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Boletín mexicano de derecho comparado

versão On-line ISSN 2448-4873versão impressa ISSN 0041-8633

Bol. Mex. Der. Comp. vol.42 no.124 Ciudad de México Jan./Abr. 2009

 

Información

 

Palabras del doctor José Narro Robles, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, en el homenaje al doctor Héctor Fix-Zamudio por sus cincuenta años como investigador en derecho*

 

Buenas tardes tengan todos ustedes. Maestro don Héctor Fix-Zamudio, es un verdadero honor para mí poder acompañarle en este merecido homenaje. Señor ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia, señor director del Instituto de Investigaciones Jurídicas, señor doctor Jorge Carpizo —amigo queridísimo—, señor director de la Facultad de Derecho, señora coordinadora de Humanidades, distinguidos miembros de la familia Fix-Fierro, distinguidos ministros, magistrados, investigadores eméritos, juristas, colegas, alumnos y amigos del doctor Héctor Fix-Zamudio, gracias por estar presentes en esta oportunidad. Para mí es casi un atrevimiento el tomar la palabra después de las intervenciones que hemos disfrutado.

Han coincidido los participantes en definir a nuestro homenajeado como un hombre en todos los sentidos ejemplar, un universitario completo y paradigmático, modelo de consistencia, de congruencia, de trabajo y de entrega, hombre sabio y bueno, buen esposo, buen padre, gran amigo, y tal vez mejor maestro.

Fix-Zamudio es un hombre que le supo decir sí a la universidad, y que le supo decir no a las tentaciones del poder, a las tentaciones de la ostentación, a las propias distinciones personales, como lo escuchamos tan bien relatado por el doctor Jorge Carpizo.

Al doctor Héctor Fix-Zamudio se le puede reconocer por su currículum, un currículum vasto, con una obra extraordinaria, como la que hoy la Universidad y el Instituto han conjuntado; pero también se le puede reconocer por las responsabilidades que, efectivamente, desechó; aquellas a las que les dijo no, no es mi vocación.

Un hombre pues que supo decir sí, cuando debía decirlo, cuando debía atender su vocación y su voluntad, y un hombre que ha también sabido decir a lo largo de la vida, no.

Es un universitario que ha hecho grandes aportaciones a nuestra casa de estudios. Se han relatado sólo algunas, algunas de las más sobresalientes pero, sin duda, no todas. Es un universitario que ha contribuido a la grandeza de nuestra Universidad, nuestra casa del saber, que es extraordinaria por variadas y poderosas razones.

Uno puede acudir a la historia para explicarse la grandeza de nuestra institución. Se pueden, en efecto, encontrar en el pasado motivos que avalan la importancia de la Universidad Nacional. Uno puede pensar también en el papel tan particular que tiene la Universidad en la vida del país, como depositaria de riquezas, de memorias, de patrimonios de la nación entera, de parte de su historia, de parte de su memoria.

Otras razones de peso para explicarnos la trascendencia de nuestra universidad se encuentran en las enormes aportaciones que ha hecho a la vida nacional, en la ciencia, en la tecnología, en las humanidades, en el arte, en la cultura en la infraestructura, en los servicios de salud, en los servicios educativos.

Sin duda, en muchas de estas y otras áreas se pueden encontrar razones que den fe de la grandeza de la Universidad Nacional. Pero en el fondo, cuando uno trata de encontrar el denominador común de todas ellas, a éste lo constituye el hecho de que ahí han estado los grandes universitarios, ahí han estado sus grandes profesores y sus grandes investigadores.

Como en el pasado, uno de esos grandes académicos, de esos grandes profesores, de esos grandes maestros es, sin duda, el doctor don Héctor Fix-Zamudio. Y no es desde la subjetividad que así lo ponderamos.

Para valorar la excepcionalidad del doctor Fix-Zamudio, se puede acudir a su biografía, a su currículum, a su trabajo, a estas obras compendiadas en 12 tomos, y seguramente a cientos y cientos de horas de clase, de enseñanza; a miles y miles de estudiantes, que directa o indirectamente se han formado profesionalmente con el pensamiento y con el ejemplo de Héctor Fix-Zamudio.

Otra manera de medir su excepcionalidad es esa ejemplar consistencia, que hoy con modestos réditos, pero efectivamente, el Instituto y la Universidad cumplen su responsabilidad de distinguir. No se cuentan fácilmente los ejemplos de grandes profesores que hayan dedicado más de 50 años de entrega, de trabajo, de sacrificios a la Universidad Nacional.

Para asomarse a comprender la excepcional trayectoria del doctor Fix-Zamudio ya se han mencionado —en las intervenciones— algunos nombres extraordinarios, que fueron los maestros que formaron al doctor Héctor Fix-Zamudio, en el bachillerato, en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, en el propio Instituto de Derecho Comparado y en su vida profesional.

Pero, también, podemos encontrar magníficas manifestaciones de ésta en los ejemplos de sus alumnos —muchos de ellos aquí presentes, y singularizo a Jorge Carpizo McGregor— quienes reconocen que le deben buena parte de su formación, y a quien lo identifican como el ejemplo que les permitió encontrar una vocación y seguir una ruta productiva.

Podría ahondar en otros ejemplos y elocuentes argumentaciones que aquilaten su trascendencia, pero quisiera simplemente decir dos cosas más. La primera, la Universidad Nacional, esta nuestra universidad, la de hoy en día, no sería la misma si no hubiéramos tenido, y si no tuviéramos hoy, al doctor Héctor Fix-Zamudio.

La segunda es una reflexión que me motiva el ver este auditorio con la importante presencia de todos y cada uno de ustedes, hombres y mujeres investigadores y profesionales de las ciencias jurídicas, humanistas, y muchos otros profesionales.

Sin duda, la excepcionalidad del doctor Héctor Fix-Zamudio tiene que ver también con esta gran capacidad de convocatoria, de poder reunirnos a todos el día de hoy, para estar junto a él y decirle: la Universidad le tiene muchas otras encomiendas y tareas.

Larga vida al maestro Fix, es usted un ejemplo, una obra que siempre estará con todos nosotros.

 

Nota

* Realizado en el Auditorio "Héctor Fix-Zamudio" el 4 de septiembre de 2008.

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