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Foro internacional

versión impresa ISSN 0185-013X

Foro int vol.63 no.1 Ciudad de México ene./mar. 2023  Epub 17-Mar-2023

 

Reseñas

Miléna Dieckhoff, La médiation internationale. Entre guerre et paix

Marta Tawil Kuri1 

1Centro de Estudios Internacionales El Colegio de México mtawil@colmex.mx

Dieckhoff, Miléna. La médiation internationale. Entre guerre et paix. París: Les Presses de Sciences Po, col. Relations internationales, 2022. 245p.


La post-Guerra Fría ha traído consigo cambios diversos en la seguridad internacional, con una serie de conflictos que han puesto a gobiernos y sociedades ante la necesidad de desarrollar nuevos modelos de gestión para el mantenimiento de la seguridad, y de repensar los que se han usado.

El libro de Miléna Dieckhoff ofrece una mirada fresca y útil para (re)pensar la mediación. Su argumento central es que es posible distinguir tres formas principales de hacer la paz con la mediación internacional desde 1990: la mediación política, la mediación experta y la mediación social. El notable esfuerzo de conceptualización de la autora por medio de esta tipología le permite cuestionar el tradicional pensamiento dicotómico de acuerdo con el cual la mediación es una técnica específica de negociación llevada a cabo por expertos, o bien una actividad clásica, prerrogativa de los diplomáticos.

La autora recurre a siete casos de estudio posteriores a 1990: Mozambique, Sudán, Kenia, Sri Lanka, Indonesia, Guatemala y Georgia. Todos éstos pueden calificarse de conflictos políticos y violentos, en los que intervinieron una o más mediaciones internacionales. Dieckhoff resalta tres dimensiones exploradas en cada uno de los tres capítulos en los que se estructura la obra: las concepciones, las prácticas y las funciones de las mediaciones internacionales. Las dimensiones teóricas y empíricas de la investigación se basan sobre todo en documentación escrita, combinando fuentes primarias (informes, comunicados de prensa, resoluciones, etc.) que emanan de estructuras gubernamentales, organizaciones internacionales, regionales o no gubernamentales, y fuentes secundarias tanto de la ciencia política como de la sociología, que se ocupan de la mediación. Su enfoque es de inspiración claramente sociológica y politológica, con reflexiones de Hannah Arendt, Erving Goffman, Julien Freund y Carl Schmitt, entre otros. La construcción tipológica en torno a los casos también revela un conocimiento profundo de autores centrales en la discusión sobre construcción y mantenimiento de la paz (peacebuilding y peacekeeping), como Susan L. Woodward, Kyle Beardsley, David Mitrany, Adam Curle, Jacob Bercovitch, I. William Zartman y Saadia Touval.

La mediación política -que se relaciona directamente con el desafío de las modalidades de ejercer o compartir el poder- se ilustra con los conflictos entre Georgia y Rusia (por el territorio de Osetia del Sur) y en Sudán. Guiada por una racionalidad práctica, la función principal es separar y segmentar, con el objetivo de lograr el cese de la expresión violenta del conflicto; para ello, se selecciona a los actores locales que se consideran los más poderosos. Esto hace que en la mediación política se pueda “congelar” el conflicto (Georgia) o se logre superarlo, creando un nuevo Estado (Sudán). Asimismo, los esfuerzos en Sudán y Georgia recuerdan la lógica política en la designación de mediadores. Por ejemplo, la lógica de interés propia de Nicolas Sarkozy, entonces presidente en ejercicio del Consejo de la Unión Europea, fundamentó el carácter operativo de su acción en torno a Osetia del Sur. El caso sudanés también ejemplifica la gran atención prestada por la “comunidad internacional” al progreso de las negociaciones -lo cual, con todo, a veces complica la tarea del mediador.

Aceh (Indonesia) y Sri Lanka sirven a la autora para conceptualizar la mediación experta. Ésta reposa sobre una estrategia de empoderamiento de las partes, y se guía por una racionalidad técnica. La paz interdependiente a la que aspira exige métodos de trabajo específicos, técnicos, legitimados por la experiencia y la profesionalización. Asimismo, como lo muestra el caso de Sri Lanka, en la mediación experta, la lógica de considerar las “causas profundas del conflicto” equivale a trabajar sus diferentes facetas -particularmente la política y la socioeconómica-, y a alentar a las partes a encontrar puntos en común. Esto es crucial en tanto que la función de toda mediación experta, inspirada en una perspectiva liberal clásica, es motivar el cambio institucional y la democratización. La reputación de los mediadores en este tipo de intervención se legitima por la experiencia previa, como fue el caso de los trabajos de Noruega y también los de Kofi Annan.

Guatemala y Mozambique sirven a Miléna Dieckhoff para ilustrar la mediación social. Ésta se guía por una racionalidad comunicativa y la práctica de la proximidad. La mediación social atiende a las víctimas del conflicto tanto como a los actores principales en el origen de la violencia; además, no se ejerce “presión temporal” sobre ninguna de las partes, y no hay presión mediática. Se aspira a la reconciliación para alcanzar una paz global. El trabajo de la Comunidad de Sant’Egidio para resolver el conflicto mozambiqueño refleja estos rasgos. Se estableció una legitimidad de carácter mucho más personal, basada en una forma de autoridad moral y de proximidad humana sin jerarquías. Emblema del anclaje de la legitimidad de la mediación social en el campo mozambiqueño fue el arzobispo Jaime Gonçalves. Por su parte, Guatemala ejemplifica una de las estrategias clave implementadas en la mediación societal: presentar, involucrar inclusive, a la sociedad civil en las negociaciones. Organizaciones del sector privado y sindicatos, grupos religiosos, grupos de “países amigos”, organizaciones no gubernamentales y otros actores similares participan en el esfuerzo de transformar actitudes y comportamientos, más allá de detener la violencia. El caso de Guatemala revela, de hecho, que en una mediación societal se apela más que en cualquier otra al nivel psicológico, donde se juegan representaciones individuales y colectivas.

Lo que es común a todos los tipos de mediación es aprehender la paz como un proceso, es decir, no como una condición existente a priori sino como una construcción con parámetros variables. En el marco de esta tipología, Miléna Dieckhoff incluye una reflexión particular sobre la relación entre mediación y política exterior. En la mediación política, el empeño mediador es una herramienta entre otras con la que los actores pretenden actuar en el escenario internacional. La acción de la ue y de Francia en el conflicto entre Georgia y Rusia es claro ejemplo. Por su parte, la especialización de la mediación experta se asocia con la noción de diplomacia de nicho, desde ong en Aceh, a individuos, en conexión con organizaciones regionales como en Kenia (Kofi Annan) o con Estados. Así, se observa cómo Noruega, al intervenir en Sri Lanka, afirma su identidad -que podríamos precisar como papel nacional- de pacificador. La que parece asociarse menos con la política exterior es la mediación societal, dado que, ante todo, es un acto desinteresado. Aun así, puede convocar a diversas agendas más particulares.

* * *

La variedad de casos a los que recurre la autora (y cuya cronología detallada se ofrece al final del libro) permite captar las múltiples facetas de la mediación internacional; eso otorga un alcance general de la tipología, además de que facilita reflexiones más teóricas sobre las concepciones de paz y conflicto que guían las mediaciones.

Una de las principales aportaciones de la obra de Miléna Dieckhoff -además de recordar que existen diferentes formas de hacer la paz-, es que de manera indirecta cuestiona perspectivas moralistas de la mediación, al poner el foco en los límites de los procesos específicos de ésta, diseñados para transformar las relaciones entre enemigos. De hecho, puede decirse que la lectura invita implícitamente a cuestionar la noción de fracaso si se consideran las variables como las intenciones de los actores de corto o largo plazo, o factores que van más allá de la agencia, como el timing. Dos variables relacionadas sobre las que arroja perspectiva esta lectura es: 1) que los resultados de cada mediación deben entenderse desde la perspectiva de las poblaciones afectadas, tanto como de los mediadores; 2) los enfoques maximalistas de la reconciliación deben basarse en la empatía y en el reconocimiento de que no puede subestimarse el carácter irreversible de ciertas heridas.

La lectura de la obra ofrece una mirada fresca a las ventajas y desventajas de las tres mediaciones, y a la frontera a veces borrosa que las separa. Si, por ejemplo, se piensa en el conflicto vasco, entre los actores de su resolución -antes del cese definitivo de las operaciones armadas (2011), el desarme (2017) y luego la autodisolución (2018) de la organización eta (Euskadi ta Askatasuna)-, el papel desempeñado por ciertos sectores de la Iglesia católica parece crucial y no siempre reconocido. A la luz de la tipología de Dieckhoff, esta mediación parece haberse ejercido tanto en términos de promoción social de la paz, como de intermediación directa con los partidos polarizados.

Otros casos recientes que pueden discutirse a la luz de los tres tipos de mediación que conceptualiza la autora, de su organización y sus estrategias, son Libia y Siria. En Libia, el acuerdo Skhirat negociado por las Naciones Unidas (ONU) en 2015 demostró ser un obstáculo burocrático para los mediadores y formalizó una dicotomía entre Trípoli y Tobruk que no refleja necesariamente el espectro completo de actores locales influyentes en el país norafricano. En general, de hecho, las organizaciones internacionales muestran una diversidad institucional significativa, lo que hace que unas sean más efectivas que otras. Al respecto, nos resulta claro que la ONU ha demostrado una falta de comprensión de la dinámica social libia, al igual que de la siria; así lo revelan la mediación y el monitoreo del alto el fuego por parte de la Liga Árabe y las Naciones Unidas, por lo menos durante la primera fase de la guerra civil siria (2011-2012). En Siria y Libia también se ha visto el impacto de figuras nacionales influyentes en la resolución de problemas profundamente arraigados, sin que los esfuerzos busquen reunir a suficientes actores. El dilema es real y permanece a la fecha: por un lado, involucrar a otros actores locales bien puede ayudar a contrarrestar los esfuerzos de aquellos considerados los más relevantes en el control del proceso y afirmar su autoridad sobre los demás; por otro lado, aumenta el riesgo de que los diversos actores se involucren no para buscar una solución negociada, sino para promover sus propios intereses, ganar tiempo para llevar a cabo una estrategia militar o complacer a los patrocinadores internacionales.

Otro ejemplo que viene a la mente con la clasificación que ofrece esta obra es la mediación que se llevó a cabo entre Bogotá y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El papel de Cuba y Noruega como principales mediadores en el proceso de paz instó a las partes a avanzar en un acuerdo para el cese definitivo y bilateral en el país (mayo de 2015). De manera paralela o simultánea, la mediación incluyó a otro tipo de actores, como el gurú Ravi Shankar. Se dice que Shankar enseñó a meditar a los líderes de las FARC en Cuba, urgiendo a los comandantes de la guerrilla a seguir “el principio gandhiano de la ‘No violencia’”; y que esto habría facilitado la declaración del cese al fuego.

Sobre la relación con la política exterior de la mediación, pueden convocarse casos ‘novedosos’ a la luz de esta obra. Por ejemplo, la finalización exitosa del acuerdo nuclear con Irán de 2015, en particular, consolidó firmemente la reputación de Kuwait y de Omán como mediadores. Los esfuerzos de estos países, y sus resultados, se vinculan con concepciones específicas que los liderazgos omaní y kuwaití tienen de la seguridad nacional y la del régimen, las cuales se cruzan con evaluaciones pragmáticas de los beneficios que cualquier mediación reporta a los “intereses nacionales”.

Miléna Dieckhoff evoca el postulado de Georg Simmel según el cual el conflicto constituye, en determinadas circunstancias, una forma elemental de socialización. Se podría agregar, a la luz del caso sirio como lo estudia Sarah Clowry, que la mediación es un proceso por el cual se (re) configura la identidad de una nación, a veces afectando las percepciones de la imparcialidad del mediador. Temas como el palestino-israelí convocan a explorar igualmente la relación entre identidad y esfuerzos de pacificación y mediación por terceros. Ésta puede verse, y apuntarse, explica Karin Aggestam, como un escenario en el que los grupos exigen la legitimación de su identidad, su memoria y sus narrativas análogas. Por último, aunque la autora asocia el objetivo de la reconciliación con la mediación societal, surge la pregunta de saber si acaso no es más bien una norma acordada en todo tipo de mediación. A este respecto, es igualmente crucial considerar cuándo y por qué los llamados a la reconciliación provenientes del exterior pueden contribuir a nuevos patrones de exclusión.

En un sistema internacional caracterizado por la multidimensionalidad de la seguridad, cambios en la naturaleza de los conflictos armados y su fácil internacionalización, y la presencia de múltiples actores privados de seguridad, La médiation internationale. Entre guerre et paix, de Miléna Dieckhoff, es una lectura indispensable que amerita ampliamente su traducción a la lengua española. Los capítulos contienen una introducción y una conclusión; la redacción es clara y concisa; el flujo de información y conocimiento es dinámico. Estos elementos aseguran una lectura amena, a pesar del carácter esquemático que exigen la conceptualización y la tipología. Tanto para los estudiosos de las relaciones internacionales, la ciencia política y la sociología, como para quienes se desempeñan en la política, esta obra ofrece una mirada fresca y útil sobre la mediación y la paz como grandes apuestas y, ante todo, como procesos y construcciones con parámetros variables.

Referencias

Aggestam, Karin, “Peace mediation and the minefield of international recognition games”, International Negotiation, vol. 20, núm. 3, pp. 494-514. [ Links ]

Clowry, Sarah, “Mediation, identity construction and legitimacy: Reimagining the Syrian nation through third-party peacemaking”, Nations and Nationalism, vol. 28, núm. 1, 2022, pp. 194-210. [ Links ]

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