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Agrociencia

versión On-line ISSN 2521-9766versión impresa ISSN 1405-3195

Agrociencia vol.47 no.7 Texcoco oct./nov. 2013

 

Socioeconomía

 

Comparación de siete fórmulas chilenas para la valoración del arbolado urbano

 

Comparison of seven chilean formulas for urban tree appraisal

 

Mauricio Ponce-Donoso1* , Óscar Vallejos-Barra1, Gustavo Daniluk-Mosquera2, Carmen Avilés-Palacios3

 

1 Facultad de Ciencias Forestales, Universidad de Talca. Avenida Lircay s/n, Casilla 747, Talca. Chile. *Autor responsable. (mponce@utalca.cl).

2 Departamento Forestal, Universidad de La República. Avenida Garzón 780, CP 12900, Montevideo. Uruguay.

3 Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes. Universidad Politécnica de Madrid. Ciudad Universitaria s/n. 28040. Madrid. España.

 

Recibido: enero, 2013.
Aprobado: agosto, 2013.

 

Resumen

Los árboles urbanos aportan al ambiente a través de sus funciones biológicas y amenidades, y son un valor económico y social para las ciudades, así como un valor en sostenibilidad. Sin embargo, su valor en términos monetarios es difícil de cuantificar, se obtiene principalmente mediante fórmulas, siendo una práctica adoptada en diversas ciudades. El objetivo del presente estudio fue comparar siete fórmulas usadas en diez municipios de Chile (siete comunas del gran Santiago: La Florida, La Pintana, Maipú, Ñuñoa, Peñalolén, Renca y Vitacura; y tres ciudades: Antofagasta, Concepción y Talca), incluyendo la fórmula del Council of Tree Landscape Appraiser (CTLA) de EE.UU. Las fórmulas se aplicaron a dos árboles de 14 especies seleccionadas en diferentes contextos urbanos en Talca, determinando las diferencias y similitudes de los resultados monetarios de la tasación. Para el análisis estadístico se utilizó la prueba de varianza no paramétrica de Kruskall-Wallis y la prueba de diferencia mínima significativa de Fisher (DMS). Los resultados muestran dispersión amplia de los valores monetarios obtenidos por fórmula y por especie, con diferencias estadísticamente significativas en ambos casos. Sólo la fórmula de las municipalidades Concepción, La Pintana y Maipú (COPIMA) tiene un desempeño similar a la del CTLA respecto a la dispersión de los valores obtenidos. Los resultados concuerdan con estudios internacionales que sugieren el uso de fórmulas para valorar el arbolado urbano, especialmente cuando incluyen variables como ubicación, estado y amenidades del árbol, en comparación con aquellas fórmulas de capitalización o las orientadas sólo a valorar daño. Para Chile, la mejor fórmula recomendada fue la de COPIMA.

Palabras clave: arboricultura, tasación de árboles, valor del árbol.

 

Abstract

Urban trees contribute to environment through their biological and amenity functions, and are an economic and social value for cities, as well as a sustainability value. However, their value in monetary terms is difficult to quantify, it is given mainly by formulas, being a practice adopted in several cities. The objective of this study was to compare seven formulas used in ten municipalities of Chile (seven communes of the great Santiago: La Florida, La Pintana, Maipú, Ñuñoa, Peñalolén, Renca and Vitacura; and three cities: Antofagasta, Concepción and Talca), besides the formula of Council of Tree Landscape Appraiser (CTLA) USA. The formulas were applied to two trees of 14 species selected in different urban contexts in Talca, determining the differences and similarities of the monetary results of the appraisal. For the statistical analysis the Kruskal-Wallis nonparametric variance test and the Fisher's least significant difference (LSD) test were used. The results show a wide dispersion of monetary values obtained by formula and per specie, with statistically significant differences in both cases. Only the formula of the municipalities Concepción, La Pintana and Maipú (COPIMA) has a similar performance to that of CTLA regarding the dispersion of the values obtained. The results are consistent with international studies that suggest the use of formulas to assess the urban trees, especially when including variables such as location, condition and amenities of the tree, as compared to those formulas of capitalization or those that are oriented only to assess damage. For Chile, the best formula recommended was that of COPIMA.

Key words: arboriculture, trees appraisal, tree value.

 

INTRODUCCIÓN

El concepto de arbolado urbano se origina en la década de 1960 en Norteamérica y en la de 1980 en Europa (Konijnendijk et al., 2005; Piolet et al., 2002) y se define como las áreas arboladas ubicadas en los sectores urbanos y cerca de ellos (Tyrväinen et al., 2003). Estos lugares son cinturones verdes, parques, veredas residenciales y comerciales, parques industriales, sitios eriazos, calveros, zonas bajas de cuencas y otros sitios urbanos (Cordell et al., 1984), y constituyen un valor económico y de sostenibilidad para las ciudades (Tyrväinen et al., 2003; Konijnendijk et al., 2004; Ponce-Donoso et al., 2009). Pero no es fácil determinar su valor monetario, y aunque existen diversos procedimientos (Watson, 2002; Price, 2003; Tyrväinen et al., 2003), no son métodos precisos, ya que requieren experiencia del evaluador. Además son influidos por el ámbito y la intención del uso de valor final. Los métodos son usados para la valoración de propiedades, requerimientos por reclamos, participación en litigios, tasación para procesos de expropiación, y determinación de pérdidas por daños causados por construcciones. Según Chueca (2001), el principal objetivo de las metodologías de valoración es la reducción de la subjetividad de las variables, lo cual se explicaría no por el método en sí mismo, sino por quién lo aplica a través del establecimiento de criterios y variables medibles.

La comprensión del valor de los árboles urbanos puede proporcionar la base para desarrollar un programa de evaluación y manejo en el contexto de una administración municipal (Nowak, 1993). Esta es la razón para encontrar formas relativamente fáciles de cuantificarlo, aplicables a una amplia variedad de especies arbóreas, que consideren el tamaño, la edad, el estado vegetativo y la ubicación (Caballer, 1999). Además es necesario encontrar un balance entre los procedimientos econométricos y la significancia histórica o simbólica de los componentes del entorno.

El método más común para valorar monetariamente el arbolado urbano es mediante fórmulas (Watson, 2001). Hay estudios que evalúan fórmulas usadas en Argentina, Australia, Brasil, Chile, Dinamarca, España, EE.UU., Finlandia, Francia, Nueva Zelanda y Reino Unido (Tyrväinen, 2001; Contato-Carol et al., 2008; Leal et al., 2008), como también en artículos de divulgación (Harris, 2007; Sarajevs, 2011; Grande-Ortiz et al., 2012).

Hay dos formas para valorar el arbolado, la multiplicativa o método paramétrico y la económica o de capitalización (Petersen y Straka, 2011). Según Contato-Carol et al. (2008), los métodos de capitalización son superiores a los paramétricos, especialmente cuando se aplican en el sector público, dada su simplicidad, facilidad y eficiencia. No obstante, Donovan y Butry (2010) los consideran inferiores a los métodos hedónicos o de valoración contingente.

Las principales fórmulas son: del Council of Tree and Landscape Appraisers Method, de los EE.UU. (CTLA, 2000), el método Burnley de Australia (Moore et al., 1992), el Amenity of Trees and Woodlands de Gran Bretaña o método Helliwell, la Norma Granada de la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos (AEPJP, 2007), y el Standard Tree Evaluation Method (STEM) de Nueva Zelanda (Flook, 1996).

En un análisis de las fórmulas más comunes, Watson (2002) señala la subjetividad de los tasadores que generan diferencias importantes en las valoraciones, los valores más altos obtenidos con el método Helliwell, y la mayor variación entre los expertos que deriva del STEM. La presencia de variables multiplicativas puede incrementar estas diferencias. Además, los métodos CTLA y Burnley entregan valores menores, comparados con las fórmulas Granada, Helliwell y STEM. Ponce-Donoso et al. (2012) muestran valores altos para el método STEM, bajos para el Burnley y en el promedio para el CTLA. En cambio, Contato-Carol et al. (2008) mencionan que los métodos suizo y finés ofrecen valores mayores; el CTLA fue mediano al igual que el modelo francés, mientras que el método de capitalización sería el más objetivo. Pero, Cullen (2007) cuestiona la fórmula del CTLA por ser subjetiva, debido a que los valores asignados a las variables producen diferencias estadísticamente significativas. Según Randrup (2005), los elementos que soportan las fórmulas se basan en diferentes modelos, los que varían en forma y valor final del árbol. McPherson (2007) usa un modelo basado en el beneficio, y Leal et al. (2008) relacionan las inversiones en arbolado urbano con la teoría de la renta del suelo.

Cullen (2005) destaca el rol de los expertos en estos procedimientos. Resulta que las normas municipales son difíciles de implementar por los jueces, pues se requiere aplicar una multa por la infracción, y además una compensación económica por la pérdida de los bienes públicos que el árbol urbano representa. En Chile, la valoración de los árboles urbanos realizada por las municipalidades, en la mayoría de los casos, se reduce al pago de una multa en el caso de dañar árboles. La pena se reduce al pago de una multa expresada en Unidades Tributarias Mensuales[4] (UTM) (Ponce-Donoso et al., 2009). En estos casos, el equipo técnico propone la multa contemplada en la ordenanza municipal al Juzgado de Policía Local, acorde con la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades (Ministerio del Interior, 2007).

El objetivo de este estudio fue comparar los valores monetarios obtenidos en la aplicación de siete fórmulas chilenas y una internacional ampliamente difundida y recomendar la mejor fórmula chilena, considerando su desempeño para ser incorporada en las regulaciones municipales.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

El estudio consideró el arbolado urbano público de la ciudad de Talca, región del Maule, Chile, ubicada a 102 msnm, entre 35° 25' 59'' S y 71° 40' 00'' O, con una superficie de 51 km2 y 170 mil habitantes.

Dos árboles de 14 especies fueron seleccionados del estudio de Ponce-Donoso et al. (2009), con base en los criterios siguientes: 1) especie nativa o exótica, reseñando si es emblemática; 2) especies con mayor frecuencia en Talca; 3) edad del árbol, obtenida de los registros municipales; y 4) certeza que las variables pudieran medirse. La información fue proporcionada por el Departamento de Sistemas de Información Geográfica de la Municipalidad de Talca. El número de especímenes usados fue adecuado, considerando los estudios de Watson (2001), Contato-Carol et al. (2008) y Ponce-Donoso et al. (2012) que no superaron los 14 árboles y 70 tasaciones. Las características de los árboles seleccionados se resumen en el Cuadro 1.

El trabajo de campo se desarrolló en dos etapas. En la primera, entre septiembre y octubre del 2007, se midieron las variables dendrométricas y de valores estéticos, condición sanitaria y ubicación; en la segunda se determinaron referencias de precios de venta en viveros locales, al mayoreo y al menudeo, costos de mantenimiento anual y de extracción de árboles. Esta información fue proporcionada por el Departamento de Aseo y Ornato de la Municipalidad de Talca. Los costos de mantenimiento se calcularon con base en los costos anuales de poda y otras labores de manejo para un grupo de 2000 árboles por año, los cuales oscilan entre US$ 24.3 y US$ 17.8 por árbol. El costo para tutores y amarras fue US$ 0.82 y US$ 0.01 por árbol. Los precios se obtuvieron ente septiembre y octubre de 2007 y actualizados con base en la UTM. Estos precios varían significativamente entre municipios y dependen de las necesidades de mantenimiento de los árboles, de los contratos con proveedores de servicios y su capacidad de gestión.

Para el precio en vivero de las plantas, se consideró el precio de mercado, con base en alturas promedio de venta al por menor, y como referencia la información proporcionada por 12 viveros en tres regiones del país: Maule, O'Higgins y Metropolitana.

Las fórmulas usadas por los municipios chilenos consideradas en este estudio fueron:

1) Municipalidades de Concepción, La Pintana y Maipú (en el estudio serán llamadas COPIMA).

donde A= precio de la especie en el mercado local, B= valor estético y sanitario del árbol, C= índice de situación, D= índice de dimensiones.

Precio de la especie en el mercado local: la planta debe tener 12 a 14 cm de perímetro a la altura del cuello, la altura total para especies perennes es 3.5 a 4.0 m, y para coníferas y palmeras 2.0 a 2.5 m. Para el valor estético y sanitario del árbol la escala es 1 a 10 dependiendo de la belleza del árbol, su relación con la protección, salud, vigor y valor dendrológico: 10 (planta sana, vigorosa, solitaria y destacable), 9 (sana, vigorosa, en grupo de 2 a 5 destacables[5]), 8 (sana, vigorosa, en grupo, en cortinas o hileras), 7 (sana, vegetación mediana, solitaria), 6 (sana, vegetación mediana, en grupo de 2 a 5), 5 (sana, en grupo, cortina o hilera), 4 (poco vigorosa, envejecida, solitaria o en hilera), 3 (sin vigor, en grupo, mal formada), 2 (sin vigor, enferma, sólo en hilera) y 1 (sin valor). El índice de situación valora la situación relativa del árbol en su entorno, según el grado de urbanización del sector donde se encuentra: 10 para el centro urbano, 8 para barrios, 6 para zonas rurales o agrícolas. En el índice de dimensiones el árbol se valora midiendo su perímetro a una altura de 1.3 m del nivel del suelo; su puntuación será: 2 (< 30 cm), 3 (30 a 60 cm), 6 (60.1<100 cm), 9 (100.1 a 140 cm), 12 (140.1 a 190 cm), 15 (190.1 a 240 cm), 18 (240.1 a 300 cm), 20 (>300 cm).

2) Municipalidad de Ñuñoa:

donde VA= valor actual de la especie, DO= daño ocasionado, DP= daño presente.

El valor actual de la especie se expresa en UTM por grupo y edad. Grupo 1: A. negundo, A. altissima, G. robusta, M. azedarach, C. bignonioides. Grupo 2: J. mimosifolia, L. styraciflua. Grupo 3: C. alba, Q. saponaria, S. areira, G. biloba, J. chilensis, Quercus spp., Tilia spp. El daño ocasionado y daño presente se pondera por un factor de 0 a 1, según pérdida de atributos estéticos, funcionales y fisiológicos para el primero tipo de daño, y según el deterioro del estado estructural y fisiológico presente, provocado por agentes físicos y biológicos, en el segundo caso.

3) Municipalidad de Peñalolén:

donde e= edad de la especie, A= factor de localización, B= estado del árbol como porcentaje del daño presente, VA= valor del árbol.

Para el factor de localización se utiliza 200 % del valor del árbol en plazas, parques o áreas verdes y 100 % en calles y avenidas. El porcentaje del daño presente será 80 % si el daño es 20 a 80 %, si es menor a 20 % conserva este mínimo y si es mayor a 80 % tendrá el valor máximo de 100 %. El valor del árbol se determina según la especie y edad, expresado como un factor de ponderación; mientras que la edad se considera en intervalos de 5 años, la especie fue organizada en 3 grupos: Grupo 1: A. negundo, A. altissima, G. robusta, M. azedarach, Tilia spp., C. bignonioides; Grupo 2: G. biloba, J. mimosifolia, L. styraciflua, Q. saponaria, C. alba, Q. robur, S. areira; Grupo 3: J. chilensis. Por ejemplo un árbol de 25 años de A. negundo, tendrá un factor de 11.89.

4) Municipalidad de Renca:

donde VA= valor del árbol nuevo, MA= costo de mantenimiento anual, CE= costo de extracción, k= factor de edad del árbol.

El valor del árbol nuevo es el precio de un árbol con características mínimas para ser plantado en el área urbana. El factor de edad se distribuye como: 1.02 (1 a 4 años), 1.06 (5 a 8 años), 1.10 (9 a 12 años), 1.20 (13 a 15 años), 1.40 (16 a 25 años), 1.75 (>25 años).

5) Municipalidad de La Florida:

donde I= inversión inicial, i= tasa de interés anual, e= edad actual del árbol, CM= costo de mantenimiento anual de la especie.

La inversión inicial corresponde al valor de la especie en vivero (con 2 a 3 años en el mismo) más el costo de plantación, tutor y amarra. A la edad del árbol actual debe restarse la edad en vivero (2 a 3 años). La tasa de interés fue fijada en 4 %.

6) Municipalidad de Vitacura:

donde factor 1= UTM según diámetro del árbol, factor 2= UTM según especie, D= porcentaje de daño en el árbol.

El factor 1 queda definido como: 3 (< 5 cm), 20 (5 a 15 cm), 40 (16 a 30 cm), 70 (31 a 45 cm), 100 (46 a 60 cm), 130 (>60 cm), 300 (árbol patrimonial). El factor 2 se define para cada especie como: 3.45 UTM para A. altissima, G. robusta, M. azedarach, S. areira; 3.90 UTM para A. negundo, C. bignonioides, L. styraciflua; 3.45 UTM para C. alba, J. mimosifolia, Q. robur, Q. saponaria, T. americana; 5.80 UTM para G. biloba, J. chilensis.

7) Municipalidades de Antofagasta y Talca:

donde VA= valor actual de la especie, CM= costo de mantención anual, e= edad.

El valor actual de la especie corresponde al precio de un árbol nuevo con todos los costos asociados de su plantación; incluye: plantación, tutor y amarra.

8) Método CTLA

donde el área del tronco es medido a 1.4 m sobre el suelo. El precio base es el costo de la especie disponible en los viveros regionales. Para los factores de especie, condición y ubicación se pondera de 0.2 a 1.0. En el caso de especie la ponderación considera atributos como características de crecimiento, expectativa de vida, adaptación al medio, tolerancia hídrica, adaptación al suelo y enfermedades, y provisión de características estéticas. Para condición, la ponderación usa características de sanidad, estructura, necesidad de mantención, características de follaje y crecimiento. Para ubicación la ponderación considera donde ser parte de un arboretum o lugar histórico, o de un bosque natural.

En el análisis de los datos se usó el promedio y la mediana de la valoración, para las especies y para las fórmulas, ya que la mediana ayuda a reducir el impacto de valores extremos. Las hipótesis para las fórmulas de valoración y los ejemplares fueron:

H0: ωi = ωj / i j; (no existen diferencias estadísticamente significativas entre las medianas de las fórmulas y las especies consideradas).

H1: ωi ωj / i j; (existen diferencias estadísticamente significativas entre las medianas de las fórmulas y las especies consideradas).

El análisis de varianza se usó para determinar si había diferencias estadísticamente significativas entre las fórmulas y entre los ejemplares. Los datos no cumplieron con la homocedasticidad y la normalidad, porque el coeficiente de variación fue 38.9 %, el sesgo llegó a 40.9 y la curtosis estandarizada fue 150.8, superando el valor 2.0 como límite preestablecido; Por tanto, no fue posible aplicar estadística paramétrica, incluso usando las transformaciones sugeridas por Kirk (1995). Por ello se realizó un análisis de varianza no paramétrico de Kruskal-Wallis que es menos sensible a la presencia de valores atípicos. Las valoraciones fueron transformadas a un ranking con ordenamiento ascendente de los datos (Cuadro 2): 1 para la menor valoración (US$ 1.7) y 224 para la mayor (US$ 34 551.5). Hubo diferencias significativas entre las fuentes de variación, por lo que se aplicó la prueba de diferencia mínima significativa (DMS; p≤0.01). Para el análisis de los datos se usaron Microsoft Excel v. 2003 y Statgraphics Centurión v. XVI, de Windows.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

El Cuadro 2 muestra los resultados de las valoraciones de cada fórmula y especie, y el promedio. Según el análisis no paramétrico de Kruskall-Wallis, los resultados muestran una diferencia altamente significativa entre las medianas del ranking, 71.58 para las fórmulas (p≤0.01) y 24.63 para las especies (p≤ 0.05). Las diferencias estadísticas originaron grupos homogéneos determinados con la prueba de DMS (Cuadro 3).

El valor promedio más alto por especimen correspondió a tres emblemáticas, G. biloba (US$ 8129.2), J. mimosifolia (US$ 5693.3) y C. alba (US$ 5544.7), seguidas por los dos árboles de J. chilensis (promedio US$ 3773.1). El valor menor fue US$ 77.6 para Q. robur, árbol joven y dañado.

Las fórmulas chilenas de La Florida, Antofagasta y Talca, corresponden a métodos de capitalización y presentaron los valores promedios más altos (Figura 1), las cuales son más prácticas en el ámbito de acción de los municipios (Contato-Carol et al., 2008). Pero no representan a cabalidad el concepto de valoración, ya que el precio asciende en estos casos a medida que el árbol tiene más años, y además carecen de variables estéticas o de estado de los árboles, no representan una valoración completa del árbol, como en los casos donde se usan fórmulas paramétricas, aspecto que remarcan Caballer (1999) y Ponce-Donoso et al. (2012), aunque Contato-Carol et al. (2008) señalan lo contrario.

La fórmula COPIMA tuvo un valor promedio medio en el ranking respecto a las demás fórmulas chilenas y con una mayor variación, sólo superada por el método CTLA. Además no mostró el mismo desempeño en individuos con menor valor, comparada con CTLA que presentó valores bajos respecto a otras fórmulas internacionales (Ponce-Donoso et al., 2012). El método COPIMA tuvo valores altos en árboles emblemáticos, como J. chilensis (especie endémica) o de características botánicas especiales, como L. styraciflua y J. mimosifolia. Lo anterior ocurre porque la fórmula incorpora variables estéticas y de ubicación, aunque sólo logró un tercio del valor de CTLA en estos árboles.

El valor medio promedio obtenido en la fórmula de Peñalolén, se debió al peso de las especies emblemáticas (N°6; N°18 y N°23, Cuadro 2). En el resto, los valores tienen un rango de dispersión de unos US$ 300, lo que muestra un desempeño que no discriminaría adecuadamente los individuos pequeños y grandes, comparado con otras fórmulas que sí lo hacen y se explicaría por el tipo de modelo que lo sustenta (Randrup, 2005). El menor valor promedio se obtuvo en la fórmula de Renca (US$ 135.9), con una dispersión muy reducida, mostrando escasa capacidad de discriminación de especies, debido a las características de la fórmula, que se basa en los costos de plantación y mantenimiento. Las fórmulas de Ñuñoa y Vitacura incluyen variables de daño; por tanto los montos resultantes son más bajos que las demás fórmulas.

La prueba DMS (Cuadro 3) permite organizar las fórmulas en cuatro grupos homogéneos definidos por sus características propias. Las fórmulas de La Florida, Antofagasta y Talca usan la capitalización como base de la valoración, aspecto reseñado por Contato-Carol et al. (2008) y Grande-Ortiz et al. (2012). Las fórmulas de Ñuñoa y Vitacura se orientan a valorar el daño preferentemente. Para Renca, CTLA, COPIMA y Peñalolén se incluyen variables de estado y algunas amenidades. Las especies (Cuadro 3) se organizaron en tres grupos homogéneos, sin observar alguna característica particular que haya llevado a esta organización, lo cual podría mostrar que la especie no tendría un significancia gravitante en las diferencias al determinar su valor, aunque esto debiera ser comprobado aumentado el número de observaciones por especie, salvo en casos extremos como fue para J. chilensis y T. americana.

La posición y dispersión de las fórmulas chilenas es el aspecto destacable en la Figura 1A) donde Renca, Peñalolén, La Florida, Antofagasta y Talca tienen una dispersión menor alrededor de la mediana, comparadas con las otras fórmulas. Esta situación muestra la menor capacidad para discriminar las características del árbol, por lo cual sus variables o factores serían menos aptos para valorar, especialmente cuando se usa sólo la edad y los costos anuales de mantenimiento (Contato-Carol et al., 2008; Grande-Ortiz et al., 2012; Ponce-Donoso et al., 2012). La fórmula COPIMA mostró el mejor desempeño de las fórmulas chilenas al tener la más amplia dispersión de los valores en el ranking, por lo cual puede discriminar la especie que evalúa, muy parecido al modelo CTLA, salvo en las valoraciones menores.

La CTLA mostró el mejor desempeño (Cuadro 3 y Figura 1A) con el rango mayor de dispersión en el ranking. Si se usa como fórmula de comparación, la fórmula chilena COPIMA es la más semejante en comportamiento. Las demás fórmulas nacionales presentan un comportamiento con menor amplitud en la distribución en el ranking.

Las 14 especies (Cuadro 3 y Figura 1B) componen tres grupos con una amplia distribución en el ranking, lo que explicaría las características y variables que los individuos aportan en las fórmulas de valoración. Esto mostraría la capacidad de discriminación de cada una respecto del árbol a evaluar, pero estos resultados no permiten discriminar si una fórmula se desempeña mejor que la otra (Watson, 2002; Ponce-Donoso et al., 2009).

Con base en los resultados, se sugiere el uso de la fórmula COPIMA porque presenta un desempeño parecido al modelo CTLA. Esto podría deberse a la similitud de las variables presentes en cada fórmula, diferenciándose en cómo se estructura y la amplitud de características del árbol que pueden captar, siendo mayor en el caso de la fórmula CTLA (Figura 2A). Sin embargo, es necesario desarrollar una nueva aplicación que permita mejorarla, incorporando variables vinculadas con los servicios ambientales realizadas por el árbol urbano, especialmente en la mitigación del cambio climático, como es disminuir las partículas en suspensión y reducir el uso de energía para climatización (Konijnendijk et al., 2005).

 

CONCLUSIONES

El uso de fórmulas que incorporen al menos valor monetario inicial, ubicación y amenidades es la mejor forma para valorar el árbol urbano. Los modelos CTLA y COPIMA presentaron el desempeño más parecido respecto del valor monetario obtenido de las especies evaluadas, considerando la distribución y dispersión de los valores de la ordenación por rangos, por lo cual se recomienda su inclusión en las normativas municipales o tasaciones en general.

Las fórmulas de capitalización (Antofagasta y Talca, La Florida y Renca) obtuvieron valores y medias más altos. Las que incorporan daño (Ñuñoa, Vitacura) tienen una media baja y valores medianos a bajos, por lo cual no se recomienda su uso para valorar el arbolado.

Para municipios de Chile se recomienda ampliar el uso de la fórmula COPIMA para valorar el arbolado urbano, ya que presenta un mejor desempeño sobre las del tipo de capitalización o las que se focalizan de preferencia en el daño del árbol.

 

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen a la Dirección de Investigación de la Universidad de Talca por el financiamiento de este estudio y a la Ilustre Municipalidad de Talca por la información proporcionada.

 

LITERATURA CITADA

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Nota

4 UTM: es a una expresión monetaria reajustada mensualmente de acuerdo con la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC), que es usada para efectos tributarios, deudas y multas. Fue creada para resguardar a las instituciones financieras de las variaciones de los préstamos durante periodos de alta e impredecible inflación. En octubre del 2012 el valor de la UTM fue CLP 39.649 (US$ 79.3).

5 Notable es el árbol que destaca por alguna particularidad, como ser una especie conmemorativa, con valor botánico, edad centenaria u otro.

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