Introducción

América Latina se construye en el siglo xx dentro de eventos internacionales que han impactado la región como la Gran Depresión, la primera y segunda guerra mundial o la Guerra Fría; empero, también se construye alrededor de procesos internos como los conflictos políticos entre liberales y conservadores, regionalismos, procesos de industrialización o periodos de endeudamiento. Ecuador no se aparta de estas características; aunque, como todo caso particular, tiene elementos propios de su contexto histórico-económico e histórico-político.

Si bien las aristas de un estudio de este tamaño son muchas y variadas, en principio, se ha tomado la decisión de concentrarse en algunos elementos fundamentales, aquellos que han impactado el crecimiento económico dentro de los periodos propuestos. Estos elementos se los puede enumerar a vuelo de pájaro: exportaciones, masa monetaria, devaluación, y gasto público (deuda pública). Por ello, el lector podrá observar que la evolución del crecimiento económico está presentada como resultante de los elementos mencionados y está contextualizada dentro de ciertos procesos políticos.

La revisión del crecimiento económico de Ecuador del siglo xx nos lleva a tres aproximaciones relevantes: a) El crecimiento económico promedio del siglo es de 4.2%,¹ un valor aceptable cuando se considera los promedios de crecimiento de la región. b) El periodo de mayor crecimiento económico fue de 1970-1974, el cual coincide con el auge petrolero. El promedio anual fue de 10.1%. c) El segundo periodo de mayor importancia fue de 1946-1950, con un crecimiento promedio de 8.5%. El crecimiento estuvo correlacionado con el pequeño auge cacaotero. d) El tercer periodo de mayor importancia fue de 1950 a 1955, con un crecimiento promedio de 6.1%. El crecimiento fue impulsado por el auge bananero.

El artículo presenta los siguientes apartados. Primero, se analiza la etapa del liberalismo y la revolución Juliana (1900-1929), caracterizada por un crecimiento con un enfoque externo, siendo el cacao el principal producto de exportación; luego, una revolución militar, la revolución Juliana, que coincidirá con la visita de la misión Kemmerer, misión que fomentó las bases del Estado moderno a partir de la fundación del Banco Central del Ecuador y la creación de una serie de organismos de control. Segundo, se revisa el impacto de la Gran Depresión (1929-1939), siendo el caso de Ecuador uno de los pocos países que no presentó decrecimientos y, al mismo tiempo, uno de los pocos países cuya recuperación fue muy lenta debido a la composición laboral. Tercero, se examina el pequeño auge cacaotero (1940-1949), caracterizado porque el cacao se convierte por un lapso muy corto, y por segunda vez, en el artículo de mayor crecimiento en exportaciones debido, sobre todo, a la segunda guerra mundial. Cuarto, se examina la etapa de fomento industrial y reforma agraria (1949-1970), la cual difiera de las etapas de industrialización en la región en tanto no estuvo fundamentada en el gasto público ni en el aumento de tasas arancelarias, sino en la facilidad para la generación de negocios. A finales de la década de 1960, las reformas agrarias crean serios problemas en el crecimiento económico. Quinto, se revisa el auge petrolero y la deuda pública (1970-1979), estos años fueron de prosperidad, con tasas de crecimiento económico jamás vistas en el siglo, estas tasas fueron impulsadas por el aumento de los precios de las exportaciones petroleras y el aumento de la deuda pública. Sexto, se analiza las décadas perdidas (1980-1999), conocidas por los ajustes fiscales impuestos para resolver los problemas generados durante el auge petrolero, las principales dificultades fueron el aumento del tamaño del Estado y el aumento de la deuda externa.

1900-1929: liberalismo y revolución Juliana

Las dos primeras décadas del siglo xx se construyen dentro del impacto de la revolución liberal. Estas décadas confluyen con la mayor prosperidad experimentada hasta entonces, las exportaciones atrajeron divisas e inversiones que hicieron de la costa ecuatoriana la región más pudiente del país. Este fenómeno fue común a la región, la segunda revolución industrial condujo a altos niveles de crecimiento económico, los cuales impactaron en variables sociales como aumentos en el número de instituciones educativas, disminución de analfabetismo y disminución de mortalidad infantil (^{Naranjo y Navas-Labanda, 2024}).

En el caso ecuatoriano, el país se fortalece económicamente con sustento en el sector cacaotero exportador de la costa, y en la multiplicación de entidades bancarias, dentro de un contexto político conflictivo regional entre Quito (sierra) y Guayaquil (costa). El periodo de 1895 a 1924 suele dividirse en dos etapas: la revolución liberal, 1895-1912; y el período plutocrático, 1912-1924. El primero, con el mayor auge económico; el segundo, con presencia de problemas que se van delineando a partir del estancamiento acaecido por la primera guerra mundial, los problemas fiscales crecientes, y el aumento de la inflación.

De acuerdo con ^{Linda Alexander Rodríguez (1992, pp. 223-230)}, la prosperidad del periodo de 1895 a 1912 se visualiza en los ingresos aduanales, los cuales aumentan de 3 500 000 de sucres en 1895 a 13 300 000 en 1913; los ingresos del gobierno nacional, que aumentan de 5 100 000 de sucres en 1895 a 19 800 000 en 1913; el gasto gubernamental incrementa de 5 600 000 en 1897 a 21 600 000 en 1913 y el producto interno bruto real (1970=100), el cual se moviliza de 1 268 millones de sucres en 1900 a 2 401 millones en 1913 (^{MOxLAD, 2022}).

El promedio de crecimiento económico entre 1901 y 1914 fue de 4.7% (véase gráfica 1). El periodo de mayor prosperidad fue de 1908 a 1913, con un crecimiento promedio de 5.3%. Este crecimiento no vino de la mano de políticas internas de industrialización o programación estatal; sino que fue el producto del aumento del comercio internacional. La necesidad de materias primas que se requería para sostener el segundo auge industrial de los países nórdicos empujó a la producción cada vez más creciente de estos insumos (^{Bértola y Williamson, 2003}). En el caso de Ecuador, el producto estrella de exportación fue el cacao, con un registro de exportación que se incrementa de 18 000 toneladas métricas en 1900 a 45 000 toneladas en 1914, lo que representó un ingreso que se duplicó en el mismo periodo (^{Mitchell, 1998}).

La crisis económica desatada a partir de la primera guerra mundial se puede entender a partir de dos enfoques, uno externo y otro interno. Dentro del enfoque externo, la gran guerra promovió la interrupción del comercio internacional; el Banco de Inglaterra suspendió la convertibilidad de la libra esterlina; se detuvo el patrón oro, lo que provocó que otras economías siguieran el ejemplo; se interrumpieron de líneas comerciales y se prohibió el comercio con Alemania, en parte por la lista negra de empresas latinoamericanas creada por Estados Unidos y Gran Bretaña (^{Bulmer-Thomas, 2007, p. 155}).

La prosperidad que trajo la segunda revolución industrial, además del auge cacaotero (^{Chiriboga, 1979}), permitieron que los gobiernos liberales tengan los suficientes recursos para la creación de líneas férreas, aumento del número de instituciones educativas, además de permitir el aumento de instituciones financieras y de inversión. La modernización durante los gobiernos liberales hubiera sido imposible sin los ingresos del comercio internacional, "hasta inicios del siglo xx los comerciantes costeños y principalmente de Guayaquil, dominaron las importaciones del Ecuador. También las exportaciones del país se originaron en la Costa, siendo el cacao, producido en las zonas de la cuenca del Guayas" (^{Paz y Miño, 2017, p. 59}).

Dentro del enfoque interno, la agresiva propagación de las plagas a las raíces y a los frutos del cacao, conocidas como las enfermedades "escoba de bruja" y "monilla", indujeron al colapso del ciclo productivo, lo que provocó una crisis económica y fiscal. La deuda pública interna aumentó de 15 200 000 de sucres en 1914 a 49 300 000 en 1925 (^{Rodríguez, 1992}), el costo de vida se duplica, y el crecimiento económico se promedia en 3.6% anual. La primera guerra mundial, la interrupción del comercial internacional, los problemas fiscales y económicos crearon el clima ideológico perfecto para una revolución militar (^{Naranjo, 2017b}).

Con el derrocamiento del presidente Gonzalo Córdova en julio de 1925, la revolución Juliana, liderada por cadetes militares, e influenciada por personajes políticos y civiles, intentó rearmar la economía con una visión modernizadora (^{Naranjo, 2017a}). Aunque los planes modernizadores no vinieron de los líderes de revolución, sino de la Misión Kemmerer. El país abrió el espacio para la generación de instituciones de control, para la fundación de una entidad bancaria central y para la reimplementación del patrón oro. Los resultados económicos fueron prometedores. De 1924 a 1929, los datos fueron los siguientes (^{Rodríguez, 1992, pp. 223-230}): exportaciones, a precios de 1921,² pasan de 43 700 000 de sucres a 59 600 000; los ingresos aduanales aumentan de 11 600 000 de sucres a 27 800 000; los ingresos del gobierno nacional suben de 21 100 000 de sucres a 64 400 000; el gasto gubernamental pasa de 43 800 000 a 63 200 000 en 1929; la deuda pública interna se reduce de 39 800 000 de sucres a 11 900 000 y el producto interno bruto real crece de 3 778 a 4 573 (1970=100) (^{MOxLAD, 2022}). Los datos muestran que las políticas económicas de la misión Kemmerer trajeron prosperidad a partir de un control de la emisión monetaria y a partir de organismo de control a las instituciones gubernamentales (véase gráfica 1).

Los 29 años que miden los porcentajes de crecimiento del pib real se pueden dividir en tres periodos: el primero, de 1901 a 1913, con un crecimiento de 4.7%; el segundo, de 1914 a 1925, con un crecimiento de 3.6%; y, el tercero, de 1925-1929, con un crecimiento de 4.6% (véase gráfica 1). Ecuador creció a 4.3% anual en tres décadas, ubicándose en la media de la región: por encima de Chile (3.3%) y México (1.7%); y por debajo de Perú (5%), Argentina (5%) y Venezuela (5%) (véase cuadro 10).

1929-1939: la Gran Depresión

La Gran Depresión aparece como consecuencia de la explosión de la burbuja generada en la Bolsa de Valores estadunidense. El creciente valor de las acciones no correspondía al valor real de las empresas que cotizaban en bolsa. Cuando la burbuja explotó, los precios de las acciones cayeron catastróficamente, afectando los precios reales del mercado. De acuerdo con ^{Nicholas y Scherbina (2013)}, durante la década de 1920, los precios alcanzaron su nivel más alto en el tercer trimestre de 1929 antes de caer 67% a fines de 1932, el valor de las propiedades de alto nivel fluctuó fuertemente en el mercado de valores entre 1929 y 1932.

En el caso de Ecuador, como era de esperarse, el impacto llegó a partir de la disminución de las exportaciones, las cuales se redujeron en 57% y las importaciones en 69%, la circulación monetaria se redujo en 41%, de 42 000 000 en 1928 a 25 000 000 en 1932 (^{Mitchell, 1998}); la moneda se devaluó en 48%, los ingresos gubernamentales cayeron en 45% (^{Rodríguez, 1992}); y el desempleo aumentó en 25% (^{Naranjo, 2021}).

Durante estos años, Ecuador pasó por dos periodos: el primero de 1927 a 1932 y el segundo de 1932 a 1939. Las reformas del primer periodo fueron impulsadas por la misión Kemmerer, una receta similar a las sugeridas en otros países de la región. Este periodo se caracterizó por el fortalecimiento del patrón oro y la centralización de oferta monetaria en el Banco Central del Ecuador. La intención de estas políticas fue limitar la creación de dinero y, así, controlar la inflación que se había desatado en años previos. En febrero de 1932, las presiones políticas internas, además de la abolición del patrón oro en las principales economías del mundo, pavimentaron el cambio de rumbo. A pesar del decrecimiento del comercio externo, en estos años Ecuador no registró porcentajes negativos en el crecimiento económico. En 1931, los crecimientos más bajos fueron de 0.61% y 0.64% y en 1932, respectivamente.

El segundo periodo se caracterizó por el aumento de la masa monetaria: primero, se abandonó el patrón oro y segundo, aumentaron los préstamos del Banco Central al Gobierno Central. Con relación del patrón oro, el encaje cambiario se redujo a la mitad, de 50% a 25% de reservas en depósitos, aunque se mantuvo 50% para la convertibilidad de las reservas en medio circulante. Con relación a los préstamos del Banco Central, "se cuentan ocho préstamos del Banco Central al gobierno ecuatoriano de 1932 a 1937, con una suma total de 44.8 millones de sucres" (^{Naranjo, 2018, p. 330}). Para 1939, la deuda total del gobierno, de acuerdo con Neptalí Bonifaz, primer presidente del Banco Central del Ecuador fue de 47 000 000 de sucres (^{Larrea, 1990}). El aumento de la masa monetaria favoreció el crecimiento económico, aunque la recuperación fue lenta, en promedio, el país creció 2.8% anual (véase gráfica 2). Además, la inestabilidad política destruyó cualquier planificación económica de largo plazo, en el periodo 1932-1939, se cuentan 10 personas en el poder ejecutivo, sean como presidentes o jefes supremos (véase gráfica 2).

Mientras Ecuador no registró decrecimientos en la década estudiada, la mayoría de los países en América Latina sí lo hicieron: en promedio anual, Uruguay decreció 12.3% (1931-1933); Chile menguó 17.5% (1930-1932); Perú se contrajo en 7.8% (1930-1932); Argentina decreció 4.7% (1930-1932); Brasil menguó 4.1% (1930-1931); Colombia se contrajo en 1.2% (1930-1931); México decreció 5.4% (1929-1932); y Venezuela decreció 12.3% (1931-1932). Con relación al periodo de recuperación, 1934-1939, Ecuador crece en promedio 2.8% menos que el resto de las naciones estudiadas: los países de más rápida recuperación son Chile (8.1%) y Venezuela (8%). Esta diferencia se la puede entender en la composición de la población, en Ecuador, más del 50% no tenía relaciones constantes con el mercado interno, sino que vivía en sistemas de intercambio propios. Por ello, la crisis no llegó a esta parte de la población de forma tan intensa; empero, esta misma conjugación poblacional se convirtió en peso de cola durante los años de recuperación.

1940-1949: pequeño auge cacaotero

El periodo estudiado se caracteriza por la segunda guerra mundial y por un pequeño auge de las exportaciones del cacao hasta 1949. Ecuador encuentra, desde finales de la década de 1930, un crecimiento constante que se detiene momentáneamente en 1941 y 1944, y se desvanece en la década de los cincuenta. En la corta e intensa guerra con Perú en 1941, la cual requería de recursos inexistentes y la cual provocó una caída abrupta del pib, el Banco Central del Ecuador "tuvo que prestar en ese año 13 000 000 de sucres al gobierno para movilizaciones y otros gastos relativos a la contienda" (^{Larrea, 1990}), p. 85. Además, este conflicto provocó una fuerte inestabilidad política, con un tratado de paz que se dibujó por presión de los países garantes y la débil situación militar (^{Scott Palmer, 1999}). El tratado de paz con Perú sirvió a los detractores para condenar al presidente Arroyo del Río como traidor a la patria.

El crecimiento económico se detiene nuevamente en 1944. La rebelión conocida como La Gloriosa, encontró su éxtasis en la renuncia del presidente Carlos Arroyo del Río a causa de la coalición conocida como Alianza Democrática Ecuatoriana, auspiciada por José María Velasco Ibarra y coordinada por el teniente Sergio Enrique Girón. Su renuncia abrió el paso al ingreso del carismático político populista Velasco Ibarra (^{Avilés Pino, 2004}). En este año, se nacionaliza los ferrocarriles, en palabras de Velasco Ibarra: "La nacionalización de los ferrocarriles fue un paso valeroso y de trascendental importancia. La humanidad exige que el Estado tome a su cargo los servicios públicos que afectan directamente a la riqueza nacional y a los fundamentales derechos de los pueblos. El Estado no busca el lucro. Su fin es el servicio. Está sometido a la súpervigilancia y crítica de la opinión. Está en mayor aptitud para ordenar y moralizar" (^{Ospina, 2020, p. 331}).

El impulso de las exportaciones de materias primas durante la segunda guerra mundial generó cierta prosperidad. En el caso ecuatoriano, las exportaciones de cacao se multiplican por diez de 1940 a 1950, de 1 800 000 a 18 300 000 de dólares (^{Banco Central del Ecuador, 2017, p. 110}). La demanda de cacao se disparó durante la guerra porque las tropas estadunidenses utilizaban las barras de chocolate como suplementos alimenticios, con fue el caso del "Emergency Ration D" de Hershey (^{Butler, 2019}). Después de la guerra, la eliminación de las barreras al comercio internacional, el auge de la demanda de chocolate y la eliminación de los techos de precios impuestos durante la guerra dispararon el precio por tonelada de 100 dólares en 1945 a 1 000 dólares en 1950 (^{Winton Group, 2020}). En las siguientes décadas, la sobreoferta del producto proveniente de Ghana, Nigeria, Camerún y Costa de Marfil desestabilizó los precios internacionales.

Sin embargo, el crecimiento de la segunda mitad de la década de 1940 no puede entenderse únicamente con el aumento de las exportaciones, sino también con el aumento de la deuda pública. A partir de 1945, en menos de dos años, el gobierno central cuadriplica la deuda de 36 000 000 de sucres a 122 000 000. El derrocamiento de Velasco Ibarra el 23 de agosto de 1947 detuvo momentáneamente el incremento de la deuda. La inestabilidad política de los siguientes meses influyó en el crecimiento económico, registrando 1.7% en 1949.

El crecimiento económico durante la década, a excepción de 1941 y 1944, es alto, con un rendimiento sobresaliente de 1946 a 1950 (8.5% en promedio anual) (véase gráfica 3). El rendimiento de la economía durante esta década puede entenderse por el aumento de las emisiones monetarias, el aumento de las exportaciones y el aumento de la producción manufactura; de acuerdo con los datos de ^{MOxLAD (2022)}, el valor agregado manufacturero a precios constantes aumenta 50 por ciento.

De 1940 a 1949, la economía ecuatoriana crece en promedio anual 5.8%, mientras que América Latina 4.6%. Ecuador crece más que Uruguay, Chile, Perú, Argentina y Colombia. El pequeño auge cacaotero, así como la evolución de las exportaciones no tradicionales, proveyeron de ingresos al gobierno y llevan a Ecuador a uno de sus mejores periodos de crecimiento dentro del siglo xx (véase cuadro 1).

1950-1970: Banano, fomento industrial y reforma agraria

La economía ecuatoriana de la posguerra está contextualizada por la creación del Fondo Monetario Internacional (1944), el Banco Mundial (1944), las Naciones Unidas (1945), la Organización de los Estados Americanos (1948) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (1949). Este sistema de institucionalidad internacional muestra con claridad la influencia de Estados Unidos en la región. Se creó un sistema internacional de conjunción regional que se comporte como un bloque a favor de la democracia occidental en medio de la Guerra Fría. Los esfuerzos por crear un bloque relativamente cohesionado se vieron mermados por la generación de programas de industrialización que propusieron la inversión pública como mecanismo para impulsar el crecimiento, y el aumento de los aranceles como medida para proteger la industria nacional. La Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) penetró con fuerza en países como Argentina, Chile, México y Brasil.

Los resultados de los modelos ISI no son alentadores, aunque la historiografía relacionada se la ha escrito con demasiadas flores, sin considerar los problemas del modelo. ^{Naranjo (2020)}, ^{Bonfanti (2015)}, ^{Herrera y Tavosnanska (2011)} y, previamente, ^{Bulmer-Thomas (2007)}, muestran que el crecimiento económico per cápita fue pequeño, el crecimiento de la producción industrial per cápita decreció a partir de la década de 1970 y la deuda externa aumentó desaforadamente para luego causar una crisis regional. Estos problemas deben ser entendidos para ver el caso de Ecuador porque estuvo alejado de los modelos ISI hasta la década de los años 60 y, luego, su aplicación se enfocó en el aumento del gasto público y no en el aumento de los aranceles.

En el caso de Ecuador, la ISI no se había impuesto como en otros países de la región. De hecho, la década de los años 50 está caracterizada por un modelo de desarrollo contrario, a decir, no estuvo fundamentada en el gasto público ni en el aumento de tasas arancelarias, sino en la facilidad para la generación de negocios. Además, las exportaciones de banano relacionaron al país con el mercado internacional en mayor profundidad. De acuerdo con ^{Claudio Creamer (2022)}, los comerciantes bananeros, como fue el caso de Luis Noboa Naranjo, se convirtieron en los actores más importantes para el crecimiento económico de la nación. De 1950 a 1955, el crecimiento de las exportaciones de banano y plátano fue de 39% anual, y el crecimiento del pib en la misma temporalidad fue de 6.5% anual, con una balanza comercial positiva (véase cuadro 2). El crecimiento económico se explica por la expansión de las exportaciones de banano, plátano, café y cacao, y por la expansión de las industrias manufactureras (véase cuadro 4). De acuerdo con los datos de ^{Almeida y Almeida (1988)}, los rubros de mayor crecimiento fueron la agricultura y la manufactura. El subtotal del valor agregado industrial aumenta de 6 500 000 en 1950 a 9 900 000 de sucres en 1955, es decir, un aumento de 66 por ciento.

En este quinquenio confluyen las presidencias de Galo Plaza Lasso (1948-1952) y Velasco Ibarra (1952-1956). El primer gobierno catalogado como desarrollista (^{Ullauri, 2022}) a causa de tres elementos: la tecnificación de la agricultura, el Primer Censo Nacional (1950) y la inversión en salud con campañas de vacunación y fumigación. La institución más importante para el tratamiento del cáncer, la Sociedad Ecuatoriana de Luchas contra el Cáncer (SOLCA), se crea en Guayaquil el 7 de diciembre de 1951. En noviembre de 1953, el Congreso de la República decreta que SOLCA se encargue de la campaña anticancerosa en todo el país, con asignación de un millón de sucres (^{Congreso de la República del Ecuador, 1953}>. En el caso del sector bananero, ^{Carlos Larrea (1987)} plantea que su auge está más relacionado con el aumento de la demanda internacional posguerra y con el aumento de los precios internacionales proveniente de la reducción de la oferta a causa de la plaga denominada "mal de Panamá". Por otro lado, en el periodo del Dr. Velasco Ibarra, el aumento de las arcas fiscales le permitió construir instituciones educativas, rearmar las Fuerzas Armadas mientras se crea la Junta de Planificación y Coordinación Económica el 28 de mayo de 1954 con el propósito de "asesorar al Poder Público en la formulación de planes para el desarrollo económico del país y en la coordinación de su política económica" (^{Presidencia Constitucional de la República, 1954}) (véase cuadro 2).

A pesar de que las exportaciones bananeras seguían creciendo desde finales de la década de 1950, el pib lo hacía en menor porcentaje. De 1955 a 1964, el pib creció anualmente a 3.7%. La "Ley de Fomento Industrial" aprobada en 1957 (^{Registro Oficial, 1957}), durante el gobierno de Camilo Ponce Enriquez (1956-1960) y luego reformada en 1962, 1965 y 1967, intentó dar vitalidad al sector industrial a través de "la exoneración del pago del valor de las tarifas arancelarias para la importación de equipos y materias primas, la exoneración de los impuestos a las rentas y a las ventas, y el derecho a deducir los impuestos sobre las nuevas inversiones o reinversiones efectuadas por las empresas" (^{Schamis, 1985, p. 297}). Esta política económica resultó en la creación de nuevas empresas. El sector industrial crece de forma continua hasta 1965 (véanse cuadros 3 y 4).

El crecimiento de las exportaciones bananeras se detiene en 1964, el mismo año en el que la Junta Militar de Gobierno decreta la primera Ley de Reforma Agraria y Colonización, una política económica que no aparece de la pericia local, sino de "la Carta de Punta del Este, que estableció la Alianza para el Progreso, liderada por los Estados Unidos, la cual promovía una reforma agraria integral" (^{Gondard y Mazurek, 2001, p. 40}). La Alianza intentó estructurarse como una respuesta social frente al avance de los movimientos comunistas. Así, es comprensible que en la misma década varios países de la región aplicaran políticas agrarias similares, por ejemplo, Bolivia (1953), Venezuela (1960), Colombia (1961), Chile (1962, 1967), Brasil (1962, 1964, 1970), Perú (1962, 1964, 1969) y México (1971) (^{Chonchol, 2003}).

En el decreto del 23 de julio de 1964, justifica la reforma agraria por la existencia de empresas agrícolas ineficaces, "en las cuales falta casi completamente todo incentivo al cambio tecnológico y, por lo mismo, a la elevación de la productividad" (exposición de motivos 3b). La forma queda expuesta en el artículo 4 de la ley: a) Promover un cambio adecuado en la estructura de la tenencia y utilización de la tierra. b) Asegurar la justa distribución de los ingresos generados en el sector agropecuario, entre los factores de la producción. c) Garantizar los derechos del trabajador agrícola. d) Estimular el uso más productivo de la tierra y eliminar las normas antieconómicas de explotación. e) Garantizar el libre desenvolvimiento de las actividades del productor agrícola y su derecho a la asistencia técnica, social y crediticia por parte de las entidades de derecho público y privado (^{Junta Militar de Gobierno, 1964}). En dos años, 1966 y 1968, de acuerdo con los datos de ^{Almeida y Almeida (1988)} la producción en toneladas métricas se reduce de forma sustancial en la mayoría de los productos agrícolas, a saber: -60% en tomate, -42% en arroz pilado, -37% en cebolla, -27% en maíz suave, -15% en yuca, etc. Sólo en dos bienes la producción aumenta: papas (47%) y trigo (32%).

De 1950 a 1960, el crecimiento económico ecuatoriano registra un promedio de 5.1%, justo en la media de la región (véase gráfica 4). América Latina crece 5% (véase cuadro 10), los registros más sobresalientes los registra Venezuela (7.3%), México (6.5%), Brasil (6.7%), y los menos los registra Uruguay (2.2%), Chile (3.8%), y Argentina (2.9%). La inestabilidad que se generó en la década siguiente, con los procesos descritos, produjo que, a partir de 1965 la economía decayera por dos años; la producción agrícola disminuyó considerablemente, el número de industrias acogidas a la Ley de Fomento Industrial se redujo -50%, mientras que la tasa de crecimiento industrial cayó de 23 a 12% (véase cuadro 4). De 1965 a 1970, el pib creció anualmente a 2.7%. La década termina con un promedio de crecimiento económico anual de 4.2% mientras que América Latina registra un crecimiento de 4.9% (véase cuadro 10), los crecimientos más sobresalientes los registra México (7%), Venezuela (6%), Brasil (5.5%) y Colombia (5.1%).

1970-1979: auge petrolero y deuda pública

En 1970, el presidente José María Velasco Ibarra, escogido por votación popular en 1968, se declaró como dictador con apoyo de las Fuerzas Armadas. Derrocado en 1972, el quinto gobierno de Velasco Ibarra presenta un crecimiento inferior a la media regional. Ecuador crece a 4.5% mientras que América Latina a 5.4% (véase cuadro 10). Este crecimiento puede ser entendido en parte por la inestabilidad política, además de las varias reformas agrarias, y por el decrecimiento y estancamiento de las exportaciones de banano y cacao.

A partir del derrocamiento de Velasco Ibarra, la dictadura del general Rodríguez Lara vive el más esplendoroso auge económico de la nación. Las exportaciones petroleras crecen de una forma impresionante hasta 1976 y luego de 1979 a 1981 (véase cuadro 4), registrando en la década una tasa de crecimiento anual de 8.1%. El auge petrolero trajo ingresos jamás percibidos en la vida republicana del país: de 1970 a 1980, los ingresos por exportaciones se multiplican por diez, los ingresos gubernamentales se multiplican por nueve, la formación bruta de capital por seis, el consumo de los hogares por cinco, y el pib lo hace por nueve (^{Banco Central del Ecuador, 2017, p. 166}). Como era de esperarse, el aumento de la masa monetaria impactó de forma importante los índices inflacionarios. La inflación más alta se registra en 1974 con un 35%, mientras que, en la década estudiada, el promedio anual fue de 14.6 por ciento.

El auge de precios petroleros se puede entender porque la demanda de petróleo aumentó rápidamente después de la segunda guerra mundial. Además, en octubre de 1973, los estados árabes, principales miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), decidieron la reducción de la producción de petróleo como protesta del apoyo de Estados Unidos a Israel en la Guerra de Yom Kippur (^{Huber, 2013}). Al mismo tiempo, la economía de Estados Unidos sufrió una recesión e inflación simultáneas. El precio de la gasolina encareció todas las actividades relacionadas con el transporte, empero la industria petrolera aumentó sus ganancias de forma sobresaliente, lo que permitió que más exploraciones pudieran hacerse en otras partes del mundo. Los automóviles japoneses, más pequeños y eficientes en combustible, se hicieron muy populares en Occidente (^{Boyne, 2002}).

En el caso de Ecuador, el aumento de los ingresos fiscales tentó al gobierno a aumentar los gastos en igual proporción. De acuerdo con ^{De la Torre (1987)}, este crecimiento inicial se ocupó primero en un aumento de los gastos de capital, con proyectos de desarrollo y en un aumento de la masa salarial; el número de servidores públicos creció significativamente con ajustes al alza en sus remuneraciones. Los gastos del gobierno central se acrecen cada año, siendo más importantes los egresos corrientes que los egresos de capital (véase cuadro 5). De hecho, con relación al pib, los egresos de capital caen a partir de 1978 mientras que los egresos corrientes siguen aumentando.

De acuerdo con ^{De la Torre (1987)}, a mediados de la década, la reducción de los niveles arancelarios, la inflación interna y la alta elasticidad de las importaciones a la inversión se unieron para generar un cambio de gran escala en el gasto interno agregado favoreciendo los bienes y servicios extranjeros. Las importaciones se expandieron rápidamente. Así, el auge estaba sembrando las consecuencias que se verían en las décadas posteriores: un gobierno obeso, con poco espacio de maniobra en tanto el mayor gasto era corriente, bajos porcentajes de inversión y aumento de la deuda pública.

Entre 1976 y 1980, el volumen de las exportaciones de petróleo registró un crecimiento lento, "con la notable excepción de las exportaciones de camarón y pescado... no ha aparecido ningún producto nuevo de importancia en los libros de exportaciones de Ecuador desde que el país se convirtió en exportador de petróleo" (^{World Bank, 1984, p. 9}). Además, el índice de términos de intercambio aumentó un 50% puesto que los precios de exportación mantuvieron una tendencia ascendente y se mantuvieron muy por delante de los precios de importación.

Si bien la dictadura de Rodríguez Lara logró pagar la larga deuda acumulada con Inglaterra desde hacía 160 años, deuda adquirida para gestionar la independencia de la Gran Colombia, el mismo gobierno adquirió nueva deuda, la cual se expandiría dramáticamente hasta el inicio del nuevo siglo. De 1970 a 1980, la deuda pública se multiplica por diez, pasa de 201 000 000 dólares a 2 847 millones de dólares (véase cuadro 6). El sector privado presenta una evolución similar, de 12 000 000 a 706 000 000 de dólares.

En la década de 1970, el crecimiento de la economía ecuatoriana se puede dividir en dos etapas; una etapa que coincide con el auge petrolero (1970-1974) y una etapa que coincide con el aumento de la deuda pública (1975-1980). En la primera etapa, el crecimiento anual promedio fue de 1016%, en la segunda, el crecimiento promedio fue de 5.96%. En toda la década, el promedio anual de crecimiento económico registrado fue de 7.87% (véase gráfica 5), superior al resto de países de la América Latina, a excepción de Brasil, que experimentó el "milagro económico brasileño", a partir de la inversión en industria pesada, siderurgia, petroquímica, energía eléctrica, etc. (^{Singer, 1973}). El promedio del crecimiento brasileño fue de 8.2%, mientras que el crecimiento promedio de América Latina fue de 4.7%: Uruguay 3.2%, Chile 2.7%, Perú 4% y Argentina 2.9% (cuadro 10).

Después de la dictadura de Rodríguez Lara, la reducción de las ganancias por las exportaciones petroleras tiene que ser manejada por la jefatura de facto del Consejo Supremo de Gobierno (1976-1979). El fin del auge petrolero responde a la caída de los precios internacionales y a la limitación de extracción de petróleo a 210 000 barriles diarios (^{Comisión Económica para América Latina y el Carbe, 1978}). La implosión de la burbuja de prosperidad impacta la estabilidad bancaria del sector privado puesto que los gastos no podían sostener el nivel de pago programado. Además, "las condiciones climáticas adversas que prevalecieron en 1977, principalmente la sequía, determinaron los malos resultados que se obtuvieron en el subsector agrícola… Se calcula que la producción agrícola total habría caído más del 2%" (^{Comisión Económica para América Latina y el Carbe, 1978, p. 217}). Así, la década termina con varias dudas sobre el futuro del crecimiento económico de la nación.

1980-1999: Décadas perdidas

Las décadas que prosiguen el auge petrolero están contextualizadas por una crisis económica que se desarrolla en varias áreas, a saber: bajo crecimiento económico, aumento de la deuda pública, estancamiento de las exportaciones e inflación producto de las constantes devaluaciones. Las medidas económicas aplicadas en estas décadas intentarán responder a la crisis cuyas raíces se sembraron en la década pasada; los ingresos habían disminuido sustancialmente, tanto del lado del sector exportador como del sector manufacturero, mientras que los gastos habían aumentado. Mientras el tamaño del gobierno se duplicó, las inversiones públicas se mantuvieron bajas.

En la década de 1960 el gasto corriente representó 7%, 15% en la de 1970, 16% en la de 1980 y 13% en la de 1990 (véanse cuadros 5 y 7). En el caso de la inversión pública, el gasto de capital representó el 2% en la década de 1960, 8% en la década de 1970 y 5% en las décadas de 1980 y 1990. Estos datos revelan con claridad que el tamaño del gobierno (gasto corriente) se duplicó entre las décadas de 1960 y 1970, y se mantuvo obeso durante las décadas de 1980 y 1990. Los ingresos extras provenientes del auge petrolero desaparecieron, creando una enorme disyuntiva para los gobiernos posteriores: ¿cómo mantener un aparato gubernamental tan costoso? La respuesta se desenvuelve en dos vías: aumento de la deuda pública para mantener el obeso tamaño del Estado y devaluaciones constantes para impulsar el sector exportador.

En relación con la deuda pública, esta aumentó en porcentajes astronómicos: se multiplicó por diez de 1970 a 1980; se multiplicó por cuatro de 1980 a 1990; y, se mantuvo estable, con un crecimiento pequeño, de 1990 a 1999. Uno de los episodios más importantes de la década 1980 es la sucretización de la deuda: el término fue acuñado por el mismo presidente ecuatoriano, Osvaldo Hurtado, cuando explicó al país su decisión de pagar la deuda privada externa en dólares y cobrar a los deudores en la moneda local, en sucres, con una tasa de interés correspondiente al mercado más 4% adicional por futuras devaluaciones (^{Hurtado, 2002}).

El 23 de septiembre de 1983, mediante el decreto ejecutivo núm. 2085, se ordenó que el Banco Central del Ecuador asumiera la deuda externa privada. Esta decisión se tomó por las constantes devaluaciones acaecidas en el último lustro y por la falta de liquidez,

Como el 65 por ciento de la deuda privada tenía aval bancario, por un monto que comprometía siete veces el patrimonio del sistema financiero, la quiebra de un número importante de empresas y personas podía acarrear el colapso de los bancos nacionales, al tornarse irrecuperables los créditos que habían concedido, lo que habría agravado la crisis económica e impedido que el programa de ajuste produjera los frutos esperados (^{Hurtado, 2002, p. 59}).

El presidente León Febres Cordero (1985-1988), mediante la Junta Monetaria, el 15 de octubre de 1984 cambió las condiciones de la sucretización. Se extendió siete años más para que el sector privado pague los créditos, y cuatro años y medio como periodo de gracia (^{Suplemento del Registro Oficial, 1984}). Además, se estableció una tasa de interés fijo (16% anual) y se suprimió la tasa de riesgo. Durante el gobierno de Rodrigo Borja (1989-1992), se dejó de pagar a los acreedores internacionales mientras los deudores locales siguieron cumpliendo sus obligaciones con el Banco Central (^{Bayas y Somensatto, 1994}).

El total de las obligaciones pagadas por el Banco Central del Ecuador fue de 4 462 millones de sucres, cifra calculada en el 2008 (^{Redacción Economía, 2014}). Para entender el contexto de la sucretización es imperativo revisar los datos de devaluación durante la década: la devaluación de la moneda se acelera de forma dramática en 1982, 1983 y 1988, con un porcentaje anual de 64%, 65% y 125% respectivamente, produciendo una inflación en constante aumento (véase cuadro 8). El propósito central era impulsar el sector más importante de la economía, las exportaciones, las cuales habían sufrido decrecimientos en los años mencionados.

Las exportaciones disminuyen de forma dramática en 1982, 1986 y 1987 (véase cuadro 9); sin embargo, al mismo tiempo, nuevos ítems comenzaron a reemplazar a las exportaciones tradicionales, este es el caso del camarón. La disponibilidad de tierras coadyuvó a reducir los costes de producción, además la apertura de mercados internacionales convirtió al camarón, en ciertos años, en el segundo ítem más importante. En la década de 1980, el sector contaba con 75 000 hectáreas, y en la de 1990, se calculan 175 000 hectáreas. En 1999, la producción de camarón cayó vertiginosamente a causa del virus conocido como la Mancha Blanca (^{The Inca Trail, 2021}). Del lado de las exportaciones petroleras, durante las dos décadas estudiadas, su crecimiento quedó estancado entre altos y bajos.

El crecimiento económico promedio de Ecuador durante la década de 1980 fue de 2.1%, con dos años de decrecimiento: 1983 (-2.9%) y 1987 (-6.36%). En el caso de América Latina, su crecimiento promedio fue 1.8%, los menores porcentajes los registraron: Uruguay (11%), Venezuela (0.8%) y Argentina (0%). La región tuvo que enfrentar las consecuencias de aumento del tamaño del Estado, de la deuda pública, así como del desequilibrio en la balanza de pagos. Como lo muestra ^{Naranjo (2020)}, la crisis de la deuda se gestó en las políticas de Industrialización y Sustitución de Importaciones en tanto estas requerían de un aumento del gasto público financiado por el aumento de impuestos y el aumento de la deuda pública. Cuando los precios de las exportaciones de materias primas se redujeron, toda la región entró en pánico, obligando a las naciones a la reducción de los gastos fiscales, sobre todo de capital, generando largos años de estancamiento.

La década de los noventa estuvo caracterizada por dos eventos catastróficos para la economía: el primero, la guerra con el Perú, conocida como la Guerra del Cenepa, en 1995; el segundo, la crisis bancaria de 1999. El conflicto se desarrolló durante los primeros meses de 1995 a causa de territorio cuyas divisiones no habían sido resueltas en el Protocolo de Río de Janeiro (1942). El conflicto se resolvió con el acuerdo de paz de Brasilia firmado el 24 de octubre de 1998 entre el presidente ecuatoriano Jamil Mahuad y el presidente peruano Alberto Fujimori. Entre 1994 y 1995, Ecuador aumentó en dos tercios su gasto militar, de 291 000 000 a 475 000 000 de sucres (^{Stockholm International Peace Research Institute, 2022}).

Por otro lado, el feriado bancario de 1998, ampliamente estudiado por ^{Carrillo, H. Mancero y D. Mancero (2019)}, ^{García (2016)}, ^{Páez (2004)}, ^{Larrea (2009)}, entre otros, encuentra sus inicios en la disminución, o eliminación, de sistemas de controles bancarios que se publicaron en la Ley General de Instituciones del Sistema Financiero en 1994. Los créditos vinculados, más la falta de liquidez, generaron una de las peores crisis económicas del país. La crisis incluyó el cierre de 18 instituciones financieras y la pérdida momentánea de los ahorros de los depositantes. El Estado, a través de la Agencia de Garantías de Depósitos, creada el 28 de noviembre de 1998, se hizo cargo de la devolución, aunque esta tomó varios lustros.

La crisis se empeoró por las consecuencias del Fenómeno del Niño en diciembre de 1998, las restricciones de crédito, congelamiento de los depósitos, una devaluación de la moneda de 113%, una inflación de más de 61%, un déficit fiscal que correspondía a 4.7% del pib, y la salida de capitales por 2 000 millones de dólares (^{Banco Central del Ecuador, 2000, p. 6}). De acuerdo con el Informe del Directorio del Banco Central del Ecuador, enviado al Honorable Congreso Nacional en diciembre de 2000, "en este contexto, 1999 fue un año marcado por la inestabilidad, con graves repercusiones en el desenvolvimiento de la economía, que se reflejó en una caída en la tasa de crecimiento económico de 7.3% en términos reales y un aumento en la inflación que pasó de 43.4% en diciembre de 1998 a 60.7% a diciembre de 1999" (p. 5).

La solución al problema de inflación, así como al desenfrenado aumento de la impresión de divisas, fue el cambio de moneda, del sucre al dólar estadunidense. El 9 de enero de 2000, el presidente Jamil Mahahuad anunció en cadena nacional la decisión de dolarizar la economía a razón de 25 000 sucres por dólar. A largo plazo, esta medida económica se ha convertido en la más aceptada entre los ecuatorianos, incluso cuando el presidente Rafael Correa propuso desdolarizar la economía. De acuerdo con las últimas encuestas realizadas, 85% de la población respalda la dolarización (^{Roura, 2020}). Hasta el 2024, la inflación jamás ha superado un dígito. Aunque en la década de 1990 se vive las consecuencias de la guerra del Cenepa y de la crisis bancaria, los datos presentan cierta recuperación en el consumo de los hogares, en el periodo 1990-1998, el consumo aumentó 35 por ciento.

De 1990 a 1999, Ecuador creció a un promedio anual de 1.7%, considerando que en 1999 el país registró un decrecimiento de -6.7% (véase gráfica 6). En la misma década, la región creció anualmente 3.4%: varios países registraron decrecimientos sustanciales en 1999, por ejemplo, Venezuela (-6%), Colombia (-4.2%), Argentina (-3.4%) y Uruguay (-2.8%). Algunos autores atribuyen la crisis de la región a la deuda externa y la reducción de las reservas internacionales; en el caso de Argentina, la crisis estuvo relacionada con el modelo de convertibilidad (^{Ocampo et al., 2014}).

Conclusiones

El siglo está repleto de cambios políticos y de distintas visiones económicas. Si bien Ecuador mantiene una visión hacia afuera, no es menos visible que también adoptó ciertas políticas regionales comunes como la modernización de las estructuras de control que trajo la Misión Kemmerer o el apoyo a la industria local que trajo la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Estas políticas fueron adoptadas empero sin dejar de pisar el acelerador de las exportaciones. Los periodos de mayor crecimiento económico son: a) 1970-1974: el periodo de mayor crecimiento económico, 10.1%; b) 1946-1950: el segundo periodo de mayor crecimiento, 8.5%, y c) 1950-1955: el tercer periodo de mayor crecimiento, 6.1 por ciento.

Estos dos periodos se caracterizan por productos estrella de exportación. El crecimiento de 1970 a 1974 fue impulsado por las exportaciones del petróleo y sus derivados; el crecimiento de 1946 a 1950 fue impulsado por el comercio internacional de cacao; y, el crecimiento de 1950 a 1955 fue promovido por las exportaciones de banano y plátano.

Por otro lado, las décadas de menor crecimiento económico son 1980 y 1990. En la primera con un crecimiento anual promedio de 2.1% y, en la segunda, con un crecimiento de 1.7%. En estas dos décadas, el país enfrentó las consecuencias del crecimiento desmedido del tamaño del Estado acaecido en la década de 1970 y el crecimiento de la deuda pública. Las políticas de restricción fiscal, las consecuencias del fenómeno del Niño, aunado a los problemas internacionales de precios, coadyuvaron a mantener la economía en un estancamiento prolongado.