Paricutín, 1943 

Leopoldo Lugones lo bautizó como Dr. Atl, que en náhuatl tiene el significado de ‘agua’, esa que tanta falta nos hace ahora y que Gerardo Murillo, ese era su nombre, pudo ver aún cubriendo en su forma condensada la cúpula de los volcanes que vigilan al Valle de México y que, desde ya hace varios años, hemos dejado de mirar como un manto blanco con destellos dorados en los amaneceres de la Ciudad de México, en especial durante el invierno. El título de doctor también se lo otorgó Leopoldo Lugones, ya que Murillo sí era doctor, pero en filosofía¹.

Además de ser considerado como uno de los precursores del muralismo mexicano, aunque no participó en dicho movimiento, este notable paisajista se interesó por la vulcanología y el alpinismo. A este último se le atribuye su gran resistencia física, que lo dejó llegar a los casi 90 años, cima que finalmente no pudo alcanzar, ya que murió el 15 de agosto de 1964. Al parecer, el motivo que lo llevó a la muerte fue su función respiratoria alterada y no se sabe si esa afección fue consecuencia de la inhalación de los gases emitidos por las fumarolas del Paricutín, ya que por un tiempo se estableció en las faldas del volcán para conocer más profundamente sus entrañas. Sabemos que estuvo internado por varias semanas en el Hospital Santa Fe antes de su deceso y que su médico fue el Dr. Clemente Robles, eminente galeno mexicano².

Autorretrato con volcán 

Realizaba largas caminatas y ascendió en muchas ocasiones los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. De su gran interés por los volcanes surgieron los lienzos que presentó en el Palacio de Bellas Artes. Su inspiración se alimentó de la gran experiencia que fue observar el nacimiento del Paricutín, volcán que apareció en Michoacán en 1943. Afortunadamente, documentó este evento con notas y dibujos que se conjuntaron en un libro que publicó en 1950 titulado Cómo nace un volcán, el Paricutín². Creó los Alt-color, técnica compuesta por una serie de tintes secos que podían utilizarse sobre superficies de roca, tela o papel; estaban constituidos por resina, cera y petróleo¹,³. Escribió otros textos, uno de ellos autobiográfico: Gentes profanas en el convento, y una serie de cuentos: Cuentos de todos colores. Fue profesor en la Academia de San Carlos de la Ciudad de México y Siqueiros, Rivera y Orozco fueron sus alumnos.

Oriundo de Jalisco -nació en Guadalajara el 3 de octubre de 1875- se interesó en la pintura y la estudió desde su infancia. Se trasladó a la capital del país para ingresar a la preparatoria y a la Escuela de Bellas Artes. Cuando tenía 22 años, durante el gobierno de Porfirio Díaz, se le otorgó una beca para que estudiara en Europa, lo que además le abrió la oportunidad para estudiar filosofía y derecho en la Universidad de Roma. Las largas caminatas que estaba acostumbrado a realizar para admirar la naturaleza, le dieron la resistencia para caminar desde Roma hasta París para escuchar las cátedras de Henri Bergson en teoría del arte y psicología, y la de sociología de Émile Durkheim.

Naui Ollin, ca. 1922 

Ya de regreso en el país, en 1910, organizó una exposición para conmemorar el centenario de la Independencia⁴, aquel otoño también inició una revolución artística, pues dicha exposición con sólo piezas de artistas españoles motivó a Murillo a obtener apoyo del gobierno para montar una exposición con obras de creadores mexicanos. El hecho, de carácter nacionalista, se convirtió en un escándalo⁵. Organizó una manifestación de protesta frente a la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, y no abandonó el lugar hasta conseguir fondos para una exposición donde se presentaran las obras de exponentes mexicanos⁶.

Erupción del Paricutín 

Tan apasionante vida sólo podría surgir de quien hacía de la pasión su modus vivendi. Y si de pasión hablamos, es obligatorio asociar al Dr. Atl con su musa y pareja, Carmen Mondragón, mejor conocida como Nahui Olín, a la que ya hemos hecho referencia con anterioridad y a quien impulsó por el camino del arte. Su carácter explosivo y su demanda de amor total hicieron de su pasión, una que al mismo tiempo destruye. La relación se rompió y concluyó mal cuando ella estuvo a punto de terminar con la vida de su mecenas, al intentar dispararle mientras éste dormía⁷.

Dr. Atl en el Popocatépetl, 1922 

La sombra del Popo, 1942 

Por sus trabajos sobre las iglesias de México y las artes populares, mismas que lograron gran repercusión en su época, se le reconoció con la medalla “Belisario Domínguez” en 1956 y el Premio Nacional de Artes en 1958.⁸

El 15 de agosto se cumplirán 57 años del deceso de este apasionado artista plástico, escritor, vulcanólogo y filósofo mexicano que impulsó la corriente del muralismo con un estilo singular. A partir del 18 de agosto será posible admirar y recordar la vida y obras de los artistas Dr. Atl y Nahui Olin en la exposición “Las Pasiones” en el Centro Cultural de Tijuana. Para quienes residen en Tijuana y zonas cercanas o para los que tienen un espíritu de excursionista y pasión por el arte, es una extraordinaria oportunidad que permanecerá hasta el mes de noviembre⁹.