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Revista de la Facultad de Medicina (México)

versión On-line ISSN 2448-4865versión impresa ISSN 0026-1742

Rev. Fac. Med. (Méx.) vol.62 no.4 Ciudad de México jul./ago. 2019  Epub 16-Oct-2020

https://doi.org/10.22201/fm.24484865e.2019.62.4.01 

Editorial

Mensaje en ocasión del Reconocimiento al Mérito Docente “Doctor José Laguna García” 2019

Message on the occasion of the Recognition of Teacher Merit "Doctor José Laguna García" 2019

David E. García Díaza 

aProfesor del Departamento de Fisiología, Coordinador de la Licenciatura en Neurociencias, Facultad de Medicina, UNAM. Mayo 13, 2019.


Una reflexión sobre el docente y la docencia trae de inmediato la figura del Dr. José Laguna García1. Emergen preguntas interesantes, por ejemplo, ¿qué es un docente?, ¿qué características tiene un docente?, o ¿hay un manual para llegar a ser un buen docente?

Docente proviene del latín docens que significa enseñar y, de acuerdo con la Real Academia Española, el término docente alude a la persona que enseña. Sin embargo, también se aplica a otros aspectos relacionados con la enseñanza y la educación. De hecho, el término docencia no es exclusivo de las clases frente a grupo, ya que hay otras tareas. De esta forma, docente es aquella persona que se dedica profesionalmente a enseñar o que realiza tareas relacionadas con la enseñanza o la educación.

Por otra parte, es frecuente que se use como sinónimos de docente a profesor o maestro, sin embargo, estos tampoco son conceptos equivalentes y su significado cambia en cada sociedad. Docente es una persona que imparte clases de cierta materia, científica, artística u otra. En cambio, se dice que un maestro ha sido entrenado con habilidades específicas para la enseñanza de su asignatura. Esto significaría que un docente no siempre es un maestro. Del mismo modo, el significado de profesor puede variar notablemente, y aún más de país a país. Por ejemplo, uno se tendría que preguntar si Einstein era profesor o maestro, además de científico y docente. En países de Europa se escucha decir, Profesor-Doctor o Profesor-Doctor-Med, donde se nota que el nivel más alto es el de Profesor. También se dice que un docente puede saber mucho sobre los conocimientos de la materia que enseña, pero no conseguir que sus alumnos aprendan, por lo que no se lo consideraría un maestro. Es decir, cuando el docente logra que el alumno aprenda lo que le enseñó, entonces se le considera un maestro.

Pressfoto / Freepik

De cualquier forma, el docente, profesor o maestro tiene una vocación común, la de enseñar, y esta es uno de los motores esenciales en la constitución de las sociedades contemporáneas, la de preparar a las generaciones venideras con los conocimientos, los valores y la formación que son relevantes y trascendentes. Afortunadamente, en el mundo actual, el oficio de un mero transmisor del conocimiento ha ido quedando gradualmente en desuso, y a la luz de las nuevas tecnologías educativas, no se ha perdido el sentido porque el docente ahora está seguro que la expresión de antaño “voy a dar clase” ya no describe los alcances de su trabajo; asimismo, porque reconoce que alumno y profesor ya no son entes pasivos, sino activos, en un proceso mutuo de enseñanza-aprendizaje. De esta forma, el docente tampoco tiene inconveniente en reconocer que, en la impartición de un curso, muy probablemente el que más aprende es el profesor, pero trabaja para que eso también resulte en beneficio de sus estudiantes. Ante todo, sabe que el docente tiene la misión de mantener viva e integrada una cultura, a la par de potenciar y alimentar el desarrollo de sus talentos y sus cualidades individuales. El docente es, en consecuencia, uno de los principales responsables del mundo del futuro.

Intuitivamente aceptamos que, además de conocimientos específicos, el docente debe contar con habilidades que le permitan desarrollar esta profesión integralmente, como: paciencia, buena comunicación, liderazgo y empatía; además de una actitud flexible y abierta para resolver situaciones emergentes en el aula; habilidad para motivar a sus alumnos y, ante todo, capacidad de escuchar. El docente sabe escuchar a sus estudiantes y se adapta a sus necesidades. Los grandes docentes saben cuándo escuchar a sus estudiantes y cuándo brindarles apoyo emocional. Entienden, además, que el ambiente de clase tiene que ser dinámico y flexible, porque no siempre se puede seguir todo al pie de la letra. Los docentes exitosos saben adaptar sus planes y contenidos temáticos para involucrar a sus estudiantes.

La superación continua y la adquisición de nuevas herramientas es otra de sus características. Como todo buen profesional, un docente dedicado a su trabajo busca constantemente la manera de perfeccionar sus habilidades, de explorar nuevas herramientas y aprender más, hasta convertirse en un experto en su materia. No se deja vencer por el orgullo, ni siente que ya es demasiado bueno para dejar de escuchar las recomendaciones de otros. El docente tiene una actitud positiva y ama su trabajo; transmite una energía positiva en sus clases y a menudo lleva consigo un buen sentido del humor e ingenio que estimula a sus estudiantes, sin importar lo difícil o monótona que pueda ser la asignatura. No teme al cambio, sabe que impartir un curso monótono y uniforme es la mejor manera de desmotivar a los estudiantes. Conoce el valor del cambio y la innovación; no teme experimentar con nuevos recursos, arriesgarse ni salirse un poco de la norma para alcanzar sus metas. El docente tiene claro sus objetivos y lo que quiere para sus estudiantes, trabaja persistentemente a pesar de las dificultades. No espera resultados inmediatos ni gratificación instantánea, sabe que sus esfuerzos darán frutos al final. Es entusiasta, y aunque sabe que la docencia rinde tarde sus frutos no se desalienta, todo es mejor con una buena dosis de entusiasmo. El docente posee una confianza innata en el sentido de la trascendencia de su labor, sólo con el tiempo la educación se hace evidente y sabe que cuando lo hace, por encima de muchas cosas, esta labor se hace notar.

Un buen docente confía en sus estudiantes, sabe que ellos son capaces de alcanzar el éxito y les exige en concordancia. Está consciente, sin embargo, que hay errores en el proceso, pero estos no son vistos como un fracaso; no se alarma, pero tampoco permite que estos trasciendan, los errores son parte de su experiencia. Por supuesto, está siempre dispuesto a aprender, bien recuerda que “no puede ser educador quien ha perdido la capacidad de aprender”. Entiende esta verdad profunda y está dispuesto a replantear sus esquemas y variar sus metodologías. Se actualiza y aleja de sí mismo toda posibilidad de anquilosarse en sus métodos. Reacciona con interés en todo momento y no deja de asombrarse, porque sabe que “nada es más desalentador que un docente poco interesado en su materia”.

Evidentemente, el docente tiene facilidades verbales que le permitan expresarse no solo correctamente, sino de distintas maneras en caso de que necesite cambiar su explicación sobre el mismo tema. Del mismo modo, reconoce las individualidades de sus estudiantes y sabe que no todos aprenden de la misma manera ni a la misma velocidad. El mundo cambia todo el tiempo y nunca una de sus clases ha de ser una clase idéntica a la del ciclo anterior, su motivación lo lleva a afinarla cada vez, no solo a actualizarla.

Con sus clases transmite su pasión por el aprendizaje y la investigación documental. En esencia, la investigación en cualquiera de sus niveles es otros de sus atributos. El doctor José Laguna asintió con la mirada intensa cuando se le preguntó sobre qué era lo que más disfrutaba, si la docencia o la investigación, para confirmar que el trabajo científico era otra de sus grandes pasiones. Hoy, el docente es un impulsor de sus alumnos en los variados caminos del aprendizaje, ya lejos, afortunadamente, de un simple repetidor de información. Sabe que un alumno bien formado es aquel que sale del aula con el impulso, el deseo y la estructura mental que le permite ahondar en el conocimiento de su materia.

En su trabajo cotidiano hay una buena dosis de paciencia; su sensibilidad y comprensión es clave a la hora de construir un puente efectivo de comunicación entre él y sus estudiantes. Está consciente que no todos sus estudiantes tienen las mismas condiciones familiares, motivacionales, ni económicas. Un docente es generoso, no solo en las atenciones que prodiga a sus estudiantes, sino con el tiempo que les dedica, sin reticencias ni medidas. En 2013, la Fundación Varkey encargó a Populus, consultora líder en investigación y estrategia, reunir opiniones detalladas de 21 países para explorar las actitudes sobre la profesión docente; los sueldos de los maestros; las actitudes de los estudiantes hacia los educadores; y cómo los participantes calificaban a sus propios sistemas educativos. Ahora sabemos que el reconocimiento a Peter Tabichi, 2019, fue principalmente un premio a su generosidad; en tantos sentidos, las muchas atenciones a sus estudiantes. De esta forma, ha iniciado un reconocimiento a la docencia en equivalencia a un premio Nobel (Global Teacher Prize), cuyo mayor valor es el de destacar el papel de la docencia en el desarrollo de las nuevas generaciones. Por supuesto, en el caso del doctor José Laguna García, la generosidad fue otro de sus rasgos distintivos, como lo relatan los doctores Ondarza, Piña y la Sra. López de Salles, secretaria particular del doctor Laguna García2.

Por otra parte, y entre otras virtudes, el buen docente no tiene que imponer su autoridad, todo lo contrario, sabe ganarse el respeto de sus alumnos a partir de convertirse en un vínculo positivo para ellos, donde ellos mismos establecen su modelo a seguir. Es humilde, porque exaltar sus títulos obtenidos, o ampararse en el cargo que ocupa, es el método más pobre para adquirir el respeto de sus alumnos y la peor forma de plantear un vínculo docente. Los alumnos no están ahí para satisfacer el ego del profesor. Un buen docente es accesible y amable, y no necesita estar en un pedestal3.

Valora y estimula la creatividad de sus alumnos; es próximo a ellos, consciente que un examen escrito no es siempre la mejor forma de medir el aprendizaje; sabe que debe manejar varios métodos de evaluación y que en esta descansa uno de los pilares que realimentan el sistema enseñanza-aprendizaje. Tampoco olvida que para formar grandes y fuertes a sus alumnos no solo requieren de libros y bibliotecas; trabaja continuamente en una estructura de pensamiento y una arquitectura cerebral que, además de todo, alimenta su creatividad, la capacidad de reflexión y la actitud crítica y propositiva, que se antepone a la memorización de los datos duros. Porque con un aparato cognitivo aun en desarrollo, a la edad de sus jóvenes estudiantes, su reto más alto es la abstracción de los conceptos.

De otra forma visto, y aunque a veces no lo parece, la docencia es también una profesión estresante y desgastante, y aunque los docentes dan la impresión de tener una salud de hierro, porque no es frecuente que falten a clase, también enferman4. La mayoría le dedica tiempo extra a sus tareas, incluso no remunerado, porque por encima de todo le asiste el compromiso con su trabajo, y pudiera ser esta una de sus mayores cualidades. Porque sabe que su satisfacción personal, aun en los tiempos más difíciles, es una de sus mayores recompensas. Alguien, al mirar su cheque de docente dijo, “este es el sueldo mejor pagado” y por supuesto, no se refería a su poder adquisitivo, situación que no debe malentenderse, ya que en muchos países los docentes tienen salarios bajos y malas condiciones laborales, y eso no debe ser el consuelo de muchos. Hoy día el docente debe ser un profesional y debe tratársele como tal.

El docente, como otros profesionales, puede sufrir de estrés laboral. La carga de trabajo excesiva hace que deje de disfrutar de su trabajo, lo cual es un mal mayor. Si esto persiste, un docente puede desarrollar el llamado Síndrome de Burnout, con agotamiento marcado e inclusive desmotivación; este debe entenderse como un síndrome de fatiga crónica. Napoleón Bonaparte decía que la primera cualidad de un soldado no es el valor, sino su tolerancia a la fatiga. No es sorprendente que el docente también se desmorone cuando el rendimiento académico de sus alumnos disminuye, porque le preocupa saber si él está fallando y que en muchos casos la causa no es evidente. Aunque los psicólogos asienten que el estrés puede ser parte de la adaptación, y que en pequeñas dosis puede ser positivo, en grandes dosis, cuando no es posible manejarlo, provoca el efecto contrario. Para el docente, su mayor bandera es su compromiso docente y no se arredra ni se confunde con las demandas de los tiempos, desafía los retos de tantas horas de trabajo.

Él sabe que debe capacitarse continuamente, ya que el mundo académico cambia rápidamente y es emergente estar actualizado para hacer bien su trabajo. El profesor es responsable del mundo del futuro y, aunque a veces parece inadvertido, tiene un papel esencial en la sociedad por su labor de educar a jóvenes y niños, es decir, de instruir a las siguientes generaciones, de educar el futuro. Su tarea no es solo enseñar su materia, sino muchas veces también entender cómo funciona el mundo, la sociedad en la que vive y su entorno. De esta forma, la enseñanza es un motor esencial en el desarrollo de la humanidad, tenga o no el reconocimiento social que se merece. Así, el papel del docente es vital para un país, y con ello ese país tendrá garantizado un mejor futuro.

Por mi raza hablará el espíritu
David E. García Díaz
Profesor del Departamento de Fisiología,
Coordinador de la Licenciatura en Neurociencias,
Facultad de Medicina, UNAM.
Mayo 13, 2019.

REFERENCIAS

1. Piña Garza E. Profesores e Investigadores Eméritos. Programa de Estímulos y Reconocimiento al Personal Académico Emérito 1985, José Laguna García, Programa de Estímulos y Reconocimiento al Personal Académico Emérito 1985, José Laguna García, http://dgapa. unam.mx/index.php/84-perpae/1985/636-laguna-garcia-jose . Consultado: 26 de mayo, 2019. [ Links ]

2. Profesores eméritos: José Laguna García. Impulsor de la educación bioquímica en México. Gaceta Facultad de Medicina UNAM, 25 de septiembre, 2000. Consultado: 26 de mayo, 2019. http://www.facmed.unam. mx/_gaceta/gaceta/sep252000/jlaguna.html . [ Links ]

3. “Buen Docente”. Autor: Julia Máxima Uriarte. Para: Características.co. Última edición: 27 de septiembre de 2017, Última edición: 27 de septiembre de 2017, https://www.caracteristicas.co/buen-docente/#ixzz5p458oDSN . Consultado: 26 de mayo, 2019. [ Links ]

4. La docencia, una profesión estresante, 2015, La docencia, una profesión estresante, 2015, https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/ en/1/la-adolescencia-una-profesion-estresante . Consultado: 26 de mayo, 2019. [ Links ]


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Fotografía y edición: Armando Zepeda Rodríguez y Francisco Pasos Nájera. Departamento de Biología Celular y Tisular, Facultad de Medicina, UNAM.

En el artículo sobre esquizofrenia que se publica en este número de la RFM, se describen nuevas teorías sobre esta enfermedad. Una de ellas implica una falla en la producción de un componente. Indique cuál es.

  1. Cuerpos de Nissl

  2. Lipofucsina

  3. Melatonina

  4. Dopamina

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Portada del número anterior

La estructura que se aprecia en la imagen se identifica porque tiene tres capas celulares que en orden -de la más externa a la más interna- son… Respuesta correcta: d) Molecular, Purkinje y granulosa.

Participantes que respondieron acertadamente:

Hugo Orlando Fuentes Flores (Médico Cirujano, 2do año, Universidad Veracruzana, Campus Xalapa), Ernesto Ayala Escobar (Facultad de Medicina, UNAM, Médico Cirujano, generación 2011), Leticia Sánchez Robles (Médico Cirujano, Facultad de Medicina, UNAM, Médico Internista Pregrado en el HGR N°1, “Dr. Carlos MacGregor Sánchez Navarro” IMSS), Adriana Villavicencio Hernández (Facultad de Medicina, UNAM, Médico Cirujano, 3er año), Alicia Sandoval García (Facultad de Medicina, UNAM, (Médico Cirujano, grupo 1102, 1er año), Eudes Vázquez Ramírez (Facultad de Medicina, UNAM (Médico Cirujano, grupo 1120, 1er año), María Fernanda Mendoza Rodríguez (Facultad de Medicina, UNAM Médico Cirujano, generación 2017, grupo 3646), Katerin Anahi Cervantes Castillo (Facultad de Medicina, UNAM Médico Cirujano, grupo 1120, 1er año), Luis Ewduin Ramírez (Facultad de Medicina, UNAM Médico Cirujano, grupo 2208, 2º. año), Dania Paulina Contreras Quintero (Facultad de Medicina, UNAM Médico Cirujano, grupo 2236, 2º Año), Jesús Alejandro Jerónimo Barrientos (Facultad de Medicina, UNAM, Médico Cirujano, grupo 1134, 1er año), Diego Esquiliano Raya (Facultad de Medicina, UNAM, Médico Cirujano, grupo 2223, generación 2018), Mayra Rodríguez Rojano (Facultad de Medicina, UNAM Médico cirujano, grupo 1134, 1er año)

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