En los últimos años, la prevalencia de alergias alimentarias ha aumentado y sus presentaciones clínicas son cada vez más severas.1 El diagnóstico temprano de una alergia alimentaria es importante tanto para prevenir nuevas reacciones, como para el manejo nutricional apropiado.2 En todo el mundo se han publicado estudios que muestran las deficiencias en el conocimiento sobre alergias alimentarias por parte de los pediatras,3,4 sin embargo, poco se conoce de esta situación en Perú. Por ello, llevamos a cabo un estudio para determinar el nivel de conocimiento sobre alergias alimentarias de los pediatras de establecimientos de salud de tercer nivel de Lima, Perú, y los factores asociados.
Se elaboró un cuestionario de 15 preguntas de opción múltiple que fue revisado por expertos en alergología (n = 4). Con el cuestionario se recopiló información sobre cuatro dominios de alergia alimentaria: definición y desencadenantes, presentación clínica, diagnóstico y manejo (2, 4, 6, y 3 preguntas en cada sección, respectivamente). El cuestionario fue aplicado a pediatras en 15 hospitales de tercer nivel de Lima, Perú, durante agosto y setiembre de 2018. Para el análisis de los datos se incluyeron los participantes que contestaron 80 % o más del cuestionario, 86 de un total de 96 pediatras (tasa de rechazo de 10.4 %); se excluyeron los valores perdidos, por lo que el total varió según el ítem. Se obtuvo el consentimiento informado verbal de los participantes. Los datos fueron analizados de forma descriptiva.
Fueron incluidos 86 pediatras, la edad media fue de 48.5 ± 11.4 años y la mayoría fue del sexo femenino (62.8 %, n = 54). El tiempo de ejercicio medio de la especialidad fue de 16.5 ± 10.1 años; 78.3 % (n = 54/69) refirió haber recibido información sobre alergias alimentarias durante el pregrado, 83.2 % (n = 62/73) durante el posgrado y 73.2 % (n = 52/71) durante el ejercicio profesional; 6.9 % (n = 5/72) indicó haber realizado alguna actividad de investigación sobre alergias alimentarias durante el pregrado, 7.9 % (6/76) durante el posgrado y 5.3 % (4/75) durante su ejercicio como pediatra. La mayoría (83 %, n = 44/53) señaló que los pacientes con sospecha de alergia alimentaria representaban menos de 10 % de su consulta externa.
De forma general, los participantes respondieron correctamente 43.7 ± 13.2 % del cuestionario. Respecto a definición y desencadenantes, los participantes tuvieron una media de preguntas correctas de 74.4 ± 29.4 %. Se identificó un adecuado conocimiento del concepto de alergia alimentaria y de los principales alimentos alergénicos (73.3 y 76.5 %, respectivamente). En presentación clínica, los participantes tuvieron una media de preguntas correctas de 38.6 ± 19.7 %; se identificó dificultad (18.8 %) en reconocer las manifestaciones clínicas de la anafilaxia. En cuanto al diagnóstico, los participantes tuvieron una media de preguntas correctas de 34.1 ± 20.9 %. En la sección relativa a manejo, tuvieron una media de preguntas correctas de 49.2 ± 25.4 %.
Podemos afirmar que respecto a la base teórica sobre las alergias alimentarias, los participantes obtuvieron resultados que pueden considerarse aceptables; sin embargo, es clara la deficiencia de conocimiento en cuanto a la práctica clínica, lo cual puede deberse a deficiencia en la instrucción académica o a otros factores que deben ser investigados con el fin de solucionar esta carencia.
En conclusión podemos afirmar que existen importantes vacíos en cuanto al conocimiento de alergias alimentarias por parte de los pediatras, por lo que es necesario implementar estrategias que ayuden a mejorar la educación en este tema.