SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.54 número6Medicina académica y desarrollo socialEducación por competencias: de estudiante a médico índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista de la Facultad de Medicina (México)

versión On-line ISSN 2448-4865versión impresa ISSN 0026-1742

Rev. Fac. Med. (Méx.) vol.54 no.6 Ciudad de México nov./dic. 2011

 

Artículo de reflexión

 

Presencia de la muerte en poemas iberoamericanos del siglo XX

 

The presence of death in Latin American poems from the XX century

 

Dulce Licona Galiciaa, Erik García Muñozb, Hugo Fernández de Castro Peredoc

 

aFacultad de Medicina. UNAM. México, DF.

bInstituto Nacional de Psiquiatría "Ramón de la Fuente Muñiz". México, DF.

cDepartamento de Historia y Filosofía de la Medicina. Facultad de Medicina. UNAM. México, DF.

 

Introducción

Antecedentes

El fenómeno de la muerte ha influido enormemente a la ciencia e, igualmente, es un tema importante para la cultura, la religión, la psicología, la filosofía y el arte. Es un hecho que la muerte está íntimamente ligada al pensamiento del hombre y que tiene gran significado para éste desde que comenzó su existencia. El ser humano ha hecho preguntas relacionadas con la muerte desde entonces; como único organismo dotado de raciocinio sabe que todo ser vivo debe morir algún día y, a diferencia del resto de los seres vivos, sólo el ser humano sabe que algún día debe de morir por el simple hecho de ser un organismo viviente, es decir, está consciente de ello y de ahí su expresión mostrada en diversas esferas del conocimiento científico y humanístico ya sea de rechazo, aceptación o miedo hacia ella.

Desde el punto de vista etimológico, muerte (mors, mortis)1 es una palabra relacionada necesariamente con la naturaleza humana y no es sólo el cese del funcionamiento del cuerpo. Ante todo, cuando se habla de muerte, debe reconocerse la dificultad para enfocarse solamente en la ciencia, la psicología o la filosofía. En sí, la ciencia explica desde la etiología hasta el proceso fisiopatológico por el cual se llega a la muerte, en tanto que para la psicología y la filosofía la muerte es un asunto que ha sido analizado para tratar de entender la aceptación y el comportamiento del hombre ante ella hasta lo que sucede después del evento mortal. Biológicamente, la muerte sucede a distintos niveles, es decir, desde la muerte de una célula, pasando por la muerte de un tejido u órgano, hasta la muerte de todo el cuerpo humano; pero el humano, a pesar del conocimiento y comprensión de los mecanismos biológicos de la muerte, no sólo se queda ahí sino que se plantea el dilema sobre el porvenir, ¿qué sigue después de la muerte?, ¿cuándo uno muere, desaparece y se reintegra a la energía cósmica tal como lo dice la ley de la conservación de la materia y la energía?, ¿existirá vida después de la vida?, ¿existe un alma inmortal como lo decía Platón?, ¿la reencarnación se hace patente?

El pensamiento de la muerte ha influido la vida y el quehacer humano a través de la historia. La concepción de la muerte -al igual que todo el pensamiento humano- es una variable que no ha dejado de evolucionar. La muerte es un momento del que cualquier ser vivo no puede escapar y tradicionalmente se le ha visto como algo misterioso, de lo que se hacen suposiciones y no se tiene nada comprobado. Por ejemplo, para nuestros antepasados mexicanos la oposición entre muerte y vida no era tan absoluta como lo es para la mayoría de nosotros en la actualidad. Para ellos la vida se prolongaba en el más allá.

La muerte es el término obligatorio de toda vida humana y éste carácter ineluctable e incomprensible le confiere una fuerza de naturaleza sobrenatural en todos los pueblos primitivos2. La concepción de la muerte como parte de la vida llevó a aquellos hombres primitivos a darle importancia en su cultura y transmitirla en cada generación a través del arte: pinturas, relatos, ritos, escritos, costumbres y prácticas relacionadas. El arte, como producto humano, es la representación de una percepción de la naturaleza. El hombre, al percatarse por medio de sus sentidos sobre la naturaleza, manifiesta por medio del arte sus convicciones y su versión de la realidad misma que evoluciona a través del tiempo conforme lo hace el pensamiento3.

Literatura, que proviene del latín littera, litterae -que además quiere decir letra, carta o escrito4- puede considerarse una forma de expresión estética que ha ido acompañando al ser humano; se ha clasificado en dramática, narrativa y lírica. Ya sea en novelas, dramaturgia o poesía, la literatura es un recurso que el humano utiliza para manifestarse de manera artística. Así, la literatura aparece como un medio necesario de la comunicación. Una de sus cualidades reside en las aspiraciones del hombre intentando mostrar sus sueños más altos, vivencias y sentimientos de la vida misma. La poesía es un ejemplo lírico, donde hay arte y cualquiera que sea su interpretación, sigue ocupando la mente creativa del ser humano.

 

Problema

Ahora bien, ¿en qué momento el hombre manifiesta su pensamiento sobre la muerte y lo muestra a través de la poesía? Con respecto a esto, María Zambrano menciona que pensamiento y poesía se enfrentan con toda gravedad a lo largo de nuestra cultura5, es una doble necesidad humana expresada por la búsqueda de interpretación filosófica y artística, como en la poesía, por medio de la cual se refleja la percepción y sentimientos relacionados, esta vez, a la muerte.

 

Hipótesis

Al ser la poesía una manifestación de la naturaleza humana, mediante el estudio de ejemplos relacionados con aspectos de la psicología y fisiología modernas y el entendimiento del pensamiento, sentimientos y naturaleza que llevan al hombre a escribir poesía, ¿se encontrará la concepción que tiene la cultura iberoamericana actual sobre la muerte? Más que un interés sobre literatura, es un tema que interesa a la ciencia médica y que podrá ayudar en el acercamiento filosófico-médico al paciente que sufre un padecer mortal o a su pariente.

 

Justificación

Se pretende dar una pauta para pensar y saber más acerca de la expresión humana sobre la muerte. Posteriormente, se dará paso al estudio del concepto iberoamericano actual de muerte a través de ejemplos en la poesía iberoamericana del siglo XX.

 

Material y Método

Se realizó una investigación bibliográfica acerca del tema de muerte, basada en información obtenida en libros de filosofía, psicología y medicina; asimismo se incluyen interpretaciones del mismo tema en obras poéticas de Octavio Paz, Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Bernardo Ortiz de Montellano y Jaime Sabines.

 

Resultados

Importancia psicológica de la muerte

Para el adulto, el concepto de muerte incluye una serie de sentimientos que varía para cada individuo de acuerdo con sus creencias, pensamientos, estilo de vida, personalidad y experiencias. Se trata aquí de analizar a grandes rasgos el pensamiento psicológico ante la muerte como parte integrante y fin último de la vida.

Psicológicamente, la muerte se considera un asunto emocional que se conoce como duelo (del latín dolus, doli, dolor). En la literatura médica se encuentra referido el duelo en diversas situaciones, ya sea del adulto, del niño, el anciano, el enfermo o incluso el duelo relacionado con objetos. En este caso, se describirá brevemente el duelo propio, el de cada individuo ante su próxima muerte.

Para ello se considerarán los estudios de la doctora Elisabeth Kübler-Ross, que separan la reacción ante la muerte en cinco fases6:

• Negación: es una reacción que se presenta como sorpresa y que normalmente hace que el individuo haga exclamaciones como: ¡no puede ser! o ¡esto no me puede estar pasando a mi! Esta resistencia a aceptar la realidad se presenta no sólo en cualquier sujeto ante la noticia de una enfermedad hasta ese momento desconocida, sino también en algunos adultos mayores. En ambos casos, estos individuos se muestran renuentes a la información de profesionales e incluso de familiares.

• Enojo: en ésta etapa es característica la actitud de culpa atribuida a los demás, sobre todo a familiares, y el individuo intenta acusarlos por la enfermedad o por haberla dejado avanzar hasta el punto del inminente y prematuro desenlace. En otras circunstancias, la persona se siente en una realidad injusta comparada con la de los demás al darse cuenta de que pronto dejará de seguir con su vida habitual.

• Negociación: cuando la persona se encuentra en esta etapa, se observan actitudes de regateo ya sea buscando tratamientos o mejorando estilos de alimentación o sus comportamientos con el fin prolongar la sobrevida. En algunas ocasiones, la persona se asigna fechas o metas como el nacimiento de un nieto o la jubilación, para de algún modo recibir o aceptar su muerte.

• Depresión: al asimilar la idea de la muerte se produce tal impacto emocional que la persona se vuelve disfuncional en sus quehaceres, en el trabajo y con su familia. Ahora se culpa incluso por los gastos de su muerte o, al contrario, por las personas importantes que dejará desamparadas o desprotegidas -en caso de que así lo sea- es decir, hijos, esposa, o por no poder aportar económicamente a sus familiares. La depresión en estos pacientes requiere atención psicoterapéutica ya sea para aliviar los síntomas de la persona que la sufre o para evitar que se suicide.

• Aceptación: se reconoce el final inevitable y en algunas ocasiones necesario. La persona se encuentra en una actitud realista y decide hacer los últimos planes, sobre todo con la familia, para dejar tal vez algunos asuntos arreglados antes de su forzada partida. De acuerdo con el carácter de la persona, también puede haber desinterés por ciertos objetos, personas o momentos. Algunos prefieren la soledad sobre todo en casa, lugar donde pasó buena parte de su vida.

Se reconoce que no todas las etapas están presentes en todas las personas, dependerá del tiempo en el que se haga consciente el evento fatal. El proceso de duelo ante la muerte es importante, ya que se presenta en todas las personas y en particular es un hecho inherente en la vida del médico. Por otro lado, entender esta realidad, ayuda a entender también ciertos comportamientos y a veces algunas expresiones artísticas con respecto al tema.

Implicaciones filosóficas de la muerte en ejemplos de poesía

De las distintas formas de pensamiento que los hombres tienen a lo largo de su vida se conocen inquietudes en común relacionadas con su existencia y que son estudiadas por la filosofía (jilo-sojia, amor a la sabiduría, de jilew, amar y sojia, sabiduría)7. A lo largo del tiempo, los pensadores se han encontrado con dificultades al tratar de considerar que una persona tiene algo más que un cuerpo. Esa otra parte humana aún no queda bien establecida pues para unos es espíritu o alma; para los filósofos podría ser razón; para los psicólogos y psiquiatras, psique; y los científicos tal vez la definirían como mente. Si consideramos estas dos partes humanas, el hombre ya no es sólo un cuerpo formado por elementos biológicos, también es un ser pensante, y con esta concepción, cada individuo razona con respecto a las capacidades y necesidades de su cuerpo, así también medita sobre el cese del funcionamiento del mismo, es decir, medita acerca de su muerte.


Haga clic para agrandar

En cambio, en la poesía no se acepta la razón para morir, sino la razón como aquello que vence a la muerte8. Así, el hombre que escribe poesía refleja con libre escritura la manera en cómo ve el mundo, que es distinta a la del filósofo; sin embargo, no por eso el poeta deja de cuestionarse respecto a la vida. Claramente, sabe que -por ser su naturaleza- el morir conforma parte de su realidad, sólo que lo manifiesta de manera distinta -con incertidumbre, negación, angustia y tristeza-, como tratando de aferrarse a la vida, dejándola expresada en esta forma artística. Escribe, entonces para defender su amor a la vida.

 

Discusión

El morir es una realidad que cada individuo reflexiona de distinto modo. El reconocimiento del suceso inevitable mantiene a la persona en incertidumbre, sobre todo cuando es testigo de la muerte de otras personas cercanas a él. Ante estos acontecimientos cercanos, es característico en algunos individuos el sentimiento peculiar de soledad. Este efecto psicológico que invade a la persona, se manifestará de nuevo en pensamientos existenciales con respecto al legado, herencia o recuerdo que dejará como trascendencia para después de su muerte. Así, teniendo en cuenta los comportamientos de cada persona, se sabe, a lo largo de la historia de expresiones artísticas sobre el tema de la muerte, que de lo que aquí se trata específicamente es de la poesía.

Vale la pena relacionar el pensamiento con la poesía, a pesar de que la filosofía en general se incline hacia la razón, a diferencia de la poesía que cae más en la expresión pasional e imaginativa. Ya lo decía María Zambrano "De no tener vuelo el poeta, no habría poesía, no habría palabra"9. El poeta escribe para sentirse vivo y aprovechar de algún modo su tiempo terrenal, así lo escribe Octavio Paz en El mismo tiempo: "Yo no escribo para matar el tiempo/ni para revivirlo/escribo para que me viva y reviva"10.

También es posible encontrar poesía relacionada al sentimiento humano de la angustia ante la muerte, determinación que pertenece, por tanto, a la psicología y que es un pensamiento casi obligado en algún momento de la vida.

Todos me piden que dé saltos,/que tonifique y que futbole,/que corra, que nade y que vuele./Muy bien/ Todos me aconsejan reposo,/todos me destinan doctores,/mirándome de cierta manera./¿Qué pasa?/Todos me aconsejan que viaje,/que entre y que salga, que no viaje,/que me muera y que no me muera./No importa./Todos ven las dificultades/de mis vísceras sorprendidas/por radio terribles retratos./No estoy de acuerdo./Todos pican mi poesía/con invencibles tenedores/buscando, sin duda, una mosca,/tengo miedo./Tengo miedo de todo el mundo,/del agua fría, de la muerte./Soy como todos los mortales,/inaplazable./Por eso en estos cortos días/no voy a tomarlos en cuenta,/voy a abrirme y voy a encerrarme/con mi más pérfido enemigo,/Pablo Neruda.11

Éste, llamado El miedo y escrito por Pablo Neruda, es un poema que deja en claro ese sentimiento ante el momento forzoso de todo ser humano, el miedo. El miedo, la aprensión excesiva de que algo malo o desagradable suceda, es una de las perturbaciones más frecuentes de la vida humana, y sobre todo al pensar la muerte. En general, la filosofía al intentarse explicar su existencia y también el final de ésta, es una preparación para la muerte, y el filósofo es el hombre que está maduro para ella. Estar maduro para la muerte es el estado propio del filósofo12. El que se dice llamar filósofo no es el individuo que se angustia por su muerte, porque ya la ha pensado durante gran parte de su vida y, de cierto modo, se ha ido preparando para ella y está consciente en todo momento de su llegada.

El poeta también está consciente de lo mismo, pero reflexiona de modo distinto pues expresa a través de un poema la indecisión que le invade el invertir adecuadamente las últimas actividades de su vida. Muchos aconsejan el deporte: "que dé saltos... que corra, que nade y que vuele"; otros opinan que el entretenimiento es una buena opción: "que viaje, que entre y que salga". Finalmente, cualquier decisión que se tome antes de la muerte, será única para cada individuo, a pesar de los consejos del resto de la gente. Para muchos la compañía de los familiares y amigos es fundamental, para otros como Pablo Neruda, la soledad es la mejor elección. Y es así porque la muerte es personal.

Desde el punto de vista psicológico, además de la angustia, se distinguen en El miedo las fases de duelo. Según lo mencionado en el capítulo anterior, el orden de los sucesos en la mayoría de las personas es la siguiente: negación, enojo, negociación, depresión y aceptación. Desde el punto de vista de la autora de este trabajo, Pablo Neruda muestra estas fases en su poema aunque no en un orden estricto. En el primer párrafo menciona "Muy bien", tal vez, refiriéndose a la fase de aceptación; "¿Qué pasa?", ante la incómoda opinión médica como lo que sucede en la segunda etapa de la fase de duelo; "No importa" en la fase de aceptación; "No estoy de acuerdo", otra vez el enojo que incluso se entiende en todo el cuarto párrafo. La última afirmación podría estar relacionada con la fase de depresión, "Tengo miedo". Estas expresiones no son más que una serie de inconformidades, dudas y miedos que son ocasionadas por el futuro ineludiblemente mortal.

El reconocimiento de que la muerte está próxima también es común al pensamiento, así se ve reflejado en un párrafo del poema Elegía interrumpida:

Pero no hay agua ya, todo está seco,/no sabe el pan, la fruta amarga,/amor domesticado, masticado,/en jaulas de barrotes invisibles/mono onanista y perra amaestrada,/lo que devoras te devora,/tu víctima también es tu verdugo./Montón de días muertos, arrugados/periódicos, y noches descorchadas/y en el amanecer de párpados hinchados/el gesto con que deshacemos/el nudo corredizo, la corbata,/y ya apagan las luces en la calle/¿saluda al sol, araña, no seas rencorosa?/y más muertos que vivos entramos en la cama.13

En esto último, se observa la aceptación del deterioro de la funcionalidad del cuerpo: "Pero no hay agua ya, todo está seco, no sabe el pan, la fruta amarga". Esto indica, para el pensamiento de Paz, que se llega a un momento en la vida de todo hombre en el que la muerte es, por así decirlo, necesaria, pues ahora el vivir no se disfruta igual que en las primeras décadas de la existencia. La cotidianeidad de la vida llega a cansar, a tal punto que el final de un día es más bien el pesar de ya muchos años aunado al sentimiento de fastidio y de no haber vivido al máximo algunos otros momentos, hecho que se expresa en el último de los dos párrafos anteriores. Éste mismo tedio e inconformidad de la vida se plasma más marcadamente en Instantes, escrito por Jorge Luis Borges:

Si pudiera vivir nuevamente mi vida,/en la próxima cometía más errores./No intentaría ser tan perfecto,/me relajaría más./Sería más tonto de lo que he sido,/de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad./Sería menos higiénico./Correría más riesgos,/ haría más viajes,/contemplaría más atardeceres,/ subiría más montañas,/nadaría más ríos. /Iría a más lugares adonde nunca he ido,/comería más helados y menos habas,/tendía más problemas reales/y menos imaginarios.14

En este otro, se aprecia el mismo sentido de inconformidad con el tiempo de la vida en Vida entrevista de Octavio Paz:

Los huesos son relámpagos/en la noche del cuerpo./ Oh mundo, todo es noche/y la vida es relámpago.15

El pasar del tiempo en la biología del cuerpo humano es una constante lucha y contradicción entre el cuerpo y la mente, pues mientras la persona adquiera mayor experiencia y cultura, al pasar del tiempo se hace más sabia, es decir, crece mientras que el cuerpo, por el contrario, se lesiona y va perdiendo capacidades cada día que pasa, se deteriora. Este problema se ve inferido en el poema Los viejos de Octavio Paz:

Los hombres con su tos, sus venenos lentísimos/y su sangre en el destierro/de ese lugar de pinos, agua y rocas/desde su nacimiento señalado/como sepulcro suyo por la muerte.16

Consciente de la pérdida de la vitalidad del cuerpo y en espera de la muerte en Muerte de cielo azul de Bernardo Ortiz de Montellano:

Este cuerpo mi cuerpo sometido/a la niebla más niebla de mi muerta/soledad sin presencia ni destino,/perdido el aire sin saber la esencia./Este cuerpo sin voz, metal sin fuego/mano sin despedida que no muevo/brazo lirio de lava y de ceniza./Aire sin soplo de ternura verde/este cuerpo sin voz ya no es la vida/pero tampoco el sueño ni la muerte.17

Es un hecho que el hombre escribe poesía sobre el tema de la muerte y lo hace desde distintos puntos de vista, por ejemplo, cuando está conciente de ella, tal y como se ve en fragmentos de El mismo tiempo, de Octavio Paz:

Todos vamos a morir/¿sabemos algo más?/[...] ¡que extraño es saberse vivo!/[...] conmigo no empezó el mundo/no ha de acabar conmigo/soy un latido en el río de latidos/18

De que no se sabe el día ni la hora, en El Pájaro de Octavio Paz:

Y sentí que la muerte era una flecha/ que no se sabe quién dispara/y en un abrir los ojos nos morimos.19

Siguiendo con esta misma línea, Octavio Paz en su poema Espiración infiere que otros serán testigos de nuestra muerte como mexicanos:

El entierro es barroco todavía en México/morir es todavía morir a cualquier hora en cualquier parte./ Cerrar los ojos en el día blanco/el día nunca visto cualquier día/que tus ojos verán y no los míos.20

El momento cuando el individuo intenta imaginar su existencia y también su muerte reflejándose en personas cercanas, amigos o familiares es también inferido en Elegía interrumpida de Octavio Paz:

Hoy recuerdo a los muertos de mi casa./rostros perdidos en mi frente, rostros/sin ojos, ojos fijos, vaciados,/¿busco en ellos acaso mi secreto,/el dios de sangre que mi sangre mueve,/el dios de yelo, el dios que me devora?/Su silencio es espejo de mi vida,/en mi vida su muerte se prolonga:/soy el error final de sus errores.21

Jaime Sabines, en Pensándolo bien, denota ese inevitable destino mortal de los seres humanos y su intento por refrenarlo:

Expertos bien intencionados y médicos amigos/ me recomiendan dietas y sistemas/para prolongar la vida unos años más./Lo agradezco de todo corazón, pero me río/de tan vanas recetas y tan escaso afán./(la muerte también ríe de todas esas cosas.)22

Y también, cuando el ser humano expresa su depresión ante su próxima llegada, el poema Tengo miedo de Pablo Neruda es insignia:

Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza/del cielo se abre como una boca de muerto./Tiene mi corazón un llanto de princesa/olvidada en el fondo de un palacio desierto./[...] Y la muerte del mundo cae sobre mi vida.23

De acuerdo con María Zambrano, el poeta se mantiene alerta hasta desvivirse, ante los cambios, los menudos y tremendos cambios en que nace y muere, se consumen las cosas;24 así escribe acerca de su existencia, necesidades y miedos, también de sus tiempos terrenales, de sus etapas de la vida y de todo lo que lo rodea. Y siendo la muerte un pensamiento necesario, es también una opción de tema para el poeta. El poeta que es ser humano, comprende por sí mismo su porvenir y se apoya en la realidad del tiempo, las experiencias, los miedos y su imaginación atreviéndose a escribir en el modo en que sabe hacerlo, con versos, sus argumentos de muerte, como se ha visto en ejemplos anteriores.

 

Conclusiones

Consciente de que el género humano se sabe mortal debido a un proceso biológico propio de su naturaleza, el individuo reflexiona necesariamente sobre el funcionamiento, envejecimiento y muerte de su ser. Puede verse que la muerte en la poesía refleja el pensamiento humano de forma artística, y en algunas ocasiones melancólica, sobre esa realidad que nos concierne a todos. Así, la muerte como determinación de todo ser humano es lo que le da sentido a su vida. El quehacer de cada individuo, sus triunfos, miedos, fracasos, y todo lo que conoce, las cosas, los lugares y las personas que lo rodean son las cosas de la vida que lo mueven a seguir buscando, amando, soñando, viviendo. Gracias a la lectura de la poesía se comprende que el hombre iberoamericano tiene una conciencia del final de su vida. Entonces, cuando se habla de vida, también se incluye la muerte como parte de la existencia.

El hombre iberoamericano del siglo XX, cuyo pasado histórico está asociado a un culto de la muerte, continúa teniendo la misma angustia y sigue sintiendo el mismo respeto hacia la muerte como sus antepasados, a pesar de conocer aún más los porqués científicos del proceso de la muerte. Este hecho hace que se siga cuestionando y manifestando literariamente sobre este evento natural. La muerte, como fenómeno natural, seguirá causando la fascinación del ser humano que seguirá preguntándose por su porvenir y, para el hombre iberoamericano contemporáneo, continuará siendo materia de escritura y culto.

Reflejada como una situación de interés universal, la muerte impacta a la humanidad por ser el único evento del que nadie escapa. En la búsqueda de liberar esta angustia existencial, el ser humano encuentra en el arte el medio para pensar la muerte, hacerle frente y soportarla, llevándola a su máximo esplendor que es la poesía.25

Leer poesía con la temática de la muerte genera alivio, invita a la reflexión individual, a disfrutar y a apreciar los pensamientos melancólicos de quienes dejaron plasmado su sufrimiento como un legado hermoso que trasciende a través de la historia y en la conciencia de cada individuo.

 

Agradecimientos

A la Dra. Andrea Dávila Cervantes, Departamento Integración de Ciencias Médicas, Facultad de Medicina, UNAM.

 

Referencias bibliográficas

1. Rodríguez S. Diccionario etimológico griego-latín del español. Octava edición. México: Esfinge. p. 176.         [ Links ]

2. Laín Entralgo P. Historia universal de la medicina. Tomo 1. España: Masson, Medicina pretécnica; 2006. p.62.

3. Ibid. p. 62.

4. Rodríguez, op. cit. p. 171.

5. Zambrano M. Filosofía y poesía. Cuarta edición. México: FCE; 1996. p. 13.         [ Links ]

6. De la Fuente R. Psicología médica. Segunda edición. México: FCE; 2000. p. 210.         [ Links ]

7. Rodríguez Castro, op. cit. p. 52.

8. Zambrano, op. cit. p. 34.

9. Zambrano, op. cit. p.21.

10. Palabra virtual: http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_poema1.php&pid=8599

11. Neruda P. Antología poética 2 (1957-1973). España: Alianza; 2000. p. 366.         [ Links ]

12. Zambrano, op. cit. p. 56-57.

13. Paz O. Libertad bajo palabra. Obra poética (1935-1957), p. 211.         [ Links ]

14. Poemas del alma: http://www.poemas-del-alma.com/instantes.htm

15. Paz O. Obra poética (1935-1988). España: Seix Barral; 1990. p. 421.         [ Links ]

16. Paz O. Obra poética (1935-1957). p. 149.

17. Dauster F. Antología de la poesía Mexicana. Segunda edición. España: Ebro; 1980. p. 222.         [ Links ]

18. http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_poema1.php&pid=8599

19. Paz O. Obra poética (1935-1957), p. 151.

20. Ibid p. 214.

21. Paz O. Libertad bajo palabra. Obra poética (1935-1957), México; FCE, 1990.p. 211.

22. Sabines J. Yuria. Poemas sueltos. Ed. Joaquin Mortiz; 1967. p. 32.         [ Links ]

23. Neruda P. Obras completas. De crepusculario a Las uvas y el viento 1923-1954. España: Galaxia; 2002. p. 372.         [ Links ]

24. Zambrano, op. cit. p. 36-37.

25. Jodorowsky A. Yo, el Tarot. Madrid, España: DeBolsillo; 2006.         [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons