
Figura 1: Portada del libro Escultura novohispana en la región Mixteca oaxaqueña, México, García Lascurain Vargas, Gabriela (coord.), Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), 2012, ISBN: 978-607-484-292-0.
La conservación-restauración es una disciplina que conjuga múltiples conocimientos desde diversos campos de estudio, como el de la química, la biología, la antropología y la historia del arte, por mencionar algunos, ya que la complejidad de los objetos culturales no puede ser abordada desde una sola área de conocimiento; por ende, su aproximación incluye múltiples enfoques, aunque todos tienen el objetivo principal de preservar el patrimonio cultural (Quintero Balbás 2013b, 2014).
La formación del restaurador-conservador lo faculta a conocer los objetos culturales desde el estudio de sus materiales, técnica de factura, contexto histórico de creación, y alteraciones tangibles e intangibles a lo largo del tiempo (Muñoz Viñas 2010; Zetina Ocaña et al. 2014). En particular, la aproximación a la materialidad de las obras patrimoniales desde la conservación-restauración ha demostrado que su metodología aporta información sumamente relevante sobre los bienes culturales y que es diferente y complementaria a la de otras disciplinas (Amador Marrero 2002, 2012a; Amador Marrero et al. 2013; Magaloni Kerpel 1994; Medina González 1994; Meza Orozco 2014; Quintero Balbás 2013a, 2013b, 2014).
Los datos generados durante la intervención del conservador-restaurador suelen registrarse en informes técnicos, ya que la documentación es uno de los principios de esta disciplina, cuya función es difundir la metodología y dar constancia de los procedimientos realizados (ICOMOS 1931, 2003). Sin embargo, éstos suelen quedarse confinados en los acervos, bibliotecas, centros de documentación o archivos de las instituciones responsables, aunque en ocasiones con poco intercambio de información entre unos y otras; por ende, el alcance se acota principalmente al círculo profesional de quienes intervienen sobre el patrimonio cultural. De esta problemática surge la necesidad de realizar una difusión más amplia y dirigida a un público más diverso mediante publicaciones de libros o revistas arbitradas que inviten a que colaboren especialistas de otras áreas.
Esta obra no sólo involucra la necesidad de difusión, también afronta las complejidades que implica la investigación de la imaginería escultórica novohispana. Autores como Jorge Alberto Manrique (1990) y Alejandra González Leyva (1998) consideran que las técnicas de factura de la escultura policromada encierra diversas problemáticas relacionadas con el anonimato de las obras, la participación de varios gremios en su factura, la disociación de su entorno, la transformación o readaptación de las mismas, y la falta de investigación (Ruiz Gomar 1990:42-43).
Aunque las dificultades en torno a estas piezas son muchas, durante los últimos años se ha tratado de dar mayor difusión a su estudio desde múltiples campos como la historiografía, la conservación-restauración, la química o la biología (Amador Marrero 2002, 2012a; Amador Marrero et al. 2013; Unikel 2012; Vargaslugo 2012). Es en esta circunstancia donde se inserta el libro Escultura novohispana en la región de la Mixteca oaxaqueña, publicación que se suma a aquellas que abordan este tipo de investigaciones desde un enfoque interdisciplinario, pero con énfasis en la difusión de la metodología de aproximación a los bienes culturales, desde la perspectiva de la conservación-restauración (Amador Marrero 2002, 2012a; Amador Marrero et al. 2013; Caneva et al. 2000; Matterini 2001; Matteini et al. 2008; Unikel 2012; Vargaslugo 2012).
Esta obra es producto de la intervención e investigación acerca de dos colecciones de esculturas pertenecientes a los templos de Coixtlahuaca y Yanhuitlán, ambas de la región Mixteca del estado de Oaxaca, México. El hilo conductor invita a conocer las obras de forma progresiva, de manera que se puedan relacionar los deterioros con su contexto de creación, materiales, técnicas constructivas y contexto actual, y también, de forma paralela, entender la valoración y relevancia de las mismas.
Publicado en 2012 por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), México, y coordinado por Gabriela García Lascurain Vargas, consiste en una introducción y nueve capítulos cuya extensión total es de 244 páginas. La información textual se apoya en imágenes en escala de grises, y en el caso del capítulo siete, en tablas y esquemas comparativos. La obra incluye un CD con los registros y análisis de laboratorio que complementan la información textual. Aunque ello no se abordará en esta reseña, cabe señalar que estos anexos constituyen una fuente documental importante para los especialistas del patrimonio cultural, ya que proporcionan datos referenciales que pocas veces se encuentran accesibles.
El libro fue realizado por el equipo responsable de la intervención de ambos conjuntos escultóricos: un grupo integrado por restauradores, historiadores del arte, biólogos y químicos de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH, México. Por lo tanto, la información es variada y aborda diferentes facetas del proyecto, lo que permite al lector tener un conocimiento amplio de las obras. Se discierne que esta publicación se orienta hacia tres corrientes, la primera se refiere al aspecto histórico e iconográfico, la segunda al estudio material y constructivo, y la tercera al estado de las obras y los procesos de intervención.
El texto abre con una introducción de la coordinadora Gabriela García Lascurain Vargas (2012b:9-17), quien indica de manera breve cómo se integró el proyecto a la CNCPC y cuáles fueron los objetivos, que consistieron en llevar a cabo el registro, la investigación y la restauración de diez esculturas del templo de San Juan Bautista, Coixtlahuaca, atribuidas a Andrés de Concha, y de ocho obras de arcángeles portadores de atributos relacionados con la Pasión de Cristo procedentes del templo de Santo Domingo Yanhuitlán.
García Lascurain (2012c:19-75) continúa con el primer capítulo, que se titula “Escultura policromada de Coixtlahuaca y Yanhuitlán. Estudio histórico en torno de la obra”, y en el que realiza una contextualización geográfica e histórica de las esculturas de ambos templos, aunque profundiza en mayor medida en las de Coixtlahuaca. La aproximación en este último caso se realiza con base en las similitudes estilísticas con algunas pinturas previamente atribuidas a Andrés de Concha. Aunque de acuerdo con González Leyva este planteamiento es similar al desarrollado por Tovar y de Teresa y Marco Dorta (González Leyva 1998:355), García Lascurain (2012c:19-77) ahonda notablemente en las comparaciones entre las tallas y decoraciones hechas por el artista en Yucuita, Achiutla, Huejotzingo y la catedral de Oaxaca, además de haber rastreado los contratos del sevillano en Oaxaca, Ciudad de México, Morelos y Puebla.
La atribución por parte de Tovar y de Teresa y Marco Dorta, ya mencionada por González Leyva (1988:355), en complemento con el trabajo de Lascurain que aquí se expone, aporta puntos de gran envergadura para la atribución de las esculturas. Sin embargo, aún se amerita un análisis más profundo en la identificación de los materiales con la finalidad de determinar patrones en los procedimientos de manufactura de las diversas obras escultóricas atribuidas a Andrés de Concha, ya que aunque haya semejanzas de imagen, éstas no son determinantes o irrefutablemente evidentes. Cuando González Leyva replanteó esta propuesta durante su tesis de doctorado, rechazó que éstas hayan sido elaboradas por Andrés de Concha, aunque manifestó la posibilidad de que provinieran del mismo taller donde él laboró (1998:355-360).
El segundo apartado se titula “Iconografía de las imágenes” y es un breve análisis iconográfico de los conjuntos escultóricos de ambos templos, donde su autor, Jaime Morera y González (2012:77-104), destaca los principales atributos de las esculturas e identifica los personajes representados para posteriormente exponer una biografía resumida y general de ellos. El capítulo no plantea la relación que existe entre las advocaciones y el contexto social en la Mixteca durante el siglo XVI; la orden dominica que ahí se estableció y el proceso de evangelización que practicaron son factores fundamentales para entender la valoración de las imágenes y poder establecer vínculos con otras piezas en comunidades circundantes (cfr. González Leyva 1998). Como lo indica González Leyva (1998:67-68), entre los establecimientos dominicos de la Mixteca se reiteró la advocación a las imágenes que se encuentran en el templo de Coixtlahuaca, como san Pedro, san Pablo, santo Domingo y san Juan Bautista.1 En el caso de Yanhuitlán el autor aborda brevemente la importancia que tenía en Oaxaca el culto a los siete príncipes y la tradición de la Semana Santa (2012:77-104), sin embargo, no especifica su concordancia con otros rituales y creencias de origen prehispánico y que posiblemente convergieron en la estética y simbolismo de las esculturas (cfr.Frassani 2013:145-160).
La siguiente sección, “Reflexiones sobre la impronta hispalense en las antiguas tallas de Coixtlahuaca”, de Pablo Amador Marrero (2012a:105-116), consiste en una serie de reflexiones que dan cohesión y complementan la información de los capítulos previos, ya que retoma las atribuciones realizadas por Lascurain (2012c:19-75) para establecer vínculos con la impronta europea. Estas reflexiones giran alrededor de la influencia estilística española presente en las obras de Coixtlahuaca. El autor estudia a los principales artistas andaluces en boga en tiempos de Andrés de Concha (segunda mitad del siglo XVI), distingue particularidades estilísticas en común y establece relaciones con las obras del templo, especialmente al hacer alusión a aspectos como la monumentalidad, el juego de volúmenes, las posturas y los gestos entre las esculturas sevillanas y oaxaqueñas.
Amador Marrero (2012b:117-167) continúa con el siguiente capítulo llamado “Textiles policromados: galas en la corte del cielo”, en el que la temática transita entre la parte del estudio histórico y el análisis material-constructivo. Durante la primera parte del escrito se explica el contexto en el que se elaboraban las esculturas y la división del trabajo entre los gremios. Enseguida continúa con el proceso general del policromado en la escultura novohispana y lo relaciona directamente con la manufactura de las esculturas de ambos templos. El autor presta particular atención a los estratos que decoran las piezas, ya que describe los acabados y los diseños decorativos, y encuentra relación con los modelos europeos, orientales y de inspiración local, cuando son posteriores al siglo XVI.
Algo que destaca en ambos capítulos de Pablo Amador, y en otras de sus publicaciones, es la metodología de aproximación para identificar las influencias estilísticas en las obras y cómo interactúan (Amador Marrero 2002, 2012a; Amador Marrero et al. 2013; Díaz Cayeros et al. 2015). En este caso aborda las esculturas teniendo en cuenta el contexto y modelo español, pero sin dejar de lado la impronta de otros estilos europeos, además de la influencia que tuvieron los artífices de la Nueva España. El autor deja implícito que la imaginería virreinal es producto del sincretismo de múltiples factores, tanto decorativos como constructivos e incluso simbólicos, convergentes del Viejo y Nuevo Mundo.
Los siguientes capítulos del libro abordan la investigación material y constructiva de las esculturas, y se vinculan entre sí para demostrar la complejidad que implica la metodología para la aproximación e intervención de las obras. Esta tendencia comienza con el apartado “Estudio anatómico de la madera de las esculturas”, de Pablo Torres Soria (2012:169-188), donde se analizan las características de las maderas constitutivas y se las identifica con la observación de sus cortes radial, tangencial y transversal mediante técnicas de microscopía óptica. Es importante leerlo en conjunto con el siguiente apartado, “Algunas características técnicas de la talla” (2012:189-192), ya que Rivera Madrid y García Lascurain asocian las propiedades de las maderas identificadas con la manufactura y los mecanismos de degradación de las mismas.
La técnica de manufactura en las esculturas virreinales suele cumplir con un esquema convencional que se repite constantemente y que se apega a la técnica española (Bruquetas 2002:415-428; Ruiz Gomar 1990:42-43). Por esto, en el capítulo “Técnica de manufactura de los ángeles policromados de Yanhuitlán”, María del Rosario Bravo, junto con los restauradores (2012:193-216), clasifica las particularidades de las técnicas de manufactura de los ángeles en tablas comparativas para, posteriormente, en la sección, “Estado de conservación de los ángeles de Santo Domingo Yanhuitlán” (Pliego Martínez et al. 2012:217-227) relacionar la información con el estado de conservación de cada obra. Estos capítulos se distinguen por la participación de los restauradores que realizaron la intervención, quienes dan testimonio de las propiedades tangibles del material y su deterioro y aportan resultados relevantes que en ocasiones se discriminan en las publicaciones.
Por último, es en la sección “Taller de conservación de los ropajes de los ángeles de Yanhuitlán” donde Blanca Noval y Beatriz Bocanegra (2012:229-242) cierran con una serie de reflexiones sobre el proceso de comunicación entre la comunidad y el equipo de trabajo. Fue esta dinámica la que permitió acordar medidas de conservación preventiva que permitieran la manipulación segura de las piezas sin necesidad de abandonar las tradiciones en torno a las mismas. Es notable que éste sea un aspecto que pocas veces se considera, aunque forma parte primordial de la labor del conservador-restaurador, pues juega un papel esencial para fomentar la identidad de los usuarios hacia su propio patrimonio (Macías 2005; López Fernández 2010).
A manera de revisión general, es un libro que por su estructura ordenada y contenido sólido guía paulatinamente al lector a profundizar en el estudio de las esculturas. El texto deja clara la complejidad que implica entender la simbiosis de cualidades tangibles e intangibles en obras de carácter patrimonial, por lo que se deben comprometer distintos campos especializados. En general, se utiliza un lenguaje sencillo y, cuando recurren a conceptos más especializados, los autores definen los términos conforme se desarrolla la lectura. Se apoya en imágenes, pero el pequeño formato y la presentación en escalas de grises aporta poco en algunos capítulos que requieren de mayor sustento gráfico, tal es el caso de las decoraciones o estados de conservación.
Se trata de un trabajo innovador que conjuga la contribución de diversos investigadores en un proyecto interdisciplinario con el fin de comprender las obras desde diferentes ámbitos. Cabe subrayar que son pocos los proyectos de restauración que desembocan en publicaciones de esta índole, donde se demuestra que una metodología de intervención adecuada no sólo implica estabilizar la materia sino también una amalgama de factores que deben considerarse y conjugarse para lograr la preservación de los objetos y sus valores; claro, sin dejar de lado promover la investigación.
En conclusión, Escultura novohispana en la región de la Mixteca oaxaqueña reitera todo el tiempo, de forma implícita, la importancia que tiene la difusión de este tipo de proyectos. Utiliza un modelo metodológico que incita a dejar atrás la constante generación de informes meramente técnicos, en los que en ocasiones se desvinculan los resultados tangibles de la contribución de la parte reflexiva, impidiendo que se generen conclusiones o nuevas interrogantes. Esta obra es un verdadero llamado de atención para que los especialistas del patrimonio cultural comencemos a difundir nuestra labor a niveles más amplios y permitamos el crecimiento de esta disciplina.