SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.16 número1Los migrantes indocumentados jóvenes en películas contemporáneas de ficción: Guten Tag, Ramón y Ya no estoy aquí índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Norteamérica

versión On-line ISSN 2448-7228versión impresa ISSN 1870-3550

Norteamérica vol.16 no.1 Ciudad de México ene./jun. 2021  Epub 25-Oct-2021

https://doi.org/10.22201/cisan.24487228e.2021.1.483 

Reflexiones

Caravaneros, Douglas Oviedo

Ana Luisa Calvillo Vázquez* 
http://orcid.org/0000-0001-9382-0398

* Doctora en Educación, artes y humanidades, Universidad Autónoma de Chihuahua, <ana.calvillo.vazquez@gmail.com>.

Oviedo, Douglas. 2020. Caravaneros. México: Editorial Festina, Humanizando la Deportación, 151p.


El libro Caravaneros, de Douglas Oviedo, es la primera obra de carácter testimonial surgida desde dentro de la caravana centroamericana que arribó a Tijuana, Baja California, en noviembre de 2018, con el objetivo de ingresar a Estados Unidos. La obra fue escrita por un hondureño miembro de la caravana, que se distinguió como activista, promotor cultural, músico y pastor en menos de un año de estancia en Tijuana, ya que realizó una serie de proezas inesperadas para un inmigrante de reciente arribo, como dirigir eventos culturales, crear un grupo musical, fundar un colectivo cultural y emprender la construcción de un albergue para centroamericanos en proceso de asilo.

La obra describe el periplo de los migrantes desde su salida en San Pedro Sula, Honduras, y su trayecto a lo largo de la República mexicana hasta llegar a Tijuana. En especial, la historia rescata el sentir de las personas, sus motivaciones y expectativas; las atmósferas vividas y los obstáculos que debieron enfrentar, como el clima, el cansancio, las detenciones, el desánimo, la muerte y las propias tensiones internas.

Aunque está estructurada como una obra teatral, el relato es fiel a los acontecimientos vividos por las personas, y su lectura es ágil, accesible a cualquier lector, ya que utiliza un lenguaje sencillo que no pretende la metáfora, sino llegar al centro de lo que produjo aquella movilización de casi siete mil personas y lo que les dio cohesión a lo largo del viaje.

El libro está dividido en tres partes: un prólogo, una introducción y la obra dramático- testimonial de poco más de cien páginas. En el prólogo, Adam Elfers, músico y activista estadounidense, y Kei Kurimoto, activista asiático-estadounidense, destacan las acciones emprendidas por Douglas Oviedo, en Tijuana, ha impulsado proyectos que animaron no sólo la participación de migrantes centroamericanos, sino de distintos orígenes nacionales, desde una perspectiva que celebra las diferencias culturales, la igualdad y el empoderamiento de las comunidades migrantes.

Douglas Oviedo en Tijuana, como haber impulsado proyectos que animaron no sólo la participación de los migrantes centroamericanos, sino de distintos orígenes nacionales asentados en la localidad, desde una perspectiva que pugnaba por la celebración de las diferencias culturales, la igualdad y el empoderamiento de las comunidades migrantes.

Algunos de estos eventos fueron el festival cultural “Juntos somos más”, de marzo de 2019; el evento cultural “Clamor por quienes no cumplieron el sueño”, del 30 de junio; el concierto “Artivismo, migración y comunidad”, del 8 de septiembre, y el evento poético-musical “Constru- yamos puentes”, del 11 de septiembre del mismo año, entre otros. Por ello, Elfers y Kurimoto consideran que Oviedo fungió en la localidad como una fuerza integradora para las personas migrantes.

Por otra parte, en la introducción, Robert McKee Irwin, profesor de la Universidad de California en Davis, subdirector del Global Migration Center y coordinador del proyecto “Humanizando la deportación”, y Aída Silva, investigadora académica y profesora de la Universidad Autónoma de Baja California, ponen en contexto la caravana centroamericana desde la promulgación de la Ley de Reforma de la Inmigración Ilegal y de Responsabilidad del Inmigrante (Illegal Immigration Reform and Immigrant Responsibility Act, IIRIRA), la cual sentaría las bases para las deportaciones masivas que, dos décadas más tarde, derivarían en una crisis humanitaria en Tijuana. Dicha crisis se conjugó con nuevos flujos de migrantes mexicanos desplazados por la violencia, en busca de protección internacional, y con la llegada, en 2016, de más de cinco mil inmigrantes procedentes de África y del Caribe que también buscaban asilo en Estados Unidos.

Del mismo modo, McKee y Silva analizan el papel de los medios de comunicación y las redes sociales en la difusión de la caravana centroamericana, y los momentos clave que reflejaron una polarización de la opinión pública en México. Además, hacen un recuento de los hechos más significativos de la caravana, como su ingreso por la frontera sur de México; las reacciones de los gobiernos mexicano y estadounidense; el arribo de la caravana a Tijuana; su recepción y estadía en los primeros meses, hasta la implementación y desarrollo del programa Protocolos de Protección al Migrante (Migrant Protection Protocols, MPP).

Además, McKee y Silva destacan en la trayectoria de Douglas Oviedo el haber formado parte de los primeros doce solicitantes de asilo bajo este programa; la construcción del albergue “Casa Hogar El Puente”; la fundación del colectivo The Bridge/El Puente, mediante el cual reunieron fondos para que trescientos niños en condiciones de pobreza, de Tegucigalpa, Honduras, pudieran celebrar el Día del Niño; las tres citas de Oviedo ante la corte estadounidense de inmigración, en las que tuvo representación legal, y gracias a ello pudo obtener el asilo en Estados Unidos el 16 de septiembre de 2019, y su llegada a Oakland, California, donde también llevó a cabo eventos con artistas y activistas de la región, a tan sólo dos meses de su arribo a aquel país.

Lo anterior, sumado a la escritura del libro Caravaneros, que realizó en un mes de trabajo, gracias al apoyo económico y material que le brindó la activista tijuanense Gaba Cortés. Por todo ello, los autores de la introducción consideran que Douglas Oviedo posee una capacidad excepcional para generar acciones de distinta naturaleza a favor de las personas migrantes.

LA OBRA DRAMÁTICO-TESTIMONIAL CARAVANEROS

La obra está estructurada en treinta y dos escenas que ocurren en distintos puntos fronterizos de Honduras, Guatemala y México, así como en pun- tos intermedios de la travesía por nuestro país, como Chiapas, Oaxaca, la Ciudad de México, Sinaloa, Sonora, Mexicali y Tijuana, principalmente. Tiene un narrador y ocho personajes principales, originarios de Honduras: Paquito, un adolescente que viaja solo y que huye de su país por las amenazas de las pandillas; Chuy, un hombre desempleado, de cuarenta y cinco años, que desea trabajar en Estados Unidos para proveer a su familia; Gloria, una mujer abandonada por su esposo y que se encontraba en situación de calle junto con sus hijos; Manuel, un comerciante cuyos familiares atentaron contra su vida, y su única salida es reunirse con su esposa que vive en Estados Unidos; Moisés, un pastor cristiano que rescataba jóvenes involucrados en las pandillas y que se ve obligado a huir después de ser amenazado por éstas; El Negro, un exteniente de la Marina, perseguido político por denunciar los nexos del presidente de la República de Honduras con el narcotráfico, y dos personajes abstractos: La Caravana, quien representa las voces de la multitud migrante, y La Organización, quien representa el papel que tuvo la agrupación “Pueblo Sin Fronteras” en la caravana centroamericana. Asimismo, la obra tiene seis personajes secundarios y sesenta personajes incidentales que aparecen en varias escenas.

La historia comienza en Honduras, cuando los medios de comunicación informan que se está gestando una caravana de migrantes con rumbo a Estados Unidos, y esto provoca que se congreguen cientos de personas en San Pedro Sula, sin una organización predeterminada y sin pleno conocimiento sobre la ruta a seguir. El primer obstáculo que deben sortear es el de la policía fronteriza de su país, quien se niega a dejarlos salir con el argumento de que la emigración masiva afectaría la imagen de su gobierno. El personaje de La Caravana, en un primer acto de desobediencia civil, expresa que el único gobierno que reconocen es el del pueblo: “la gente, los niños, el pobre, el enfermo, la madre soltera, el hombre que no deja de pensar qué llevará a su casa para que coman sus hijos, el desempleado” (Oviedo, 2020: 51).

Los hondureños llegan al parque de Tecún Umán, en la frontera entre Guatemala y México, y descubren que son miles de personas las que se han reunido para emigrar a Estados Unidos: hombres, mujeres, jóvenes, ancianos, adolescentes, niños y niñas, y esto transforma su visión respecto a la caravana y a la propia migración. Por un lado, adquieren conciencia de la magnitud de la movilización y la diversidad de sus integrantes, ya que reconocen a personas procedentes tanto de Honduras como de Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Por otro lado, empiezan a identificar a distintos actores sociales que estarán presentes en el trayecto, como los voluntarios que les brindan ayuda humanitaria; los defensores de derechos humanos; los medios de comunicación y algunos agentes policiacos que se encargarán de la seguridad a lo largo de la caminata.

En la frontera de Tecún Umán ocurre un incidente que pone en escena a Moisés, el pastor: la multitud señala indignada a un hombre que presuntamente había entregado a trescientos cincuenta personas a las autoridades migratorias, y querían lincharlo. Ante esta problemática, el pastor les pide orar para calmar los ánimos mientras la policía guatemalteca interviene para aprehender al hombre. El pastor hace un paralelismo de la caravana centroamericana con el éxodo del pueblo de Israel, y ase- gura a la multitud que su movilización es el segundo éxodo más grande en la historia de la humanidad y que están huyendo por las mismas razones que el pueblo judío: por la miseria, la pobreza y la corrupción, y que la tierra prometida, en su caso, se encuentra en Estados Unidos.

Aun cuando el mensaje del pastor logra atenuar la furia de la multitud, surgen nuevas tensiones cuando se enteran de que las autoridades mexicanas no están dispuestas a abrir la frontera. El pastor anuncia que pedirá un diálogo con las autoridades, pero lo condiciona de antemano: “o pasan todos o no pasa nadie” (Oviedo, 2020: 71). Las horas transcurren sin obtener respuesta, y la multitud se impacienta, por lo que empiezan a forzar las puertas y son repelidos por la policía con gases lacrimógenos y balas de goma que causan la muerte de dos personas. Al día siguiente, los hombres de la caravana deciden lanzarse al río Suchiate, con el fin de cruzar la frontera, y sorpresivamente el personaje secundario llamado INM (Instituto Nacional de Migración) les ofrece una disculpa por las víctimas del día anterior y les anuncia que el gobierno mexicano ha decidido permitir su ingreso al país.

Una vez en México, se da una especie de reagrupación informal de la caravana. Al principio, las personas parecían no tener una ruta definida para llegar a Estados Unidos, ya que no existía una organización central que tomara decisiones, y algunos líderes habían sido aprehendidos y deportados. Esto propició el surgimiento de nuevos liderazgos, como el del pastor, quien decide participar en la coordinación de la ruta de la caravana; El Negro, quien se mantiene al pendiente de las necesidades de las personas, y La Organización, quien toma el control de un amplio sector de la caravana, de una manera autoritaria, lo cual crea antagonismos y tensiones durante el trayecto.

El tránsito hacia el centro del país no resulta fácil, pues deben evadir varios retenes migratorios y nuevos peligros. En un retén de Tonalá, por ejemplo, son detenidas con violencia casi ciento veinte personas, la mayoría de ellas, mujeres y niños que se habían quedado atrás porque estaban cansados. La Organización lanza un comunicado a la presidencia de Enrique Peña Nieto, exigiendo respeto para la caravana en sus propios términos: “...deje de enviar a sus perros a atacar a nuestra gente, golpeando a los más débiles, niños y mujeres. Que los policías federales no tienen ningún derecho a participar en la detención de los migrantes, por favor, dejen de actuar como animales” [sic] (Oviedo, 2020: 102).

Más adelante, en el municipio de Matías Romero, Oaxaca, se da otra situación tensa. Las personas se enteran de la llegada de un grupo de dos mil salvadoreños, y consideran que deben unirse a ellos para ser más fuertes. Sin embargo, los salvadoreños los rechazan: “Con ustedes vienen muchos mariguaneros, ladrones y todo, no queremos contaminarnos. Seguiremos solos y aparte, no ocupamos su ayuda” (Oviedo, 2020: 115). No obstante, ambas caravanas se reencuentran en el camino y circunstancialmente permanecen juntos hasta su lugar de destino en Tijuana

En la Ciudad de México, la multitud es albergada en la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca. Las personas reciben la vacuna contra la influenza y otros apoyos como ropa, zapatos, alimentos y atención médica. Ahí, el vocero de la iglesia católica de Canadá les informa que está solicitando cinco mil visas de trabajo, de las cuales tres mil serán para los salvadoreños, y dos mil, para los migrantes de otros países; sin embargo, para obtener este beneficio deben permanecer en México y tratar de aprender inglés. Según el narrador de la obra, los salvadoreños aceptaron la propuesta, pero el resto de la caravana no.

Posteriormente, las personas son trasladadas al metro de la Ciudad de México hasta la estación de Cuatro Caminos para abordar un autobús rumbo a Querétaro o Guadalajara. La mayoría consigue transporte, con excepción de un grupo de cuarenta personas, entre las cuales se encontraban el pastor y El Negro. Este grupo es engañado por un chofer que los deja a medio camino, en la carretera y de noche. El grupo se que- da a descansar en una gasolinería hasta que consiguen el apoyo de otro transportista. Abordan el camión que parece ser de carga, pero en el camino uno de los hombres cae del camión por accidente y muere. Este evento golpea el ánimo de las personas, y el pastor retoma la historia del éxodo para reflexionar que, así como el pueblo de Israel se enfrentó a la incertidumbre cuando llegaron al Mar Rojo, debían confiar en que el mar se abriría para ellos si mantenían la fe. Su prédica logra reavivar la energía de las personas para continuar el viaje: “Se vio el cambio positivo de los migrantes: con alegría en sus ojos, con espíritu caravanero y compartiendo la lucha de seguir caminando sin importar lo que venga por delante” (Oviedo, 2020: 131).

Entre Sinaloa y Sonora se presenta otro problema entre La Organización y El Negro. La Organización no está de acuerdo con las opiniones de El Negro y pretende entregarlo a las autoridades de Migración para que sea deportado. El Negro se defiende, exhibiendo las acciones de La Organización: “todos sabemos que a ustedes les están dando dinero para llevarnos a Tijuana. No se equivoquen y no me hagan decir algo que no les conviene que escuchen todos” (Oviedo, 2020: 133). Finalmente, ambos reconocen que se necesitan mutuamente y deciden continuar.

Cuando llegan a Tijuana se encuentran con numerosos medios de comunicación; organizaciones de la sociedad civil, tanto locales como estadounidenses; defensores de los derechos humanos; abogados, voluntarios y agentes de policía, coordinando la logística para la recepción de la caravana. La multitud es albergada en la Unidad Deportiva Benito Juárez, y sólo entonces las personas descubren una realidad distinta a la que habían imaginado a lo largo de su travesía: que la frontera de Estados Unidos está fortificada, es casi impenetrable, que no se abrirá tan fácilmente para ellos como había sucedido en México.

Al día siguiente llevan a cabo una manifestación frente a la garita de El Chaparral, pero esta movilización se desborda y terminan siendo repelidos tanto por los agentes migratorios estadounidenses como por la policía mexicana, lo cual los obliga a hacer una recapitulación de su proyecto migratorio. Aun cuando la historia tiene un final abierto, es evidente que las personas no pierden la esperanza de llegar a Estados Unidos.

Una de las principales aportaciones de la obra es que da voz a los protagonistas de la caravana sin maquillar sus opiniones o sus acciones, con lo cual preserva la visión auténtica de quienes vivieron aquella movilización en carne propia. Además, logra un equilibrio al describir el papel de la fe religiosa en la motivación de las personas, cuando más lo necesitaban, sin caer en lo doctrinario o en la retórica moralista.

Otra de sus aportaciones es el reflejo de la construcción de una identidad colectiva que comienza cuando las personas llegan al parque de Tecún Umán, en Guatemala, y descubren a la multitud de migrantes que comparten el mismo objetivo. La gente empieza a integrarse desde la empatía y asume una nueva identidad: “se sentían ganadores por ser parte de esta nueva familia. La misión comenzaba” (Oviedo, 2020: 65).

El propio narrador experimenta esta transformación cuando afirma, al principio, que llamar “migrantes” a las personas significa reducir su condición de seres humanos; incluso, la palabra aparece entrecomillada: “otros resguardando la seguridad de los seres humanos. Porque eso son, aunque les digan ‘migrantes’” (Oviedo, 2020: 66). Sin embargo, cuando la caravana logra ingresar a México, cambia la postura del narrador hacia un sentido de unidad, y la palabra migrantes aparece con mayúsculas: “Las voces comienzan a escucharse con diferentes acentos: a los hondureños se les dice ‘catrachos’, a los salvadoreños ‘guanacos’, a los nicaragüenses ‘nicas’, a los guatemaltecos ‘chapines’. Muy orgullosos de su país, pero en México todos ahora son MIGRANTES” (Oviedo, 2020: 90). Es decir, que la experiencia de conocer las historias de otros y traspasar juntos una frontera cerrada los empodera para reconocer y defender la dignidad del ser migrante.

La obra consigue describir los pormenores del viaje desde la experiencia humana; el sufrimiento, la amistad, el sentido del humor; los sonidos y las voces que se escuchaban, como las consignas, los cantos, la voz de los vendedores ambulantes mezclados entre la caravana; las personas que coreaban la salida en cada amanecer; el paso por ríos y lagunas, donde se metían a bañar y a lavar su ropa en tanto descansaban de la caminata, entre otros detalles y anécdotas significativas que no podrían ser narradas desde una mirada externa como la del periodismo.

En el aspecto formal, la narración de esta historia como una obra teatral puede considerarse como una elección desafortunada, ya que su representación resultaría sumamente compleja por la cantidad y diversidad de lugares en los que se desarrollan los acontecimientos, así como por la cantidad de personajes que intervienen en las distintas escenas. Sin embargo, si la pieza pudiera ser leída como un guion cinematográfico, sería más viable su representación en la pantalla grande. Como obra literaria está bien escrita en general, y posee un ritmo narrativo que mantiene el interés del lector. Su excepcionalidad, como ya se ha mencionado, reside en el talento del autor para recrear los distintos momentos de la caravana centroamericana, pero sobre todo en la autenticidad de sus protagonistas.

Con ello, el libro Caravaneros se convierte en un material de lectura obligada para los estudiosos del tema migratorio y, en particular, del fenómeno de las caravanas migrantes, ya que invita a reflexionar sobre las múltiples aristas de la migración y las nuevas corrientes migratorias que, sin duda, transformarán a nuestro país en una sociedad de asentamiento para miles de solicitantes de asilo. Esto nos obliga a repensar en la aspiración de nuestra democracia hacia la construcción de una sociedad intercultural para la integración y el reconocimiento de las personas migrantes, cualquiera que sea su lugar de procedencia y su estatus migratorio.

1Douglas Oviedo, en Tijuana, ha impulsado proyectos que animaron no sólo la participación de migrantes centroamericanos, sino de distintos orígenes nacionales, desde una perspectiva que celebra las diferencias culturales, la igualdad y el empoderamiento de las comunidades migrantes.

2El autor de esta obra posee una capacidad excepcional para generar acciones de distinta naturaleza a favor de las personas migrantes, como el haber llevado a cabo eventos con artistas y activistas de la región, a tan sólo dos meses de su arribo a Estados Unidos y obtener el asilo.

3Los caravaneros hondureños empiezan a identificar a distintos actores sociales que estarán presentes en su trayecto, como los voluntarios que les brindan ayuda humanitaria; los defensores de derechos humanos; los medios de comunicación y algunos agentes policiacos que se encargarán de la seguridad a lo largo de la caminata.

4Las personas parecían no tener una ruta definida para llegar a Estados Unidos, ya que no existía una organización central que tomara decisiones, y algunos líderes habían sido aprehendidos y deportados; pero las horas transcurren sin obtener respuesta, y la multitud se impacienta: “O pasan todos o no pasa nadie”.

5Los migrantes reciben apoyos como ropa, zapatos, alimentos y atención médica, pero un grupo es engañado por un chofer que los deja a medio camino, en la carretera y de noche; abordan otro camión que parece ser de carga, pero en el camino uno de los hombres cae del camión por accidente y muere.

6“Llamar ‘migrantes’ a las personas significa reducir su condición de seres humanos; […] Porque eso son, aunque les digan ‘migrantes’”. La experiencia de conocer las historias de otros y traspasar juntos una frontera cerrada los empodera para reconocer y defender la dignidad del ser migrante.

7Es necesario construir una sociedad intercultural para la integración y el reconocimiento de las personas migrantes, cualquiera que sea su lugar de procedencia y su estatus migratorio.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons