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Salud Pública de México

Print version ISSN 0036-3634

Salud pública Méx vol.46 n.2 Cuernavaca Apr. 2004

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

El sexo recompensado: una práctica en el centro de las vulnerabilidades (ITS/VIH/SIDA) de las jóvenes mexicanas

 

Compensated sex: a practice at the heart of young Mexican women's vulnerabilities (STI/HIV/AIDS)

 

 

Florence Lise Théodore, Dra en Soc; Juan Pablo Gutiérrez, M en Econ de la Salud; Pilar Torres, Lic en Antropol; Gabriela Luna, Lic en Econ

Dirección de Economía y Políticas de la Salud. Instituto Nacional de Salud Pública, Cuernavaca, Morelos, México

 

 


RESUMEN

OBJETIVO: Discutir los riesgos, para las jóvenes mexicanas, de las prácticas de sexo a cambio de beneficios sociales o económicos - prácticas denominadas como sexo recompensado - con el objetivo de debatir sus posibles implicaciones en materia de salud pública.
MATERIAL Y METODOS: Estudio cualitativo efectuado entre septiembre de 2001 y diciembre de 2002, en población juvenil (15 a 25 años de edad) residente en Cuernavaca, Morelos, México, con referencia teórica a la fenomenología, al posestructuralismo y a los estudios de género. Técnicas utilizadas: seis grupos focales, ocho entrevistas con jóvenes identificados o auto-identificados con prácticas de sexo recompensado.
RESULTADOS: Para mantener oculto el uso de sexo como forma de conseguir bienes sociales o económicos, las jóvenes lo desarrollan dentro de un "noviazgo" y se someten a reglas que las limitan frente al uso del condón y las exponen a las infecciones de transmisión sexual.
CONCLUSIONES: Si bien el sexo recompensado en sí mismo podría no constituir necesariamente una práctica de riesgo, el contexto de noviazgo en el que las jóvenes lo desarrollan propicia que adopten comportamientos que las exponen a un riesgo mayor de contraer infecciones de transmisión sexual. El texto completo en inglés de este artículo está disponible en: http://www.insp.mx/salud/index.html

Palabras clave: sexo recompensado; mujeres jóvenes; vulnerabilidad; noviazgo; México


ABSTRACT

OBJECTIVE: To discuss the risks for Mexican young women who engage in sexual relations in exchange for social or economic benefits, also known as compensated sex (CS), with the objective of exploring its possible public health implications.
MATERIAL AND METHODS: This is a qualitative study conducted in youths 15 to 25 years of age in Cuernavaca, Morelos, Mexico, between September 2001 and December 2002. The theoretical framework included sociology of knowledge, post-structuralism, and gender studies. Research methods consisted of six focal groups and eight interviews with young subjects identified or self-declared as having practiced CS.
RESULTS: To conceal their CS practices as a way to obtain social or economic benefits, young girls disguise it as "courtship" and subject themselves to rules and behaviors that restrain them in terms of condom use and expose them to sexually transmitted infections (STI).
CONCLUSIONS:Although CS itself may not necessarily constitute a risky practice, the courtship context in which young women tend to develop these practices exposes them to a greater risk of STIs. The English version of this paper is available at: http://www.insp.mx/salud/index.html

Key words: compensated sex; female youths; vulnerability; courtship; Mexico


 

 

Frente al crecimiento de la incidencia de infecciones de transmisión sexual/del virus de la inmunodeficiencia humana/y del síndrome de la inmunodeficiencia humana (ITS/VIH/SIDA) entre los jóvenes de 15 a 25 años de edad1 (en los ámbitos mundial y nacional), se han multiplicado los esfuerzos científicos para entender mejor los contextos y mecanismos sociales de transmisión, tanto entre los jóvenes como en otros grupos de edad. Así, ahora son mejor entendidos los factores ligados al no uso del condón - principal método para prevenir la transmisión de las ITS - , que no se limitan a la falta de recursos económicos o informativos, sino que también tienen que ver con la construcción social de la sexualidad1 y del riesgo entre los jóvenes.2 Estas construcciones se suman a las condiciones de riesgo propias de la vulnerabilidad3 de aquellos grupos o individuos fragilizados por el sistema cultural y social, como lo están frente al VIH/SIDA las mujeres,4 los migrantes5 y los jóvenes.6,7

Si bien en México la prevalencia de VIH/SIDA reportada en población general es relativamente baja, existe evidencia que sugiere que el país podría estar en la frontera de una epidemia: estudios poblacionales han mostrado una prevalencia importante de ITS8,9,2 entre los jóvenes, estos datos confirman el reducido uso del condón. En este contexto, en México se necesita multiplicar los estudios que analizan las modalidades alrededor del ejercicio de la sexualidad en jóvenes, en particular hay que profundizar sobre prácticas de intercambio de favores sexuales por beneficios sociales o materiales, que aquí se denominará sexo recompensado (SR),3 que pudieran representar un papel en la difusión de las ITS y para las que no existen estudios sistemáticos. Las situaciones de intercambio de sexo por beneficios existen en diversos contextos socioculturales, sin embargo, esta transacción puede te ner sentidos y significados muy distintos en cada uno de ellos.10

En México existen referencias académicas que documentan prácticas que pudieran ser identificadas como SR en estudios hechos en Veracruz11,12 y en Guadalajara.2 En el primer caso, se trata de mujeres del ámbito rural, casadas y con hijos, que intercambian favores sexuales por dinero, alimentos, o bienes de primera necesidad para sostener a la familia. En el caso del estudio realizado en Guadalajara se reportan las siguientes situaciones de SR en población juvenil: "homosexualidad por regalo", "prostitutas no pagadas", o bien, jóvenes dispuestas a tener sexo a cambio de una dosis de droga.

Estos ejemplos presentan diferentes situaciones de transacción de sexo por beneficios. No obstante, dichas relaciones no son consideradas/identificadas como SR ni por los investigadores ni por la población, debido a que ocurren bajo categorías prestablecidas como, por ejemplo, el comercio sexual. Sin embargo, desde una perspectiva de salud pública, es importante estudiar con el concepto de SR las diferentes posibilidades de prácticas de sexo a cambio de beneficios, considerando la hipótesis de que este tipo de prácticas acentúa la dificultad para negociar sexo protegido (que puede traducirse en el no uso del condón) por lo que incrementa la exposición a ITS/VIH/SIDA.

Así, se asume que las diferentes formas de vulnerabilidad (ligadas a los desequilibrios posibles entre los dos participantes del SR: de edad, socioeconómicos, de poder, de género) que rodean y alimentan estas prácticas, se suman a las vulnerabilidades propias de las jóvenes (económicas, biológicas, sociales y de género) frente al ITS/VIH/SIDA e impactan negativamente en la negociación de un sexo protegido. De esta manera, el SR está caracterizado por diferencias que pueden acumularse de manera potencial: de ingreso, de poder, de género o de edad.

El objetivo del presente artículo es enfocarse en las mujeres y discutir sobre los riesgos potenciales del SR para las jóvenes de Cuernavaca, con el fin de debatir sus posibles implicaciones en cuanto a salud pública. También se busca abrir nuevas pistas de investigaciones que podrían contribuir a una comprensión general del ejercicio de la sexualidad de las jóvenes mexicanas.

El artículo está organizado en tres partes: a) exposición del material y de los métodos de estudio con base en la presentación de los marcos teórico y metodológico, b) presentación de los resultados más relevantes de la investigación, y c) implicaciones de esta práctica en la esfera de la salud pública.

El marco teórico

El análisis de los datos presentados en este artículo se ha hecho a partir de varias teorías de la sociología, como la fenomenología13 el posestructuralismo14 y los estudios de género.15-17

De la primera se adopta la idea de que las prácticas sexuales están definidas a partir del sentido y la significación que los jóvenes dan a su sexualidad (consumo, visión del futuro, construcción del riesgo, percepción de su pobreza, etc.) y que se producen dentro de un contexto y por un grupo social. Con la obra de Foucault se inserta en este análisis la noción de "poder", para así abordar la estructuración de las relaciones entre varones y mujeres. Se entiende el poder como un proceso en el que un grupo social, a través de la producción de normas, de ideologías, de saberes y valores genera una situación de dominación sobre los otros grupos. Para finalizar, se tiene la referencia de los estudios de género que analizan el proceso social de diferenciación de los varones y las mujeres mediante las distintas asignaciones de función y normas en la sociedad, las cuales crean inequidades y relaciones de poder y dominación entre uno y otro sexo.18

 

Material y métodos

Este estudio exploratorio con metodología cualitativa se ha concentrado en población juvenil (15 a 25 años de edad) residente en la ciudad de Cuernavaca, Morelos. El trabajo de campo se realizó entre septiembre de 2001 y diciembre de 2002, y fue diseñado en dos etapas. En la primera se hizo un trabajo de acercamiento a organizaciones no gubernamentales e instituciones que trabajan con jóvenes y se llevaron a cabo seis grupos focales con jóvenes de diferentes estratos socioeconómicos, para conocer su percepción de la práctica y para captar los discursos colectivos sobre varios temas (futuro, sexualidad, consumo), con la hipótesis de que hay representaciones y discursos que pueden constituir un freno o, al contrario, un catalizador para la participación en el SR (cuadro I).

 

 

En una segunda etapa se llevaron a cabo entrevistas a profundidad con ocho individuos, identificados por los investigadores o por los mismos sujetos, con experiencia de SR. No obstante, uno de los participantes (no. 8), indicó no haber participado en relaciones de SR y tampoco dio elementos que permitieran pensar que tenia relaciones tipo SR. Pero debido a que presentaba características similares en varios aspectos a las de los entrevistados con experiencias de SR (entorno de vulnerabilidad familiar y social, ofrecimientos para participar en una práctica de SR), se decidió tomar en cuenta esta entrevista y estudiarla como un contraejemplo a la participación en SR (cuadro II).

 

 

Para facilitar el reclutamiento de los jóvenes en una entrevista a profundidad se desarrollaron diversas técnicas de apoyo (carteles de convocatoria en bares y discotecas, participación en programas radiofónicos para jóvenes, talleres de sensibilización sobre la sexualidad con jóvenes de preparatoria y de un grupo de teatro; en todos ellos se aplicó un cuestionario filtro).

 

Resultados

Vivencia del sexo recompensado dentro de relaciones de noviazgo entre las jóvenes

Más allá de la heterogeneidad de la práctica (perfiles socioeconómicos de los jóvenes y del recompensador, motivo de la transacción, orientación sexual de los individuos), lo que llama la atención cuando se refiere a las jóvenes es su presencia en prácticas de SR en el marco de relaciones que describen como "noviazgos". Ellas definen el noviazgo como una relación con "compromiso"(entrevista 07) hacia el otro, durable en el tiempo, pero que no supone necesariamente amor o atracción física hacia la persona, sino cariño o agradecimiento:

    Yo creo que por la convivencia más que por él, porque no me gustaba para nada, pero para nada porque no - por supuesto que no - pues no es un hombre guapo ni de lejos ni desde un avión. Es una persona con muchos detalles ya que lo ves desde afuera, fíjate que me fui mucho por el lado de la gratitud, fue la primera persona que confió realmente en mí cuando llegué a Cuernavaca, la primera persona que me dio trabajo... (entrevista 02).

Aunque haya dentro de esta relación definida por las entrevistadas intercambio de sexo por beneficios materiales o sociales, se puede observar, entre las jóvenes, diferentes niveles de explicitación de este intercambio, del más claro hasta el más confuso:

    "Desde un principio él sabía que yo le iba a dar pues... Amor, compañía, sexo y todo, y él me iba a ayudar económicamente, me iba a proteger en el trabajo" (entrevista 07).
    "porque me dijeron que yo andaba con él por interés, con R, o sea y lo último que haría en mi vida es andar con alguien por interés, lo último" vs "entonces, como que más que nada, hasta cierto punto, le podríamos llamar interés, que yo decía: ¡;no! es que yo ya no le puedo pedir más dinero a mi mamá, porque sé que no lo tiene. Entonces más que nada eso me preocupaba" (entrevista 06).

El noviazgo es entonces el marco principal en el que las jóvenes experimentan el SR; mientras que los jóvenes parecen desarrollar esta práctica también dentro de relaciones ocasionales, pudiendo reconocer más abiertamente el intercambio. La literatura mexicana en salud reproductiva brinda herramientas analíticas sobre este fenómeno; gracias a estos estudios se sabe que las normas sociales definidas para el ejercicio de la sexualidad de las mujeres mexicanas se han construido históricamente alrededor de la cultura judeo cristiana; estas normas regulan y controlan el ejercicio de una sexualidad femenina limitada a un papel reproductivo dentro de una relación matrimonial.19,20

No obstante, debe recordarse el carácter híbrido de la cultura mexicana que se constituye por una fuerte influencia indígena21 y por las nuevas corrientes cercanas al discurso médico sobre la sexualidad (desarrollado principalmente por medio de los programas de planificación familiar). Así, las normas de conducta respecto a la sexualidad femenina han atravesado los tiempos y siguen presentes en el discurso de los varones y mujeres jóvenes, aunque se ha señalado su flexibilización y la aceptación en el discurso de los jóvenes del ejercicio de la sexualidad femenina en las relaciones tipo noviazgo, también perviven los discursos que proponen una conexión entre sexo/amor-romanticismo/formalización de una pareja estable.

En este contexto cultural es bastante complicado para las jóvenes reconocer que tuvieron relaciones sexuales fuera de este marco normativo, y menos aún reconocer incluso ante sí mismas tener sexo por interés, ya que corren el riesgo de ser estigmatizadas socialmente como unas "interesadas", o unas "rameras", palabras usadas por algunos jóvenes de los grupos focales. Este proceso de estigmatización se puede entender como un instrumento de sanción para los disidentes y de reproducción de las normas del grupo dominante,22 situación que ocasiona que las jóvenes desarrollen diversas estrategias para mantener secreta esta práctica.23

Respecto a las características del SR femenino en Cuernavaca y de su focalización sobre el noviazgo en jóvenes, se propone la hipótesis de que el noviazgo representa para ellas el principal marco dentro del cual pueden tener SR, sin ser objeto de un rechazo social y de estigmatización. Por lo tanto, se podría suponer que este marco cultural de la sexualidad femenina puede favorecer la búsqueda de las jóvenes de un SR dentro de una relación de noviazgo. Además, la confusión y la mezcla del noviazgo con el SR es todavía mayor, pues socialmente se espera y acepta que un novio haga regalos e invite a la joven a salir (restaurantes, etc.).

Las jóvenes y el noviazgo: ¿una institución productora de vulnerabilidad a las ITS?

Aunque dentro de una práctica de SR se establezca una situación de dependencia económica y/o social del joven (ya sea varón o mujer) hacia el/la recompensador(a), se propone asimismo que las repercusiones (en términos de riesgo frente a las ITS) son muy distintas entre varones y mujeres. En este estudio, es posible distinguir dos subpoblaciones con prácticas de SR: la primera, constituida exclusivamente de varones (relaciones homosexuales y heterosexuales) y en las que el uso declarado de condón es mayor4:

    "Yo tenía 15 y ella tenía 21, era la hermana de mi mejor amigo .... [¿usaban condón?] Sí, la mayoría, todas las veces... La verdad hacerlo sin condón es una cosa maravillosa, es muy diferente, pero no vale la pena el susto" (entrevista 05, varón).

La segunda, formada principalmente por mujeres, con uso declarado menor:

    [negociando condón con su pareja] yo más bien aceptaba las condiciones como llegaran, y sí, alguna vez lo comentamos.. "No, no, no espérate no me late y no me gusta", y bueno hasta ahí se quedó (entrevista 02).

De cierta manera, la incapacidad de cualquier joven para negociar sexo seguro dentro de una práctica de SR está íntimamente ligada con la construcción de género.

Se puede también subrayar una presencia fuerte del riesgo en las entrevistas a contraer ITS y en particular el VIH/SIDA:

    "Aquí no hay porcentaje (riesgo de contraer el VIH/SIDA), tanto tienes la probabilidad de que eres virgen y te acostaste con él y ¡ pum! Creo que en ese sentido no existe el porcentaje. Que si me siento más arriesgada por la vida sexual que llevo, o por la manera de exponerme, salir de un antro a las cuatro de la mañana y tener el riesgo de que me violen o cosas así, creo que estoy más expuesta a peligros, pero en cuestión del SIDA no hay porcentaje" (entrevista 07).
    "...seguro me daba terror pensar (el riesgo de contraer el VIH/SIDA), de hecho una vez tuvimos un enfrentamiento por una persona que se infectó de SIDA al parecer que era portador del virus del SIDA, porque era una persona que había andado con él antes de que andara conmigo y esa persona me lo confesó a mí porque yo era su amiga. "(ex pareja de la pareja) Yo ando y toda la cosa… Soy portadora". Sí, no, olvídate fue un muy buen susto que nos llevamos eh… Pues de hecho tú sabes que el virus no se desarrolla inmediatamente aunque ya se puede detectar, nos fuimos a hacer unos estudios inmediatamente "negativo", a los seis meses nos volvimos a hacer estudios: "negativo", al año "negativo", a la fecha yo no me he hecho más estudios, de él no sé pero que había arrojado, pero sí fue un muy buen susto" (entrevista 02).

Aunque se encontró en las entrevistas que los jóvenes ya han construido una noción de riesgo asociado con el VIH/SIDA,24 adecuado con la normatividad médica, las jóvenes involucradas en una situación de SR bajo la "denominación" de noviazgo continúan siendo incapaces para negociar el uso del condón. Varios factores explicativos (valores-comportamientos), que tienen que ver con una construcción social de las relaciones entre hombres y mujeres dentro de un noviazgo son mencionados por estas jóvenes, los cuales pueden ser vinculados directamente con el noviazgo. Por lo tanto, estos valores y el papel de sumisión asignado a una mujer dentro de un noviazgo limitan su margen de negociación, el cual les permitiría ejercer una sexualidad protegida.

Los peligros de los valores del noviazgo enunciados por las entrevistadas

Participar en el SR dentro del noviazgo coloca a estas jóvenes en una situación "difícil" para ellas, dados los valores de confianza y de fidelidad alrededor de los cuales dicen organizar esta forma de relación.

Si bien en las entrevistas se encontró una construcción del riesgo asociado con el VIH/SIDA adecuada con el saber científico (elemento descrito por la literatura como factor que favorece prácticas de sexo protegido), las jóvenes involucradas en una situación de SR dentro de un noviazgo describen la incapacidad para negociarlo: y manifiestan la imposibilidad de cuestionar la salud o la conducta sexual de su pareja, puesto que se puede interpretar como una falta de confianza hacia éste. Como lo explica una entrevistada, hablando de su percepción de confianza dentro del noviazgo:

    ".... si se supone que son novios debe haber confianza, porque es el momento en que tú le dices que utilice un condón, allí se termina la confianza. Es una prueba de que está viéndose con otras personas, es un riesgo que corres...." (entrevista 07).

La fidelidad, otro valor fuerte del noviazgo, limita asimismo la posibilidad de negociar el uso de condón por parte de las jóvenes entrevistadas, dado que sería reconocer para la joven una vida sexual fuera de la relación y así salir del marco autorizado socialmente de su sexualidad, así como sospechar de la infidelidad de su pareja. En otros términos, la incapacidad de decir la verdad tiene implicaciones fuertes sobre la posibilidad de negociación de un condón:

    "Se supone que si es tu novio, hay una confianza y hay un respeto. Que supuestamente la palabra mundial, como matrimonio, lo hace, es un compromiso que tú tienes con esa persona; dado ese compromiso no utilizas condón porque supuestamente tú no tienes otras parejas, y claro que jamás se lo vas a decir a tu novio o a tu esposa; por eso no utilizas el condón" (entrevista 07).

Aun cuando se tengan evidencias de infidelidades de la pareja, en el SR éstas se pasan por alto para mantener los beneficios de la relación y no se negocia el uso del condón, que pondría en evidencia la infidelidad. Así, la joven no puede negociar condón por los valores presentes en el noviazgo, aunque tenga conciencia del riesgo frente a las ITS que puede presentar la pareja por su actividad sexual fuera de la relación, como lo explicaron varias entrevistadas.

El hecho de que los jóvenes no tengan que adherirse a un principio de fidelidad puede explicar mayor facilidad para abordar el uso de condón, aunque estén en una situación de dependencia económica y/o social frente a la pareja que da la recompensa.

Cabe aclarar que los peligros potenciales de los valores asociados con el noviazgo son los mismos que los presentes en el matrimonio y pueden representar una fuente de vulnerabilidad frente a las ITS de las mujeres, las cuales, también en México, son infectadas por el VIH/SIDA por los esposos.25

Los peligros de la subordinación de la mujer

Más allá de los valores emotivos y sentimentales propios del noviazgo se debe entender, de manera general, el noviazgo como una estructuración de las relaciones de poder y de dominación entre un varón y una mujer;5 al igual que el matrimonio, ambas instituciones han permitido la difusión y la perpetuación de la dominación masculina.26,27

La dominación sobre la mujer puede traducirse por su acceso menor a los recursos y capitales culturales, sociales, económicos, lo cual puede tener implicaciones en el ámbito de la sexualidad.28 Se han identificado, en las jóvenes con experiencia de SR dentro del noviazgo, varias formas de subordinación a la pareja, en los extremos se manifiestan por el control total por parte del novio de las diferentes facetas de su vida (laboral-familiar-personal-sexual), o por el ejercicio de violencia física (la cual también puede ser sexual) o simbólica,28 generada por un sentimiento de propiedad:

    "... él me decía "¿qué haces?" y yo, pon tú, llegaba el sábado temprano, e iba llegando y ya sonaba el teléfono y "¿qué haces y cómo estás vestida y qué vas a comer?" o sea y todo, yo no me daba cuenta de todo eso ¿no?" (entrevista 06).

Esta subordinación se agrava en una sociedad en la que las virtudes principales de las mujeres son la obediencia29,6 pasividad,30 por lo que es difícil para ellas negociar e imponer un punto de vista o adoptar conductas sexuales seguras, incluso decidir cuándo tener sexo:

    " ...nunca quiso que usáramos ninguna clase de anticonceptivos, sí se lo sugerí más de una vez, sobre todo porque yo conocía su nivel de promiscuidad; yo sí sabía con cuántas se metía y cada cuánto y con cuántas anduvo antes de mí... Más bien [yo]aceptaba las condiciones como llegaran y si alguna vez lo comentamos [él decía] "no, no, no espérate no me late y no me gusta", y bueno hasta ahí se quedó...",7 (entrevista 02).

¿El SR al centro de una cadena de vulnerabilidad?

En un contexto económico en el cual el mercado laboral no es favorable para los jóvenes31 (empleos escasos y mal remunerados, en particular para las jóvenes) y en el que la publicidad incita a alcanzar patrones de consumo a los que no accederían con recursos económicos propios, tener sexo a cambio de beneficios puede constituir para estas jóvenes una opción de acceso a bienes a corto plazo. Además, con el objetivo de no ser estigmatizadas, ellas no encuentran otra solución que desarrollar estas prácticas dentro de un noviazgo, el cual es un formato de relaciones poco propicio para usar el condón. Aquellas que tienen una noción del contagio de ITS admiten que este riesgo representa el costo para poder recibir beneficios económicos o sociales, los cuales les ayudan a mantener y elevar su nivel de vida:

    "... otro es el temor a quedarte sin nada en ese momento, el saber que las fuentes de empleo no son muchas, ni muy buenas, y las pocas que tienes a veces las tienes que aceptar entre comillas o ingratamente así [es decir, aceptando una práctica de SR]..." (entrevista 02).
    "Estás más a la moda, vas en coche, vas al restaurante, entonces, eso también se vuelve parte de una necesidad de vida. Si lo conoces una vez, ya se vuelve necesidad. Entonces ya estás necesitada de esa vida" (entrevista 07).

Así, estas jóvenes que han participado del SR adoptan un comportamiento al que podríamos llamar, en un sentido figurado, cadena de vulnerabilidades para poder acceder a bienes o estatus que no pueden alcanzar por sus propios medios, y por lo tanto a montarse sobre sus vulnerabilidades previas. De hecho, con base en estas relaciones, se han confirmado diferencias entre el recompensador y la recompensada, de ingreso entre una joven que conoce dificultades económicas (entrevista 06) o que quiere acceder a un nivel y estilo de vida superior al suyo (entrevistas 02 y 07). Esta diferencia económica entre ambas partes, en particular cuando se desarrolla en una sociedad marcada por una dominación masculina, parece dar poder a estos hombres y ascendencia sobre ellas, y constituir un "terreno" propicio para distintos abusos (violación física-falta de reconocimiento de las peticiones para usar el condón) hacia estas jóvenes.

 

Discusión

Este estudio en Cuernavaca ha permitido subrayar los riesgos frente a las ITS de las jóvenes que participan en SR. Para mantener oculto el ejercicio de la sexualidad como medio para conseguir bienes sociales o económicos, ellas desarrollan el SR dentro de un noviazgo y así se someten a reglas y comportamientos que las limitan en el ejercicio de una sexualidad protegida y que las exponen a las ITS, así como a situaciones de violencia física y simbólica. En otros términos, si bien la práctica de SR en sí misma puede no constituir una práctica de riesgo, se vuelve riesgosa por las condiciones en las que se desarrolla y la población que la practica.

Sería interesante abrir esta investigación en otras partes de la República Mexicana para confirmar o refutar, en esta misma población, un desarrollo del SR dentro del noviazgo y de sus implicaciones sobre la posibilidad de negociar un sexo protegido. Además, sería relevante investigar sobre la posible presencia de otros patrones de SR entre las mujeres (por ejemplo en zona rural y zona costera) donde puede suponerse que éste no se desarrolla dentro del noviazgo, para así obtener una cartografía del SR femenino en México y de sus variantes. La idea es correlacionar estas formas de SR con la capacidad y la posibilidad de las jóvenes para adoptar un sexo protegido.

Independientemente de las limitaciones propias del presente estudio, que son inherentes a la investigación cualitativa (no exhaustiva, no estadísticamente representativa), se ha podido cuestionar el papel de cierta construcción social y cultural del noviazgo, debido a la dificultad de las jóvenes para negociar un sexo protegido. La categoría noviazgo, alrededor de la cual parece girar la sexualidad de las jóvenes mexicanas, necesita ser más estudiada en busca de una mejor comprensión general del ejercicio de su sexualidad y de sus contextos de exposición.

Otro resultado interesante a considerar se refiere al hecho de que si bien las jóvenes pueden tener conocimientos y conciencia de los riesgos de una infección por VIH/SIDA al no usar condón, algunas pueden privilegiar los beneficios materiales sobre la salud, y eso sin que estén en situación de sobrevivencia. Este resultado confirma, por lo tanto, otros estudios que concluyen que los procesos de construcción de los riesgos frente a la contaminación por VIH/SIDA no se pueden reducir a la adquisición de un conocimiento médico, sino que están relacionados con un proceso social complejo, en el cual cada grupo - en nuestro caso, las jóvenes - construye su propia representación y percepción del riesgo.24 Por lo tanto, esta acotación tiene implicaciones fuertes en cuanto a las posibles intervenciones que busquen cambios de comportamientos y la adopción de una sexualidad segura.

El tercer punto que destaca esta investigación se refiere a la persistencia de una estructura de poder de género que dificulta el ejercicio de una sexualidad protegida. Desgraciadamente, persiste y se puede todavía observar entre las jóvenes una "falta de poder en torno a su vida y a su sexualidad"32 mencionada hace varios años. Esta persistencia es aún más preocupante dados los resultados del presente estudio en Cuernavaca, los cuales se refieren a una población joven, escolarizada (dotada de un capital cultural) y urbana, a la cual llegaron las campañas de prevención de lucha contra las ITS y que son, en teoría, menos vulnerables que sus equivalentes rurales con capitales sociales y económicos distintos. El SR parece representar para las jóvenes de Cuernavaca, por lo menos, ya inmersas en un sistema cultural que las coloca en una situación de dominación, una posición de mayor vulnerabilidad que les dificulta el ejercicio de una sexualidad protegida.20

Con base en estos tres principales resultados de investigación, las acciones posibles para evitar que el SR sea, en Cuernavaca y quizás en otras partes de la República, fuente de vulnerabilidad y de exposición hacia las ITS, deberían reunir o generar las siguientes condiciones:

    - No perder de vista el objetivo, es decir, no se busca erradicar la práctica de SR como tal, sino neutralizar sus efectos negativos en términos de exposición a las ITS.
    - Un SR con menos riesgo, para las jóvenes, supone que lo puedan practicar fuera del noviazgo, sin que tengan que sufrir discriminación social, o dentro del noviazgo pero aumentando su capacidad negociadora, situación que requiere una educación sexual más amplia, tanto para las jóvenes como para los varones. Por lo tanto, estos dos esquemas requieren cambios profundos de una cultura sobre la sexualidad femenina y de manera general una construcción de género más equitativa, las cuales suponen una educación en este sentido de la población, adaptada a cada situación (sexo-edad).

No se puede negar el carácter profundo y estructural de los cambios que se deben promover para reducir la vulnerabilidad de las jóvenes hacia las ITS. No obstante, no se trata de iniciar desde el principio los programas de capacitación o educativos cuyo objetivo es definir e introducir en otro lugar a la mujer para que pueda tener menor vulnerabilidad en salud, en el trabajo, etcétera. El país cuenta ya con varios programas de este tipo y, por lo tanto, la propuesta es fortalecer, apoyar y multiplicar dichos programas. Este artículo busca contribuir a tal objetivo señalando problemas puntuales en una población específica en el entorno de la sexualidad.

 

Agradecimentos

Agradecemos al doctor Stefano Bertozzi por el apoyo general a esta investigación, y a las maestras Cristina Herrera, y Raquel Abrantes Pego, y al doctor Daniel Hernández Rosette por sus comentarios y sugerencias a la primera versión.

 

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Solicitud de sobretiros
Dra. Florence Théodore
Dirección de Economía y Políticas de Salud
Instituto Nacional de Salud Pública
Avenida Universidad 655, colonia Santa María Ahuacatitlán
62508, Cuernavaca, Morelos, México
Correo electrónico: ftheodor@correo.insp.mx

Fecha de recibido: 7 de marzo de 2003
Fecha de aprobado: 20 de enero de 2004

 

 

La participación de Florence Théodore en este proyecto fue posible gracias a un apoyo financiero temporal por parte de la Fondation pour la Recherche Médicale (FRM). Francia.
1 La Organización Mundial de la Salud estima que anualmente al menos uno de cada 20 adolescentes contrae una ITS curable, sin incluir infecciones virales (OMS/GPA, 1997). La ONUSIDA ha estimado en 1999 que más de la mitad de las nuevas infecciones de VIH en el mundo y en México ocurre entre los 15 y los 24 años de edad, con una tendencia a disminuir la edad promedio de contagio.
2 Lazcano E. Un modelo integral de salud en la mujer adolescente de Morelos. Cuernavaca, Morelos, México: Instituto Nacional de Salud Pública; 2002. Datos no publicados.
3 Es cierto que las relaciones desarrolladas en el contexto del comercio sexual (CS) descansan sobre la misma base que el sexo recompensado (SR) (intercambio de sexo por beneficios), no obstante, son dos prácticas que se insertan en estructuras y contextos sociales diferentes. Si bien puede existir un espacio de intersección entre el SR y el CS, éste no es el objeto del presente trabajo.
4 No se puede ignorar la dimensión retórica asociada con el uso del condón entre jóvenes varones, lo cual es aceptable socialmente, incluso valorizado. En todos los casos, aunque pueda existir un margen entre el discurso y la práctica, se trata de subrayar el espacio propio que tiene el condón en la vida sexual de los varones, al contrario de las jóvenes.
5 No se trata de negar la existencia de relación de noviazgo dentro de una pareja gay, sino de apuntar el formato social de esta relación de noviazgo, con la referencia de la pareja heterosexual.
6 En México existe una expresión popular que ilustra el sometimiento de las mujeres: "calladita te ves más bonita".
7 Este fragmento es también interesante por la confusión presente entre protegerse contra las ITS, y evitar un embarazo no deseado.

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