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Estudios de cultura náhuatl

Print version ISSN 0071-1675

Estud. cult. náhuatl vol.44  Ciudad de México Jul./Dec. 2012

 

Reseñas bibliográficas

 

Cantares mexicanos, 2 v., edición de Miguel León-Portilla

 

por Eduardo Matos Moctezuma

 

México, Universidad Nacional Autónoma de México, Fideicomiso Teixidor, 2011.

 

Hay obras que por su importancia se constituyen en verdaderas joyas de la literatura. Es el caso de Cantares mexicanos. Y no dudo en señalarlo así, ya que estamos ante un escrito que nos muestra, por un lado, logrados ejemplos de la literatura náhuatl escritos en el siglo XVI y, por el otro, nos brinda en sus páginas un mestizaje cultural al contener escritos de pasajes bíblicos, del Nuevo Testamento y sermones que sirvieron a los frailes en sus intentos evangelizadores. Ambas partes, pues, se unen para darnos un momento crucial de nuestra historia por medio de la palabra escrita.

Hagamos un poco de memoria. Recordemos el decir de Alfonso Reyes en su Visión de Anáhuac al referirse a Tenochtitlan:

la ciudad se había dilatado en imperio, y el ruido de una civilización ciclópea, como la de Babilonia y Egipto, se prolongaba, fatigado, hasta los infaustos días de Moctezuma el doliente. Y fue entonces cuando, en envidiable hora de asombro, traspuestos los volcanes nevados, los hombres de Cortés ("polvo, sudor y hierro") se asomaron sobre aquel orbe de sonoridad y fulgores -espacioso circo de montañas.

A sus pies, en un espejismo de cristales, se extendía la pintoresca ciudad, emanada toda ella del templo, por manera que sus calles radiantes prolongaban las aristas de las pirámides (Reyes,

Sin embargo, al asombro inicial de los conquistadores se unía el ansia por el oro y la necesidad de convertir al indígena a una nueva manera de pensar. El aparato militar peninsular, con el apoyo de miles y miles de indígenas enemigos del mexica, dejó sentir su fuerza avasalladora que culminó aquel 13 de agosto de 1521. De este hecho dije en su momento: "¡Cuán difícil resulta para el vencido en guerra poder dar su versión de lo ocurrido...! Y es que el vencedor... no abre el menor resquicio por medio del cual el denostado pueda, siquiera por un momento, erguir la cabeza para contar la tragedia que sufre en carne propia. A la humillación de la derrota se une la imposición de todo tipo que lo deja en un plano de inferioridad que difícilmente puede sortear para tratar de encauzar su vida por otros derroteros, pues la libertad se ausenta de manera irremediable" (Matos, 2006).

A la empresa militar le siguió una tarea ardua y difícil: la de tratar de cambiar la manera de pensar de los pueblos mesoamericanos. Una tradición que había prevalecido por cientos y miles de años se veía bruscamente alterada por nuevas formas de pensamiento, por otros dioses, por una manera diferente de aprehender el universo. Con la conquista española, tanto militar como ideológica, se daba paso a un nuevo orden de cosas en donde el indígena, vencido, pasó a ser sujeto de explotación a manos del vencedor. Así lo dijo en 1528 un indígena anónimo de Tlatelolco, lugar de la última resistencia mexica, testigo de aquellos acontecimientos: "Fue cuando quedó vencido el tlatelolca, el gran tigre, el gran águila, el gran guerrero. Con esto dio su final conclusión la batalla". Y agrega: "Y todo esto pasó con nosotros. Nosotros lo vimos, nosotros lo admiramos; con esta lamentosa y triste suerte nos vimos angustiados" (Relato de la Conquista, 2006).

Callaba el sacerdote náhuatl para dar paso a la palabra del sacerdote cristiano. Los ángeles substituían a los demonios según la manera de pensar de aquellos hombres de polvo, sudor y hierro.

Pese a todo, la palabra perduró. Llegó a nosotros por diversos medios. Los mayas nos dejaron su historia grabada en la piedra; los nahuas labraron grandes monumentos en los que supieron capturar el tiempo; los mixtecos nos legaron códices que encierran sabiduría, historia, arte. Es el lenguaje de las piedras, de los códices, del muro hecho color en donde quedó plasmado su mensaje milenario. Después de la conquista la lengua náhuatl se expresó a través de escritos con caracteres latinos gracias a la labor primero de franciscanos y después de otras órdenes religiosas; también perduraron las lenguas que continuaron y siguen vigentes hoy día. El hecho es que la antigua palabra guardó toda su riqueza y por medio de ella se preservaron los pensamientos ancestrales. Así, la estructura del universo; el poblado panteón de dioses y diosas; las costumbres cotidianas; el mundo de los vivos y de los muertos se salvaguardaron para llegar hasta nosotros que, absortos, podemos penetrar en los arcanos de un pueblo. ¡Qué importancia debió de tener la palabra que a su máximo gobernante se le denominaba tlatoani, "el que posee la palabra"!

Cantares mexicanos es el resultado del encuentro de dos mundos. La feliz frase que acuñara Miguel León-Portilla cobra realidad en este manuscrito en donde el náhuatl se acompaña del castellano y en donde vemos el pensamiento del sacerdote mexica y el discurrir del fraile. Muchos años debieron pasar para que esta empresa llegara a buen término. Primero fue la publicación, por parte de la UNAM, del facsímil de la obra en el año 1994 en una preciosa edición que era el antecedente de lo que vendría después. En efecto, los tres tomos que ahora salen a la luz se deben al empeño y dedicación de un grupo selecto de nahuatlatos encabezados por el doctor León-Portilla y Guadalupe Curiel como parte del seminario en que se revisó y discutió el manuscrito. Fueron sus integrantes Georges Baudot, Karen Dakin, Ignacio Guzmán, Ascensión Hernández de León-Portilla, Patrick Johansson, Leonardo Manrique, Pilar Máynez, Francisco Morales, Federico Navarrete, Salvador Reyes Equiguas, Librado Silva Galeana, Thomas Smith y Rafael Tena. Gracias a ellos, hoy podemos acceder a la palabra antigua.

La historia del manuscrito es a todas luces fascinante. Por los estudios emprendidos sabemos que el libro consta de trece apartados que aluden a temas diversos. Ellos son:

1. Los "Cantares mexicanos" propiamente dichos (folios 1r al 85r)

2. "Kalendario mexicano, latino y castellano" (folios 86r. al 100r). En este apartado se incluyen 11 láminas, 7 en color. Está escrito en castellano por fray Bernardino de Sahagún.

3. "Arte adivinatoria o tonalámatl" (folios 101r al 105v). También obra de Sahagún, "que quiso enmendar en 1585 lo que sobre esto tenía escrito en el libro IV de su Historia general de las cosas de la Nueva España", según nos dice el doctor León Portilla en la "Introducción General" de la obra.

4. Trata de ejemplos en referencia al sacramento de la Eucaristía (folios 126r al 139v). En el folio 137r se menciona el año 1582. Está en náhuatl al igual que el resto de los documentos que siguen a continuación.

5. Sermón denominado "Plática indiferente para donde quiera" (folios 140r al 146r)

6. Otro sermón dedicado a la Eucaristía (folios 147r al 152r).

7. Es el pasaje de San Mateo sobre la curación de la hija de Jairo (folios 152r al 156r).

8. Texto en que Huitzilopochtli llama a la guerra (folio 157r).

9. Sermón acerca de vivir cristianamente (folios 158r al 162v).

10. Meditación sobre la postrimería de la muerte (folios 163r al 169r).

11. Trata de la vida y muerte del apóstol San Bartolomé (folios 170r al 178r)

12. Adaptación de las fábulas de Esopo a la mentalidad nahua (folios 179r al 191r).

13. "La historia de la Pasión de Ntro. Señor Jesuchristo en lengua mexicana" (folios 192r al 285v)

La obra se concibió como un todo. A esta conclusión se llega después de análisis minuciosos. La letra empleada fue la itálica con algunas variantes y del estudio emprendido por Ascensión Hernández de León Portilla y Liborio Villagómez se desprenden una cantidad de datos interesantes como es el tipo de letra ya mencionado; el papel empleado en su elaboración y las características y filiación de los textos. Acerca del origen del manuscrito señalan estos autores: "Tenemos certeza de que los tres primeros proceden del scriptorium de Santa Cruz de Tlatelolco, el centro de investigación más productivo del siglo XVI [...]" (p. 97).

A este estudio pormenorizado le sigue un Estudio Introductorio que nos da Miguel León Portilla, en donde alude a diversos temas como son la perduración y aprovechamiento de los Cantares; el redescubrimiento del manuscrito; las fechas que en él se mencionan con la certeza de su elaboración a fines del siglo XVI y otros temas que enriquecen el conocimiento de la obra.

Este primer tomo que incluye los estudios realizados termina con el trabajo de Salvador Reyes Equiguas acerca de la "Identificación de las aves mencionadas en los Cantares... ".

Los dos tomos siguientes (I y II) comprenden la paleografía, traducción y notas de los folios 1r al 85r de Cantares mexicanos. La edición contempló poner la lengua original en que fueron escritos, el náhuatl, y la versión castellana de los mismos. Intervinieron en esta labor Miguel León-Portilla, Librado Silva Galeana, Francisco Morales y Salvador Reyes Equiguas.

No tengo la menor duda de que, una vez que se complete el resto de la obra, ésta se convertirá en uno de los grandes aportes a la literatura universal. Cantares mexicanos es, por derecho propio, símbolo de un pasado que se convierte en presente. Al lenguaje simbólico de las piedras se une el lenguaje escrito. La palabra en lengua indígena perdura entre nosotros y es nuestro deber hacer que dure muchos años, siglos, para que siga siendo el medio de expresión de estos pueblos. Es por eso que hoy hago una petición que espero tenga eco: la necesidad de declarar a las lenguas indígenas de México como patrimonio de la humanidad ante la Unesco. Solo así se tomará conciencia de la importancia de que la palabra perdure, se aliente y continúe dándonos su contenido. Es por eso que hoy celebramos la presencia de Cantares mexicanos. Con su estudio y publicación se conservan las expresiones de dos lenguas en un momento clave de nuestra historia, del ayer y del hoy, lo que fuimos y lo que somos. Darlas a conocer es nuestro deber como estudiosos del pasado, un pasado que se volvió presente y en el que abrevamos la sabiduría de los hombres que fueron.

Rescatemos el lenguaje en cualquiera de sus manifestaciones. Hacerlo y convertirlo en realidad es lograr que perdure la esencia del hombre. Este es el caso de Cantares mexicanos.

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