La delgadez se considera un atributo físico muy valorado por las sociedades occidentales, y la obesidad, lo contrario. Con frecuencia escuchamos del éxito que tienen diversos tipos de dietas o planes de ejercicio para bajar de peso, lo que es bienvenido por los gimnasios. Uno de lo más frecuentes propósitos para el año nuevo es en- rolarse en un gimnasio y bajar de peso. La mayoría de los inscritos acuden los dos primeros meses y después dejan sus buenos propósitos a un lado¹. Pero cuidado, así como el sobrepeso y la obesidad son factores de morbimortalidad, un cuerpo delgado no es necesariamente un cuerpo sano. En la mayoría de los casos, un cuerpo extremadamente delgado no lo es. Hay otro grupo de personas, en especial mujeres adolescentes, a las que la presión social, los medios y la moda -entre otros factores- las llevan peligrosamente a buscar soluciones desesperadas para perder peso rápida y milagrosamente, y así lograr cumplir con los cánones de belleza actuales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta sobre la morbilidad y mortalidad de tener un índice de masa corporal (IMC) inferior a 18.5, y que por debajo de 17.5 indica la existencia de una anorexia nerviosa². Pero, afortunadamente, no todas desarrollan anorexia nerviosa³.

Pero lo cierto es que los trastornos de la alimentación son muy graves. Se trata de enfermedades muy serias. En casos extremos, la anorexia puede ser mortal. Para concientizar a la sociedad de que estar enfermo no es bello ni agradable ni divertido, el 30 de noviembre se ha instituido el Día de la Lucha en contra de los Trastornos de la Conducta Alimentaria, que se originó en 2012 por las administradoras de un perfil de Facebook que buscaban una manera de ayudar a las personas que padecen este tipo de problemas⁴. Este padecimiento no es nuevo, ya que se reporta en las historias de los santos católicos, y fue Richard Morton, en 1689, quien escribió primero sobre la enfermedad, y en 1873 se acuñó el término como diagnóstico.⁵ Uno de estos ejemplos es la Emperatriz Elizabeth de Austria, mejor conocida como Sissi, quien se vio súbitamente sumergida en un mundo conservador, lujoso y superficial sujeto a mil cánones de corrección por lo que combinó la anorexia con el ejercicio extremo⁵.

Más cercano a nuestra época está el caso de Karen Carpenter, quien con su hermano Richard formó un dueto que tuvo varios éxitos en los años setenta, The Carpenters.

Más que cantar, lo que le gustaba era tocar la batería, y así se inició en el campo musical. Primero, con su hermano Richard y Frank Pooler, integró un trío y ganaron un concurso. Adquirieron notoriedad, y en 1969 firmaron contrato con una compañía disquera. A sugerencia de Herp Albert, dueño de la disquera, grabaron They long to be close to you, con el que obtuvieron gran éxito.

Junto con el éxito vino una fuerte atención de los medios y los señalamientos a su físico. Se sabe que los medios comentaban sobre su figura “regordeta”, y en su intento por adelgazar comenzó a emplear laxantes y medicamentos para bajar de mpeso, así como jarabe de ipecacuana para producirse el vómito, además de que realizaba ejercicio de manera compulsiva⁶. En esta obsesión por mantenerse delgada, Karen siguió una dieta rigurosa que eliminaba por completo los alimentos grasos, lo que afectó por completo a su organismo. Poco a poco languidecía y su sistema nervioso se quebraba. Se le había diagnosticado anorexia nerviosa en 1973, y se sabía poco sobre esta entidad. Se sometió a algunas terapias y mejoró, pero un día antes de firmar su divorcio, a los 32 años, murió de un paro cardiaco a consecuencia de la anorexia.

Se hicieron películas de su vida, lo que dio rostro a esta terrible enfermedad, pero es mejor recordarla con su voz dulce cantando: “Why the birds suddenly appear, every time you are near? Just like me, they long to be close to you…”.