Mascara del hombre de la nariz rota 

Salir de los cánones establecidos es un reto que no todos los artistas deciden enfrentar. Afortunadamente, no es extraño identificar la participación de figuras que han inspirado con su vida a otros hacia un cambio relevante en la historia de la humanidad. La sección Arte y Medicina de esta publicación suele presentar grandes protagonistas de la cultura y las ciencias médicas, que además han sido los precursores o incluso los encargados de transformar al mundo¹.

Muchos de los personajes que hemos revisado en entregas previas se arriesgaron, no a todos les funcionó intentar reformas, pero aquellos a los que sí, generaron un nuevo camino para otros estilos, otras maneras de ver al mundo que los rodeaba. Las sendas que recorren son largas y sinuosas, llenas de abrojos, en ocasiones con trampas que solo los más arrojados eludieron, y concluyeron su travesía hasta la culminación de sus sueños. Otros quizá no cumplieron sus ambiciones en vida, pero, de la misma manera, su arrojo y persistencia han despertado a ese rebelde interior en muchos más que sí lo materializaron.

La edad de bronce 

Y si hablamos de rebeldía innata, no podemos pasar por alto en el período artístico de la segunda mitad del siglo XIX, al debutante Auguste Rodin. En esa época, la escultura era la imitación de lo que se observaba y no había ocurrido cambio alguno, como ya era notorio en otros campos. Aún con su formación en la escuela clásica, Rodin decidió romper con ella, dejar de copiar y emprender la búsqueda y consolidación de su propio estilo. Hoy se le considera el padre de la escultura moderna².

François Auguste René Rodin nació el 12 de noviembre de 1840, en París. Su padre trabajaba para la Prefectura de Policía y Rodin fue producto del segundo matrimonio de su este, que ya tenía una hija. Su madre fue Marie Cheffer. Rodin tuvo otra hermana llamada Marie.

Desde pequeño se identificó su potencial en las artes y lo inscribieron en la escuela de los Frères de la doctrine chrétienne de Nancy. Al dejar la escuela, empezó a dibujar. A los 14 años, su padre lo inscribió en otra escuela, en la que aprendió a modelar y dibujar con las técnicas tradicionales, y la afinación de tales técnicas contribuyó a que sus trabajos fueran reconocidos con algunos premios. En tres ocasiones intentó ingresar a la Escuela de Bellas Artes y, al no lograrlo, decidió aprender por su cuenta. En el Museo Nacional de Historia Natural aprendió anatomía con Antoine Louise Barye. Ya en 1855, después de haber ganado un reconocimiento en su clase de dibujo, tomó la arcilla como material de trabajo; y en 1857, realizó algunas esculturas para decoración y tomó parte en la reconstrucción urbana de París, como ayudante del diputado francés Georges-Eugène Haussmann.

Cuando Marie murió a los 26 años, en 1862, Auguste decidió ingresar a la Congregación del Santísimo Sacramento, y ahí se le conoció como el Hermano Agustín.

Es interesante cómo él mismo describió que su placer por el dibujo evolucionó al placer de esculpir. Rodin dejaba que el boceto en dos dimensiones evolucionara bajo el poder de sus dedos, mediante movimientos espontáneos y naturales a una escultura de barro que después sería transferida a diferentes materiales³.

Una de sus primeras obras fue La máscara del hombre de la nariz rota, que ya presentaba lo que definiría el estilo del escultor; la presentó en el Salón de París, en 1865, pero no fue bien recibida.

Para mantenerse, participaba en la realización de trabajos de arte decorativo, y en esa época conoció a la que sería su compañera de toda la vida: Rose Beuret, que también fue modelo de algunas de sus obras. Con ella tuvo un hijo al que no reconoció. Otra mujer muy importante en la vida del artista fue Camille Claudel, quien solía asistir al taller como estudiante y se convirtió también en su modelo, además de muy cercana colaboradora⁴.

Intentó participar en la guerra franco-prusiana, que inició en 1870, pero fue rechazado por el examen médico, pues resultó que era miope.

En 1874, autores como Monet, Pissarro, Degas y Cézanne, entre otros, todos de personalidades muy complejas, en un pronunciamiento en contra del Salón de París, expusieron sus trabajos en un estudio parisino conocido como Nadar, y después formarían la Sociedad Anónima de Pintores, Escultores, Grabadores. En ese tiempo Rodin empezaba su escultura de lo que sería La Edad de Bronce. Esta figura ya muestra todo el dominio del escultor, su atención por la naturaleza viva en la pose y el modelado⁵.

Baudelaire consideró la aparición de Rodin en la escultura como “el fogonazo final de algo a punto de morir”, ya que argumentaba la ausencia de algún cambio en la escultura como arte que seguía muy apegado a los estilos clásicos. Steinberg comentó que el estilo de Rodin le daba dinamismo a los cuerpos que esculpió; y Degas indicó que la escultura del Hombre que avanza no tenía brazos, ya que andaba con las piernas⁶.

Rodin se mantuvo envuelto en la polémica debido a que sus obras parecían inacabadas; él consideraba que el autor no debería depender del modelo y se comentaba que no era extraño que en su estudio se observaran modelos desnudos, sin posar, a quienes el artista observaba con detenimiento en su andar libre. Es más, él trabajaba en yeso y no en los clásicos materiales que los clásicos utilizaban⁷.

Entre sus obras se encuentra El beso o Paolo y Francesca y El Pensador. Esta última escultura correspondería a Dante Alighieri, que está incluido en la Puerta del Infierno, y se exhibió como pieza individual en 1904. La segunda reproducción de El pensador se exhibió en 1906, y se convertiría en el símbolo del movimiento socialista francés, durante ese año en que iniciaron tensiones políticas y sociales⁸.

Al final de su vida se dedicó a realizar La Puerta del Infierno soportada en la obra de Dante que incluía formas que ya había esculpido con anterioridad⁷. Esta gran obra, Puerta del Infierno, tiene 300 figuras, se la había encargado el gobierno francés y aunque le cancelaron la encomienda, Rodin trabajó en ella hasta el final de sus días.

En 1917 falleció de una neumonía y, como él lo indicó, encima de su tumba se colocó la escultura El pensador⁹

Como lo describiría Rodin, sus obras, con perfecta anatomía y repletas de vitalidad y sensualidad, se rebelan contra la muerte, ya que perduran en un movimiento plasmado en la libertad de expresión que fue la característica de este notable escultor.

El beso