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Salud Pública de México

versión impresa ISSN 0036-3634

Salud pública Méx vol.56 no.3 Cuernavaca may./jun. 2014

 

Artículo original

 

Aspiraciones educativas y familiares como condicionantes en la prevención de embarazos tempranos en México

 

Mexican adolescentes' goals as determinants in the prevention of early pregnancies

 

Erika E Atienzo, M en C,(1) Lourdes Campero, D en Ed,(1) Ana Lilia Lozada, M en C,(2) Cristina Herrera, D en Soc.(3)

 

(1) Centro de Investigación en Salud Poblacional, Instituto Nacional de Salud Pública. Cuernavaca, Morelos, México.

(2) Centro de Investigación en Nutrición y Salud, Instituto Nacional de Salud Pública. Cuernavaca, Morelos, México.

(3) Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer, Centro de Estudios Sociológicos, El Colegio de México. México. 

 

Autor de correspondencia

 


Resumen

Objetivo. Analizar las intenciones de adolescentes de formar una familia a edad temprana.

Material y métodos. Estudio transversal con cuestionarios a estudiantes de ocho secundarias y preparatorias en Morelos y Ciudad de México, en 2010. Se exploraron intenciones de casarse y tener un hijo y se ajustó de manera exploratoria un modelo de rutas para identificar predictores en el plan de tener un hijo antes o después de los 20 años (n=2 974).

Resultados. El 77% espera tener su primer hijo a los 20 años/después; 21% se muestra indeciso y 2% antes de los 20 años. Las expectativas de los padres influyen en la importancia que el adolescente le otorga a alcanzar un alto nivel de estudios, mismo que promueve las intenciones de tener hijos hasta los 20 años o después (β=0.13).

Conclusiones. En la prevención de embarazos tempranos es imprescindible apoyar a los adolescentes para que se fijen metas de desarrollo personal.

Palabras clave: adolescentes; embarazo en adolescencia; aspiraciones; metas; México.


Abstract

Objective. This study aims to explore adolescents' intentions related to the early formation of a family.

Materials and methods. We administered a survey to students in eight schools in Morelos and Mexico City, in 2010. We analyzed intentions of marrying or having a child and fitted an exploratory path model to assess predictors of the intentions of having a child before the age of 20 (n=2974).

Results. Around 77% of adolescents expect to have their first child at 20 years or later; 21% show ambivalence or incongruence regarding this, whereas 2% expect to have a child before the age of 20. Parents' expectations for their child's education influence the importance that adolescents give to education. The latter promotes the idea of postponing childbearing until 20 years or later (β=0.13).

Conclusions. In order to prevent early pregnancies, interventions and programs should encourage the construction of personal and professional goals.

Key words: adolescents; pregnancy in adolescence; aspirations; goals; Mexico.


 

En América Latina (AL), la fecundidad en adolescentes es un problema que conlleva elevados costos sociales.1 En México, cada año se presentan cerca de 70 nacimientos por cada 1 000 mujeres de 15 a 19 años.2 En las últimas dos décadas, la proporción de nacimientos en mujeres menores de 20 años se ha mantenido estable: entre 17 y 19%.3 Este problema se vuelve aún más evidente si se considera que por cada nacimiento hay muchos otros embarazos de madres adolescentes que terminaron en un aborto, sea éste espontáneo o inducido. Es decir, las tasas de fecundidad en adolescentes no reflejan las tasas de embarazos.

Los determinantes del embarazo en adolescentes, así como la realidad de la paternidad y la maternidad adolescente, son temas que han sido ampliamente documentados en México, AL y en todo el mundo. Las altas tasas de embarazo adolescente en la región son resultado de una multiplicidad de condicionantes sociales, económicas y culturales, incluyendo un bajo nivel educativo y limitadas alternativas de desarrollo femenino, ligados a su vez a prácticas reproductivas no siempre compatibles con el desarrollo profesional.4,5 También puede ser resultado del no uso o uso inconsistente de métodos anticonceptivos,6,7 así como de una educación de baja calidad, de limitadas posibilidades de inserción laboral8 o de ausencia de un proyecto de vida que persiga logros personales.9

En el ámbito internacional estudios previos han mostrado que existe claramente un vínculo entre las aspiraciones educativas de los adolescentes y el riesgo de embarazo.10-12 Las aspiraciones de continuar los estudios pueden promover el deseo de postergar la formación de una familia, ya que para obtener mayores logros profesionales se requiere de más años de estudio,13,14 lo que implica aplazar la maternidad o paternidad.

En México, la mayoría de las madres adolescentes (más de 70%) que desertan de la escuela señalan que el embarazo ocurrió después de abandonar los estudios,15,16 lo cual sugiere que las aspiraciones educativas no representan el principal proyecto de vida de estas adolescentes.8 De entre las mujeres que sí se encuentran estudiando al momento de embarazarse por primera vez, 60% deserta.15 Del total de estudiantes de nivel medio-superior que han interrumpido sus estudios alguna vez, 12% de mujeres y 2% de hombres lo hicieron debido a un embarazo o nacimiento de un hijo.17

Un aspecto controvertible en relación con el embarazo adolescente es si éste es planeado o no. En México, sólo uno de cada cuatro embarazos no es planeado o deseado,18 y en estratos socioeconómicos bajos, cerca de 40% de adolescentes (15-19 años) sexualmente activas que experimentan un embarazo reporta que éste era deseado.19

En general, este deseo ha sido estudiado de manera retrospectiva o bajo enfoques cualitativos con mujeres que experimentan la maternidad adolescente; sin embargo, poco se sabe sobre las intenciones de un embarazo temprano en adolescentes que aún no son madres,20 mucho menos en varones. Hasta el momento también se desconoce cómo las aspiraciones educativas de los y las adolescentes complementan o fortalecen las intenciones relacionadas con la formación temprana o no de una familia. Si bien este es un tema que en países desarrollados se ha abordado considerablemente, en AL la investigación al respecto es escasa.

El presente estudio explora las intenciones de casarse, unirse o tener hijos antes o después de los 20 años en adolescentes escolarizados en dos ciudades de México. De manera exploratoria se busca también analizar la hipótesis de que la posibilidad de desarrollar un plan que prioriza o pospone la maternidad o paternidad está influenciada por la importancia que los adolescentes otorgan a los estudios y que ésta, a su vez, está condicionada por las expectativas de sus padres.

 

Material y métodos

Se desarrolló un estudio exploratorio de corte transversal con metodología cuali-cuantitativa con estudiantes de ocho escuelas públicas (cuatro secundarias y cuatro preparatorias) en Morelos y Ciudad de México (DF), en el año 2010. El estudio fue aprobado por el Comité de Ética, Bioseguridad e Investigación del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). Aquí se presentan resultados del componente cuantitativo.

Población y muestra

Se eligió a Morelos y al DF debido a que, aun con su cercanía geográfica, estas entidades tienen variaciones en características de interés para los componentes cualitativo y cuantitativo de este estudio. Por un lado, el DF presenta menor grado de marginación y menor proporción de embarazos en menores de 20 años (16.5%) en comparación con la media nacional (18.8%), mientras que Morelos presenta mayor grado de marginación y proporción de embarazos en menores de 20 años similar a la media nacional.3 Ambas entidades tienen un porcentaje elevado de deserción en bachillerato (15%).21

Partiendo de un muestreo no probabilístico, se seleccionaron por conveniencia ocho escuelas públicas ubicadas en zonas urbanas y semiurbanas: cuatro en la zona centro-sur del DF y cuatro en municipios del norte de Morelos. Priorizando la accesibilidad y cercanía geográfica entre las dos entidades, se identificaron escuelas de enseñanza general y enseñanza técnica ubicadas en las zonas de interés. Se buscaron escuelas con menos de 1 000 alumnos registrados. A través del contacto con los directores se logró la participación de las escuelas y ninguna rechazó la invitación.

Instrumento y recolección de datos

El cuestionario incluyó preguntas sobre el contexto sociodemográfico, familiar y escolar y sobre aspectos vinculados con proyectos de vida. Al considerar estadísticas nacionales sobre la edad de inicio de vida sexual, se determinó encuestar a estudiantes de todos los años de preparatoria y a los de tercer año de secundaria.

Previo a la entrega de los cuestionarios, los adolescentes fueron informados del objetivo del estudio y tipo de participación que se les solicitaba. A través de un oficio, los padres de familia fueron notificados al respecto; en caso de no autorizar la participación de su hijo o hija, podían firmar y entregar el formato a la dirección de la escuela. Con excepción de dos escuelas con turno vespertino, la aplicación del cuestionario se realizó en las aulas durante el turno matutino. Ningún estudiante fue obligado a responder; la tasa de respuesta fue de 99%.

Mediciones

Intenciones sobre la formación de una familia. Se preguntó: ¿qué tan probable es que te cases antes de los 20 años? y ¿qué tan probable es que tengas un hijo antes de los 20 años?, con opciones de respuestas: 1) No sé; 2) Nada probable; 3) Poco probable; 4) Más o menos probable, y 5) Muy probable. Estas preguntas fueron retomadas de un estudio internacional20 al no existir similares en México. Se respetó este corte de edad para homogeneizar datos con indicadores oficiales en México (los nacimientos de madres adolescentes son definidos por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía [Inegi] como aquéllos de menores a 20 años).3 Dada una baja frecuencia de respuesta en la categoría "Muy probable", se hizo una recategorización: 1) Nada probable/poco probable; 2) Más o menos probable/muy probable; y 3) No sé.

También se preguntó: ¿a qué edad te gustaría casarte o vivir con una pareja estable? y ¿a qué edad te gustaría tener un hijo?, ambas, con respuesta continua, fueron dicotomizadas como: 0=A los 20 años o más, y 1=Antes de los 20 años.

Estas variables fueron combinadas para construir dos indicadores (figura 1): a) intenciones de casarse y b) intenciones de tener un hijo: a) A los 20 años o después (edad ideal de 20 años o más y probabilidad poca o nula); b) Antes de los 20 años (edad ideal menor a 20 y probabilidad reportada como más o menos o muy probable), y c) Indecisión o inconsistencia (cuando las respuestas no coincidían con ninguna de las anteriores). Finalmente, las variables fueron recategorizadas como: 1=A los 20 años o después, y 0=Antes de los 20 años/inconsistencia (figura 1). Se tomó esta categorización ante la evidencia que muestra que adolescentes con planes inconsistentes tienen mayor riesgo de un embarazo temprano.20,22

Variables contextuales y educativas. Se preguntó también sobre otro tipo de variables influyentes en los proyectos de vida, entre ellas, la satisfacción del adolescente con distintos aspectos de su vida, incluyendo el contexto escolar y sus habilidades, la importancia que le otorga al hecho de alcanzar un elevado nivel académico y sus aspiraciones educativas y ocupacionales.

Indicadores sociodemográficos. Se contó con información sobre el desempeño académico y el contexto familiar y escolar. Para ajustar por nivel socioeconómico se construyó un índice que reúne información sobre posesión de bienes y servicios en el hogar (televisor, equipo de cómputo, horno de microondas, internet, teléfono, etcétera), educación de los padres y antecedente de empleo del adolescente, a través del análisis de componentes principales con correlación policórica23 que permitió construir una variable resumen explicativa de 30% de la varianza. Se realizó un procedimiento para imputar datos faltantes a partir de la entidad federativa y la escuela, variables vinculadas con el contexto socioeconómico, utilizando el comando impute del programa estadístico Stata (imputación por regresión condicionada). Los valores imputados representaron menos de 2% de las observaciones. El índice se dividió en terciles de acuerdo con su distribución en la muestra, lo que fue relativamente homogéneo al tratarse de escuelas públicas de zonas urbanas cercanas.

Manejo de los datos y análisis estadísticos

Los cuestionarios se sistematizaron en una base de datos y los análisis se realizaron en el programa Statav.12 (Stata Corp, College Station TX). Inicialmente se obtuvieron estadísticas descriptivas y posteriormente se realizó un análisis bivariado utilizando pruebas de ji cuadrada y t de Student para la comparación entre variables por las categorías de las intenciones.

Por último, se planteó de manera exploratoria un análisis de rutas (path analysis),24 buscando identificar los efectos totales, directos e indirectos de variables relacionadas con expectativas o aspiraciones educativas y sobre las intenciones de formación de familia. Para este objetivo se priorizaron únicamente las intenciones de tener un hijo antes o después de los 20 años. También se evaluó el modelo para las intenciones de casarse antes o después de los 20 años (datos no mostrados). No obstante, dado que los resultados fueron similares al modelo de intenciones de tener un hijo, se presentan únicamente los resultados de este último modelo.

Para la selección del modelo de rutas final se empleó un conjunto de variables teóricamente importantes, tomando también como base variables importantes de acuerdo con el análisis bivariado y al propio modelo de rutas. El modelo planteado es un modelo recursivo, cuyas relaciones fluyen en una sola dirección sin efectos recíprocos. Se ajustó un método de estimación que no requiere de asumir normalidad (asymptotic free distribution) y se obtuvieron coeficientes estandarizados.

El modelo final incluye tres ecuaciones de regresión: a) La primera exploró el peso de variables sociodemográficas en la percepción de los adolescentes sobre las expectativas que sus padres tienen en relación con sus estudios (estudiar hasta terminar la preparatoria frente a estudiar hasta universidad), con la hipótesis de que ser hombre o tener un mayor nivel socioeconómico influyen en la percepción del adolescente de que sus padres esperan que él o ella estudie hasta cursar la universidad. b) La segunda ecuación incluye a la primera ecuación y a un conjunto de variables como determinantes que otorgan mucha importancia a alcanzar un alto nivel de estudios (muy importante frente a no tan importante). La hipótesis subyacente es que las expectativas de los padres, el nivel educativo actual del adolescente y su satisfacción respecto a la escuela y a sus habilidades influyen positivamente en la importancia que el adolescente le otorga a alcanzar un alto nivel de estudios, mientras que la entidad de residencia podría tener algún efecto sobre esta valoración. c) La tercera ecuación incluye a las dos previas y tiene como variable dependiente a las intenciones de tener un hijo (a los 20 años o después frente a antes de los 20). La hipótesis plantea que la intención de tener un hijo antes de esta edad es menor si el adolescente le otorga importancia a alcanzar un alto nivel de estudios, si existe mayor nivel socioeconómico, si el adolescente está cursando actualmente la preparatoria y si percibe mayor expectativa de sus padres hacia él (figura 2).

 

Resultados

En total, 3 053 adolescentes sin experiencia de embarazo y con deseos de formar una familia proporcionaron información para construir las variables centrales de este análisis.* De estos adolescentes, 73% cursaba preparatoria, con promedio de edad de 15.8 años (±1.5); poco más de la mitad son mujeres. También casi la mitad ha tenido un trabajo remunerado y utiliza principalmente el transporte público para llegar a su escuela (66%). El 60% tiene un padre o madre que cursó estudios de preparatoria o más (cuadro I).

Intenciones de formar una familia

La edad promedio reportada como ideal para casarse es cercana a 26 años, y para tener un hijo, de 27. Respecto a la probabilidad de casarse o tener un hijo antes de los 20 años, con resultados de 70 y 77%, respectivamente, se percibe poca o nula probabilidad de que esto suceda (cuadro I). Mayor proporción de hombres (18.6%) en comparación con mujeres (14%) percibe cierta probabilidad de casarse antes de los 20 años, mientras que 13% de hombres y 7.7% de mujeres reconocieron cierta probabilidad de tener un hijo antes de dicha edad (p≤0.05).

En total, 3 024 adolescentes proporcionaron información sobre sus intenciones de casarse y 2 974 sobre sus intenciones de tener un hijo (cuadro II). La mayoría de los adolescentes expresa intenciones de unión/matrimonio a los 20 años o después (68%), no obstante, 28% se muestra indeciso o incongruente al respecto y sólo 4% espera hacerlo antes de los 20 años. Por su parte, 77% espera un primer hijo a los 20 años o después; 21% se muestra indeciso y 2% espera tenerlo antes de los 20 años (figura 1).

Al comparar con adolescentes con intenciones de formar una familia antes de los 20 años y aquéllos con intenciones de hacerlo después de esta edad, se detectan algunas diferencias. Una mayor proporción de mujeres se ubica en el grupo con intenciones de unión (54.8%) y maternidad (55.6%) después de los 20, en comparación con los varones (45.2 y 44.4%, respectivamente), mientras que ocurre lo inverso en el grupo con intenciones de unión temprana.

En cuanto a las variables educativas, de manera general se observa que entre adolescentes con intenciones de casarse a los 20 años o después y adolescentes con intenciones de tener un hijo también después de los 20 existe una mayor proporción que espera continuar sus estudios hasta posgrado (71%) y que opina que el principal beneficio de estudiar es tener mayores conocimientos; mientras tanto, menor proporción percibe que sus padres esperan que estudie sólo hasta terminar la preparatoria (2%) en comparación con adolescentes cuyas intenciones de casarse o tener un hijo es antes de los 20 años (p≤0.05). Otra diferencia identificada es que entre adolescentes con intenciones de tener un hijo después de los 20 años existe mayor proporción que considera muy importante alcanzar un alto nivel de estudios (94 frente a 89%) y que se siente muy satisfecho con su escuela (37 frente a 33%), en comparación con aquéllos que desean un hijo antes de los 20 (p≤0.05) (cuadro II).

Relación entre aspiraciones educativas e intenciones de tener un hijo

Los resultados del modelo de rutas planteado para las intenciones de tener un hijo se muestran en la figura 2. El modelo presentó un valor pequeño de la varianza no explicada entre variables endógenas (0.003-0.005). Un menor nivel socioeconómico (β=-0.021) y ser varón (β=-0.022) promueven la percepción de que sus padres esperan que él o ella estudien sólo hasta terminar la preparatoria, y esta expectativa reducida de los padres disminuye a su vez la perspectiva de que alcanzar un alto nivel de estudios sea algo muy importante (β=-0.21). Por el contrario, estar satisfecho con su escuela promueve directamente la importancia de alcanzar un alto nivel de estudios (β=0.045). Considerar como muy importante alcanzar este aspecto (β=0.13) y tener un mayor nivel socioeconómico (β=0.028) promueven las intenciones de tener hijos hasta los 20 años o después, mientras que ser hombre las reduce (β=-0.074) (p≤0.05).

 

Discusión

En este estudio se exploraron las intenciones en cuanto a la formación temprana de una familia en adolescentes de escuelas públicas en dos ciudades de México. De acuerdo con los resultados, una reducida proporción de adolescentes aspira a casarse o tener un hijo antes de los 20 años. No obstante, 2 de cada 10 se muestran indecisos al respecto. Esto es importante ya que de acuerdo con estudios internacionales esta ambivalencia incrementa el riesgo de un embarazo.20,22 La ambigüedad o incertidumbre en las expectativas reproductivas podría reflejar indecisión respecto del momento ideal para formar una familia, o bien, inseguridad respecto a sus capacidades para prevenir un embarazo,20 lo que a su vez podría ser producto de la falta de oportunidades, espacios e interlocutores para reflexionar sobre sus aspiraciones.

De manera exploratoria, se encuentra cierta evidencia sobre una posible relación entre las aspiraciones educativas y el plan o intenciones reproductivas. Percibir como muy importante el tener un alto nivel de estudios promueve las intenciones de tener un hijo después de los 20 años. Esto sugiere la necesidad de apoyar a los adolescentes para que fijen metas de desarrollo personal, enfatizando en cómo la formación temprana de una familia puede interferir con dichas metas.25 Si bien la escuela puede verse como el escenario ideal para lograr esto, destaca el hecho de que en este estudio sólo la mitad de los adolescentes había recibido orientación para elegir su vocación en el futuro. Esto se agrava si consideramos que, en general, cuando se otorga esta orientación no se aborda de manera integral para que los y las adolescentes puedan visualizar y concertar sus aspiraciones profesionales y las metas en diversas esferas de la vida, como la reproducción.

De todas las variables exploradas, la que predijo con mayor magnitud la intención de tener un hijo antes de los 20 años es la percepción de que sus padres no esperan que terminen la universidad. Hoy se reconoce que la maternidad y paternidad adolescente es un evento que se reproduce intergeneracionalmente26,27 y que los adolescentes co-regulan sus metas de vida con las de otros actores significativos.28 Cuando existe en la familia un menor énfasis en la necesidad de alcanzar un alto nivel de estudios, acompañado de menores recursos para invertir en capital humano, los hijos reproducen las trayectorias de vida de sus padres.14,27 En materia de prevención de embarazos adolescentes, cada vez existe mayor número de intervenciones dirigidas a padres de familia; no obstante, éstas han buscado promover prioritariamente la comunicación padres-hijos sobre salud sexual,29 pero también, su involucramiento en la promoción de aspiraciones educativas de sus hijos se vuelve fundamental.

Un resultado que vale la pena destacar es que si bien las mujeres en promedio esperan casarse y tener hijos un año antes que los hombres, son los varones los que, en su mayoría, perciben cierta probabilidad de que esto ocurra antes de los 20 años. Cuando se analizan las intenciones con mayor profundidad, considerando tanto sus ideales como la probabilidad de que ocurra, mayor proporción de mujeres imagina un proyecto que implica la reproducción hasta después de los 20 años. Independientemente de si la reproducción es temprana o no, las adolescentes muestran una mayor claridad en sus expectativas sobre este evento mientras que los varones se muestran incongruentes, reflejo de un sistema en el que la identidad de las mujeres se define en relación con los hijos y la pareja.30 Se advierte que los varones perciben que sus padres esperan de ellos menos logros educativos (estudios más allá de la preparatoria), tal vez ante el reconocimiento de la posibilidad de convertirse en padres de manera temprana y del rol de proveedores que esto les exigiría. Resulta prioritario seguir profundizando al respecto, analizando de forma diferencial los planes reproductivos de hombres y mujeres.

Algunas limitaciones deben ser señaladas. La naturaleza exploratoria y transversal impide inferir causalidad, lo cual genera un problema de temporalidad: es posible que los planes reproductivos contribuyan a delinear el plan académico y de ahí la importancia que le otorgan a los estudios, y no precisamente que los planes académicos determinen las intenciones reproductivas como aquí se propone. También es posible que las intenciones de los adolescentes respecto a formar una familia se refuercen a partir de lo que sus padres esperan de ellos, o que por el contrario, las expectativas de los padres se adapten a las intenciones que sus hijos les han expresado. Es fundamental diseñar estudios longitudinales que esclarezcan estas relaciones.

Está presente un potencial sesgo dada la selección a conveniencia de escuelas. La percepción de un director sobre el embarazo adolescente puede influir en su decisión de permitir que sus alumnos sean encuestados y eso reflejarse en los datos encontrados. Además, los datos provienen del autorreporte, por lo que existen sesgos vinculados al sub o sobrerreporte de información; por lo tanto, los resultados deben interpretarse con cautela y no pueden generalizarse a poblaciones diferentes a la aquí descrita.

Ante la falta de investigaciones similares en el orden nacional, los indicadores de las intenciones de casarse y tener hijos derivan de medidas no validadas en México. Esto limitó la posibilidad de plantear y contrastar hipótesis más precisas. Aunque las relaciones encontradas se presentan en la dirección hipotetizada, congruente con la evidencia internacional, es importante que los resultados se tomen sólo como exploratorios. Por último, se debe considerar que este estudio se circunscribe exclusivamente al sector inserto en escuelas de zonas urbanas, cuya realidad es muy distinta a la de zonas rurales. Esto es importante pues el embarazo temprano se presenta mayoritariamente en los contextos menos favorecidos.

El estancamiento en la reducción de las tasas de fecundidad adolescente en AL en los últimos años invita a redoblar esfuerzos para diseñar programas innovadores y congruentes con la realidad social, que reconozcan que las desigualdades, las carencias y la baja calidad en la educación se vinculan con el embarazo adolescente.31 Actualmente, la mayoría de estrategias de prevención de embarazos se basan en la promoción del uso de anticonceptivos. Sin restarle importancia a éstas, es posible que los mensajes de dichas campañas resulten menos trascendentales para aquel grupo que aspira a convertirse en madre o padre de manera temprana o bien, para aquéllos que se muestran indecisos al respecto. Promover la visión y aspiración de vida a más largo plazo podría contribuir a posponer la maternidad o paternidad.

Para concluir, este estudio aporta información original y procura estimular más investigaciones. Si bien los estudios que exploran intenciones sobre un embarazo no son nuevos para otros países,10,22 en AL no son abundantes. Estudios futuros podrían complementar este campo de investigación empleando metodologías rigurosas. Se sugiere analizar las intenciones para diferentes edades, así como la percepción de las expectativas de los padres en la esfera reproductiva. También es importante analizar el efecto de otras variables que han mostrado un vínculo con el embarazo adolescente, más allá de las educativas.

 

Agradecimientos

Los autores desean agradecer a los estudiantes y personal académico participantes. Este estudio fue financiado por Conacyt (SALUD-2009-01-112451).

 

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Fecha de recibido: 18 de junio de 2013
Fecha de aceptado: 9 de abril de 2014

 

Autor de correspondencia

Dra. Lourdes Campero.
Centro de Investigación en Salud Poblacional, Instituto Nacional de Salud Pública.
Av. Universidad 655, col. Santa María Ahuacatitlán.
62100 Cuernavaca, Morelos, México.

Correo electrónico: lcampero@insp.mx

 

Nota

* De éstos, 3 024 adolescentes proporcionaron información sobre sus intenciones de casarse y 2 974 sobre sus intenciones de tener un hijo.

 

Declaración de conflicto de intereses. Los autores declararon no tener conflicto de intereses.