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Acta zoológica mexicana

versión On-line ISSN 2448-8445versión impresa ISSN 0065-1737

Acta Zool. Mex vol.27 no.3 Xalapa dic. 2011

 

Artículos originales

 

El oso negro americano en el noroeste de México: recuperación de registros de ocurrencia

 

The American black bear in northwestern Mexico: retrieval of occurrence records

 

Christian Alejandro Delfín-Alfonso,a, b* Carlos Alberto López-Gonzálezª & Nalleli Elvira Lara-Díazª

 

a Facultad de Ciencias Naturales, Universidad Autónoma de Querétaro, Av. de la Ciencia S/N Juriquilla, Delegación Santa Rosa Jáuregui, Querétaro, Querétaro, México C. P. 76230. Correo electrónico: cada7305@gmail.com, cats4mex@aol.com, cuicuiri_milochomil@hotmail.com * Dirección de contacto: C. Delfín-Alfonso. Correo electrónico: cada7305@gmail.com Tel.: (442) 1921200 Ext.: 5341

b Red Medio Ambiente y Sustentabilidad, Instituto de Ecología, A. C. Carretera antigua a Coatepec 351, El Haya, Xalapa 91070, Veracruz, México. Correo electrónico: christian.alejandro@inecol.edu.mx, Tel-Fax: (228) 8421847 Ext.: 4328

 

Recibido: 23/05/2011
Aceptado: 01/08/2011

 

 

RESUMEN

El conocimiento sobre la distribución de la mayoría de las especies es incompleto y fragmentado, debido a la falta de registros en colecciones científicas u observaciones fidedignas, como es el caso del oso negro americano (Ursus americanus) particularmente al NO de México. El objetivo fue recuperar datos históricos y actuales de ocurrencia de la especie en la ecorregión de la Sierra Madre Occidental y las Islas del Cielo. Se recopilaron registros de diversas colecciones y museos (nacionales y extranjeras), estudios históricos y actuales (artículos científicos, informes, tesis, reportes sin publicar) e informantes clave. Se obtuvieron 88 registros (10 ♂, 10 ♀, 68 sexo indeterminado) en un periodo de 120 años (1890-2010). De colecciones científicas se obtuvieron 54 registros, 29 fueron obtenidos de la literatura y cinco de informantes confiables. La mayoría de los registros se ubicaron espacialmente dentro de cinco Áreas Naturales Protegidas y seis Regiones Terrestres Prioritarias. Los Estados de Chihuahua y Sonora contaron con más registros, colectados en el período de 2001-2010; para los periodos de 1921-1930 y 1941-1950 no se obtuvieron registros. El bajo número de registros obtenidos es reflejo de la falta de estudios a lo largo de la distribución de la especie en México, y la carencia de reportes formales sobre avistamientos, capturas o muertes de los animales a nivel local. El presente trabajo contribuye sustancialmente a identificar y examinar los vacios geográficos de información respecto a la especie, funcionando como línea base para la toma de decisiones, principalmente para aplicar técnicas y métodos que ayuden a seleccionar sitios prioritarios para su conservación. Es imperante reconocer la necesidad de implementar estrategias de manejo y conservación de la especie, a fin de poder mantenerla a largo plazo en nuestro país.

Palabras clave: Distribución, México, Oso negro, registros, Sierra Madre Occidental.

 

ABSTRACT

Knowledge about the distribution of most species is incomplete and fragmentary, due to few records in scientific collections and a lack of reliable observations. The American black bear (Ursus americanus) provides a good example, especially in NW Mexico. Our objective was to retrieve historical data and document current occurrence of the species in the Sierra Madre Occidental ecoregion and the Sky Islands. We consulted records in several collections and museums (national and foreign), historical and current studies (scientific articles, reports, theses, unpublished reports) and key informants. We documented 88 records (10 ♂, 10 ♀, and 68 of unknown sex) in a period of 120 years (1890-2010). Of the Scientific collections 54 records were obtained, 29 were obtained from the literature and five from reliable informants. Most records fall within five protected areas and six priority terrestrial regions. The states of Chihuahua and Sonora had more records collected in the period 2001-2010 and for the periods 1921-1930 and 1941-1950 records were not obtained. The low number of records available reflects the lack of studies over the distribution of the species in Mexico, and the lack of formal reports on the sighting, capture or killing of animals at the local level. We believe this work contributes substantially to identify and examine the geographic information gaps regarding the species, functioning as a baseline for decision making, mainly to apply techniques and methods that help in selecting priority sites for conservation. It is imperative to recognize the necessity to implement management and conservation of the species, in order to maintain it long-term in our country.

Key words: Black bear, conservation, distribution, Mexico, records, Sierra Madre Occidental.

 

INTRODUCCIÓN

Tradicionalmente, los análisis de biogeografía se basan en localidades individuales y registros puntuales, esto limita el adecuado conocimiento de la distribución de los taxones, ya que para la mayoría de las especies, se carece de un número suficiente de especímenes colectados o de observaciones fidedignas (Ponder et al. 2001). Así, a menudo el conocimiento al respecto es incompleto y fragmentario (Peterson 2001, Ponder et al. 2001). En este sentido, algunos autores han enfatizado la importancia de concentrar registros confiables de las especies, con el fin de construir mapas precisos de distribución geográfica, llenando vacíos de información y muestreo, aumentando con ello las potencialidades de análisis e interpretación biogeografca (Ponder 1999, Funk & Richardson 2002). Estos mapas basados en modelos de distribución, generados a partir de registros, ayudan a definir estrategias de manejo y conservación de la biodiversidad (Funk & Richardson 2002). Tal es el caso del oso negro americano (Ursus americanus Pallas 1780) en México, considerado como el Úrsido más ampliamente distribuido y uno de los carnívoros más grandes de Norteamérica y (Kennedy et al. 2002).

El oso negro americano, es el carnívoro de mayor tamaño en México y la única especie de Úrsido presente en el país, contando con tres subespecies (U. a. eremicus Merriam 1904, U. a. amblyceps Baird 1859 y U. a. machetes Elliot 1903; Hall 1981, Lariviére 2001). La especie ocupaba las regiones boscosas de los estados del NO y NE de México: Sonora, Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas, Durango, Zacatecas, Sinaloa, San Luis Potosí, Jalisco, Nayarit y posiblemente Aguascalientes (Leopold 1959, Baker & Green 1962, Hall 1981). Actualmente, la información sobre su distribución es escasa, pero se considera que se ha reducido hasta en un 80% (INE/SEMARNAP 1999), principalmente en relación con su cacería y envenenamiento durante el Siglo XX, al ser percibida como una amenaza al ganado y a los cultivos (Medellín et al. 2005), y aprovechada por sus pieles y su grasa (Baker 1956, Leopold 1959). Adicionalmente, el incremento de la población humana y una pobre economía han contribuido a la pérdida de hábitat para el oso negro (Pelton et al. 1999).

La legislación mexicana la reconoce como una especie prioritaria para su conservación (INE/SEMARNAT 1999), sin embargo, solo una subespecie (U. a. eremicus) distribuida en la Sierra Madre Oriental en el NE de México, es considerada como en Peligro de Extinción por la NOM-059-SEMARNAT-2010 (SEMARNAT 2010). La subespecie U. a. machetes y aparentemente U. a. amblyceps se distribuyen en el NO de México (Hall 1981), en la Sierra Madre Occidental (SOMc) y las Islas del Cielo (SI), ecorregión donde poco se conoce de su distribución y en general de sus poblaciones, y por tanto su estado de conservación es alarmante, aún cuando no se considera como una subespecie bajo ninguna categoría de riesgo (SEMARNAT 2010).

No obstante el creciente interés por la especie, los proyectos de investigación han sido pocos y aislados, impidiendo contar, hasta el momento, con información precisa y detallada acerca de la situación de algunas de las sub-poblaciones en el territorio nacional. Para el caso de las subespecies de oso negro en el NO de México, existen pocos registros en colecciones científicas y algunos de ellos presentan problemas de referencia geográfica como condición persistente. Esto limita la generación de modelos biogeográficos confiables, ya que no existe una sistematización de los registros de la especie, aun en las colecciones científicas más completas.

Dicho esto y en atención a la creciente preocupación nacional por recuperar, proteger y conservar la diversidad biológica del país, y particularmente por especies prioritarias como el oso negro americano, el principal objetivo de esta contribución fue dar a conocer en un compendio geográfico, los registros históricos y actuales de oso negro (en un periodo de 120 años, de 1890 a 2010) en el NO de México, para responder a un amplio rango de preguntas de investigación y conservación a largo plazo.

 

MATERIAL Y MÉTODOS

Área de estudio. El área de estudio comprende la ecoregión SMOc y SI, en los desiertos Sonorense y Chihuahuense, enclavada en ocho estados del NO de México con una superficie de 221,078.68 km2 (Fig. 1). Se caracteriza por terrenos abruptamente escarpados y pendientes pronunciadas hacia el Pacífico y suaves hacia el altiplano del Chihuahuense y la Meseta Central. La elevación varía de 1050 a los 3900 m.s.n.m. (Ferrusquia-Villafranca 1993), el clima es extremoso de templadocálido sub-húmedo en cimas con nevadas en las partes altas (20 °C verano, -20 C° invierno) a semiseco en los valles (~40º C verano, 10 ºC invierno). La precipitación va de 500 a 1600 mm anuales con humedad relativa del 50-60 % (García 1988). La vegetación dominante compuesta por elementos holárticos, domina sobre los neotropicales (Rzedowski 2006), es representada por bosques templados en las partes altas (bosques de: Pinus sp., Quercus sp., Juniperus sp., Cupressus sp., Picea sp., Pseudotsuga sp. y Abies sp.), bosques mixtos (Pinus-Quercus), bosque mesófilo de montaña en cañadas; matorral y pastizal en las partes bajas (crassicaule, desértico rosetófilo, micrófilo, submontano, mezquital-huizachal); en la vertiente pacífica se presentan selvas (caducifolias, subcaducifolias y espinosas), matorral subtropical y bosque bajo abierto (Palacio-Prieto et al. 2000, González-Elizondo et al. 2007).

 

Recopilación de datos de ocurrencia. Durante 2009 y 2010, se consultaron colecciones científicas (nacionales y extranjeras) resguardadas en museos, instituciones de investigación y universidades (públicas y privadas), utilizando tres concentradores de bases de datos (Global Biodiversity Information Facility-http://www.gbif.org, Mammal Network Information System-http://www.manisnet.org y Arctos Multi-Institution-Multi-Collection-Museum Database-http://arctos.database.museum), para recopilar registros de ocurrencia en los últimos 120 años (1890-2010). Simultáneamente, se llevó a cabo una revisión de diversos recursos bibliográficos (tesis, libros, artículos científicos y de divulgación, reportes de agencias gubernamentales, entre otros), publicados en México y en el extranjero.

Con los registros obtenidos, se construyó una base de datos con información básica de colecta (longitud, latitud, código de colección, nombre de la institución, número de catálogo, estado, municipio, localidad, sexo del ejemplar, material depositado y/o tipo de registros, fecha de colecta, fuente y nombre del colector, entre otros datos). Un paso importante fue georreferenciar los registros que no tuvieran una localización espacial explicita con la ayuda de manuales de georreferenciación (Chapman & Wieczorek 2006), gaceteros (BioGeomancer Working Group©-http://www.biogeomancer.org, Geolocate, Tulane University-Museum of Natural History http://www.museum.tulane.edu/geolocate/) y mapas del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática de México (http://www.inegi.org.mx).

 

Distribución espacio-temporal de registros. La base de datos se exportó a un manejador de Sistemas de Información Geográfica (ArcView ver. 3.2, ESRI 1999), para generar un mapa de distribución espacial de los registros. Los registros se agruparon cronológicamente a partir de 1890 hasta el 2010, esto se hizo con el fin de conocer la acumulación temporal de registros por unidad de tiempo, en este caso por décadas (1890-1900, 1901-1910, 1911-1920, 1921-1930, 1931-1940, 1941-1950, 1951-1960, 1961-1970, 1971-1980, 1981-1990, 1991-2000 y 2001-2010) a partir del registro más antiguo obtenido (1890) localizado en las bases de datos. Paralelamente, se utilizó un modelo digital de terreno obtenido del US Geological Survey's HYDRO1k dataset (USGS 2001) con una resolución espacial de 0.0083° pixel (~ 1 km2) para obtener la altitud de los registros.

Con el fin de conocer la distribución de los registros en los estados, municipios y áreas de conservación, los registros fueron ubicados sobre los siguientes mapas: municipios de México (INEGI 2009), Áreas Naturales Protegidas (ANP) de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas de México (CONANP 2010), base de datos geográfica de Áreas Naturales Protegidas Estatales, del Distrito Federal y Municipales de México (Bezaury-Creel et al. 2009-CONABIO), Áreas Terrestres Protegidas de América del Norte (CEC 2010) y el mapa de Regiones Terrestres Prioritarias (RTP) de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO 2004). Con la información obtenida, se generaron histogramas de frecuencia para conocer su distribución por cada uno de los mapas utilizados, particularmente porque muchas de las ANP's establecidas en el Norte de México no son de reciente creación. Finalmente se recopilan los registros obtenidos en el Apéndice 1.

 

RESULTADOS

Recopilación de datos de ocurrencia. Se obtuvieron 88 registros (10 , 10 , 68 indeterminados) en un periodo de 120 años (1890-2010); 41 registros corresponden a ejemplares o parte de ellos depositados en alguna colección científica con número de catálogo asignado. Por otro lado, los registros no depositados en colección (n = 47), 29 son reportados en la literatura y cinco más de comunicación personal con informantes del área de estudio (Cuadro 1, Apéndice 1). Es importante mencionar que durante la búsqueda de los registros, fue posible obtener la georreferencia del 95 % (n = 84) de ellos, para los registros restantes (n = 4), no fue posible obtener espacialmente su localización (Apéndice 1) por carecer de datos específicos.

 

Distribución espacio-temporal de los registros

Registros por período de colecta. En los períodos comprendidos de 1890 a 1920 (1890-1900, 1901-1910, 1911-1920), fueron obtenidos 28 registros (31.5 % del total); para los períodos de 1921-1930 y 1941-1950 no se obtuvo ningún registro, y de 1951-1960 se obtuvieron registros solo en Chihuahua y Durango. En los períodos comprendidos de 1961 a 2000, se obtuvieron solo cinco registros. Finalmente, la mayoría de los registros obtenidos, se colectaron en el último período (2001-2010) y se distribuyen en el NO de la SMOc, entre Chihuahua y Sonora, cerca a la frontera con Estados Unidos (Apéndice 1, Fig. 2).

 

Registros por estados y municipios. Los estados con mayor número de registros son Chihuahua (n = 47) y Sonora (n = 31), que en conjunto comprenden el 88 % de total. Para Durango se recopilaron siete registros (8 %). En la vertiente del Pacífico, particularmente para Sinaloa y Nayarit, solo se obtuvo un registro por estado y de Aguascalientes y Zacatecas no se obtuvieron datos de ocurrencia de la especie (Apéndice 1).

El área de estudio comprende 209 municipios distribuidos en los ocho estados, sin embargo, los registros obtenidos solo se ubican en 24 municipios. En los municipios de Chihuahua se cuenta con más registros (n = 44), particularmente en Madera, Casas Grandes y Buenaventura. En Sonora se obtuvo un mayor número de registros dentro del municipio de Agua Prieta (n = 22), seguido de Cumpas y Huachinera, con dos registros cada uno (Fig. 3).

 

Registros en sitios importantes para la conservación. En el área de estudio, se localizaron 37 registros en lo que actualmente son ANP's con diferentes categorías de decreto y manejo, de las cuales, 28 tienen decreto federal y 11 con decreto estatal y municipal (Bezaury-Creel et al. 2009, CEC 2010, CONANP 2010). De los registros obtenidos, 20 fueron localizados en cinco ANP's, todas con decreto federal (Fig. 4). Por otro lado, se corroboró que 55 registros fueron localizados en seis de las 36 áreas consideradas en la actualidad como RTP's (Cuadro 2, Fig. 5), de estos registros, solo 19 cuentan con número de catálogo de depósito en alguna colección (Apéndice 1).

 

Distribución altitudinal de los registros. La mayoría de los registros se localizaron a una altitud por encima de los 1 500 msnm (84.3%, n = 74), cuatro registros no tienen georeferencia y no fue posible ubicarlos altitudinalmente, el resto de los registros (n=10) se localizaron por debajo de los 1 500 msnm (Fig. 6). El intervalo altitudinal de los registros oscila entre 1 015 y 2 809 msnm (promedio 1980 ± 396 msnm), siendo el registro del municipio El Rosario en Sinaloa (conocido como el registro de Escuinapa, Apéndice 1) el de menor altitud y el de Sierra de la Candela en Tepehuanes, Durango el de mayor altitud.

 

Registros por detalle de preparación o tipo de registro. Los registros recuperados (10 ♀, 10 ♂, 68 indeterminados), fueron agrupados por detalle de colecta o tipo de registro, los datos obtenidos muestran que existen 35 cráneos depositados en alguna colección (Cuadro 3, Fig. 7), sin embargo, un número considerable de registros son fotográficos (n = 16) recopilados en el último periodo (Cuadro 3).

Por otra parte, se recopilaron cinco registros indeterminados (sin datos de colecta) de los que se obtuvo su referencia geográfica: registro de oso negro reportado a Leopold (1958) por lugareños en la cuenca del Río Bolaños entre Nayarit y Jalisco (probablemente en el municipio La Yesca, Nay.); dos registros en Arroyo del Nido en Chihuahua (Cat. SNIB-49733 y SNIB-60819) reportados por Ceballos (2002) y Ceballos et al. (2006), un registro de López Wilchis (1998) obtenido de la base de datos de CONABIO (Cat. SNIB-77697) y uno más de la base de datos del Instituto de Biología-UNAM (Cat. CNMA-1244) en Casas Grandes, de este último, los datos de la etiqueta presenta un error en la identificación del estado, la localidad de registro se ubica sobre una zona urbana, muy cerca de Paquimé, Chihuahua. Durante la fase de recopilación, se obtuvo un registro de oso negro a 4 km W El Taiste, cerca de Huajicori en Nayarit (22/05/2007), se trata de una fotografía tomada en una zona de bosque de pino (reportan Vidal Lozano Meléndez, Fco. Javier Arámbula y Dagoberto Martínez Rosales, Consultoría Forestal y Ambiental Ing. Roberto Trujillo, Durango), la fotografía no está publicada en esta contribución por respetar los derechos de autor.

Cabe destacar el depósito en colección de cinco especímenes de los más completos en cuatro colecciones en los Estados Unidos, colectados en Chihuahua y Durango (Apéndice 1): Cat. ANSP-6881, ANSP-6883, FMNH-22362, USNM-98325 y MSUM-871 (espécimen voucher). Como información relevante, se obtuvo el registro de dos cachorros capturados por un cazador (fase alazán y otro negro) en un aserradero Tepehuano conocido como La China, junto al Rancho Las Margaritas, al SW de Vicente Guerrero, Durango, mismos que fueron puestos a la venta en junio de 1957 por $400 (el par o $250 pesos cada uno) en el mercado de la Cd. de Durango (Baker & Greer 1962, Apéndice 1).

 

DISCUSIÓN

El número de registros de oso negro compilados en el presente estudio, se estima son pocos considerando que cubre un amplio periodo en años (120 años) en una superficie correspondiente al 11.26 % (221,078.68 km2) del territorio nacional y en términos relativos, los registros de oso negro obtenidos (n = 88 en 120 años) en el área de estudio, son similares a los obtenidos para los jaguares (n = 78) en un periodo de 100 años obtenidos en Sonora y Chihuahua (Brown & López-González, 2001).

Los registros se obtuvieron para cinco de los ocho estados del área de estudio, destacando Sonora y Chihuahua. Seguramente, existen algunos trabajos de investigación (p. ej. tesis, reportes no publicados, otros textos informales), donde han sido registrados osos negros, principalmente en el estado de Chihuahua, sin embargo, durante la búsqueda de información resultó complicada la obtención de los mismos. Esta situación posiblemente si refleja la carencia de estudios a lo largo de la distribución de la especie en México, y la escasez de reportes formales sobre avistamientos, capturas o muertes de los animales a nivel local. Un factor que puede influir en esto, es que el oso negro no es considerado como un trofeo de caza (Carmony 1998) en el NO de México, en comparación con especies como el jaguar (Brown & López-González 2001), por lo que cuando son cazados (p. ej. por supuesta depredación de ganado), sus pieles, cráneos o esqueletos son generalmente desechados, esta situación ocasiona la pérdida de registros por parte de los habitantes de la región.

Temporalmente, solo cinco de las 12 décadas o períodos, presentaron más de cinco registros cada período. Existen varios factores científicos, políticos y sociales que pudieron influir en la distribución temporal de los registros. La inestabilidad político–social por el movimiento revolucionario y post-revolucionario por el que transitaba México de 1910 a 1930 (Foweraker & Craig 1990), pudo provocar la ausencia de naturalistas en esa época y por ende la falta de registros de la especie. Esto sin duda se corrobora con el desarrollo histórico de la mastozoología formal en México, ya que los estudios en mastozoología renacen lentamente en la década de 1930 correspondiente a la post-revolución y su renacimiento formal como disciplina a partir de 1940 (Guevara-Chumacero et al. 2001).

Un periodo con más registros es de 1951-1960, corresponde a una época de máxima exploración por parte de investigadores norteamericanos en México (Leopold 1958, Baker & Greer 1962, Anderson 1972). Posterior a 1960 y hasta principios de 1990, los datos que existen pueden relacionarse a la ejecución de la campaña de erradicación de depredadores (Division PARC-Predatory Animal and Rodent Control) en la unión americana y norte de México (Villa 1960, Brown 1984 & 1996, Hawthorne 2004). Esta situación provocó vacios de información en la línea de tiempo y la pérdida invaluable de registros de la especie, pero por otro lado, existieron compilaciones de registros relacionados con la eficiencia de las técnicas antidepredadores para otros carnívoros (p. ej. uso de veneno 1080; Villa 1960, Molina-Bravo 1964).

En décadas recientes los registros aumentan, aunado a un mayor conocimiento e interés sobre la pérdida de especies y degradación de ecosistemas, por lo que instituciones educativas, de investigación y federales han desarrollado, implementado y fortalecido programas de monitoreo y conservación de especies (p. ej. Programa de Conservación de Especies en Riesgo, CONANP 2007).

Regionalmente, el área con más registros recientes es la Sierra de San Luis, Sonora, lo que puede indicar que la población de osos negros en esta región muestra indicios de una posible recuperación, además de ser la más grande del NO de México y en su caso, es donde actualmente se están llevando a cabo algunas investigaciones con la especie (López-González & Lara-Díaz 2010). En el resto de las SI en México, se ha documentado la presencia osos negros en la RFN y RFS Ajos Bavispe, cuya poligonal se encuentra fragmentada en varios polígonos, separada por ranchos privados (CONANP 2003), haciendo incierto el estado poblacional de los osos. Cabe mencionar, que en otras ANP's como la R. B. La Michilía (Dgo.), P. N. Basasseachic, APFyF Tutuaca, APFyF Papigochic (Chih.) y APRN CAD001-ZSCE Sierra Fría (Ags.), no se obtuvieron registros verificables, sin embargo, anecdóticamente se conoce que los osos negros estuvieron presentes en el siglo pasado al igual que el lobo mexicano (Com. Pers. Maurilio Anchondo-CONANP, Abraham de Alba-INIFAP Ags., José Ángel Moreno-R. B. La Michilía; Maury 1993, Tinker 1978).

En los estados de Chihuahua, Durango, Aguascalientes y Zacatecas, existen grandes vacíos de información, reflejado en la carencia de registros. Los registros aislados entre Nayarit y Durango, son un síntoma del posible proceso de recolonización de estas áreas. Actualmente muchos registros se han obtenido en Agua Prieta, Sonora y se debe al interés de instituciones de investigación, agencias gubernamentales y ONG's, que desarrollan proyectos de investigación en la Sierra de San Luís y la RFN-RFS Ajos-Bavispe. Los registros actuales obtenidos en la frontera norte entre Chihuahua, Sonora, Arizona y New Mexico, se añaden a los obtenidos por naturalistas y cazadores norteamericanos (p. ej. Ben Lylli, E. W. Nellson, E. A. Goldman y R. L. Hardin) a principios del siglo pasado (~1900), acostumbrados a cazar en la frontera Norte (Carmony 1998) depositaban los ejemplares o parte de ellos en el NMNH-Smithsonian Institution.

La carencia de registros formales de oso negro en otras áreas del NO de México, ha limitado la evaluación de la conectividad, tendencias y estado poblacional de la especie. Al respecto, existe un vacío geográfico donde no se han registrado osos negros (al menos sistemáticamente), esta área comprende alrededor de 100 000 km2 al NO de Durango y SO de Chihuahua (~28 municipios, Fig. 4) entre el parte aguas de la SMOc y la vertiente del Pacífico y tal vez, la falta de registros en esta zona es por la falta de prospecciones de campo y no a la ausencia de la especie.

 

Conclusiones e implicaciones de manejo

La situación del oso negro en México es incierta, particularmente en las subpoblaciones del área de estudio, donde el panorama general es la falta de conocimiento ecológico de la especie, por lo que resulta necesario influir en la percepción social de las comunidades, y generar interés hacia el oso negro, no como una especie de caza, sino como una especie funcional dentro de los ecosistemas, que finalmente influye en las actividades productivas de la región.

La distribución potencial del oso negro en México se presenta en un área muy extensa, por lo que resulta complicada la recopilación de los registros. La base generada en el presente estudio es clave para la utilización de diversas herramientas que nos permitan restringir la búsqueda, como los modelos basados en la probabilidad de ocupación y detección de la especie (MacKenzie et al. 2003) y modelos de distribución potencial basados en registros puntuales. En este sentido, la presente contribución ayuda sustancialmente a identificar y examinar los vacios geográficos de información respecto a la especie.

La identificación de esta brecha de muestreo o laguna de información, proporciona información sobre cómo plantear preguntas para realizar nuevos estudios, en los sitios en los que no se tiene conocimiento de la especie. Al respecto fueron reconocidos 185 municipios que se localizan en la SMOc, donde es recomendable dirigir futuros estudios y verificar la posible presencia o ausencia (histórica y actual) de la especie, de entre los que destacan por contener sierras con bosques templados en su interior: CHIHUAHUA-Urique, Nonoava, Morelos, Maguarichi, Guazapares, Guadalupe y Calvo, Guachochi, Carichí, Bocoyna, Batopilas; DURANGO-Topia, Tepehuanes, Tamazula, Santiago Papasquiaro, San Dimas, Pueblo Nuevo, Otáez, Guanaceví, Canelas; Súchil y Mezquital; JALISCO-Mezquitic (municipio Huichol); NAYARIT-Del Nayar y, ZACATECAS-Valparaíso, Monte Escobedo, Jiménez del Teúl y Chalchihuites, entre otros.

A otra escala espacial de análisis, se identificaron ANP's donde se presume la especie está o estuvo presente, donde no se tienen registros puntuales y se caracterizan por la presencia de bosques templados de coníferas y mixtos, adecuados para la especie, por lo tanto, es recomendable promover proyectos de investigación en: APFyF Tutuaca, APFyF Papigochic, ZSCE Arivechi Cerro Las Conchas, PN Cascada de Bassaseachic, APFyF Sierra de Álamos-Rio Cuchujaqui, Porciones de las APRN-CADNR043 y 01 (Guacamayita-Cerro El Cangrejo-Guajolote-Labrado-Sierra Nayar, Sierra Valparaíso, La Michilía-Guacamayita, Sierra Huicholes, Sierra Fría, Sierra de Morones y Cerro La China-Cerro Bosques-Sierra Fría-Cerro El Cuervo) entre otras áreas no menos importantes (ver Figuras 1 y 4).

Contar con registros que permitan conocer y entender los patrones de distribución y dispersión del oso negro en su área de distribución, e inferir el estado de sus subpoblaciones, ayudará a mantener su viabilidad, considerando además que la conectividad con las poblaciones hacia Estados Unidos puede favorecer la recuperación de la especie. Por último, es indispensable reconocer la necesidad de instrumentar estrategias de manejo y conservación de la especie, a fin de poder mantenerla a largo plazo; por lo tanto, esta información, sirve como línea base para la toma de decisiones, principalmente para la aplicación de diversas técnicas y métodos que ayuden a seleccionar sitios prioritarios para su conservación.

 

AGRADECIMIENTOS

Agradecemos a las siguientes personas por su apoyo y su valiosa ayuda al M. en C. Heli Coronel Arellano, Dr. Abraham De Alba Ávila, Dr. José H. Martínez Guerrero, Dr. Jorge I. Servín Martínez, Dr. Ned Gilmore (Academy of Natural Sciences of Philadelphia-Mammalogy Collection) y a la Dra. Laura Abraczinskas (Michigan State University Museum) y a tres revisores anónimos por sus acertadas apreciaciones. Este trabajo obtuvo apoyo financiero parcial de la Universidad Autónoma de Querétaro, Instituto de Ecología, A. C., The International Association for Bear Research and Management (IBA), Fondos Mixtos CONACYT-Gobierno del Estado de Querétaro (CONACyT-QRO2008-CO1-96464), Naturalia, A.C., Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, Instituto Nacional de Ecología (INE), Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) a través de la RFN y RFS Ajos Bavispe y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).

 

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