La maldición de los 27 no solo se encuentra en los músicos, también alcanza a los artistas plásticos que iniciaron sus caminos por otras vías de expresión, como es el caso de Jean-Michel Basquiat¹.

Jean-Michel nació en New York el 22 de diciembre de 1960, este 2020 estaría por cumplir 60 años. Su padre fue contador, de origen haitiano; y su madre, diseñadora gráfica, puertorriqueña; se divorciaron, lo que llevó a la familia a cambios frecuentes de residencia y, para el pequeño Jean-Michel, de escuela. Su madre fue internada en una institución mental cuando él tenía 11 años². A los 16, ingresó a una escuela que acogía a adolescentes superdotados, pero un año antes de terminar sus estudios, lo expulsaron. Un año después, decidió vivir en las calles, en edificios abandonados o con el grupo de amigos en el Bajo Manhattan, pero antes de abandonar la casa, le dijo a su padre: “Seré famoso algún día”. La manera en que sobrevivió fue haciendo postales y camisetas que él decoraba, talento heredado de su madre.

Aunque nunca recibió una educación artística formal, su madre lo acercó a diversas expresiones artísticas: lo llevó a museos, lo introdujo a la poesía y lo alentó para que escribiera sus propios poemas. Asistió como oyente a la Escuela de Artes Visuales y ahí entró en contacto con otro autor de graffiti, Keith Haring.

Refiere que, a los 6 años, después de sufrir un accidente, su acompañante en la convalecencia fue la Anatomía de Gray, de donde discurrió el nombre de su banda musical. Ya antes de su decisión de vivir en las calles, había entrado en contacto con Al Díaz, que lo introdujo en el mundo del graffiti. Se dedicó a pintar en vagones del metro y en SoHo, donde había varias galerías de arte. Su pseudónimo era SAMO (SAMe Old shit) con el que firmaba sus graffitis, en los que había mensajes crípticos. En sus obras dejaba mensajes como “SAMO salva idiotas” y otros relacionados con política y filosofía³.

En 1979 escribió en SoHo “SAMO is dead”, decidió dejar el graffiti y fundó su grupo musical Gray; ahí tocaba el clarinete y el sintetizador, con lo que se hizo presente en diversos sitios de reunión que eran frecuentados por otros artistas. Esta incursión en la música tampoco duró.

A inicios de los años 80, y todavía como residente perenne de las calles, decidió dedicarse a la pintura; le atraía el expresionismo abstracto. Le fascinaban las pinturas de Franz Kline y de Jackson Pollock, así como caligrafías de Cy Twombly.

En 1982 tuvo lugar su primera exposición, en la galería Annina Nosei de SoHo, y de una salió otra, en solitario y en colectivo. En la revista Artforum, Rene Ricard publicó un artículo sobre Jean-Michel, “The Radiant Child”, impulsándolo a ser un deseado objeto de la elite del arte de esos años.

También en 1982 realizó varias exposiciones y participó en la Documenta de Kassel, una de las exposiciones de arte contemporáneo más importantes del mundo, que se lleva a cabo en Alemania desde 1955. En esta etapa artística, apareció una impactante figura en sus lienzos: “un rey negro”. Su productividad es imparable, ya que realizó unos doscientos lienzos de personajes influyentes en la cultura de esa época, más psicológicos que reales, por ejemplo, apareció Muhammad Ali, entre otros. Fue amigo de Andy Warhol, quien influyó notablemente en su arte⁴.

Su obra puede dividirse en: la del graffiti, con formas simbólicas que incluyen máscaras, esqueletos y calaveras; la época poblada de imágenes de vudú, totémicas, retratos-homenaje a héroes negros; y la última época de cuadros con varias citas culturales (africanas, aztecas, grecorromanas y europeas).

Su afición por las drogas y la vida nocturna, bohemia, que desde su adolescencia mantenía, se incrementó notablemente; esto lo llevó a desarrollar una fuerte adicción por la heroína y la cocaína. Aunque trató de dejar las drogas, estas lo volvieron a atrapar y en esa última ocasión, ya no pudo dejarlas. Otra vida que terminó a los 27 años, igual que la de otros creadores.

Philistines. Jean-Michel Basquiat (1982).