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Boletín mexicano de derecho comparado

versión On-line ISSN 2448-4873versión impresa ISSN 0041-8633

Bol. Mex. Der. Comp. vol.45 no.134 Ciudad de México may./ago. 2012

 

Información

 

Palabras pronunciadas por el doctor Ricardo Méndez Silva, como representante de los investigadores del Instituto de Investigaciones Jurídicas, en la ceremonia de entrega del Premio Internacional de Investigación en Derecho "Doctor Héctor Fix-Zamudio" 2010 al doctor, profesor emérito y doctor Honoris Causa John Anthony Jolowicz el miércoles 30 de noviembre de 2011

 

Doctor Héctor Fix-Fierro, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas Doctor Héctor Fix-Zamudio, investigador emérito del Instituto de Investigaciones Jurídicas

DoctorJorge Carpizo, investigador emérito del Instituto de Investigaciones Jurídicas y representante del jurado de Premio Internacional "Héctor Fix-Zamudio"

Kate y Sophie Jolowicz

Queridas amigas y queridos amigos:

La presente ceremonia enlaza a dos figuras prominentes de la ciencia jurídica de nuestro tiempo: Héctor Fix-Zamudio, cuyo nombre lleva el galardón que se entrega, y John Anthony Jolowicz, el recipiendario. Son conocidos de sobra los méritos de ambos y sus aportaciones significativas a las materias jurídicas que han cultivado en el transcurrir de su vida. Están unidos a través del estudio riguroso y de la creatividad de sus trabajos. Cuando se encontraron en México a mediados de los años sesenta del siglo pasado, sus desarrollos académicos cimentaron una sólida y entrañable amistad. Nota común en las dos personalidades ha sido la generosidad y una bondad intransigente, cualidades distintivas de su andar que han hecho fecunda la siembra de su vocación y de su pensamiento.

Es de subrayarse que en esta feliz ocasión se hermanan no sólo dos juristas de elevado rango, sino dos casas de estudio centenarias, la Universidad de Cambridge, Inglaterra, y la Universidad Nacional Autónoma de México.

Nos duele la ausencia de Tony en la presente ceremonia, debida a sus dolencias y los quebrantos de su salud. Es por ello propicia esta ceremonia para rescatar la huella fulgurante y los recuerdos que dejó entre nosotros. Por medio de sus hijas, Kate y Sophie, le expresamos nuestro agradecimiento por su devoción al Instituto de Investigaciones Jurídicas, y por los consejos y el apoyo que nos brindó a algunos de quienes empezábamos en aquellos ayeres a internarnos en la docencia y en la investigación universitarias.

La recordación de Tony Jolowicz comprende a su familia, a su esposa Poppy, que compartió con él la bondad empeñada a favor de sus amigos, colegas y pupilos mexicanos, y a sus hijas, Kate y Sophie. Menciono en este año pesaroso para la familia Jolowicz, la consternación que nos ha provocado el fallecimiento prematuro de Nathaniel, el hijo menor.

Héctor Fix-Fierro ha dado el perfil de la trayectoria académica y profesional del profesor emérito de la Universidad de Cambridge, Fellow del Trinity College y doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional Autónoma de México. Yo abordo algunas remembranzas que en estos momentos vienen en tropel. Todos coincidimos en su generosidad y en su bonhomía. Para todos mantuvo abiertas las puertas de par en par de su casa y las de su afecto. En vísperas de los exámenes finales de su curso invitaba a sus alumnos de la licenciatura y a otros comensales de ocasión a un almuerzo, tan inglés, en el jardín encantador de su casa con miras a aliviar el nerviosismo y darle una impronta afectiva al trabajo en común de un año en la cátedra. Dejaba a un lado sus ocupaciones para atender con presteza y afabilidad a sus alumnos.

Su interés por México, su cultura y el derecho mexicano lo guió hasta la UNAM, y fue precisamente en el Instituto de Investigaciones Jurídicas en donde encontró un ambiente amistoso y adecuado para sus trabajos. Arribó por vez primera en 1966 a impartir un curso sobre derecho inglés. Su estancia fue fructífera y amable, al punto de que retornó para una segunda estancia académica dos años mas tarde.

Fueron esos tiempos de desasosiego y drama en la UNAM. En 1966 aconteció la infamia que derrocó al rector Ignacio Chávez, víctima de una turba alebrestada desde la Presidencia de la República. Los sucesos de 1968 están clavados en la conciencia nacional y resulta vano ponerles algún calificativo. Tony se lamentaba de los inconvenientes, pues los disturbios afectaban el desarrollo de sus proyectos. Nosotros en son de broma sosteníamos que era su presencia la que concitaba a los demonios de la anti universidad.

En 1966 se propuso ir a dialogar con los huelguistas para convencerlos de que desistieran de su actitud. Vale la pena traer a cuento que Octavio Paz llegó en 1970 a ocupar la cátedra "Simón Bolívar" en la Universidad de Cambridge, en donde nos dijo en una memorable charla que Inglaterra era el último país civilizado de la Tierra. Pues bien, Tony asumió su cometido como una misión civilizadora y se apersonó en los accesos bloqueados de la Facultad de Derecho. Como todos pueden imaginar, sin éxito alguno. Eso sí, los alumnos que estaban de guardia se quedaron estupefactos por la inusitada gestión.

En esos años, el Instituto estaba instalado en el cuarto piso de la Torre de Humanidades, después pasó a ser Torre Uno de Humanidades, cuando emigramos a la Torre Dos, y hoy día alberga a oficinas de la Facultad de Filosofía y Letras. El personal era reducido en ese tiempo, unos cuantos investigadores y tres o cuatro oficiales administrativos que hacíamos el trabajo, competencia en la actualidad de una legión de técnicos académicos, becarios y prestadores de servicio social. Surgió naturalmente la grata costumbre de llevarlo a su hotel, "El Estoril", localizado en la Avenida Insurgentes, a un costado de donde se ubica el World Trade Center. El restorán del hotel, especializado en comida suiza, despacha todavía en la colonia Polanco con aires de elegancia.

Me comentó la última vez que lo vi, que uno de sus recuerdos favoritos se relacionaba con Patricia Kurczyn. Paty le dio aventón en su automóvil Ford inglés para dejarlo en su hotel, con el contratiempo de que a la mitad del camino empezó a llover y a poco se descompusieron los limpiadores del parabrisas. De cara a la emergencia, Paty tomó unos cigarros, los desmenuzó y roció el tabaco con destreza en el vidrio para desviar la caída del agua.

Algo tenían los automóviles ingleses de los propietarios mexicanos. El maestro Fix poseía un coche marca Morris, y un día que también lo llevaba a su hotel, se detuvo abruptamente y ni para atrás ni para adelante. No había en Insurgentes el tráfico que padecemos ahora, pero de todas maneras una descompostura a la mitad del arroyo tenía tintes de tragedia. Tony dejó presto el asiento del copiloto, levantó el cofre, empuñó su navaja a modo de herramienta y en un dos por tres le devolvió la marcha al auto. Así nos enteramos que Tony Jolowicz había prestado sus servicios en la Segunda Guerra Mundial en una unidad que revisaba, mantenía y componía vehículos pesados, entre ellos tanques de guerra, producidos nada menos que por la compañía automovilística Morris.

Me recordaba Paty Kurczyn que algún día lo llevamos a la tercera sección del Parque de Chapultepec, recién inaugurada, almorzamos en la cafetería del parque y emprendimos luego una suave caminata alrededor del lago. Fue un evento que no registra el currículum vítae, pero que está lleno de vivacidad en la memoria. Y me surge la pregunta ¿De qué platicábamos con el insigne profesor? Esas charlas son irrecuperables, pero, a no dudarlo, tocábamos variados temas alentados por su sencillez.

Hubo otra excursión, más lejos, hasta Guanajuato. La expedición al Bajío estuvo integrada con el propio Tony, Elsa Bieler, Jorge Carpizo y el de la voz. Coincidió con las fiestas patrias, pero como no teníamos noticia de que existían las reservaciones, no encontramos hospedaje ni en la ciudad ni en las cercanías, y fuimos a dar a un sitio que por la abundancia de fresas pudo haber sido Irapuato. Hacíamos todos los días el viaje de ida y vuelta, cosa que no nos impidió disfrutar en alegre compañía los entremeses cervantinos en las plazas, las estudiantinas, las "callejoneadas", las leyendas de la época de la Colonia y las festividades de la Independencia. Finalmente regresamos sin novedad, dato a resaltar, pues yo hacía las veces de chofer.

En 1968 vino acompañado por su familia. A ese extremo quiso Tony a México, deseó compartir con sus seres más queridos nuestros lugares y las amistades de este rumbo. Como Kate, Sophie y Nathaniel eran niños, decidimos que un plan apropiado sería llevarlos a la Feria de Chapultepec. Acaso éramos nosotros los más entusiasmados con esa escapada. Lo cierto es que le hicimos el feo a la montaña rusa y abordamos el trenecito. Concluida la audaz travesía, los tres infantes Jolowicz bromearon a Jorge Car-pizo, diciéndole que él era el conductor del tren. No hay duda, los niños son clarividentes y descubrieron en Jorge las calidades de un líder nato.

Kate y Sophie probablemente no recuerdan que en México, cuando sus padres tenían algún compromiso por la noche, les conseguían a una baby sitter de lujo: Paty Kurczyn.

Durante su segunda visita a México, Tony nos invitó un día a Paty, a Jorge Carpizo y a mí a conversar con él. Sin más nos preguntó si estábamos interesados en ir a hacer un posgrado a Inglaterra. Paty declinó por razones personales atendibles y plausibles; Jorge y yo asentimos con entusiasmo mal disimulado. La vocación temprana de Jorge fue el derecho constitucional, y por ello le recomendó como la mejor opción ir a la London School of Economics. En mi turno, y por mis querencias de internacionalista, opinó que el lugar mas destacado del mundo para estudiar derecho internacional era la Universidad de Cambridge. La biblioteca de derecho internacional era equivalente a la de todas las materias del derecho inglés y tenía una brillante tradición en la materia de doctrinantes, jueces e incluso presidentes de la Corte Internacional de Justicia. En aquella plática Tony me recomendó solicitar el ingreso a la Universidad de Cambridge y al Trinity College. Fui aceptado en ambos sin problemas. ¿Alguien puede dudar de que mi aceptación ocurriera exclusivamente a instancias de John Anthony Jolowicz?

Obviamente tuvimos que conseguir nuestra beca en México, pero contando con la admisión formal, el trámite prosperó exitosamente. La UNAM había puesto en marcha un programa de formación de profesores e investigadores de tiempo completo desde el rectorado de Ignacio Chávez y fue continuado por Barros Sierra. Realmente la figura de los profesores e investigadores de carrera fue lanzada con visión vigorosa en esos años. Es de elemental justicia mencionar a los tres personajes que influyeron con su confianza y solidaridad para que nos fueran otorgadas: Héctor Fix-Zamudio, director del Instituto, Rubén Bonifaz Nuño, coordinador de Humanidades, y Miguel González Avelar, director de la Dirección del Profesorado. Han corrido los años, y aquí seguimos, no en balde hemos considerado al Instituto nuestra casa, y a nuestros compañeros y compañeras nuestra familia.

Séame lícito narrar dos anécdotas personales. A las pocas semanas de haber arribado al Trinity College me topé con una leyenda de gran tamaño con la frase "Happy birthday". Era justo mi cumpleaños y pensé para mí: "how kind the british are", más sucedió que en esos años cursaba su under graduate en la Universidad de Cambridge y era miembro del Trinity College, Carlos, príncipe de Gales, quien cumplía años al igual que yo el 14 de noviembre. Desde entonces me he percatado de que él nada más por ser de sangre azul recibe más felicitaciones que yo en ese glorioso día. La segunda anécdota tuvo lugar cuando fui a visitar a Tony casi cuarenta años después. En el patio central, la Great Court me señaló que la bandera del Trinity College se encontraba izada en todo lo alto y me previno con fina ironía, no vayas a creer que es en tu honor, hoy es 21 de abril, cumpleaños de Elizabeth Alexandra Mary, la Reina Isabel II. Los cumpleaños de los Windsor me persiguen.

Incluyo en esta relación a Javier Becerra, egresado de la Escuela Libre de Derecho. Llegó a estudiar inglés a Cambridge en 1966, y deslumbrado por la Universidad, lo asaltó la inquietud de acceder a ella, sueño imposible para un joven recién recibido y carente de contactos en la afamada institución. Alguien le dio el mejor consejo, buscar al profesor Jolowicz. Por lo visto su predilección por México era fama pública. Tony movió el río Cam y la campiña inglesa para respaldar a Javier, quien vio logrados sus afanes e ingresó a la Universidad y también al Trinity College.

Veo en el auditorio a Clemente Valdés, favorecido también por la benevolencia de Tony, quien lo invitó a pasar un año académico como Fellow en el Trinity College. Aprovecho para expresar que guardo una perenne deuda de honor con Clemente por el apoyo que me brindó en un momento culminante de mi trayectoria universitaria en la UNAM. Lo había yo conocido en Cambridge cuando yo regresaba, y el llegaba a cumplir su estancia académica. Vueltas da el destino.

Tony fue el apoyo no sólo de los miembros del Instituto sino de todos los mexicanos que pisaban la Universidad de Cambridge. Fue algo así como nuestro cónsul honorario. Para sus amigos y colegas de nuestro país, cuando visitaban Inglaterra, era obligado acudir en peregrinación afectiva a su casa, a la West Green House, en Barrington, poblado delicioso cercano a Cambridge, en donde sobresale la Iglesia "de Todos los Santos" del siglo XIII. Nombres idílicos, lugares inolvidables, momentos que la vida nos ha dado la oportunidad de arrancarle al tiempo.

Sostengo que hemos sido leales a las universidades inglesas que nos recibieron. De su estancia en la London School of Economics, Jorge Carpizo escribió el libro Lineamientos constitucionales de la Common Wealth, el primero sobre la materia en México. Yo escribí el ensayo "La soberanía permanente de los pueblos sobre sus recursos naturales", del cual la biblioteca Dag Hammarsjöld, de las Naciones Unidas, me solicitó un ejemplar. Javier Becerra, profesor de la Escuela Libre de Derecho, tiene de su autoría dos volúmenes kilométricos de un Diccionario jurídico español-inglés/ inglés-español que empezó a escribir desde sus tiempos de estudiante en Cambridge.

Nuestra formación en ciernes recibió un firme apuntalamiento y una proyección luminosa con esa experiencia tanto académica como cultural, colmada de vivencias indelebles.

Jorge Carpizo fue designado rector de la Universidad Nacional Autónoma de México por la Junta de Gobierno de la UNAM para el periodo 1985-1989. Y hablando de lealtades, durante su rectorado le fue concedido el doctorado Honoris' Causa a John Anthony Jolowicz, en virtud de su relevante obra jurídica, de la difusión del derecho mexicano y de su compromiso con nuestra máxima casa de estudios y nuestra patria. Hoy el Instituto de Investigaciones Jurídicas le rinde justo homenaje con la entrega del Premio Internacional "Héctor Fix-Zamudio" por las mismas razones y por la cercanía afectiva y laboral con esta nuestra casa. De esta forma, Tony es parte de nuestra memoria personal y miembro del Claustro Académico de nuestra alma máter.

Kate y Sophie: recordamos a su padre con alegría y gratitud, una vida así debe celebrarse por quienes hemos tenido el privilegio de conocerlo y de haber aprendido de sus enseñanzas, de su ejemplo y sentido humano. Les pedimos hagan patente a Poppy la constancia de nuestro cariño. Nos ha gratificado enormemente saber que la biblioteca del Girton College, también de Cambridge, lleva el nombre de Poppy Jolowicz. Compartimos con ustedes el orgullo de esta distinción, les deseamos ventura y larga vida, y les reiteramos nuestros votos por seguir unidos con la dinastía Jolowicz.

Termino con tres imágenes de Jolowicz joven, la primera acompañada por la frase de Jorge Luis Borges: "Las cosas pasan una vez en la vida, pero son eternas"; la segunda, Jolowicz con nosotros con el fondo de éste recinto que lleva el nombre de su amigo Héctor Fix-Zamudio; y finalmente, Jolowicz, junto a los escudos de sus universidades, la de Cambridge, Virtus vera nobilitas, y la Nacional Autónoma de México, Por mi raza hablará el espíritu.

Pido a los presentes que tributemos un aplauso emocionado a John Anthony Jolowicz.

Epílogo

El público compuesto por el personal académico y administrativo del Instituto dedicó un afectuoso y sentido aplauso a Tony Jolowicz. La ceremonia aconteció el 30 de noviembre de 2011. Menos de dos meses después, el 18 de enero, recibí un correo electrónico de Kate Jolowicz con el título "La bandera del Trinity College a media asta" y me adjuntó una fotografía de la escena. Seguramente, Kate recordó la mención en el discurso de la bandera del Colegio durante mi visita cuando ondeaba en todo lo alto. En su comunicación me informó que la víspera había fallecido su padre: "I am very sad to tell you that Dad died yesterday. He was very peaceful at the end".

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