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Revista de la Facultad de Medicina (México)

versión On-line ISSN 2448-4865versión impresa ISSN 0026-1742

Rev. Fac. Med. (Méx.) vol.62 no.3 Ciudad de México may./jun. 2019  Epub 16-Oct-2020

https://doi.org/10.22201/fm.24484865e.2019.62.3.09 

Correlaciones históricas

La formación de los kusiyai: primeros médicos en Baja California

The formation of the kusiyai: first doctors in Baja California

Rodolfo Alejandro de la Fuente Ruiza  * 

aCoordinación de Investigación. Escuela de Medicina. Universidad Xochicalco. Mexicali. Baja California Sur, México.


Resumen

En una amplia región de los territorios que hoy forman el noroeste de México y el sur de los Estados Unidos de América, habitaban los indígenas kumiai; rama lingüística de los hablantes de yumano, grupos seminómadas que descendieron del norte del continente y establecieron un ciclo migratorio con grandes campamentos al norte del estado de Baja California en la Sierra Juárez y en las costas del Pacífico, pasando por el desierto. Estos grupos sociales al igual que otras organizaciones similares requerían que sus miembros fueran aliviados en cuerpo y alma, para lo cual era necesaria la formación integral de un “kusiyai” (médico-brujo) con la capacidad suficiente de diagnosticar, adivinar y sanar los diferentes males del cuerpo y el espíritu. La formación de este personaje iniciaba desde su adolescencia en una ceremonia místico-mágica de selección; una vez comprobado que tenía las virtudes requeridas, su adiestramiento continuaba bajo la protección de un viejo maestro que le enseñaba los conocimientos de la madre naturaleza con especial interés en las plantas medicinales y sus efectos psicoactivos, y lo guiaba en sus viajes astrales, para recibir las enseñanzas de los espíritus que habitan el más allá.

Palabras clave: Médico brujo; kusiyai; enseñanza; formación; aprendices de medicina

Abstract

The Kumiai Indians, a branch of the Yumano speakers, used to live in a vast region of the territories that today form the Northwest of Mexico and the South of the United States of America. They were semi-nomadic groups that descended from the North of the continent and established a migratory cycle with large camps in the North of Baja California, in the Sierra Juarez and the Pacific coast. These social groups, like other similar organizations, needed that their members were healed in body and soul. This required the integral formation of a "Kusiyai" (witch-doctor) with the sufficient capacity to diagnose, guess and heal the different evils of the body and the spirit. The formation of this witch-doctor began in his adolescence in a mystical and magical selection ceremony. Once proven that he had the required virtues, his training continued under the protection of an old teacher who taught him the Mother Nature’s knowledge and guided him in his Astral journey to receive the teachings of the spirits that inhabit the beyond.

Key words: Witch doctor; kusiyai; teaching; training; medical student

Introducción

A mediados del siglo XX en los territorios que hoy es el norte del estado de Baja California, México y sur de California, Estados Unidos, habitaban los indígenas kumiai; rama lingüística de los hablantes de yumano, grupos seminómadas que descendieron del norte del continente y establecieron un ciclo migratorio con grandes campamentos en la Sierra Juárez y varios campamentos en las costas del Pacífico1. Estos indígenas, al igual que otras agrupaciones sociales similares, tuvieron la necesidad de contar con un personaje con las capacidades de aliviarles tanto el cuerpo como el espíritu, un médico-brujo, una especie de chamán, que entre los indígenas kumiai se conocía con el nombre de kusiyai”2.

Este médico especialista en la sanación de cuerpo-alma, iniciaba su formación al llegar a la pubertad, seleccionado y sometido a un estricto adiestramiento personalizado bajo la tutoría de un maestro anciano que en forma cotidiana le ayudaba a descubrir los secretos curativos de este mundo y del más allá3.

El médico kumiai

El kusiyai, médico-brujo, chamán o cualquier otro nombre que se haya utilizado en las diferentes sociedades para designar al paralelo actual del médico, era un ser de cualidades especiales que además de haber aprendido a curar las enfermedades el cuerpo y las alteraciones del alma, solía fungir como un líder espiritual haciendo uso de los conocimientos trasmitidos por un viejo maestro durante su formación. Conocimientos que con grandes dificultades y sacrificios adquirían día a día durante los largos recorridos que realizaban al lado de su preceptor; recogiendo la sabiduría que en este mundo les brindaba la madre naturaleza, y durante sus viajes astrales al mundo del más allá, adquirían los conocimientos que los espíritus les convidaban4. Estos viajes al mundo de los espíritus estaban mediados por la ingestión de una infusión preparada con mucho cuidado a base de las semillas de toloache (Datura stramonium), planta silvestre con poderosas propiedades alucinógenas5, en forma similar a otros grupos indígenas como los mazatecos, huicholes y otomíes, que utilizan los hongos, la marihuana y el peyote durante sus ceremonias para facilitar el encuentro con lo divino6.

El kusiyai era exclusivamente del sexo masculino, habitaba en una cueva dentro de los límites de la comunidad y a la vez era visto con respeto y miedo, debido a que si bien se consideraba con el poder en el mundo físico de curar las enfermedades y resanar las heridas del cuerpo, también tenía el poder de actuar sobre el mundo metafísico: diagnosticar y curar los males del espíritu, proteger de la magia negra y otros daños causados por las envidias, ser guía espiritual en las ceremonias de iniciación, tanto femeninas como masculinas, y viajar al más allá para hacer contacto con los espíritus y las fuerzas cósmicas que además de compartirle su sabiduría, le permitían ser el intermediario entre los seres sobrenaturales y los seres humanos2.

El kusiyai era una especie de doctor que ejercía sus funciones gracias a la observación e interpretación de los fenómenos naturales, contemplando la naturaleza como un todo en movimiento, poseedora de una personalidad propia con sus manifestación naturales imbricadas con las sobrenaturales, jugando un rol mágico/religioso bajo un simbolismo cosmológico que se hace evidente en sus campamentos establecidos de manera temporal, en los cuales se puede apreciar con claridad la superposición de los componentes cósmicos, espacios mágicos y lugares sagrados con los elementos propios de la naturaleza, creando un ambiente místico-físico adecuado para la realización de ceremonias rituales, predicciones de cambios climáticos, viajes astrales cual si fuera una frontera de contacto con el mundo espiritual donde habitan las ánimas de la tierra, de los animales, del piñón, del pino, el encino y las almas de los muertos7.

Al igual que un consultorio actual, las cuevas como elemento propio de la naturaleza eran utilizadas para iniciar las prácticas curativas; utilizando el sonido de sus tambores desarrollaban danzas y cánticos que iban aumentando paulatinamente de intensidad y frenesí, hasta llegar al momento del clímax, el momento del diagnóstico y la adivinación. Apoyados en la manipulación de cristales mágicos, identificaban el mal y, echando mano de sus conocimientos, preparaba brebajes curativos poniendo en juego sus poderes cósmicos adquiridos8,9.

La enseñanza del arte de la sanación

Entre los indígenas kumiai, la enseñanza del arte de la sanación comenzaba con una estricta selección del futuro médico entre todos los jóvenes de la comunidad que llegan a la pubertad, a través de una ceremonia de iniciación mediada por la ingesta de la infusión mágica de una planta con propiedades alucinógenas llamada toloache (Datura stramonium)10,11 ritual que se repetía generación por generación de la siguiente manera:

todos los hombres de la comunidad al llegar a la pubertad participaban en una ceremonia de iniciación: 24 horas antes los separaban del resto del grupo, los aislaban en el interior de una cueva mística, frontera entre el mundo real y el de las ánimas, durante este tiempo eran sometidos a un periodo estricto de ayuno, privados completamente de agua y alimento, al llegar la noche se iniciaba la ceremonia; los jóvenes iniciados eran asignados a un médico-brujo anciano, que hacia la función de maestro y guía espiritual. Como responsable del nuevo aspirante, preparaba cuidadosamente una infusión de toloache y se la daba a tomar a su pupilo, vigilando los efectos de los componentes psicotrópicos de esta bebida, cuidados que asociados al ayuno y aislamiento permitían un manejo más seguro del ritual. Con todos estos cuidados, el viejo maestro tenía un pleno control sobre la evolución del proceso de iniciación para poder llevarlo hasta el clímax de la ceremonia en un estado alterado de conciencia que facilite realizar el viaje astral al mundo de los espíritus, bajo la seguridad que brinda la sabiduría de su guía12.

La instrucción

Una vez iniciado el proceso de selección-adiestramiento, el anciano guía tomaba el papel del maestro, guiaba durante toda la ceremonia a su pupilo y justo al llegar al clímax iniciático le enseñaba a realizar bailes y cánticos rituales que se habían transmitido de generación en generación en forma exclusiva entre los kusiyai.

Algunos de estos cánticos ceremoniales fueron heredados y si bien en la actualidad la mayoría han perdido su significado original y no existe una continuidad sustancial, son sones que se siguen practicando por los miembros de la comunidad kumiai13.

La ceremonia continuaba aumentando poco a poco la intensidad y volumen de las danzas y los cánticos, forzando al pupilo a continuar hasta el colapso físico. Agotado por este esfuerzo y bajo los efectos tóxicos del toloache ingerido previamente, el iniciado alcanzaban un estado de trance mental muy parecida al sueño, lo que indicaba que su viaje astral había comenzado, situación sine qua non para adquirir la sabiduría de los espíritus que habitaban en el mundo de las almas. Para la seguridad del futuro kusiyai, durante todo el tiempo que duraba la ceremonia era acompañado por su maestro-guía, sobre todo mientras duraba el estado de trance que en ocasiones se extendía hasta por veinticuatro horas. Ceremonias similares se han reportado en comunidades indígenas en diferentes regiones de México, durante las cuales los secretos de la sanación se aprenden cuando no se “es”. Sus viajes astrales fuera del cuerpo le permiten tener una mayor comprensión acerca del complejo mundo que lo rodea, adquirir la capacidad de ver aquello que no se puede ver, lo oculto, lo que no se puede articular con palabras14.

Al despertar del estado de estupor (trance), los cuidados continuaban con la administración de pequeñas cantidades de comida y agua tibia, siguiendo una dieta estricta durante las siguientes semanas hasta llegar a treinta días, tiempo estimado por su viejo maestro como suficiente para eliminar completamente los efectos malignos del toloache, ya que hasta entonces se consideraba estar en riesgo de morir, durante los primeros días de recuperación el iniciado se introducía al interior de la cueva; recinto místico-mágico cuyas paredes además de representar la frontera entre al mundo real y el espiritual sirven de lienzo para esquematizar las visiones y mensajes transmitidos por los espíritus del más allá (figura 1). De esta manera, las pinturas rupestres se convertían en la evidencia de las capacidades místicas del iniciado15, en los trazos delineados sobre las rocas, el maestro podía apreciar si su pupilo tenía las facultades necesarias para hacer contacto con los espíritus y los recursos de la hechicería propios de los seres del más allá16, poder convertirse en un aprendiz y llegar a ser un buen kusiyai o, en el caso de no tener estas cualidades, pasar a ser un miembro más de la comunidad17.

Una vez seleccionado el futuro médico, su adiestramiento continuaba por varios años al lado de su viejo maestro, que durante largos recorridos por la montaña le enseñaba en forma oral las propiedades curativas mágico-místicas de todos los elementos de la naturaleza que los rodeaban18. Sabiduría que, combinada con el saber del inframundo, quedaba plasmada en las paredes de sus místicas cuevas (figura 2). Una planta en cuyo manejo eran especialmente entrenados toloache (Datura stramonium), variedad perteneciente a la familia Solaneceae que crece en forma silvestre, es fácil de encontrar en la región y es rica en alcaloides, sustancias químicas que actúan interviniendo las interconexiones neuronales alteando el estado de conciencia19,20.

La bebida del cocimiento de toloache origina un estado alterado de conciencia parecido a los sueños, evento que se conocía como estado de trance, principal canal de acceso a la sabiduría y conocimientos de los espíritus de la naturaleza que habitaban en el más allá21. Los procesos practicados se enfocaban a la formación de un nuevo médico-brujo que fuera su kusiyai, con la capacidad para curar cuerpo y alma en una forma integral como un todo, poniendo en niveles similares los conocimientos de sanación del cuerpo, como pudiera ser la fractura de un dedo con los conocimientos de sanación del espíritu, recuperar un alma perdida22 o las enfermedades producidas por los malos espíritus; esto sin contar con la capacidad de proteger de embrujos realizados por hechiceros (figura 3).

Figura 1 Visiones del Inframundo 

Figura 2 Sabiduría mundo real-mundo cósmico 

Figura 3 El Kusiyai 

Referencias

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Recibido: 25 de Julio de 2018; Aprobado: 03 de Octubre de 2018

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