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Estudios de cultura náhuatl

versión impresa ISSN 0071-1675

Estud. cult. náhuatl vol.44  Ciudad de México jul./dic. 2012

 

Reseñas bibliográficas

 

Carlos González González, Xipe Tótec. Guerra y regeneración del maíz en la religión mexica

 

por Eduardo Matos Moctezuma

 

México, Instituto Nacional de Antropología e Historia/Fondo de Cultura Económica, 2011.

 

El libro que aquí reseñamos atiende la presencia de una de las deidades importantes dentro del panteón mexica: Xipe Tótec. El título de la obra ya de entrada mucho nos dice del contenido que hallaremos en sus 453 páginas. El autor, el doctor Carlos Javier González, penetra en los pormenores acerca de esta deidad y nos lleva, con mano firme y sobrado conocimiento, a lo largo de una introducción, cinco capítulos y conclusiones en los que va analizando la figura del dios, sus orígenes y características.

En efecto, si algo llama la atención de este libro es el buen manejo que el autor hace tanto del dato arqueológico como de las fuentes escritas. Cada capítulo nos invita a la reflexión y al análisis. En el primero, leemos acerca de los antecedentes de la deidad lo que nos remonta hasta el preclásico y en particular a la cultura olmeca, en donde según algunos autores ya está presente la imagen del dios. El mundo clásico encuentra una variedad de representaciones que pueden aludir al numen en las principales culturas de este momento como la teotihuacana, zapoteca, maya, tolteca y otras además de tener imágenes del flechamiento de individuos como los encontrados en el Códice Becker I, en el Nutall, en el grafito del Templo II de Tikal y en la Historia Tolteca-chichimeca. Nuestro autor, además de hacer una buena recopilación de posibles imágenes de la deidad y de analizar cada una de ellas, dedica buena parte del capítulo a la relación de los mexica y el dios. Estudia desde el momento de la peregrinación y como uno de los barrios originales era el de Yopico, asociado al dios. Sin embargo, hay que destacar la prudencia con que actúa Carlos al advertir al lector acerca de que la práctica del tlacaxipehualiztli o desollamiento de personas, si bien guarda evidente relación con Xipe, también la tenía en la fiesta de ochpaniztli. De igual manera hace notar que el tlacacaliliztli o sacrificio por flechamiento "Si bien es indudable la vinculación que existía entre dicha ceremonia y el culto de Xipe Tótec [...] tampoco le era exclusiva y estaba igualmente relacionada con los cultos de la diosa Madre, de Mixcóatl-Camaxtli y del dios del fuego" (p. 104). En cuanto al calpulli Yopico dice: "Desde luego, debe tenerse cuidado en no tomar literalmente tales versiones, considerando lo oscura que resulta en particular esa etapa histórica [...]" (p. 106-107).

El siguiente capítulo es rico en el estudio de los lugares de culto al dios en dos aspectos: aquellos sitios fuera del recinto ceremonial y los que se encuentran al interior del mismo. Entre los primeros, González señala el nauhcampan o parcialidad de Moyotlan y el calpulli Yopico, ya que "Moyotlan estaba especialmente vinculada con Xipe Tótec sobre todo por la presencia en ella de un importante templo y altar de sacrificios dedicados a él, así como el calpulli Yopico, cuyo nombre evidencia su devoción particular hacia ese dios (p. 111). A continuación trata de la muy posible presencia de orfebres en este barrio, por ser el numen patrono de estos especialistas, pero siempre con cautela hace ver que no hay datos fehacientes sobre el particular y critica a Arturo Mozón cuando este quiere ver otros especialistas asentados en el. El calpulli Tlalcocomoco dentro de la parcialidad de Moyotlan contaba con un templo dedicado al dios además de hablarse de un temalácatl o piedra para el sacrificio gladiatorio. Otros calpullis en el espacio de Moyotlan eran Tzapotlan y Tepetitlan, el primero con su relación evidente con el árbol del zapote y el segundo con relación a los comerciantes. Parajes dentro de Tenochtitlan lo eran Totecco y Tecanman, también asociados con festividades en honor de Xipe. Ahora bien, en cuanto al recinto ceremonial de Tenochtitlan, el autor menciona algunos de ellos con datos procedentes ya de las fuentes escritas, ya de la arqueología o de la combinación de ambas. El lugar al que apunta la información existente es hacia el lado sur de la gran plaza, espacio que el autor trata con gran detalle en el libro.

Un tema de suyo importante es el que nos dice en el capítulo m acerca de los Anales de Cuauhtitlan y el vínculo entre dos fiestas importantes: la de Tlacaxipehualiztli y la de Ochpaniztli en las que la práctica del desollamiento humano está presente. Comenta el autor: "la versión de los Anales de Cuauhtitlan sobre el origen del tlacaxipehualiztli manifiesta la relación intrínseca que existía entre el culto de Xipe Tótec y el de la diosa-Madre [...]" (p. 226). La asociación con la guerra también es notoria así como con el maíz, con lo cual nos acerca al tema central que expresa el título de la obra y que analiza a continuación. En efecto, en el capítulo IV "El culto de Xipe Tótec en Tenochtitlan y sus relaciones con el maíz", comienza con una aseveración interesante: "Los estudios acerca de Xipe Tótec y su fiesta particular presentan una paradoja en común: a pesar de que Seler lo considero un dios de la renovación vegetal [...] y no obstante sus relaciones con Tláloc, evidenciadas tanto por la iconografía como por uno de sus nombres calendáricos, 'Siete lluvia', el aspecto agrícola del numen se ha visto opacado, por decirlo así, frente a la evidente relevancia de la guerra en tlacaxipehualiztli" (p. 241).

El estudio que sigue a esta aseveración es, en sí, convincente a todas luces. Después de leer los argumentos que el autor proporciona sobre el tema no cabe duda que existe una íntima relación de Xipe con el maíz y lo que éste representa. La conclusión a que llega es clara y enfática:

En resumen, encontramos constancia en las relaciones de la deidad con los númenes de la lluvia, del maíz y los mantenimientos, tanto en el período festivo donde se insertaba su fiesta particular como en las otras fiestas distinguibles por su presencia. Lo mismo sucede en el caso del cereal mismo, cuyo papel en tlacaxipehualiztli y tozostontli se muestra en concordancia y continuidad con el carácter propiciatorio de atlcahualo y presenta, además, nexos significativos y coherentes con ceremonias inmediatas que fueron registradas por las fuentes en la veintena hueitozostli, pero que se relacionan en conjunto, claramente, con una propiciación de su desarrollo (p. 315).

Y así llegamos al último capítulo que trata, precisamente, de la otra faceta del dios en su asociación con la guerra. De entrada se nos hace ver que esta asociación no se limitaba a su festividad, sino que además tenía nexos con el tlatoani cuando este comandaba los ejércitos, o al momento de su entronización como gobernante supremo como también en el sacrificio y desollamiento del primer prisionero que capturaba. Un aspecto relevante es aquel en que hace ver cuál era el momento adecuado para ir a la guerra. Varios autores coincidimos que esto pudo ocurrir después de la cosecha de las plantas ya que entonces se contaba con mano de obra disponible para tal fin, además de que los graneros enemigos se encontraban llenos como producto de la recolección. Sin embargo y como lo señalo en algún escrito, era el momento en que el sol se inclinaba más hacia el sur y la temporada de secas se iniciaba para llegar a concluir en la fiesta de Panquetzaliztli con el sacrificio de cautivos y esclavos en honor de Huitzilopochtli, lo que coincidía con el solsticio de invierno y la estrecha relación del dios solar y de la guerra con el rumbo sur del universo.

No quiero extenderme más puesto que otros investigadores habrán de tomar la palabra. Solo quiero agregar que estamos, indudablemente, ante una obra que viene a aclarar en mucho diversos aspectos asociados a Xipe Tótec y su importancia dentro del panteón y el calendario mexica. Deseo terminar mi intervención citando, como lo he hecho a lo largo de mi presentación, al autor del libro cuando señala en su último párrafo "Guerra y agricultura se reunían, en el culto de Xipe Tótec, como actividades igualmente generadoras de vida, dentro del marco de la cosmovisión mesoamericana" (p. 405).

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