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Estudios de cultura náhuatl

versión impresa ISSN 0071-1675

Estud. cult. náhuatl vol.42  Ciudad de México ago. 2011

 

Artículos

 

El nauatl urbano de Tlatelolco/Tenochtitlan, resultado de convergencia entre dialectos. Con un esbozo brevísimo de la historia de los dialectos*

 

Una Canger**

 

 

**Danesa. Doctora por la Universidad de California, Berkeley. Profesora emérita del Departamento de Estudios Interculturales y Regionales de la Universidad del Copenhague. Entre sus más recientes publicaciones se encuentran "Some languages do not respect the designs of linguists" y "Andetsprog som første sprog" [El idioma como primera lengua].

 

HIPÓTESIS

La variante del náuatl que se hablaba en Tlatelolco/Tenochtitlan y sus alrededores en el siglo XVI, y que se conoce como náhuatl clásico, no fue un dialecto como las variantes regionales que conocemos hoy, ni como las que se hablaban en las provincias antes de la invasión española. En el siglo XVI, así como en los siglos anteriores, se hablaban varios dialectos en las provincias y a partir de estos se desarrollaron los dialectos de hoy.

Pero en la capital del imperio azteca surgió una variante del náuatl que no se puede identificar con un sólo dialecto regional. Surgió como resultado del encuentro entre grupos de nauahablantes, quienes habían concurrido a la capital azteca en los siglos anteriores desde distintas regiones del imperio donde se hablaban las variantes regionales mencionadas. La hipótesis esbozada en este trabajo es que, en la densamente poblada ciudad, rebosante de diálogos, discusiones, tratos, encuentros entre amigos y entre gente que no se conocía antes, brotó y se desarrolló esa nueva variante del náuatl, una lengua convergente, un dialecto evidentemente urbano. Conocemos este náuatl urbano de los textos de los siglos XVI y XVII, a través de las impresionantes gramáticas de los frailes y del fabuloso Vocabulario de Alonso de Molina.

Naturalmente, en una ciudad como Tlatelolco/Tenochtitlan, con más de 50 000 habitantes, la lengua no era homogénea. Los frailes mencionan la lengua elegante de la elite, y consideran al náuatl de Tezcoco como el más pulido. Pero tenemos pocos detalles concretos sobre la variación del habla de este centro político. Los amplios textos que nos sirven de fuentes se deben casi todos a nauahablantes, quienes en la década de 1530 aprendieron a escribir su propio idioma en el Golegio de Santa Cruz de Tlatelolco, y también se deben a los frailes españoles. Los estudiantes del Colegio de Santa Cruz eran de entre doce y catorce años de edad y de "buenas familias", vivían en el colegio dos o tres años, y me imagino que desarrollaron allá, entre ellos mismos, un habla común y crearon un estilo homogéneo en su forma de escribir la lengua. Guando estos jóvenes regresaron a sus comunidades, fue ese náuatl —más o menos oficial— el que enseñaron a otros, quienes se hicieron escribanos. Y los frailes, autores de muchísimos escritos, seguramente reprodujeron textos dictados por nauahablantes y escogieron, no las variantes de la calle, sino una variante cercana al habla de la elite.

La hipótesis presentada aquí no se basa en variaciones y diferencias en la lengua hablada dentro de la capital azteca y en sus alrededores, sino en rasgos de esa lengua urbana precisamente definidos. Lo notable y decisivo es que estos rasgos son innovaciones, es decir, que surgieron en el centro del imperio, y son rasgos comunes solamente del náuatl de Tlatelolco/Tenochtitlan; no se encuentran en otras variantes de la lengua. Estos rasgos del náuatl urbano son característicos de los dialectos que se hablan hoy alrededor de la ciudad de México, pero los hablantes de los dialectos regionales fuera de la cuenca, en general, no los han adoptado. Además, son innovaciones que reflejan lo propio del habla apresurada de las ciudades, es decir, estas innovaciones son abreviaciones, apócopes y, en general, cambios que facilitan un habla rápida.

En las páginas que siguen presento estas innovaciones particulares del náuatl de Tlatelolco/Tenochtitlan y del que se habla hoy en la región que rodea la cuenca de México. Los demás son cambios fonológicos, pero también hay cambios en la morfología. Algunos de los cambios muestran múltiple origen y un proceso no terminado, es decir, con formas en competencia.

 

CAMBIOS FONOLÓGICOS Y MORFOFONOLÓCICOS

La h se cambia en saltillo

Los hablantes capitalinos cambiaron el fonema /h/ en una oclusión glotal, lo que los frailes llamaban saltillo. Con la excepción del náuatl del norte de Puebla —que en general no se distingue del náuatl urbano— y el dialecto del norte de Guerrero, la /h/ conserva su pronunciación original del proto-náuatl como [h] en todos los dialectos, desde Durango hasta El Salvador. Hay casos de pérdida de esa /h/ al final de palabra pero en otros contextos en algunos dialectos. En pipil se ha conservado una forma más antigua, /t/, al final de palabra, pero el saltillo no ocurre fuera de los dialectos mencionados. En los dialectos que mantienen la [h] se oye, como marca de fin de frase o fin de cláusula, un cierre glotal después de una vocal final. Esta marca de fin de frase ha confundido a algunos investigadores, que lo han notado como un fonema, como un saltillo. Esto es especialmente frecuente si han elicitado palabras en aislamiento, que funcionan como frases enteras.

Varios investigadores han sugerido que el saltillo representa la pronunciación antigua, pues suponen que el saltillo fue global en el siglo XVI, y que sólo posteriormente se cambió en [h] (Karttunen 1983: XXII; Lockhart 2001:21). Varios factores se conjugan en contra de esta hipótesis. Primero, la [h] está ampliamente documentada ya en el siglo XVI en textos de Puebla y Tlaxcala. En el primer folio del Manuscrito de 1553, encontramos por ejemplo yntlahtol, tlahtocati, oquihto, ayohtli, yn nihcuac. Segundo, la extensión casi global de la ocurrencia de la [h] en comparación con la ocurrencia restringida del saltillo, hace más probable que el saltillo venga de la [h] que lo contrario. Tercero, los lingüistas históricos nos informan que el fonema en cuestión viene o de *w o de *t (Dakin 1982:26, 111, 114, 115).

En otras palabras, no es fortuito si encontramos en un texto la <h> donde Carochi pone el saltillo, como por ejemplo en <tlahtoani>; al contrario, esto nos da cierta información, a saber, que es probable que el documento proviene de una región fuera del centro. Por eso es de verdad lamentable que una convención de notar el saltillo con <h> que cubre o pasa por alto la distinción entre [2] y [h], se está extendiendo. Esta convención la introdujo J. Richard Andrews en su Introduction to Classical Nahuatl en 1975, a pesar de su conocimiento de la realización con [h] en otros dialectos —o posiblemente precisamente por ese conocimiento—. Andrews dice:

In certain dialects (such as those of Tlaxcala and Cholula) a glottal fricative (similar to English /h/ in hat) was used instead of the glottal stop. (Andrews 1975:5).

Antes de 1975 los demás investigadores no marcaron el saltillo, como por ejemplo Schoembs 1949, Garibay 2a. ed. 1961, Sullivan 1976; otros lo marcaban con el símbolo lingüístico del cierre glotal (Newman 1967), y Michel Launey (desde 1979) siguió la tradición de Horacio Carochi indicándolo con signos diacríticos.

 

El adverbio ya se cambia en ye

Aquí tenemos otra vez un cambio restringido al náuatl urbano. Las siguientes referencias documentan que, con excepción de Guerrero central y norte de Puebla, en las provincias se ha mantenido hasta hoy la forma ya de este adverbio: Durango: Canger 2001: 34, 35; Michoacán: Sischo 1979: 357; norte de Guerrero: Canger 1993: 6 et passim; Costa Chica de Guerrero: Canger 1976: 12; Tetelcingo, Morelos: Brewer & Brewer 1962: 104; La Huasteca: Beller & Beller 1979: 13; sierra de Puebla: Key & Key 1953: 131; Mecayapan (Istmo): Wolgemuth 1981: 208; Tabasco: F. Cruz Álvarez 2005: 58; pipil: Campbell 1985: 70.

Es cierto que en varios dialectos el cambio de [a] a [e] bajo la influencia de una [y] contigua se encuentra también en otras palabras, como por ejemplo en kiyawitl > kiyewitl, pero es notable que en la palabra ya este cambio parece ser una innovación en el centro.

Debo añadir que en la sierra de Puebla, el istmo (Mecayapan) y el pipil, este adverbio aparece como elemento clítico:

Sierra de Puebla (Tacuapan): pe:wa wa:ki-ya mah se: takelpacho-ya [ya empieza a secarse, y uno debe ya doblar(lo)] (Canger 2010: tx02_ 09:56). Istmo (Mecayapan): tej titágaya (teh tita:ga-ya) [tú ya eres hombre] (Wolgemuth 1981:126). Pipil: nemi-ya ne takwal [ya está la comida] (Campbell 1985:901).

Entre las innovaciones que caracterizan el náuatl urbano, estas dos primeras son las únicas que son puramente fonológicas. Las demás innovaciones llevan además una reducción o un cambio de algunos morfemas.

 

Los prefijos posesivos

En el nauatl urbano los prefijos posesivos que terminan en o, como no- [mi], mo- [tu], to- [nuestro] y amo- [vuestro], pierden la o delante de nombres que empiezan con vocal

Hasta hoy no existe esta reducción como regla general en los dialectos fuera de la cuenca de México.

Sólo los hablantes del náuatl en el centro reducen sistemáticamente estos morfemas posesivos y esta reducción estaba vigente ya en el siglo XVI. En documentos de la época colonial de áreas fuera del centro hay ejemplos de la forma original que es la usada hoy en los dialectos regionales. Por ejemplo, en un texto de Jalostotitlan de 1611 se lee, padre niconanaznequi moamauh [padre, quiero llevar vuestra carta] (Anderson, Berdan, Lockhart: 170).

 

Los prefijos reflexivos

Los prefijos reflexivos que conocemos del náuatl urbano:

Por ejemplo en ni-no-tlaloa [corro] y ti-to tlaloa-' [corrimos], tienen en los dialectos fuera de la cuenca de México una misma forma, a saber mo-, en todas las personas,

Esto puede parecer un cambio de lo sencillo a lo más complejo si se fija uno en la morfología; pero desde el punto de vista de la fonología se puede sostener que el cambio a lo contrario facilita la pronunciación con la asimilación de la segunda consonante a la primera: n-m > n-n y t-m > t-t.

 

La forma plural del verbo "ir"

Los hablantes de Tlatelolco/Tenochtitlan han reducido las formas del plural del verbo "ir" en el presente (f. Canger a, en prensa):

Un desconocimiento de las formas de este verbo en las variantes del náuatl fuera de la cuenca de México, tanto en el siglo XVI como hoy, ha llevado a algunos investigadores a explicaciones complejas de una situación en realidad muy sencilla (cf. Karttunen 1983:333).

En algunas variantes actuales, los hablantes han cambiado la vocal en o, bajo la influencia de la w siguiente, yow, yowih; pero este cambio se explica fácilmente como un cambio fonéticamente natural.

 

Metátesis en el aplicativo

Los hablantes del náuatl urbano han cambiado la formación del aplicativo de cierta clase de verbos; los han reducido y cambiado por una metátesis. Este cambio ha resultado en formas tan distintas de los otros aplicativos en náuatl que las demás descripciones gramaticales del náuatl ponen dos sufijos distintos para el aplicativo, -lia y -lwia:

He descrito y documentado este cambio detalladamente (Canger, 1980, capítulo 4). Igual que en el caso del verbo yaw "ir", las formas en los dialectos regionales muestran claramente que lo que aparece como un sufijo distinto, -lwia, representa un cambio fonológico natural que se puede explicar fonéticamente.

En los numerosos dialectos fuera del centro hay cierta variación en esta formación. En caso del último ejemplo tenemos pololwilia, polwilia, polo:lia. Pero la distribución geográfica no deja duda de que la metátesis que da lugar al sufijo -lwia proviene de la capital del imperio azteca en el siglo XV o XVI. Precisamente, el último ejemplo aparece con la metátesis en varios dialectos regionales con el sentido de "perdonar". He sugerido que esta forma con este sentido ha sido propagada por los frailes en el siglo XVI, pero el cambio no era regional (Canger 1980:131).

 

La formación del perfecto

En la formación del perfecto de los verbos sencillos, quiero decir no derivados, y en muchos casos de sólo dos sílabas, los hablantes de Tlatelolco/Tenochtitlan perdieron la última vocal del tema, pérdida que no ocurre en los dialectos regionales.

Este rasgo, que creo que es una de las innovaciones originadas en la capital del imperio azteca, es geográficamente menos restringido que los cambios presentados arriba. Además, la formación del perfecto es mucho más compleja que las otras formas que he discutido hasta ahora. La hipótesis es brevemente que la forma del perfecto se distinguía de la forma del presente por un sufijo -ki, -keh, ki:sa-ki, ki: sa-keh. Los hablantes de Tenochtitlan/Tlatelolco dejaron primero de pronunciar la vocal final del tema, ki:s-ki, ki:s-keh, y posteriormente suprimieron el sufijo en el singular, y así todavía tenían formas distintas de las formas del presente.

En las provincias —tal vez más tarde— perdieron la i final del sufijo -ki, y una vez perdida esta vocal, tuvieron que conservar la vocal final del tema para no tener una forma que termine en dos consonantes. Pero en la forma plural podían suprimir la vocal final del tema, y es la situación que tenemos en muchos dialectos de hoy.

En las regiones cercanas al centro, o posiblemente en las que tuvieron contacto con la capital, se ve que esta pérdida originada en la capital también llegó, como en La Huasteca y Guerrero Central.

La pérdida de la vocal final del tema de ciertos verbos en formas compuestas, como por ejemplo en ki:s-ti-nemi [va saliendo], se conoce absolutamente en todos los dialectos, lo que demuestra que este cambio sucedió ya en un tiempo anterior, cuando no había la división en dialectos que conocemos desde el siglo XVI.

Esta idea está presentada en mucho más detalle en Canger 1980, cap. 2. En general, la hipótesis ha generado poca discusión —lo que interpreto como una aceptación de la idea—. Sin embargo, Lyle Campbell en su libro, The Pipil Language of El Salvador, 1985, lo ha discutido y contradicho. Argumenta que:

The interpretation of Schultze-Jena's data has led Canger to an inadequate view of Central American Pipil [...] The most plausible explanation of the variation between forms without the final vowel (-C(-ki)), and forms with it (-V-k), is that the vowel's presence, where it occurs in Pipil dialects, is due to recent analogical changes based on present-tense forms (which always contain the vowel). (Campbell 1985:927).

Claro que esto es una hipótesis que merece su propia discusión a fondo. Sin embargo, no interfiere en la disquisición acerca de un náuatl urbano presentada aquí.

 

La forma plural de sustantivos y pronombres

Otro fenómeno que muestra que el dialecto del centro no es una simple continuación de uno de los dialectos que conocemos, es el plural de sustantivos y pronombres enfáticos. Se trata de los dos sufijos -tin y -me'. El uso de estos dos sufijos divide los dialectos en cuatro grupos: 1) en las áreas del oriente (sierra de Puebla, Istmo y pipil), el sufijo -tin se desconoce totalmente; 2) en los grupos del poniente (Durango, Jalisco, Michoacán, Almomoloa (Estado de México), norte y sur de Guerrero), -meh se usa sólo con los sustantivos y -tin con los pronombres; 3) en el centro (Tlatelolco/Tenochtitlan, norte de Puebla, Milpa Alta, Morelos, Guerrero central), concuerdan con los hablantes del poniente al usar el sufijo -tin con pronombres; pero con los sustantivos, usan, en contraste con los del oriente y los del poniente, tanto -me/-meh como -tin. Según las reglas (Carochi f. 4-5; Newman 1967:188: Launey 1992:27-28), -tin ocurre después de consonante, okich-tli, okich-tin [hombre(s)], mientras -meh usan en general después de vocal to:to:-tl, to:to:-me [pájaro(s)], aunque también hay ejemplos de -meh después de consonante, por ejemplo, to:tol-me o to:tol-tin [gallinas]. En realidad la situación en náuatl urbano es aún más compleja, porque también se sirve del saltillo como marca de plural y de reduplicación, koyo:-tl, ko:-koyo-' [coyote(s)]. Launey afirma: "Plural de los nombres. Constituye la única verdadera dificultad morfológica de la gramática náhuatl. En efecto, no es posible prever el plural de un nombre a partir del singular." (Launey 1992, p. 27). En ningún otro dialecto la formación del plural es tan compleja, al revés, es muy sencilla. 4) El único lugar donde hay un poco de complejidad es en la parte oriental de la Huasteca. Los hablantes de aquella región usan ambos sufijos con sustantivos, pero la distribución sigue reglas semánticas; -tinih ocurre sólo con sustantivos que se refieren a objetos inanimados, mientras que -meh es usado con los demás sustantivos. Pero, dado que los sustantivos inanimados no tenían una forma plural antes de la conquista, o mejor dicho antes de cierta influencia del español, podemos deducir que este uso semánticamente restringido del sufijo -tin es de origen reciente, y podemos suponer que usaban sólo -meh como en la Huasteca occidental. Otra posibilidad es que compartían con el centro una situación no clara y resolvieron el problema introduciendo criterios semánticos.

En todos los dialectos hay casos del uso de reduplicación para el plural y especialmente en pipil. Pero, como la innovación aquí presentada es -tin como plural de sustantivos, el uso de reduplicación no influye.

Este escenario sugiere el siguiente proceso: antiguamente había sólo un sufijo, -meh, tanto para el plural de sustantivos como para pronombres; posteriormente, en una época en la que ya se habían diferenciado los que ahora constituyen los grupos del oriente, los demás introdujeron el sufijo -tin para el plural de los pronombres; y al final, los de la capital azteca empezaron a usar el sufijo -tin también con sustantivos. La variación entre -meh y -tin para sustantivos que terminan en consonante sugiere que esto fue un cambio reciente. Por otra parte, lo que pasó en la Huasteca, creo que se debe a un desarrollo independiente del cambio en el centro. En Canger, 1980:94-98, di otra interpretación de estas formas del plural, aunque desafortunadamente no me había fijado en la situación especial del náuatl de la Huasteca (cf. Kimball 1990).

 

Variación léxica

Otro fenómeno que señala el múltiple origen del náuatl que se hablaba en la capital del imperio azteca se documenta en el Vocabulario de Alonso de Molina, donde encontramos variación léxica. Unos ejemplos:

 

DISCUSIÓN

La discusión de la hipótesis presentada y de los argumentos sobre los cuales se basa, se concentra en tres temas: 1. ¿Qué podemos deducir de la situación que aquí he presentado? 2. ¿Cuáles son las consecuencias para nuestro entendimiento y tratamiento del náuatl que desde ahora quiero nombrar náuatl urbano? 3. ¿Qué deduzco de esta hipótesis para la dialectología del náuatl en general?

 

¿Cómo entender la situación?

En la introducción hice una descripción impresionista de la situación de los hablantes y del uso de la lengua. Ahora quiero discutir las características del náuatl urbano. Repito primero la hipótesis: el náuatl que se hablaba en Tlatelolco/Tenochtitlan en los siglos XV y XVI no era una continuación de alguna variante del náuatl, sino una nueva variante que surgió del encuentro entre varios dialectos que traían los nauahablantes cuando llegaban de las provincias. Tal encuentro dramático entre los distintos dialectos estables da lugar a un nuevo dialecto con innovaciones y variación. Encontramos la variación en la formación del plural de los sustantivos y pronombres, y la variación léxica señala esta convergencia entre varios dialectos. Gomo un argumento a favor de la hipótesis, acentué en la presentación de los rasgos que la ocurrencia de ellos se limita al náuatl urbano, y que, generalmente, no aparecen en las provincias. Algunos de los cambios se extendieron fuera del centro, como por ejemplo la forma acortada del perfecto y el uso de -tin plural de sustantivos.

Sugiero nombrar esta variante del náuatl nauatl urbano porque veo en ella cierta semejanza con otros "dialectos" urbanos. Se reconoce —por lo menos según la tradición popular— que la gente que vive en las ciudades habla más rápido que la que vive en pequeños pueblos o en el campo. Esto se explica porque simplemente hay más competencia en llamar la atención de los oyentes. La gente en París habla más rápido que en Francia en general; los londinenses hablan más rápido que los ingleses en otras partes del país, y los que viven en Nueva York —se sabe— hablan con una velocidad tremenda. Los cambios que he presentado consisten en una reducción de ciertas formas o en una reducción del esfuerzo para pronunciarlas. Me imagino que esto fue el resultado de un habla rápida. Pero la hipótesis de un náuatl urbano distinto de todos los otros dialectos del náuatl no depende de esta interpretación de los cambios que obviamente no se puede comprobar; depende de la observación de que el habla de Tlatelolco/Tenochtitlan demuestra una serie de innovaciones, y de que estas innovaciones no aparecen en otros dialectos conocidos.

 

Las consecuencias para nuestro entendimiento y tratamiento del náuatl

Si aceptamos la hipótesis de un náuatl urbano, ello debe traer algunas consecuencias. El consenso popular —también entre investigadores— ha sido que los dialectos del náuatl que se hablan hoy representan un desarrollo de la lengua que se hablaba en la cuenca de México en el siglo XVI, conocido como náhuatl clásico. Es un consenso lógico y natural por la diferencia de tiempo: lo más reciente se ha desarrollado de lo más antiguo. Pero mi hipótesis mantiene que el náhuatl clásico fue el más innovador de los dialectos, y que en las provincias encontramos variantes que se desarrollaron de dialectos que se hablaban en aquellas regiones en los siglos XV y XVI, que son los más conservadores.

En otras palabras, si aceptamos la hipótesis, no podemos seguir tratando el náuatl urbano como la "madre" de los dialectos que se hablan hoy. El náuatl urbano se desarrolló intensamente en los siglos XV y XVI y sus hablantes crearon formas nuevas.

Gon estas premisas, no podemos seguir hablando del náuatl urbano como el modelo del nauatl, como el náuatl típico. Y así al citar una forma del Códice florentino, ya no podemos decir que en náuatl hay tal y tal forma. Es necesario precisar que en náuatl urbano se dice o hay tal forma, etcétera. Tenemos que reconocer seriamente las diferencias dialectales. Reconozco que el problema se debe a la cantidad y diversidad de material en náuatl urbano, y al difícil acceso a este material. Pero la lengua del imperio azteca, y la de los muchos hablantes de hoy, merecen el respeto que consiste en no degradarla a un revoltijo.

 

La dialectología del nauatl en general

Se reconoce una ruptura vieja que divide los dialectos en dos grupos: un grupo oriental (sierra de Puebla, Istmo, pipil) y otro grupo occidental (Canger y Dakin 1985:358-360; Kaufman 2001:6). Esta ruptura se basa en la realización de un fonema del proto-yutonawa, que en el grupo oriental resulta en i, y en los dialectos del grupo occidental en e. Los ejemplos son pocos, pero consistentes:

Después de esta ruptura conozco sólo dos claras innovaciones que dividen 1 os dialectos más o menos como lo hace la realización del fonema . Son ellas la introducción de -tin "plural" y la introducción del aumento o que no se conoce en la Huasteca, sierra de Puebla, Istmo y pipil.

Después de la ruptura fundamental se formaron varios grupos dialectales que tienen sus características. Pero estos grupos no se aislaron; los mesoamericanos siempre han viajado mucho. Por el contacto con nauahablantes de otras áreas se han prestado formas y han compartido los cambios y, en muchos casos, las fronteras entre las áreas dialectales no son claras. Un ejemplo de esta situación poca clara se encuentra en Guerrero central que tiene rasgos del nauatl oriental, por ejemplo la forma de los pronombres, yehwa-meh, pero en otros casos ya mencionados se muestra la influencia del centro.

En suma, en los siglos XV y XVI surgió en el centro el nuevo dialecto, el náuatl urbano. Bajo la influencia del imperio, las innovaciones características de este nuevo dialecto poco a poco fueron llegando a áreas externas al mero centro. Esto deja una situación que no define una historia muy clara de los dialectos.

 

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Nota

* Presenté una versión breve de este artículo en el simposio, Variación y cambio morfosintácticos: ¿Evolución interna o cambios introducidos por contacto lingüístico? Perspectiva funcional tipológica. Bajo los auspicios del 53 Congreso Internacional de Americanistas. Ciudad de México, 2009. Agradezco a los participantes en este simposio por su recepción positiva de mis ideas.

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