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Revista mexicana de investigación educativa
versión impresa ISSN 1405-6666
RMIE vol.19 no.62 Ciudad de México jul./sep. 2014
Reseña
La enseñanza en la educación básica. Un mundo complejo
Epifanio Espinosa Tavera
Mercado Maldonado, Ruth y María Eugenia Luna Elizarrarás (2013). Saber enseñar: un trabajo de maestros. Análisis de la docencia en el aula y propuestas para mejorarla, México: SM.
Profesor e investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 122, Acapulco. Blvd. Vicente Guerrero, esq. Alta Quebradora, col. Renacimiento, 39715, Acapulco, Guerrero, México. CE: espitave@hotmail.com
Texto recibido: 27 de enero de 2014
Aceptado: 30 de mayo de 2014
El libro Saber enseñar: un trabajo de maestros, de Ruth Mercado y María Eugenia Luna, tiene como contenido focal la enseñanza. Como en una especie de viaje guiado, las autoras, apoyadas en el conocimiento construido durante más de veinte años de investigaciones y dirección de tesis de posgrado, así como en los estudios que se reportan en otros países, nos llevan a conocer y reconocer los contornos, los contenidos, las tareas, las exigencias, en fin las especificidades que definen y caracterizan el complejo mundo de la enseñanza en la educación básica.
El viaje que nos proponen no es desinteresado tiene como invitados especiales a los maestros, por ello en su recorrido se detienen particularmente en el examen de las tareas que esta práctica social de la enseñanza demanda para que los niños se beneficien con aprendizajes significativos y duraderos.
Qué es la enseñanza, qué la define y qué la constituye no son preguntas novedosas. Comprender y explicar la enseñanza para mejor orientarla ha sido preocupación de estudiosos que han construido respuestas desde múltiples perspectivas y posiciones políticas, académicas y pedagógicas. Lo novedoso y refrescante que nos ofrece este libro es que los puntos visitados del territorio de la enseñanza, privilegiados en este viaje, son aquellos que definen como neurálgicos de esta práctica a uno de sus principales protagonistas: los maestros. El libro destaca entonces, no lo que la enseñanza debiera ser, sino lo que ésta es, lo que implica y también lo que puede ser dadas sus propias demandas así como las diversas, y con mucha frecuencia difíciles, condiciones en que los profesores la realizan.
A partir de las voces de los maestros, de sus experiencias en diversos contextos y grupos escolares, las autoras van tejiendo una exposición que al mismo tiempo que deja ver la complejidad de la enseñanza, sus dificultades, sus exigencias y las tareas que impone a los docentes, presenta de manera sencilla y clara, pero muy importante, algunas de las estrategias y los saberes construidos por los maestros para hacer de la clase un espacio de aprendizajes relevantes para sus alumnos.
El recorrido transcurre por un itinerario bastante apropiado, mediante los cuatro capítulos que integran el libro. En el primero, denominado "¿Qué es la enseñanza?", se recorre dicho territorio con una visión general y de conjunto. Esta perspectiva involucra a los lectores en la identificación de rasgos o dimensiones centrales en la constitución cotidiana de la enseñanza, así como en la reflexión de los retos que imponen al maestro para planear y desarrollar clases que logren involucrar a los alumnos y hacerlos que efectivamente aprendan. Con la maestría y paciencia de los buenos maestros, las autoras logran aprehender y hacer comprensibles, en muy pocas páginas, cómo intervienen en la clase y qué acciones demandan de los docentes cuestiones tan relevantes como la necesaria participación de los niños, la multiplicidad e imprevisibilidad de acontecimientos que se suscitan en el aula, la producción y movilización de un saber específico de la enseñanza, el conocimiento del currículum y los materiales educativos y el involucramiento de los padres de familia. Las autoras ilustran lo que hacen los maestros incorporando experiencias docentes de diferentes contextos: desde el medio urbano hasta el rural y desde escuelas unigrado hasta las unitarias.
Cómo aprenden los maestros a considerar todas estas dimensiones que atraviesan la enseñanza, es la otra cara que las autoras invitan a explorar sobre este trabajo, mostrando que ese aprendizaje tiene lugar en un proceso continuo que se inicia en la formación en las normales pero que continúa y se prolonga a lo largo del ejercicio profesional. Al ubicar una parte importante del aprendizaje docente en el mismo desarrollo de la enseñanza, las autoras ayudan a identificar en acontecimientos cotidianos, cómo la interacción con los niños, la revisión de los materiales educativos o los acontecimientos imprevisibles de la clase son fuentes valiosas de producción de saberes para ejercer la enseñanza.
En lo que sigue del recorrido, a través de los tres capítulos restantes, el viaje se hace más tranquilo, como ocurre con quien se ha familiarizado con el lugar que visita, pero se vuelve más intenso. Se profundiza en los detalles de cómo operan, cómo se expresan y qué demandan de los maestros, tres dimensiones particulares de la enseñanza: los niños, la diversidad de los grupos escolares y el currículo.
Así, en el capítulo segundo, Mercado y Luna destacan la centralidad que tienen los niños en la enseñanza. Lograr su interés e involucramiento es uno de los principales retos para los maestros, como también lo es proporcionar los apoyos que cada uno requiere. No hay respuesta única para hacerlo, las variaciones culturales, de edad, de los contenidos a trabajar, entre otras, exigen respuestas contextuales. No obstante, las autoras evidencian que, en todos los casos, el conocimiento de los niños es indispensable para planear y desarrollar la clase. En el libro se identifica el tipo de conocimiento sobre los niños que resulta útil y las vías para agenciarse de la información necesaria; asimismo, se muestran momentos de la planeación y de la clase en los que ese conocimiento interviene para tomar decisiones y para actuar. Son recursos que han mostrado su viabilidad y su pertinencia en las condiciones en que se ejerce la docencia en nuestro país.
En el tercer capítulo el viaje profundiza más en las entrañas de la enseñanza para revelarnos cómo atender algunas de sus características que parecen obvias pero que conllevan retos importantes para los docentes como el hecho de que los niños deban aprender ciertos contenidos aunque no necesariamente estén interesados en ellos, o la heterogeneidad de estilos y ritmos de aprendizaje que los alumnos tienen. Con la premisa de que todos pueden aprender si tienen las oportunidades adecuadas, las autoras exponen caminos para lograrlo. Presentan formas en que se puede involucrar a los niños en la construcción de los aprendizajes y describen situaciones cotidianas del aula en las que se advierte esa construcción social. Igualmente proporcionan pistas sobre cómo trabajar en la preparación y presentación de los contenidos y cómo usar las preguntas en el aula para que los niños se interesen y aprendan. Sobre la diversidad o heterogeneidad de los alumnos, siempre presente en todo grupo escolar y siempre angustiante para los maestros, las autoras explican cómo sacarle ventaja para enriquecer el aprendizaje de todos los niños; asimismo, exponen modos de intervención docente y de organización de la enseñanza que pueden ser más apropiados en ese sentido.
El tour por la enseñanza que ofrecen en su libro Mercado y Luna termina examinando la relación entre el currículo y la enseñanza. Se explica cómo, al desarrollar la enseñanza, el maestro se convierte en un hacedor del currículo en tanto que tiene que tomar múltiples decisiones para que la propuesta oficial tenga cabida en la escuela y sentido para la diversidad de niños que atiende. En el tránsito del currículo institucional al trabajo en el aula, como expresan las autoras, hay que tener en cuenta múltiples referentes para tomar decisiones acertadas: los niños, el tiempo disponible, las tareas de extraenseñanza, la complejidad de los contenidos, los materiales existentes y hasta los padres y las autoridades escolares. Asimismo, señalan las autoras, hay que anticipar, prever escenarios de lo que pueda pasar en el aula. Sin embargo, no sólo nos asustan, también nos hacen sugerencias, muchas provenientes de buenos maestros, de cómo encarar esta tarea para ofrecer a los niños lo mejor posible como experiencia de aprendizaje. Un punto importante de este recorrido es la relación de los maestros con las innovaciones que resultan de las reformas, al respecto proponen pistas de cómo acercarse y explorar las innovaciones de manera que enriquezcan el trabajo con los alumnos.
Ese es el viaje, ahora permítanme compartirle mis impresiones. En mi apreciación, el texto tiene varias virtudes.
Anima a los profesores a construir estrategias de enseñanza que alienten la autonomía y mejores aprendizajes en los alumnos, a partir de estimular la reflexión sobre las prácticas docentes documentadas en el texto y las que ellos realizan. En mi opinión, se logra de manera importante. Tuve oportunidad de constatar cómo la sola lectura del texto detona, de inmediato, en los maestros comentarios y reflexiones acerca de la importancia de los temas expuestos y de lo que hacen o han dejado de hacer en su trabajo cotidiano.
Como dijo una maestra, está escrito en un lenguaje claro y accesible. Eso no es fortuito ni cuestión de puro estilo, ni de que los temas tratados carezcan de complejidad. Aunque se abordan temas complejos, éstos resultan comprensibles y accesibles porque son tratados a partir de las necesidades y exigencias cotidianas que enfrentan los docentes. Las voces y prácticas de los maestros articuladas con el desarrollo de los temas expuestos no sólo los tornan familiares sino que, a diferencia de cuando se les trata como importantes en sí mismos, ponen de manifiesto su significación y el papel que juegan en la enseñanza.
El libro torna visibles y comunicables saberes construidos por los maestros que, en el marco de las diversas y complejas condiciones en las que trabajan, hacen de la vida en las aulas espacios importantes de aprendizaje y desarrollo de los niños. Contiene, como diría Jordan (citada por Lave y Wenger, 2003), paquetes situados de conocimientos valiosos para los enseñantes. Por otra parte, invita a los maestros lectores a identificar los saberes propios, a explicitarlos y a compartirlos, y ofrece los recursos para hacerlo. A lo largo del libro se proponen actividades con preguntas muy puntuales para orientar la reflexión sobre la práctica docente con propósitos diversos: a veces para identificar en las experiencias descritas los saberes movilizados y las oportunidades de aprendizaje que suscitan entre los niños, la mayoría de las veces para hurgar en la experiencia propia con el fin de identificar y valorar la pertinencia de las acciones emprendidas. Con estos mismos propósitos, el libro incluye un DVD que contiene escenas cotidianas del aula sobre los temas tratados con propuestas para reflexionar sobre prácticas particulares y sus aciertos, e identificar otras formas alternativas. En todos los casos se anima a los profesores a prever, a anticipar lo que sería posible y deseable hacer para mejorar la enseñanza.
Esta obra representa en mi opinión una iniciativa de la mayor relevancia en un momento en que voces con intereses particulares descargan exclusivamente en los maestros la responsabilidad de los resultados educativos y buscan exhibirlos como incompetentes para la enseñanza. Cobra relevancia también ante la ola continua de reformas en las que se presentan propuestas pedagógicas como un borrón y cuenta nueva, como si nada tuvieran que ver con lo existente en la enseñanza. Por el contrario, el libro de Mercado y Luna convoca a los maestros no sólo a reconocer la valía de tales saberes y cómo operan en la práctica, sino las formas en que ellos pueden articularse o servir de apoyo a la incorporación de nuevas proposiciones pedagógicas.
No obstante, el libro está lejos de ser una apología de las prácticas vigentes. También alude a prácticas que resultan poco formativas para los niños, como dejar investigaciones de tarea sin que sean objeto de revisión en las clases, o las más comúnmente conocidas como tareas repetitivas o mecánicas. Pero fiel a las enseñanzas recibidas de los buenos maestros, las autoras no las descalifican, las toman como punto de partida para animar a los profesores, primero, a entender las razones que las motivan para, enseguida, sugerir cómo podrían construir alternativas más apropiadas para promover el aprendizaje.
No me queda duda del potencial del libro para apoyar a los maestros en la mejora de la enseñanza pero también puede servir a otros actores. Los estudiantes del magisterio y los maestros que se inician en la profesión se verían beneficiados con esta lectura. Las acciones efectivas emprendidas por maestros ante los retos y tareas que entraña la enseñanza, documentadas en el libro, son portadoras de recursos prácticos, de secretos de la profesión, que pueden ayudarles a resolver muchas de las preguntas y de los problemas específicos de la enseñanza que ellos se plantean.
Para los formadores de docentes este libro puede ser un auxiliar valioso para iniciar a los estudiantes normalistas en el complejo mundo de la enseñanza, para orientar sus observaciones y apoyarlos en la preparación y reflexión de sus prácticas pre profesionales, también los apoyos técnico pedagógicos, los diseñadores de propuestas, los investigadores noveles de la educación pueden encontrar en el texto referencias útiles para su quehacer.
Invito a todos a leer el libro, particularmente a los maestros, y a hacer sus actividades solos, en pareja o en colectivo, como lo sugieren las autoras. De verdad hay que leerlo, como dijo de manera sintética una educadora de preescolar: "está bonito e interesante, habla de nosotros, de lo que hacemos, cómo lo hacemos, y de cómo podríamos mejorar".
Referencias
Lave, Jean y Etienne Wenger (2003). Aprendizaje situado: participación periférica legítima, Ciudad de México: FESI-UNAM. [ Links ]