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Revista mexicana de investigación educativa

versión impresa ISSN 1405-6666

RMIE vol.16 spe Ciudad de México ene. 2011

 

Editorial

 

Los Quince años de la RMIE

 

En 2010 se cumplieron quince años de la aparición del primer número de la Revista Mexicana de Investigación Educativa (RMIE). Por tal motivo, en septiembre de ese año organizamos un evento con el propósito de aprovechar el momento para reflexionar, a través de la participación de los actores que han estado directamente involucrados en su creación y consolidación, sobre la aventura emprendida hace ya una década y media, sus avatares, logros, dificultades y posibilidades de contribución en el futuro. La riqueza de las reflexiones de los cinco directores a cargo de la misma desde su fundación hasta 2010, de Hugo Casanova y de otros asistentes al evento, nos llevó a proponer al Comité y Consejo editoriales de la RMIE y al Comité Directivo del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE), la posibilidad de publicar un número especial de aniversario, que permitiera compartirlas con el conjunto de los miembros del COMIE y los lectores asiduos e interesados en la Revista. Propuesta que afortunadamente encontró eco, fue apoyada en todas las instancias y dio lugar al número especial que ahora presentamos.

Desde la concepción del proyecto, la vocación de la RMIE fue clara: contribuir al conocimiento, análisis crítico y debate sobre los problemas contemporáneos, relevantes o urgentes en el ámbito de la educación a partir de diversas miradas disciplinarias y enfoques metodológicos. Ha buscado ser un espacio de intercambio entre los miembros del COMIE, con sus comunidades de referencia y otros actores involucrados en las tareas educativas. Por tanto, la publicación de la Revista es un medio que busca contribuir al logro de los objetivos del COMIE y sus integrantes, principalmente el de impulso del campo de la indagación sistemática y la consolidación de la comunidad de investigación educativa en el país.

Se consideraba en su fundación, y sigue pensándose, que la difusión de los avances y resultados de la investigación educativa es una tarea relevante del Consejo en su búsqueda por contribuir al desarrollo de la educación y del país, pero también que el intercambio a través de este medio es un factor clave para la construcción y ampliación de una comunidad especializada, así como para la consolidación de este campo de conocimiento en México e Iberoamérica.

Creemos que la RMIE ha representado un espacio plural de diálogo, donde se atiende al análisis de todos los niveles del sistema educativo, que se exploran desde distintas perspectivas y enfoques metodológicos, donde se reflexionan y discuten posibles alternativas para solucionar sus problemas y promover el mejoramiento de las oportunidades educativas de las nuevas generaciones.

Como decía Susana Quintanilla, anterior directora de la Revista, en su editorial del último número de 2008, la radiografía permite ver lo oculto tras las páginas impresas, muestra a quienes apoyaron la gestión editorial con su lectura y evaluación de los manuscritos, a quienes dan forma y organizan el contenido de cada número en el espacio disponible, deciden el acomodo de las distintas secciones y dan seguimiento al trabajo de impresión electrónica y en papel. La tarea invisible de los evaluadores, siempre honorífica, tiene una función pedagógica fundamental, pero también es el hilo del que pende nuestra posibilidad de salir a la luz en tiempo, con trabajos que representen nuevas miradas e información sobre nuestro panorama educativo nacional o regional. Lo que subyace al trabajo editorial son: los apoyos financieros y materiales de distintas instituciones (las universidades Autónoma Metropolitana y Nacional Autónoma de México y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, por ejemplo), los manuscritos recibidos, la respuesta a las convocatorias para las secciones temáticas, el proceso de dictamen, el conocimiento y empeño de los dictaminadores, la nacionalidad y diversidad de la adscripción institucional y disciplinaria de los autores y lectores.

En los distintos informes, hay algunos datos que destacan por su relevancia. Uno central, como indicador del avance en la consolidación de la RMIE es que, a diferencia de lo que sucede con otras publicaciones académicas, que a menudo tienen que andar a la caza de textos, nuestras arcas siempre están llenas de propuestas. Sólo 50% de las contribuciones recibidas son aprobadas para su publicación; prácticamente todas con sugerencias y correcciones. Esto indica que la RMIE se ha convertido en un medio, siempre necesario, para la supervisión entre pares de la calidad de la investigación educativa. Por ello y en aras de seguir avanzando en los objetivos que nos hemos trazado vale la pena, después de esta primera etapa de la Revista, hacer un alto en el camino, volver a recorrer, reconstruir y pensar en las vicisitudes de su desarrollo para, desde ahí, plantearnos posibles escenarios y estrategias futuras. Tarea a la que sin lugar a dudas contribuyen los trabajos que presentamos en este número, donde quienes han sido responsables de concretar y dar seguimiento al proyecto fundacional en distintos momentos, no sólo se congratulan o destacan los logros, sino que analizan críticamente, hacen balances, señalan las dificultades que enfrentaron en el proceso editorial y nos plantean las experiencias y reflexiones en que fundamentan sus propuestas para enfrentarlas.

Entre ellas se mencionan con insistencia algunos aspectos sobre las características de los trabajos, el grado desigual de desarrollo logrado en las distintas secciones de la Revista y los procesos tras bambalinas; es decir, aquellos que no son evidentes para todos los lectores, pero que constituyen el terreno de trabajo cotidiano de nuestras editoras, del Comité Editorial, de los coordinadores de las secciones temáticas, de quienes nos apoyan con la realización de los dictámenes, los autores, impresores y responsables de la distribución y difusión electrónica e impresa. A todos ellos, nuestro más profundo agradecimiento, ya que la calidad, sistematicidad y éxito en el cumplimiento de los objetivos de la RMIE ha dependido y seguirá dependiendo de sus esfuerzos. Por ello, en los anexos del presente número nos permitimos, como muestra de reconocimiento, presentar la evolución histórica de la conformación de los distintos órganos colegiados que han participado a lo largo de su desarrollo, así como la lista de los dictaminadores, especialmente de aquellos que con mayor frecuencia nos han apoyado a través de sus juicios expertos en la selección y mejoramiento de los materiales aprobados para publicación.

Si nos remontamos a sus orígenes, hay que destacar que a raíz del m Congreso Nacional de Investigación Educativa (1995) surgen, por un lado, el Consejo Editorial y, por el otro, el grupo de trabajo que daría origen a la Revista Mexicana de Investigación Educativa y constituiría el primer Comité Editorial de la misma. Como señalan Mario y Felipe, miembros de esta instancia fundacional, el primer número salió a la luz en 1996; desde entonces, la Revista ha aparecido regularmente.

Es importante destacar que la dinámica de interrelación entre los órganos colegiados del COMIE y la RMIE permite que nuestra publicación, a la vez de coadyuvar al logro de los objetivos del Consejo, tenga los recursos y al mismo tiempo la autonomía necesaria en términos de su funcionamiento académico y su política editorial. De este estrecho vínculo depende el carácter, podríamos decir poco común, interinstitucional de esta publicación. Como muestra del proceso de consolidación de la RMIE, resulta interesante retomar el número de artículos recibidos, el tamaño y la composición del comité editorial de las distintas etapas de su evolución (cuadro 1).

El reglamento estipula que el Comité Editorial en funciones proponga a los nuevos integrantes del Consejo y del Comité editoriales, quienes serán aprobados por el Comité Consultivo del COMIE. La integración del Consejo Editorial se revisa cada cuatro años. Los miembros del Comité Editorial también duran en sus funciones cuatro años, pero cada dos cambia el 50 por ciento de sus miembros, lo que permite simultáneamente la continuidad y renovación del trabajo de gestión editorial de la misma. Como puede observarse en el cuadro 1, aunque con fluctuaciones, se ha mantenido una tendencia creciente en la cantidad de artículos recibidos, que explica el aumento en el número de integrantes del Comité y Consejo editoriales.

La RMIE funciona con un mecanismo de arbitraje en dos etapas, en primera instancia el Comité Editorial verifica que los trabajos sean inéditos, sus temas se refieran a lo definido como campo de interés de la Revista en la política editorial o las distintas convocatorias temáticas aprobadas, así como que cumplan con los requisitos establecidos en el protocolo de colaboradores como los lineamientos de extensión, formato y características establecidas para cada tipo de contribución o sección de la publicación. Los autores deberán ceder explícitamente los derechos a la Revista (y todos los contenidos pueden ser usados gratuitamente, para fines comerciales, dando los créditos tanto a los autores como a la RMIE). Una vez pasado este dictamen inicial, el Comité Editorial propone dictaminadores especializados en el tema de la colaboración recibida, los trabajos se envían a dos expertos que realizan el proceso doble ciego de evaluación. Es decir, quienes evalúan no saben a quién dictaminan y el proponente recibe los dictámenes sin saber quién los ha realizado.

Como puede observarse en el cuadro anterior, la composición y el número de integrantes del Comité Editorial se ha asociado y refleja en gran medida, por un lado, el aumento en la recepción de trabajos y su creciente diversificación temática; por el otro, la maduración e inter-nacionalización paulatina que ha caracterizado la evolución de la RMIE en el periodo analizado, no únicamente en la composición del Comité, sino entre sus autores y dictaminadores. Como señala Felipe Martínez Rizo en este número de la RMIE y a su vez recordando su trabajo de 2000, un problema que deben enfrentar las publicaciones periódicas de los campos en proceso de consolidación es:

El conocido y perverso círculo que hace que los investigadores no publiquen porque no hay revistas y que éstas no se desarrollen porque ellos no envían materiales de buena calidad en número suficiente está siempre presente en los campos que se encuentran en proceso de consolidación y una política editorial inadecuada puede llevar a la conclusión menos deseada (Martínez Rizo, 2000).

Nuestro reconocimiento a las opiniones, sugerencias y aportes de los integrantes de los órganos colegiados al desarrollo de una política editorial que ha permitido avanzar en el proceso de consolidación de nuestra publicación. Cabe destacar también la actitud constructiva de la mayoría de nuestros dictaminadores que, como señala Lorenza Villa Lever en su análisis de estos procesos, han contribuido a retroalimentar y mejorar los trabajos que los autores nos hacen favor de enviar a consideración de la Revista. Los casos en que los dictámenes han sido poco elaborados son realmente escasos pero, desafortunadamente, como señala Eduardo Weiss, algunas veces se presentan.

Tiene mucha razón Weiss cuando señala, por un lado, el compromiso y dedicación de nuestro equipo editorial, nuestras queridas Elsa y Guadalupe, la diligencia y apoyo de Alfredo Meneses para ponerla en tiempo en la Web, el trabajo de traducción al inglés de Trena Brown, así como de Enedina Hernández en la distribución; por otro, cuando plantea los retos que representa convertir a la Revista en un referente en el campo en el ámbito latinoamericano e incluso internacional.

En ese sentido resulta fundamental su indexación, porque permite incrementar la visibilidad y el impacto de la RMIE y quienes deciden dar a conocer a través de ella sus resultados de investigación en las comunidades de referencia. También en este sentido se han logrado avances importantes: la aceptación en el índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica del CONACYT, que significó el año pasado el ingreso a la Scientific Electronic Library On-Line (SCiELO); la integración prácticamente desde la fundación de la Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe (Redalyc); la inclusión en el Directory of Open Acces Journal (DOAJ), Pro Quest Information and Learning, Hispanic American Periodicals Index (HAPI), International Consortium for the Advancement of Academic Publications (ICAAP), Dialnet-Universidad de La Rioja, índice de Revistas sobre Educación Superior e Investigación Educativa (IRESIE), Catálogo Comentado de Revistas Mexicanas sobre Educación (CATMEX), Catálogo de Publicaciones Seriadas Científicas de América Latina (CLASE), Catálogo de Publicaciones Seriadas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Latindex). En 2010 iniciamos las gestiones, pero todavía estamos a la espera de las respuestas, para el ingreso de la RMIE a Scopus y al Science Citation Index (de ISI).

Asimismo, según las estadísticas de Redalyc, en la actualidad nos reporta como la quinta revista más consultada en Ciencias Sociales y la primera por el número de consultas en Educación. En 2010 habíamos alcanzado un volumen promedio de 33 mil 727.2 consultas mensuales. Nuestros lectores son principalmente mexicanos; entre los extranjeros ocupan el primer lugar quienes viven en otros países de América Latina y el Caribe, luego colegas de países europeos y en tercer lugar de Estados Unidos y Canadá. Una mínima proporción de las consultas se distribuyen entre otras regiones.

En conjunto con los otros miembros del Grupo de Revistas de Investigación Educativa (GRIE) nos hemos propuesto ir transitando para que no sólo el resultado (es decir, la publicación y contenido de los distintos números y esperamos que pronto también su traducción completa al inglés, cuestión en que aunque hemos avanzado de ninguna manera se ha concluido y logrado que aparezca simultáneamente), sino el propio proceso editorial resulte cada día más transparente.

La lógica de reflexión y mejoramiento de los trabajos recibidos a través de procesos de evaluación de pares, requiere tener en cuenta en los procesos de selección de dictaminadores, que no sólo que sean expertos en el tema y conocedores de la estrategia metodológica con que se desarrolló el trabajo sino, como atinadamente señalaba Mario Rueda, que a través de la sistematización de la experiencia en una memoria de los procesos de dictaminación previos, tomen en cuenta otros elementos que nos permitan detectar y reconocer a aquellos colegas que hacen bien la tarea de aportar juicios constructivos sobre los avances logrados por otros. Es decir, se requiere diseñar un mecanismo que haga posible distinguir y recurrir, en los distintos temas especializados, a quienes no sólo aceptan o rechazan los trabajos que recibimos, sino que ofrecen comentarios dirigidos a mejorar los textos revisados, o despliegan argumentos sólidos para rechazarlos, pues hacerles llegar sus comentarios a los autores pueden resultarles de utilidad en aras de corregir posibles carencias o deficiencias en la presentación de sus resultados, con ello la Revista cumple un papel importante para promover el diálogo crítico dentro de la comunidad. Se deben redoblar los esfuerzos para mejorar nuestra selección de dictaminadores, de manera que nos permita evitar en la medida de lo posible, como señalan Mario Rueda y Lorenza Villa Lever en los trabajos que presentan en este número, la descalificación que se deriva de la falta de coincidencia con las preferencias teórico-metodológicas, o el cobro de posibles facturas por asuntos ajenos al tema abordado, derivados de la compleja interacción humana entre actores del mismo campo.

Una primera estrategia, actualmente en fase de exploración y prueba no sólo en la RMIE, sino en las revistas que forman parte del GRIE, aceptadas en el índice de revistas científicas reconocidas por Conacyt, es la adaptación del software libre Online Journal System (OJS) a los procesos establecidos en nuestro reglamento y protocolo para la presentación de contribuciones, el juicio académico y la gestión editorial de cada una de las publicaciones. En nuestro caso esto ha implicado nuevos esfuerzos para nuestras editoras, y representará en un futuro cercano cambios en la forma de presentación de los materiales por parte de nuestros autores, en los procesos de pre-dictamen y selección de dictaminadores responsabilidad del Comité Editorial, así como en la asignación de dictaminadores para los trabajos aceptados en la primera fase de evaluación, el seguimiento del proceso de dictaminación, la revisión y entrega de las evaluaciones por parte de nuestros dictaminadores. Estamos seguros de que si todos estamos adecuadamente informados, conocemos y compartimos los objetivos que orientan este esfuerzo, podremos enfrentar exitosamente los cambios en estos mecanismos que nos permitan lograr una mayor agilidad y transparencia en nuestro proceso editorial.

También resulta fundamental mejorar y promover la discusión de los temas relevantes dentro del cuerpo de nuestra publicación, a través de la propuesta y selección de temas de debate y la sección temática que se publica en dos de nuestros cuatro números anuales. En este sentido está en elaboración y discusión una propuesta de redistribución de tareas dentro del Comité Editorial, que nos permita enfrentar de un modo distinto las secciones de Debate y de Reseñas, para mantener al tanto a nuestros lectores sobre los temas clave de educación en la coyuntura y respecto a la producción relevante en el campo. Pero, como señalara Martínez Rizo (2010) en su conferencia magistral en el encuentro sobre la promoción de la lectura, sólo tendremos éxito si contamos con la participación activa de nuestros autores y lectores, pues "Una forma fundamental de apoyar una revista es simplemente leyéndola y dialogando con sus autores. Replicándoles, en el doble sentido de la palabra: repetir un trabajo en otro contexto para compararlo, y responder cuestionando, dando la réplica a un punto de vista con otro".

Finalmente me gustaría añadir que la reconstrucción de la historia que develan los relatos de mis predecesores me lleva a ratificar con más entusiasmo el compromiso, que asumí al aceptar la responsabilidad de dirigir la RMIE, de hacer todo lo que esté a mi alcance para seguir su ejemplo y continuar sus esfuerzos, impulsando en conjunto con el equipo editorial, el Comité y el Consejo editoriales la promoción necesaria para incrementar la recepción de trabajos de alta calidad, que traten temas relevantes para el desarrollo de la educación en todos sus niveles, impulsar los proyectos de modernización que nos permitan seguir avanzando en la estabilidad financiera, la simplificación de la gestión editorial, la ampliación de la distribución y el impacto de la Revista, porque la concibo como un recurso fundamental para coadyuvar a la consolidación del campo y la comunidad de investigadores educativos en nuestro país.

Sin duda no somos el único medio dedicado e interesado en el desarrollo de este campo de investigación en el país y la región; lejos estamos de pretenderlo. A lo largo del tiempo, como resultará evidente a través del relato de sus directores, en la RMIE hemos avanzado en articularnos y sumar fuerzas con todos aquellos que persiguen las mismas metas. Compartimos dicha tarea con las otras revistas hermanas con las que colaboramos estrechamente a partir de la creación del GRIE, a quienes reconocemos sus aportes, y con instituciones afines tanto nacionales como internacionales, a quienes convocamos a festejar y compartir con nosotros la satisfacción de lo logrado, la reflexión sobre los retos que aún debemos enfrentar y el diseño de estrategias que nos permitan superarlos.

 

Rocío Greadiaga Kuri, Directora

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