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Historia mexicana

versión On-line ISSN 2448-6531versión impresa ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.72 no.4 Ciudad de México abr./jun. 2023  Epub 08-Mayo-2023

https://doi.org/10.24201/hm.v72i4.4264 

Reseñas

Sobre Alice L. Baumgartner, South to Freedom: Runaway Slaves to Mexico and the Road to the Civil War

Erika Pani1 

1El Colegio de México

Baumgartner, Alice L.. South to Freedom: Runaway Slaves to Mexico and the Road to the Civil War. Nueva York: Basic Books, 2020. 384p. ISBN: 978-154-161-778-0.


South to Freedom cuenta una historia de fronteras, de espacios cuya ocupación era efímera y contenciosa y generaba tanto violencia como cooperación, de espacios atravesados por una línea que, aunque desmarca jurisdicciones y dibuja, de manera simbólica pero absoluta, el contorno de la soberanía nacional, no deja de ser imaginaria y permeable. La frontera que ocupa el centro de este relato es la línea movediza que separó a los imperios británico y español en el norte del continente americano, a la recién nacida república estadounidense de los territorios que reclamaba para sí el rey español, a México de la fugaz República de Texas, y a Estados Unidos de México tras la guerra mediante la cual aquél arrebató la mitad del territorio a éste. Se trata de una línea que apenas se ha movido desde el ajuste que se le hiciera en 1854 y a cuya estabilidad se contrapone la densidad de los circuitos -lícitos e ilícitos- que la entrecruzan y la carga emotiva y simbólica que pesa sobre una línea que a un tiempo une y separa a la república liberal modelo de la que no terminaba de cuajar, al progreso del atraso, a la nación que se liberó de la historia de la que se ahoga en ella.

Alice Baumgartner voltea de cabeza esta dicotomía artificiosa: explora las circunstancias por las que, durante décadas, muchos de los individuos y familias que cruzaron esta línea para construir una vida mejor en la tierra de los libres lo hicieron de norte a sur. Recupera un fenómeno que resulta, por su naturaleza -y la voluntad de los actores involucrados-, huidizo y difícil de rastrear. A diferencia del “ferrocarril subterráneo” que conducía a los estadounidenses esclavizados a la libertad en el norte, los movimientos hacia el sur empiezan apenas a ser analizados por los historiadores. South to Freedom muestra cómo la vecindad, la diversidad en las dinámicas económicas y sociales, las distintas maneras de normar la esclavitud -y, eventualmente, su abolición en México-, unas complejísimas redes de información, solidaridad y complicidad, el todo enmarcado por una relación binacional complicada y profundamente asimétrica, constituyeron a México en destino anhelado para los esclavos, sobre todo de Luisiana y Texas, que al pisar su territorio se convertían en hombres y mujeres libres.

Baumgartner recurre a fuentes diversas -los anuncios sobre fugitivos que los esclavistas insertaban en la prensa sureña; los trámites burocráticos que efectuaban quienes buscaban afianzar su recién recuperada libertad- para dar una idea de la escala del fenómeno. Pero le interesa, sobre todo, su impacto sobre la vida de las personas y sobre los procesos políticos que lo enmarcan. Reseña experiencias y manifestaciones de tenacidad, coraje, liberación y solidaridad inesperada: los esfuerzos por integrar, a través de la educación, la religión y el servicio de las armas, a los “seminoles negros” que a finales de la década de 1850 abandonaron el territorio indio en lo que hoy es Oklahoma, donde fueron rechazados y se exponían a ser capturados y vendidos como esclavos (p. 156); las faenas de Albert Gordon, quien regresó a Matagorda, Texas, supuestamente arrepentido por haber huido a México, pero en realidad para planear la fuga de sus hermanos al otro lado del río Bravo (p. 228); la entereza de mujeres como Mathilde Hennes y Mariana Daniel, que vieron en el salario que recibían como sirvientas la prueba de su libertad; su defensa, con armas en la mano o argumentos jurídicos, por sus patrones mexicanos, cuando sus antiguos amos intentaron volver a esclavizarlas (pp. 165 y 196).

South to Freedom también examina la reverberación de estas conquistas cotidianas de la libertad en la relación binacional. Colindar con un territorio que ponía la emancipación al alcance de los esclavos desestabilizó al sistema esclavista en la república del norte. Durante años, los diplomáticos estadounidenses exigieron -sin éxito- que México extraditara a los esclavos fugitivos. “La oposición a la esclavitud resultaba un arma poderosa en manos de un gobierno débil”, y el de México supo constituirla en marca de superioridad moral (p. 73). A mediados del siglo, a la frustración de los artífices de la política exterior de Washington, a los temores e inquina de los propietarios de esclavos texanos, se sumó un factor que resultó determinante en las historias de la esclavitud y, por extensión, de la nación estadounidense.

Tras la guerra de 1846, el lejano norte mexicano se transformó en territorio estadounidense, la controversia en torno a la legitimidad de la expansión de la esclavitud en los territorios conquistados se convirtió en la manzana de la discordia que caldeó los ánimos y contribuyó a la polarización que desembocó en la guerra civil que destruyó la economía esclavista más rentable del siglo XIX. Baumgartner analiza los corrosivos debates que dividieron al Congreso -y al país- según la línea geográfica que separaba esclavitud y libertad. La autora despliega, con ojo atento y mano elegante, la mezcla de principios y pragmatismo, las elaboraciones teóricas y argucias interpretativas de los legisladores estadounidenses, así como sus estrategias parlamentarias de dilación, distracción, conciliación y denuncia. Es especialmente interesante su análisis del recurso, por parte de quienes querían impedir la difusión del trabajo esclavo, al principio de no interferencia, que vedaba al Congreso actuar sobre la esclavitud, institución exclusivamente “municipal”.

Quienes aspiraban a preservar los nuevos territorios para los trabajadores libres insistieron en que, habiéndose abolido la esclavitud en México desde 1829, el Congreso estadounidense carecía de las facultades para “intervenir” en ellos y restablecerla. Quienes creían que las tierras debían ser patrimonio de todos los estados alegaron que la nación triunfante no tenía por qué tomar en cuenta las leyes de la república vencida. Así, quienes durante décadas habían insistido en poner férreos límites a la acción del gobierno federal exigían ahora que éste impusiera, en los territorios recién adquiridos, una legislación, además de liberticida, retroactiva y por lo tanto verosímilmente anticonstitucional. Al echar mano del que había sido un principio tan caro a sus rivales políticos, los opositores de la esclavitud desvelaron la fragilidad, que supuestamente apuntalaba la defensa de los “derechos estatales” que blandían los esclavistas.

Se extraña que se desmenuzaran con el mismo cuidado la complejidad y las contradicciones de la política mexicana hacia la esclavitud, particularmente la condescendencia de las autoridades federales y coa huil te ja nas hacia los propietarios de esclavos, las excepciones que estuvieron dispuestas a extenderles y la creatividad con la que se elaboraron leyes, tanto en Texas como en el Imperio de Maximiliano, para disfrazar a la esclavitud de trabajo por contrato. Sorprende que la historia de bronce mexicana goce de tan cabal salud allende la frontera: el país nació defendiendo sinceramente la libertad; Santa Anna era un tirano que desde la década de 1830 subvirtió el orden constitucional por pensar que el pueblo no era apto para el “gobierno representativo” (p. 95); existía una alianza natural entre republicanos (antiesclavistas) estadounidenses y mexicanos (p. 219); Maximiliano era impopular pero antiesclavista, a pesar de reclutar para su gobierno a promotores de la expansión continental de la esclavitud estadounidense, como Matthew F. Maury, que fungió como comisionado imperial de colonización (pp. 224-225).

Éstos son, sin duda, problemas menores frente a la reconstrucción que hace la autora, fincándose en un sólido trabajo historiográfico y de archivo, de los afanes y estrategias de quienes conquistaron su libertad sobre el terreno, de su integración a las sociedades locales y de su impacto sobre la política. South to Freedom rastrea las consecuencias trascendentales que tuvo el trazar una línea sobre una institución que hasta entonces no conocía fronteras y el legislar de forma distinta de cada lado de este confín. El libro arroja luz sobre las maneras en que libertad y coerción se traslaparon y distinguieron, transformando las vidas de hombres y mujeres esclavizados y de quienes convivían con ellos, desafiando la política interna y exterior de ambas repúblicas y moldeando el trabajo en el marco de los capitalismos decimonónicos. La frontera desmarca así no sólo estados-naciones, sino un antes y un después. Así, como afirma la autora, “las historias ‘americanas’ de la esclavitud y las controversias regionales [que engendraron] son también […] historias mexicanas” (p. 15). Podemos apreciarlas mejor si las observamos en su totalidad. Su investigación sugiere incluso que la historia de la esclavitud en el Nuevo Mundo -y quizá, de manera más general, del trabajo no libre- es una historia americana, sin comillas, de dimensión continental. El recuperarla permite aprehenderla, como hace Baumgartner de modo ejemplar, de manera más abarcadora, más aterrizada y más comedida.

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