Hemos leído con interés la carta al editor en relación con nuestro estudio sobre tendencia de la mortalidad hospitalaria por COVID-19 en hombres y mujeres.¹ En nuestro artículo reportamos un decremento de la tendencia durante los dos primeros años de la pandemia, el cual fue significativo en los hombres pero no en las mujeres. Pensamos que la carta en la cual se comenta nuestro estudios enriquece la interpretación de nuestros resultados.

En nuestro artículo discutimos qué tratamientos (los cuales abordan principalmente la respuesta inmunitaria a la infección) están implicados en la mayor mortalidad en los hombres, junto con factores del comportamiento, incluidos un contacto más cercano con casos de COVID-19 y un enfoque diferente del cuidado de la salud, lo cual probablemente explique por qué la tasa de mortalidad en las mujeres no mejora.

Coincidimos con los autores de la carta en que otros factores, como los que mencionan, también pueden contribuir a la diferencia observada en las tendencia de la mortalidad en mujeres y hombres. El efecto diferente que las variantes de los virus o de las campañas de vacunación puedan tener en mujeres y hombres, junto con factores obstétricos y ginecológicos, también podrían afectar las tendencia de la mortalidad en los pacientes de cada sexo.²,³

Si bien COVID-19 es una enfermedad que afecta tanto a mujeres como a hombres, nuestras observaciones plantean la necesidad de investigar por qué las tendencias en la mortalidad parecen diferentes y que se requiere un enfoque modificado para los individuos de cada sexo.