatriados de Texas, eran las "ciudades agrícolas" y "poblados agrícolas" creados por los ingenieros del CNi que trabajaban en las tierras irrigadas (Orive Alba, 1944). Ciudad Anáhuac, el centro urbano del sistema "Don Martín", era una de estas ciudades agrícolas. Mientras los repatriados establecidos en Ciudad Anáhuac fueron encomendados con la responsabilidad de educar a sus vecinos y sus compatriotas, el gobierno emprendió la tarea de asegurar que la cultura material y el espacio social regional de los establecimientos en estas nuevas zonas de irrigación promovieran el proceso de aculturación desarrollista.

El elemento racial era parte inseparable de la complicada amalgama socioeconómica, cultural, biológica y espacial que caracterizaba el pensamiento desarrollista de Manuel Gamio y los ingenieros del CNI. La idea acerca de que la población del noreste de México era predominantemente europea en su origen racial los llevó a creer que sería particularmente receptiva al desarrollo dirigido por el Estado. Como se ve, según un oficial de la CNI en la frontera de Tamaulipas,

[...] de la raza indígena propiamente dicha, existe muy poco número en la región boreal, pues en su mayoría los habitantes son criollos procedentes de la mezcla de indígenas y españoles, en razón de ser estos últimos colonizadores y únicos que habitaron en Tamaulipas juntamente con los indígenas desde la fundación de los pueblos. En cuanto al carácter de aquellas gentes, debemos confesar que son por lo general de aspecto europeo, inteligentes, laboriosos, sobrios, francos, hospitalarios y desinteresados en toda la acepción de la palabra, y patriotas hasta el heroísmo [...] (Quiros Martínez, 1932).

El director de la Oficina de Estudios Agrícolas y Económicos de la CNI, Alejandro Brambila, argumentaba que

los moradores de la región se asemejan en todo a los del resto de la frontera de los Estados de Nuevo León y Tamaulipas; son de ascendencia Hispánica, blancos, barbados, de facciones caucásicas, altos y robustos [...] y es indudable que la irrigación les traerá incontables beneficios que sabrán aprovechar (Brambila. 1930).

Guiados por una percepción evolucionista, ambientalista y altamente racializada del desarrollo y la aculturación, los planeadores de irrigación como Brambila aseguraban que los repatriados estarían protegidos de la influencia negativa de indios y mestizos al ser ubicados en regiones aisladas con poblaciones racial y culturalmente progresivas, es decir, europeas. Este tipo de desarrollo regional, basado en la irrigación, se pensaba protegería la aculturación eugénica, lograda entre los repatriados durante su exilio en Estados Unidos y ayudaría a la población local a alcanzar su destino progresista inminente en su biología y cultura criolla.

Como vimos en la introducción de este artículo, Gamio compartía las creencias de los ingenieros de !a CNI sobre el carácter racial y cultural progresista de los habitantes del noreste de México y la necesidad de asegurar su aculturación eugénica a través de la ingeniería de espacios regionales. Él también estaba involucrado en la planeación de dos grandes proyectos de irrigación en el noreste: el sistema de "Don Martín" y el proyecto de Matamoros. La importancia de las ideas raciales en el concepto de desarrollo manejado y aplicado por Gamio y los ingenieros de la CNI es aparente, así como su fusión con categorías como geografía, cultura y economía. La naturaleza "hispana" y blanca de los repatriados, como la de los habitantes del noreste de México, era considerada como una base importante para la aculturación eugénica promovida por los proyectos de irrigación del gobierno mexicano. Estas creencias populares sobre la blancura del norte de México encontraron expresión en la colonización y la ingeniería espacial de proyectos de desarrollo estatales.

 

CONCLUSIONES

Los líderes norteños que formaron y controlaron el Estado mexicano después de la Revolución, familiarizados con los problemas sociales del norte de México, buscaban continuar el rápido crecimiento económico vivido en el suroeste de Estados Unidos y norte de México a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, evitando la creación de una población de trabajadores flotantes políticamente inestables en la región. Regiones irrigadas, como "Don Martín", fueron creadas por la CNI para recibir a los pequeños propietarios progresistas del nuevo norte agrícola y establecerlos en espacios sociales cuidadosamente diseñados con el propósito de reforzar sus tendencias progresistas y facilitar acciones integrales y regionales de parte del Estado mexicano para acentuar su aculturación eugénica.

El programa de ingeniería social de la CNI en la frontera del norte de México estaba guiado por un concepto de desarrollo que incluía fuertes aspectos raciales y ambientales, un concepto que era compartido extensamente, pero tal vez mejor articulado por el antropólogo Manuel Gamio. La colonización de los sistemas de irrigación de la CNI con repatriados estaba apoyada por la creencia común, entre gobernantes y gobernados, acerca de que estos norteños eran cultural, económica y racialmente más avanzados que sus compatriotas del centro y sur del país. Los esfuerzos del Estado por desarrollar el norte del país a través de la construcción y colonización de los sistemas hidráulicos "Don Martín" y Valle Bajo Río Bravo dieron expresión material a estas ideas sobre desarrollo integral regional, reforzando la idea de que el norte era más blanco y más progresista que el resto del país. Queda por estudiarse la forma en que estas ideas racializadas de desarrollo fueron aplicadas en otros proyectos de irrigación y colonización en el norte, como el Valle de Yaqui, con su larga guerra contra los indígenas de la región y Mexicali, donde los mexicanos recibieron a los inmigrantes chinos de los principios del siglo XX con desconfianza, prejuicio y violencia.

Las amplias citas textuales del trabajo de Gamio en el estudio preliminar del proyecto de "Don Martín" y su autoría de un estudio para un proyecto similar en Matamoros proveen evidencia concreta referente a que las correlaciones entre el pensamiento de Gamio y los ingenieros y funcionarios del gobierno, responsables del desarrollo posrevolucionario en el norte, no son solamente coincidencias. Pero estas claras conexiones no nos deben llevar a creer que Gamio era la única persona interesada en estos asuntos o que, en un acto de creatividad heroica, estas ideas tuvieron origen en su mente. Como hemos visto, Gamio heredó la perspectiva evolucionista lamarckiana de sus antecesores mexicanos y norteamericanos, tales como Andrés Molina Enríquez y Franz Boas, además que él estaba involucrado en discusiones internacionales sobre inmigración, eugenesia y desarrollo durante los años veinte y treinta. A su vez, no reprodujo simplemente las ideas con las que se encontró; esto queda claro en el uso que hace del argumento de Boas acerca de la influencia del ambiente en la biología humana, para argumentar la posibilidad de promover un mestizaje eugénico a través del manejo de los procesos de migración y aculturación.

En lugar de verlo como el único creador de la ideología de desarrollo racial en el México posrevolucionario, deberíamos ver a Gamio como un intelectual que dio voz a las corrientes de pensamiento sobre aculturación, desarrollo, espacio e ingeniería social que circulaban por la sociedad en esa época. Sin embargo, al mismo tiempo, fue incuestionablemente la principal influencia para institucionalizar la antropología en el aparato estatal posrevolucionario y para crear un concepto antropológico de cultura en dominio del conocimiento del Estado. Al ubicar a Gamio dentro de su contexto intelectual y político, debemos entender su trabajo sobre migración como el mejor articulado y más políticamente relevante; esto expresado en la importancia que adquirieron los conceptos de región y raza en las políticas de desarrollo en el México posrevolucionario.

El componente de raza parecería haber desaparecido de la ideología y la práctica del desarrollo en México después de la Segunda Guerra Mundial. La gente que pobló la emergente región de Matamoros en los años cincuenta llegó de todas partes de la República mexicana, sin haber una explícita política de colonización. Como producto de los horrores del proyecto racial nazi, el cual quitó la credibilidad de, incluso, las más moderadas variantes del pensamiento racial o eugénico, el discurso racial se desvaloró. Sin embargo, éste no murió por completo; podríamos identificar sus elementos en los proyectos integracionistas del Estado nacional de años subsecuentes, así como en los discursos populares. No es de sorprenderse, entonces, que en 1998 el concepto de los "tres Méxicos" estuviera presente en el debate público durante las campañas presidenciales, como base ideológica de la propuesta de Vicente Fox para un programa de desarrollo en el sureste del país que ayudaría a calmar la movilización popular en esa region.15

Esto demuestra la persistente relación existente entre raza y región dentro de las políticas del Estado y, por lo tanto, la necesidad de tenerla presente en los estudios sobre desarrollo en el México contemporáneo.

 

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ARCHIVOS

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RAG: Rockefeller Archive Center, Tarrytown, New York.

 

Notas

*Agradezco al Programa Fulbright-García Robles, al Rockefeller Archive Center, al Social Science Research Council y al Center for US-Mexican Studies Universidad de California, San Diego, por su apoyo financiero, y a Deborah Poole, Emiko Saldívar y un dictaminador anónimo por sus comentarios sobre nuestro manuscrito.

1 Manuel Gamio, "Consideraciones previas sobre posibilidades de colonización en las zonas del "Valle del Bajo Río Bravo", "Colombres No. 1" y "La Sauteña, Edo, de Tamaulipas" (13 de febrero de 1939), Archivo General de la Nación (AGN), México, Fondo Lázaro Cárdenas; 565,4/1940.

2 Transcripciones de la conferencia del subcomité de biología del NRC de 1922; fueron presentadas como "Appendix 1" en el "Report to Committee on Scientific Problems of Human Migration submitted by Frank R. Lillie", Rockefeller Archive Center (RAC); Laura Spelman Rockefeller Memorial (ISRM), Series 3, Sub-series 6, Box 59, Folder 634.

3 William McDougall, "The Problems of the Unassimilated Groups", RAC, LSRM; serie 3, sub-serie 6, Box 58, Folder 629.

4 Memorándum, Guy Stanton Ford (25 de marzo de 1925), RAC, LSRM, Series 3, Box 58, Folder 631.

5 Mitchell a Ruml (12 de octubre de 1925), RAC, LSRM, Series 3, Subseries 6, Box 68, Folder 710. El consejo incluía tres miembros del comité de migración del NRC.

6 "Appendix D, Committee on Scientific Aspects of Human Migration". Minutas de la reunión del SSRC (4 de abril de 1925). RAC, SSRC, Accession 1, Series 9, Box 349, Folder 2077.

7 "Minutes of the Fourth Meeting of the Committee on the Social Aspects of Human Migration, December 27, 1925", rac, SSRC, Accession 1, Series 1, Subseries 19, Box 191, Folder 1134, p. 489. "The Report of the Committee on the Scientific Aspects of Human Migration", RAC, LSRM, Series 3, Subseries 6, Box 68, Folder 711.

8 "Appendix 4 to the Report of the Committee on the Scientific Aspects of Human Migration", RAC, LSRM, Series 3, Subseries 6, Box 68, Folder 711 (Traducción del autor).

9 Ibid. (Traducción del autor).

10 Ibid. (Traducción del autor).

11 Robert Foerster participó en el comité de migración del SSRC en 1924 y fue "unánimamente" apoyado por el Comité para que precidiera un proyecto Latino Americano. Aparentemente él no podía comprometerse y Gamio fue seleccionado ("Memorandum to Professor Merriam from Edith Abbott", RAC, LSRM, Series 3, Subseries 6, Box 68, Box 711). Foerster estaba familiarizado con el trabajo de Gamio Forjando patria, pero sintió que el argumento de Gamio sobre el carácter progresista de los indios y su oposición a cualquier "incapacidad esencial", carecían de fundamento (Foerster, 1925: 15). La posición de Foerster era que "las razas Indias, como se conocen hoy día, proveen mucho menos en las responsabilidades ciudadanas en una civilización europea blanca, que la que provee la propia raza blanca. En el mejor de los casos pueden considerárseles como competentes con sus limitantes para adaptarse a ese tipo de civilización, pero aparentemente casi nunca competentes para avanzar o sostener dicha civilización" (ibid.: 43).

12 Los estudios de Boas sobre formas craneales estaban diseñados como una intervención en los debates sobre inmigración. Boas presentó el resultado de sus investigaciones a la Cámara de Diputados de Estados Unidos (Boas, 1912 y 1940).

13 Gamio, 1913. En 1916 este ensayo fue reimpreso en: Gamio, 1916.

14 Gamio desarrolló mejor este punto en futuros escritos: Gamio, 1987: 71-83.

15 Cuando la prensa pidió a Vicente Fox que comentara al respecto de las declaraciones de Felipe González sobre los "tres Méxicos", Fox respondió: "Sí, efectivamente tenemos esos tres Méxicos muy diferentes. El norte va a la vanguardia económica y educativa, es el que va abriendo el espacio para el desarrollo y tiene los mejores niveles educativos y económicos del país. En el centro tenemos una raigambre histórica fenomenal de donde han surgido todos los grandes movimientos sociales que este país ha requerido y, hoy por hoy, ese eje que se forma en Guanajuato, .Jalisco, Querétaro y Aguascalientes va a dar mucho de qué hablar en la transformación que requiere el país. Yo diría que el impulso político, democratizados federalista y el buen gobierno vienen del centro. El sur, desafortunadamente, está con cacicazgos, alacranes, alimañas, pobreza e ignorancia [...] En el sureste no vamos a poder caminar si no se transforma, si no terminamos con la marginación de los pueblos indígenas y con la declaración de guerra en Chiapas; tenemos que echar a andar programas de desarrollo en Oaxaca, porque el capital humano, que ha sido el más explotado, requiere desarrollo" (Juan Manuel Venegas, "Fox en el sur, 'cacicazgos y alimañas' donde campean PRI y PRD", La Jornada, 5 de agosto de 1998, p. 12).

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