Nuestra artista nació en Richmond, Virginia, en 1922, enferma y con un estrabismo severo que ameritó varias operaciones paracorregirlo. Su madre murió cuando ella nació, lo que aparentemente su padre nunca le perdonó. En segundas nupcias, el padre se casó con una mujer que había sido maestra y ayudó a Nell en sus trabajos escolares, mientras la pequeña mejoraba su estado de salud que era muy precario. Le tocó vivir la Gran Depresión, durante la cual su padre perdió su empleo, esta situación también ocasionó que su abuelo fuera a vivir con ellos, lo cual le encantó a Nell ya que el abuelo era muy bueno contando historias.

Cuando ingresó a la escuela fue blanco de burlas por el estrabismo evidente, pero no permitió que esto la hiciera sentir menos, se transformó en una peleadora lo que le hizo ganar el sobrenombre de Tiger. Su precario estado de salud por desnutrición ocasionó que en su escuela la colocaran en una clase especial y le dieran una dieta estricta.

Por suerte para Nell, una tía que vivía en Baltimore se encargó de llevarla para que le corrigieran el estrabismo y, después de varias operaciones, esto se logró. A los trece años, Nell se reintegró a la escuela, sin estrabismo y sin burlas, este hecho significó un parteaguas en su vida^1-3.

Dejó Richmond, Virginia, a edad temprana con un sentimiento de rechazo al racismo que prevalecía en esa ciudad. Su discapacidad visual temprana fue la raíz de la alegría con la que tomó el mundo visual cuando mejoraron su vista y sus habilidades para el dibujo. Ya en la secundaria, su capacidad para pintar le permitió recaudar algún dinero con la venta de su trabajo. Ingresó a la Escuela de Arte de Richmond (ahora Commonwealth University) entre 1939 y 1942; dejó la escuela clásica cuando conoció al arte moderno. Con el dinero que había ahorrado se fue a New York a estudiar con Hans Hofmann, profesor de Expresionismo Abstracto. Poco después se casó con un músico de jazz que la introdujo en ese mundo de los bailes expresivos e improvisados, el sonar de los tambores y con nombres prestigiosos como Charlie Parker y el escritor Jack Kerouac. Sus trabajos de esa época reflejan la influencia del jazz en su arte. A los 22 años, en 1944, se convirtió en la integrante más joven de los American Abstract Artists. Se integró a una cooperativa de artistas abstractos y se dedicó con gran entusiasmo a promover los trabajos de este grupo. Su fuerte personalidad influyó a otros jóvenes artistas que ocuparían la escena del arte abstracto en 1940 en New York^1-3.

Por ese entonces decidió cambiar su estilo de vida y viajó a Francia, en donde admiró los trabajos de Gustave Coubert, Jean Antoine Watteau, Eugene Delacroix y Nicholas Poussin; decidió entonces retomar el arte figurativo con un estilo abstracto. Se le definió como parte del realismo pictórico. Ganó una estancia en Yadoo y MacDowell Colony, que la llevó a pasar medio año en Gloucester, Massachusetts.

En 1959 intercambió una de sus pinturas por el uso de un estudio en la isla de Mykonos, en donde a los cinco meses empezó a desarrollar una serie de síntomas extraños y con cierto retraso se le diagnosticó poliomielitis. La parte del cuerpo que ataca la poliomielitis es el sistema nervioso, y de este, la médula espinal. Esta progresiva parálisis de los músculos por el ataque del virus afecta las neuronas motoras. Desafortunadamente, las células nerviosas destruidas no se reparan ni se reemplazan, la lesión de las que controlan los movimientos musculares puede producir una parálisis permanente. Cuando las células nerviosas afectadas son las de los centros respiratorios, hay que aplicar al paciente respiración artificial⁴. Ese fue el caso de la artista. Un conocido de ella ayudó a su traslado a un hospital en Atenas, en donde le realizaron una traqueotomía. Para poder hacer esto trajeron un pulmón de acero desde Alemania. La trasladaron a Boston y estuvo en el pulmón de acero cinco meses. Un médico que tenía experiencia para tratar polio le salvó la vida. Cuando llegó, solo movía la mano izquierda y la cabeza. Sus amigos de New York reunieron fondos para darle tratamiento en el Hospital Mount Sinai en el que estuvo internada por ocho meses, la noticia que le dieron los médicos que la trataban no fue muy alentadora: “ya no volvería a pintar” ^3,5.

A pesar de quedar confinada a una silla de ruedas el resto de su vida, su perseverancia y la terapia de rehabilitación que recibió, le permitieron utilizar sus manos nuevamente en 1960; así, su mano derecha la empleaba para hacer bocetos y trabajar con acuarela, y educó la izquierda para utilizarla con la pintura al óleo³.

El color era una de sus pasiones. Sus trabajos incluían hasta cincuenta diferentes colores y refirió que esa fascinación por el color ocurrió cuando, a la edad de dos años, le indicaron lentes para su miopía, esto la hizo descubrir por primera vez este mundo colorido al que le dio su devoción.

Su obra va de los blancos y negros en sus épocas tempranas a paisajes y naturalezas muertas llenas de color. Sus obras se encuentran en varios museos y la revista Life la reconoció como una de las mujeres artistas estadounidenses en ascenso en 1975⁵.

Nell se enfrentó a varios problemas de salud en su vida: problemas de visión desde pequeña, desnutrición severa, estrabismo y polio en su forma más grave. Esta última casi la mata, de no ser por su entereza y el apoyo que recibió de sus amigos. Ella es un ejemplo de que, ante la adversidad, el perseguir su pasión la llevó a encontrar la manera de seguir creando a pesar de sus limitaciones.