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Revista mexicana de investigación educativa

versión impresa ISSN 1405-6666

RMIE vol.28 no.96 Ciudad de México ene./mar. 2023  Epub 05-Mayo-2023

 

Reseña

Capacidad crítica del estudiante universitario. La importancia de la formación en la académica, de Raquel Glazman Nowalski

* Investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, Departamento de Investigaciones Educativas, Ciudad de México, México, email: ibarrola@cinvestav.mx

Glazman Nowalski, Raquel. 2020. Capacidad crítica del estudiante universitario. La importancia de la formación en la académica. Ciudad de México: Bonilla Artigas Editores


La propuesta de la autora

Dentro de la vasta literatura que otorga un lugar privilegiado al pensamiento crítico, la profundidad y amplitud de la postura de la doctora Glazman se caracteriza por:

  1. el énfasis en la capacidad crítica como “fundamento de la toma de postura personal desde criterios individuales, en contiendas, debates, planteamientos o discusiones de diferente naturaleza, pero, sobre todo, en aquellas ligadas al poder y las relaciones sociales”, como refiere la autora desde 2011.

  2. su orientación hacia la formación de los jóvenes universitarios como actividad emancipatoria, liberadora y de cambio; este sentido de la capacidad crítica es constante a lo largo de la obra.

En la introducción, ofrece la primera aproximación a su posición, recupera las definiciones de diversos autores (más de 20 páginas, algunas referencias directas y otras secundarias) conforme a un principio que sostiene a lo largo del libro de tratar una pluralidad de concepciones, interpretaciones, contradicciones y ambigüedades.

Pone a nuestra disposición distintas aportaciones sobre lo que requiere, es y significa esta capacidad crítica y rescata y sintetiza de diversos autores la importancia de la capacidad crítica:

  • Implica una construcción individual de sentido: carácter relativo de los juicios, basados en marcos que ya existen, instituidos por otros y el bagaje individual y social de cada sujeto.

  • Requiere algunas condiciones necesarias: curiosidad, honestidad, escepticismo.

  • Exige identificar y aclarar supuestos, esclarecer la comprensión de los marcos referenciales o los puntos de partida de los demás.

  • Tomar distancia de lo ya dicho, de lo ya repetido, alcanzar un extrañamiento a partir del cual formular preguntas, revisar las razones por las cuales algo es aceptado como verdadero o rechazado como falso.

  • La crítica se relaciona con el aprendizaje emancipatorio, caracterizado conforme a su sentido liberador para descubrir nuevas direcciones, el control de sus vidas, su sociedad y su mundo.

  • La conversación y el diálogo abren la posibilidad de revisar argumentos, poner en duda y corregir, confirmar, avalar o negar tanto los propios planteamientos como los del otro o los otros.

  • El ejercicio de la crítica demanda organización y disciplina en el examen de sucesos, escritos, obras y propuestas.

De igual manera, con base en distintos autores, sistematiza la importancia de la capacidad crítica con relación a nueve rubros que explica:

1) La formulación de juicios, “pensar los pros y los contras del pensamiento”; 2) el diálogo, “que contribuye a un manejo del conocimiento que enfrenta tesis y antítesis”; 3) la flexibilidad, “entendida como apertura y capacidad de comprender”; 4) la dialéctica. “como método de aproximación al conocimiento”; 5) la singularidad de ideas, pensamientos y acciones; 6) el ejercicio de la democracia a nivel individual, grupal y social; 7) la empatía como posibilidad de compartir la mirada, la consideración de la complejidad de los escenarios naturales y sociales; 8) un compromiso de congruencia con las propias afirmaciones, y 9) un pronunciamiento basado en la aceptación de la diversidad.

Son elementos esenciales de la crítica: la comprensión de uno mismo, del objeto de estudio, su ámbito sociohistórico y las condiciones del entorno. Desde este acercamiento, la autora introduce las dos concepciones características de la capacidad crítica: la transdisciplinariedad y su carácter complejo.

La disección del concepto

Una vez analizadas y valoradas las diferentes acepciones del concepto, el libro toma un derrotero diferente conforme al cual la autora asume su postura para construir el contexto de su propia definición y asume dos categorías de aproximación a la crítica

Se ubica en el ámbito sociopolítico “como forma de develar lo oculto, sacar a la luz las posturas de dominación”, y la otra en el ámbito epistemológico “como forma de evaluación del conocimiento desde criterios de valor y validez”.

Con un trabajo de disección, escudriñamiento y desgranamiento, la autora nos lleva de la mano de los conceptos con los cuales construirá su propia postura. La conformación de la capacidad crítica no podría pensarse desvinculada de la reflexión política y, en ese apartado, desgrana sus alcances y profundidad: emancipación, identidad, socialización, ideología y educación. Para cada concepto nos presenta definiciones básicas de otros autores y la razón de su importancia para la conformación del pensamiento crítico.

Al analizar el ámbito epistemológico, Glazman nos introduce en los procesos de pensamiento relacionados con la capacidad crítica y entra de lleno en los procesos educativos, en los espacios académicos y en las tareas que tendrán como meta principal la emancipación de los alumnos, abrirles nuevos espacios de reflexión, disponer de más información, superar los enfoques anquilosados. Preguntarse cuestiones básicas como, ¿qué sé?, ¿qué debo saber?, ¿qué puedo esperar?

En este apartado se profundizan conceptos -algunos a pie de página- tales como la razón, la racionalidad, la teoría, la investigación educativa o la relación de la investigación educativa con el entorno político, y se desgranan conceptos relacionados. Se escudriña la idea de aprender a aprender como elemento básico de la capacidad crítica y las formas de aproximación al conocimiento y sus componentes: comprensión, su lugar en la universidad y su relación con el conocimiento, la formación para la comprensión, centrada en la acción de explicar y en la síntesis de la reflexión. Relaciona la crítica con la comprensión y separa los procesos de análisis y de síntesis, evaluación, juicios y criterios, para llegar a la interpretación y la inferencia.

Concluye esta segunda parte con el interés de ligar la crítica a la elaboración del conocimiento, profundizar corrientes de pensamiento, reflexión e integración de criterios mediante la formación, en particular la universitaria.

Se aproxima, entonces, de manera crítica a la didáctica, enumera las 19 implicaciones de una capacidad crítica: desde formular problemas sustantivos con claridad y precisión hasta emitir juicios basados en evidencia; y termina con una apología al rol de las preguntas en el aula.

La capacidad crítica desde distintos ámbitos de reflexión

El libro da un tercer giro al enfocarse críticamente en distintas cuestiones y temas que le han interesado: una aproximación filosófica que la lleva a preguntarse las razones para educar, el papel neutro o parcial del docente, un tratamiento de la comunicación, relacionada con educación y crítica.

Pone especial atención a la comunicación. Esta última tiene varias manifestaciones: informativa, emotiva, persuasiva, ritual, social y política. Analiza la didáctica como la forma de comunicación que tiene lugar en el salón de clase e identifica cuáles son las posibilidades de diálogo, debate y discusión educativas: escuchar los planteamientos de otros, reflexionar, argumentar y aclarar posturas. La argumentación merece un apartado propio, en el que -siempre con base en autores- incluye y describe las falacias frecuentes al utilizar errores del razonamiento: llegar a conclusiones inatingentes, argumentar ad baculum. ad hominem, ad ignorantiam, ad misericordiam, ad populum, ad verecundian, las causas falsas y las respuestas únicas a preguntas complejas. Concluye esta parte con recomendaciones para desarrollar argumentos orales o escritos.

Analiza la conversación, la persuasión, la manipulación y recupera de Chomsky las estrategias que exigen nuestra cautela y toma de conciencia ante la manipulación: la estrategia de la distracción, causar problemas y después ofrecer soluciones, aplicar gradualmente una medida inaceptable, diferir el problema, dirigirse al público como criaturas de poca edad, utilizar el aspecto emocional de la reflexión, mantener al público en la ignorancia y la mediocridad, estimular al público para ser complaciente con la mediocridad, reforzar la autoculpabilidad, conocer a los individuos mejor de lo que ellos se conocen.

Dos capítulos finales completan las reflexiones de la autora sobre la gran cantidad de cuestiones y temas que le interesan: “Universidad, docencia y crítica” y “Educación política y crítica”.

En el primero de ellos, nos recuerda las funciones tradicionales de la universidad: formar profesionales como agentes de transformación social, como instancias de tratamiento de problemas concretos y de propuesta de soluciones. Incluye las que otros autores han propuesto y argumentado: la función ética, los espacios de reunión para pensar, su lugar como sitio de razón y socialización política, el pluralismo ideológico, la ética social, la conservación de la memoria histórica, funciones todas que justifican la libertad y la autonomía como requisitos básicos del funcionamiento de la labor intelectual de la institución y que -según la autora- hacen de la evaluación actual -que afecta a todos los aspectos de la educación superior- un atentado que genera múltiples situaciones de conflicto. De estas consideraciones se desprenden las exigencias de ser maestro univer­sitario y las competencias que debe tener un docente, más aún en función de la multiplicidad de demandas que enfrenta la docencia en el nivel superior.

Cierra este apartado con una reflexión sobre las trabas que desdibujan los principios que han sido imperativos de la universidad pública: las demandas del mercado de trabajo, los puntajes de las evaluaciones, la supeditación de recursos a plazos y resultados conforme a parámetros externos.

En el último apartado, la autora nos lleva a relacionar la educación, la política y la crítica escudriñando el pensamiento de autores como Bourdieu y Passeron y Foucault. La crítica, concluye, tiene su expresión individual y/ o social. En el primer caso se liga a concepciones de libertad, autonomía y emancipación; en el segundo contribuye a la defensa ciudadana mediante las organizaciones civiles y dificulta la arbitrariedad de grupos de poder de diverso cuño. La educación para la ciudadanía rebasa con mucho el ámbito escolar.

Hacia una conclusión personal

A manera de conclusión, en la última parte del libro, la autora expone lo que es entonces la capacidad crítica a partir de todas las consideraciones anteriores -reconociendo la existencia de diversas nociones- y toma una posición firme sobre la educación y la formación que debe darse, al respecto, en la academia. En profesores y alumnos, lo anterior exige el cuestionamiento y la duda frente a la acepción incondicional de pensamientos, afirmaciones y aplicaciones; necesita la autocrítica y la indagación de criterios, ambigüedades, inconsistencias y vaguedades. Aprovecha estas últimas páginas del libro para advertirnos ampliamente sobre las acechanzas de los medios masivos a la capacidad crítica.

Concluye que la capacidad crítica: se da en la medida en que los sujetos toman conciencia de las verdades impuestas o vividas; se relaciona con la sabiduría y el esclarecimiento político y social y las facultades de escuchar y argumentar; percibe la emancipación como finalidad de la educación; apela a conocimientos y habilidades de docentes y alumnos en una relación de rigor académico y didáctico; acepta el carácter falible del profesor y el cuestionamiento de verdades establecidas; insiste en la urgencia de una enseñanza dirigida a la comprensión, la explicación, la reflexión, el análisis, la argumentación sustentada, la conciencia social; y en la necesidad de una organización de la práctica docente fundamentada en la investigación.

El libro como un todo podría describirse como una antología del pensamiento de la autora, siempre en diálogo con otros autores y de su reflexión sobre una cuestión que la ha inquietado a lo largo de muchos años, sobre la que ha escrito ya desde diversos ángulos y por la que toma posición en todo momento, en sus escritos y en los momentos más particulares del diálogo y debate en asuntos académicos y entre amigos.

Las partes que componen el libro están secuenciadas y organizadas exclusivamente en función de su importancia para la capacidad crítica; recuperan y amplían diferentes cuestiones relacionadas con ella desde muy diversas perspectivas: la transdisciplinariedad, la complejidad, el ámbito sociohistórico y el epistemológico, la conciencia individual y la social, las reflexiones sobre la educación, la comunicación, la didáctica, su importancia para profesores y alumnos en una defensa continua del valor del cuestionamiento, la emancipación y el cambio. Glazman ofrece múltiples hilos de argumentación y en todos los casos pone a nuestra disposición los principales pensamientos de otros autores en los que apoya su propia posición.

La lectura del libro -indispensable- no es fácil. Como tampoco lo es adquirir esa capacidad crítica que de tantas maneras nos ha presentado la autora. En todos los casos, oraciones y párrafos han sido redactados con una densidad que implica gran profundidad de las ideas y que exigen al lector una lectura atenta y una reflexión pausada a todo lo largo del libro.

Recibido: 08 de Agosto de 2022; Aprobado: 27 de Octubre de 2022

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