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Boletín mexicano de derecho comparado

versión On-line ISSN 2448-4873versión impresa ISSN 0041-8633

Bol. Mex. Der. Comp. vol.39 no.117 Ciudad de México sep./dic. 2006

 

Información

 

La universidad y la investigación en humanidades*

 

Jorge Carpizo

 

Doctor Juan Ramón de la Fuente,
rector magnífico;
Honorables miembros de los órganos colegiados
y unitarios de autoridad;
Profesores e investigadores eméritos;
Universitarios;
Señoras y señores:

 

Nuestra Universidad Nacional me ha distinguido con el emeritazgo y reconoce una existencia a su servicio, principalmente en el campo académico. Todo lo que soy lo debo a nuestra casa de estudios, a la cual nunca podré devolver plenamente los múltiples beneficios que he recibido de ella. Únicamente puedo expresarle muchas gracias, mil gracias, un millón de gracias, y me quedo corto.

Laborar en nuestra universidad es un honor. Trabajar en aquello que se goza, cumpliendo una vocación, constituye un privilegio y un placer. La universidad se ha preocupado y se preocupa por otorgar a su personal académico las condiciones adecuadas para que realicemos nuestras tareas específicas. Hoy, esas condiciones son extraordinariamente mejores que hace 40, 30, 20 o 10 años. De nueva cuenta, Universidad Nacional, mi universidad, mi casa, mil y mil gracias por todos y cada uno de los dones que me has otorgado.

Laborar en esta egregia institución, cuya proyección, como su nombre lo indica, es nacional, porque nacional es su vocación, porque es entrañablemente de México, implica un compromiso y una grave responsabilidad; es tener fe en la educación, tener fe en la investigación, tener fe en la difusión de la cultura.

La universidad produce y difunde cultura y ciencia, forma a los seres humanos que las asumen y desarrollan; de aquí que las universidades no pueden ser entidades aisladas y estáticas; son actividad, fuerza, instituciones sociales que se encuentran ligadas a las demás actividades y organizaciones del país, con las cuales interactúan y cuyas condiciones y determinaciones las afectan. Al mismo tiempo, cultura, ciencia y universidad tienen existencia sobre tales fuerzas y estructuras, y sobre la sociedad en su conjunto; se introducen y operan en todos los aspectos, a todos los niveles, en la totalidad de las instancias de la sociedad, y contribuyen a moderarlos y a transformarlos.

Las universidades son microcosmos en el macrocosmos de la sociedad. La Universidad Nacional está profundamente ligada a la sociedad, y perfila sus esfuerzos en la lucha de México por alcanzar mejores niveles en todos los ámbitos y aspectos del país.

La Universidad Nacional es instrumento esencial de la emancipación intelectual de México con respecto de viejas y nuevas formas de sujeción. La Universidad Nacional es uno de los factores fundamentales del cambio social y debe influir cada día más, a partir del conocimiento, en la transformación positiva de la sociedad. En tal virtud, nuestra casa de estudios siempre ha cuidado la buena formación de profesionistas con conciencia social.

La Ley Orgánica ordena la realización de investigaciones, principal aunque no exclusivamente, acerca de las condiciones nacionales.

Los problemas de México son los nuestros. ¿Cómo, por ejemplo, no asumir en toda su compleja y trascendente dimensión, la gran desigualdad social existente, la pobreza, el desempleo y el subempleo, la emigración, la violación de los derechos humanos, la impunidad, la corrupción, el rezago tecnológico o la pérdida progresiva de competitividad de nuestros productos a nivel internacional?

Todas estas cuestiones son puestas sobre la mesa de la investigación y la discusión nacional por la ciencia y el pensamiento crítico de una universidad que vive la realidad de su sociedad y de su devenir.

De aquí, la preocupación universitaria por auxiliar en la resolución de éstos y otros problemas nacionales.

Dentro de este propósito, los intelectuales, los científicos y humanistas enfrentamos un dilema que se plantea tanto a escala nacional como mundial: cultura y ciencia al servicio del monopolio de la riqueza y el poder, de la burocracia y la tecnocracia llevadas hasta situaciones y límites inhumanos, donde se dan fatalmente la coacción, la expoliación y la destrucción de la libertad; o bien, cultura y ciencia encaminadas a la creación de posibilidades de bienestar, libertad, justicia, expansión de la personalidad en lo individual y en lo colectivo.

En ese contexto, y decididamente dentro de la segunda posición y última que he enunciado, se enmarca la investigación que se realiza en humanidades y ciencias sociales en esta universidad.

Los institutos y centros, agrupados en el Consejo Técnico de Humanidades, contribuimos a precisar qué tipo de sociedad queremos y cómo vamos a continuar construyéndola. Para ello, indispensable es conocer qué hemos sido, cómo somos y qué queremos ser. Esta investigación otorga los marcos de referencia sobre los cuales se realiza la propia investigación en ciencias.

La investigación en humanidades y ciencias sociales posibilita que conozcamos al hombre que somos, a nuestra tradición occidental e indígena, y los cauces universales y nacionales del arte, la literatura, la historia, el derecho, la ciencia política, la moral.

La investigación en humanidades y ciencias sociales combate la desigualdad, ayuda a construir la patria. Patria conocida en su realidad. Patria próxima y nuestra.

La investigación en humanidades y ciencias sociales colabora a formar hombres y mujeres preocupados por México, decididos a comprenderlo e impulsarlo.

La investigación en humanidades y ciencias sociales es raíz de libertad, garantía de existencia soberana, materia y vehículo de educación, baluarte de nuestra identidad nacional, fortaleza de la conciencia crítica del país, adversario del dogmatismo, escudo de la tolerancia y la pluralidad, fuente de valores morales, políticos y artísticos.

La investigación en humanidades y ciencias sociales produce conocimientos respecto a las relaciones del hombre en sociedad, en sus facetas más diversas, otorgando con ello elementos para fundamentar y analizar los diversos proyectos de nación que formulan distintos sectores de la sociedad, qué tipo de gobierno es el que más nos conviene, cuál es nuestra situación en América Latina y en este mundo globalizado, qué valores de la política internacional hay que preservar y vigorizar, cómo vamos a actualizar la cultura, cómo vamos a difundir mejor todos esos conocimientos y al mayor número de personas.

Así contribuye la investigación en humanidades y en ciencias sociales de la Universidad Nacional a la solución de los problemas nacionales, para superarlos y poder construir un ámbito en que todos podamos vivir dignamente. Con educación, con cultura, con satisfactores materiales, con libertad. Un México justo y vigoroso en la acción y en la conciencia.

Así contribuye la investigación en humanidades y en ciencias sociales a que la universidad cumpla con sus objetivos y finalidades, y se fortalezca su autonomía, su libertad y su rigurosidad en el pensamiento.

Y hoy, universidad nuestra, entrañable universidad, te digo, te decimos, una vez más, con fervor y emoción, recibe mil gracias y mil más, de parte de quienes tú has distinguido con infinita generosidad.

 

Nota

*Palabras del doctor Jorge Carpizo en el acto académico en donde fue distinguido como Investigador Emérito del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, el 15 de mayo de 2006.

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