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CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

versión impresa ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.5 no.9 Monterrey ene./may. 2009

 

Ex libris

 

La empresa social: ¿cura o paliativo para la pobreza?

 

Edgar Sinuhé Esquinca Barriga*

 

Yunus, M. (2008). Un mundo sin pobreza. Traducción de Montserrat Asensio. Madrid, España: Ed. Paidós.

 

* Licenciado en Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Campus Monterrey. sinuhe.esquinca@itesm.mx.

 

Los momentos de crisis son idóneos para desafiar el statu quo o los sistemas dominantes; sin embargo son pocas las voces que ofrecen soluciones claras para superar la crisis, en lugar de pretender derrocar la estructura que prevalece. Muhhamad Yunus, en su obra Un mundo sin pobreza, presenta a la Empresa Social como un mecanismo complementario del capitalismo, capaz de mejorar las condiciones generadas por los puntos débiles del sistema que predomina.

El trabajo de Yunus para aliviar la pobreza extrema, condición muy característica de su lugar de nacimiento —Bangladesh— no es reciente. Su labor inició con la fundación del Banco de Grameen, organización dedicada al otorgamiento de microcréditos con una tasa de interés baja. Este banco ha otorgado crédito a millones de personas en Bangladesh, y se ha extendido ya por varias regiones del mundo. Su labor ha sido tal, en la lucha contra la pobreza, que, en 2007, tanto a Yunus como al Banco Grameen se les otorgó el Premio Nobel de la Paz. Se consideró que el premio de la Paz, y no el de economía, era más representativo ante la labor de Yunus y su equipo, puesto que la pobreza extrema ha sido catalogada como uno de los principales y más recurrentes motivos de los conflictos actuales alrededor de todo el globo terráqueo: la pobreza es la mayor amenaza de la paz mundial.

La Empresa Social de Muhammad Yunus es una propuesta que, sobre todo ante la crisis económica que se experimenta desde 2008, tiene una finalidad que se muestra bastante práctica, dado que complementa la aplicación de —en sus palabras— una estructura incompleta: el capitalismo. El libro Un mundo sin pobreza, es el segundo libro de Yunus; el primero fue El banquero de los pobres, pseudónimo por el que ha sido conocido, y en el que expone el caso de la creación y evolución del Banco de Grameen. El nuevo libro presenta la idea de lo que él llama la "Empresa Social". La Empresa Social trabaja con la misma estructura de una empresa dedicada a maximizar beneficios, como las que comúnmente conocemos; solamente que los beneficios obtenidos no son recibidos por los empresarios, sino que se destinan a la sociedad civil. La transferencia de beneficios se realiza a través tanto del ofrecimiento de precios más bajos, casi al costo, como del cumplimiento específico de objetivos sociales. Por ejemplo, se puede fundar una empresa dedicada a la venta y aplicación de vacunas en áreas rurales; la inversión puede ser colocada por empresarios, fundaciones o —Yunus propone como la mejor opción— capital de varios pobres de la comunidad. Esa empresa debe proponerse un objetivo y comprometerse a cumplirlo (por ejemplo: vacunar a todos los niños del pueblo X en edades entre 0 y 6 años). La empresa deberá vender sus vacunas a un precio que no implique más que la tasa de retorno del capital invertido —que puede ser de hasta 20 años, dice Yunus— y los costos generados por su distribución y mano de obra empleada. Las ganancias se verán reflejadas en la consecución del objetivo que se propuso, logrado gracias a los bajos precios y a la participación de los locales en la cadena de producción y/o distribución del bien.

Un mundo sin pobreza es el tipo de libro que, por sus expectativas, muchas personas pueden considerar escrito por un idealista, soñador o excéntrico. Yunus no deja de ocultar su idealismo en su obra, el mismo título nos dice todo. Su proyecto muestra el egoísmo humano que entorpece la consecución de una vida digna para todos por igual, pero también propone soluciones. Su obra va en contra del pensamiento realista del poder por el poder y le da especial atención a la iniciativa y bondad del hombre. Quizás, consciente de su idealismo, decidió publicar su libro después que logró una prueba fehaciente de que la Empresa Social es posible.

La Empresa Social no deja de ser parte de un esfuerzo altruista, sin embargo, tiene menos desventajas que otras organizaciones. Yunus menciona que los gobiernos son los que deberían y podrían llevar a cabo esta labor de forma más efectiva. Los gobiernos tienen una gran red de contactos y el alcance de sus políticas es casi total; sin embargo, su tamaño y complejidad los hacen torpes y lentos, además de corruptible. Las Organizaciones no Gubernamentales, por su parte, gastan gran parte de sus esfuerzos en la captación de fondos. Las Organizaciones Multinacionales tienen intereses con los gobiernos, como es el caso del Banco Mundial con los gobiernos de los denominados países del Norte, y muchas veces tratan de resolver problemas derivados de su misma actuación.

Un mundo sin pobreza expone, como axis de su estructura, el caso de la primera empresa social multinacional. Ésta fue iniciativa de Yunus y Franck Riboud —presidente y director general del Grupo Danone. Todo comenzó por un mensaje enviado al grupo de colaboradores de Yunus, en el que Riboud le solicitaba reunirse con él para saber más sobre su trabajo. Desde la primera reunión, Riboud se comprometió con la creación de una Empresa Social junto con Yunus. En menos de dos años, para el 2006, la empresa comenzó a operar.

Esta empresa social, iniciativa de Grameen y Danone, consiste en una planta de productos lácteos (yogur enriquecido a bajo precio). Esta planta es una planta de proximidad, es decir, se coloca cerca de la comunidad que lo consumirá, con el fin de obtener su materia prima a partir de la producción local y de reducir los costos de distribución. Así, los costos son bajos al mismo tiempo que apoya a la economía local.

Danone, además de poner parte del capital inicial, realizó el estudio sobre el mercado necesario para saber dónde colocar la primera planta, sobre los costos de operación y la tasa de recuperación, entre otros datos. Grameen se encargó de la logística para distribuir los productos, para lo que instruyó a mujeres pobres; dio continuidad al proyecto; estableció redes de comunicación con productores locales, ganaderos, principalmente —financiados por el Banco Grameen—; además, proporcionó el resto del capital.

En el libro, Yunus explica los retos que trajo consigo la creación de la nueva empresa; desde conseguir el lugar en que se realizarían las instalaciones hasta la importancia de lograr un sabor aceptable para que los niños pobres consumieran el alimento. La empresa resultó un éxito, aun con todas las dudas que se mantenían a lo largo de la puesta en marcha. La primera planta se estableció en el distrito de Bogra, Bangladesh, cerca de aldeas sumamente pobres y con graves problemas de nutrición. El alimento está pensado para que resista las condiciones precarias de los habitantes; para que sea amable con el medio ambiente; dé trabajo a las personas de las comunidades circunvecinas; alimente a los niños y sea competitivo en el mercado.

Yunus no sólo dedica sus páginas a la descripción del proyecto. Realmente existe un interés por parte del autor para lograr y generar una conciencia acerca de la importancia del mercado internacional en la resolución de los conflictos y problemas presentes y futuros. Dedica una serie de capítulos a los desafíos de la prosperidad, a la importancia del mercado en la globalización, al papel de los pobres, al papel de las tecnologías de información en la lucha contra la pobreza, a los nuevos actores en el escenario y, sobre todo, apela a la voluntad humana para lograr gestar un cambio real.

Una de las mayores preocupaciones de Yunus, al pensar en cada una de sus empresas, es el papel de la mujer. La mayoría de los microcréditos que destina en su lucha contra la pobreza son para las mujeres. Dentro del grupo de los pobres, es el género femenino el más marginal.

Los objetivos sociales que se ha propuesto el grupo de Yunus pueden parecer distantes; sin embargo —él mismo lo menciona— este tipo de empresas al menos tienen objetivos más realistas que los objetivos que se han propuesto algunas Organizaciones Multinacionales; cita el caso particular de los Objetivos del Milenio, cuya consecución será inalcanzable para el primer periodo que se estableció como meta.

 

EL PRINCIPIO QUE SUBYACE EN LA IDEA DE LA EMPRESA SOCIAL

La idea de la Empresa Social tiene una base muy clara: la necesidad de la distribución de la riqueza. Este fenómeno ha sido una de las principales críticas al sistema capitalista en función. Una Empresa Social debe ser considerada una necesidad y no una obra de caridad porque es un mecanismo para mantener trabajando al sistema actual. Cuando hay una acumulación de riqueza muy dispar, entonces, el sistema entra en crisis. Existe desconfianza por parte de los consumidores e, inclusive, puede existir desconfianza en los depósitos bancarios. La desconfianza en el dinero, incapaz de satisfacer las necesidades básicas de las personas, puede colapsar economías enteras, dando lugar a subsistemas alternos —como el trueque de bienes y servicios, experimentados recientemente en países de África— o casos más específicos como en la crisis económica de Argentina.

El principio de Pareto describe muy bien la condición en la que trabaja el sistema económico mundial: la mayoría de la riqueza está concentrada en una minoría muy reducida. En la vida real, los precios no sólo dependen de la oferta y la demanda, sino también del juego financiero que realizan los poseedores de grandes sumas de capital. Así, las posibilidades de cubrir las necesidades de algunos, quedan en manos de los que juegan en el casino de las finanzas.

El concepto que hace viable a la Empresa Social es la posibilidad de mantener los flujos económicos en ambas direcciones: los consumidores y los oferentes. De alguna forma, asegura la riqueza de los ricos, impidiendo un fenómeno parecido a lo que le sucedió al Rey Midas. Es decir, pensar que la mucha acumulación de riqueza pueda repentinamente significar nada para los poseedores debido a la desconfianza del sistema por parte de los marginados. Yunus menciona que la Empresa Social no es el único mecanismo. También existen las fundaciones, las Organizaciones multinacionales, las Organizaciones no Gubernamentales, entre otras. Sin embargo, la labor de éstas es muy azarosa. Menciona, finalmente, otra instancia, a la que también le resta viabilidad: la empresa híbrida.

 

CRÍTICAS

La empresa híbrida es aquella dedicada a la maximización de beneficios, pero que, además, destina parte de sus esfuerzos a la labor de una Empresa Social. Yunus descalifica este tipo de empresa porque no logra separarse realmente de la maximización de beneficios. Con todo, visto más detenidamente, este tipo de organización puede ser inclusive más factible que la Empresa Social.

Muchas multinacionales poseen actualmente organizaciones alternas —fundaciones— a través de las cuales realizan labor para ayudar a erradicar la pobreza, o algún otro tipo de trabajo encaminado a hacer notorio su compromiso con la sociedad. Sin embargo, Yunus critica el enfoque que se le ha dado a la empresa socialmente comprometida, puesto que saltan a la luz sólo algunos aspectos —los que les conviene a la empresa, obviamente— mientras que no se hace una verdadera evaluación del impacto neto de la empresa. Es decir, en su mayoría, la labor social que realizan las empresas no tiene mayores beneficios. Si acaso, algunas empresas tratan de disminuir su impacto en el medio, pero no actúan más allá del mal que ellas mismas ocasionan.

Si reflexionamos un momento en un modelo capitalista ideal, las empresas ni siquiera necesitarían comprometerse con su sociedad porque, al ser eficientes, podrían pagar, a través de los salarios y costos del producto, el impacto que generan en el medio, y su entorno en general, para seguir siendo sustentables. Sin embargo, el egoísmo del hombre hace que enfoque sus esfuerzos a ganancias de corto plazo; las empresas tienen una visión a muy corto plazo, y no pueden ver sus pérdidas porque éstas son externalizadas -visibles en el deterioro del medio ambiente, la calidad de vida de los trabajadores y el abatimiento de los recursos naturales. Pero, la vida del ser humano no es suficientemente larga para experimentar estas pérdidas que genera y las consecuencias son compartidas por todos los miembros del sistema.

Una Empresa Social opera de la misma manera que estas empresas, mas los resultados son diferentes, porque está pensada para mejorar la vida de todos los del sistema. No obstante, es poco viable pensar en la sostenibilidad de una empresa de esta naturaleza. En primer lugar, porque el capital inicial deriva de las ganancias generadas por las empresas que maximizan beneficios —caso de Grameen-Danone—, por lo que también promueve que se mantenga este sistema plagado de debilidades (en su libro Yunus expone el caso de la empresa de comunicaciones de Grameen-Telecom, surgida bajo una idea parecida a la de Grameen-Danone, y que se ha vuelto la empresa más grande de telefonía en el país —presentando un caso exitoso desde ese punto de vista—, pero que se negó a vender sus acciones a Grameen, como se había previsto al inicio, una vez que vio el éxito obtenido, mostrando el riesgo que conlleva este tipo de asociaciones). En segundo lugar, una empresa social nunca va a poder competir contra una empresa que ha acumulado capital, que se ha extendido por varias partes del mundo y que posee el expertise de varios años de existencia; sus costos siempre van a ser más bajos que los de la empresa social y, aun así, genera ganancias. En tercer lugar, existen gremios de trabajadores, así como asociaciones de sectores económicos, cuyos intereses se verían seriamente afectados si se introdujeran productos mucho más baratos que los producidos ya por otras empresas; sí, en una primera instancia podría parecer un mecanismo justo para la distribución de riquezas, pero también los pobres que trabajan en esos sectores verían afectados sus salarios. Se hace esta aclaración porque Yunus hace hincapié en que su labor no es ayudar a la clase media ni a la clase alta, solamente a los pobres. En cuarto lugar, las empresas sociales serían una amenaza para la competencia, dando lugar a que los afectados emprendan actos de competencia injusta, y generando pérdidas para ambos en un resultado neto; podrían, inclusive, llegar a crearse sociedades de consumo incompatibles con el resto del sistema económico. En quinto lugar, se tendría que diseñar un sistema para que sólo los pobres tengan acceso a los precios bajos —lo cual no es mucho problema en áreas rurales o comunidades específicas, pero no en ciudades, en donde también hay gigantescos núcleos de pobreza— y evitar el contrabando y las mafias de productos o servicios —Danone tiene la ventaja de controlar la distribución del producto derivado de la nueva Empresa Social.

Por todos estos elementos, la empresa híbrida puede resultar más benéfica para los intereses de todos. Podría obtener ganancias de sectores más adinerados y usar parte de esos recursos en la construcción de plantas de proximidad o, simplemente, productos de bajo costo para comunidades muy pobres. Otra idea que merece especial atención —y que sería un fenómeno exitoso, seguramente, en la distribución de riqueza— es la construcción de Empresas —no sociales, necesariamente— cuyos dueños son comunidades pobres. Esto representaría un hito en el rescate de la pobreza, sobre todo con proyectos como el que presenta Yunus en su libro y que son parecidas a los de Singapur, por ejemplo, la construcción de un puerto marítimo. El único punto a resolver sería, quién estaría dispuesto a proporcionar créditos a los más pobres; el Banco Grameen ha sido exitoso hasta ahora, por lo menos en esta labor.

Los esfuerzos de Yunus van dirigidos a que las economías locales participen en el mercado. Su propuesta no busca la descalificación del capitalismo, sino complementarlo de tal forma que logre llevar sus beneficios a los marginados, es decir, a los pobres. Su libro es un cúmulo de ideas para aquellos dedicados a la labor de encontrar formas para erradicar la pobreza y, lo más importante, contiene su experiencia exitosa en la materia. Yunus recuerda la urgencia de atacar a la pobreza: medio mundo sobrevive con 2 dólares al día. El sistema actual no sólo deja al margen a los pobres, sino que, además, dificulta el proceso de su integración, por ejemplo, negándoles préstamos y solicitándoles garantías para créditos, entre otros factores restrictivos. Entre los pobres hay un gran potencial y creatividad que no se manifiestan por la falta de canales y oportunidades. Yunus dice que si el sistema capitalista no da solución a estos problemas es porque no la busca, no porque no pueda.

Hasta el día en que salió la publicación del libro, se habían creado 25 empresas sociales; la mayoría de ellas trabaja como organizaciones crediticias. Los bengalíes han comenzado a salir de la pobreza extrema, gracias al intento de adherir la economía local al mercado mundial. Yunus manifiesta que para salir de la pobreza, Bangladesh necesita principalmente: acceso al mercado estadounidense sin aranceles, acceso continuo a los mercados internacionales y acceso al mercado laboral internacional. Es decir, formar parte del mercado internacional, pero con mecanismos que le permitan sustituir los años de experiencia de los países más grandes.

La empresa social no es incompatible con el sistema capitalista, sino que muestra la incoherencia del modelo capitalista en contraste con su aplicación. Aunque las propuestas que Yunus coloca en su libro puedan parecer irrealizables ante los ojos de muchos, su labor es algo tangible y propositiva. Su finalidad, dice, es lograr relegar la pobreza a los museos. En la actualidad existen varias iniciativas privadas para generar programas parecidos a los que Muhammad Yunus expone en su libro. Hay que recordar que uno de los mayores obstáculos del hombre para resolver problemas es la falta de voluntad, y ésta es una de las principales máximas que Un mundo sin pobreza expone ante sus lectores.

 

Información sobre el autor

Edgar Sinuhé Esquinca Barriga: Licenciado en Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Campus Monterrey y asistente de la Licenciatura en Ciencia Política de la misma institución.

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