INTRODUCCIÓN
Al comienzo del año 2020, muchos investigadores y estudiantes que tenían proyectos de investigación en marcha se vieron ante la situación de no poder continuar el trabajo de campo que habían planeado con el fin de recabar los datos necesarios para su análisis. Las restricciones físicas impuestas por la “sana distancia” derivadas de la contingencia del COVID-19 y el riesgo de contagio influyeron en la movilidad y las modalidades de las interacciones. Con el paso de los meses, fue evidente que la postergación del trabajo de campo tendría que dar paso a una reformulación del diseño de investigación para replantear el levantamiento de la información. Este artículo tiene como objetivo, explorar la pluralidad de opciones, con sus alcances y limitaciones, para la generación y recabación de material, y la manera en que afecta al proyecto de investigación en distintos niveles epistemológicos y metodológicos.
EL DISEÑO DE INVESTIGACIÓN: DE LO PRESENCIAL A LO VIRTUAL
Una vez planteados el tema, los antecedentes y el marco teórico de un protocolo de investigación, es pertinente desarrollar el diseño metodológico, es decir, considerar la senda de la indagación en concordancia con la pregunta de investigación y los objetivos enunciados. El tipo de investigación puede ser cuantitativa, cualitativa o mixta, y de esta primera definición depende el método y las técnicas pertinentes para lograr probar hipótesis o supuestos que permitan hallar elementos que aporten a la comprensión del fenómeno de estudio.
En el diseño cuantitativo, por lo general se elaboran previamente los instrumentos para registrar las mediciones que después serán descritas, comparadas o relacionadas para comprobar una hipótesis. En la investigación cualitativa el ir y venir de las categorías a la realidad y viceversa, forma parte de las estrategias metodológicas para generar los datos etnográficos o en los encuentros interaccionales con los sujetos de estudio. En los estudios mixtos la complejidad es mayor por la diversidad de tácticas empleadas para recabar los datos. En todos los casos, el contacto con el contexto, del fragmento de realidad estudiado, forma parte central en la ubicación espacial, temporal y social del objeto de estudio. En la actual situación post-COVID, la inmersión en el entorno se ha limitado, por lo que es obligado recurrir a fuentes virtuales descriptivas e interactivas para acercarse al contexto estudiado, por ejemplo, consulta de mapas, fotografías, videos y otras fuentes por medios tecnológicos. Esta aproximación requiere un ajuste en el diseño de investigación que exige la verificación de los componentes del sistema social considerado.
Una vez definido el tipo de estudio y la perspectiva en que será abordado prosigue el diseño metodológico. En la investigación cualitativa, éste último está constituido por diferentes aspectos y etapas. En los siguientes párrafos se presentan componentes del diseño metodológico y las transformaciones que involucra la modalidad virtual.
Los sujetos participantes
Una de las cuestiones nucleares en lo metodológico se refiere a “la muestra”. El contacto con los sujetos de estudio depende de la naturaleza del proyecto de investigación que organiza las estrategias para relacionarse con los informantes. El problema principal se refiere a la presencia del investigador en el espacio considerado, pues en épocas de pandemia se busca minimizar el riesgo de contagio, lo que restringe la interacción, además los aspectos asistenciales en espacios clínicos y comunitarios se imponen sobre los procesos de investigación que quedan relegados, dificultando el trabajo en campo.
Cuando no existe posibilidad de encuentro físico cara a cara, las opciones para acceder a los informantes son variadas. Por ejemplo, cuando existen relaciones previas con los sujetos de investigación y no sólo eso, cuando la comunicación fluye por canales tecnológicos, el contacto con los sujetos que participan en el estudio se facilita y las barreras para realizar el trabajo de campo disminuyen.
En cambio, cuando no se conoce a los individuos, ni se tienen relaciones anteriores con algún informante clave, será más difícil llevar a cabo el trabajo de campo a distancia. No obstante, habrá que decir que no es imposible, la probabilidad de establecer contacto por vías digitales y emplear instrumentos por medios tecnológicos puede ser viable. Por ejemplo, si se quiere aplicar una entrevista estructurada por medio de una encuesta a una población específica que tenga acceso a dispositivos tecnológicos e internet, el uso de formatos de cuestionarios digitales auto-gestionados son una opción viable, pues es relativamente fácil su distribución y la integración de las bases de datos con las respuestas se realiza prácticamente en tiempo real. Cuando se trata de encuestas o estudios epidemiológicos, otra manera de conectarse con los informantes es directamente por teléfono, correo electrónico, Whatsapp u otros medios tecnológicos convencionales. En estos casos contar con bases de datos de las personas que serán interpeladas, sería útil para comunicar la intención del estudio y formular la petición para su participación.
En los estudios cualitativos, la selección precisa de los sujetos, que por lo general son pocos, es más cuidada e implica un acercamiento personal. En estos casos, la comunicación es interaccional y se establece en el diálogo, en lo micro-social. Usualmente el contacto se da por conocimiento previo o por recomendación de otros, la técnica de bola de nieve es común en la investigación cualitativa. Los encuentros cara a cara -en entrevistas, grupos focales, etc.- en la era post-COVID pueden trasladarse al formato de videoconferencia en plataformas interactivas, siempre y cuando se consideren los aspectos técnicos.
Los recursos tecnológicos disponibles
Al salir a realizar trabajo de campo, en la investigación cualitativa, las actividades se registran de variadas maneras, las observaciones etnográficas in situ y las interacciones dialógicas se plasman en diarios de campo, cuadernos de papel o en algún dispositivo electrónico para transcribirlos y sistematizar los contenidos posteriormente. Por su parte, las entrevistas y grupos focales por lo general se graban en audio e incluso en video cuando se busca captar el lenguaje verbal y no verbal. Antes, los investigadores se desplazaban al sitio cargando sus equipos y aprendían a utilizar grabadoras y cámaras de video, aunque con la llegada de los teléfonos inteligentes, se facilitó el registro de audio, foto y video. Al inicio del presente siglo, se han diversificado los medios para llevar a cabo los encuentros cara a cara con los participantes, las llamadas telefónicas, los chats y los mensajes por mensajería instantánea cada vez son más frecuentes.1 Quienes no contaban con subvención para la investigación y requerían realizar entrevistas cara a cara a participantes dispersos geográficamente o ubicados en sitios lejanos al investigador (lo cual implicaba un alto costo y mucho tiempo), utilizaban softwares como Skype.2
En la época post-COVID, la movilidad se ha restringido, los recursos tecnológicos alternativos que permiten la comunicación cara a cara en formatos diádicos o múltiples por medio de plataformas virtuales como Zoom, Google Hangouts, Jitsi, Skype, Slack, Microsoft Teams, GoToMeeting, BlueJeans, ooVoo, Skype, entre otras, cobran mayor relevancia para realizar encuentros con los participantes en las investigaciones cualitativas.3,4
Cada plataforma virtual tiene sus propias peculiaridades, empero, la mayoría comparten las características de ser gratuitas, posibilidad de videograbar las sesiones, de ofertar la opción de ampliar los servicios en su modalidad de paga para obtener más tiempo de duración en las sesiones y aceptar a mayor número de usuarios. Otras funcionalidades avanzadas son compartir pantalla, el desenfoque de fondo (para evitar distracciones), descargas, transcripción de textos y chat integrado. En ellas, los diálogos son sincrónicos y existe la posibilidad de grabar los encuentros de manera digital de tal forma que pueden ser revisados asincrónicamente para su análisis. Los investigadores cualitativos que ya tenían programadas sus entrevistas o grupos focales tienen la posibilidad de reconvertir los encuentros físicos en virtuales y continuar con su plan original.
Los estudios que han comparado entrevistas cara a cara con videoconferencias, encontraron que los participantes on line fueron más participativos y abiertos. Sin embargo, los entrevistadores requieren tomar en cuenta si poseen las habilidades instrumentales para llevarlas a cabo, saber resolver problemas técnicos, tener un plan alterno si la tecnología falla, revisar la disponibilidad de almacenamiento de los datos en la nube, entre otros.1
Algunas de las dificultades que implica la mediación tecnológica para llevar a cabo actividades en campo tienen que ver con la disponibilidad de recursos y equipos tecnológicos para que las interacciones sucedan. No todas las personas tienen el mismo acceso a computadoras e internet, además la calidad de los servicios también influye en la fluidez de la comunicación. Las fallas constantes en los sistemas digitales afectan el video, el audio y la grabación, y pueden interferir en la calidad de la información obtenida para el estudio. Los investigadores se ven obligados a invertir tiempo y esfuerzo en el aprendizaje de los nuevos dispositivos tecnológicos que les permitan operar con habilidad las plataformas y asegurar el éxito de sus actividades, aunque siempre hay una brecha inmanejable, pues las condiciones de los equipos de los informantes son difíciles de calcular. Si el lenguaje corporal es fundamental para el estudio, no siempre es factible observarlo en su totalidad, en estos casos las herramientas tecnológicas de comunicación a distancia no son la mejor opción. 1,2
El contexto en el que se halla el sujeto también influye en el encuentro, algunos aspectos a considerar son las interrupciones que afectan la empatía, la concentración y el cansancio. De esta manera, lograr las condiciones ideales para la co-producción de las narrativas en ocasiones es complicado, pues el entorno del participante puede ser ruidoso y las distracciones numerosas, por ejemplo, cuando hay niños en casa o tareas que realizar en el centro de trabajo…
Los acuerdos previos al encuentro
La entrada al campo en la etapa pre-COVID implicaba rituales formales e informales tanto con las instituciones como con los sujetos participantes. En un primer momento, una vez completado el protocolo, se procedía a la revisión temática, teórica, metodológica y ética por parte de los comités de investigación de las instituciones correspondientes para avalar la propuesta. Una vez aprobado, la selección y primer contacto con los participantes se daba de manera formal (por medio de oficios institucionales) o informal (por llamadas telefónicas o por redes sociales o mensajes...). La intención de ese primer acercamiento o pre-entrevista era realizar ciertas preguntas para asegurarse de que el perfil del informante era adecuado para el estudio y por otro lado, lograr su consentimiento informado para la realización de la observación, la entrevista o el grupo focal. En síntesis, en el primer contacto, se establecían contratos, de manera explícita e implícita, lo que Chanfrault Duchet5 denomina el sistema interaccional con convenios en distintos niveles, el institucional, el de la dinámica del encuentro y el intersubjetivo.
Desde el 2020 estos procedimientos se siguen realizando aunque por medios virtuales. El envío de documentos, las reuniones de los comités, el contacto con los sujetos de estudio sucede por distintos canales digitales que se coordinan para avanzar en las actividades propuestas. El consentimiento informado y el aviso de privacidad pueden ser enviados para su revisión y firma antes de la realización de los encuentros, incluso ciertos antecedentes pueden ser recabados en formatos enviados con anticipación. Lo que cambia es la mediación tecnológica y la forma de organizar la logística de las interacciones.
Las guías de observación y entrevista como herramientas durante el encuentro
Los instrumentos básicamente se elaboran igual antes y después de la contingencia pandémica, en ambas modalidades hay que atender el tiempo del encuentro, para evitar la pérdida de atención y el cansancio, con el fin de lograr la co-construcción de la información necesaria. La idea es que durante el encuentro se produzcan descripciones densas6 y se descifren significados sociales por medio de relatos personales. Se intenta dar especificidad a las experiencias y situaciones referidas, focalizar los temas durante la conversación, detectar contradicciones, cambios y ambigüedades para explorarlas a profundidad. El cuidado de la relación interpersonal con el o los entrevistados es importante, habrá que mostrar sensibilidad con el fin de propiciar una experiencia positiva para los participantes. La atención, amabilidad, tolerancia, respeto, apertura a temas emergentes, puntualidad y seriedad en el tratamiento de los temas son relevantes también para el éxito del encuentro.
Plan de análisis
Una vez recopilada la información, la sistematización, el análisis y la interpretación de los datos siguen el mismo tratamiento que en la era pre-COVID. El investigador define previamente si seguirá la propuesta de la teoría fundamentada,7 o alguna de sus modalidades8 para la codificación y categorización de los testimonios en la primera fase de la reducción de datos o si prefiere proceder al ejercicio hermenéutico por medio de la formulación de preguntas analíticas,9 o por triangulación10 o a través del análisis temático para abordar las narrativas11 o al poner en práctica la estrategia del andamiaje12. En todo caso el análisis posterior a las actividades de campo mantiene el mismo derrotero que tradicionalmente se ha seguido al elaborar una propuesta que considere el texto (testimonios), el intertexto (teorías, referencias temáticas, elementos contextuales y otras fuentes diversas) para crear un transtexto inédito que recoja las interpretaciones y las aportaciones del investigador. Es deseable que en la edición del transtexto se considere a la audiencia a la que está dirigida pues el lenguaje, la extensión y la presentación del contenido tendrán más o menos resonancia en el público que lo lee según el formato seleccionado.
OTRAS ESTRATEGIAS VIRTUALES PARA REALIZAR TRABAJO DE CAMPO
Es cierto que el encuentro contiguo característico del trabajo en campo basado en la observación contextual y el habla (entrevistas individuales o grupales) se ha visto limitado en la investigación cualitativa. No obstante, el entorno virtual abre nuevas posibilidades para investigar y procesar datos que también forman parte de lo social. La mediación tecnológica ha abierto canales de comunicación que convocan a una gran diversidad de perfiles con características interseccionales diversas. En ocasiones, los sujetos interactúan en grupos y redes sociales virtuales que constituyen formas de expresión que de otra manera estarían reprimidas. Hay asuntos vinculados a las identidades de quienes navegan en las redes sociales que sólo se muestran en espacios digitales, la posibilidad de utilizar un avatar o alterego, la oportunidad de coincidir en situaciones o condiciones similares, abre la eventualidad de explorar temas poco analizados, de conocer aspectos de los sujetos que de otra manera serían inaccesibles, y de visibilizar fenómenos emergentes actuales (por ejemplo, desde ciertas adicciones, anorexia, diversidades sexuales, hasta prácticas educativas de académicos y estudiantes). Blogs, redes sociales, grupos de Whatsapp, páginas web, foros, tweeters, contenidos en Facebook, Instagram y otras plataformas virtuales son sitios donde la experiencia se transforma en expresión y da pie a la innovación y creatividad en la investigación cualitativa.
Los dispositivos tecnológicos también son recursos que potencian la creatividad para compartir contenidos, las tramas narrativas se pueden construir con diversos formatos a fin de que tengan una difusión amplia en las audiencias a las que van dirigidas. Se pueden realizar videos documentales de no ficción, infografías, fotomontajes, comics, animaciones, textos con distintos géneros literarios como ensayos, novelas o poesía. Otra opción es el arte, utilizar las partituras y letras musicales con contenidos originados en la investigación, plasmar pinturas, danzas, películas, series, obras de teatro, performances, modelación de objetos, grafitis, murales, memes, chistes, historias de personajes y lugares, video juegos, simuladores, plataformas interactivas que plantean desenlaces diversos, y todo aquello que tenga repercusión en las representaciones sociales que pasan por procesos dialécticos de subjetivación y objetivación.13
Hay muchas maneras de narrar, de expresar ideas e historias sobre realidades internas o externas, la investigación virtual tiene también una dimensión estética que puede ser analizada. La forma afecta el fondo y el mensaje encuentra expresión en nuevos lenguajes que surgen de la innovación. Poco a poco las estructuras académicas darán cabida a otro tipo de productos, distintos a la tesis, para dar cuenta del quehacer investigativo, aunque habrá que mantener el rigor metodológico que confirma la calidad del trabajo en el ámbito científico y la variedad de los parámetros de evaluación.
REFLEXIONES EPISTEMOLÓGICAS EN TORNO A LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA EN LA ERA POST-COVID
Desde el punto de vista ontológico, en las comunicaciones mediadas por tecnologías el cuerpo no está presente, lo que se mira es la imagen dinámica de uno mismo y de otros. Ahora las personas se perciben a sí mismas en la acción, lo que las vuelve conscientes de la manera en que su identidad corporal se proyecta ante los demás. Esta nueva experiencia posibilita o no la libertad de expresión, hay quienes disfrutan de su propia imagen o quienes prefieren evitar observarse y cierran la cámara en sus plataformas interactivas. Las reacciones pueden ser diversas y dependen del carácter de cada individuo, lo cierto es que las modalidades del yo se pluralizan y es importante considerar, en el transcurso de la investigación cualitativa, la representación virtual de los participantes.
Desde el punto de vista epistemológico, el conocimiento se construye de otra manera, por medio de narrativas situacionales y experienciales compuestas de conocimientos, emociones y descripciones relacionales diacrónicas y sincrónicas expresados en el espacio virtual. La dificultad actual está en la referencia a la realidad, cómo saber que lo que nos dicen es cierto, que lo que vemos en el mundo digital es verdadero, cómo distinguir entre lo factible y lo imaginario para recuperarlo, analizarlo e interpretarlo, cómo escapar de las noticias falsas (“fake news”) y distinguir lo que es creíble de lo que no lo es. Este dilema cognoscitivo, es antiguo, pero en el mundo peri-COVID cobra especial relevancia por la centralidad del escaparate tecnológico. Las narrativas de la investigación cualitativa buscan dar certeza, cuidar la coherencia y apego a la veracidad los datos que den credibilidad a la argumentación.
En lo metodológico, los caminos y los procedimientos también se multiplican, navegar por la red, registrar datos, interactuar por vías alternativas y generar información, permite innovar en la lectura de situaciones complejas y problemáticas auténticas que emergen de las reconfiguraciones interactivas. El rigor en las descripciones de las sendas metodológicas andadas y las modalidades en la producción de la información, son relevantes en la medida que dan cuenta de la manera en que se construyen los datos y visibilizan el rol del investigador en el proceso de indagación.
Ante la explosión de recursos e interacciones virtuales la ética se vuelve más pertinente que nunca. En la investigación cualitativa las siguientes son nociones éticas ineludibles en el trabajo de campo: el respeto a la diversidad, la transparencia y posibilidad de verificación de las fuentes, la develación de las intenciones del investigador para realizar el estudio con un posicionamiento claro y abierto ante el fenómeno abordado, el mantenimiento del anonimato de los sujetos participantes cuando así lo solicitan, el resguardo confidencial de los datos producto de la investigación, la firma del consentimiento informado y el aviso de privacidad aún ante la revocación de participar de los informantes. Los principios de la bioética también son vigentes: ponderar el bienestar de los individuos y sus colectividades sin imponer juicios morales, no hacer daño, propiciar la equidad social y denunciar delitos en caso de existir. Cabe agregar que el uso de los materiales en los sitios de internet también tiene sus reglas de uso y derechos de autor que habrá de observar al utilizarlos, existen normas como las del Tratado de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual que indican derechos y obligaciones al respecto.14
PALABRAS FINALES
Así como en otros muchos aspectos de la vida personal y social, las actividades en investigación se están viendo afectadas por la nueva normalidad post-COVID; las modalidades para realizar trabajo de campo tienden a transformarse también. Existen por lo menos tres respuestas ante los desafíos para la recabación de información o co-construcción de datos: la primera reacción es mantener en la medida de lo posible el proyecto original y ver la manera de propiciar los encuentros físicos manteniendo sana distancia y otras medidas higiénicas. La segunda alternativa es trasladar los encuentros presenciales al espacio virtual, por ejemplo, las entrevistas o grupos focales. También la observación etnográfica virtual podría hacerse si se colocan cámaras en los espacios de interés que registren todo lo que ahí sucede. Finalmente, la tercera respuesta es salirse de la caja para pensar en nuevas modalidades investigativas y crear narrativas en formatos innovadores utilizando tecnologías versátiles. El futuro de la investigación cualitativa está por construirse.