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Gaceta médica de México

On-line version ISSN 2696-1288Print version ISSN 0016-3813

Gac. Méd. Méx vol.140 n.4 Ciudad de México Jul./Aug. 2004

 

Simposio

I. Antecedentes de la Ciencia Médica Mexicana a través de la figura del doctor Daniel Vergara Lope Escobar (1865–1938)

 

II. Daniel Vergara Lope Escobar, una vida y una obra que se perdieron en la historia

 

II. Daniel Vergara Lope Escobar: Life and Opus Lost in History

 

Ana Cecilia Rodríguez–de–Romo*

 

* Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, Facultad de Medicina, UNAM, Laboratorio de Historia de la Medicina, INNN. Dr. M. Velasco Suárez.

 

Correspondencia y solicitud de sobretiros:
Dra. Ana Cecilia Rodríguez de Romo,
Volcán Aso 44, Col. El Mirador, Delegación Tlalpan,
14449, México, D. F.
Tel. 5622 6809.

ceciliar@servidor.unam.mx

 

Resumen

Se destaca la vida y la obra del fisiólogo Daniel Vergara Lope, como uno de los pioneros de la ciencia médica mexicana. El doctor Vergara Lope fue el primero en describir los mecanismos fisiológicos de adaptación a la altura y su ciencia se distingue por permear un profundo sentimiento nacionalista. Las crisis históricas, sociales y personales que vivió, así como su personalidad compleja, fueron determinantes en el sitio mediocre que la historia le asignó.

Palabras clave: Daniel Vergara Lope, historia de la medicina, porfiriato, nacionalismo.

 

Summary

This article focuses on the life and work of the Mexican physiologist Daniel Vergara Lope, a pioneer of Mexican medical science. Vergara Lope was the first to describe the physiologic mechanisms of adaptation to high elevations in a scientific opus that resounds with a profound sense of nationalism. The historical, social, and personal crises he experienced during his life and his own complex personality were determining factors in the mediocre status that history has assigned to him.

Key words: Daniel Vergara Lope, History of Medicine, The Porfiriates, nationalism.

 

El doctor Daniel Vergara Lope forma parte de los muchos mexicanos que han forjado nuestro país pero que son casi desconocidos. Su vida personal y científica fue tan elaborada y compleja como su nombre. José María Daniel de Jesús Francisco de Paula Marino de la Trinidad Vergara Lope Escobar nació el 27 de noviembre de 1865 en el Mineral de Pachuca, entonces Estado de México (AGN, EFA. Bautismos de los legítimos y expósitos, rollo 212, microfilm).

Perteneció a una familia con peso social en su medio y con estudios universitarios de varias generaciones, circunstancia más bien rara si nos remontamos al siglo XIX. Su abuelo, Félix Vergara Lope era licenciado y figura destacada en la política del Estado. Siendo parte del Ayuntamiento de Pachuca, en 1871 fue destituido por el gobernador Protasio Tagle, al negarse a secundar sus planes de falsificación de boletas en las elecciones para diputados a la legislatura del estado.1 Sus padres fueron la señora Guadalupe Escobar y el ingeniero José María Vergara Lope. El ingeniero Vergara Lope trabajaba en las minas que eran tan numerosas en el ahora Estado de Hidalgo.

Cuando Daniel tenía cuatro años, los Vergara Lope Escobar emigraron a la capital del país. La causa se pierde en el tiempo y no es fácil especular. ¿Cómo entender la partida de una familia importante social y políticamente en la región, lugar que además ofrecía la situación perfecta para un padre que ejercía la ingeniería?

Nada sabemos de su infancia y adolescencia. El caso es que en 1880 y en pleno régimen porfiriano, ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria (CESU–UNAM. Expedientes de alumnos, 224/221/10935). Daniel fue el típico miembro de esa generación de jóvenes mexicanos, educados en el más puro sentimiento positivista implantado por Gabino Barreda. Esa formación explica en parte su admiración por Claudio Bernard y sus ideas; su genuina convicción de que lo afirmado en ciencia debe ser producto de la experiencia en el laboratorio y no del juicio de autoridad.

Al concluir la preparatoria, solicita su ingreso a la Escuela Nacional de Medicina y también una pensión, aludiendo que su padre está enfermo y sus ingresos no son suficientes para sostener a su numerosa familia. Nuestro personaje habitó el hermoso Palacio de la Plaza de Santo Domingo durante su vida de estudiante de medicina, que inició el 22 de diciembre de 1884 y concluyó el 25 de octubre de 1889.

En 1885, fue expulsado de la Escuela de Medicina por participar en una manifestación contra el gobierno, aunque el dice que casualmente pasaba por el Zócalo cuando se expresaban los inconformes. Como se haría costumbre en su vida, cayó pero pudo levantarse, pues el mismo Porfirio Díaz ordenó su reincorporación a la escuela.

Parece que su interés por la fisiología se origina muy temprano, el mismo Daniel Vergara Lope menciona en su libro de 1893, que en mayo de 1884 hizo observaciones que le despertaron particular interés en el asunto. El joven se refiere a la fisiología de altura y aunque no aclara cuáles fueron esas observaciones, es significativo resaltar que si realmente fue así, Vergara Lope inició a los 19 años de edad, el interés científico que lo ocuparía toda su vida.

El 24 de mayo de 1890, se graduó como médico con un examen práctico en el Hospital de San Andrés (AHFM–UNAM. Leg. 58, exp. 5). Como era la costumbre, el día anterior había defendido su trabajo de tesis; Refutación teórica y experimental de la teoría de la Anoxihemia del doctor Jourdanet. El texto sería publicado poco después y se trata de una ardiente defensa científica a los mexicanos del altiplano, que según el médico francés, padecían anemia intelectual que también afectaba en las esferas higiénica y moral. El medio geográfico los estigmatizaba, porque la baja presión (585 mmHg) y la altura elevada (2277 msnm) hacían que respiraran un aire enrarecido con una baja concentración de oxígeno.2

El trabajo sobrepasa por mucho los requerimentos de una tesis de pregrado y su contenido está bien descrito en el título. Un intenso nacionalismo permea toda la obra, que con su destreza en el manejo del español, el joven médico exterioriza luminosamente al final del texto.

Es un asunto de interés meramente nacional y de notables trascendencias para el progreso del porvenir, no sólo científico, sino higiénico, práctico y social [...], los mexicanos no seremos una miserable raza, víctima fatal del medio cósmico en que se ha colocado, e incapaz de toda clase de progreso. Pónganse las cosas en su verdadero lugar, son mis deseos y los de todo aquel que busque la verdad.3

Con apoyo del director Fernando Altamirano, Daniel Vergara Lope realizó la parte experimental de su tesis en el recién creado Instituto Médico Nacional (IMN), donde empezó a trabajar sin remuneración desde su inicio (1888).

En 1889 obtuvo el cargo de Médico Ayudante de la Tercera Sección en el IMN y en 1892 fue nombrado Demostrador de Fisiología en la Escuela Nacional de Medicina (ENM); nace así el investigador y el maestro en fisiología. A partir de entonces, Daniel Vergara Lope empieza a asistir a congresos (el primero sería el de Climatología en Chicago en 1893), formar parte de las sociedades científicas (incluso fue presidente de la Sociedad Científica Antonio Álzate en 1897) y publicar sus trabajos.

Muy temprano a Vergara Lope le confiaron el montaje del laboratorio de Fisiología Experimental del IMN. Con el objeto de mejorarlo en 1896 visitó laboratorios de Moscú, San Petersburgo, Berlín, Bruselas y París.4

La última década del siglo XIX fue muy rica para nuestro personaje en todos los sentidos, además de publicar sus principales trabajos, se casó con María Ay estarán de origen vasco, en 1895 nació su hija María y su hijo Daniel en 1899.

En 1900, el director de la ENM, doctor Manuel Carmona y Valle, le pidió a Vergara Lope que se encargara de formular los programas de las prácticas y de montar el laboratorio de Fisiología Experimental para el curso de Fisiología Médica. Con mucho esfuerzo y dedicación, ese año desempacó, armó e incluso hizo aparatos o mobiliario para el nuevo local.5

Al finalizar el siglo XIX y en las postrimerías del XX, Daniel Vergara Lope había logrado transmitirá su comunidad, la importancia de la fisiología en los estudios médicos y de la ciencia de altura en su país. Había conseguido una cámara de Lega y en la cual él administraba aeroterapia a los enfermos con padecimientos cardiacos o respiratorios (AGN, IP y BA. Caja 126, exp. 2, f.4) y creado un programa de prácticas y un laboratorio para los estudiantes de pregrado.6

Daniel Vergara Lope no dedicaba toda su jornada al laboratorio. Por entonces no existía la figura de investigador de tiempo completo (sólo tenía cuatro horas diarias en el IMN) e incluso, en no pocas ocasiones, aportó recursos de su propia bolsa a sus investigación. Para vivir, también daba consulta en su domicilio de Puente de Alvarado y fue profesor de diferentes cátedras de medicina y de anatomía en la Escuela Nacional de Bellas Artes.

El 27 de junio de 1906, Daniel Vergara Lope ingresó a la Academia Nacional de Medicina. Ocupó la vacante de Fisiología Médica y su trabajo de ingreso se tituló; Las variaciones de la tensión sanguínea en relación con las de la presión barométrica.7 Entonces tenía 41 años de edad y ya había publicado un número muy importante de artículos sobre sus ideas acerca de la adaptación fisiológica a la altura.

1908 presencia un hecho fortuito que sin él percibirlo de modo consciente, inició una serie de eventos desagradablemente determinantes en su vida. Ese año falleció el doctor Ignacio Altamirano, única autoridad del IMN en sus 20 años de existencia. José Ramos el nuevo director, designó a Eduardo Armendaris como nuevo jefe de la Tercera Sección. El eterno ayudante Daniel Vergara Lope, protestó ante la Secretaría de Instrucción Pública a través de Alfonso Pruneda, apuntando además que a él se le estaban asignando los nuevos trabajos que la misma Secretaría le había pedido al nuevo jefe, lo que se explicaba porque según él, Armendaris no tenía la capacidad suficiente. La situación se fue haciendo más difícil para nuestro autor hasta que el 6 de julio, el Presidente Díaz aprueba su nombramiento de jefe de la tercera Sección y para el doctor Eduardo Armendaris el puesto de profesor interino de Farmacología Experimental en el mismo Instituto. (AGN. IP y BA. IMN. Caja 130, exp. 17). El fisiólogo logró su objetivo, pero también agrandar deudas sociales que más tarde le serían cobradas.

El interés de Daniel Vergara Lope por la antropometría ocupó el último periodo de su vida científica y cristalizó en los estudios que realizó en un grupo de niños del Hospicio General de la Ciudad de México durante 1908 y 1909 (de hecho, este era el trabajo que habían encargado a Eduardo Armendaris) apoyado por Everardo Landa. El trabajo se interrumpió por falta de presupuesto, porque la Tercera Sección pasó a depender administrativamente de la Secretaría de Instrucción Pública y económicamente del IMN. Además Vergara Lope dejó de percibir su salario. Cuando protestó, se le dijo que su nombramiento se había suprimido porque ya no dependía del Médico Nacional, pero que seguía siendo jefe de sección, aunque no se le pagara. Su nombre ya no apareció en el informe del Instituto para 1912. En septiembre de ese año, Nicolás León lo sustituyó en el Servicio de Antropometría Escolar de la Secretaría de Instrucción Pública. (AGN. IP y BA. IMN. Caja 132, exp. 3).

El Instituto Médico Nacional desapareció en 1915 por una simple orden verbal del presidente Venustiano Carranza y dio paso al Instituto de Biología General y Médica. Se nombró directora Alfonso L. Herrera, otrora amigo de Vergara y el sitio se dedicó a estudiar la Plasmogenia. El equivalente del puesto de Vergara en el nuevo Instituto, lo ocupó Fernando Ocaranza. Para entonces, ya se habían perdido los reactivos, las piezas, los aparatos que a nuestro doctor le había costado tanto conseguir y él mismo había perdido su puesto.8 El año anterior, 1914, fue destituido de la cátedra de fisiología en la ENM donde ya era profesor titular. Igual que con el material del Médico Nacional, apunta que cuando José Joaquín Izquierdo ingresó a la Escuela en 1917, inexplicablemente; ..ya no quedaba casi nada de las instalaciones que yo hice, ni siquiera el grande y costoso aparato de Joylet para análisis de los gases de la respiración, fijo a todo un muro del laboratorio.5

Ese 1915 fue terrible para el doctor Daniel Vergara Lope que prestaba sus servicios médicos a la familia de Victoriano Huerta. En agradecimiento, el usurpador lo hizo diputado, pero cuando éste cayó, arrastró al fisiólogo, quien fue proscrito y despedido con el mejor de los pretextos; traidor a su patria, a esa patria que había defendido científicamente. El rechazo social fue tan cruel, que Vergara Lope se mudó con su esposa a Cuernavaca. En la ciudad de México permaneció su hija ya casada y su hijo para estudiar medicina. Empezó otra vida con sus ahorros y el apoyo económico de uno de sus hermanos, volvió los ojos al oficio para el que se había preparado; la medicina. Con el tiempo logró establecer un sanatorio, una farmacia e incluso una casa de huéspedes, en la que además alojaba a los pacientes que lo buscaban. Aunque alejado de la investigación, aprovechaba cualquier oportunidad para aplicara la clínica sus ideas fisiológicas; las inyecciones de oxígeno o los baños de aire enrarecido —para 1931 era uno de los cuatro médicos reconocidos que había en Cuernavaca—.

En la década de los años veinte, mantiene una correspondencia muy nutrida con la Academia Nacional de Medicina, para solicitar la revista o prórrogas en la presentación reglamentaria que entonces los académicos debían hacer anualmente. (ANM. Expediente del académico DVL) También publicó algunos textos, principalmente en la Gaceta Médica de México, sobre antropometría y sus antiguas investigaciones fisiológicas. Aunque la fuente no es precisa, parece que fue Presidente del Consejo Superior de Salubridad en Morelos y director del Hospital Civil de Cuernavaca. Ya bien establecido en esa ciudad, el doctor Vergara Lope se relacionó sentimentalmente con una joven paciente con la que después se casaría. Perdió a su esposa María y se distanció de su familia. Además, una gran desgracia lo aquejó en 1927; la muerte de su hijo Daniel.

En 1933, José Joaquín Izquierdo le escribe para pedirle información, pues estaba realizando su libro Cuatricentenario de la Fisiología en México. (AHFM. UNAM. Fondo J. J. Izquierdo, correspondencia entre JJI y DVL) Vergara le prestó documentos, planos, fotografías; todo lo que documentaba su obra en la fisiología mexicana, Izquierdo nunca le regresó su material a pesar de la continua insistencia del propietario. Coincidentemente, también en 33 y con motivo del Centenario de la Escuela Nacional de Medicina, se publicó un libro que afirmaba que gracias al doctor Rosendo Amor, se había creado el primer Departamento para la experimentación en animales. Se ignoraba a Daniel Vergara Lope y se equivoca la fecha y el director.5 Con más empeño, reclama sus documentos a Izquierdo e incluso le pide que le ayude a retomar sus estudios, aloque su antiguo amigo se niega de modo más bien arrogante. Entonces escribe Una rectificación histórica que dirige al secretario perpetuo de la Academia Nacional de Medicina, Alfonso Pruneda. Al año siguiente (1934), le vuelve a escribir para comentarle que ya ha redactado su propia historia, y después le pide las ilustraciones que le mandó en 1915, cuando éste último era Secretario de Instrucción Pública, diciéndole que le urge publicar; la historia del primer laboratorio experimental que hemos tenido en nuestro país, solamente estoy a la espera de que se terminen las ilustraciones que deberán aclarar y apoyar mis palabras, para remitirle esta modesta memoria. (ANM. Expediente del académico DVL).

Pruneda le contesta que no se acuerda del material que le solicita y le sugiere que se dirija al archivo. Si Daniel Vergara Lope llegó a publicar su historia, no se encontró ninguna evidencia.

Su última publicación apareció en 1935 y es precisamente la rectificación histórica que había escrito tiempo atrás.

La última carta para la Academia, fue enviada desde Cuernavaca y está fechada 10 de abril de 1936.

No es posible precisar cuándo nuestro fisiólogo regresó a la ciudad de México obligado por el fallecimiento de su segunda esposa, cuya familia lo despojó de sus bienes dejándolo en la ruina. Transitó entonces entre la casa de un hermano y la de su hija, en la que murió de neumonía el 12 de abril de 1938 (Acta de defunción, Of. central del Registro Civil del DF, folio 103197). Si los traspiés en el mundo social y académico lo alejan de la ciencia y la enseñanza, las eventualidades sentimentales quizá también lo apartan de sus consanguíneos. El doctor Daniel Vergara Lope fue enterrado en la parte más modesta del Panteón Civil, siendo que su familia poseía una cripta familiar en el panteón del Tepeyac. Ahí yacen no solo sus padres y otros parientes; también héroes, intelectuales y muchas figuras destacadas de nuestra historia, que como él en la ciencia, han construido nuestro país. No hubo esquelas en los periódicos, ni tampoco el tradicional In memoriam que la Academia Nacional de Medicina dedica en su revista a los miembros desaparecidos.

 

Comentarios finales

A lo largo de su vida científica, Daniel Vergara Lope publicó 60 trabajos sobre diferentes aspectos de la medicina de altura; fisiología cardiorrespiratoria, antropometría, patología, aparatos diseñados o modificados por él. Los artículos aparecieron en las mejores revistas de su tiempo, un buen número está en la Gaceta Médica de México. Además de su tesis de grado, publicó dos libros más. El editado en 1899 y en coautoría con Alfonso Herrera hijo, cuatro años antes había ganado la medalla Hodgkins, que el Instituto Smithsoniano de Washington concedía a los trabajos importantes que estudiaran la naturaleza o propiedades del aire atmosférico y las aplicaciones prácticas al bienestar de la humanidad.9

En esa obsesión por probar que el cuerpo de los mexicanos no era inferior, Vergara Lope midió en sus compatriotas altura y peso, amplitud de tórax, capacidad cardiaca y respiratoria, volumen de aire inspirado e inspirado, consumo de oxígeno, eliminación de bióxido de carbono, frecuencia cardíaca y respiratoria, pulso, presión arterial, hemoglobina, eritrocitos, fenómenos químicos de los gases. Muy pronto concluyó que la teoría de la Anoxihemia Barométrica era falsa, porque el cuerpo desarrollaba cambios fisiológicos y anatómicos que equilibraban el déficit de oxígeno en la altura y muy a la manera bernardina, dice que, todo tiene su compensación, demostrando en todo momento que la sabia naturaleza busca la estabilidad y el equilibrio.

Su caso prueba que en la labor del científico, el éxito depende de una compleja maraña de factores. Aunque en su momento hubo apoyo a la ciencia, e incluso ésta fue importante para el proyecto de nación de Porfirio Díaz, no existía un genuino proyecto científico nacional que permitiera la continuidad de lo que hasta entonces se había hecho. Quizá tampoco los verdaderos científicos pudieron hacer operativa su idea de ciencia, eran todavía jóvenes en el sentido de las ideas y el sentimiento de gremio, como para aglutinarse y defender su labor. A lo anterior hay que sumar la personalidad de nuestro autor. Los documentos dejan ver que Daniel Vergara Lope tenía carácter complicado. No sabía conciliar ni expresar su opinión sin herir susceptibilidades, tampoco desechar la vía visceral para defender sus derechos. No sabía aprovechar las ocasiones que la fortuna le brindaba. Aunque muy educado era de trato difícil, exigente e impositivo.

Parecería que alguien travieso planeó su existencia, lo puso a prueba, le brindó segundas oportunidades, pero también le susurró al oído la conducta más arriesgada cuando el momento ya era complicado. Vivió momentos históricos que lo condicionaron o arrastraron en su vorágine. Nació en plena invasión francesa que sin él percibirlo conscientemente, contribuyó a gestar su nacionalismo. Fue educado en el más ferviente rechazo al juicio de autoridad (entendido el término autoridad en todos los planos). Vivió completo el Porfiriato, situación que lo ayudó al hacerlo beneficiario del apoyo gubernamental a la ciencia, pero también lo perjudicó al padecer en carne propia las consecuencias de un régimen que sobrepuso la lealtad a la capacidad en los puestos de decisión para la ciencia de su época. Experimentó el Huertismo que al caer, lo despojó de trabajo y prestigio y, al final, fue víctima de sus propias convicciones que le impidieron entender las limitaciones de sus ideas científicas. Además, sus personalidad y sus debilidades, lo condenaron a la ingratitud social y e incluso familiar. Errores y pasiones no pueden borrar al pionero de la fisiología mexicana que creía firmemente en: ...el estudio y la enseñanza de la que debemos llamar la Ciencia Mater de la Medicina, la ciencia de los Harvey, de los Bernard, de los Müller, felicitémonos pues, felicitemos a la Patria, felicitemos a nuestra Facultad (AHFM. UNAM. Carta de DVL a JJI 30 oct. 1935).

 

Agradecimientos

Mi cálido agradecimiento a los familiares del doctor Daniel Vergara Lope Escobar, particularmente a Doña Irma por la información proporcionada.

 

Archivos consultados

— Archivo General de la Nación (AGN), Centro de Estudios sobre la Universidad UNAM (CESU–UNAM), Archivo Histórico de la Facultad de Medicina, UNAM (AHFM–UNAM), Archivo de expedientes de los miembros de la Academia Nacional de Medicina.

 

Referencias y Bibliografía

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