Introducción
En 2007, la historiadora Stefania Gallini publicó un artículo titulado “El siglo decimonónico latinoamericano en la Red”,1 en el que describe una serie de recursos web útiles para la historia de América Latina en el siglo XIX. Con timidez pero también con entusiasmo, Gallini sugirió a los historiadores que había recursos útiles para su oficio en la web, y que internet representaba un desafío epistemológico al cuestionar la forma secuencial, argumentativa y lineal de construir relatos históricos. En su reflexión, Gallini concluyó que la comunidad de investigación y enseñanza de la historia había sido lenta y poco efectiva en adoptar las tecnologías propias de internet y llamó a construir una comunidad de historia digital y humanidades digitales y a “convencer a los lectores de las potencialidades y utilidad de la Red en el oficio del historiador”.2 Unos años después, en 2011, Gallini y el historiador Serge Noiret coordinaron un dossier sobre historia digital, el primer ejercicio académico de publicación en América Latina sobre este campo emergente, centrado en el impacto de internet y los medios digitales en la comunicación histórica, los modos y tiempos de investigación, la hipertextualidad y la cultura participativa de la Web 2.0.3
En 2017, Víctor Gayol y Jairo Melo anotaron que, si bien el citado dossier sigue siendo un referente sobre el tema, “no se ha llevado a cabo una discusión sobre las posibilidades de la historia digital en el contexto latinoamericano”.4 Es decir, que el temprano ímpetu de Gallini a inicios del siglo XXI, no refleja un proceso generalizado de inserción de la historia digital ni en la discusión historiográfica ni en los currículos de historia. Se trata más bien un caso singular y aislado, o en palabras de Gayol y Melo, se trata de “una disciplina liderada por individuos”.5 Casi dos décadas después de la publicación del dossier, el proceso por el cual diferentes departamentos de historia en América Latina han incluido materias sobre historia digital y humanidades digitales en sus currículos ha sido lento y fragmentado.
Este artículo analiza el desarrollo de espacios curriculares sobre historia digital en el contexto latinoamericano desde comienzos de los años 2000 hasta el presente. Las primeras propuestas de cursos sobre historia digital desde 2002 hasta mediados de la década de 2010 responden en general a iniciativas individuales. En el periodo pre y post pandemia comienzan a surgir cada vez más iniciativas de carácter institucional para incluir a la historia digital y las humanidades digitales en diferentes universidades. A partir de entrevistas semiestructuradas con investigadoras e investigadores de instituciones en Colombia, México, Chile, Perú y Argentina, y del análisis de programas de cursos, el artículo presenta un panorama sobre trayectorias de investigadores y docentes individuales y propuestas institucionales para la inclusión de la historia digital en los currículos de formación en historia en pregrado y posgrado. Al ser una investigación de carácter exploratoria, no pretende discutir todas las voces e iniciativas curriculares actuales sobre el campo, pero sí comenzar a identificar los contextos individuales e institucionales más tempranos de desarrollo pedagógico y las formas en que la historia digital ha comenzado a poblar los programas de pregrado y posgrado en diferentes partes de la región.
En su libro A Primer for Teaching Digital History: Ten Design Principles, Jennifer Guiliano6 argumenta que la historia digital se define por las cuestiones y contextos históricos específicos que cada historiador trata de comprender y a qué público desea llegar. Mientras que algunos historiadores se interesan por las publicaciones académicas y la narración de historias, otros abordan este campo a través de archivos y colecciones digitales y la difusión pública del conocimiento histórico.7 Cabe anotar que la historia digital se entiendo como un subcampo de las humanidades digitales (HD). Las HD se pueden entender como una convergencia de principios, valores y prácticas mediadas por la computación y los medios digitales. Aun cuando se trata de un campo interdisciplinario, no ha borrado las diferencias entre disciplinas académicas. La historia digital tiene singularidades como un desarrollo paralelo con la historia pública, el uso de la web para democratizar la creación del pasado y un uso extenso de las herramientas de mapeo digital.8
Las propuestas curriculares sobre historia digital en América Latina estudiadas en este artículo se han caracterizado por una heterogeneidad de miradas que van desde lo conceptual, los debates metodológicos y las aproximaciones prácticas. Han primado, sin embargo, las aproximaciones sobre la divulgación histórica en entornos digitales y la articulación de actividades prácticas en el salón de clase para aprender a utilizar herramientas específicas.
Incursiones tempranas en historia digital: cuatro casos
Esta sección presenta cuatro incursiones tempranas de historiadoras e historiadores individuales en la historia digital que contribuyeron a movilizar espacios curriculares de historia digital y humanidades digitales en departamentos de historia en universidades en Colombia, Argentina y México.
De Italia a Colombia: temas digitales en cursos de historia y un laboratorio
Stefania Gallini aprendió sobre bases de datos para catalogar materiales de bibliotecas durante su pregrado en Ciencias políticas en la Universidad de Milán a comienzos de los años 90. Al terminar su pregrado y migrar a Londres para hacer su maestría tuvo entonces su primera experiencia con correo electrónico. Para ese momento la Universidad de Londres y en particular el Instituto de Investigaciones Históricas tenía dentro de sus espacios de formación talleres sobre instrumentos computacionales y bases de datos. Estamos hablando de los años 1994 y 1995 cuando Gallini desarrolla su tesis utilizando el computador y bases de datos bibliográficas.
En ese momento Gallini identifica la emergencia de un campo donde la relación entre computación e historia es central. Inclusive tiene acceso a bibliografía avanzada sobre el tema que se está gestando de manera acelerada en Londres, Manchester y Liverpool.9 Al regresar a Italia se encuentra que son los medievalistas quienes están comenzando a movilizar los debates de la historia digital y las humanidades digitales. Inicia su doctorado en la Universidad de Génova sobre historia ambiental de Guatemala para el cual construye bases de datos. Regresa nuevamente a Italia donde colabora con un colega en la Universidad de Milán para dictar unos seminarios-talleres para estudiantes de historia de América Latina. De ahí surge su interés por rastrear recursos en la web para la historia latinoamericana a la vez que comienza a elaborar una especie de pensum sobre la relación entre internet e historia.10
Con intenciones de migrar a Colombia a comienzos del nuevo milenio, Gallini propone al Departamento de Historia de la Universidad Nacional dos cursos. El primero sobre historia ambiental y el segundo titulado “Internet e historia”. Sus contribuciones académicas en revistas indexadas sobre historia digital se habían iniciado con el desarrollo de una propuesta curricular sobre lo que hoy llamamos historia digital. Su curso “Internet e historia. Cómo cambia el ‘oficio del historiador’ con las nuevas tecnologías” se ofreció por primera vez en 2002 en el Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Gallini anticipaba en su programa del curso el reto de “adecuar la formación académica de los historiadores y científicos sociales del futuro, para proveerlos de nuevas competencias que les puedan abrir mayores perspectivas laborales y más acordes a los requisitos de la innovación tecnológica.”11 Anticipando una discusión hoy urgente en los departamentos de historia relacionada con la formación en competencias ‘profesionalizantes’ y que faciliten la inserción de los graduados en el mercado laboral, Gallini comenzó un desarrollo curricular que transitaría por la historia digital, las humanidades digitales y actualmente las humanidades digitales ambientales.
A su regreso en 2005 a la Universidad Nacional de Colombia, dictó asignaturas sobre América Latina en el siglo XIX, historia ambiental, métodos históricos, trabajo de grado, introducción a la historia, archivos y fuentes. En los siguientes años continuó incluyendo en todos sus programas de curso, exploraciones con fuentes digitalizadas disponibles en internet, sobre todo en cursos sobre métodos históricos, introducción a la historia y trabajo de grado. Fue en la docencia, donde desarrolló una vertiente de historia digital.
Gallini dictó en 2011 el curso “Historia Digital”, una propuesta de curso teórico con componente práctico guiado por las siguientes preguntas:
¿En qué modos los medios digitales y las redes digitales nos permiten hacer mejor el trabajo de historiadores? ¿Cuáles son las implicaciones epistemológicas de la transformación de los modos de hacer y comunicar historia que la relación más estrecha con el mundo digital conlleva? ¿Cuál es el rol del historiador en un mundo de la red donde cualquiera puede volverse autor y testimonio de historias?12
El contenido del curso situaba la discusión de la historia digital en el desarrollo de un campo más amplio e interdisciplinario, el de las humanidades digitales.
Poco después, como directora del Departamento de Historia (2012-2014) propuso la creación junto con la profesora Lucía Duque, del Laboratorio de Cartografía Histórica e Historia Digital (LabCaHID) a finales de 2015. El laboratorio nace de recoger las experiencias y se propuso como un nicho “donde experimentar que otra academia es posible”.13 La sede del laboratorio comenzó a funcionar en 2016 y fue recibido con entusiasmo por una generación excepcional de estudiantes. El laboratorio se presenta como “un concatenador” de las prácticas académicas que “incluyen ahora una plétora de acciones que involucran medios y redes digitales”. A esto se suma la atención renovada desde las ciencias sociales al “giro espacial”. El laboratorio se gesta “como un espacio de experimentación que involucra tecnologías digitales y propicia el diálogo de conocimientos históricos, geográficos y cartográficos”.14
Gallini señala que el inicio del laboratorio se entrelaza de manera contundente con un momento excepcional en la historia de Colombia. Los procesos de negociación entre el gobierno de Colombia con el grupo guerrillero FARC-EP conllevó a la firma de un acuerdo de paz en la Habana en 2016. El gobierno del presidente Juan Manuel Santos propuso la refrendación del acuerdo por medio de un plebiscito. Al cabo de las elecciones, la mayoría de los colombianos votaron “no” por el plebiscito. Este hecho impactó de manera contundente a la generación de jóvenes, activando un movimiento desde la Universidad Nacional, y otras universidades. En palabras de Gallini,
el plebiscito le da el impulso [al laboratorio] con la necesidad de que, desde la historia y desde el Departamento de Historia de la Universidad Nacional, tenemos responsabilidades específicas para participar de este momento, documentarlo, protegerlo, alimentarlo de reflexiones, pero también producir instrumentos y dotar a una generación nueva de instrumentos.15 La ilusión era que de ahora en adelante la historia de Colombia era otra y los historiadores tenían que asumir un rol mucho más partícipe de una reescritura del pacto social, que era lo que se venía.16
La preocupación por la construcción de una paz que aparecía esquiva activó una lógica de historia pública en el laboratorio y en iniciativas colaborativas entre estudiantes de otras universidades para abrir espacios de discusión abierta sobre la historia de Colombia.17 Paralelo a la puesta en marcha del laboratorio, la profesora Gallini dictó el curso “Técnicas históricas: Historia digital” en el segundo semestre de 2015. Como lo indica el programa del curso,
Este curso se apoya y contribuye a consolidar el Laboratorio de Cartografía Histórica e Historia Digital, instituido en 2014 como laboratorio de investigación del Área curricular de Historia y Geografía y que funciona en la oficina 4001 del Departamento de Historia.18
De esta forma, el laboratorio se constituyó además como un espacio de prácticas donde los estudiantes podían inscribir una asignatura de práctica optativa y desarrollar diversos proyectos.19 Los contenidos del curso buscaban que los estudiantes se acercaran al campo de la historia digital a partir de lecturas, revisión de proyectos y ejercicios prácticos. Los temas generales del curso incluyeron historia y videojuegos, archivos históricos digitales, bases de datos y metabuscadores, bibliotecas públicas digitales, minería de datos y big data, aplicaciones móviles e historia, mapotecas digitales y cartografía histórica digital, blogs de historia, historia digital y memoria e historia pública. Algunas herramientas utilizadas en el curso fueron Zotero, Wikipedia, TitanPad, TimelineJS, MapWarper, entre otras.
Gallini continuó expandiendo el currículo en 2017 y 2018 pero ya de manera más amplia e interdisciplinaria en su seminario titulado “Humanidades digitales”. Para ese momento, Gallini había fundado en colaboración con una comunidad emergente de investigadores y estudiantes de su laboratorio la Red Colombiana de Humanidades Digitales que se articuló en 2016.20 Entre 2019 y 2023 Gallini dictó sus cursos historia de América Latina del siglo XIX, historia ambiental latinoamericana, con varias ediciones del curso de historia digital en un blog (2021 y 2023).21 Desarrolló además el seminario de posgrado “Humanidades ambientales digitales” combinando los dos campos interdisciplinarios en los que venía desarrollando su currículo: humanidades digitales e historia ambiental. El trabajo curricular en historia digital de Gallini articuló diálogos en diferentes comunidades desde los años 90 y encontró espacios para institucionalizarse en el Departamento de Historia de la Universidad Nacional y contribuir a la comunidad emergente de historiadores trabajando en intersecciones con los medios digitales y la computación, así como a la comunidad naciente de HD en Colombia.
Incursiones digitales en historia desde Argentina
De una iniciativa individual que encuentra un espacio institucional para desarrollarse en Colombia, nos trasladamos a una trayectoria dentro de la historia digital en Argentina. El investigador Nicolás Quiroga de la Universidad de Mar del Plata viene liderando el desarrollo de cursos e investigaciones sobre historia digital. Desde los años 2000 Quiroga se interesó por los lenguajes de programación y las bases de datos para trabajar con registros de lectores en bibliotecas. Cuando aparece internet, ya estaba trabajando como docente especialista en historia política de Argentina. Su interés en bases de datos lo llevaron a dictar un curso en 2005 sobre bases de datos e historia política a partir de los conocimientos que tenía sobre Access. Lo dictó una sola vez para estudiantes de historia, aunque fueron estudiantes de otras carreras. Algunos estudiantes estaban únicamente interesados en el aspecto técnico mientras que los historiadores se interesaban más por los problemas historiográficos. Había heterogeneidad de preguntas y problemas por lo cual las bases de datos no eran la respuesta en todos los casos.
Además de la programación y las bases de datos, la construcción de redes de comunicación, divulgación e investigación sobre historia política se convirtió para Quiroga en una puerta de entrada a la historia digital. Comenzó a explorar la web como un espacio de publicación de contenidos académicos. El sitio historiapolitica.com entró al aire aproximadamente en 2006 como una iniciativa integrada por grupos de investigación de seis universidades argentinas llamado el Programa de Buenos Aires.22 Con el interés de construir una biblioteca de trabajos académicos de historia política para “interpelar a la comunidad interpretativa de origen (que en aquel entonces limitábamos al gremio de los historiadores y las historiadoras), y por el otro, a largo plazo, consolidarnos como una referencia del campo en internet.”23
Como colaborador en historiapolitica.com Quiroga se interesó por los usos y posibilidades de los blogs de historia, tema que desarrolló en un artículo del dossier editado por Gallini y Noiret mencionado antes además de crear su propio blog.24 En su contexto institucional y nacional había interés en pensar lo digital como medio de publicación. Los blogs en Argentina tuvieron impacto político, en particular en el proceso relacionado con el conflicto del campo, un conflicto que se desató en 2008 entre el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el sector agropecuario con relación a medidas relacionadas con los impuestos sobre exportaciones agrícolas. La discusión política en Argentina empieza a aparecer en blogs y así el espacio del internet y la web comienza a atravesarlo todo. En el contexto universitario la pregunta sobre cómo las tecnologías digitales le dan forma a la investigación y a la docencia empieza a tener sentido.
Dentro de la comunidad de historia política se vinculó con el proyecto de creación del archivo digital de José Luis Romero en 2012.25 Durante el desarrollo del proyecto Quiroga señala que “entendió que el marcado TEI26 era un camino” y se contactó con una de las pocas personas que entendía de este tema, Gimena del Río Riande impulsora de las humanidades digitales en Argentina y América Latina.27 Y es que ya desde 2011 Quiroga comienza a articular su trabajo con discusiones sobre historia digital, en particular, se comienza a interesar por la cuestión historiográfica relacionada con las bases de datos. Para 2015 se comenzó a preguntar cómo insertar metodologías digitales a la investigación. Investigando sobre cómo veían los corresponsales del New York Times y de otros periódicos en los Estados Unidos a los peronistas, Quiroga comprendió los procesos de digitalización como parte fundamental de la historia digital. En 2015 comenzó a dictar un curso sobre historia digital en el Departamento de Historia de la Universidad de Mar del Plata donde enseñó herramientas concretas como bases de datos y blogs. El curso se dictó una sola vez, pero desde ahí decidió conceptualizar un cambio en su tema de investigación.
En 2017 Quiroga presenta un proyecto sobre la relación de las tecnologías digitales y el oficio del historiador en el cual le interesaba pensar la web como núcleo de sentido. Para este momento la historiografía argentina se había transformado, era menos jerárquica y había diversidad de temas y problemas relacionados con la historia pública. Es ahí donde organiza un grupo de investigación llamado “La imaginación tecnológica en los comienzos de la web en Argentina” con la historia digital, internet y humanidades digitales como temas centrales y dos vertientes de trabajo entre los becarios del grupo: la perspectiva sociológica de interés en las redes en el presente y las preguntas sobre archivo, fuentes históricas digitalización e historia web. Simultáneamente Quiroga se comenzó a formar como programador en Python, aprendió sobre machine learning y propuso dictar en 2019 un seminario optativo en la Universidad de Mar del Plata para el grado en historia llamado “La historia y las ciencias sociales ante el giro digital”. Los contenidos del curso incluyen temas sobre digitalización de fuentes históricas, trabajo práctico sobre búsqueda de información y gestores bibliográficos, análisis cuantitativo, cualitativo y lectura distante. Las sesiones incluyen trabajo práctico con herramientas como Zotero, ejercicios con archivos JSON, XML y SQL, ejercicios con Twitter (ahora X), visualizaciones de redes con Gephi, experimentos con CHatGPT y QGIS.28 En la versión del curso de 2024, es de resaltar además la intención de articular la discusión sobre el campo a los métodos digitales (minería de textos, Sistemas de Información Geográfica y análisis de redes sociales) a “investigaciones ligadas al campo de la historia política, con foco en los estudios electorales y los debates legislativos.29 Es decir, la propuesta no contemplaba historia digital en general sino enfocado a un campo historiográfico concreto.
Es importante anotar que este curso es el resultado de varias iteraciones anteriores en un proceso curricular desarrollado en otras universidades. Desde 2015 Quiroga venía impartiendo cursos sobre historia digital en diferentes universidades argentinas y una vez en Brasil. En algunas de estas experiencias colaboró con sus colegas Agustín Nieto, Silvana Ferreyra y Gerardo Rodríguez.30 También desde hace varios años dicta el curso sobre herramientas digitales en el doctorado de historia de la Universidad Nacional de Tucumán. Con su equipo de investigación también dicta un seminario de grado optativo relacionado con historia digital en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Es así como la incorporación del currículo de historia digital liderada por Quiroga ha tenido carácter distribuido y se ha impartido en diferentes universidades en Argentina.
Primeras propuestas en el caso mexicano
A comienzo de la década de 2010, un grupo de investigadores e investigadoras interesadas en las humanidades digitales en México había comenzado a coordinar espacios curriculares sobre humanidades digitales e historia digital. En 2013 comenzó el Seminario de Humanidades Digitales, un espacio de discusión interdisciplinario e interinstitucional para discutir y conocer sobre el campo en México. El seminario se propuso desde la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad Autónoma de México (UNAM) sirviendo además como estrategia para la consolidación de la Red de Humanidades Digitales de México (RHD) que se había comenzado a gestar desde 2011.31 Ese mismo año, la coordinación del Colegio de Historia solicitó incluir en la programación de cursos regulares de la Licenciatura de Historia cuya temática podría decidirla quienes impartieran el curso. Miriam Peña Pimentel, organizadora del Seminario HD y la profesora del programa de Historia, Adriana Álvarez Sánchez propusieron un seminario-taller titulado “Humanidades Digitales e Historia”. Dirigido a estudiantes de penúltimo año de la carrera, la propuesta curricular consistió en un curso teórico-práctico para formar a los estudiantes en discusiones y problemas metodológicos sobre la utilización de herramientas y modelos de las HD aplicados a la investigación histórica. Simultáneamente a la oferta del curso para estudiantes, las docentes propusieron complementar la oferta con un curso de actualización para docentes donde impartieron diferentes cursos para la FFyL y para otras dependencias de la UNAM. El seminario-taller para pregrado se impartió entre el primer semestre de 2015 y el segundo semestre de 2017.32
El seminario se nutrió de discusiones llevadas a cabo en el marco de la RHD sobre la valoración de productos digitales de investigación que habitan la web para incentivar en los estudiantes la reflexión sobre modelos emergentes de producción académica multimodal.33 De esta manera, el seminario incentivó entre los estudiantes la creación de productos alternativos al tradicional ensayo académico, como páginas web, líneas de tiempo y cuentas de redes sociales orientadas a la investigación histórica. El espacio curricular sobre historia digital impulsado por las profesoras Álvarez y Peña, emergió de los espacios de discusión propiciados por el Seminario de Humanidades Digitales. De esta manera, como lo señalan Priani, Pimentel y Álvarez “no se orientó únicamente al uso y experimentación con herramientas digitales; parte fundamental del mismo fue la presentación de los debates internacionales en torno a las HD.”34
El curso se impartió a lo largo de seis semestres generando debates entre los docentes sobre cómo evaluar productos en las humanidades. En sus diferentes versiones, el curso se modificó de cara a la importancia de pensar el currículo en términos de las competencias necesarias para la incorporación de los estudiantes en el mercado laboral. Algunas de estas habilidades incluyeron el aprendizaje de diferentes herramientas y flujos metodológicos relacionados con bases de datos, visualizaciones, extracción de información y publicación digital.35 Para su última versión el curso cambió al nombre “Historia digital” respondiendo al desconocimiento sobre el campo de las HD. A partir de 2017 la nueva coordinación del Colegio de Historia decidió no continuar con el seminario y dejó de impartir en la Licenciatura en Historia de UNAM.36 Sin embargo, la semilla sembrada por el curso permitió que otras unidades como bibliotecología y literatura comenzaran a ofrecer cursos relacionados con las humanidades digitales.
Otra trayectoria colombiana y transnacional en historia digital
De manera similar a Nicolás Quiroga, las incursiones en historia digital y humanidades de Jaime Borja, profesor titular del Departamento de Historia de la Universidad de los Andes (Colombia) comenzaron por un interés de largo aliento por la cultura tecnológica y lo digital. Comenzó a tomar cursos de computadores y programación hacia 1989, tuvo su primer correo electrónico en 1993. Hacia 2002 encargó su primera base de datos en Access con une estudiante de ingeniería y desde ahí comenzó a trabajar constantemente con bases de datos. Fue en 2014, años más tarde que llegó al campo de las humanidades digitales y comenzó a leer producción anglosajona sobre el tema. Agotado con la academia tradicional en donde hizo una prolífica carrera sobre historia del cuerpo y de la cultura a través de la pintura, Borja propuso un proyecto de investigación para hacer una base de datos extensa sobre pintura colonial.37 El proyecto arca (Arte Colonial Americano) consiste en una base de datos de alrededor de 25,000 pinturas coloniales de las tres Américas (Luso, Anglo e Iberoamérica) que se presenta como un archivo visual que se puede navegar con herramientas de visualización de la información a gran escala.38 Borja señala qua arca se convirtió en una excusa para “introducir la reflexión acerca del quehacer del historiador desde la historia digital”.39 Adicionalmente, este repositorio de fuentes, añade Borja “se convierte en un instrumento para interrogar las nuevas narrativas historiográficas desde la perspectiva de la historia digital”.40
El trabajo de Borja con el proyecto arca coincide con la articulación de espacios de Humanidades digitales en Colombia e implicó intervenciones sobre su currículo de docencia. En 2016, durante una estancia en la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de los Andes, dictó el curso Cultura digital en el Centro de Estudios en Periodismo. Comenzó a construir un cuerpo teórico y metodológico en las humanidades digitales que resonaría en sus programas de los cursos de historia antigua e historia medieval. En 2017 comenzó a introducir ejercicio relacionados con historia digital en ambas materias. Por ejemplo, en su programa Historia Antigua incluye en la descripción del curso que “la historia Antigua, es también una excusa para explorar cómo funciona y qué es la Historia Digital, la cual ha convertido la historia antigua en su campo de experimentación narrativa”.41
De manera similar a la asignatura de FFyL de la UNAM discutida anteriormente, el curso proponía a los estudiantes elaborar líneas de tiempo y utilizar herramientas de análisis semántico como Voyant tools, o de creación de narrativas espaciales como StoryMaps o construir infografías interactivas. En el curso “Historia medieval (una perspectiva digital)” dictado en 2019-1, Borja también planteó ejercicios digitales sobre las lecturas e incorporó en el programa una gran cantidad de recursos bibliográficos disponibles en la web a los que nombró como “hipervínculos medievales” y que incluyen mapas, repositorios sobre música y moda medieval, bibliotecas con códices medievales y colecciones de arte.42 Borja dicta el curso desde hace muchos años, y en 1999 el programa del curso habitó por algún tiempo en una página web.
En 2017, Borja se vincula como profesor de la naciente Maestría en Humanidades Digitales de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de los Andes participando con un módulo en el curso Fundamentos en Humanidades Digitales. En 2018-1 propuso y dictó el Seminario Historia Digital para el pregrado en Historia de la Facultad de Ciencias Sociales. El curso tuvo como objetivo
introducir al estudiante en el campo de la historia digital a partir de una experiencia práctica. Se trata de abrir el horizonte sobre los significados de las nuevas herramientas para tratar la información, las nuevas alternativas para producir archivo, mecanismos de interpretación digital de textos y los nuevos modos de comunicación del conocimiento histórico.43
El curso propuso un acercamiento conceptual al tema de la cultura digital para luego transitar del campo de las humanidades digitales a la especificidad de la historia digital, sus herramientas formas de escritura, conciencia histórica digital, problemas y metodologías, fuentes y archivos, big data, minería de datos y machine learning, el videojuego como experiencia histórica, la historia pública y la comunicación de la historia. Adicionalmente, en 2019 crea, junto con la autora de este artículo, el Semillero Historia y Humanidades Digitales, “Un espacio para la lectura, reflexión y experimentación con metodologías digitales útiles para el trabajo de investigación en las humanidades y las ciencias sociales, con un énfasis en la historia.”44
La trayectoria de Jaime Borja en historia digital tuvo resonancia en el programa de historia de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México al ser invitado a dictar en 2019 un curso titulado “Humanidades digitales e historia digital” en el marco de un proceso de reforma curricular del programa de historia. En 2022 volvería a dictar el curso en el mismo contexto institucional. La siguiente sección explora este proceso de reforma en la Ibero junto con otras experiencias de articulación del campo de la historia digital y las humanidades digitales en el contexto latinoamericano en el momento inmediatamente anterior a la pandemia y en el periodo post-pandemia.
Competencias digitales para la formación profesionalizante en historia
La directora del Departamento de Historia de la Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México, Laura Camila Ramírez, conoció las HD de manera autodidacta cuando estaba en Colegio de México cursando su doctorado en historia (2011-2017). La Biblioteca Daniel Cosío Villegas de Colmex, se había convertido en un lugar estimulante para las HD con una estrategia digital con proyectos de digitalización, el desarrollo de sitios con proyectos digitales en humanidades, la visualización de metadatos, la articulación de iniciativas con Wikimedia y la oferta de talleres sobre herramientas y métodos digitales.45 Los espacios de reunión de la RHD ya habían iniciado para ese momento. Al poco tiempo de llegar a la Ibero, iniciaron planes de reforma de la licenciatura en historia, proceso en el cual Ramírez lideró la incorporación de asignaturas sobre humanidades digitales e historia digital. Como coordinadora de la licenciatura en historia durante cuatro años (2019-2022), apalancó un proceso de cambio curricular que había comenzado en 2018 después de un proceso de diagnóstico que consideró la malla curricular.
El programa de historia se caracterizaba por tener muchas asignaturas sobre teoría e historiografía. Las encuestas de egresados habían arrojado percepciones acerca de que este componente era muy alto y que era deseable que el programa ofreciera herramientas profesionalizantes. Surgió la necesidad de actualizarse. La discusión sobre la reforma curricular incluyó entonces pensar en la formación en historia para personas que no dedicarían a la investigación académica y se pensaron cuatro grandes campos para la incorporación de historia digital HD: 1) Relevancia para el trabajo con altos volúmenes de información de las fuentes para investigación; 2) uso de lo digital en la docencia y en la formación en enseñanza de la historia; 3) divulgación histórica, pues muchos egresados estaban trabajando en este campo; 4) aportes de las HD para la conservación y democratización de patrimonio documental y la gestión de archivos históricos.
De ahí surgió la necesidad de ampliar el componente optativo del programa y ampliar los espacios curriculares. De manera similar a las preocupaciones expresadas por Stefania Gallini en su curso “Internet e historia”, Laura Ramírez propuso considerar el campo de las humanidades digitales y en particular la historia digital para determinar si en estos campos podría haber lugar para desarrollar competencias profesionalizantes. Al encontrar interés y buena recepción se planeó un espacio de formación para profesores y estudiantes de posgrado sobre humanidades digitales e historia digital.46 El primer curso “Humanidades digitales e Historia digital” fue impartido en 2019 durante el periodo intersemestral por el profesor Jaime Borja, de la Universidad de los Andes. El curso consistió en un acercamiento teórico con componentes prácticos para reflexionar sobre los impactos de las tecnologías digitales en las transformaciones teóricas del discurso histórico.47
Después de hacer el curso piloto con el profesor Borja, se decidieron a hacer una propuesta de asignatura de introducción a las HD de carácter obligatorio para la licenciatura de historia. La carrera de Comunicación también decidió incorporarla. Una parte fundamental de la estrategia de formación en humanidades digitales e historia digital comenzó con la creación de espacios de formación para docentes con el interés de formar a su propia planta docente sobre el tema. Propusieron entonces un segundo curso de formación más práctico sobre historia digital. Este curso lo impartió Jairo Melo, y fue además una oferta por Educación Continua. Melo dictó el “Taller intensivo. Historia digital: debates, datos y fuentes para la investigación”.48 En este espacio de formación se reunieron profesores de historia sobre todo incluyendo los de cátedra y tiempo completo. Fue un curso formativo a nivel docente que se complementó en paralelo con talleres sobre herramientas específicas.
Vale la pena destacar el perfil del profesor Jairo Melo, quien viene de una trayectoria larga relacionada con la historia digital y ha contribuido en diferentes capacidades a la formación de currículos sobre el campo en América Latina.49 Entre 2010 y 2014 Melo fue miembro fundador de la Asociación Historia Abierta, una iniciativa de egresados del programa de historia de la Universidad Industrial de Santander (Colombia) que publicó entre 2011 y 2017 la revista Historia 2.0. Conocimiento Histórico en Clave Digital, una revista publicada en formato digital de acceso libre y gratuito. Participó en el citado dossier de historia digital de 2011 con el bastante citado artículo “Historia digital: la memoria en el archivo infinito”. Durante sus estudios doctorales en el Colegio de Michoacán colaboró con el profesor e investigador Víctor Gayol en su blog “Cibercliografía”, un “colectivo de informáticos y académicos en Ciencias sociales y humanas interesados en la aplicación de las tic en la investigación, docencia y divulgación”.50 Fruto de esta colaboración Melo fue revisor de la traducción de que hizo Gayol de varios tutoriales sobre Python para historiadores publicado originalmente en inglés en la publicación Programming Historian.51 Melo ha dictado además cursos y talleres sobre historia digital y humanidades digitales en Colombia, México y Argentina, incluyendo su participación en los espacios de formación en la Ibero como parte de la reforma curricular del programa de historia.
El contexto institucional donde se implementa la arriesgada reforma curricular de la Ibero se sitúa en el marco un plan extenso dentro de la universidad. Se trató de un plan de actualización de los planes de estudio de las licenciaturas de toda la universidad. Los nuevos planes de estudio se denominan Planes Manresa. En el Departamento de Historia, la historia digital se incorporó entonces como una de las áreas profesionalizantes además de las áreas de gestión cultural y enseñanza de la historia. Según se señala en la descripción del programa en la web:
En este plan de estudios apostamos por las humanidades digitales y la historia digital como innovador campo de estudio que amplía la capacidad de análisis, los recursos para el conocimiento y las oportunidades laborales en la investigación, gestión de archivos, enseñanza y divulgación de la historia.52
En el proceso de planeación de la reforma curricular se incluyeron como materias obligatorias del pregrado una de Fundamentos en HD y otra obligatoria de historia digital que se comenzaron a dictar en 2022-2. Aunque estas clases están programadas para los estudiantes de tercer semestre en adelante en la licenciatura en historia, estudiantes de otras carreras como artes, letras, filosofía, ingeniería, contabilidad e historia del arte toman estos cursos como optativos. La reforma incluyó además aumentar el número de asignaturas optativas de cinco a diez, para darle a los estudiantes mayor flexibilidad sobre su formación con base en sus intereses académicos. En la Ibero la historia digital se ha pensado como una salida profesionalizante para los egresados y esto en la práctica implicó abrir ampliar la oferta de electivas interdisciplinarias. En asocio con otros departamentos eligen otras dos asignaturas entre cinco opciones (Comunicación y narrativas digitales; Sistema de Información Geográfica ofertada por el programa de Economía, análisis de datos que la ven en ingeniería de sistemas y en la licenciatura en diseño transmedia ven videojuegos y visualización de datos). Al no estar en capacidad de poder ofertar todas las materias y al no tener la posibilidad de tener expertos en todos los temas optaron por complementar la base común de formación en HD e historia digital con una oferta más interdisciplinar. Este proceso está en marcha.
El caso de la reforma curricular en la Universidad Iberoamericana de México representa una apuesta arriesgada e innovadora conectada con el desarrollo de competencias y habilidades digitales profesionalizantes con la formación en historia. En la mayoría de los casos estudiados, la incorporación de estas asignaturas responden a una ampliación de la oferta como cursos electivos, mientras que en la Ibero se plantearon como cursos obligatorios. Con el tiempo se podrán observar los resultados de este experimento.
Historia digital y humanidades digitales: laboratorios e historia pública
Como aspecto transversal a todos los programas de cursos sobre historia digital analizados en este artículo encontramos el objetivo de introducir a los estudiantes las maneras en que los medios digitales y la computación pueden apoyar las tareas tradiciones de investigación, comunicación, conservación y análisis de fuentes históricas. En los programas más recientes comienza además a aparecer el objetivo de introducir a los estudiantes a las discusiones más relevantes sobre historia digital y humanidades digitales y el desarrollo de habilidades de programación. En esta última sección se discuten algunas iniciativas curriculares recientes en departamentos de historia en Chile, Perú y Colombia. En estas experiencias encontramos que el modelo del laboratorio aparece como forma de institucionalización de la historia digital y además comienzan a aparecer las humanidades digitales como espacio de desarrollo curricular. Aparece además la intersección entre historia digital e historia pública.
En la Universidad del Atlántico (Colombia), desde el boom de la Web 2.0 a inicios de los 2000, los profesores estuvieron muy receptivos con el asunto de lo digital. Desde 2010 se planteó la creación de un laboratorio que se llamó “Taller del historiador” y se dedicó a digitalizar documentos históricos. Luego en 2017 cambió el nombre a Laboratorio de Historia y se creó una agenda sobre nuevas tecnologías y formas de lo digital en la historia. El laboratorio se describe como “un espacio dedicado a investigación, formación y experimentación de tecnologías aplicadas a la Historia y las Humanidades. Programa de Historia”.53 El laboratorio ha ofrecido a la comunidad de profesores y estudiantes espacios de taller sobre herramientas digitales en conjunción con el curso historia digital.
Muriel Jiménez, profesora del departamento de historia lleva un año dictando un curso sobre historia digital como electiva de profundización del pregrado.54 Durante su doctorado en la Universidad Nacional de la Plata en Argentina, Jiménez tomó en 2022 el seminario de doctorado “Herramientas computacionales para el análisis de la conflictividad social”. El seminario tuvo como objetivo usar el lenguaje de programación R para hacer análisis y mediciones de la conflictividad social (hechos de rebelión, eventos de protesta) para análisis estadístico, desarrollo de algoritmos para procesar grandes volúmenes de información no estructurada.55 A partir de esta experiencia, de lecturas de textos de Ian Milligan56 y Anaclet Pons57 y de su propia identidad milenial, Muriel comenzó a seguir en Twitter personas trabajando con flujos metodológicos digitales. Estuvo en un taller sobre métodos de investigación cualitativa y un taller de georreferenciación organizados por un observatorio en temas de memoria y conflicto. Con preguntas sobre cómo trabajar con datos históricos, Jiménez colaboró con una colega conocedora de Python para su propia investigación con datos de la violencia bipartidista y datos electores en el caribe colombiano. Comenzó a trabajar en una base de datos y en colaboración con su amiga programadora creó un mapa. Fue entonces que en 2022 se animó a proponer un programa de curso sobre Historia digital como una electiva de profundización de la carrera de historia. En 2023 lo dictó por primera vez.58
El curso “Historia digital: técnicas y recursos para la investigación histórica” de Jiménez inicia situando a la historia digital en el espacio más amplio de las humanidades digitales. Combinando reflexiones teóricas con ejercicios prácticos, el programa del curso señala que “Los estudiantes se relacionarán con los trabajos académicos que han indagado sobre los cambios sociales generados por las nuevas tecnologías, así como en el uso de estas tecnologías y sus impactos en las humanidades y en la investigación histórica.”59 Las sesiones prácticas incluyen búsquedas en bases de datos, captura y organización de información con Office y Google, gestión bibliográfica con Zotero, organización de fotos con Tropy, creación de bases de datos, herramientas de georreferenciación, programación y ciencia de datos con Python y R, introducción a la minería de textos y lectura distante, usos de la inteligencia artificial para la exposición de ideas y corrección de textos y temas sobre comunicación de conocimiento histórico.
Al igual que la Universidad del Atlántico, en el Instituto de Historia de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile también promovieron la creación de un laboratorio de historia digital. Nicole Larrondo, coordinadora del laboratorio desde hace más de un año, tiene una historia larga de afinidad con los computadores desde su formación en los pregrados en historia y artes visuales. Siguió su formación de licenciatura en enseñanza media, un diplomado en ilustración, una residencia artística en Nuevo México (Estados Unidos), la maestría en Historia Pública de la Universidad de Brown, cursos en Rhode Island School of Design hasta llegar a su doctorado en Español en la Universidad de Texas en Austin donde se encontró con las Humanidades Digitales. Sus estudios de ciudadanía en la clase media chilena a mediados del siglo XX incorporan flujos metodológicos como el modelado de tópicos, el procesamiento de lenguaje natural y el análisis de sentimientos.60
Desde una formación interdisciplinaria Nicole llegó a mediados de 2022 a desarrollar el espacio del laboratorio. Este se describe como: “un espacio creado para la experimentación de las Humanidades Públicas, con especial foco en la Historia, donde las y los estudiantes y académicos podrán adquirir conocimientos de teoría y herramientas de investigación digital para aplicarlos a sus propios proyectos.”61 Con un sabor especialmente interdisciplinar el espacio del laboratorio se propone además para crear conexiones entre la historia y campos como: geografía, literatura, tecnología, artes, ciencias sociales, ingeniería y diseño. El laboratorio ha ofrecido ciclos de charlas de historia digital y talleres con herramientas digitales. Los talleres se han concentrado en alfabetización con herramientas para la difusión histórica y la publicación digital. Entre las herramientas que se han enseñado en los talleres están Timeline JS, Storymap JS, Canva, Onodo, StoryMaps de ArcGIS, Audacity, Scalar y Voyant tools.62 Además de la oferta de talleres para la comunidad, el laboratorio también ofrece talleres bajo demanda. Por petición del profesor César Albornoz quien dicta cursos sobre historia de la música, Nicole ofreció a sus estudiantes un taller sobre texto y audio para capacitar a los estudiantes en la producción de podcast. Retomando el tema de la producción de artefactos multimodales como formas de entrega en cursos discutido antes, en este caso los estudiantes y el profesor recibieron una alfabetización básica para construir este tipo de objetos.
En el mismo contexto institucional del Instituto de Historia donde surge el laboratorio de historia digital, desde 2018 se venía gestando la creación de un Magíster en Historia Pública. María Montt, coordinadora del magíster, regresó a Chile ese año de hacer su doctorado en Manchester para asumir el reto. El programa de historia ya tenía un recorrido ofertando cursos profesionalizantes sobre gestión y divulgación de la historia atendiendo al hecho de que al menos una tercera parte de sus estudiantes se dedicaban a estos temas. Dentro de los cursos profesionalizantes ya estaban presentes cursos sobre archivos y divulgación además de existir desde hace 10 años un programa sobre archivos escolares. La creación del magíster se asienta sobre un terreno fértil de lo que hoy conocemos como historia pública donde el énfasis desde la historia consiste en la comunicación, trabajo con el público, la divulgación y la co-creación. Muchos profesores ya habían desarrollado proyectos en el campo (libros para niños, colaboraciones en televisión) además de haber trabajado en proyectos relacionados con la historia digital desde el punto de vista de la digitalización y gestión de archivos.63 Respondiendo al ya existente magíster que es de corte académico donde las tesis se transforman en libros, el nuevo magíster llegó para articular procesos que ya venían ocurriendo.
La comisión que creó el magíster discutió sobre las fortalezas del instituto y de la universidad a la vez que analizó las demandas de la historia pública. La centralidad de las narrativas históricas audiovisuales se incorporó en el currículum reflejando el trabajo como documentalista del profesor Javier Correa. Así mismo se incluyó en la conversación el trabajo desarrollado por Nicole Larrondo en el Laboratorio de Historia Digital. El Laboratorio se ve como parte del Instituto de Historia: presta servicios al posgrado y al pregrado. Se comenzó a pensar en impartir un curso específico sobre humanidades digitales dentro del programa y finalmente dentro del currículum del programa se incluyó como curso optativo el de humanidades digitales.64
Además de estas aperturas a las humanidades digitales y la historia digital en la Pontificia Universidad Católica de Chile, en la Universidad Andrés Bello se viene impartiendo asignaturas sobre historia digital. Relacionado con las indagaciones de Nicolás Quiroga en Argentina, el profesor Mario Prades Vilar desarrolló una investigación llamada “Historias digitales. Análisis del blog como medio de mutación de la escritura y la investigación históricas”.65 Ha impartido además el seminario “Taller de Historia Digital. Recursos y herramientas para historiadores en la Web 2.0” para la licenciatura de historia de dicha universidad. El curso inicia con una definición del campo, continua con una indagación sobre el blog como herramienta de comunicación de la historia, los gestores bibliográficos, la búsqueda de fuentes en internet, la historiografía frente al archivo digital, la escritura de la historia y el hipertexto, la historia pública, entre otros.66 En la misma universidad, la profesora Lorena Campuzano ha dictado desde 2023 la asignatura como seminario electivo II llamado “Taller de Historia Digital”.67 A diferencia de Prades, Campuzano sitúa su propuesta de curso en el campo de las humanidades digitales para ahí situar los valores de la historia digital. De manera similar a Stefania Gallini, Campuzano viene de la historia ambiental (además de tener formación de pregrado en física) y comienza a relacionarse con el campo creando bases de datos y mapas con ArcGIS.68 En su programa del curso hay una unidad donde se concentra en los Sistemas de Información Geográficos y la creación de mapas con estudiantes. En el caso de la Universidad Andrés Bello los cursos de historia digital son optativos, y no han respondido a un plan de reforma general del programa o de articulación interdisciplinaria del campo de las HD. Sin embargo, cabe resaltar el programa de Doctorado en Humanidades Aplicadas que incluye una asignatura de taller obligatoria titulada “humanidades digitales”.
En el caso peruano encontramos un contexto institucional en los últimos cinco años donde se ha movilizado la discusión sobre incluir las competencias digitales en la formación humanística. El plan para avanzar una línea de humanidades digitales se planteó durante la decanatura de José de la Puente Brunke, decano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas (2017-2020 y 2020-2023). La discusión se planteó en vinculación al tema de la empleabilidad de los estudiantes dado que el posicionamiento laboral de estudiantes de sociología y antropología era sustancialmente mejor que la de los egresados de historia, filosofía, lingüística y literatura. Para ello organizaron un programa informal de talleres extracurriculares para dotar a los estudiantes de herramientas útiles para su futuro laboral. Los egresados comentaron que les faltaba formación en aspectos como análisis estadístico, técnicas cuantitativas, trabajo editorial y museografía entre otros. Por el éxito de los talleres, para el siguiente año propusieron una Diplomatura en Humanidades Aplicadas.69 El objetivo de la diplomatura era “complementar la profesionalización de nuestros estudiantes, para incrementar sus posibilidades de inserción en el mundo laboral.”70 El programa se ofreció en dos años y sembró las semillas para la creación del Laboratorio de Humanidades Digitales (HLAB), “un espacio interdisciplinario que fomenta cruces entre las Humanidades, las herramientas digitales y de programación”.71 A diferencia de los laboratorios de historia digital de la Universidad del Atlántico y la Católica de Chile, los talleres impartidos incluyen temas avanzados como “Introducción a la Lingüística Computacional con Python”, “Análisis automático de textos en Humanidades” y “Analítica de datos y geolocalización.”72 Muestra así la propuesta del laboratorio un claro énfasis en lingüística computacional y en flujos de trabajo computacional que no ha sido recurrentes en los programas de historia analizados en este artículo.
Reflexiones finales
Este artículo presentó una exploración preliminar sobre algunos caminos que se vienen recorriendo en torno a la enseñanza de historia digital diferentes pregrados y posgrados en historia de América Latina. La incorporación de la historia digital en los programas de historia, ciencias sociales y humanidades en la región ha sido un proceso fragmentario y lento. Su carácter fragmentario se refleja en el hecho de que la mayoría de los casos analizados, los cursos de historia digital en pregrado no son materias obligatorias de programas de historia y se imparten de manera ocasional, a excepción del caso de la Ibero. Su carácter fragmentario hace difícil identificar bases epistemológicas e historiográficas comunes sobre las cuales se está desarrollando el campo, más allá de resonar con la historia digital anglosajona y con trayectorias de investigación individuales. El proceso ha sido lento en tanto desde 2002 que Stefania Gallini dictó su curso “Internet e historia” son aún pocos los cursos sobre el campo que se dictan sobre el tema.
No existe aún una tradición de historia digital articulada por ejemplo en conferencias y producción académica en América Latina. Queda claro, que existe una comunidad dispersa llevando a cabo innovaciones en la enseñanza de la historia. Esta comunidad está desarrollando proyectos digitales y en laboratorios, y poniéndose en diálogo con estados de la cuestión emergente en español, pero sobre todo en inglés sobre historia digital. En cuanto a producción bibliográfica y recursos sobre historia digital, el dossier de historia digital de 2011, editado por Serge Noiret y Stefania Gallini, es una referencia bibliográfica presente en todos los programas de historia digital analizados en este artículo. También están presentes, en la mayoría de los casos, referencias a los tutoriales de Programming Historian en español. Ante la escasa bibliografía en español, estos recursos son atesorados como materiales para la enseñanza.
En las trayectorias en la enseñanza de historia digital es visible un engranaje compuesto por las culturas institucionales de investigación en historia, la gestión de archivos históricos, el aula de clases y los laboratorios, el ecosistema de auto-aprendizaje y los canales de comunicación académica.73 Los profesores e investigadores que han incorporado la historia digital en el salón de clases han llegado al campo de manera autodidacta, pues en sus momentos de formación profesional no era común encontrar espacios, cursos y talleres sobre teoría y práctica de la historia digital. Algunos precursores, como Stefania Gallini, pasaron tiempo en espacios institucionales en Europa y Estados Unidos donde accedieron a este conocimiento. La mayoría se ha formado navegando por la web, accediendo a recursos, tomando cursos y realizando tutoriales. Las comunidades articuladas por la Red de Humanidades Digitales (México), la Red Colombiana de Humanidades Digitales y la Asociación Argentina de Humanidades Digitales han desempeñado un rol en dicho desarrollo. Final del formulario
En esta conversación resuena la pregunta por el futuro de la disciplina de la historia. Ofrecer espacios profesionalizantes en la formación de los historiadores tiene sentido en una región donde hay muy poco espacio laboral para la investigación académica. Adicionalmente, los desarrollos tecnológicos de nuestro tiempo, incluyendo los procesos de digitalización, la gobernanza de datos, el uso de algoritmos de inteligencia artificial, la difusión de información y desinformación en ecosistemas mediáticos y de redes sociales, entre otros, hacen urgente articular alfabetizaciones digitales en la formación contemporánea. La historia digital puede ofrecer un espacio para el desarrollo de alfabetizaciones digitales transversales. Estas van desde lo informacional (aprender a buscar, organizar y gestionar información), pasando por aprender a utilizar software para analizar la información y continúa con habilidades relacionadas con el pensamiento computacional relacionados con aprender a hacer análisis de datos con modelos computacionales basados en programación.
Pero concentrarse en las alfabetizaciones digitales no podemos perder de vista la importancia de considerar la relación de los medios digitales y la computación con el pensamiento histórico y el pensamiento crítico. Como lo vimos en los diferentes programas, esto puede tomar forma en discusiones éticas, políticas, epistemológicas y conceptuales sobre el quehacer de la historia. Esto implica incluir en los currículos reflexiones sobre el uso crítico de internet y de la computación y su historia. En los programas de cursos es visible el uso constante y recurrente de herramientas y plataformas desarrolladas ya sea por grandes empresas de tecnología del llamado norte global o por instituciones y centros de investigación sobre historia digital en Estados Unidos como el Roy Roseinweig Center for History and New Media (Virginia, Estados Unidos). Preguntarnos por los arreglos y sesgos sociotécnicos que están incorporados en estos artefactos y sus contextos históricos de producción es imperativo. ¿Cuáles son las implicaciones de articular un campo de historia digital latinoamericano que utiliza herramientas conceptualizadas y desarrolladas en otros contextos? Otra pregunta para hacernos es ¿con qué archivos y datos estamos haciendo historia digital? Es importante recordar que el campo se está desarrollando en un escenario donde las geopolíticas del conocimiento lideradas por el mundo angloparlante proponen modelos y formas de ver y pensar el pasado.
En un capítulo que escribí con Adam Crymble sobre las oportunidades que ofrecen las nuevas herramientas de la historia digital, argumentamos que la manipulación y el procesamiento de datos permiten a los historiadores formular nuevas preguntas que nunca antes habíamos podido hacer, porque ahora podemos dar sentido a datos que antes eran inaccesibles. Anotamos que la promesa de los datos masivos y las nuevas herramientas digitales ha sido una de las conversaciones clave de la última década. Sin embargo, no es una promesa globalmente igualitaria.74 Es necesario incluir en la discusión sobre el desarrollo de historia digital en la región el problema de la gestión de archivos históricos en América Latina que el campo de la historia digital se trabaja como datos. En varios contextos de la región estos se han caracterizado por falencias relacionadas con los marcos normativos, la falta de recursos económicos y la poca formación y capacitación de los recursos humanos y retos asociados a la brecha digital. Muchas instituciones de la memoria de América Latina enfrentan grandes retos para la gestión del archivo histórico y para la construcción de infraestructuras digitales para el acceso a datos culturales.75 El problema del acceso a fuentes digitalizadas pone de entrada unas condiciones de posibilidad específicas para el quehacer de la historia digital en la región.
Por último, como lo muestran varios de los programas de curso analizados en el artículo, es importante situar la discusión sobre historia digital en el contexto más amplio de las humanidades digitales. Es importante hacerlo revisando críticamente las miradas instrumentales sobre la tecnología y las trayectorias de relacionamiento con lo digital de otras disciplinas de las humanidades y las ciencias sociales. El campo de las humanidades digitales se encuentra en constante negociación sobre sus métodos, objetos de estudio y cuerpos teóricos. Como lo afirma David Berry, las HD “han tendido a verse a sí mismas principalmente como un campo que resuelve problemas técnicos, especialmente en relación con lo que podría denominarse “representación del conocimiento”, lo que a veces ha llevado a una orientación hacia los servicios.”76 El instrumentalismo en el uso de la tecnología para la historia digital debe revisarse para superar el entendimiento del campo como un asunto técnico. El llamado es a vincular la discusión de las HD y la historia digital con las discusiones teóricas de la crítica cultural, la teoría crítica y los estudios críticos sobre datos. Este artículo es una invitación a que los investigadores en América Latina desarrollemos una agenda de investigación y un pensamiento latinoamericano sobre estos temas que impacten además los desarrollos curriculares en un mundo donde el acceso y la creación de registros culturales (digitalizados o nacidos en digital) y sus posibilidades de análisis informático y comunicación en entornos digitales, está transformando vertiginosamente nuestra disciplina.