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Revista mexicana de investigación educativa

versión impresa ISSN 1405-6666

RMIE vol.19 no.62 Ciudad de México jul./sep. 2014

 

Investigación temática

 

Proceso autobiográfico de (trans)formación identitaria y de conocimiento de sí

 

Autobiographical Process of (Trans)formation of Identity and Self-knowledge

 

Marie-Christine Josso

 

Profesora de la Faculté de psychologie et des sciences de l'éducation (FPSE) de la Université de Genève. FPSE 40, Boulevard du Pont-d'Arve, 12011, Ginebra, Suiza. CE: Marie-Christine.Josso@unige.ch

 

Artículo recibido: 4 de febrero de 2014
Dictaminado: 24 de marzo de 2014
Segunda versión: 23 de abril de 2014
Aceptado: 30 de abril de 2014

 

Resumen

Los enfoques biográficos en investigación y educación se presentan como una vía de conocimiento que enriquece el directorio epistemológico, metodológico y conceptual de educadores, terapeutas y otros profesionales de la relación y las transacciones sociales. En este trabajo expongo la perspectiva que he construido a lo largo de los años para la investigación biográfica y autobiográfica, que puede ser denominada como existencialidad singular-plural evolutiva, y muestro algunos momentos clave de la evolución de mi pensamiento. Asimismo, explico en qué consiste una concepción experiencial de la identidad y explicito las dimensiones del ser-sujeto que conducen a la necesidad de un enfoque multidimensional y transdisciplinario en el estudio de los relatos de sí.

Palabras clave: autobiografía, historias de vida, identidad, investigación educativa.

 

Abstract

Biographical focuses in research and education are presented as a path of knowledge that enriches the epistemological, methodological, and conceptual directory of educators, therapists, and other professionals involved in relationships and social transactions. In this paper, I discuss the perspective I have constructed over the years for biographical and autobiographical research, which may be called evolving singular/pluralexistentiality, and I show some key moments in the evolution of my thinking. I also explain the elements of an experiential conception of identity and I explain the individual dimensions that lead to the need for a transdisciplinary multidimensional focus in the study of stories about the self.

Keywords: autobiography, life histories, identity, educational research.

 

Introducción

Los espacios educativos dirigidos al desarrollo personal, cultural o de competencias sociales, así como los de formación profesional continua, acogen a personas cuyas expectativas y motivaciones se refieren tanto a las problemáticas de posicionamiento en su vida cotidiana y a su acción, como a cuestiones y problemas relativos a la comprensión de la naturaleza de estos cambios.

Por ello, todo proyecto de formación atraviesa la temática de la existencialidad asociada a la cuestión de la identidad (identidad para sí, identidad para los otros). Si el dispositivo de formación integra una reflexión a partir, por ejemplo, de un enfoque reflexivo sobre los relatos de vida de los alumnos, surgirán las preocupaciones existenciales de los estudiantes. Así, la cuestión del sentido de la formación permite acceder a las cuestiones de sentido que atraviesan hoy a los actores sociales, sea en el ejercicio de su profesión, sea en la propia vida.

 

La persona es el lugar de la (trans)formación

La cuestión identitaria, más o menos explícitamente expresada, se aloja en el centro de las preocupaciones de temáticas tales como: las solidaridades –en una sociedad que multiplica las formas de exclusión–; las filiaciones o las estrategias profesionales en relación con la estabilidad en el empleo; las reconversiones consecutivas a la desaparición de sectores de actividad o a las restricciones presupuestarias; los medios de defensa y de reivindicación, por ejemplo, la forma en que el entorno y los medios de comunicación tomarán en consideración o no las lesiones psíquicas y somáticas generadas por incertidumbre y pérdidas tanto por cuestiones económicas como de dignidad.

El trabajo de investigación a partir de relatos de vida1 o, para decirlo mejor, de relatos centrados en la formación, permite medir las mutaciones sociales y culturales en las vidas singulares y ponerlas en relación con la evolución de los contextos de vida profesional y social. Las subjetividades expresadas a través de los relatos frecuentemente son confrontadas con la falta de una comprensión que posibilite la creatividad en nuestros contextos de mutación. El trabajo sobre esta subjetividad singular y plural pasa a ser una de las prioridades de la formación en general y del trabajo con los relatos de vida en particular.

Los proyectos de formación en los que se comprometen adultos más o menos jóvenes se presentan, pues, investidos de otros propósitos además de los enunciados inicialmente en términos del discurso convencional vehiculizado en los media o en las representaciones comúnmente compartidas; a saber: la inscripción en un curso con el propósito de adquirir competencias nuevas, sociales y profesionales.

La puesta en común de las preguntas, de las preocupaciones y de las inquietudes explicitadas gracias al trabajo individual y colectivo sobre el relato de cada participante, permite a las personas en formación salir del aislamiento e iniciar una reflexión sobre la posibilidad de desarrollar nuevos recursos, estrategias y solidaridades. Las creencias de cada uno sobre las posibilidades de lo humano, desempeñan aquí un papel importante.

La función social de la formación inicial o continua, pues, tiene una evolución visible: de ser un espacio de búsqueda de recursos, de profundización o de desarrollo de competencias, se convierten progresivamente en un lugar de socialización nueva, de reformulación de relaciones sociales, de redefinición de proyectos de vida y, por ello, de redefinición de lo que es entendido como una identidad evolutiva gracias a la consideración de la perspectiva existencial. A través de ésta, la vida, en sus dimensiones psicosomática y sociocultural, toma forma, se distorsiona, se transforma y, por ende, impone la creación o recreación de sentido para sí mismo –que puede compartirse con los otros en mayor o menor medida– y de nuevas formas de existencia y de subsistencia.

Trabajar las cuestiones identitarias2 permite poner en evidencia la pluralidad, la fragilidad y el movimiento de nuestras identidades durante la vida. A las posturas que ponen en duda la representación convencional de una identidad estable, así como a las que se refieren a una identidad que se deconstruye por el juego de desplazamientos sociales, se añade la toma de conciencia de que la cuestión identitaria debe concebirse como un proceso permanente de identificación o diferenciación y de definición de sí a través de nuestra identidad evolutiva, una de las emergencias socioculturales visibles dela existencialidad. Por ello esas identidades en devenir constante, en algunos periodos históricos, son alteradas más fuertemente por los efectos desorganizadores de cambios sociales, económicos y/o políticos. Vivimos en Europa y en muchas otras regiones del mundo, un tiempo de recomposición de nuestras identidades porque nuestras existencias son fragilizadas y apremiadas en lo cotidiano por los efectos de la mundialización del mercado (traslado de las empresas, nuevas economías emergentes masivas –China, India, Brasil–, nuevas formas de pobreza, nuevos problemas sanitarios, cambios climáticos ligados con los contaminantes tradicionales).

Una exigencia metodológica de la investigación con los relatos de vida, para pensar las facetas existenciales de la identidad, es el enfoque multi referencial, que integra diversos registros del pensar lo humano (las creencias científicas, las religiosas y esotéricas) así como las diferentes dimensiones de nuestro ser en el mundo. En efecto, en tanto se aborda la vida de las personas en la totalidad de su historia,3 es muy difícil no tomar conciencia de las sinergias positivas o negativas entre las dimensiones psicosomáticas, psicológicas, sociológicas, antropológicas, sociales y espirituales que intervienen en la expresión evolutiva de la existencialidad y, por consiguiente, de la identidad.

Así, las situaciones educativas son un lugar y un tiempo donde el sentido de las situaciones y de los acontecimientos personales, sociales o profesionales, puede ser abordado en diferentes registros para facilitar una visión de conjunto, para acrecentar las capacidades de intervención pertinente y para optimizar las transacciones entre los actores movilizados por la situación en un momento dado.

 

La formación experiencial revela nuevas dimensiones de la persona

La concepción experiencial de la formación de sí en todas sus facetas, dimensiones y registros de expresión tiene ciertas articulaciones importantes con el concepto tradicional de identidad social y cultural; pero va mucho más allá porque completa las categorías tradicionales de las ciencias de lo humano en la integración con el actor y autor de su vida (autobiografía), en sus reflexiones y concientización en vinculación con las dimensiones de nuestro ser en el mundo, nuestros registros de expresiones, nuestras competencias genéricas transversales y nuestras posiciones existenciales.

La sociología y la antropología nos han brindado un conjunto de descripciones sobre la manera en que un grupo social más o menos ampliado asegura su continuidad y su supervivencia. Al hacerlo, se han construido los conceptos de socialización y de culturización para designar las modalidades de conformidad con las normas (en lo sucesivo conformización) y de adaptación de las personas a las actividades materiales y simbólicas que caracterizan a las interdependencias dinámicas entre los funcionarios y los grupos socioculturales. El concepto de educación ha permitido reagrupar el conjunto de las disposiciones formales (instituciones escolares y organismos de formación) e informales (medios, familia y formas de vida) de dicha transmisión.

Ambas disciplinas (sociología y antropología) han creado un ángulo de observación sobre la forma en que las personas son modeladas a través de un conjunto de dificultades y requerimientos que les ayuden a tomar lugar en una funcionalidad social y cultural. El enfoque más fino y más desarrollado de dichas modalidades de conformización nos lo dan Berger y Luckmann (1986) en su obra La construcción social de la realidad, en particular en los capítulos dedicados a la "sociedad como realidad subjetiva".

Cabe señalar que la mayoría de los trabajos que tratan explícita o implícitamente la construcción identitaria, la abordan a través de criterios de etiquetas que definen el estatus, los roles y las posiciones en una estructura social y las conductas individuales que les corresponden. La identidad individual es así definida a partir de características sociales, culturales, políticas, económicas, religiosas en términos de la reproducción sociofamiliar y socioeducativa. Pero la cuestión de comprender la variabilidad dentro de dichos modelos nunca es abordada y menos aún en la forma en que las individualidades viven en el interior tales estatus, esas diversas etiquetas y estos comportamientos conformistas. En este tipo de análisis, la existencialidad es totalmente ignorada en su movimiento y su vitalidad y, menos aún, las posibilidades de una invención de sí a la vez en ruptura y en relación con el contexto sociohistórico, las herencias socioculturales del hacer, pensar, del sentir, del actuar, el comunicar.

Estos modelos funcionalistas y estructurales marxistas han permitido poner en evidencia los conceptos de clase, de rol y de normas culturales y sociales interiorizadas como fundamento de la construcción identitaria y la fuente de un sentimiento de existencia. Pero, al mismo tiempo, esos enfoques hacen la economía de la manera en que las individualidades participan más o menos activamente de esa socialización y culturización, por una parte, y, de otra, en la forma en que la existencia de las personas está habitada por esas categorizaciones sociales más o menos positivamente (autoestima, necesidad de reconocimiento, etcétera). Además, esos conceptos no permiten dar cuenta de qué manera, en las sociedades con cambios estructurales tales como los conocemos desde finales de los años sesenta, las individualidades se ocupan de reorganizar sus pertenencias y sus comportamientos, sus valoraciones y sus posiciones sociales y culturales, su modo de pensar el mundo y a lo humano: cómo la existencialidad se vive en una evolución como un proceso más o menos estimulante y/o angustiante.

La psicología por su parte nos ha proporcionado un conjunto de descripciones relativas a la dimensión psíquica, consciente e inconsciente, del individuo y sus dinámicas así como de los cambios que lo afectan más o menos de manera significativa (por ejemplo, la psicología del superviviente). La cuestión de la identidad es abordada por conducto de la imagen de sí mismo y de una manera más indirecta por los componentes de un Mí hacia los componentes variables, según las escuelas. Los enfoques experimentales y clínicos desembocan en "tarjetas de identidad" (se llegará incluso hasta el punto de emplear el término "personalidad de base", del patrón de comportamientos) que sirven para la construcción de un conjunto de pruebas que instrumentan los psicólogos en las actividades de orientación y de la evaluación escolar y profesional (del IQ a las pruebas proyectivas). El constructivismo piagetiano hace excepción al explorar el proceso de construcción, partiendo de esquemas y operaciones de la inteligencia sensorio-motriz hasta la inteligencia conceptual, al poner de relieve un proceso universal de asimilación y de apropiación que permite comprender, en esta construcción, el trabajo del sujeto cognoscente.

Los enfoques desarrollados en el ámbito de la psicopatología médica construyen también cuadros clínicos y sintomatológicos que permiten un etiquetado de las individualidades cuyos comportamientos perturban las reglas de las transacciones e interrelaciones en el punto de resultar peligroso para ellos mismos y para otros. Algunos investigadores como Freud, Jung o Laing y sus sucesores, han abordado la dinámica afectiva de la vida psíquica inconsciente e introducen una dimensión diferente de lo humano y, con ello, ofrecen una comprensión de las articulaciones de esta vida psíquica con lo social y lo cultural a través de una dinámica del deseo organizador y orientador; dicho de otra forma, la intencionalidad del sujeto.

 

La singularidad plural es una característica de lo humano en su globalidad

La variabilidad y la singularidad de las personas en el plano psíquico –contrapuesto a los modelos ofrecidos por las ciencias sociales– revelan un campo de libertad posible en la formación de la identidad psico-socio-cultural. Los trabajos más recientes de enfoques bio-cognitivos acaban por consolidar esta constatación teórica a través de la observación del funcionamiento cerebral y desemboca en la construcción del concepto de autopoiesis para dar cuenta de esta capacidad creativa. Pero, ¿cómo informar de este margen de autonomía y de posibilidades a partir de metodologías de investigación que aíslan una u otra característica de lo humano o a partir de disciplinas que traducen esa misma fragmentación del sujeto, se ignoran mutuamente y perpetúan así una visión fragmentada de lo humano? Hay una cierta paradoja en la voluntad de hablar de la identidad en sentido genérico y no ser capaz de hacerlo a través de los aspectos como las identidades psicológica, social, cultural, política y económica. Es así como la existencialidad termina por desaparecer del ámbito reflexivo sobre lo humano porque esta dimensión del ser no es, precisamente, dividible.

El enfoque biográfico desarrollado en las situaciones educativas no considera como prioridad la construcción identitaria, las modalidades y los objetivos de nuestras investigaciones basadas en el trabajo biográfico (construcción del relato escrito, co-análisis y co-interpretación en situación de grupo), este enfoque centrado en la comprensión de los procesos de formación, de conocimiento y de aprendizaje dará cuenta, a su manera, de la cuestión de la identidad. La historia de vida es una mediación de conocimiento de sí en su existencialidad que ofrece a la reflexión de su autor las oportunidades de tomar conciencia sobre sus distintos registros de expresión y de representaciones de sí mismo, así como sobre las dinámicas que orientan su formación.

Así, el estudio de los procesos de formación, de conocimiento y de aprendizaje –en vista de la elaboración de un concepto de formación experiencial– se realizará a partir de la construcción del relato de la historia de su formación a través de la narración de experiencias que el autor-actor ha aprendido a través de su manera de elegir opciones, de situarse en sus adquiridos y definir sus intereses, sus valoraciones y aspiraciones. La existencialidad es así aproximada en un tejido completamente original –porque es singular– en el seno de una humanidad compartida. Por ello, en nuestras investigaciones con los relatos de formación, empleo a menudo la expresión de nuestra existencia singular plural.

Abordar el conocimiento de sí por conducto de las transformaciones del ser-sujeto vivo y las situaciones que se consideran como formadoras y a menudo fundantes, es concebir la construcción identitaria, como punta del iceberg de la existencialidad. Por una parte, como una trayectoria que se pone en tensión entre los legados sucesivos y las nuevas construcciones y, por otra parte, pone igualmente en relación dialéctica el acervo de conocimientos, de saber-hacer, de saber pensar, de saber estar en relación con el otro, de estrategias, de valoraciones, de comportamientos con los conocimientos, competencias, saber-hacer, actitudes, valoraciones nuevas que hacen referencia en todo al programa educativo elegido.

Las proyecciones de sí, que han alimentado los momentos de reorientación se revisarán en sus significaciones en el presente y en su perspectiva de futuro; aclaradas e interrogadas en su lógica de aparición. Estas expectativas relatan la dinámica de las formas proyectadas de la existencialidad. Esta trayectoria pone pues, en escena un ser-sujeto, a la adoptada con las personas, los contextos y con él mismo en una tensión permanente entre los modelos posibles de identificación con el otro (conformización) y las aspiraciones a la diferenciación (singularización). Cada historia es trabajada en vista de liberar los momentos-bisagras –frecuentemente fundadores– las valoraciones que han orientado las opciones, los registros de ciencias de lo humano en los que las experiencias son aplicadas, las dialécticas que permiten comprender las orientaciones generales de la vida, las actitudes y aprendizajes del sujeto en las situaciones, los acontecimientos, las reuniones y las actividades seleccionadas en el curso de la vida.

 

La singularidad se articula en torno a un fondo común

El conjunto de los logros acumulados en el curso de la vida se analizan en términos de aprendizajes y de conocimientos que han sido agrupados en cuatro categorías, según la teorización propuesta en el Caminar hacia sí (Josso, 2010c)4:

1) Aprendizajes existenciales son constitutivos del conocimiento de sí como ser psicosomático en nuestras dimensiones de ser en el mundo, nuestros registros de expresión y nuestras competencias genéricas transversales particulares.

2) Aprendizajes instrumentales reúnen a los procesos y procedimientos en todos los ámbitos de la vida práctica en una determinada cultura en un momento histórico determinado.

3) Aprendizajes relacionales desembocan en las adquisiciones de comportamientos, estrategias de intercambio de comunicación con los demás, de saber estar en relación con sí mismo, con el otro y con el mundo.

4) Aprendizajes reflexivos permiten la construcción del saber-pensar en las coordenadas explicativas y comprensivas.

Los referentes que sirven para pensar y construir el sentido para las experiencias narradas son identificables a través de los registros de expresión de la narración y el vocabulario empleado; es así posible constatar subdesarrollos de algunos en beneficio de otros, los huecos o al contrario la presencia completa del archivo de registros de las ciencias de lo humano a partir de los cuales el sujeto se sitúa en su entorno humano y natural. Pero las formas de comprensión que se derivan del trabajo de análisis e interpretación hacen surgir una conceptualización que no pertenece a ninguna de las ciencias de lo humano y que se presenta como una perspectiva nueva o un nuevo examen y están sustentados en una epistemología paradójica asociando la implicación y el distanciamiento del investigador de su propia investigación, construcción de una subjetividad auténtica por objetivación de las ideas preconcebidas o un prêt-à-porter del pensar y paso a los protocolos experimentales en la experiencia como modalidad de construcción de conocimientos. Esta nueva puesta en perspectiva es el resultado de una práctica metodológica original (Josso, 2010a y 2010b) y de una epistemología que da acceso, de manera concreta, a lo que significa la existencialidad en singular plural en movimiento (Josso, 2010c).

Los autorretratos dinámicos, construidos en una dialéctica de elaboración y análisis de momentos individuales y en grupo permiten, progresivamente, poner en evidencia la dinámica del proceso de formación de nuestra existencialidad. Todos los itinerarios son orientados por una dinámica fundamental que nace de la confrontación entre los intereses y las lógicas individuales, por una parte, y, por otra parte, de las lógicas y obligaciones colectivas. Aparecen así las potencialidades de la persona y sus posibilidades en relación con las limitaciones de los diferentes contextos de inserción o pertenencia simbólica. El trayecto de vida se presenta como una larga transacción durante la cual la persona actúa sobre el medio ambiente con vistas a algo o se ajusta momentáneamente a largo plazo.

Tres dialécticas han sido, hasta ahora, identificadas como componente de esta dinámica fundamental:

1) Singularización/conformización. Los relatos refieren las distintas formas que ha tomado esta dialéctica desde el informe a la familia de origen hasta el informe en el saber, pasando por la elección profesional, de estilo de vida, las formas de sociabilidad y los diversos compromisos.

2) Responsabilización/dependencia. En las actividades, las relaciones con otros o las situaciones, el sujeto es más o menos parte interesada en las transacciones, las interacciones y las interdependencias. Es posible dejarse llevar por lógicas colectivas, como es posible dar un sentido para sí mismo a lo que se haga, buscar una independencia interactiva o ajustarse sobre el plan relacional, económico o social.

3) Interioridad/exterioridad. Numerosas biografías forman un estado de tensión, a veces de un estrés vivido entre una vida interior hecha de percepciones propias (tonos, humores, emociones, sentimientos), de sueños, de proyectos, deseos y de imágenes de sí mismo y de los otros, que nos son remitidas en las diversas interacciones que tenemos con ellos. Vivimos una dinámica interna que encuentro, con más o menos felicidad, en las condiciones de nuestro entorno.

Así las transformaciones en las que las personas han sido comprometidas pueden derivarse de una causa interna o ser provocadas por el medio ambiente. El ser-sujeto es llevado en consecuencia a gestionar esta cohabitación de lógicas de evolución y, al hacerlo, a vivir una tensión más o menos fuerte entre identidad para sí e identidad para los otros.

El proceso de formación que caracteriza el recorrido de vida de cada uno permite así actualizar, progresivamente, el ser-sujeto de la formación, el tomar forma psico-somáticamente, psicológicamente, sociológicamente, económicamente, culturalmente, políticamente, espiritualmente en un sabio y singular tejido, dando así un único motivo ("pieza única" en las artes visuales). La conciencia de ser (activa o pasivamente) respecto de su historia, a través de todos los ajustes que hubo que hacer, permite tomar la medida de la importancia de la formación experiencial: la actualización del sujeto en un querer y poder ser en devenir y la objetivación de éste en las formas socioculturales que ya existen, o que haya que imaginar (las familias reconstituidas).

Si el concepto de identidad sirve para definir las múltiples dimensiones del "¿Quién-soy-yo?" de manera de situar al sí y a los otros a través de un sistema de avistamientos en una comunidad y en relación con sus propias transformaciones; por otra parte, este concepto es útil para designar las maneras en que la idea misma de identidad toma forma en la vida de los seres humanos a través de sus pertenencias, sus solidaridades, sus actividades, sus vínculos simbólicos o concretos y su "ser-en-el-mundo". Y, por último, porque este concepto designará una problemática que acompaña el recorrido de vida vivida en una tensión permanente entre las transformaciones de las limitaciones de los colectivos y la evolución de los sueños, los deseos y aspiraciones individuales. Entonces, nuestro enfoque es considerar la posibilidad de múltiples facetas como un proceso:

1) evolutivo de integración/desorganización de saber-pensar, cono­ci­mientos, representaciones, valoraciones, comportamientos, saber-hacer, saber-amar, etcétera;

2) de otorgar sentido a los aprendizajes formales e informales, experien­cias y de los proyectos de sí mismo;

3) de toma de conciencia de sí mismo y de sus potencialidades;

4) de realización de una intencionalidad de proyectos, y

5) como una transformación permanente –y a veces imperceptible– del sí psicosomático.

El conjunto de esas facetas del proceso de formación constituye una contribución a un enfoque global y dinámico de la construcción de sí mismo como una disponibilidad constante a la existencia y por allí una atención consciente o una escucha sensible a lo que se manifiesta de nuestra existencialidad en el tiempo presente.

Deseo dar aquí un ejemplo de los resultados de investigación, ilustrando la especificidad de las construcciones conceptuales, definiendo los contornos de la existencialidad en la selección de uno de los conceptos construidos en el curso de nuestras investigaciones y que aclara el carácter transdisciplinario de los conocimientos elaborados con nuestra metodología y nuestra epistemología. Esto es, las dimensiones de nuestro ser en el mundo. Existir, es ser en vida, ser en vínculo, en relación con… los cuales son concepto de las dimensiones de nuestro ser-en el-mundo.

La construcción de este concepto ha resultado necesaria cuando, en mayo de 2000, hemos organizado en Crêt-Bérard (Vaud, Suiza), un simposio sobre el sensible en la formación a partir de nuestro caminar con las "historias de vida". En efecto, me resultó imposible avanzar en la concepción de este encuentro sin interrogarme en lo que los relatos trabajados hasta entonces (varios centenares en 20 años) nos enseñaban sobre el conjunto de las dimensiones articuladas en el sensible.

 

Descubrimiento de las dimensiones de una existencialidad singular-plural evolutiva

He aquí el esquema procedente de mis investigaciones llevadas a cabo de 1980 a 2010 en diversos contextos académicos y profesionales:

En el centro se encuentran los dos dimensiones sine qua non para nuestro ser-en el-mundo. El ser de cuerpo es a la vez "la cabina", el soporte, la base, la condición de la manifestación de las siete otras características. Por eso todas las "malformaciones", deformaciones temporales o definitivas de ese ser genera "discapacidad" más o menos profunda en el pleno desarrollo de sus características. A través de él estamos en relación con las dimensiones químicas, físicas y energéticas de nuestro universo, más aún somos parte integrante de éste en su dinámica local y global. Somos así parte integrante de y en vínculo activo con el ecosistema terrestre por nuestra pertenencia biológica en el reino animal, sin hablar de nuestros vínculos con el universo. Nuestra conciencia ecológica apenas en ciernes en Occidente (entre los "pueblos indígenas" esta toma de conciencia parece ser constitutiva de la visión del mundo), estamos comenzando a ser conscientes de los vínculos que existen entre las actividades humanas que hemos desarrollado sin consideración de sus efectos a corto, mediano y largo plazos y sus daños sobre nuestro medio ambiente natural y de salud humana. Por el contrario, los cambios climáticos –ya sean consecutivos o no a las actividades económicas sobredimensionadas– socavan nuestras condiciones de vida y, en algunos lugares, de nuestro planeta, de nuestra supervivencia limitada. Este ser de cuerpo está muy presente en las historias en diferentes formas: la salud y la enfermedad, maternidad y la paternidad, la filiación paterna, el aspecto físico apreciado o lamentado (imagen de sí mismo), la sexualidad, la alimentación, el movimiento a través de distintas disciplinas deportivas o enfoques corporales, fatiga, etcétera. Podría hablarse de una existencialidad psicosomática a condición de no limitar este concepto a esos aspectos sociales, culturales, económicos, históricos, espirituales, etcétera.

El ser de atención consciente es la segunda dimensión indispensable a nuestro ser-en el-mundo en tanto que ser en devenir. Sin esta dimensión ningún desarrollo es posible, ninguna percepción de sí es posible y tampoco ninguna posibilidad de construcción de un conocimiento de sí mismo. La calidad de esta atención consciente obedece a una elección, de un trabajo, de una voluntad perseverante, de una disciplina. Cada cultura ofrece sus caminos para el perfeccionamiento y ayuda a cada ser humano a optimizar su existencia. Hay que decir que las desatenciones, cualquiera que sea el entorno cultural y natural en que vivimos, pasan a ser rápidamente un peligro para nuestra supervivencia. El consejo "pon atención a..." que utilizamos sistemáticamente en la educación de nuestros niños es testimonio de su importancia vital. La atención consciente está asociada a nuestra capacidad de retención de las miles y miles de informaciones que recibimos en el curso de una vida y, por tanto, a la posibilidad de aprender durante nuestra existencia, poniendo en relación algunas de estas informaciones. Si usted piensa, en la búsqueda desesperada de sus llaves del automóvil, que lamentablemente "olvidó" en dónde las puso, existe el riesgo de que le suceda numerosas veces más, y podría ser que esto aumentara cada vez más, pero si confirma que el lugar en donde usted las encontró no estuvo allí y al gesto que usted ha hecho, es una oportunidad para controlar este tipo de situación tomando conciencia de que no ha habido olvido. Estaba presente físicamente, aunque "ausente" en conciencia. Por este ejemplo simple y vivido por cada uno de nosotros, deseo poner de relieve la importancia de la atención consciente como presencia a sí mismo en el aquí y ahora tanto en nuestro vínculo con el mundo exterior como con nuestra interioridad psíquica y física. Estar presente en sí mismo en el tiempo de lo que se vive, constituye una ventaja suplementaria no sólo para aprender, sino también para mantener una constancia. Una constancia que podremos solicitar en un tiempo de balance, de cuestionamientos, de reflexión, de escucha de lo que está surgiendo en nosotros. La puesta de atención consciente como el corazón de nuestro ser-en el-mundo y de nuestra capacidad para existir en relación con el sí-mismo y con nuestro medio ambiente natural y humano, hecho "cuerpo", aquí el juego de palabra ayuda, con nuestro ser de carne. Es importante no confundir esa atención consciente, como atributo del ser humano, con los contenidos de conciencia que este atributo permite construir, por ejemplo: las diversas ciencias de lo humano, los conocimientos técnicos o geofísicos.

El ser de sensibilidades es el que se presenta como el más cercano al ser corpóreo. Por medio de él se expresan todos los sentidos "agradables" o "desagradables" que vivimos en relación directa con las sensaciones corporales que se muestran en todas nuestras actividades con nosotros mismos y con los demás. Es por la mediación de nuestros cinco sentidos que aprehendemos desde, en primer lugar, nosotros-mismos y, posteriormente, los demás y nuestro medio ambiente natural y humano. La información aportada por cada uno presupone que estemos en movimiento para percibir diferencias, como bien ha demostrado Gregory Bateson (1977); pero también que cada uno de sus efectos esté asociado a una intencionalidad: es así como nuestro olfato, sabor, tacto, capacidad auditiva, vista y movimiento pueden estar en función sin poner atención a la información que podemos extraer. Me refiero aquí a ese hermoso consejo del escritor José Saramago (1995), en su Ensayo sobre la ceguera: "Se podes olhar, vê. Se podes ver, repara" (si puedes ver, ve. Si puedes ver, repara). El ser de atención consciente muestra aquí su entrada en escena. Sin esta atención consciente movilizada, por una intencionalidad pero también el deseo de… como una de las manifestaciones del ser de afectividad estamos ya sea en peligro o con incapacidad de desarrollar un escuchar y un conocimiento de nosotros mismos, de los otros y de nuestro entorno humano y natural. Gracias a esta atención consciente orientada por nuestra intencionalidad y deseos, podemos estar en contacto con los impactos de nuestros sentidos sobre nuestro ser de carne (cuerpo) y, por supuesto, sobre los efectos en cadena que comportan, en términos de emociones, imaginación, de cognición, de acción. En el trabajo biográfico, incluso antes de abordar las ideas que estructuran la comprensión de nosotros mismos, de los otros, de los acontecimientos que vivimos, hay que pasar por la puesta en evidencia de las sensibilidades subyacentes a nuestros juicios y reacciones. La primera percepción del mundo y de sí-mismo pasa por la conciencia de nuestras percepciones sensibles, conjuntamente o por separado, según las circunstancias, pero siempre en un movimiento, es decir en una actividad.

El ser de emociones está vinculado directamente al ser de sensibilidades, en el estado despierto, por supuesto. Pero esto también se ha movilizado por los impactos del ser de afectividad, del cognitivo y del de imaginación. El registro corporal de las emociones no impide que sean generados por las dimensiones menos carnales. Ciertamente, nuestro umbral de sensibilidad al ruido genera la irritación o incluso la ira, así como una comida de nuestro gusto genera el placer e incluso la alegría, pero podemos estar también irritados por las ideas, tristes al comprobar la negación de algunos de nuestros valores, felices por haber realizado una marcha en la montaña o de haber pasado un hermoso día el mar, en ira por ver un paisaje querido y estar afectado por un complejo turístico, encantado por una obra de teatro, un concierto o una exposición, decepcionado de un resultado de un concurso cualquiera, etcétera. Quién no ha comprobado, por otra parte, el carácter a menudo "contagioso" de las emociones que provocan reacciones simétricas, fuentes de numerosas dificultades relacionales. Nuestra existencialidad emocional como nuestra existencialidad sensible son dimensiones poco tomadas en cuenta en los proyectos educativos parentales y sociales de las sociedades occidentales.

El ser de afectividad nos hace entrar en el mundo de vínculos construidos, cuidados o rotos alrededor de las valorizaciones que interiorizamos no conscientemente, o que hemos elegido tras la reflexión. Se pueden adoptar diversas formas de ser de: afectos, deseos, ideales, compromisos, sentimientos, voluntad y perseverancia. Me atrevería a decir que el tono de las historias es, en general, por ese ser de afectividad acoplado al ser de emociones. Sin embargo, el ser de afectividad también está estrechamente asociado con el ser cognitivo. En efecto, toda valorización implica una capacidad de clasificación, de comparación, de razonamiento sobre las ventajas y desventajas, puesta en el contexto. Al igual que el ser de emociones, el de afectividad genera efectos más o menos apreciados en nuestro ser de carne. La medicina psicosomática, la somato-psicopedagogía, la sofrología son, entre otras, formas de reconocimiento; estos efectos recíprocos que, a pesar de las interpretaciones más o menos satisfactorias, siguen siendo muy difíciles de identificar con precisión, a pesar de los bellos avances que demuestra la literatura que ha resultado de esas prácticas.

El ser de cognición y lenguaje nos lleva a abordar otras formas de vínculos y por tanto de manifestación de nuestra existencialidad. Por la adquisición del lenguaje, el desarrollo del intelecto, la adquisición de estrategias de pensar y de los diversos conocimientos de ciencias de lo humano y de la naturaleza, nos encontramos en una "gramática" de los vínculos posibles o imposibles en el contexto de una epistemología que sea de una disciplina del pensamiento y de la acción o de una lógica cultural organizada a partir de una visión del mundo. Por ello señalamos a la atención de los participantes en nuestros trabajos "Historias de vida en formación" sobre la necesaria toma de conciencia y tener en cuenta que toda historia es por definición interpretativa y una gran parte de nuestro trabajo de análisis consistirá en revelar las pre-interpretaciones contenidas en sus "descripción de los hechos" de su vida. Aquí un aspecto poco desarrollado en los desafíos de nuestro enfoque. Algunos están convencidos de que, habiendo accedido explícitamente a las pre-interpretaciones, a las ideas preconcebidas, a los prejuicios tocamos por ahí la subjetividad del autor. Ahora bien, tocamos lo que hay de menos personal y, por consiguiente, de menos subjetivo en sentido estricto del término. Tocamos a la dimensión más sociológica y antropológica (dimensión cultural) del pensar. Quisiera insistir sobre la idea y el hecho de que la subjetividad es una conquista que requiere precisamente un recuento de estas capas de barnices sociales y culturales que nos hacen creer que pensamos por nosotros mismos.

El ser de cognición es, por supuesto, totalmente demandado en un enfoque que tiene como propósito analizar, comprender e interpretar los procesos de formación y de conocimiento que están en la práctica de la vida narrada. Es así convocado a crear vínculos allí donde no existían todavía, a desvincular acontecimientos "bien escritos" por las interpretaciones detenidas de más o menos larga temporalidad, a buscar los hilos conductores. La escritura del relato y el trabajo en los relatos ponen de relieve, en un mismo movimiento, los recursos del ser cognitivo y los orígenes de sus recursos. Es importante señalar que en los relatos del ser de cognición no se manifiesta exclusivamente en forma de un ser "racional" en el sentido científico del término. Los parámetros utilizados para alimentar un conocimiento de sí, de los otros y el medio ambiente natural y humano sacan a todo tipo de tradiciones de conocimiento reconocidas, muchos de los cuales, aunque hacen reír a algunos lectores u oyentes, son los recursos que dan sentido para los narradores.

El trabajo biográfico no ha de juzgar el valor del sentido construido jerarquizando el sentido basado en los vínculos entre las teorías socialmente validadas y las realidades tomadas en consideración por una parte y, por otra, el fundado en las simbolizaciones poéticas nacidas del ser de imaginación (la teoría como ficción...).

Con la unión que acaba de hacerse entre cognición e imaginación, hemos ya introducido la evocación del ser de imaginación y las formas de relación que le son más específicamente unidas. Muchos relatos abordan la importancia de las obras artísticas (música, cartas, artes plásticas, artes decorativas, danza etcétera), estas realidades imaginarias y por tanto bien concretas, son alimento de su vida interior, fuentes de referencia para simbolizar las situaciones, los acontecimientos que seguían sin palabra, descubrimientos de otros universos posibles. Una investigación y la construcción de vínculos, de connivencias que puedan también permitir otras miradas sobre sí mismo, poder descubrir otras potencialidades, sentirse conectado en su humanidad a seres desconocidos que son portadores de sensibilidades vecinas o totalmente "extranjeras", utilizar estos/sus producciones artísticas, como mediación para hablar de sí y de su visión del mundo, etcétera. Habría que poner aquí toda la vida onírica en el estado de sueño o en "sueño despertado" cuyo lenguaje frecuentemente misterioso en un primer momento remite a esta facultad de la imaginación de crear símbolos que nos "hablan" de forma nocturna… En fin, ese ser de imaginación se manifiesta en los sueños y proyectos que han marcado la existencia o que permiten formular otros nuevos. A través de estas dos últimas formas, ya estamos en camino de articular al ser de imaginación con el de acción, ya que no puede haber acción sin un mínimo de previsión y proyecciones.

El ser de acción corporal es, sin duda, la dimensión de nuestro ser-en el-mundo que permite hacer tangible con la mayor evidencia las formas de relaciones y de realizaciones que se ponen en práctica, es la existencialidad en sus facetas aparentes, visibles. La inscripción necesariamente material de la acción corporal demuestra que la acción no es pensable sino en interacción social, ya sea a través de otras personas implicadas en la acción, ya sea por la movilización de recursos técnicos, objetos y materiales diversos, ya sea finalmente en los vínculos conscientemente creados con sí-mismo para movilizar los recursos internos, la energía, el valor, la voluntad. El ser de acción corporal combina, moviliza, pone en acción todas las demás dimensiones del ser para llegar en su movimiento, en su desplazamiento, en la transformación deseada de tal modo que este movimiento, desplazamiento, sea su mejor resultado, su mejor cumplimiento posible, como una obra de arte tanto literaria, como musical o plástica que sea espontánea.

Después de esta rápida ilustración de nuestras identidades existenciales en movimiento, a través de uno de los conceptos construidos en el curso de las investigaciones biográficas podemos concluir estas propuestas de reflexiones sobre la temática de la existencialidad en singular plural.

Para promover los conocimientos de sí en todos nuestros registros, nuestras dimensiones y facetas, la práctica de investigación –utilizando la metodología "historias de vida en formación"– privilegia la atención a la manera en que cada persona utiliza su margen de libertad y su capacidad creativa que evocamos a comienzos de este texto. La auto-orientación de sí como subproducto de nuestra creatividad (la invención de sí) pasa a ser una toma de poder sobre la manera en que cada individualidad puede descubrir su singularidad, cultivarla inscribiéndose en un continuum sociocultural es decir una historia colectiva. Esta capacidad creadora asociada con otras dimensiones de nuestro ser humano se presenta como un objetivo educativo importante que sólo puede enriquecer nuestras tradiciones educativas de transmisión y conformización que tienen su valor específico. Aparece como especialmente adecuada en un periodo histórico en que las transformaciones políticas, económicas, culturales y ecológicas generan una fragmentación de los referentes, las valoraciones y pertenencias conocidas e imponen la búsqueda de nuevas coherencias existenciales abiertas a lo intercultural.

Las prácticas de reflexión sobre sí que brindan el trabajo a partir de los relatos de vida escritos, centrados en la formación se presentan así como los laboratorios de comprensión de nuestro aprendizaje del oficio de vivir en un mundo cambiante, globalmente no-controlado y sin embargo parcialmente controlable a escala de las individualidades, que se hace y se desprende sin cesar y que pone en peligro la creencia en una "identidad pasada" en beneficio de una existencialidad sin cesar en obra y aplicación.

Más globalmente todavía, mientras que el núcleo de ciencias de lo humano observa la identidad y sus consecuencias en un conjunto de situaciones (identidad para los otros), el concepto de formación trabajado por la mediación de una reflexión sobre la historia de vida permite poner en evidencia la intimidad de una construcción; valorizando una concepción a la vez singular y socio culturalmente marcada de la identidad para sí, pero no debemos perder de vista en esta identidad para sí que no es de la individualidad sino de anclajes colectivos (familia, afiliaciones y grupos diversos que todos y cada uno tienen una historia ).

 

La singularidad plural se muestra en la perspectiva autobiográfica

Es porque me gusta ilustrar de manera muy concreta esta dimensión del singular plural que muestran nuestras metodologías reflexivas, interactivas, co-interpretativas en miradas cruzando un estatuto especial en la construcción de conocimientos sobre las dinámicas, los recursos y los estados evolutivos de seres humanos en el curso de su existencia y especialmente el informe discursivo, él mismo evolutivo, que las personas comprometidas en nuestros seminarios mantienen con los acontecimientos que piensan como seres constitutivos y fundadores de su existencia.

Es a través de la evocación de unos momentos bisagras y experiencias fundadoras de mi trayectoria de vida (Josso, 2010c) que daré pues los ejes principales del encuadre epistemológico que subyace a este concepto de identidad para sí evolutivo y conectado de forma inevitable a este concepto de invención de sí como ser singular plural. Deseo mostrar una vez más, por la elección de una escritura biográfica, la fecundidad del paradigma del singular plural, asociada al paradigma de la experiencia por conducto del enfoque biográfico.

Un primer momento hace referencia a mi gusto de poder vincular, integrar, articular en mi tesis de doctorado (El sujeto en formación, 1988 y publicada bajo el título Caminar hacia sí, 1991) y, desde entonces, en todas mis prácticas y publicaciones mi formación básica en antropología cultural, en sociología del conocimiento y los conocimientos acumulados en las otras disciplinas de las ciencias de la humanas, en particular la psicología analítica, la psicosociología, la educación y la filosofía. Que el enfoque biográfico como soporte empírico para la reflexión comprensiva de la formación de sí como sujeto haya exigido una "multirreferencialidad" me daba el sentimiento de que el saber universitario podría, por este medio, salir de su torre de Babel, hacer sentido para el ciudadano ordinario y ser un saber de uso cotidiano (pertenezco a la generación de soixante-huitards).5

Mi vida en África occidental me hizo aprender muy joven que los relatos de vida de los viejos eran las únicas fuentes de memorias a la vez individuales y colectivas y el griot6 que me hizo ser un portavoz, a través de la restitución de una comprensión de la singularidad de cada ser, de su itinerario de formaciones que le ayudan a vivir su humanidad, este papel de griot y de explorador de un territorio ignorado en educación convenía perfectamente a mi sensibilidad intelectual y humana. Con los relatos de vida, lo humano y la humanidad tomaban cuerpo, el concreto singular daba vida, informaba y abría nuevas perspectivas al "pensar general, abstracto" y a las correlaciones estadísticas que caracterizan mi formación universitaria.

Es así como haciendo camino en mis construcciones teóricas, he llegado a nombrar el tipo de trabajo biográfico efectuado con las características particulares de mi metodología y sustentadas no sólo por el paradigma de la experiencia sino también por el paradigma del singular plural, oxímoron7 que expresa muy bien las tensiones dialécticas en que la vida toma vida, se inventa y, gracias a esa invención, se perpetúa. Este paradigma es tan poderoso y fructífero que el desarrollo de las actividades en la web pone en evidencia, casi diariamente, en formas nuevas cómo este paradigma no es una simple invención intelectual sino que constituye una nueva conciencia para comprender –en una misma coherencia conceptual de las prácticas cotidianas– las páginas personales, los blogs, los álbumes fotografías en línea, los diarios íntimos, las diversas producciones literarias y visuales, por no mencionar más que estos pocos ejemplos.

Este paradigma del singular plural, como el de experiencia, de la complejidad y el paradigma sistémico, no pertenece a ninguna disciplina en particular, incluso si cada una tiene la cobertura del sí, ignorando las contribuciones de otros, y me parece más bien deber ser considerado como uno de los componentes de la famosa perspectiva transdisciplinaria cuya idea circula desde hace mucho tiempo, pero que aún carece de base teórica suficiente por una parte y, por otra, de una rotación suficientemente liberada de las convenciones y lealtades relacionadas con lo "políticamente correcto" y "la epistemológicamente correcto" para comenzar el trabajo de integración y trascendencia de disciplinas heredadas del siglo XIX. En las universidades ya no es sólo la concepción del saber fragmentado decimonónico sino toda la concepción de carreras de los investigadores, de sus itinerarios de formación y las modalidades de reconocimiento del valor de sus trabajos.

Otro momento muy significativo para mí, por ser fundador, está constituido por el vínculo entre mi actividad artística y mis actividades biográfico profesionales. Al principio, no he hecho el vínculo a priori: he puesto la primera piedra de mi tesis de doctorado en 1983 mientras que había comenzado a pintar asiduamente en 1975 y que fui aceptada como pintora profesional a Visarte (asociación suiza de pintores, escultores y arquitectos) en 1980. Una feliz sincronía hizo que el mes de mi defensa de tesis participara en una exposición colectiva presentando un tríptico de gran formato que fue creado especialmente para dicha exposición titulado Avant l'accomplissement (antes del cumplimiento) y concluye en un periodo pictórico designado como Les voyages d'Élodie (los viajes de Élodie).

Esta mirada temporal a mis dos actividades profesionales en dos exposiciones de sí simultáneas me hizo tomar conciencia de que mi obra pictórica se inscribía totalmente en una perspectiva biográfica misma que no aparece en primer lugar, a saber, desde la perspectiva de la toma de conciencia efectuadas en relación con tres periodos de mi vida (dos o tres cosas que sé de ella-la vida; si lo hubiera sabido no hubiera venido; los viajes de Élodie). Y que mis investigaciones universitarias participaban en un proceso de formación y de conocimiento que incorporaban mis investigaciones pictóricas.

Una conciencia nueva de sí, de un sí más unificado, inventado por necesidad de una coherencia interna, estaba surgiendo mediante puestas en forma en soportes específicos (imágenes y palabras) y de esta conciencia nueva de sí nacía una invención identitaria que se nombraba también en la época del acto de dar sentido a su vida. Así, el trabajo biográfico permitió crear un discurso que, al hacerlo, inventó la parte original de mi identidad de investigador profesional, alimentó otras actividades tales como mi trabajo pictórico y me ayudaba, incluso, a inventar la especificidad de mi identidad de artista profesional. Por último, en el plano existencial, esta toma de conciencia me dio un horizonte de vida caracterizado por la integración de puntos de vista y de prácticas socialmente separadas.

Así, el trabajo biográfico y autobiográfico se encuentra en una cruzada de un destino sociológicamente, históricamente y culturalmente previsible, de una memoria personalizada de ese destino potencial y de un imaginario sensible original capaz de seducir, de tocar emocionalmente, de hablar, de interpelar otros inconscientes o aún de convencer racionalmente.

Por ello, en mi tesis de doctorado se encuentra ya esta idea de que el relato de vida es una ficción ciertamente basada en hechos reales y que es sobre este relato ficticio que permitirá, si la persona es capaz de asumir ese riesgo, la invención de un sí auténtico. Sin olvidar que la invención de sí necesita no sólo de un discurso sobre sí, sino de proyectos de sí. En efecto, el relato de formación es posible como proceso de conocimientos sobre un sujeto que postula y, por consiguiente imagina poder llegar a ser plenamente. En otras palabras, es necesario poder imaginar ser y devenir a la vez único por ser singular y reconocible porque se es socialmente identificable. En otras palabras, en el ejemplo tomado aquí: investigador y artista pero esta investigadora y esta artista.

El establecimiento de un vínculo explícito y tangible entre actividad artística y de investigación y de formación se expresaba en la elección deliberada de presentar en un coloquio internacional de la Universidad de Rennes 2, en septiembre de 1998, una ponencia sobre las dimensiones formadoras de la escritura del relato de su historia de vida, de la extrañeza del otro a la extrañeza de sí y una exposición de un collage biográfico compuesto de nueve cuadros (50 x 70cm), titulado fragmentos de memorias en busca de sentido, compuestos a partir de fotografías y de imágenes extraídas de mis archivos personales. La temática del coloquio, "Dinámicas de lenguaje e historia de vida", me incitaba a proseguir la integración de ambas: trabajando en la selección de imágenes y fotos biográficamente significativas para intentar una escritura inédita de una historia de mi vida en nueve cuadros y trabajar en la composición pictórica para que diera cuenta de la dinámica biográfica en juego en cada cuadro.

Esta experiencia fue sumamente rica porque planteaba una multitud de cuestiones y concretada públicamente por ensayos con mis estudiantes en mis seminarios anuales en la universidad y en contextos profesionales diversos. Someteré aquí la problemática de los momentos biográficos seleccionados como significativos y la de la interpretación que participan directamente en la invención de sí. Ya que si la invención de sí es posible, es también y sobre todo porque los signos, las huellas, los símbolos que se supone que representan al autor en su dinámica global o en una de las dimensiones de su ser en el mundo son polisémicas. Por otra parte, porque sabemos que "el mapa no es el territorio", esta polisemía nos incita a partir en busca de nuestros potenciales seres-en el-mundo y por ende de inventarnos a través de nuestros proyectos. Es así que nuestros fragmentos de memoria individual y colectiva se transmutan en recursos, en fertilizantes, en inspiración para que nuestra imaginación de nosotros mismos pueda inventar esta indispensable continuidad entre el presente y el futuro gracias a nuestra mirada retrospectiva e reinterpretativa.

Por último, el Simposio de la Association Internationale des Histoires de Vie en Formation (ASIHVIF) en el año 2000 sobre el tema El sensible en formación que hemos diseñado y organizado con mis colegas del Grupo universitario de Investigación sobre los adultos –y sus procesos de aprendizaje establecido en la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad de Ginebra al comienzo de los ochenta, con Pierre Dominice– daba a este vínculo individualmente construido su despliegue completo, mediante la pluralidad de las contribuciones y la sinergia de las sensibilidades presentes.

El sensible, como parte integrante de nuestro proceso de formación y de conocimiento fue abordado en el cine con una película autobiográfica del cineasta quebequense Michel Moreau, una obra de teatro en relación con las biografías de los actores (Los perdedores magníficos), la danza con un grupo sobre el tema de la aparición de la humanidad, el espacio de la música, con la presencia del pianista Roland Vuataz también director del Conservatorio Popular de Música de Ginebra y, finalmente, los vínculos entre el artista, su vida y su pintura en presencia del pintor Gilbert Mazliah, profesor de Bellas Artes de Ginebra. Esto toma en cuenta los diferentes modos del sensible en nuestra formación y permite hacer surgir dimensiones ocultas de sí que redinamizan un proyecto de sí, ya que recomponen los recursos y una coherencia personal. Se puede también proyectar, identificar e introyectar los aspectos de aquello que es sensible y nos permite ver, sentir, pensar, hacer. Una vez más, hay una dinamización y una invención de sí en nuevas perspectivas y nuevas formas; el arte se convierte así una de las vías de conocimiento. Estas formas de lo sensible son la mejor ilustración posible del paradigma del singular plural. En efecto, son una puesta en vida y en forma de una sensibilidad o de sensibilidades –cuando se trata de creaciones colectivas– que articulan el potencial más original con una forma colectivamente reconocible porque toma lugar en una continuidad histórica. La pluralidad de las interpretaciones se revela aquí en toda su amplitud, una polisemia que de nuevo permite, basa, suscita una invitación a la invención de un nuevo significado. Pienso, por ejemplo en los momentos teatrales de Antígona, o los momentos pictóricos de un Francis Bacon o de un Picasso, las interpretaciones musicales incluso las transcripciones instrumentales.

La invención de sí presupone imaginar y hacer posible un proyecto de sí, lo que implica una conquista progresiva y siempre en devenir de una autonomía de la acción, de una autonomía de pensamiento, de una autonomía en nuestras opciones de vida y nuestro modo de vida. Ya que, por último, la invención de sí puede ser una de las formas adoptadas por la posición existencial de la intencionalidad que se realiza en la vida cotidiana y no sólo en situaciones o contextos particulares. Se aplica a todas las esferas de nuestra existencia desde las prendas de vestir que nos ponemos hasta aquellos platos que inventamos, pasando por la organización de nuestro horario de vacaciones y la elección del lugar, escoger nuestras lecturas, películas o exposiciones. Todas estas pequeñas libertades que se enmarcan seguramente en las limitaciones subyacentes como las finanzas a disposición, las negociaciones familiares, las ofertas de alojamiento, recreación, actividades culturales son, por tanto, marcadores de invención de sí en singular plural.

Esa invención de sí como ser singular plural tiene, no obstante, un costo que no estamos siempre dispuestos a pagar. Por eso podemos vivir durante periodos más o menos largos sobre los logros de todas clases, los proyectos estancados o confirmados, itinerarios ya identificados, las lealtades sociales aceptadas de más o menos buena manera, con complejos psíquicos que no logramos cerrar. Sin un trabajo específicamente centrado en la toma de conciencia de nuestras ideas, nuestras creencias, nuestras convicciones etcétera, cuyo trabajo biográfico sobre los relatos de formación son una de las vías posibles, seguimos profundamente prisioneros de nuestros destinos socioculturales y sociohistóricos. La invención de sí como ser singular plural supone pues vigilancia y voluntad y perseverancia para seguir siendo vivos en devenir y no vivos en suspensión. La tarea es tanto más delicada que me parece que vivimos la acmé8del proceso de mutación y que, por consecuencia, las tentativas de nuevas formas de solidaridad y de vidas comunitarias sean aún muy inestables. La globalización y las relaciones culturales están en vías de desplegarse a gran escala y no podemos ver claramente lo que ocurrirá de este proceso de mestizaje. Porque estamos igualmente en la capacidad de hacer un salto cualitativo singular y plural como de impedir la exploración de nuestras posibilidades de seres humanos y de morir.

Así, adicionalmente el paradigma del singular plural devenía evidente a través de una lectura de mi propio itinerario frente a los conocimientos construidos a partir de los relatos escritos de formación, más la invención de sí, individual y colectiva, se ha impuesto como uno de los beneficios potenciales de un trabajo hermenéutico creativo, en otras palabras de una praxis biográfica formadora y, por lo mismo, transformadora. Por supuesto, los enfoques biográficos en investigación y educación no pueden ser la panacea universal, se presentan como una vía de conocimiento que enriquece el directorio epistemológico, metodológico y conceptual de educadores, terapeutas y otros profesionales de la relación y las transacciones sociales (como la mediación, por ejemplo). Ello enriquece también nuestro directorio de "gente común" permitiéndonos desplegar una conciencia del sí individual y colectiva más sutil.

 

Referencias

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Notas

Traducción al español: Arturo Ballesteros Leiner, Universidad Pedagógica Nacional, México.

1 El enfoque propuesto para el trabajo con los relatos de vida parte de una reflexión a partir de una puesta en relato de la formación de sí (pensando, sensibilizándose, imaginando, conmoviéndose, apreciando, amando), y es efectuado desde una perspectiva que pone de relieve y cuestiona las herencias, las continuidades y las rupturas, los proyectos de vida, los múltiples recursos en relación con los logros adquiridos por la experiencia, etcétera.

2 Desde la perspectiva planteada, es decir, a través del análisis y la interpretación de relatos de vida escritos.

3 Se consideran a la vez las variaciones de los registros en los que se expresan y las múltiples facetas que ellas evocan de sus recorridos.

4 Por razones de economía del texto, únicamente se mencionan algunas de las referencias de los libros y de los capítulos de libros escritos por la autora (Josso, 1990; 2000, 2002, 2004 al 2012). Los autores de referencia en los que la autora toma apoyo en sus trabajos se presentan en sus diversas publicaciones, en particular en Caminhar pára si (Josso, 2010c).

5 Nota traductor: Un soixante-huitard es un participante en el movimiento de protesta de los estudiantes y de los trabajadores de mayo de 1968 en París y que por ello sus ideas fueron similares a los que participaban en esos eventos.

6 Nota traductor: Un griot o jeli (djeli o djéli en francés) es un narrador de historias de África Occidental.

7 Nota del traductor: Un oxímoron es una figura de oposición que consiste en reunir dos términos de sentidos contrarios dentro del mismo sintagma.

8 Nota del traductor: apogeo, punto más alto.

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