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Acta zoológica mexicana

versión On-line ISSN 2448-8445versión impresa ISSN 0065-1737

Acta Zool. Mex vol.27 no.3 Xalapa dic. 2011

 

Nota Científica

 

Artrópodos componentes de la dieta de guajolotes de traspatio en el Estado de Michoacán, México

 

Arthropod as components of the backyard turkeys' diet in the State of Michoacan, Mexico

 

Tobajas-Andrés, F.1, A. Juárez-Caratachea,1 S. Pineda1 & J. I. Figueroa1,2

 

1 Instituto de Investigaciones Agropecuarias y Forestales, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Km. 9.5 carretera Morelia-Zinapécuaro, Tarímbaro, Michoacán, 58880, México.

2 Autor de correspondencia: <figueroaji@yahoo.com.mx>

 

Recibido: 11/10/2010
Aceptado: 28/06/2011

 

ABSTRACT

This note presents the arthropods as part of the diet of creole turkeys reared in backyards. Fifty turkey crops collected from five physiographic regions of Michoacan were examinated; half of them collected during rainy season and the other half during dry season. Arthropods were found only in turkey crops obtained in rainy season, being adult and immature stages of insects (Hymenoptera, Hemiptera, Coleoptera, Lepidoptera) and myriapods (Diplopoda) the common groups component of the diet of backyard-reared creole turkeys.

 

El guajolote o pavo doméstico, Meleagris gallopavo gallopavo L., es una especie originaria de México y su domesticación se inició en el estado de Oaxaca (Crawford 1992, Mallia 1998). A diferencia de la subespecie silvestre, Meleagris gallopavo mexicana Gould, que vive a lo largo de la cadena montañosa de la Sierra Madre Oriental (Lafón 1997, Márquez-Olivas et al. 2007), el guajolote doméstico se cría en zonas rurales bajo el sistema tradicional de traspatio o libre pastoreo (Mallia 1998). De acuerdo con Villamar y Guzmán (2007), 40 % de la carne de pavo se produce en este sistema de producción familiar, con parvadas que van desde un par de ejemplares hasta cincuenta o cien animales. Según Aquino-Rodríguez et al. (2003), parte de la producción de guajolotes se destina a la elaboración de platillos típicos mexicanos y otra sirve para abastecer el mercado, principalmente en fin de año. La alimentación de M. gallopavo en los sistemas de crianza de traspatio se basa principalmente en el uso de malezas y desechos orgánicos derivados de la alimentación humana (Rodríguez-Buenfil et al. 1996). Sin embargo, los granos que caen de las plantas cultivadas, así como semillas y frutos de plantas silvestres (gramíneas y leguminosas), son parte de la dieta de estas aves (Ahmed 1994, Roberts 1999, Sánchez 2002, Losada et al. 2006). Los guajolotes silvestres también consumen diversas especies de invertebrados entre los cuales los artrópodos pueden variar en cantidad y diversidad según la región, clima o hábitat (Márquez-Olivas et al. 2005). Debido a su alto contenido en proteína, los artrópodos forman parte fundamental en la dieta de los guajolotes y otras aves de traspatio (Mallia 1999, Roberts 1999, Sánchez 2002, Centeno-Bautista et al. 2007, Camacho-Escobar et al. 2008), pero poco se sabe acerca de la frecuencia con que son consumidos y de su identidad taxonómica (Hernández et al. 2002, Márquez-Olivas et al. 2005). El objetivo del presente estudio fue identificar a los artrópodos de los cuales se alimentan los guajolotes de traspatio en cinco regiones fisiográficas del estado de Michoacán, México.

El trabajo se realizó durante los periodos de lluvias y estiaje entre los meses de junio a octubre de 2008 y marzo a junio de 2009, respectivamente. Se consideraron las cinco regiones fisiográficas del estado de Michoacán descritas por Madrigal (1997): Bajío (B), Eje Neovolcánico (EN), Depresión del Balsas (DB), Sierra Madre del Sur (SMS) y Planicie Costera (PC)]. Para cuantificar e identificar los artrópodos consumidos por los guajolotes de traspatio, se consideraron cinco buches (=muestras) por cada región fisiográfica y época estudiada, 25 en época de lluvias y 25 en época de estiaje (Cuadro 1). Para obtener los buches, guajolotes de seis meses de edad fueron sacrificados de acuerdo la NOM-033-ZOO-1995, próximos al medio día, con la finalidad de aumentar la posibilidad de encontrar contenido alimenticio. Los buches recuperados se etiquetaron con sus respectivos datos de colecta (fecha, región, localidad y municipio), se colocaron en bolsas de polietileno y se transportaron refrigerados al Laboratorio de Nutrición y Análisis de Alimentos (LNAA) de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), donde se congelaron a -20 ºC. Para extraer el contenido alimenticio, los buches se descongelaron y disectaron con tijeras y bisturí. Los artrópodos encontrados se separaron con pinzas y se identificaron hasta Familia utilizando claves taxonómicas (Borror et al. 1989 y Sther 1991). Los insectos se cotejaron con especímenes de la colección de referencia del Laboratorio de Entomología Agrícola del Instituto de Investigaciones Agropecuarias y Forestales de la UMSNH. El conteo de los artrópodos encontrados en los buches de los guajolotes se realizó con base al número de cabezas de los especímenes. Los insectos incompletos no se identificaron a nivel de Orden y/o familia pero sí se contabilizaron.

Se calcularon el porcentaje de ocurrencia (PO), la frecuencia relativa de ocurrencia (FRO) y la contribución al peso seco (CPS) de los artrópodos encontrados en los buches según Márquez-Olivas (2002) y Márquez-Olivas et al. (2005). El número de artrópodos recuperados por cada buche y cada región fisiográfica, así como su peso seco, se sometieron a un análisis de varianza. La comparación de medias se hizo con la prueba de diferencia mínima significativa (p < 0.05) con el programa Statgraphics (Graphic Software System, STSC Inc., Rockville, MD, EE. UU.). En los casos donde las varianzas no fueron homogéneas aún con la transformación arcoseno √x, se utilizó la prueba no paramétrica de Kruskal-Wallis.

En el periodo de estiaje no se encontró ningún artrópodo en los buches de los guajolotes provenientes de las cinco regiones fisiográficas. En contraste, en el periodo de lluvias se recuperaron 41 artrópodos solamente de ocho buches provenientes de las regiones DB, PC y SMS (Cuadro 1). Al respecto, el número promedio de artrópodos fue de 0.2 ± 0.2, 1.4 ± 0.6 y 6.6 ± 5.1, respectivamente. Estos dos últimos valores fueron significativamente distintos entre sí y además, ambos también difieren del resto de las regiones estudiadas (prueba de Kruskal-Wallis; χ2 = 12.29, P = 0.01). De los artrópodos recuperados, 93% y 7% pertenecen a las Clases Insecta y Myriapoda, respectivamente. En el grupo de los insectos, 95% son adultos y el resto corresponden a estadios inmaduros. Todos los insectos se agruparon en cuatro Ordenes y ocho Familias y solamente dos individuos, con digestión parcial, no se identificaron a nivel de orden y/o Familia (Cuadro 2). La mayor presencia de insectos se observó en los buches procedentes de las regiones fisiográficas de DB, PC y SMS con 2.44 %, 17.06 % y 80.5 %, respectivamente. Solamente en los buches de la región fisiográfica PC se encontraron insectos y miriápodos. De acuerdo a la FRO, las hormigas constituyeron el 58.54 % de todos los artrópodos encontrados en los buches de los guajolotes, mientras que el resto (41.46 %) estuvo complementado por adultos de chinches, escarabajos, mariposas, insectos inmaduros y miriápodos (Cuadro 2). En relación al PO, únicamente el 8 % del total de guajolotes muestreados consumieron adultos de escarabajos de la Familia Tenebrionidae en la región SMS. En la región PC también se presenta el mismo porcentaje, pero en este caso se debe al consumo de miriápodos (diplópodos). El promedio del peso seco de los artrópodos recuperados de los buches de guajolotes fue diferente entre las cinco regiones fisiográficas. En las regiones B, EN y DB, el peso seco fue ≤ 5 ± 5 mg, mientras que en las regiones PC y SMS fue de 50 ± 40 y 80 ± 30 mg, respectivamente. Estos dos últimos valores fueron significativamente distintos entre sí y además, ambos también difieren del resto de las regiones estudiadas (prueba de Kruskal-Wallis; χ2 = 12.44, P = 0.01). Por lo tanto, la CPS fue de 0.20 %, 0.10 % y 0.02 % para las regiones SMS, PC y DB, respectivamente; considerando los 39.22, 49.84 y 30. 83 g de peso de los buches de cada región.

Para Dessie y Ogle (1996) los insectos y otros invertebrados tienen sus propios ciclos estacionales, lo que quizá explique este hallazgo en un sólo periodo debido a que el aumento de humedad favorece la proliferación de los insectos y miriapodos. En relación a la composición de la dieta de guajolotes silvestres, Morales et al. (1997) reportaron insectos en las cuatro estaciones del año y Márquez-Olivas et al. (2005) reportaron porcentajes < 5% de artrópodos en la estación de primavera. De acuerdo con Sánchez (2002), existen muchos factores que limitan el desarrollo de la avicultura tradicional o de traspatio, siendo la alimentación (falta de proteína en cantidad y calidad) uno de los factores importantes, principalmente por las necesidades de cada etapa fisiológica de las aves. Según el mismo autor una fuente de proteína para la avicultura familiar puede estar constituida por diferentes grupos de invertebrados, lo que se pudo constatar en el presente estudio con 41 artrópodos en el 32 % de los buches examinados en el periodo de lluvia. Se sabe que en la alimentación de pollos y gallinas, los vegetales proporcionan de 4 a 9 % de proteína, pero si se incluyen insectos en su dieta, este porcentaje aumenta entre 44 y 63 % (Ramos-Elorduy 2002). Como en todas las especies de aves domésticas (gallinas, guajolotes y patos), las necesidades de proteína dependen de la edad del animal (Lázaro et al. 2002). Según datos de National Research Council (NRC 1994) y del Institut National de la Recherche Agronomique (INRA 1989), los pavitos comerciales de 1 a 4 semanas requieren de alimentos que contengan 28 % de proteína, mientras que los de 5 a 8 semanas requieren de 24 %. Observaciones de Márquez-Olivas et al. (2005) coinciden sobre la preferencia y necesidad nutricional de las aves silvestres de que los pavitos jóvenes necesitan mayor porcentaje de proteína que los adultos. Ruiz (2007) observó que los pavipollos domésticos, en crianza de traspatio, se alimentan de grillos, babosas, gusanos, huevos y adultos de hormigas, mientras que Camacho-Escobar et al. (2008) mencionan que los pavipollos silvestres consumen altas cantidades de artrópodos y que más de 60 % de éstos lo hacen hasta después de las siete semanas de edad, siendo saltamontes y escarabajos los grupos más preferidos. Quizás esto último está relacionado con la cantidad de proteína que estos grupos aportan debido a que los saltamontes poseen entre 52.60 a 77.13 % de proteína en base seca y los escarabajos de 20.10 a 69.05 % (Ramos-Elorduy et al. 1998). Otros grupos de insectos con alto contenido de proteína que pueden ser alimentos potenciales para aves de traspatio son las chinches y avispas, que aportan entre 34.24 a 70.87 y 9.45 a 61.57 % de proteína, respectivamente (Ramos-Elorduy et al. 1998). En cuanto a artrópodos asociados a la dieta de guajolotes silvestres, Morales et al. (1997) y Márquez-Olivas et al. (2005) encontraron sólo insectos, mientras que en el presente trabajo también se encontraron miriápodos. Los Ordenes de insectos encontrados por ellos incluyen Diptera (moscas), Coleoptera (escarabajos), Hemiptera (chinches), Homoptera (chicharras), Hymenoptera (avispas) y Orthoptera (Chapulines). A diferencia de lo encontrado en esos estudios, en este trabajo no se encontraron ortópteros y además, la presencia del Orden Lepidoptera (mariposas), podría considerarse como un nuevo hallazgo de insectos consumidos por guajolotes, quienes estarían aportando entre 13.17 y 59.76 % de proteína (Ramos-Elorduy et al. 1998). Con respecto a la diversidad y abundancia de escarabajos y avispas encontrados en la presente investigación, existe cierta similitud con los resultados de Márquez-Olivas et al. (2005) más ellos no registraron a la familia Carabidae (Orden Coleoptera) y como parte de Hymenoptera sólo reportaron la presencia de una especie de hormiga (Formicidae) en diez buches de guajolotes silvestres. En cambio, en el presente estudio, las hormigas representaron el grupo más numerosos de individuos (veinticuatro de cuarenta y un artrópodos encontrados). Se concluye que los guajolotes de traspatio consumieron insectos y miriápodos únicamente en el periodo de lluvia, principalmente hormigas, chinches, escarabajos y mariposas, que sin duda son un recurso alimenticio que puede ayudar a mejorar la dieta de los guajolotes.

 

AGRADECIMIENTOS

A la Coordinación de Investigación Científica de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo por el apoyo financiero otorgado.

 

LITERATURA CITADA

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