SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.158 número4Respuesta a carta al editor del artículo “Asociación del consumo de fibra dietética con la actividad de la colitis ulcerosa crónica idiopática. Estudio exploratorio en México” índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Gaceta médica de México

versión On-line ISSN 2696-1288versión impresa ISSN 0016-3813

Gac. Méd. Méx vol.158 no.4 Ciudad de México jul./ago. 2022  Epub 30-Sep-2022

https://doi.org/10.24875/gmm.22000048 

De la vida de la Academia

In memoriam de tres gigantes de la comunidad médica de Monterrey

In memoriam of three giants of Monterrey’s medical community

Hugo A. Barrera-Saldaña1  * 

1Facultad de Medicina, Universidad Autónoma de Nuevo León, Nuevo León, México


Siempre me he sentido afortunado de tener como colegas a una excelsa comunidad médica. Me he identificado y aprecio en alto grado su cultura sobresaliente, dedicación constante a la superación y gran espíritu de servicio al prójimo. Mi incuestionable convicción y defensa de la excelencia académica,1 como el valor supremo de nuestro quehacer como universitarios, no solo me ha abierto de par en par sus puertas, sino que también me ha permitido ganarme quizás un inmerecido, pero ciertamente muy honroso y disfrutable sitio en su seno. Aunque practicamos dos artes distintas —el de ellos, curar las enfermedades; el mío, averiguar sus causas y cómo perfeccionar sus diagnósticos y tratamientos—, la complementariedad de ambos oficios nos une.

En conjunto, en esta comunidad nuestra de la prestigiosa Facultad de Medicina y del muy querido Hospital Universitario de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), nos profesamos amistad y nos dedicamos a honrar este binomio, medicina-biomedicina, que nos permite sacar lo mejor de nosotros.

Pero de entre todos los miembros de la facultad, hay siempre algunos que, por encima de la amistad, nos merecen admiración por su destacado ejercicio de la profesión. Son los grandes maestros, motivo de orgullo de nuestra comunidad. Para ellos y ellas no vale el dicho que reza “no todos los que están son, ni todos los que son están”. Los casos aquí recordados póstumamente, irrefutablemente son de los más reconocidos (por su muy destacada trayectoria) y más que merecidamente están entre los más honrados, entre lo que destaca la membresía en nuestra prestigiosa Academia Nacional de Medicina de México. Este muy honroso estatus de la comunidad médica nacional y de uno que otro investigador de las ciencias biomédicas (como en mi caso), se concede tras la recomendación de pares y el escrutinio muy exigente de otros tantos que examinan celosamente los currículos de muchos aspirantes, para seleccionar a los mejores especialistas de cada rama de la medicina y del resto de las especialidades de las ciencias médicas y biomédicas.

En estos tiempos de la ominosa pandemia de COVID-19, perdimos a tres eminentes colegas académicos. Renglones abajo, comparto las fichas biográficas abreviadas de los tres grandes de la medicina que con este escrito pretendo honrar in memoriam. Ellos son, en el orden de su partida, el dermatólogo y siempre afable Oliverio Welsh Lozano (2020), el neurocirujano y combatiente facultativo Román Garza Mercado (2020) y el neurólogo —de siempre las más altas notas académicas— Ricardo Rangel Guerra (2021). Esta tríada de personalidades excepcionales me recuerda a los que, en mi película favorita, El padrino, su director (Francis Ford Coppola) describió así:

  • La historia narrada en El padrino, es la de un gran rey que tenía tres hijos, y cada uno recibió parte de su palacio. Michael heredó su astucia, Sony su temperamento y Alfredo su ternura.

Estos “hijos” de la familia regia de grandes médicos convivieron con gran camaradería, gozaron de un gran prestigio (y hasta cariño, diría yo) dentro de nuestra sociedad neolonesa y su amistad la aquilaté por ser académicos excepcionales en toda la extensión de la palabra.

Doctor Oliverio Welsh Lozano (1939-2020)

El doctor Welsh (Figura 1) nació en Montemorelos, Nuevo León, y fue el mayor de cinco hermanos, todos varones. A muy temprana edad quedó huérfano de padre, lo que obligó a la familia a luchar por la subsistencia y el estudio arduo.

Figura 1 Doctor Oliverio Welsh Lozano (1939-2020). 

Estudió en la Facultad de Medicina de la UANL de 1956 a 1962, donde terminó en uno de los primeros lugares de su generación. Enseguida realizó un año de la especialidad en Patología Clínica y tras ganar una beca cursó un año de Medicina Interna y tres de la residencia en Dermatología en Ann Arbor, Michigan.

Regresó a Monterrey en el decenio de 1970, donde inició una exitosa consulta privada; su pasión por la academia e investigación lo llevó de regreso a la Facultad de Medicina, a la que acudió hasta el último día que le fue posible.

Durante cinco décadas ocupó cargos como subdirector de pregrado, subdirector de posgrado e investigación, jefe del Departamento de Dermatología y profesor emérito activo.

Su paso por la Facultad de Medicina estuvo marcado por sus contribuciones académicas, que aseguraron la formación de especialistas del más alto nivel. En 1998, fundó el Laboratorio de Investigación Interdisciplinaria en el Servicio de Dermatología, con lo que se inició una de las líneas que hasta el día de hoy da frutos nacionales e internacionales: el estudio de los micetomas.

Cuando fue subdirector de Posgrado e Investigación, inició los congresos de investigación y los programas del Doctorado en Medicina, del que él también se graduó.

Sus contribuciones en la medicina son incontables: más de 300 conferencias nacionales e internacionales, más de 100 artículos publicados en revistas de impacto, 30 capítulos de libros, director o codirector de múltiples tesis de especialización, maestría y doctorado, así como revisor de revistas como Journal of the American Academy of Dermatology, International Journal of Dermatology, Journal of the American Medical Association, Clinics in Dermatology y todas las mexicanas en su ramo; hasta su fallecimiento fue editor de la revista Dermatología Revista Mexicana. Formó parte del grupo internacional que logró que la Organización Mundial de la Salud reconociera a los micetomas como enfermedades huérfanas.

Fue miembro de la Asociación Americana de Dermatología, Academia Mexicana de Dermatología, Academia Europea de Dermatología, Sociedad Internacional de Dermatología y Sociedad Internacional de Investigación en Dermatología, entre otras.

Fue presidente y consejero del Consejo Mexicano de Dermatología, miembro de la Academia Nacional de Medicina de México y del Sistema Nacional de Investigadores, en el que alcanzó el nivel 3.

Dueño de un carácter afable, empático, lector incansable no solo de medicina, tenía siempre una conversación interesante, enriquecedora y de sabios consejos. Como profesor siempre dio, con su bonhomía y alegría características, lo mejor de su conocimiento a todo aquel que, como alumno o colega, se cruzara en su camino.

En vida recibió múltiples reconocimientos de sociedades locales, como la del estado de Nuevo León, y nacionales, como la Academia Mexicana de Dermatología. Fue integrante de la Liga Internacional de Sociedades Dermatológicas. El Curso de Micología de la Universidad Nacional Autónoma de México de 2019 llevó su nombre y en el año 2018 recibió el Premio “Miguel Otero Arce”, de manos del presidente de la República, por sus contribuciones científicas de trascendencia internacional.

Fue nombrado Maestro de la Dermatología por el Colegio Ibero-Latinoamericano de Dermatología y recibió el reconocimiento de la Liga Internacional de Sociedades Dermatológicas.

Con su esposa Esperanza formó una bella familia de cinco hijos y diez nietos, todos ellos excelentes personas, por quienes sentía gran amor y orgullo. Su hija Esperanza heredó la estafeta dermatológica de su padre y lo ha hecho con temple y preparación académica de alto nivel.

Doctor Román Francisco Joaquín Roque Garza Mercado (1930-2020)

El doctor Garza Mercado (Figura 2) nació el 16 de agosto de 1930 en Monterrey, Nuevo León; hijo del licenciado Román Garza Salinas, juez letrado del ramo penal, y de Dora Mercado de Garza Salinas. Contrajo matrimonio con Elenor Ann Smith, con quien procreó a sus hijos Dorina Patricia, Rocío Elenor, Alicia Denise, Román David, Roberto Alán, Laura Elaine y Mónica Louise.

Figura 2 Doctor Román Francisco Joaquín Roque Garza Mercado (1930-2020). 

Se tituló como médico cirujano por la UANL. Hizo su residencia en neurocirugía en el Medical Branch de la Universidad de Texas, en Galveston, y el Doctorado en Medicina en la UANL. Cursó un diplomado en gerencia de salud para directivos avalado por el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud.

Fue profesor de las asignaturas Cirugía III, en la carrera de Médico Cirujano Partero, y Neurocirugía, en la especialidad. También fungió como profesor titular de Anatomía Macroscópica, Neuroanatomía y Neurocirugía.

Ocupó la jefatura del Servicio de Neurocirugía del Hospital Universitario; tras concluir su gestión, continuó como profesor hasta sus últimos días, habiendo sido nombrado maestro emérito. También fue neurocirujano en el Hospital Regional del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, jefe del Departamento de Especialidades Quirúrgicas y después jefe del Servicio de Neurocirugía en el mismo nosocomio.

Fue becado por el British Council of Cultural Relation, obtuvo un puesto académico en Neurocirugía en el Institute of Neurology del Hospital Queen’s Square, en Londres, Inglaterra, y ocupó la dirección de la Cruz Verde municipal de Monterrey.

Obtuvo el Reconocimiento Humanitario “Dr. Manuel Velasco Suárez”, de la Sociedad Mexicana de Cirugía Neurológica, en el XX Congreso Mexicano de Cirugía Neurológica, así como reconocimiento a su labor docente por el Colegio de Médicos Cirujanos del Estado de Nuevo León y la Facultad de Medicina de la UANL.

En el terreno administrativo, el doctor Garza Mercado fue subdirector del Hospital Universitario de 1964 a 1965, y subdirector de la Facultad de Medicina de 1970 a 1971; presidente del Comité Ciudadano de Salud durante la gestión del licenciado Natividad González Parás como gobernador de Nuevo León; sin dejar de mencionar que participó como candidato a la Dirección de la Facultad de Medicina y a la Rectoría de la Universidad.

En 1980, la Academia Mexicana de Cirugía lo designó académico numerario; en 1992, el gobierno del estado de Nuevo León le otorgó el Reconocimiento al Mérito Cívico y la Presea Estado de Nuevo León en el área de investigación científica; durante los años 1999 y 2003, recibió las medallas Pionero de la Neurocirugía Mexicana y Pionero de la Neurocirugía en el Estado de Nuevo León; en 2000, la Academia Mexicana de Cirugía lo designó académico emérito; en 1988 ingresó como socio numerario a la Academia Nacional de Medicina de México. Desarrolló y ayudó a desarrollar libros correspondientes a su campo y participó en 61 artículos científicos publicados en revistas especializadas, nacionales e internacionales

Doctor Ricardo Alberto Rangel Guerra (1934-2021)

El doctor Rangel Guerra (Figura 3) nació el 3 de marzo de 1934 en Monterrey, Nuevo León, hijo de Edelmiro Enrique Rangel Estrella y Dolores Guerra González. Contrajo matrimonio con la doctora Minerva Carolina Flores Garza, con quien procreó cinco hijos: Carolina, Ricardo, Ernesto, Roberto y Rodrigo.

Figura 3 Doctor Ricardo Alberto Rangel Guerra (1934-2021). 

Fue médico cirujano y partero por la UANL. Hizo su residencia en Medicina Interna en el Hospital de Enfermedades de la Nutrición, en la Ciudad de México, y enseguida la residencia en Neurología en la Universidad de Florida en Gainesville, Florida.

En 1964, ingresó a la UANL como profesor de tiempo completo de la Facultad de Medicina y fue nombrado jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario. Fue miembro emérito de la Academia Mexicana de Cirugía, Academia Mexicana de Neurología (de la que fue presidente), American Neurological Association, American College of Physicians, American Epilepsy Society y American Academy of Neurology, de la que fue fellow. Fue presidente de la Asociación Mexicana de Enfermedad Vascular Cerebral y del Capítulo Mexicano de la Liga Internacional Contra la Epilepsia. En 1995, el gobierno de estado de Nuevo León le confirió el Premio al Mérito Cívico en la categoría de investigación científica. En abril de 2010, el presidente Felipe Calderón Hinojosa le entregó el Premio “Dr. Manuel Velasco Suárez”, por su trayectoria en el campo de la medicina y sus 40 años a cargo del Servicio de Neurología del Hospital Universitario. Fue autor de 428 artículos científicos, publicados en revistas especializadas, tanto nacionales como internacionales, e ingresó a la Academia Nacional de Medicina de México en 1989.

Despedida

Los tres, como los grandes maestros y distinguidos académicos que fueron, pusieron el ejemplo a las nuevas generaciones de cómo elevar al grado de excelencia del triple oficio de docencia, asistencia y la investigación que hoy distingue a nuestra Facultad y Hospital y por el que ya se nos reconoce en nuestro país y allende el Bravo.

El nivel de sus ejercicios profesionales, cátedras y aportaciones a las ciencias médicas fue tal, que, si el cielo existiera y las enfermedades le subsistieran, yo diría: alégrense, que ya cuentan con estos tres gigantes de la medicina para aliviar sus aflicciones.

Sirva este ensayo, que bien puedo decir que es el sentir de todos mis colegas en el Capítulo Noreste de la Academia Nacional de Medicina de México, como un tributo para remediar en parte la obligada pausa que la pandemia le ha impuesto a nuestra noble costumbre de despedir presencial y multitudinariamente a nuestros colegas finados. Que su memoria viva siempre en nuestros corazones y su grandeza en las páginas de la gloriosa historia de nuestra máxima casa de estudios.

Agradecimientos

El autor declara su gratitud a su colega académico Hugo Arredondo Galán y a su colega universitario profesor Armando Hugo Ortiz Guerrero, por sus valiosa ayuda en la obtención de las hojas de vida de los colegas académicos aquí honrados.

Bibliografía

1. Barrera-Saldaña HA. It's the academia, dummy!or when quantity supersedes quality. Medicina Universitaria. 2016;18:58-59. [ Links ]

FinanciamientoEl autor declara no haber recibido financiamiento.

Recibido: 10 de Febrero de 2022; Aprobado: 15 de Marzo de 2022

* Correspondencia: Hugo A. Barrera-Saldaña E-mail: habarrera@gmail.com

Conflicto de intereses

El autor declara que no existe ningún conflicto de intereses.

Creative Commons License Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez. Published by Permanyer. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license