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Revista mexicana de pediatría

versión impresa ISSN 0035-0052

Rev. mex. pediatr. vol.86 no.1 Ciudad de México ene./feb. 2019  Epub 03-Dic-2020

 

Artículo de revisión

Aproximación a la evaluación y manejo del trauma en pediatría

Guideline to evaluation and management of trauma in pediatrics

Juan Fernando Camargo-Arenas1  * 

Javier Alfonso Aguilar-Mejía2 

Leonardo Alexander Quevedo-Florez3 

1Departamento de Urgencias y Reanimación, Hospital Universitario “San Ignacio”. Bogotá, Colombia.

2Universidad Nacional de Colombia, Hospital Universitario “San Ignacio”, Fundación Hospital de la Misericordia, Fundación Universitaria Sanitas, Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, Colombia.

3Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, Colombia.


Resumen:

El trauma en pediatría es una causa frecuente de consulta en los servicios de urgencias, siendo a menudo la principal causa de muerte y de discapacidad en este grupo de población en el mundo. Para la atención y manejo se requiere un equipo multidisciplinario compuesto por médicos especialistas en pediatría, emergencias, cirugía pediátrica, así como otras especialidades dependiendo el tipo de trauma. Cada paciente debe considerarse grave, desde su atención prehospitalaria hasta su llegada a un centro hospitalario. Este artículo es una revisión de la literatura y actualización sobre el enfoque inicial, evaluación y manejo integral del paciente pediátrico politraumatizado.

Palabras clave: Trauma; niños; adolescentes; urgencias; manejo de vía aérea

Abstract:

Trauma in pediatrics is a frequent cause of consultation in the emergency department and is often the leading cause of death and disability in children worldwide. Care and management of these patients requires a multidisciplinary team of specialists in pediatrics, emergencies, pediatric surgery, as well as other specialties depending on the type of trauma. The patient should be considered in critical condition, from prehospital care to within the hospital setting. This article is a review of the literature and update on the initial approach, assessment and comprehensive management of polytraumatized pediatric patients.

Key words: Trauma; children; adolescents; emergency; airway management

Introducción

El trauma es la causa más frecuente de mortalidad y discapacidad en la niñez,1 según el Centro de Atención de Control de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos de Norteamérica (EUA) se reporta que aproximadamente 17,000 niños mueren anualmente por lesiones asociadas al trauma en esa nación, siendo la lesión no intencional como la primera causa de muerte entre 1-18 años de edad.2 Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2008 la mortalidad asociada con trauma de la población pediátrica a nivel mundial oscilaba entre aproximadamente 27.1%; en Europa fue del 54.5%, siendo la principal causa de muerte por encima de todas las demás causas que se reportaron.3 Se debe tener en cuenta que el 47% ocurre por accidentes de tránsito.4

Según el CDC en 2009, las lesiones no intencionales en niños y adolescentes terminaron en 9,143 muertes, con una mortalidad global de 10.48/100,000 niños; en la Tabla 1 se resume la causa de traumatismo según los diferentes grupos de edad.5 Miller et al. proponen que realizando diferentes medidas de prevención se puede disminuir la frecuencia de lesiones, con impacto directo en su morbilidad y mortalidad, además de reducir la pérdida de productividad futura y con menos costos al sistema de salud.6 Aunque las tasas de mortalidad por trauma no intencional han disminuido en las últimas décadas, las tasas siguen siendo altas en algunos subgrupos de la población pediátrica.7

Tabla 1: Causas de trauma por edad. 

Número de muertes Número de muertes
Grupo de edad/mecanismo 2000 2009 Grupo de edad/mecanismo 2000 2009
Total de 0 a 19 años 12,441 9,143 10-14 años
< 1 año Total 1,588 916
Total 881 1,181 Accidentes automotores 916 491
Asfixia 526 907 Otros medios de transportes 161 117
Accidentes automotores 162 91 Ahogamiento 174 90
Ahogamiento 75 45 Quemadura 84 53
Quemadura 39 25 Asfixia 72 41
Intoxicaciones 14 22 Intoxicaciones 28 37
Caída 8 19 Caída 21 16
Otros medios de transportes 12 6 Todos los otros 132 71
Todos los otros 45 66 15-19 años
1-4 años Total 6,755 4,807
Total 1,826 1,466 Accidentes automotores 5,125 3,242
Ahogamiento 493 450 Intoxicaciones 351 715
Accidentes automotores 563 362 Ahogamiento 371 279
Quemadura 297 169 Otros medios de transportes 337 203
Otros medios de transportes 127 147 Asfixia 70 61
Asfixia 151 125 Caída 99 58
Caída 36 46 Quemadura 79 56
Intoxicaciones 32 37 Todos los otros 323 193
Todos los otros 127 130
5-9 años
Total 1,391 773
Accidentes automotores 731 378
Ahogamiento 201 119
Quemadura 183 88
Otros medios de transportes 106 68
Asfixia 45 26
Intoxicaciones 17 13
Caída 16 12
Todos los otros 92 69

Tomada y modificada de: Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Vital signs: International injury deaths among persons aged 0 -19 years- United States, 2000-2009. Morb Mortal WKLY Rep. 2012; 61: 270-271 [Disponible en: http://www.cdc.gov/mmwr/preview/mmwrhtml/mm6115a5.htm].

Consideraciones anatómicas y fisiológicas en el trauma pediátrico

Existen diferencias anatómicas, fisiológicas y psicológicas en los pacientes pediátricos respecto a los pacientes adultos, éstas desempeñan un papel importante en la evaluación y manejo del trauma en esta población.8

La superficie corporal del niño es menor respecto al adulto, por lo tanto, la energía trasmitida durante el trauma da como resultado una mayor fuerza aplicada por unidad de área corporal; ya que poseen menos grasa y tejido conectivo, sus órganos internos están más próximos entre sí, dando como resultado múltiples lesiones con daño en órganos internos.8,9

En cuanto a las diferencias anatómicas, se debe reconocer que la vía aérea del niño es distinta a la del adulto: área subglótica estrecha, laringe con posición más cefálica y anterior; epiglotis más flexible insertándose en un ángulo agudo a las cuerdas vocales en forma de “Ω” o “de omega”, tráquea más estrecha y corta, lo cual hace que la traqueostomía sea un procedimiento más difícil.

La cavidad oral posee una lengua más grande, encías más friables con susceptibilidad al sangrado, los dientes están menos adheridos con mayor probabilidad de desprendimiento y la presencia del tejido adenoideo puede contribuir a obstrucción de la vía aérea.9,10

Debido a que la cabeza del paciente pediátrico es grande con relación a su cuerpo, a menudo es el sitio principal de lesión. A diferencia del adulto, el cráneo del niño es delgado, el cerebro menos mielinizado, lo cual lo hace más susceptible a lesiones graves con un menor mecanismo de trauma; en contraposición, en algunas edades, las suturas del cráneo se encuentran abiertas llevando a tener mayor espacio subaracnoideo, que resulta en mejor tolerancia al edema cerebral.1,10

El tejido óseo de los niños se encuentra en maduración, los centros de calcificación están activos, dando lugar a mayor flexibilidad ósea, siendo más susceptibles a desarrollar fracturas de tipo Salter-Harris; además, podemos observar lesiones en órganos internos sin que el paciente presente alguna fractura. Esto implica que cuando se encuentra una fractura hay que asumir que la lesión implícita representa un alto impacto y transferencia de energía, con mayor gravedad y riesgo de lesión, además de alertar sobre otras enfermedades como problemas reumatológicos o cáncer óseo.11,12

También, desde el punto de vista fisiológico, los niños responden a la lesión de manera diferente. Así, poseen gran capacidad para mantener la presión arterial a pesar de las pérdidas agudas de sangre, por lo tanto, pequeños cambios de la presión arterial, perfusión tisular y de la frecuencia cardiaca pueden indicar riesgo de colapso hemodinámico y daño multiorgánico, que cuando no son reconocidos, pueden tener efectos negativos en la función cardiaca, plaquetaria y a nivel renal y hepático.2,9 Lo anterior, lleva a alta demanda metabólica que potencia la acidosis, coagulopatía e hipotermia, dando a lugar a mayor mortalidad.13,14

Finalmente, hay que tomar en cuenta que los pacientes pediátricos presentan mayor irritabilidad que no es proporcional al grado de lesión, lo que dificulta su evaluación; de ahí que la atención por parte del personal deberá ser tranquilizadora, con la idea de disminuir la ansiedad y mejorar la atención que se brinda.15,16

Valoración primaria del paciente pediátrico

La valoración primaria en trauma pediátrico se basa en el protocolo establecido por la guía del ATLS (Advanced Trauma Life Support, por sus siglas en inglés), donde se recomienda la secuencia “ABCDE”;17 sin embargo, para el caso de los niños en muchas revisiones se incluye la “F” que se refiere a la familia, dado que los padres pueden ayudar a una mejor evaluación porque disminuye el grado de ansiedad de los niños cuando se encuentran en entornos desconocidos, lo cual facilita su atención.18

La importancia de esta primera evaluación está enfocada en detectar lesiones potencialmente fatales, incluyendo la prevención de la hipovolemia con el control de la hemorragia, así como establecer y mantener el control de la vía aérea. El enfoque organizado de la vía aérea permite la estabilización al evitar hipoxia, lo cual es la causa más común de paro cardiorrespiratorio en un niño con trauma.2,17

A: Vía aérea permeable y control de columna cervical

Los niños desarrollan hipoxia más rápidamente que la población adulta (tasa metabólica de dos a tres veces mayor que la del adulto), por lo tanto, requirieren una intervención priorizada de la vía aérea, dado que el paro respiratorio lleva a bradicardia y por consiguiente a paro cardiaco.19

La evaluación de la vía aérea pediátrica se basa en asegurar la permeabilidad de la misma, donde debemos preguntarnos: ¿el paciente tiene permeable la vía aérea?, ¿puede el niño hablar?, ¿está llorando? Si la voz parece ronca o con algún grado de estridor, se puede considerar un cuerpo extraño en la cavidad oral y vía aérea superior, edema por quemadura de la vía aérea, o bien otro tipo de situaciones.20

En el caso de que el niño se encuentre inconsciente, con ruidos respiratorios anormales, tiraje o respiración irregular, la apertura de la vía aérea se realizará con tracción mandibular o elevación de la misma, pero sin hiperextender el cuello.3

Para establecer una vía aérea definitiva se prefiere realizar la secuencia rápida de intubación que incluye el uso de sedación, analgesia y relajación muscular.21 En general, esta secuencia de intubación es segura y eficaz, sobre todo en situaciones de emergencia (Tabla 2). En algunas ocasiones, la secuencia de intubación rápida falla, y es ahí donde desempeñan un papel importante los métodos alternativos como la visualización por video, la máscara laríngea y cánula supraglótica “i-gel”, la cual es un método de rescate.22 En la Figura 1 se muestra el algoritmo de manejo para la intubación orotraqueal (IOT) difícil e inesperada en niños.23

Tabla 2: Indicaciones para asegurar la vía aérea. 

Vía aérea Ventilación Circulatoria Estado neurológico
Paro cardiorrespiratorio Dificultad respiratoria intensa o progresiva Choque refractario Glasgow < 9
Vía aérea no sostenible Dificultad para ventilar al paciente con dispositivo BVM Descenso progresivo del nivel de consciencia
Obstrucción de la vía aérea Pérdida de reflejos laríngeos
Cuerpo extraño no accesible
Traumatismo facial o laríngeo

Tomada y modificada de: Pérez-Suárez E, Serrano A. Atención Inicial al traumatismo pediátrico. An Pediatr Contin. 2013; 11(1): 11-22.

Figura 1: Algoritmo de vía aérea. 

El uso de la maniobra de Sellick durante la IOT actualmente se encuentra en discusión; esta maniobra se utiliza a fin de reducir el riesgo de broncoaspiración gástrica durante el procedimiento;24 hay varios reportes donde han documentado regurgitación con aspiración fatal, a pesar de su uso dado que tan sólo se necesitan 0.2 libras de fuerza para generar la obstrucción mecánica de la misma.2,24

La selección del tamaño del tubo o cánula orotraqueal en el paciente pediátrico se basa teniendo en cuenta las consideraciones anatómicas propias de esta población. A continuación, se describen las fórmulas 4,25 para la selección del calibre de la cánula:

- Tamaño del tubo sin neumotaponador: (edad en años + 16) /4

- Tamaño del tubo con neumotaponador: (edad en años + 12) /4

La IOT no es la única forma de mantener la ventilación del paciente pediátrico en el contexto del trauma; cuando no hay una indicación estricta de asegurar la vía aérea, la ventilación con el dispositivo bolsa-válvula-mascarilla (BVM) puede llegar a ser una buena alternativa, siendo eficaz principalmente en el contexto prehospitalario. Aunque no confiere ventajas sobre la mortalidad del paciente politraumatizado, puede ayudar a evitar retrasos en el transporte del paciente a un centro de atención especializada en trauma.26

La inmovilización cervical forma parte importante del abordaje del paciente pediátrico politraumatizado y se debe realizar de manera conjunta en la valoración de la vía aérea.4,8,27 Aunque hay que destacar que la lesión cervical ocurre en un bajo porcentaje (aproximadamente del 1 al 2%);28 al no realizar una adecuada evaluación y prevención, se generan lesiones irreversibles, por esta razón la inmovilización se realiza hasta no excluir lesión a este nivel.29 En este contexto, desde el 3 y hasta el 25% de las complicaciones neurológicas se desarrollan durante la manipulación, la resucitación o en el transporte del paciente, cuando no se lleva a cabo un apropiado manejo de la columna cervical.30

En el momento de la manipulación cervical, dado el riesgo de lesión, se recomienda que un segundo ayudante y con ambas manos mantenga la cabeza, cuello y tronco alineados en posición neutra, sin olvidar colocar una Tabla sobre la espalda del paciente con la cabeza por fuera para evitar la flexión pasiva que ofrece el occipucio sobre la vía aérea del paciente y, de esta manera, ayudar a la permeabilidad de la vía aérea.2,8,27

B: Ventilación y respiración

Una vez asegurada la vía aérea y estabilizado el cuello, la valoración de la ventilación del paciente pediátrico politraumatizado se basa principalmente en examinar el tórax y la región cervical, con el fin de identificar desviaciones de la tráquea, anormalidades en la dinámica respiratoria, el uso de los músculos accesorios de la respiración, heridas del cuello y del tórax2,8 y finalmente identificar las lesiones potencialmente fatales (Tabla 3).31

Tabla 3: Lesiones potencialmente fatales. 

Neumotórax a tensión
Neumotórax abierto
Tórax inestable
Taponamiento cardiaco
Hemotórax masivo

La oxigenación del paciente pediátrico se debe realizar con flujos altos de oxígeno ya sea por Venturi, máscaras de no reinhalación o por medio de la intubación orotraqueal para asegurar su adecuado suministro.18

Neumotórax a tensión: La fuga masiva del aire dentro de la cavidad del tórax hace que haya aumento de la presión intratorácica, afectando la ventilación del hemitórax afectado, desplazando el mediastino lateralmente, alterando el retorno venoso, disminuyendo la precarga y generando un choque obstructivo. Clínicamente, el paciente presenta ausencia de ruidos respiratorios, hiperresonancia a la percusión, ingurgitación yugular e hipotensión.

El tratamiento consiste en drenaje del neumotórax mediante punción en el segundo espacio intercostal con línea medio clavicular y toracotomía cerrada insertando un tubo a tórax, conectándolo a una trampa de agua. El diagnóstico de esta entidad es clínico. No debe retrasarse el tratamiento, ya que se estaría aumentando el riesgo y la mortalidad del paciente.32

Neumotórax abierto: El neumotórax abierto ocurre por un efecto de la pared del tórax, que permite la entrada del aire al espacio pleural durante la inspiración por presión negativa, llevando al colapso pulmonar intermitente dada la salida del aire durante la espiración.33 El tratamiento consiste en colocar un sello hermético cubriendo tres lados del mismo, pero dejando un lado libre para permitir la salida del aire, para evitar la entrada de aire durante la inspiración.31

Tórax inestable: Es una lesión infrecuente en niños que se acompaña generalmente de contusión pulmonar,34 ocurre cuando existe fractura de tres o más costillas adyacentes en al menos dos lugares, o también cuando se separa el esternón del tórax, produciendo movimiento paradójico de la caja torácica asociado a dificultad respiratoria, dolor intenso y crepitación de la pared costal. Generalmente se acompaña de otras lesiones como neumotórax a tensión o contusión miocárdica. Su tratamiento requiere analgesia, ventilación mecánica y fijación quirúrgica del segmento inestable.18,32

Taponamiento cardiaco: Es la acumulación de aire35 o sangre en el saco pericárdico que genera disminución progresiva del retorno venoso, que conduce a deterioro hemodinámico, manifestado por choque cardiogénico, disminución de los ruidos cardiacos e ingurgitación yugular. Su incidencia es del 2% y ocurre más frecuentemente en lesiones penetrantes del tórax.36 La pericardiocentesis es la opción terapéutica para manejo inmediato, pero posteriormente se requerirá reparación cardiaca.18,34

Hemotórax masivo: Es la presencia de sangre en la cavidad torácica que causa compromiso hemodinámico por pérdida del volumen circulante,34 el volumen para definir esta patología corresponde a 20 cm3/kg dentro de la cavidad torácica o 25% de la volemia.18 Es indicación de toracotomía cuando se pierde 10 cm3/kg al paso del tubo y continúa la pérdida por espacio de cuatro horas de un volumen de 2-4 mL/kg/hora, o bien cuando existe inestabilidad hemodinámica a pesar de la reanimación con líquidos.37

Esta condición se debe principalmente a lesión en vasos hiliares y mediastínicos, en traumas penetrantes y, menos frecuente, por desgarros de estos vasos en trauma cerrado.38

C: Circulación y control de hemorragia

Los determinantes importantes en el momento de la evaluación de la circulación del paciente pediátrico incluyen una combinación de diferentes signos, que incluyen, análisis de la intensidad del pulso, color de la piel, tiempo de llenado capilar y gasto urinario.39 Estos signos son esenciales para identificar el estado de choque en el paciente. Siempre se debe considerar que una adecuada presión sistólica no descarta que el paciente curse con un compromiso hemodinámico; sin embargo, esto no quiere decir que se deba omitir y, por lo tanto, la presión arterial debe ser medida, pero su análisis se basará en valores percentiles, de acuerdo a edad y sexo.40

El tiempo de llenado capilar normal es menor de 2.5 segundos; cuando hay retraso, es un indicador de compromiso en la circulación. Mala perfusión periférica se define como un tiempo de llenado capilar retrasado mayor de 2.5 segundos, lo cual también se puede acompañar por disminución de la temperatura distal de las extremidades.41

Parte del manejo del paciente pediátrico traumatizado incluye la monitorización continua, administración de oxígeno suplementario y la valoración constante de los signos vitales, así como la oximetría.4 Del mismo modo, se deben obtener dos vías de acceso venoso periférico, preferiblemente en extremidades superiores; sin embargo, el acceso femoral puede usarse como un acceso venoso central. En caso de tener dificultad para el acceso venoso, dado el compromiso hemodinámico del paciente en los primeros cinco minutos, se puede utilizar una vía intraósea; sin embargo, cuando se realiza, se debe limitar la administración de cristaloides a razón de 25 mL/min. En presencia de fracturas de extremidades esta vía está contraindicada. 42,43 En estos casos se debe plantear el uso del ultrasonido como guía de acceso intravenoso, lo cual facilita el acceso venoso, sea periférico o central, reduciendo la tasa de complicaciones (Figura 2).44

Figura 2: Algoritmo para acceso vascular. 

El manejo inicial del choque en el paciente pediátrico incluye la administración de bolos de soluciones tipo cristaloides isotónicos, calculados a 20 mL/Kg. Se pueden administrar hasta tres bolos con la intención de mejorar el estado de hipoperfusión; cuando no se revierte, se deberá considerar la administración de hemoderivados (glóbulos rojos) a una razón de 10 mL/Kg. En pacientes con sangrado deben administrarse estas terapias combinadas.8

Según la respuesta al manejo se pueden clasificar a los pacientes en tres grupos: 1) pacientes respondedores a terapia con cristaloides, 2) parcialmente respondedores o respondedores transitorios y, 3) no respondedores a terapia;8 o también se pueden clasificar en cuatro diferentes grupos según su estado clínico (Tabla 4).3 Los pacientes en estadio clínico 3 y 4 deben manejarse con terapia combinada con cristaloides isotónicos y hemoderivados.8 Una de las opciones que nos puede ayudar a direccionar la terapia transfusional en el paciente politraumatizado es el uso del tromboelastograma,45 ya que el politraumatismo puede inducir coagulopatía en el paciente pediátrico.46

Tabla 4: Estadios del choque hipovolémico. 

Categoría I II III IV
FC de lactante (lpm) < 140 140-160 160-180 > 180
FC de niño (lpm) < 120 120-140 140-160 > 160
PAS Normal Normal Baja Muy baja
Pulso Normal Normal Disminuido Ausente
Llenado capilar Normal Normal Prolongado Muy prolongado
FR de lactante (rpm) 30-40 40-50 50-60 > 60 o baja
FR de niño (rpm) 20-30 30-40 40-50 > 50 o baja
Diuresis de lactante (mL/kg/h) > 2 1.5-2 0.5-1.5 < 0.5
Diuresis de niño (mL/kg/h) > 1 0.5-1 0.2-0.5 < 0.2
Nivel de consciencia Ansioso Intranquilo Confuso Confuso
Volumen perdido < 15% 15-25% 25-40% > 40%

En su caso, el control de hemorragias se realizará mediante compresión cuando la hemorragia sea visible o el uso de torniquetes. En los casos de hemorragia no visible y deterioro hemodinámico, recordar que la cavidad abdominal es el sitio más frecuente,8 en particular las lesiones de órganos sólidos intraabdominales con compromiso de los hilios vasculares. Sin embargo, el 95% de los traumas abdominales cerrados es de manejo conservador. Esta condición, al igual que las fracturas de pelvis, aunque en la población pediátrica no son frecuentes, deberá considerarse como trauma grave.47

Por último, se debe tener en cuenta que las metas en la reposición de volumen del paciente pediátrico con trauma son: disminuir la frecuencia cardiaca, mejorar el estado de consciencia, recuperar los pulsos periféricos, lograr un aumento de la temperatura corporal, retornar el color normal de la piel, aumentar la presión arterial sistémica, mantener una diuresis de 1 a 2 mL/Kg, así como mantener la hemoglobina > 7 mg/dL.3,8

D: Exploración neurológica

La valoración neurológica es clínica y debe ser rápida y precisa con el fin de detectar o descartar alteraciones que alerten sobre daño o riesgo de compromiso neuronal.4 Los elementos de la valoración neurológica incluyen el estado de consciencia, el tamaño y simetría pupilar, así como establecer el grado de compromiso por escala de Glasgow (modificada para paciente pediátrico [Tabla 5]) que nos orienta sobre el estado de la función cortical.3,4,8

Tabla 5: Escala de Glasgow modificada. 

< 1 año > 1 año
Apertura ocular
4 Espontánea Espontánea
3 Al habla o con el grito A la orden verbal
2 Respuesta al dolor Respuesta al dolor
1 Ausente Ausente
Respuesta motora
6 Espontánea Obedece órdenes
5 Retira al contacto Localiza el dolor
4 Retira al dolor Retira al dolor
3 Flexión al dolor Flexión al dolor
2 Extensión al dolor Extensión al dolor
1 Sin respuesta motora Sin respuesta motora
Respuesta verbal
5 Sonríe, balbucea Orientado, conversa
4 Llanto consolable Confuso, conversa
3 Llora al dolor Palabras inadecuadas
2 Gemido al dolor Sonidos incomprensibles
1 No responde No responde

Además, durante la valoración neurológica, se deben evaluar signos de hipertensión intracraneal (anisocoria, signos de lesión focal y deterioro rápido del Glasgow), lo que podría llevar a realizar tratamiento empírico, utilizando solución salina hipertónica y manejo de la vía aérea, en caso de no respuesta.48,49

E: Exposición y control de la temperatura

Esta parte en la valoración del paciente politraumatizado consiste en descubrir a todo paciente, con el fin de lograr una valoración completa de toda el área de superficie corporal, en busca de lesiones ocultas. Esta acción es para determinar la gravedad del paciente y analizar si se puede diferir o no su manejo en una segunda instancia (valoración secundaria).3,4 Sin embargo, se deberá prevenir la hipotermia, manteniendo al paciente a temperaturas entre 36 y 37 oC, ya sea cubriéndolo con mantas, cubiertas térmicas, así como calentar los líquidos endovenosos y hemoderivados.50

F: Familia

La familia puede estar presente durante la valoración del niño traumatizado, ya que la información aportada y la evaluación de lo que se está haciendo pueden ayudar a disminuir el estrés de los cuidadores. Asimismo, la presencia de ellos durante la resucitación se puede permitir; en estos casos, se recomienda designar algún personal de salud para su acompañamiento, para explicar el proceso de la reanimación del paciente con trauma.51

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Recibido: 08 de Junio de 2018; Aprobado: 18 de Octubre de 2018

*Autor para correspondencia: Juan Fernando Camargo-Arenas. juanfer286@gmail.co

Conflicto de intereses: Los autores declaran que no tienen.

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