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Foro internacional

versão impressa ISSN 0185-013X

Foro int vol.55 no.2 Ciudad de México Abr./Jun. 2015

 

Reseñas

Pía Riggirozzi y Diana Tussie (eds.), The Rise of Post-Hegemonic Regionalism: The Case of Latin America

Jason Weidner

Riggirozzi, Pía; Tussie, Diana. The Rise of Post-Hegemonic Regionalism: The Case of Latin America. Londres: Springer, 2012. 194p.


¿Cuál es la relación entre cambios en la estructura del poder internacional y las dinámicas políticas en la región de América Latina? Con la aparente pérdida de influencia en la región por parte de los Estados Unidos, junto con la llegada al poder de gobiernos izquierdistas, muchos analistas han caracterizado a América Latina en términos de posterioridad: post-consenso de Washington, post- neoliberal, post-hegemonía.1 En este contexto, la creación de nuevas organizaciones en la región -como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)- plantea la posibilidad de que los países latinoamericanos estén utilizando la cooperación e integración regional para aumentar su proyección internacional y lograr mayor autonomía.

Abordando este tema, el libro editado por Pía Riggirozzi y Diana Tussie propone que estos nuevos mecanismos de cooperación representan un nuevo tipo de regionalismo, lo que las autoras caracterizan como "posthegemónico". Este último término se refiere a la hegemonía en dos sentidos, ambos relacionados: la hegemonía estadounidense en el hemisferio y la hegemonía global neoliberal. Riggirozzi y Tussie presentan argumentos sólidos en cuanto al surgimiento de un regionalismo posthegemónico en dos sentidos -un regionalismo que rechaza el liderazgo histórico de la gran potencia del norte y que, a la vez, busca alternativas al modelo neoliberal de desarrollo. Por eso, las autoras aseveran que los procesos de regionalismo en América Latina "presentan una complejidad que desafía tanto la noción del regionalismo defensivo como la gobernanza liberal promovida por los EE. UU.".2 Además, como señala Olivier Dabène, tanto la ALBA como la Unasur representan "una nueva agenda de integración que va mucho más allá de la facilitación del comercio, a la vez que refleja una nueva manera de concebir los intereses comunes en la región y conlleva también la provisión de bienes comunes regionales".3

En el primer capítulo, Riggirozzi y Tussie elaboran el marco teórico del libro, explicando lo que entienden por regionalismo posthegemónico. Detallan el aspecto dual del término. Por un lado, el rechazo del modelo neoliberal por muchos gobiernos en la región significa el retorno del Estado como actor principal en el ámbito económico, además de un papel protagónico en los proyectos regionalistas. Por otro lado, subrayan el hecho de que los procesos de cooperación e integración analizados en el libro se hayan desarrollado sin presión o interferencia por parte de los Estados Unidos. Sin embargo, el concepto de posthegemonía es utilizado de manera un poco problemática. En cuanto al modelo económico, aunque es cierto que algunos gobiernos, sobre todo el de Hugo Chávez y desde 2013 de Nicolás Maduro en Venezuela, han adoptado políticas que no son liberales y que podrían calificarse como socialistas, no queda claro todavía si estamos presenciado el nacimiento de una alternativa al modelo económico que predomina en el mundo hoy por hoy. Dicho de otra manera, si bien se observan experimentos con políticas heterodoxas en algunos países en la región, tal vez sea pronto para considerar una posthegemonía emergente como término sinónimo del postneoliberalismo. Por otra parte, es fácil exagerar la pérdida de influencia de los Estados Unidos en la región. Aunque el fracaso de concluir un área de libre comercio para las Américas (alca) fue señal para muchos de la disminución del poder de Estados Unidos en la región, este último se adaptó a la situación concluyendo un tratado de libre comercio con los países de Centroamérica y República Dominicana (DR-CAFTA) Asimismo de acuerdos comerciales con Chile, Colombia y Perú. Asimismo, sólo la ALBA pretende representar un regionalismo alternativo al modelo socioeconómico que predomina en el mundo actual. Unasur y las otras organizaciones regionales con más años de existencia, como Mercosur, la Comunidad Andina, Caricom y el Mercado Común Centroamericano, buscan una mayor integración comercial regional y hasta política en algunos casos; con todo, operan dentro de un marco de la globalización capitalista y no pretenden buscar alternativas a esta última.

No obstante lo anterior, los capítulos del libro ofrecen análisis detallados sobre varios aspectos de los nuevos mecanismos de cooperación e integración latinoamericanas que no suelen ser objetos de estudio. El capítulo de Ricardo Carciofi, por ejemplo, estudia la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA). Es un caso muy interesante y Carciofi hace buen trabajo en destacar tanto las posibilidades como los límites actuales de este proyecto. Otras dimensiones de regionalismo que no se han estudiado suficientemente son la cooperación en defensa y en materia monetaria, temas analizados en los capítulos de Jorge Battaglino y Pablo Trucco. Battaglino de- muestra cómo el Consejo de Defensa Suramericano no solamente fortalece la cooperación regional, sino que también responde a una necesidad de coordinación regional que surge desde que Estados Unidos deja de cumplir ese rol. Por su parte, Trucco explica cómo la crisis financiera global, junto con la llegada al poder de gobiernos izquierdistas, crearon las condiciones para una mayor cooperación regional monetaria en Sudamérica. Al mismo tiempo, y volviendo al tema ya señalado sobre el concepto de posthegemonía, la cooperación monetaria es un buen ejemplo de mecanismos del regionalismo que responden a la pérdida de influencia de los Estados Unidos -sobre todo en América del Sur-, pero que conforman el modelo económico hegemónico global.

En realidad es en Sudamérica, y no en Centroamérica ni en el Caribe, donde los procesos de integración posiblemente posthegemónicos se están desarrollando. Por lo tanto, los últimos cuatro capítulos del libro se dedican a analizar sus posibilidades, desafíos y limitaciones actuales. Marcelo Saguier identifica y analiza una profunda tensión en el regionalismo sudamericano. Por un lado, destaca un proceso de creación de una suerte de identidad y comunidad política en la región, "centrada en valores y prácticas compartidos que rechazan la narrativa que dice que el neoliberalismo y el regionalismo abierto son las únicas posibilidades para una gobernanza interamericana".4 Por otro lado, los proyectos de desarrollo económico de los gobiernos de izquierda están basados en gran medida en la extracción de recursos naturales, sobre todo en los sectores energéticos y mineros. Como demuestra Saguier, es precisamente en los mecanismos de integración regional de las industrias extractivas donde se produce un choque con las ideas y valores asociados con un desarrollo post-neoliberal. La evidencia de este choque son los conflictos "socio-medioambientales" que detalla Saguier.

Siguiendo con las contradicciones, en su capítulo Andrés Serbin cuestiona el aspecto progresista de iniciativas como ALBA y Unasur, sobre todo por la falta de mecanismos para facilitar la participación de los grupos de la sociedad civil y los movimientos sociales. Para Serbin, resulta irónico que la falta de democracia en los procesos de integración del regionalismo abierto como el alca, que en buen parte provocaron un desencanto con el neoliberalismo, se repite en los nuevos proyectos de regionalismo supuestamente posthegemónicos. Aunque Serbin tiene razón en llamar la atención a la falta de mecanismos para fomentar la participación de la sociedad civil, su enfoque en lo institucional pierde de vista el protagonismo de los movimientos sociales y organizaciones civiles, por lo menos en el caso de la ALBA, en abrir nuevos espacios para su participación y hasta influir en la forma que se desarrolla ese modo de integración. Por lo tanto, quizás sería mejor considerar la ALBA como la formación incipiente de un nuevo espacio político regional donde distintos actores luchan por definir cómo construir alternativas al modelo neoliberal imperante.

En cualquier caso, el capítulo de Andrés Malamud deja claro que si bien el regionalismo alternativo en Sudamérica todavía es principalmente la creación de unos Estados en la región, parece difícil que la hegemonía estadounidense, que se atenúa, sea reemplazada por una nueva hegemonía regional brasileña. Eso, explica Malamud, es resultado de varios factores, tanto internos en Brasil como externos en la región. En cuanto a los primeros, Malamud asevera que Brasil todavía carece de la capacidad, además de la voluntad, de asumir el papel de líder regional. También, señala que otro obstáculo radica en que otros países en la región no están dispuestos a aceptar el liderazgo brasileño. Entonces, desde la perspectiva realista de Malamud, resulta complicada la construcción de un regionalismo sólido en ausencia del liderazgo fuerte por parte de una de las potencias regionales. A falta de eso, según el autor, no se puede esperar mucho de los procesos de integración analizados en el libro.

A reserva de los pronósticos y los resultados observados por el momento, resulta evidente que los procesos de regionalismo en América Latina, y sobre todo en América del Sur, tienen implicaciones no solamente para la estructura del poder en la región, sino también para las posibilidades de alternativas al modelo neoliberal global. Este libro ofrece análisis importantes para entender las dinámicas políticas actuales en la región y un aporte para repensar los modelos teóricos sobre el regionalismo en general. Por eso el libro será de interés no solamente para los que estudian la política latinoamericana, sino también para los que analizan procesos de regionalismo en general y que dedican atención especial a las dinámicas contemporáneas del poder internacional.

1John Burdick, Philip Oxhorn y Kenneth M. Roberts (eds.), Beyond Neoliberalism in Latin America? Societies and Politics at the Crossroads, Nueva York, Palgrave Macmillan, 2009; Benjamin Arditi, "Arguments about the Left Turns in Latin America: A Post-Liberal Politics? ", Latin American Research Review, vol. 43, núm. 3, 2008; Jean Grugel y Pía Riggirozzi (eds.), Governance after Neoliberalism in Latin America, Nueva York, Palgrave Macmillan, 2009; Laura Macdonald y Anne Ruckert (eds.), Post-Neoliberalism in the Americas, Nueva York, Palgrave Macmillan, 2009; Julian S. Yates y Karen Bakker, "Debating the 'Post-Neoliberal Turn' in Latin America", Progress in Human Geography, vol. 38, núm. 1, 2014.

2Pía Riggirozzi y Diana Tussie, "The Rise of Post-Hegemonic Regionalism in Latin America", en Pía Riggirozzi y Diana Tussie (eds.), The Rise of Post-Hegemonic Regionalism: The Case of Latin America, Londres, Springer, 2012, p. 11.

3Olivier Dabène, "Consistency and Resilience through Cycles of Repoliticization", en Pía Riggirozzi y Diana Tussie (eds.), The Rise of Post-Hegemonic Regionalism: The Case of Latin America, Londres, Springer, 2012, p. 63.

4Marcelo I. Saguier, "Socio-Environmental Regionalism in South America: Tensions in New Development Models", en Pía Riggirozzi y Diana Tussie (eds.), The Rise of Post-Hegemonic Regionalism: The Case of Latin America, Londres, Springer, 2012, p. 125.

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