En la Universidad de Guadalajara, durante los primeros días de octubre de 2023, se hizo la presentación de un libro sumamente relevante. Julio Boltvinik publicó a finales de 2020 un libro muy especial que con el tiempo se convertirá en un clásico, al que le puso el título Pobreza y florecimiento humano, una perspectiva radical (Universidad Autónoma de Zacatecas, editorial Ítaca), en el que presenta la culminación de largas etapas de sus investigaciones sobre la pobreza. El autor, que ha escrito una gran cantidad de textos académicos sobre esta problemática, ha confesado que este es el más importante que ha publicado. El libro se abre con un texto de Rubén Ibarra, quien hace ver que el lector está ante una publicación de vanguardia teórica. Desde entonces se han hecho muchas presentaciones y discusiones de este relevante producto científico, que ha demostrado ser consecuentemente radical.1 Tiene la laudable condición de ser polémico y de propiciar múltiples debates. En un artículo del periódico La Jornada, del 25 de agosto de 2023, el autor revisó la génesis y el desarrollo de su investigación y entrega final de sus hallazgos y aportes, que han sido producto de innumerables exploraciones, reflexiones y profundizaciones durante muchos años.2 Ahí destacó que el libro estaba compuesto por dos grandes partes. En la primera se emprende la crítica de los fundamentos negativos de la economía política de la pobreza. Disecciona pormenorizadamente el nuevo enfoque sobre la pobreza y el florecimiento humano. Examina sus fundamentos positivos y trata de la antropología filosófica marxista y la revisión de las teorías en torno a las necesidades humanas. En la segunda parte ofrece una segunda reflexión sobre el nuevo enfoque de la pobreza y del florecimiento humano, para concluir exponiendo elementos que permiten proseguir desarrollando esta novedosa temática. Para Boltvinik, su ya lejana tesis doctoral ha sido fundamental para el desarrollo del libro. Posteriormente coordinó sobre esa temática un número de la revista Desacatos, y avanzó en sus búsquedas. Nos cuenta de los pasos que fue dando posteriormente hasta poder llegar a madurar el libro que ahora comentamos.
Boltvinik ahonda en la necesidad de integrar las corrientes del bien-estar subjetivo en ese nuevo enfoque, y conforma una concepción integral del bien-ser-estar humano. Nos recordó que en su tesis doctoral ya había hallado algunas limitaciones, y todavía no había revisado el importante desarrollo de diversas escuelas de psicología y economía que en los últimos años se habían acercado al bien-estar subjetivo y al bien-ser-estar total. Resalta conceptos y métodos de investigación-medición indispensables, como el registro en línea de la experiencia vivida. Advierte que la solución monetaria mostró la inadecuación para medir el bien-estar. Llama la atención sobre la necesidad de desarrollar un sistema alternativo integral que posibilite valorar adecuadamente el bien-ser-estar de la humanidad. Explica que el bien-ser-estar implica una doble mirada: la del ser como dimensión estructural (cómo somos) de la persona, y la del estar como dimensión coyuntural (cómo estamos). Importa tener en cuenta conocimientos de transformación social, que permitan alcanzar condiciones no solo para la vida buena y plena de todas las personas (el bien-estar), sino también para que el ser humano resuelva sus necesidades y desenvuelva sus capacidades abarcando el sentido de la vida. Las contradictorias tensiones entre ser y tener, que ya había enfatizado desde su tesis doctoral, se convierten en el hilo conductor de sus nuevas exploraciones.
En el estudio de la pobreza Boltvinik plantea que es indispensable moverse de las mediciones unidimensionales, monetarias, a las multidimensionales. Anota que en lo relativo a la desigualdad casi no se han desarrollado mediciones multidimensionales y prevalece la visión monetaria. Explora a varios autores y sus propuestas en cuanto a la satisfacción de necesidades, desde una perspectiva integral que lleve a las personas a su autorrealización, profundizando en sus capacidades. Prefiere no cerrar totalmente sus exploraciones, sino exponer como conclusión provisional la importancia de la medición del bien-estar multidimensional. Termina con un cuadro donde compara a autores analizados en cuanto a asociación entre rasgos de la persona autorrealizadora, y fortalezas de carácter, en las que se podrían destacar la creatividad, la mente abierta, la percepción certera de la realidad, el centrarse en fines y no en medios, el amor, la equidad y la autonomía.
Este libro no es de los que envejecen rápidamente, y está lejos de perder actualidad, más en la policrisis actual capitalista que está poniendo en riesgo muchas modalidades de vida, sobre todo la humana. Pero hay que tener en cuenta que la vida no se reduce a las personas humanas pues estas se encuentran íntimamente ligadas con la naturaleza. Boltvinik ha hecho ver que el respeto a la naturaleza está ampliamente sostenido en la última parte del libro y que es una propuesta radical, pues el florecimiento humano, al estar centrado en el ser y no en el tener, no depreda la naturaleza y tiene en cuenta lo ecológico. El libro tiene muchas vertientes y enseñanzas. Son muy valiosas las recuperaciones que hace de muchos autores, de sus alcances y de sus problemas. Por ejemplo, cuando en el libro se habla de naturaleza, nos hace ver que hay varios usos y significados. Existen referencias a la naturaleza del ser, a la naturaleza del trabajo, a la naturaleza subjetiva, a la naturaleza de las necesidades y en unos diversos sitios se profundiza en la naturaleza humana. Citando a Markus, se recuerda que Marx planteó que el hombre era una parte de la naturaleza que solo podía subsistir por su constante intercambio o metabolismo con ella. No obstante, varios de los autores examinados consideran que la naturaleza es algo externo a lo humano. Deberíamos escapar de esta limitada y errónea visión.
Conviene conjurar una contraposición del hombre respecto de la naturaleza entera. Prosigue el peligro de que, si se mantiene una conceptualización que implique esa separación, se mantengan acciones perjudiciales al medio ambiente. Es posible que prevalezcan planteamientos que, aceptando que lo humano, aunque depende de la naturaleza, se circunscriban a que los seres humanos no tengan conciencia de los objetos, sino en la medida que le sean útiles. Otro peligro que habría que evitar es que lo humano, en su relación necesaria con la naturaleza, considere que lo humano debería tener dominio sobre la naturaleza. Hay referencias que señalan que el progreso ilimitado se debe a la satisfacción irrestricta de todos los deseos humanos, lo cual es cierto, pero precisamente por esto se ha puesto en peligro la supervivencia en el planeta. Volviendo a Markus, este se refiere a que la causa de la diferencia entre el hombre y el animal radica en la diversidad de sus respectivas actividades vitales. Señala que el hombre se apropia crecientemente de las cosas de la naturaleza, y advierte que su relación con la naturaleza externa es cada vez más compleja y múltiple. Estos planteamientos obedecen a la visión de que la naturaleza y la esfera social son diversas, donde el hombre es visto como un ser natural universal con potencialidad de transformar en objeto de sus necesidades todos los fenómenos de la naturaleza, capaz de adaptar su actividad a la totalidad de las leyes naturales. Se contrasta el carácter no consciente del animal con la naturaleza consciente del ser humano. Se apunta que al principio el hombre era muy dependiente de la naturaleza, pero que se ha mostrado capaz de transformar en objeto de sus necesidades y de su actividad todos los fenómenos de la naturaleza. El hombre transforma la naturaleza y crea su propio entorno. Se dice que al haber sido el hombre expulsado de la naturaleza se quedó sin hogar, por lo que ha tratado de construir un mundo humano que reemplace el hogar natural perdido. Se hace ver que Maslow planteó que la libertad positiva es el desarrollo de los controles y del dominio sobre las fuerzas de la naturaleza externa. Por su parte, Nussbaum se refiere al control del medio ambiente y de que el medio ambiente es un medio para la autorrealización de la persona, y se ve que, al transformar la naturaleza, el hombre crea su propio entorno.
Sin embargo, este tipo de visiones que se fueron extendiendo ha llevado a empujar hacia la catástrofe ecológica. Actualmente estamos en condiciones de criticar y tratar de detener los excesos de un capitalismo depredador. La OMS ha reconocido que la humanidad no estaba preparada para la pandemia del SARS CoV-2, que tanto daño ha causado debido precisamente a que no se ha respetado a la naturaleza. Una de las consecuencias de la pandemia ha sido el crecimiento escandaloso de la pobreza y de la desigualdad en el mundo. La OMS cuestionó el esquema consistente en invertir grandes sumas de dinero para combatir los brotes cuando se producían, mientras no se hacía nada de antemano para prepararse ante una eventual siguiente pandemia. Insistió en que, para mejorar la salud humana, era importante considerar la relación entre los humanos, los animales y el planeta, pues cualquier esfuerzo para mejorar la salud humana estaba condenado al fracaso a menos que abordara la interfaz crítica entre humanos y animales, y la amenaza existencial del cambio climático que estaba atentando contra el planeta. Toni Negri, en una entrevista con motivo de su aniversario 90, señaló que en la base de la nueva acumulación capitalista están el aire, el agua, lo viviente y todos los bienes comunes, porque el capital se lanzó a explotarlos para combatir la caída de la tasa de ganancia que encontró en los años setenta. En la lucha contra esto recuerda las dinámicas de la cooperación, la solidaridad, la democracia radical y el amor. Es necesario que la gente se ame y ame lo viviente.3 Y para amar y defender la vida hay que defender lo que vive y lo que permite la vida, que es la tierra, el agua, los bosques, la biodiversidad, la ecología y la naturaleza en toda su extensión. A ocho años de la encíclica proecológica Laudato si, el papa Francisco difundió la exhortación apostólica Laudate Deum, en la cual señaló que en el origen de la grave crisis ecológica que se iba incrementando se encontraba el paradigma tecnocrático que partía de la idea de que el ser humano podía ampliar su poder ilimitadamente gracias a la tecnología. Fue un enérgico llamado a salir de ese paradigma y cuidar la casa común. Era evidente que el daño al planeta ya estaba hecho, pero se debía trabajar conjuntamente para evitar que fuera peor. Habría que reconciliarse con el mundo que nos alberga.4
Me parece que mientras no rompamos con la herencia del antropocentrismo, que considera lo humano sobre la naturaleza, y no como de hecho sucede, que está inmiscuido en la naturaleza, no podrá haber un verdadero florecimiento entrelazado responsablemente con la ecología de la que lo humano forma parte y debe respetar. Por el final del libro queda la certeza de que Boltvinik se propone proseguir con sus indagaciones en torno a la temática del florecimiento. Tal vez una vía de exploración sería hacer ver que el florecimiento humano debería resaltar el urgente respeto a la naturaleza, y que desde una perspectiva marxista se pudieran explorar planteamientos como los del ecosocialismo ante la catástrofe planetaria del capitalismo. Como lapidariamente se ha gritado en una manta: “No somos defensores de la naturaleza. Somos la naturaleza defendiéndose”.
Tres académicos inspirados en los planteamientos de Boltvinik sobre el florecimiento humano reflexionaron sobre su aplicación a realidades latinoamericanas y resaltaron que una reflexión filosófica sobre el bienestar humano desde esta perspectiva, si bien era contextual, también era una conceptualización tanto universal como particular de la humana preocupación por comprender en qué consiste vivir bien.5
Una reseña nos advierte que entrar en la lectura de este libro no es tarea sencilla, porque se trata de una obra muy amplia y profunda. Reconoce que su autor es uno de los mayores referentes intelectuales en el tema de la pobreza tanto en América Latina como en el mundo. Considera que no solo representa una mirada al pasado y al presente, sino también abre puertas hacia el futuro. Alaba la distinción que hace entre los elementos constitutivos y los factores determinantes de lo bueno. Precisa que el mismo autor dice que es un trabajo en proceso, pero destaca la simetría y la integralidad del texto. Se trata de un libro donde convergen muchas disciplinas y muchos enfoques teóricos. Señala que es muy aleccionador para analistas de la política pública.6 Otra reseña se centra en que no solo necesitamos satisfacer nuestras necesidades básicas, sino también nos es imperativo florecer. También nos dice que es un libro harto complejo. Es loable que el autor ponga a dialogar de manera muy erudita a los autores que analiza. Su objetivo no es solo académico, sino también político y social. Da pistas de por dónde se puede florecer en un campo minado.7 El florecimiento humano va más allá de la prosperidad.
Hay que alabar en el libro de Julio Boltvinik sus importantes enseñanzas. Se trata de un libro que interpela y sacude. Habrá que estudiarlo y difundirlo. Debemos agradecer que nos obligue a afinar y expandir nuestra mirada. Convendría también conectar esas miradas expandidas. Ante el llamado del Congreso Nacional Indígena para apoyar la resistencia indígena, el 12 de octubre de 2023 se reconoció que los pueblos indígenas nos habían enseñado, no sin dificultades, a CRECER NUESTRA MIRADA en cada lucha por la vida conectada con otra; pues cada barrio, tribu, pueblo, nación que resiste son el mundo que resiste en defensa de sus territorios y modos de habitar el mundo, en una lucha contra el capitalismo depredador y ecocida. Manifestaciones recientes ante la pérdida de glaciares de los Alpes, que han reunido a integrantes de todas las edades de organizaciones ambientalistas, religiosas, feministas, de solidaridad con los movimientos del Sur, de derechos humanos y otras más, han expresado que la humanidad nunca había tenido que enfrentarse a un reto de la envergadura de la crisis climática, y que se necesitan urgentemente reacciones y respuestas de la gente ante un problema existencial para los pueblos. Han manifestado que todavía hay esperanza. En la marcha de los 55 años de la matanza del 2 de octubre en México, uno de los padres de un normalista desaparecido de Ayotzinapa recordó que el ejército mexicano había participado en los hechos más sangrientos contra estudiantes, obreros, campesinos, ambientalistas y pueblos. Se criticaron los megaproyectos que están devastando el territorio y la persecución de defensores del medio ambiente y de los bienes comunes.
Profundizar en el libro de Boltvinik puede abrir la mente y propiciar acciones ante los apremiantes retos actuales. Para que el florecimiento humano sea integral es indispensable superar la pobreza, la desigualdad, la injusticia, e incrementar eficientemente el respeto y el cuidado de la Madre Tierra.