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Foro internacional

versión impresa ISSN 0185-013X

Foro int vol.56 no.4 Ciudad de México oct./dic. 2016

 

Reseñas

Marisela Connelly, Historia de Taiwán

Manuel de Jesús Rocha Pino

Connelly, Marisela. Historia de Taiwán. México: El Colegio de México, 2014. 512p.


El libro Historia de Taiwán, escrito por la sinóloga mexicanaMarisela Connelly , es una contribución de importancia significativa para los estudios sobre China, y de Asia del Este en general, que actualmente se realizan en el mundo de lengua española. Este libro ofrece un análisis de la historia demográfica, política, económica y de las relaciones internacionales de la isla de Taiwán desde sus primeros contactos con China hasta la actualidad. El periodo histórico que abarca el libro inicia desde los primeros contactos del mundo chino con la isla (durante la Dinastía Tang, 618-906, y, especialmente, durante la Dinastía Song, 960-1279) y se extiende hasta el primer periodo de gobierno del presidente taiwanés Ma Yingjiu (2008-2012).

La escritura de un libro que abarca un espacio histórico de varios siglos (que en realidad es una agrupación de diversos periodos históricos), cubriendo una diversidad amplia de procesos, variables y acontecimientos, es sin duda una labor compleja: una particularidad que la autora resuelve con claridad en la forma como estructura su libro. El texto se encuentra dividido en una introducción, doce capítulos y las conclusiones. Cada uno de los doce capítulos cubre los periodos históricos de Taiwán en los cuales, con una finalidad metodológica, se divide el libro: 1. La Configuración de Taiwán; 2. Taiwán: colonia japonesa; 3. Taiwán vuelve a China; 4. Los nacionalistas construyen su base en Taiwán; 5. Jiang Jingguo toma el comando; 6. Li Denghui y la taiwanización de la política; 7. Relaciones en el estrecho de Taiwán durante el gobierno de Li Denghui; 8. Relaciones con el exterior: lucha de Li Denghui por la presencia internacional de Taiwán y el desarrollo económico; 9. Triunfo de la oposición: la administración de Chen Shuibian; 10. Relaciones en el Estrecho de Taiwán en la administración de Chen Shuibian; 11. Relaciones exteriores bajo Chen Shuibian; 12. Taiwán bajo Ma Yinjiu.

A su vez, a lo largo de los capítulos, Marisela Connelly estructura su estudio histórico enfatizando el análisis de cuatro aspectos básicos: 1) los procesos demográficos determinados por la migración de la población externa a la isla, 2) la historia económica y la importancia que ha adquirido la isla como un centro de comercio en Asia del Este, 3) la historia de los procesos políticos internos de la isla y 4) las relaciones que Taiwán ha mantenido con China continental y, en general, con otros actores externos.

Al mantener una planeación rigurosa del libro, enfocado en el desarrollo de cada uno de los temas según el periodo histórico en el que se contextualizan, la autora organiza un conjunto vasto de información para hacerla accesible al lector tanto especializado en temas académicos como para el público en general. De la misma forma, la lectura resulta amena al ser abordados, con claridad, cada uno de los aspectos que se busca desarrollar y concluir.

Desde el primer capítulo, queda claro que Taiwán es una entidad geográfica cuya historia ha estado determinada por sus relaciones con el mundo exterior, especialmente con China continental. El primer tema que estructura al libro es la historia de la demografía de Taiwán y las diversas oleadas migratorias que recibió la isla desde China continental. Estos flujos migratorios tuvieron su origen desde las dinastías Ming tardía y Qing (con población proveniente del sur de China) extendiéndose hasta la reincorporación de la isla a la soberanía de la República de China en 1945 y el posterior exilio de Chiang Kai-shek y sus correligionarios del Guomindang, a partir de 1949, como consecuencia del establecimiento de la República Popular China.

La migración china a la isla ha sido un aspecto que puede considerarse estructural en su desarrollo histórico: las diversas oleadas migratorias desde China hacia Taiwán han representado, cada una en su momento, procesos de cambio profundo en la vida de los habitantes de la isla durante un periodo que abarca del siglo xvii al XX. Dichas oleadas migratorias contribuyeron a conformar las características de la isla en los aspectos económico y político y en las relaciones que Taiwán ha mantenido con el exterior.

El segundo aspecto estudiado por el libro, el desarrollo económico de la isla, igualmente ha sido resultado del papel que ha desempeñado Taiwán en su relación con el mundo exterior. De acuerdo al análisis del desarrollo económico de la isla, desde un inicio Taiwán se conformó como un productor de excedentes agrícolas que se vendían primeramente en China (aliviando con ello la necesidad de alimentos en el sur del Imperio, especialmente en la provincia de Fujian). Dicho proceso inició, especialmente, a partir de la Dinastía Qing, tiempo en que la isla fue incorporada administrativamente al imperio chino (como prefectura de Fujian en 1684 y como provincia del Imperio en 1885) y continuó posteriormente durante el periodo del dominio colonial de Japón sobre la isla (1895-1945). Durante el periodo colonial japonés, en la primera mitad del siglo XX, inicia la instalación de ciertos sectores industriales en Taiwán, aunque dependientes de los insumos extraídos por el capital japonés de otras regiones de Asia (especialmente durante la Guerra Mundial) y del mercado de interno de Japón, a donde era exportada la producción final (cap. 2).

En la actualidad, Taiwán es una potencia comercial, especializada en la producción y comercialización de productos de alto valor como tecnología en electrónica y de la información. En el libro se analizan las diferentes etapas del desarrollo económico e industrial de la isla y la evolución de sus relaciones comerciales con el exterior, en especial con China continental, y la creciente interdependencia económica que ambas entidades han constituido desde la década de 1990 hasta la actualidad (a pesar de los desacuerdos políticos). La posición que ha asumido Taiwán entre las economías del mundo inició debido a las políticas de desarrollo económico instrumentadas por el Guomindang, a partir de la década de 1970, y el apoyo económico de Estados Unidos al prestar ayuda financiera y de transferencia de tecnología a la isla (cap. 5).

Sin embargo, como puede apreciarse en el libro, parte de dichas características estructurales, de dependencia financiera, administrativa y tecnológica en un actor externo a la isla, se pueden encontrar en la relación entre China imperial y Taiwán, es decir, desde una época previa al asentamiento de los extranjeros europeos y japoneses en la isla.

El tercer aspecto estudiado en el libro es la historia de los procesos políticos internos. Es relevante notar que, desde el siglo xvii, la población de Taiwán estuvo dominada por diversas autoridades, por lo general ubicadas en el exterior de la isla, que la gobernaron de una manera autoritaria. Ya sea durante las dinastías Ming y Qing, durante el periodo de dominio japonés o durante la instalación del gobierno del Guomindang en 1945 (el cual hasta la década de 1980 fue un partido político autoritario con una organización leninista), la ordenación política de Taiwán correspondió a los intereses de autoridades que poco o nada tenían que ver con los intereses de la población taiwanesa (caps. 1-5).

De manera paradójica, hasta el proceso de tenue apertura política iniciada por el presidente Jian Jingguo (hijo de Chiang Kaishek) durante la década de 1980, el periodo previo en que la población de Taiwán experimentó una mejora significativa en sus condiciones de vida (en seguridad económica, salud y educación) fue durante el dominio colonial japonés. Las acciones autoritarias del gobierno del Guomindang (en Taiwán se aplicó la Ley Marcial de 1949 a 1987) dejaron una impronta duradera en la sociedad taiwanesa, la cual se refleja en un problema nodal en la actualidad: el de la construcción de una identidad taiwanesa diferenciada de la identidad china. Las reformas políticas instrumentadas por el Guomindang como la de 1986 (que permitió la participación de partidos de oposición en el sistema político, especialmente en el caso del Partido Democrático Progresista -PDP- organizado mayoritariamente por población nacida en Taiwán) no impidieron la polarización de la vida política taiwanesa.

El inicio del periodo presidencial de Li Denghui (1988-2000), perteneciente al Guomindang y sucesor de Jiang Jingguo, representó el inicio de una nueva época en la vida política taiwanesa. Además de la participación de partidos de oposición a partir de este periodo sucede un cambio generacional entre los cuadros del Guomindang: los nuevos dirigentes del partido nacionalista serían taiwaneses de origen, por lo que su relación con China continental y con las aspiraciones originales del Guomindang (el regreso al continente para derrotar a los comunistas) disminuyeron gradualmente (cap. 6).

El mismo presidente Li había nacido en Taiwán y las reformas constitucionales que impulsó, que tendían a la democratización del sistema político (reformas del sistema electoral, de la organización del poder legislativo y de la división administrativa de los niveles de gobierno provincial y local), iniciaron un proceso denominado en el libro como la “taiwanización de la política”. El proceso de democratización de Taiwán significó la ruptura con el autoritarismo político que había prevalecido desde la época imperial; pero al mismo tiempo, la democratización provocó un aumento en las tensiones con la República Popular China (caps. 6-7).

El aumento de las tensiones en las relaciones entre la China nacionalista y la República Popular se debió a que los gobiernos de Li Denghui y, posteriormente, de Chen Shuibian (PDP) demandaron una mayor presencia de la isla en las organizaciones internacionales de una manera cada vez más diferenciada del concepto de una República de China (una sola China dividida entre la República nacionalista y la Republica Popular): el problema de una identidad taiwanesa fue internacionalizado, especialmente a partir del segundo periodo de gobierno de Li, algo que alarmó a los dirigentes del Partido Comunista Chino (cap. 8). En el libro se realiza un análisis detallado de los procesos de reforma institucional llevados a cabo por los gobiernos taiwaneses reflejados, a su vez, en unos procesos electorales con alta participación ciudadana en las votaciones. La politización de la sociedad taiwanesa fue acompañada por una polarización en cuanto a la cuestión de la identidad (china o taiwanesa), aunque los partidarios de una identidad taiwanesa, diferente a la china, en su mayoría eran descendientes de inmigrantes provenientes de China continental.

Como es analizado en el libro, dicha polarización se vio reflejada en los procesos electorales nacionales y locales de Taiwán durante los dos periodos presidenciales consecutivos de Chen Shuibian (2000-2008), en especial durante su campaña de reelección en 2004 (cap. 9).

Sin embargo, el PDP, no obstante su posición radical respecto a la identidad taiwanesa, perdió el proceso electoral de 2008 debido al pobre desempeño económico que tuvo la administración de Chen. En ese momento, el Guomindang volvió al poder con su candidato presidencial Ma Yingjiu, para el periodo de gobierno 2008-2012. El gobierno de Ma se orientó a mantener una mayor interdependencia económica con China y a la pacificación en las relaciones en el Estrecho de Taiwán al asumir el principio de “una sola China” (cap. 12).

La racionalidad económica de los votantes taiwaneses se impuso, en ese momento, a la agenda ideológica del PDP (el presidente Ma fue reelegido para el periodo 2012-2016). Como menciona la autora sobre el gobierno de Chen: “La falta de experiencia, el exceso de confianza en el sentido de que la sociedad taiwanesa apoyaría las ideas radicales tendientes a la desvinculación con el continente lo llevaron al fracaso” (p. 460).

El cuarto aspecto estudiado en el libro es la relación de Taiwán con el mundo exterior. En el primer capítulo del libro se señala el proceso de competencia que involucró a las dinastías Ming y Qing con algunas potencias europeas que se disputaron el control sobre la isla de Taiwán en el siglo xvii y durante el siglo XIX.1 A las incursiones europeas siguió el periodo colonial japonés hasta 1945 (caps. 1-2).

Con el establecimiento de las autoridades de la República de China en 1949, ahora exiliadas, inició la etapa en que las relaciones de Taiwán con el exterior estuvieron determinadas por la lógica de la Guerra Fría. En un inicio, el régimen de Chiang Kaishek se vio favorecido por el apoyo de Estados Unidos en el contexto del enfrentamiento bipolar y la contención contra la expansión del comunismo en Asia. Sin embargo, esta situación cambió radicalmente al iniciar la década de 1970 con el acercamiento del gobierno de Richard Nixon a la China maoísta con la finalidad de contener a la Unión Soviética: el triángulo estratégico de los años setenta fue un desastre para la presencia diplomática y el reconocimiento de la República de China en el mundo (caps. 4-5).

La República de China tuvo que ceder su lugar en Naciones Unidas a la República Popular China en 1971. Ese fue el inicio de un proceso de ruptura de relaciones por parte de los países que, hasta ese momento, reconocían a la República de China, para establecer relaciones con la República Popular. En el libro se analiza detalladamente la lucha que los diversos gobiernos taiwaneses han tenido que mantener, desde los años setenta hasta la actualidad, para encontrar países con quienes mantener relaciones diplomáticas; o, en su defecto, para no perder a los gobiernos que aún mantienen relaciones oficiales con la isla, principalmente de naciones africanas, centroamericanas y caribeñas (caps. 5-12).

Un tema fundamental para el estudio de Taiwán es la condición de la pertenencia de la isla a China o si Taiwán puede considerarse un país diferente. El problema de la identidad no china por parte de un sector de la sociedad taiwanesa, y sus aspiraciones por constituir un Estado independiente, trasciende a la relación entre China y Taiwán y puede considerarse un problema de seguridad con repercusiones mundiales (por la presencia de Estados Unidos en dicho conflicto). En su libro, Marisela Connelly realiza un análisis minucioso de los discursos de los gobiernos taiwaneses y de las autoridades comunistas de China (sus diversas teorías, principios, propuestas u hojas de ruta) sobre el tema de la unicidad de China, su posible reunificación o, por parte del gobierno del PDP, una eventual independencia de Taiwán de iure. Para ello, la autora realiza un estudio cotidiano de fuentes primarias entre los discursos oficiales o las declaraciones de las autoridades de las dos partes sobre el tema, recogidas por medios de comunicación taiwaneses y del continente.

La importancia de este análisis es que refleja el proceso de interdependencia económica constante entre ambas partes del Estrecho de Taiwán, a pesar de las diferencias políticas: relaciones en las que ha prevalecido, especialmente durante el gobierno de Ma Yingjiu, el interés por mantener una institucionalidad en el diálogo para mantener el statu quo y el pragmatismo económico, aunque sin menoscabo de algunos conflictos coyunturales o los exabruptos emocionales de algunas de las partes. La comprensión de dicho contexto es importante para la evaluación de las coyunturas que se presenten: como en el caso de las elecciones presidenciales que han de celebrarse en enero de 2016 en Taiwán (así como sus consecuencias internas y para la política internacional).

El libro Historia de Taiwán resulta ser una aportación necesaria para la comprensión de la historia de Asia del Este así como de la situación internacional actual de la región.

1En el siglo XVII inició la primera incursión europea en Taiwán, algo que cambiaría la vida de la población indígena de la isla. Como señala Marisela Connelly, a partir de los acontecimientos siguientes, de ser una “isla solitaria”, Taiwán se convirtió paulatinamente en un “centro de comercio” primeramente regional y, después, mundial (p. 23). Desde mediados del siglo xvi, los portugueses habían avistado las costas de Taiwán y la bautizaron con el nombre con que la isla fue conocida en Occidente: “Formosa”. A ellos siguieron los holandeses en 1622 y los españoles en 1626. La presencia de europeos en Taiwán se interrumpió con la consolidación del dominio de la dinastía Qing en la isla, pero continuaría a mediados del siglo xix, coincidiendo con un nuevo periodo de crisis y debilidad del imperio chino. Desde 1824 barcos británicos se aproximaban a la costa de Taiwán y durante las Primera Guerra del Opio se dieron enfrentamientos entre barcos británicos y fuerzas chinas en 1842. Posteriormente, como resultado de la Segunda Guerra del Opio, el Tratado de Tianjin (1858) designó al puerto taiwanés de Anping como puerto de tratado: posteriormente otros puertos taiwaneses fueron abiertos al comercio con los europeos como Tamsui, Jilong y Gaoxiong (pp. 24-35).

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