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versión impresa ISSN 0185-013X

Foro int vol.62 no.3 Ciudad de México jul./sep. 2022  Epub 15-Ago-2022

https://doi.org/10.24201/fi.v62i3.2884 

Artículos

¿Amigos por siempre? Rupturas en el PRI y su efecto en el gasto social durante el autoritarismo electoral en México (1988-2000)

Friends forever? Ruptures in the PRI and their effect on social spending during electoral authoritarianism in Mexico (1988-2000)

Amis pour toujours? Rupture du PRI et son effet sur les dépenses sociales pendant l’autoritarisme électoral au Mexique (1988-2000)

Edwin Atilano Robles1 

1Universidad Nacional Autónoma de México, edwin_atilano@politicas.unam.mx


Resumen:

Se ha encontrado que las deserciones partidistas en autoritarismos electorales pueden generar inestabilidad en el régimen. Asimismo, se ha analizado cómo reaccionan los autócratas. Podría pensarse que comienzan por reprimir a los “traidores”. Sin embargo, mi argumento es que existe una estrategia menos riesgosa para solventar la amenaza de las rupturas. Sostengo que los autócratas podrían apelar a las masas a través de incrementos en el gasto social y así evitar que éstas sean cooptadas por los desertores. Examino este argumento con modelos para datos panel y evidencia de la época autoritaria en México a nivel estatal.

Palabras clave: rupturas partidistas; gasto social; México; autoritarismo electoral; PRI

Abstract:

Partisan defections in electoral authoritarianism have been shown to generate instability for the regime. The reaction of autocrats has also been analyzed. It may be expected that they begin by repressing the “traitors.” However, I argue that there is a less risky strategy to resolve the threat of party ruptures. I hold that autocrats can appeal to the masses through increases in social spending and thereby avoid them being coopted by the defectors. I examine this argument using models for panel data and evidence from the authoritarian period in Mexico at state level.

Keywords: party ruptures; social spending; Mexico; electoral authoritarianism; PRI

Résumé:

Il a été constaté que les défections partisanes dans des pays â autoritarisme électoral peuvent entraîner l’instabilité dans le régime. De même, on a analysé comment réagissent les autocrates. On pourrait penser qu’ils commencent par réprimer les «traîtres». Cependant, je soutiens qu’il existe une stratégie moins risquée pour faire face à la menace de ruptures. Je soutiens que les autocrates pourraient faire appel aux masses en augmentant les dépenses sociales et ainsi les empêcher d’être cooptés par des transfuges. J’examine cet argument avec des modèles de données de panel et des preuves venant de l’ère autoritaire au Mexique au niveau des États.

Mots-clés: ruptures partisanes; dépenses sociales; Mexique; autoritarisme électoral; PRI

Introducción

En años recientes, una cantidad importante de investigaciones se ha concentrado en el estudio de las causas y consecuencias de las rupturas dentro de las élites autoritarias.1 Dichas rupturas (especialmente las deserciones en el interior del partido político gobernante) han sido una de las características centrales para explicar la duración y la supervivencia en los regímenes autoritarios.2 De manera importante, las rupturas en la élite, entendidas como los momentos en que los miembros de la coalición gobernante dejan voluntariamente el régimen con el objetivo de competir por el poder,3 pueden ser una fuente importante de inestabilidad para los regímenes autoritarios.4

Las deserciones partidistas pueden observarse usualmente poco antes de una elección5 y este tipo de rupturas puede causar inestabilidad inmediata para el régimen.6 Esto ocurre porque los desertores pueden dividir el voto que el régimen espera obtener.7 Existen múltiples ejemplos en los que las deserciones llevaron a quiebres en el régimen, como Kenia en 2002,8 México al final de la década de los ochenta9 Serbia en 2000,10 Ucrania en 200411 o Nigeria en 2015.12

Por ejemplo, Albertus y Menaldo13 sostienen que las rupturas en el interior de la élite autoritaria pueden ser particularmente riesgosas porque los desertores pueden formar alianzas con las masas o con grupos opositores al régimen. Estas “diásporas” autoritarias14 pueden derrocar al líder autoritario y buscar un cambio de régimen. Sin embargo, este cambio puede ser un nuevo autoritarismo con una coalición gobernante diferente o bien podría comenzar una transición hacia la democracia.15

La literatura también ha prestado atención a las posibles acciones de los autócratas para desincentivar las rupturas. Por ejemplo, los líderes autoritarios podrían tomar ventaja de elecciones legislativas y de las propias legislaturas para distribuir beneficios entre facciones de la coalición gobernante o bien para cooptar opositores.16 Este tipo de instituciones permiten que el régimen comparta el poder de manera creíble con la élite,17 sin menoscabo del establecimiento de mecanismos para el monitoreo mutuo.18 En consecuencia, instituciones como ésta podrían ayudar a la supervivencia del régimen al propiciar que las rupturas sean menos probables.

Sin embargo, una vez que las rupturas han ocurrido, los autócratas podrían usar un conjunto diferente de estrategias para intentar preservar la estabilidad del régimen. Por ejemplo, Albertus19 argumenta que, si hay una ruptura en la coalición gobernante, la redistribución de la tierra entre las masas podría fortalecer a los gobiernos autoritarios frente a los desertores al empezar a obtener apoyo popular y así evitar alianzas entre más masas y los “traidores”. Al utilizar esta estrategia, los líderes autoritarios logran tres resultados inmediatos: debilitar a los desertores, fortalecer al régimen e incrementar la redistribución.

Si bien es cierto que la redistribución de la tierra implica cambios sustantivos en la distribución del poder y en términos económicos, sostengo que los autócratas podrían utilizar otra estrategia menos drástica para reducir el impacto de las rupturas en la supervivencia del régimen. Construyo un argumento sobre la base de Albertus y de Albertus y Menaldo20 en el que las rupturas dentro de la coalición gobernante en autoritarismos electorales podrían forzar a los autócratas a incrementar el gasto social. Al implementar esta acción, los líderes autoritarios podrían mejorar las condiciones de vida de las personas a través de programas sociales y prevenir que las masas sean cooptadas por los desertores. Esto también podría debilitar a los desertores, fortalecer al gobierno autoritario e incrementar los recursos públicos en el bolsillo de las personas.

Para examinar este argumento, analizo datos de México a nivel subnacional durante la última etapa del periodo autoritario. La muestra contiene datos a nivel estatal y cubre el periodo de 1989 (cuando el PRI21 perdió por primera vez una elección de gobernador) hasta 2000 (cuando el PRI perdió las elecciones presidenciales por primera vez). Estimé diferentes modelos cross-sectional time-series (datos panel) con efectos fijos y la evidencia señala de manera consistente que las rupturas en el interior de las estructuras estatales del PRI tuvieron un efecto positivo en el gasto social. Como pruebas de robustez, estimé diversos modelos con efectos aleatorios, errores estándar corregidos por panel y pooled OLS, en los que se obtuvieron resultados análogos.

Argumento

Los miembros de la élite en un régimen autoritario pueden evaluar continuamente su situación en términos de los beneficios que obtienen, los costos en los que incurren y las amenazas a las que se enfrentan. La decisión de permanecer como parte del régimen es, por lo tanto, contingente a las oportunidades y costos de obtener más poder. Por ejemplo, el aislamiento de ciertos grupos, así como las crisis económicas han sido identificados como detonantes de rupturas en la coalición gobernante.22 Estas rupturas pueden convertirse en una fuente de inestabilidad en las autocracias porque podrían conducir a cambios de liderazgos, golpes de Estado o incluso transiciones hacia la democracia.23

Una vez que los “traidores” deciden romper con el régimen, pueden convertirse en una amenaza para el autócrata porque tienen incentivos para competir por el poder.24 Como se mencionó previamente, los potenciales desertores pueden salir del régimen por el aislamiento de su grupo político. Esto implica que esos actores quisieran ganar más poder, pero no lo pueden obtener a través de los canales del régimen.25 En consecuencia, los desertores podrían dividir la base de apoyo del líder autoritario si buscan competir por el poder. Por ejemplo, cuando el primer ministro Amama Mbabazi rompió con el régimen de Yoweri Museveni en Uganda, en 2015, se observó que Mbabazi logró dos elementos clave: dividió la base electoral de Museveni y aglutinó a los grupos opositores.26

Las rupturas en el interior de la élite, así como las estrategias que los desertores podrían utilizar para derrotar a los líderes autoritarios pueden ser endógenas al tipo de autoritarismo. Por ejemplo, si la ruptura ocurre en una autocracia cerrada, en donde no se sostienen elecciones, es posible que la única opción sea ejecutar un golpe de Estado.27 Sin embargo, los intentos de golpe son riesgosos y sus resultados, contingentes. Son riesgosos porque si el intento falla, los golpistas podrían ser perseguidos, encarcelados, desterrados o incluso asesinados.28 Además, tienen resultados contingentes porque si el golpe es exitoso, podría continuar el mismo autoritarismo (con un obvio cambio de liderazgo), podría surgir un nuevo autoritarismo o inclusive podría transitar hacia la democracia.29

Ahora bien, es posible que una facción de la élite que desea obtener más poder en una autocracia cerrada considere no ejecutar el golpe de Estado por el nivel de riesgo. Sin embargo, si la misma facción se enfrentara a esa decisión en un autoritarismo electoral, podrían recurrir a una estrategia diferente. En este escenario, los potenciales desertores podrían elegir una estrategia menos riesgosa para intentar obtener el poder: participar en elecciones ejecutivas. Si bien es cierto que las elecciones autoritarias no son libres ni justas y tienden a propiciar el triunfo de los candidatos del régimen,30 los autócratas no están libres de riesgo en estos procesos, ya que podrían perder la elección.31

Las elecciones ejecutivas en regímenes autoritarios tienden a introducir cierta incertidumbre (aun si es mínima) en el resultado.32 Esto se debe a que los desertores podrían formar un nuevo partido de oposición o podrían aglutinar en un solo frente a los grupos opositores ya existentes33 para fragmentar el voto del régimen. Adicionalmente, los desertores podrían aspirar a obtener mayor apoyo electoral apelando directamente a las masas34 y ofrecerles mejores condiciones de vida bajo un nuevo gobierno. Este comportamiento pudo observarse, por ejemplo, cuando Cuauhtémoc Cárdenas y su grupo, la Corriente Democrática, rompieron con el PRI en 1987-1988. La opción política que encabezó Cárdenas en las urnas tuvo éxito al propiciar una deserción de votantes del PRI al criticar su falta de democracia interna, así como sus estrategias que generaron crisis económicas, por lo que el Frente Democrático Nacional se posicionó como una alternativa en las urnas y, posteriormente, formó un nuevo partido.35

Por supuesto, los líderes autoritarios pueden responder a esta amenaza con el despliegue del aparato coercitivo del régimen. Sin embargo, altos niveles de represión podrían ser más costosos que efectivos para los autócratas que sostienen elecciones. Por ejemplo, la represión podría detonar protestas masivas, disturbios, persecución política a los miembros del régimen y condenas internacionales.36

En virtud de los costos elevados, los autócratas podrían implementar estrategias alternativas para conservar el poder, además de la represión. Sostengo que los líderes autoritarios podrían incrementar el gasto social e implementar políticas diseñadas para mejorar las condiciones de vida de las masas y, por lo tanto, mitigar la amenaza impuesta por los desertores, por lo cual, tanto desertores como líderes autoritarios tienen incentivos para apelar a las masas. Mi argumento es que los autócratas buscarán reducir las posibilidades de los desertores para aliarse con las masas. Específicamente, sugiero que los líderes autoritarios podrían incrementar el gasto social como una estrategia para debilitar la amenaza que representan los desertores y, al incrementar el gasto social, pueden manejar la crisis de una ruptura en el interior de la élite y fortalecer el régimen al mismo tiempo.

Esta argumentación no parte del supuesto de que los líderes autoritarios son benevolentes y desean el bienestar de su población, sino que incrementan el gasto social y llevan a cabo políticas de bienestar de manera instrumental. En otras palabras, su objetivo es fortalecer su gobierno al alinear los incentivos de las masas con la supervivencia del régimen. Al involucrarse en aumentos al gasto social, pueden desincentivar el apoyo a movimientos en contra del régimen porque si una cantidad importante de personas se beneficia de este tipo de políticas, será más probable que el régimen cuente con un apoyo electoral importante. Por lo tanto, con esta estrategia, los autócratas podrían manejar una crisis detonada por una ruptura sin necesidad de incurrir en los costos de la represión. En consecuencia, mi primera hipótesis es: H1: Los autócratas que se enfrenten a rupturas en la élite serán más propensos a incrementar el gasto social.

Existen algunos ejemplos de cómo estas acciones ocurrieron en regímenes autoritarios. En Rusia, algunos oficiales subnacionales utilizaron transferencias e impuestos para desincentivar amenazas provenientes de las masas, tales como movimientos secesionistas.37 De manera similar, en China, la provisión de bienes públicos a nivel subnacional (caminos, servicios de agua potable) ha sido una estrategia para reducir amenazas a la estabilidad nacional.38 Asimismo, se puede mostrar que los desertores siguen estrategias similares en campaña para tratar de atraer a las masas. Por ejemplo, cuando Juan Andreu Almazán rompió con el régimen del PRI encabezado por Lázaro Cárdenas en el periodo autoritario de México, buscó ganar la presidencia con promesas tales como la creación de cooperativas, mayores salarios, vivienda popular, seguridad social y reparto de utilidades.39

Mi argumento construye sobre la base de Albertus y Albertus y Menaldo,40 ya que ellos sostienen que las rupturas entre élites política y terrateniente podría detonar una importante redistribución de la tierra. Sin embargo, mi modelo teórico es diferente en tres elementos clave. En primer lugar, estudio rupturas dentro de la élite política y no entre las élites política y económica. En segundo lugar, sostengo que los autócratas podrían incrementar el gasto social y no sólo involucrarse en procesos de la redistribución de la tierra, los cuales son más costosos y no pueden utilizarse constantemente. Por último, mi argumento se enfoca en las dinámicas que surgen en regímenes autoritarios con elecciones ejecutivas competitivas.

Las elecciones ejecutivas competitivas podrían intensificar el riesgo de perder el poder en un régimen autoritario.41 Por lo tanto, la oposición puede tener mejores posibilidades de ganar en comparación con lo que ocurre en autocracias cerradas o con elecciones controladas por completo por el régimen. En consecuencia, mi argumento es que los autócratas que se enfrentan a elecciones ejecutivas podrían incrementar el gasto social porque la amenaza principal al régimen es que los desertores podrían unirse a los grupos opositores y buscar el poder en la boleta electoral.42 En otras palabras, el desafío de los desertores ahora podría encadenarse con la posibilidad de que compitan por el poder en elecciones ejecutivas.

Por esta razón, la presencia de elecciones ejecutivas que permiten la competencia multipartidista podría profundizar la crisis causada por la ruptura en la élite, en virtud de que los desertores podrían incrementar la competitividad en una elección ejecutiva. Esto es precisamente lo que sucedió en México durante los procesos electorales de 1952 y de 1988. Las rupturas en el PRI sobrevinieron poco antes del proceso electoral. En el primer caso, Miguel Henríquez Guzmán contaba con la confianza de diferentes sectores del partido oficial, pero el candidato elegido fue Adolfo Ruiz Cortines, por lo que, meses antes de la elección, rompió con el PRI. Henríquez perdió la elección al obtener 16% de los votos, lo cual, en la época, era un porcentaje alto.43 En 1988, Cuauhtémoc Cárdenas compitió en las elecciones en contra del PRI. La ruptura generó una profunda crisis en el país. El gobierno de Carlos Salinas respondió con cambios institucionales y con una serie de políticas clientelistas para reducir la pobreza, pero con el verdadero objetivo de robustecer el apoyo electoral del PRI.44 Por lo tanto, mi segunda hipótesis es que:

H2: Los autócratas que se enfrentan a rupturas dentro de la élite antes de una elección ejecutiva competitiva serán más propensos a incrementar el gasto social.

Mi argumento se concentra en las reacciones de los autócratas a las rupturas porque sólo ellos tienen la posibilidad de modificar el gasto social. Los desertores no tienen las mismas herramientas para implementar políticas o incrementar el gasto. Sólo los gobernantes pueden aumentar el gasto para mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos. Precisamente, mi argumento es que las rupturas pueden detonar este incremento porque los autócratas están forzados a apelar a las masas. Por lo tanto, mi propuesta toma en consideración la lógica de los autócratas que desean continuar en el poder.

Estrategia empírica

Examino mi argumento a través del caso mexicano durante el periodo autoritario. El estudio de México presenta diversas ventajas para conducir las pruebas empíricas. En primer lugar, México fue un ejemplo paradigmático de un régimen autoritario de partido hegemónico.45 El PRI gobernó de manera ininterrumpida desde 1929 hasta 2000, cuando el Partido Acción Nacional (PAN) ganó la presidencia.46 Adicionalmente, México se caracterizó como un autoritarismo electoral que sostuvo elecciones constantes a nivel federal, estatal y municipal,47 en las que el PRI era el partido ganador. Así lo fue hasta 1989, cuando el PAN ganó la gubernatura de Baja California.48

A pesar de la existencia de elecciones en México, era el presidente en turno quien decidía quién sería su sucesor a través de la técnica del “dedazo”.49 Aunque existían procesos institucionales para elegir al candidato del PRI a través de una asamblea, el elector real era el presidente, lo que implica que los procedimientos en el PRI sólo funcionaban como una fachada para legitimar esa decisión.

Otro elemento de relevancia en el México autoritario era la estructura federal de jure, aunque el sistema político estaba ampliamente centralizado de facto.50 Esta estructura le permitía al presidente asegurar una distribución de oportunidades políticas y asegurar la lealtad del partido a su persona.51 Por lo tanto, los representantes no rendían cuentas a los votantes, sino al presidente.52 Para conducir un análisis de datos panel a nivel estatal, tomo ventaja de la estructura federal en el régimen autoritario mexicano. Específicamente me concentro en el potencial efecto de las rupturas en las burocracias estatales del PRI en el gasto social. Esta estrategia tiene el beneficio de explotar la variación existente entre los estados de México durante el periodo autoritario. Además, a la fecha existen pocos estudios que muestren las dinámicas subnacionales en regímenes autoritarios,53 por lo que esta investigación abona al entendimiento de los autoritarismos desde una perspectiva estatal.

Las rupturas en las burocracias estatales del PRI y su efecto en el gasto social

Desde 1989, el PRI dejó de controlar ciertos gobiernos estatales porque la oposición comenzó a ganar elecciones de manera tan contundente, que el fraude ya no era una opción viable.54 No obstante, quisiera resaltar que una proporción significativa de los gobiernos de oposición durante esa época fueron encabezados por desertores del PRI. En el cuadro 1 se muestra a todos los gobernadores de oposición electos durante la era autoritaria en México.

Cuadro 1 Gobernadoresa de oposición durante el régimen autoritario en México 

Nombre Entidad Año de elección Partido político ¿Desertó del PRI?
Felipe González González Aguascalientes 1998 PAN No
Ernesto Ruffo Appel Baja California 1989 PAN No
Héctor Terán Terán Baja California 1995 PAN No
Alejandro González Alcocer Baja California 1998 PAN No
Pablo Abner Salazar Mendiguchía Chiapas 2000 PRD
Francisco Barrio Terrazas Chihuahua 1992 PAN No
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano D.F. 1997 PRD
Andrés Manuel López Obrador D.F. 2000b PRD
Carlos Medina Plascencia Guanajuato 1991 PAN No
Vicente Fox Quesada Guanajuato 1995 PAN No
Alberto Cárdenas Jiménez Jalisco 1995 PAN No
Antonio Echeverría Domínguez Nayarit 1999 PAN, PRD, Partido del Trabajo (PT) y Partido de la Revolución Socialista (PRS)
Fernando de Jesús Canales Clariond Nuevo León 1997 PAN No
Ignacio Loyola Vera Querétaro 1997 PAN No
Alfonso Sánchez Anaya Tlaxcala 1999 PRD
Ricardo Monreal Ávila Zacatecas 1998 PRD

Fuente: elaboración propia con base en información del Instituto Nacional Electoral, autoridades electorales estatales y biografías individuales.

a Si bien la jefatura de gobierno del D.F. no es lo mismo que una gubernatura, incluyo dicha figura en virtud de que fueron autoridades electas.

b Incluyo hasta la elección de 2000 porque fue la primera vez que el PRI perdió una elección y si se sigue la regla de la “alternancia”, México durante ese año todavía era un régimen autoritario. Para más información sobre esta regla véase Adam Przeworski et al., Democracy and Development: Political institutions and Material Well-Being in the World, 1950-1990, Cambridge, University Press, 2000.

Sobresale que seis de 16 gobernadores opositores al PRI son desertores de este partido. En otras palabras, el 37.5% de los gobiernos de oposición durante el régimen autoritario en México provienen de una ruptura en el interior del partido oficial. Resaltan ejemplos como el de Cuauhtémoc Cárdenas, electo como jefe de gobierno del Distrito Federal (D.F.) en 1997, y el de Andrés Manuel López Obrador, quien rompió con el PRI a finales de los años ochenta y fue electo jefe de gobierno del D.F. en 2000. Ambos fueron postulados por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), partido resultante de la ruptura de Cárdenas.

El cuadro 1 muestra que las rupturas en las burocracias estatales del PRI podrían desestabilizar al régimen al colocar gobernadores de oposición. Sin embargo, existieron más deserciones que, si bien no se convirtieron en gobiernos opositores, sí amenazaron al régimen. En consecuencia, para analizar el efecto de las deserciones, especifiqué diversos modelos tipo panel con datos agregados.

Utilizo datos de todos los estados de México (incluyendo al D.F.) de 1988 a 2000. La unidad de análisis es estado-año de elección de gobernador, lo que conduce a obtener mediciones sexenales. La muestra contiene información de al menos tres elecciones estatales para los 31 estados e incluyo dos elecciones de jefatura de gobierno del D.F.55

La variable de resultado mide los cambios en el gasto social per cápita erogado por los estados.56 Esta medida se obtiene a través del cambio porcentual en el logaritmo natural del gasto social. En otras palabras, se obtiene el logaritmo del gasto social en la elección a gobernador t y se le resta el logaritmo del gasto social en la elección a gobernador t − 1.57 Utilizar esta variable para medir cambios relativos en el gasto social presenta diversas ventajas. En primer lugar, los logaritmos permiten mitigar el sesgo en la distribución de la variable original.58 Además, es un indicador simétrico y aditivo,59 por lo que es una mejor medida si se compara con los cambios porcentuales tradicionales. Por último, se ha encontrado que las escalas logarítmicas tienen méritos metodológicos al evitar inferencias espurias en modelos con efectos fijos.60 La gráfica 1 muestra la distribución de esta variable.

Fuente: elaboración propia con datos del Inegi.

Gráfica 1 Distribución del gasto social a nivel estatal  

La variable explicativa principal indica si algún contendiente a gobernador por el PRI dejó el partido antes, durante o después del proceso de selección de candidato. Esta variable toma valor de 1 si existió alguna renuncia en ese estado y 0 en otro caso.61 Esta medida es apropiada en términos de mi argumento porque señala la presencia de rupturas en las élites partidistas del PRI a nivel estatal. En el cuadro 2 puede observarse el comportamiento de las rupturas.

Cuadro 2 Presencia de renuncias al PRI de contendientes a gobernador, 1988-2000 

  Número Porcentaje
Renuncias 20 25.97
Sin renuncias 57 74.03
Total 77 100.00

Fuente: elaboración propia con base en Garrido de la Sierra, op. cit.

Todos los modelos controlan por potenciales variables que se prestan a la confusión.62 El conjunto de controles políticos incluye el margen de victoria (porcentaje) entre el PRI y el segundo lugar para elecciones gubernamentales, del Senado y de la Presidencia.63 El objetivo de estas variables es capturar la competitividad de diferentes elecciones. Debido a que dichas elecciones no son siempre concurrentes, utilizo valores presentes de la elección a gobernador y tomo los valores de la elección inmediatamente precedente para los procesos de elecciones federales. De la misma forma, también especifiqué efectos interactivos entre los tres márgenes de victoria y la presencia de renuncias al PRI de contendientes a gobernador.

Los controles socioeconómicos64 incluyen el producto interno bruto estatal per cápita, el crecimiento económico porcentual a nivel nacional y un índice de marginación a nivel estatal. Estas variables son particularmente relevantes porque las crisis económicas estatales o las variaciones en la economía nacional pueden explicar tanto las rupturas en el PRI como los cambios en el gasto social per cápita. Finalmente, incluyo el porcentaje de recursos públicos otorgados al PRI por el IFE con respecto al total del presupuesto de los partidos. Esta variable es significativa porque los recursos del PRI nacional podrían desincentivar rupturas y también podrían utilizarse como parte del gasto del partido en los estados para mejorar las condiciones de vida de las personas, en especial en años de elección.

Dada la estructura de la muestra, recurro a modelos tipo panel con el siguiente modelo general:

LnYitYit-1=βo+βiXit+αCit+ζi+ηt+εit

El término Y it corresponde al gasto social en un estado-año de elección para gobernador, por lo que Y it-1 representa los mismos valores para la elección de gobernador previa. La expresión X it denota las renuncias al PRI de aspirantes a gobernador en un estado-año de elección de gobernador. El término C it denota las variables de control. La expresión ζ i representa los efectos fijos por estado mientras que η t denota los efectos fijos por año. Finalmente, el término ε it es el error aleatorio del modelo.

Debido a que la composición de la muestra65 es de N>T, se requiere de una estrategia con efectos fijos donde todas las variables del lado derecho de la ecuación se midan en niveles.66 Se ha encontrado que los efectos fijos pueden minimizar el sesgo de los coeficientes cuando se tiene una muestra con estas características.67 Por lo tanto, consideraré los modelos de efectos fijos como los principales, aunque especifiqué modelos de efectos aleatorios, errores estándar corregidos por panel y pooled OLS como pruebas de robustez.

Resultados estadísticos68

Los hallazgos principales se muestran en el cuadro 3.69 En las primeras cinco columnas se observan los resultados para H1, en la que argumento que los autócratas que se enfrentan a rupturas serán más propensos a incrementar el gasto social. De manera consistente, en los cinco modelos, las rupturas en el PRI de aspirantes a gobernador tuvieron un efecto positivo y significativo (p<0.01). En el modelo 1 se estima que, si se presentan renuncias al PRI de aspirantes a gobernador, hay un incremento 34.3% en la razón de cambio del gasto social per cápita. Los modelos 2 a 5 muestran resultados análogos con ligeras variaciones en la magnitud, pero manteniendo el sentido de la relación y la significancia estadística. Estos hallazgos implicarían que los gobiernos estatales podrían reaccionar con aumentos importantes en el gasto social ante la amenaza de desertores que podrían unirse a la oposición para intentar ganar la gubernatura. La gráfica 2 muestra los valores esperados del cambio porcentual de la razón del gasto social per cápita ante presencia de las rupturas en el PRI a nivel estatal.

Cuadro 3 Resultados principales 

Variables Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 Modelo 4 Modelo 5 Modelo 6 Modelo 7 Modelo 8
Renuncias al PRI 0.343*** 0.303*** 0.408*** 0.329*** 0.303*** 0.330*** 0.259* 0.336***
(0.0962) (0.0883) (0.118) (0.0867) (0.0883) (0.115) (0.135) (0.0868)
Margen de victoria (elección presidencial) 5.144*** 4.752*** 4.655*** 5.371*** 4.752*** 4.481** 5.065*** 5.427***
(1.195) (1.155) (1.240) (1.179) (1.155) (1.863) (1.402) (1.239)
Margen de victoria (elección de senadores) -3.417 -4.094 -4.911* -3.995 -4.094 -4.428 -10.79* -4.305
(2.876) (2.737) (2.580) (2.684) (2.737) (4.613) (6.288) (2.796)
Margen de victoria (elección a gobernador) -0.335 -0.230 -0.338 -0.133 -0.230 -0.385 -0.299 -3.578
(1.275) (0.933) (0.934) (0.951) (0.933) (1.279) (1.233) (3.419)
Porcentaje de recursos públicos del PRI 0.433*** 0.350** 0.579*** 0.619*** 0.484** 0.719*** 0.601***
(0.154) (0.128) (0.125) (0.122) (0.216) (0.243) (0.199)
Producto Interno Bruto estatal per cápita 0.00909 0.0365 0.132 0.0800
(0.155) (0.175) (0.155) (0.143)
Cambio porcentual del crecimiento económico nacional 1.410 1.761* 2.572*** 1.650 3.036* 1.967*
(1.080) (0.887) (0.686) (1.342) (1.695) (1.064)
Índice de marginación estatal -2.584 -2.140 -2.353 -0.877 -1.644
(1.628) (1.303) (1.616) (1.886) (1.766)
Renuncias al PRI x Margen de victoria (elección presidencial) 0.126
(0.382)
Renuncias al PRI x Margen de victoria (elección de senadores) 0.593
(0.434)
Renuncias al PRI x Margen de victoria (elección a gobernador) 0.316
(0.316)
Efectos fijos por año
Constante -16.84** -8.282 4.009* - - -19.28* - -
* 23.09*** 26.59*** 31.13* 24.77*
* *
(7.540) (5.376) (1.782) (5.663) (4.905) (10.25) (11.81) (9.523)
Observaciones 74 77 77 77 77 74 74 74
R-cuadrada (Overall) 0.041 0.025 0.210 0.043 0.025 0.037 0.024 0.051
R-cuadrada (Between) 0.030 0.071 0.001 0.025 0.071 0.040 0.105 0.054
R-cuadrada (Within) 0.704 0.665 0.608 0.676 0.665 0.705 0.717 0.710
Número de grupos 32 32 32 32 32 32 32 32

Errores estándar agrupados por estado entre paréntesis

*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1

Fuente: elaboración propia.

Fuente: elaboración propia.

Gráfica 2 Efecto de las rupturas en el PRI en el gasto social per cápita 

Las últimas tres columnas del cuadro 3 contienen los hallazgos para H2, en donde argumento que los autócratas que se enfrentan a rupturas en la élite antes de elecciones ejecutivas competitivas serán más propensos a incrementar el gasto social. Los modelos 6 a 8 incluyen la interacción entre la variable dicotómica de renuncias con los diferentes márgenes de victoria entre el PRI y el segundo lugar para tres tipos de elección (presidente, gobernador y senadores). El efecto de las renuncias mantuvo el mismo efecto positivo y significativo (p<0.01 en los tres casos). En contraste, hay variaciones en los coeficientes individuales de los márgenes de victoria, así como en los términos interactivos. Sin embargo, no es correcto interpretar los términos independientes de un efecto interactivo, ya que hay que considerar que la interacción en su conjunto es el efecto marginal.70 En consecuencia, la gráfica 3 muestra los efectos marginales para las tres interacciones.

En las tres interacciones se observa consistentemente que la presencia de rupturas en el PRI a nivel estatal puede generar un aumento en el cambio porcentual del gasto social per cápita. Por ejemplo, en la interacción de las renuncias con el margen de victoria de la elección a gobernador, se observa que hay incrementos estadísticamente significativos al 5% en el gasto social per cápita para ciertos valores del margen de victoria. No obstante, cuando hay márgenes de victoria extremos, la interacción pierde su significancia. Por lo tanto, la primera reflexión del modelo 6 es que las renuncias pueden propiciar incrementos porcentuales en el gasto social para determinado rango de competitividad. Llama la atención que, en ausencia de renuncias, el aumento porcentual del gasto aumenta conforme más competitiva es la elección (el margen se hace más pequeño). En contraste, cuando hay renuncias, hay incrementos porcentuales en el gasto social incluso cuando aumenta el margen de victoria para el PRI. Esto podría indicar que el riesgo de las rupturas de aspirantes a gobernador es muy alto para las élites partidistas locales.

Fuente: elaboración propia.

Gráfica 3 Efectos interactivos 

En lo que refiere a la interacción entre renuncias y el margen de victoria para la elección de senadores, se encuentra un efecto más acentuado. En ambas rectas, conforme más pequeño se hace el margen de victoria (mayor competitividad), mayor es el incremento porcentual del gasto social. Este incremento es especialmente notable en presencia de rupturas. No obstante, cuando el margen de victoria tiene valores negativos (el PRI queda en segundo lugar), la interacción pierde su significancia. En este caso, es claro que el efecto de las rupturas es mayor conforme más competitiva es la elección a senadores, pero cuando el PRI pierde la elección, las rupturas ya no muestran una diferencia significativa.

Por último, en la interacción de las renuncias con el margen de victoria para la elección presidencial se observa que la pendiente de ambas rectas es positiva, lo que implica que conforme se incrementa el margen de victoria, crece el gasto social en términos porcentuales. Este efecto puede ser aún mayor en presencia de rupturas. No obstante, cuando el margen de victoria es negativo o cuando se observan valores sumamente altos, la interacción deja de ser significativa. Estos resultados podrían apuntar hacia el centralismo que se vivió en México durante esos años, ya que el gasto social se incrementaba en términos porcentuales incluso conforme mayor era la diferencia entre el PRI y el segundo lugar en la elección presidencial. En otras palabras, desde el poder central pudo ordenarse aumentar el gasto social incluso si ya se tenía asegurada la elección.

En resumen, los hallazgos de los modelos interactivos nos enseñan un poco de la lógica de los autócratas del PRI a nivel estatal para manejar rupturas y potenciales derrotas electorales. Las elecciones locales (gobernadores y senadores) muestran que los gobernadores tendían a incrementar el gasto social cuando comenzaban a perder votos. Esta relación se potencia cuando hay renuncias. En consecuencia, la evidencia apunta en la dirección de mi argumento. Sin embargo, las elecciones presidenciales muestran que los gobernadores tendían a gastar más conforme más votos obtenían sin menoscabo del efecto de las rupturas. Esto podría implicar que los gobernadores eran presionados por el presidente para invertir más en la operación estatal de elecciones presidenciales, ya que el reparto de beneficios era indispensable para “engrasar” la maquinaria electoral del PRI.71

Conclusión

La conclusión clave de este estudio es que la evidencia de México sugiere que las rupturas en el interior de la élite autoritaria pueden ser un determinante importante de incrementos en el gasto social. Los hallazgos del caso mexicano muestran que la presencia de renuncias en las élites estatales del PRI tiene una fuerte asociación con incrementos porcentuales en la razón del gasto social per cápita en los diferentes estados del país. Encontré el mismo efecto de manera consistente en todos los modelos.

Los datos sugieren que en presencia de renuncias, se espera un incremento de 34.3% en la razón del gasto social per cápita de una elección a otra. Además, los modelos también mostraron que la competitividad en una elección puede ser un determinante para incrementar el gasto social. Por lo menos para elecciones locales, como las de gobernador y para senadores.

En términos prácticos, los hallazgos principales implican que las renuncias al PRI de aspirantes a gobernador están ampliamente relacionadas con las acciones que toman los gobernadores priistas para tratar de solventar las diferentes crisis ocasionadas por las rupturas al interior de las estructuras partidistas. El manejo de recursos públicos es, indudablemente, una de las mejores herramientas que tienen los gobiernos (democráticos y autoritarios) para diseñar estrategias que intenten fortalecer su base electoral. Este estudio apunta a que pudo existir un manejo del gasto social por parte de los gobernadores que respondía a las amenazas de los desertores del partido.

Los resultados sugieren que los gobiernos estatales durante 1989-2000 pudieron haber reaccionado a escenarios que representaban un riesgo para la continuidad del PRI en el poder con incrementos en el gasto social. Mientras mayor era la amenaza, mayor era el incremento del gasto social, el cual pudo utilizarse de manera clientelista para asegurar apoyo en años electorales. Esta investigación muestra la lógica de los autócratas en el autoritarismo electoral en México a nivel subnacional. Sin embargo, hay otros elementos que futuras investigaciones podrían profundizar. Por ejemplo, indagar cuáles son las reacciones de los opositores ante incrementos en el gasto social por parte de los gobiernos autoritarios. Generalmente, la oposición en autoritarismos electorales se enfrenta a diversos dilemas, uno de los cuales es aceptar o rechazar los resultados.72 Sin embargo, estos grupos podrían modificar su comportamiento frente a rupturas en la élite autoritaria, tal como ocurrió en 1988, cuando Cuauhtémoc Cárdenas salió del PRI.73 Por lo tanto, este estudio deja abierta la puerta para construir una agenda de investigación sobre dinámicas autoritarias, ya que actualmente, es el tipo de régimen predominante en el mundo.74

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2 Andrews y Honig, art. cit.; Jason Brownlee, Authoritarianism in an Age of Democratization, Nueva York, Cambridge University Press, 2007; Buehler y Nataatmadja, art. cit.; Hale y Colton, art. cit.; LeBas y Gray, art. cit.; Steven Levitsky y Lucan A. Way, Competitive Authoritarianism: Hybrid Regimes after the Cold War, Nueva York, Cambridge University Press, 2010; Loxton y Power, art. cit.; Beatriz Magaloni, Voting for Autocracy: Hegemonic Party Survival and its Demise in Mexico, Cambridge, University Press, 2006; Petersen, art. cit.; Reuter y Gandhi, art. cit.; Reuter y Szakonyi, art. cit.; Milan W. Svolik, The Politics of Authoritarian Rule, Cambridge, University Press, 2012.

3Reuter y Szakonyi, art. cit.

4Reuter y Gandhi, art. cit.

5Garrido de la Sierra, op. cit.

6Reuter y Szakonyi, art. cit.

7LeBas y Gray, art. cit.; Loc. cit.

8LeBas y Gray, loc. cit.

9Langston, art. cit.

10Levitsky y Way, op. cit.

11 Lucan A. Way, “Ukraine’s Orange Revolution: Kuchma’s Failed Authoritarianism”, Journal of Democracy 16, núm. 2 (2005), pp. 131-145.

12 Mojeed Animashaun, “Nigeria 2015 Presidential Election: The Votes, the Fears and the Regime Change”, Journal of African Elections (2014), pp. 186-211, https://doi.org/10.20940/JAE/2015/v14i2a8

13Albertus y Menaldo, art. cit.

14Buehler y Nataatmadja, art. cit.; LeBas y Gray, art. cit.

15Albertus y Menaldo, art. cit.; Jason Brownlee, “Portents of Pluralism: How Hybrid Regimes Affect Democratic Transitions”, American Journal of Political Science 53, núm. 3 (2009), pp. 515-532; Barbara Geddes, Joseph Wright y Erica Frantz, “Autocratic Breakdown and Regime Transitions: A New Data Set”, Perspective on Politics 12, núm. 2 (2014), pp. 313-331.

16 Lisa Blaydes, Elections and Distributive Politics in Mubarak’s Egypt, Cambridge, University Press, 2011; Barbara Geddes, “Why Parties and Elections in Authoritarian Regimes?”, Unpublished typescript, UCLA, 2006; Gerrit Krol, “Amending legislatures in authoritarian regimes: power sharing in post-Soviet Eurasia”, Democratization 28, núm. 3 (2021), pp. 562-582, https://doi.org/10.1080/13510347.2020.1830065; Ellen Lust-Okar, “Elections under authoritarianism: preliminary lessons from Jordan”, Democratization 13, núm. 3 (2006), pp. 456-471; Magaloni, op. cit.; Svolik, op. cit.

17Svolik, loc. cit.

18Magaloni, op. cit.

19Albertus, op. cit.

20Loc. cit. y Albertus y Menaldo, art. cit.

21El partido ha cambiado de nombre a lo largo de su historia. Comenzó como el Partido Nacional Revolucionario (PNR) en 1929, el cual se modificó al Partido de la Revolución Mexicana en 1938. Finalmente, en 1946 cambió nuevamente al Partido Revolucionario Institucional (PRI). Por claridad, me referiré en todo momento a este partido como el PRI.

22Langston, art. cit.; Reuter y Gandhi, art. cit.

23Albertus, op. cit.; Albertus y Menaldo, art. cit.; Hale y Colton, art. cit.; Reuter y Gandhi, art. cit.; Reuter y Szakonyi, art. cit.

24Albertus, op. cit.; Albertus y Menaldo, art. cit.

25Langston, art. cit.

26 Moses Khisa, “Managing elite defection in Museveni’s Uganda: the 2016 elections in perspective”, Journal of Eastern African Studies 10, núm. 4 (2016), pp. 729-748, https://doi.org/10.1080/17531055.2016.1272288

27Frantz y Stein, art. cit.

28 Sharon Erickson Nepstad, “Mutiny and Nonviolence in the Arab Spring Exploring Military Defections and Loyalty in Egypt, Bahrain, and Syria”, Journal of Peace Research 50, núm. 3 (2013), pp. 337-349.

29 Erica Frantz y Andrea Kendall-Taylor, “Pathways to Democratization in Personalist Dictatorships”, Democratization 24, núm. 1 (2017), pp. 20-40, https://doi.org/10.1080/13510347.2015.1131977; Barbara Geddes, Erica Frantz, y Joseph Wright, “Military Rule”, Annual Review of Political Science 17 (2014), pp. 147-162; Barbara Geddes, Joseph Wright, y Erica Frantz, How Dictatorships Work: Power, Personalization, and Collapse, Cambridge, University Press, 2018, https://doi.org/10.1017/9781316336182; Andrea Kendall-Taylor, Erica Frantz, y Joseph Wright, “The Global Rise of Personalized Politics: It’s Not Just Dictators Anymore”, The Washington Quarterly 40, núm. 1 (2017), pp. 7-19, https://doi.org/10.1080/0163660X.2017.1302735; Svolik, op. cit.; Joseph Wright y Daehee Bak, “Measuring Autocratic Regime Stability”, Research & Politics 3, núm. 1 (2016), https://doi.org/10.1177/2053168015626606

30 Allyson Benton, “Configuring authority over electoral manipulation in electoral authoritarian regimes: evidence from Mexico”, Democratization 24, núm. 3 (2017), pp. 521-543, https://doi.org/10.1080/13510347.2016.1236789; Andreas Schedler, “Elections without democracy: The menu of manipulation”, Journal of Democracy 13, núm. 2 (2002), pp. 36-50; Alberto Simpser, Why Governments and Parties Manipulate Elections. Theory, Practice and Implications, Cambridge, University Press, 2013; Joshua A. Tucker, “Enough! Electoral Fraud, Collective Action Problems, and Post-Communist Colored Revolutions”, Perspectives on Politics 5, núm. 3 (2007), pp. 535-551; Daniel Ziblatt, “Shaping Democratic Practice and the Causes of Electoral Fraud: The Case of Nineteenth-Century Germany”, The American Political Science Review 103, núm. 1 (2009), pp. 1-21.

31 Michael Bernhard, Amanda B. Edgell y Staffan I. Lindberg, “Institutionalising Electoral Uncertainty and Authoritarian Regime Survival”, European Journal of Political Research 59, núm. 2 (2020), pp. 465-487, https://doi.org/10.1111/1475-6765.12355; Daniela Donno, “Elections and Democratization in Authoritarian Regimes”, American Journal of Political Science 57, núm. 3 (2013), pp. 703-716, https://doi.org/10.1111/ajps.12013; Masaaki Higashijima, “Do Contentious Elections Overthrow Leaders?”, en Pippa Norris, Richard W. Frank, y Ferran Martínez I.Coma, (eds.), Contentious Elections: From Ballots to Barricades, Londres, Routledge, 2015, pp. 64-85; Carl Henrik Knutsen, Håvard Mokleiv Nygård, y Tore Wig, “Autocratic Elections: Stabilizing Tool or Force for Change?”, World Politics 69, núm. 1 (2017), pp. 98-143; Adrián Lucardi, “Strength in Expectation: Elections, Economic Performance, and Authoritarian Breakdown”, The Journal of Politics 81, núm. 2 (2019), pp. 552-570, https://doi.org/10.1086/701723; Tucker, art. cit.

32Bernhard, B. Edgell y Lindberg, art. cit.; Lucardi, art. cit.

33Albertus y Menaldo, art. cit.

34Albertus, op. cit.

35 Kathleen Bruhn, Taking on Goliath: the Emergence of a New Left and the Struggle for Democracy in Mexico, Pennsylvania, State University Press, 1997.

36Levitsky y Way, op. cit.; Erica Chenoweth y Maria J. Stephan, Why Civil Resistance Works: The Strategic Logic of Nonviolent Conflict, Nueva York, Columbia University Press, 2011.

37 Daniel Treisman, After the Deluge. Regional Crises and Political Consolidation in Russia, Michigan, University Press, 1999.

38 Lily L. Tsai, Accountability without Democracy: Solidary Groups and Public Goods Provision in Rural China, Cambridge Studies in Comparative Politics, Cambridge University Press, 2007, https://doi.org/10.1017/CBO9780511800115

39 Vivian Brachet Márquez, El pacto de dominación, Estado clase y reforma social en México (1910-1995), México, El Colegio de México, 1996.

40Albertus, op. cit., y Albertus y Menaldo, art. cit.

41Lucardi, art. cit.

42Reuter y Gandhi, art. cit.

43 Elisa Servín, Ruptura y oposición. El movimiento henriquista, 1945-1954, México, Cal y Arena, 2001.

44 Rolando Cordera, “Informe sobre el Programa Nacional de Solidaridad de México, para la Oficina Regional de la fao para América Latina”, México, UNAM, 1999; Alberto Díaz-Cayeros y Beatriz Magaloni, “The Politics of Public Spending, Part II-the Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol) in Mexico”, The World Bank, 2003, http://documents.worldbank.org/curated/en/529521468773406296/The-politics-of-public-spending-part-II-the-Programa-Nacional-de-Solidaridad-PRONASOL-in-Mexico

45Langston, art. cit.; Magaloni, op. cit.

46Ricardo Becerra, Pedro Salazar y José Woldenberg, La mecánica del cambio político en México. Elecciones, partidos y reformas, Ciudad de México, Cal y Arena, 2011; Magaloni, loc. cit.

47Benton, art. cit.

48Becerra, Salazar, y Woldenberg, op. cit.

49Loc. cit.; Langston, art. cit.

50 Francisco Cantú y Scott Desposato, “The New Federalism of Mexico’s Party System”, Journal of Politics in Latin America 4, núm. 2 (2012), pp. 3-38.

51 Jeffrey A. Weldon, “Political Sources of Presidencialismo in Mexico”, en Scott Mainwaring y Matthew S. Shugart (eds.), Presidentialism and Democracy in Latin America, Nueva York, Cambridge University Press, 1997, pp. 225-258.

52Cantú y Desposato, art. cit.; Luis Carlos Ugalde, The Mexican Congress: Old Player, New Power, Washington D.C., Center for Strategic & International Studies, 2000.

53Para algunos ejemplos de análisis de autoritarismos a nivel subnacional véanse: Edward L. Gibson, “Boundary Control: Subnational Authoritarianism in Democratic Countries”, World Politics 58, núm. 1 (2005), pp. 101-132; Agustina Giraudy, Democrats and Autocrats Pathways of Subnational Undemocratic Regime Continuity within Democratic Countries, Oxford, University Press, 2015; Adrián Lucardi, “Building Support From Below? Subnational Elections, Diffusion Effects, and the Growth of the Opposition in Mexico, 1984-2000”, Comparative Political Studies 49, núm. 14 (2016), pp. 1855-1895, https://doi.org/10.1177/0010414016666857; Edward L. Gibson, Boundary Control: Subnational Authoritarianism in Federal Democracies, Cambridge Studies in Comparative Politics, Cambridge, University Press, 2013, https://doi.org/10.1017/CBO9781139017992

54Becerra, Salazar y Woldenberg, op. cit.

55La primera elección para jefe de gobierno del D.F. fue en 1997. Anteriormente el presidente de México podía designar a los gobernantes (denominados regentes). Por lo tanto, sólo incluyo datos del D.F. de las elecciones de 1997 y de 2000 en la muestra. Asimismo, en la muestra se excluyen los estados en la elección posterior en la que ganara un partido de oposición. Por ejemplo, Baja California se excluye a partir de 1995. Lo mismo ocurre con cada entidad en la que ganó un partido de oposición. Esto se realiza con el fin de sólo incluir estados en los que el PRI controlaba el gasto social.

56Esta variable se obtiene del Inegi, en donde se denomina “transferencias, asignaciones, subsidios y otras ayudas”. Sin embargo, se toma ventaja de la posibilidad de desagregar esta variable, por lo que sólo contemplo las transferencias a instituciones y programas de educación, salud, asistencia social, seguridad social, así como las ayudas sociales a personas, becas y ayudas a instituciones de enseñanza. Véase Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Inegi, Estadística de finanzas públicas estatales y municipales. Conjunto de datos: Finanzas públicas estatales, 1989-2000, https://www.inegi.org.mx/sistemas/olap/proyectos/bd/continuas/finanzaspublicas/fpest.asp?s=est&c=11288&proy=efipem_fest Los estadísticos descriptivos que se utilizan en la muestra se encuentran en el cuadro A1 del apéndice.

57Por propiedades de los logaritmos Ln(Y it ) − Ln (Y it-1 ) = Ln(Y it / Y it-1 )

58 Jeffrey M. Wooldridge, Introductory econometrics: a modern approach (5.a ed.), Ohio, South-Western Cengage Learning, 2012.

59 Leo Tornqvist, Pentti Vartia y Yrjo O. Vartia, “How Should Relative Changes Be Measured?”, The American Statistician 39, núm. 1 (1985), pp. 43-46, https://doi.org/10.2307/2683905

60 Christer Gerdes, “Using ‘shares’ vs. ‘log of shares’ in fixed-effect estimations”, Journal of Economics and Econometrics 54, núm. 1 (2011), pp. 1-6.

61Garrido de la Sierra, op. cit. Los datos se obtuvieron del repositorio público de Github del autor. Véase https://github.com/segasi/reforma_definitiva/tree/master/01_datos/cap_03 Se utilizó la base de datos “renuncias_aspirantes_gober_1987_2006”. Es importante recordar que la muestra que aquí se utiliza sólo retoma los datos hasta 2000 y se excluyen los estados en donde gobierna la oposición al PRI.

62Los estadísticos descriptivos de las variables de control se encuentran en el cuadro A1 del apéndice.

63Garrido de la Sierra, op. cit.

64Estas variables también se retoman de Garrido de la Sierra.

65El número de estados en México, incluyendo el D.F. (32) es mayor que el número de puntos temporales (tres en promedio).

66Debido a los pocos puntos temporales, no fue posible realizar pruebas de estacionariedad. Véase Andrew Q. Philips, “Have Your Cake and Eat It Too? Cointegration and Dynamic Inference from Autoregressive Distributed Lag Models”, American Journal of Political Science 62, núm. 1 (2018), pp. 230-244, https://doi.org/10.1111/ajps.12318

67 Tom S. Clark y Drew A. Linzer, “Should I Use Fixed or Random Effects?”, Political Science Research and Methods 3, núm. 2 (2015), pp. 399-408, https://doi.org/10.1017/psrm.2014.32

68Se estimaron pruebas de robustez para todos los hallazgos con diferentes tipos de modelo. Como puede observarse en el apéndice, los resultados no se modifican.

69Todos los modelos en el cuadro 3 son Log-Linear, con la diferencia que el argumento del logaritmo es la razón Y t / Y (t-1) , o lo que es igual Ln(Y t ) − Ln(Y (t-1) , por lo que interpretaré la magnitud de los coeficientes en términos del cambio de β1% en la razón de Y t y Y t−1 . Esto implica un cambio porcentual en la variable de respuesta al pasar de la elección t-1 a la elección t.

70 Bear F. Braumoeller, “Hypothesis Testing and Multiplicative Interaction Terms”, International Organization 58, núm. 4 (2004), pp. 807-820.

71 Reynaldo Yunuen Ortega Ortiz, Presidential Elections in Mexico. From Hegemony to Pluralism, Nueva York, Palgrave-MacMillan, 2017.

72Simpser, op. cit.; Leonardo R. Arriola, Jed DeVaro, y Anne Meng, “Elite Cooptation and Opposition Fragmentation in Electoral Authoritarian Regimes” (draft), California, 2017.

73Becerra, Salazar y Woldenberg, op. cit.

74 Vanessa A. Boese et al., “Democracy Report 2022: Autocratization Changing Nature?”, Varieties of Democracy Institute (V-Dem), 2022.

Traducción de Fionn Petch, cm Idiomas (Inglés)

Traducción de Rafael Segovia, cm Idiomas (Francés)

Apéndice

Operacionalización e interpretación de la variable de resultado

La variable de resultado es una transformación logarítmica que captura cambios porcentuales en los valores de las transferencias, asignaciones, subsidios y otras ayudas. Sin embargo, sólo se utilizan los valores que corresponden al gasto social erogado por los estados y el Distrito Federal (D.F.) durante el periodo de estudio. Se toma ventaja de que el Inegi publica los datos desglosados y se incorporan las transferencias a instituciones y programas de educación, salud, asistencia social, seguridad social, así como las ayudas sociales a personas, becas y ayudas a instituciones de enseñanza.

Esta variable se interpreta en términos porcentuales en virtud de que muestra el cambio porcentual de pasar de los valores en la elección t-1 a la elección t. Esto surge del procedimiento que se detalla a continuación.

En primer lugar, se busca crear una variable apropiada para medir cambios a lo largo del tiempo, por lo que se utilizará la diferencia logarítmica en términos de Ln(y t ) − Ln(y t−1 ). Por propiedades de los logaritmos esto es equivalente a Ln ytyt-1 , por lo que esta será la operacionalización de la variable de respuesta. Las ventajas de utilizar esta expresión se señalan en el cuerpo principal del artículo. No obstante, para entender por qué se interpreta en términos porcentuales es necesario presentar cuál es el efecto marginal del modelo. Por lo tanto, denotaré la razón como ytyt-1 sólo por simpleza.

Se tiene entonces el modelo general:

InY=β0+β1x1+u

Para encontrar el efecto marginal de x 1 sobre Y, hay que despejar a la variable dependiente y obtener la derivada respecto a x:

Y=eβ0+β1x1+u

Al ser una función compuesta, se usa la regla de la cadena para derivar Y con respecto a x 1 :

dYdx1=eβ0+β1x1+u*β1

Como la expresión a la cual está elevada el número e, es igual al logaritmo natural de Y, podemos sustituir:

dYdx1=eInY*β1

Por lo tanto:

dYdx1=Y*β1

Ahora, para obtener el efecto marginal se despeja β 1 :

β1=dY/ydx1

Como el cambio en Y está expresado como proporción, se multiplica por 100 para hablar de términos porcentuales:

β1*100= dY/ydx1*100

Es así que el cambio en una unidad de x 1 representa el cambio de β 1 * 100 en Y. Por último, como se definió a Y como la razón y t / y (t-1) , es que los efectos del modelo tienen que interpretarse como el cambio porcentual de β 1 * 100 en la razón y t / y (t-1) .

Operacionalización e interpretación de la variable explicativa principal

La variable explicativa principal es dicotómica e indica si algún contendiente a la candidatura a una gubernatura por el PRI durante el periodo de estudio renunció al partido antes, durante o después de que el proceso de designación de candidato oficial terminara. Por lo tanto, la variable toma valor de 1 si se observa una renuncia y de 0 en cualquier otro caso. Al ser una variable categórica, tiene que interpretarse sólo en términos de presencia o ausencia de renuncias. En consecuencia, los efectos asociados a esta variable indicarán cuál es el cambio en la variable de respuesta en presencia de renuncias.

Operacionalización de las variables de control

Margen de victoria (gubernatura, senadores, presidencial)

Estas tres variables tienen la misma operacionalización, pero capturan valores de diferentes elecciones. Para los tres casos el margen es la diferencia porcentual de los votos entre el PRI y el segundo lugar. Si el PRI quedó en segundo o tercer lugar, el margen toma valores negativos.

Porcentaje de recursos públicos del PRI

Esta variable captura el porcentaje de los recursos públicos otorgados al PRI a nivel nacional con respecto al total de financiamiento público de los partidos políticos.

Producto interno bruto (PIB) estatal per cápita

Es el producto interno bruto a nivel estatal entre el total de la población de la entidad que se mida. Está expresado en miles de pesos a precios de 1993.

Cambio porcentual en el crecimiento económico nacional

Es la variación porcentual anual del PIB per cápita a nivel nacional.

Índice de marginación estatal

Esta variable mide la intensidad de la marginación socioeconómica estatal al combinar diversas variables relacionadas con cuatro dimensiones relevantes de la marginación: educación, vivienda, ingresos monetarios y la distribución de la población. La educación se mide con dos variables: el porcentaje de personas mayores de 15 años con analfabetismo y el porcentaje de personas que no terminaron la educación primaria. El tipo y calidad de la vivienda se mide a través de cuatro variables: el porcentaje de habitantes en viviendas privadas que no cuentan con drenaje; porcentaje de habitantes en viviendas privadas que no cuentan con agua potable; porcentaje de personas en viviendas privadas que no cuentan con electricidad y el porcentaje de personas en viviendas privadas en condiciones de hacinamiento. El nivel de ingresos monetarios se mide a través del porcentaje de la población que trabaja y gana menos de dos salarios mínimos. Finalmente, la distribución de la población se mide a través del porcentaje de personas en los estados que vive en ciudades de menos de 5000 habitantes.

Estadísticos descriptivos

Cuadro A1 Estadísticos descriptivos 

Variable Media Desviación estándar Mínimo Máximo Observaciones Fuente
Logaritmo de la diferencia en el gasto social 5.818 1.451 1.840 9.260 93 Transformación propia con base en datos del Inegi
Margen de victoria para la elección de gobernador 0.383 0.360 -0.280 0.962 110 Garrido de la Sierra (2019)
Margen de victoria para la elección presidencial 0.201 0.262 -0.395 0.877 111
Margen de victoria para la elección de senadores 0.269 0.256 -0.291 0.891 111
pib estatal per cápita 13.945 6.779 5.828 38.945 81
Crecimiento económico porcentual 1.725 3.405 -10.400 6.093 111
Proporción de recursos públicos otorgados al pri 38.453 8.193 29.950 51.550 92
Índice de marginación 0.016 0.988 -1.739 2.412 111

Fuente: elaboración propia

Pruebas de robustez

Para examinar si los resultados eran robustos frente a otro tipo de estimaciones, realicé modificaciones a los modelos principales para especificarlos a través de efectos aleatorios, errores estándar corregidos por panel y pooled OLS. El objetivo de estas pruebas es mostrar que los resultados no se deben a una situación específica de la modelación a través de efectos fijos, sino que es un efecto robusto a través de diferentes especificaciones. Los hallazgos de estas pruebas se muestran en los cuadros A2-A4 del presente apéndice. Se observa que los resultados principales se sostienen a través de las tres estrategias de estimación adicionales. Los efectos de las rupturas continúan siendo positivos y estadísticamente significativos (p<0.01) en todos los casos.

Cuadro A2 Modelos con efectos aleatorios 

VARIABLES Modelo 9 Modelo 10 Modelo 11 Modelo 12 Modelo 13 Modelo 14 Modelo 15 Modelo 16
Renuncias al PRI 0.457*** 0.454*** 0.454*** 0.450*** 0.454*** 0.465*** 0.454*** 0.456***
(0.0591) (0.0565) (0.0549) (0.0583) (0.0565) (0.0637) (0.0666) (0.0589)
Margen de victoria (elección presidencial) 2.646 2.669** 2.870*** 2.926** 2.669** 3.982** 2.593 2.448
(1.690) (1.083) (1.048) (1.157) (1.083) (1.641) (1.649) (1.717)
Margen de victoria (elección de senadores) -2.399 -2.903 -3.559** -2.849 -2.903 -1.437 -3.124 -2.122
(2.152) (1.855) (1.762) (1.864) (1.855) (2.699) (4.873) (1.999)
Margen de victoria (elección a gobernador) -0.225 -0.287 -0.278 -0.135 -0.287 -0.322 -0.196 -2.535
(0.768) (0.647) (0.605) (0.631) (0.647) (0.795) (0.820) (1.719)
Porcentaje de recursos públicos del PRI 0.302*** 0.477*** 0.434*** 0.450*** 0.278*** 0.314*** 0.371***
(0.0432) (0.0552) (0.0531) (0.0493) (0.0505) (0.0721) (0.0533)
Producto interno bruto estatal per cápita -0.0434* -0.0490** -0.0423* -0.0384
(0.0229) (0.0232) (0.0237) (0.0236)
Cambio porcentual del crecimiento económico nacional -0.243 -0.251 -0.265 -0.275 -0.221 -0.0792
(0.263) (0.228) (0.209) (0.282) (0.279) (0.261)
Índice de marginación estatal -0.276* -0.116 -0.282* -0.279* -0.247
(0.163) (0.111) (0.161) (0.166) (0.162)
Renuncias al PRI x Margen de victoria (elección presidencial) -0.208
(0.203)
Renuncias al PRI x Margen de victoria (elección de senadores) 0.0734
(0.317)
Renuncias al PRI x Margen de victoria (elección a gobernador) 0.248
(0.170)
Efectos fijos por año
Constante -9.747*** -16.68*** 5.516*** -14.28*** -14.80*** -9.008*** -10.13*** -12.37***
(2.154) (2.262) (0.741) (2.249) (2.134) (2.232) (2.638) (2.477)
Observaciones 74 77 77 77 77 74 74 74
R-cuadrada (Overall) 0.560 0.547 0.542 0.552 0.547 0.565 0.560 0.571
R-cuadrada (Between) 0.351 0.330 0.340 0.328 0.330 0.384 0.343 0.336
R-cuadrada (Within) 0.598 0.580 0.573 0.585 0.580 0.596 0.601 0.614
Número de grupos 32 32 32 32 32 32 32 32

Errores estándar agrupados por estado entre paréntesis

*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1

Fuente: elaboración propia.

CUADRO A3 Modelos con errores estándar corregidos por panel 

VARIABLES Modelo 17 Modelo 18 Modelo 19 Modelo 20 Modelo 21 Modelo 22 Modelo 23 Modelo 24
Renuncias al PRI 0.439*** 0.439*** 0.439*** 0.435*** 0.439*** 0.446*** 0.436*** 0.437***
(0.0774) (0.0736) (0.0762) (0.0731) (0.0736) (0.0747) (0.0792) (0.0776)
Margen de victoria (elección presidencial) 2.638* 2.667** 2.868*** 2.923*** 2.667** 3.980* 2.583* 2.439*
(1.362) (1.064) (1.040) (1.011) (1.064) (2.300) (1.380) (1.302)
Margen de victoria (elección de senadores) -2.380 -2.892* -3.550** -2.838* -2.892* -1.411 -3.125 -2.102
(1.764) (1.570) (1.553) (1.550) (1.570) (1.910) (3.410) (1.701)
Margen de victoria (elección a gobernador) -0.213 -0.276 -0.268 -0.124 -0.276 -0.310 -0.183 -2.531
(0.636) (0.622) (0.602) (0.626) (0.622) (0.647) (0.635) (1.996)
Porcentaje de recursos públicos del PRI 0.117*** 0.104*** 0.0913*** 0.0944*** 0.107*** 0.121*** 0.134***
(0.0203) (0.0160) (0.0136) (0.0137) (0.0232) (0.0272) (0.0266)
Producto interno bruto estatal per cápita -0.0436* -0.0492* -0.0424* -0.0385
(0.0247) (0.0254) (0.0249) 0.251***
Cambio porcentual del crecimiento económico nacional 0.251*** 0.169*** 0.176*** 0.210** 0.267** 0.324***
(0.0857) (0.0604) (0.0609) (0.0952) (0.111) (0.113)
Índice de marginación estatal -0.276 -0.115 -0.283 -0.279 -0.247
(0.172) (0.130) (0.175) (0.170) (0.174)
Renuncias al PRI x Margen de victoria (elección presidencial) -0.209
(0.232)
Renuncias al PRI x Margen de victoria (elección de senadores) 0.0755
(0.287)
Renuncias al PRI x Margen de victoria (elección a gobernador) 0.249
(0.184)
Efectos fijos por año
Observaciones 74 77 77 77 77 74 74 74
R-cuadrada 0.629 0.640 0.628 0.653 0.640 0.638 0.630 0.628
Número de grupos 32 32 32 32 32 32 32 32

Errores estándar corregidos por panel entre paréntesis

*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1

Fuente: elaboración propia

Cuadro A4 Modelos pooled OLS 

VARIABLES

Modelo 25

Modelo 26

Modelo 27

Modelo 28

Modelo 29

Modelo 30

Modelo 31

Modelo 32

Renuncias al pri

0.457***

0.454***

0.454***

0.450***

0.454***

0.465***

0.454***

0.456***

(0.0591)

(0.0565)

(0.0549)

(0.0583)

(0.0565)

(0.0637)

(0.0666)

(0.0589)

Margen de victoria (elección presidencial)

2.646

2.669**

2.870**

2.926**

2.669**

3.982**

2.593

2.448

(1.690)

(1.083)

(1.048)

(1.157)

(1.083)

(1.641)

(1.649)

(1.717)

Margen de victoria (elección de senadores)

-2.399

-2.903

-3.559*

-2.849

-2.903

-1.437

-3.124

-2.122

(2.152)

(1.855)

(1.762)

(1.864)

(1.855)

(2.699)

(4.873)

(1.999)

Margen de victoria (elección a gobernador)

-0.225

-0.287

-0.278

-0.135

-0.287

-0.322

-0.196

-2.535

(0.768)

(0.647)

(0.605)

(0.631)

(0.647)

(0.795)

(0.820)

(1.719)

Porcentaje de recursos públicos del pri

0.302***

0.477***

0.434***

0.450***

0.278***

0.314***

0.371***

(0.0432)

(0.0552)

(0.0531)

(0.0493)

(0.0505)

(0.0721)

(0.0533)

Producto interno bruto estatal per cápita

-0.0434*

-0.0490**

-0.0423*

-0.0384

(0.0229)

(0.0232)

(0.0237)

(0.0236)

Cambio porcentual del crecimiento económico nacional

-0.243

-0.251

-0.265

-0.275

-0.221

-0.0792

(0.263)

(0.228)

(0.209)

(0.282)

(0.279)

(0.261)

Índice de marginación estatal

-0.276

-0.116

-0.282*

-0.279

-0.247

(0.163)

(0.111)

(0.161)

(0.166)

(0.162)

Renuncias al pri x Margen de victoria (elección presidencial)

-0.208

(0.203)

Renuncias al pri x Margen de victoria (elección de senadores)

0.0734

(0.317)

Renuncias al pri x Margen de victoria (elección a gobernador)

0.248

(0.170)

Constante

-9.747***

-16.68***

5.516***

-14.28***

-14.80***

-9.008***

-10.13***

-12.37***

(2.154)

(2.262)

(0.741)

(2.249)

(2.134)

(2.232)

(2.638)

(2.477)

Efectos fijos por año

Observaciones

74

77

77

77

77

74

74

74

R-cuadrada

0.560

0.547

0.542

0.551

0.547

0.565

0.560

0.571

Errores estándar agrupados por estado entre paréntesis

*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1

Fuente: elaboración propia

En el caso de los modelos con efectos aleatorios, se modifica el supuesto de la correlación entre el error y los posibles efectos fijos asumiendo que ésta es igual a cero. Además, se parte de la idea de que el intercepto de los modelos tiene un valor promedio y una variación que proviene de una distribución aleatoria. Incluso con este cambio en los supuestos de la modelación, los resultados se sostienen. Los hallazgos tienden a incrementar su magnitud ligeramente, lo cual puede deberse a la ausencia de los controles de los efectos fijos.

Al utilizar la estrategia de errores estándar corregidos por panel se asumió que el modelo cuenta con heterocedasticidad y que la variable de resultado se comportaba como un proceso autorregresivo de orden uno. Nuevamente, al utilizar estos supuestos en la modelación, los resultados se mantuvieron sin modificaciones sustantivas. Al igual que con los efectos aleatorios, la magnitud de los coeficientes aumentó ligeramente, manteniendo el sentido de la relación y la significancia estadística.

Por último, se utilizó una estrategia de pooled OLS en la que se omitió cualquier dinámica temporal, así como la estructura de panel. Los hallazgos se mantuvieron firmes ante esta estrategia. Al igual que con las dos estrategias anteriores, los coeficientes aumentaron ligeramente en términos de su magnitud. En consecuencia, la utilización de los modelos de efectos fijos como los principales se presenta como la estrategia más conservadora, además de ser la recomendada para reducir el sesgo en las estimaciones en virtud de la estructura de la base de datos, al tener más unidades de análisis que puntos temporales.

Recibido: 01 de Enero de 2022; Aprobado: 01 de Abril de 2022

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