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Política y cultura
versión impresa ISSN 0188-7742
Polít. cult. no.40 México ene. 2013
Estado y mercado en el neoliberalismo
Desencuentros entre desarrollo rural y neoliberalismo. El caso del Plan Meseta Tarasca, Michoacán, México*
Rufino Díaz Cervantes**
** Investigador titular del Colegio de Postgraduados, Campus Puebla [rufinodiazcervantes@yahoo.com.mx].
Artículo recibido el 30-10-12
Artículo aceptado el 23-09-13
Resumen
En este documento se discute la experiencia y aportes sobre el desarrollo rural promovido por más de 25 años por el Plan Meseta Tarasca del Colegio de Postgraduados entre campesinos e indígenas purépechas del centro de Michoacán, México. Asimismo, se reflexionan las causas de su clausura en el contexto de la neoliberalización en México, sus trascendencias para la academia y el desarrollo campesino e indígena en la contemporaneidad.
Palabras clave: desarrollo rural, desarrollo campesino, indígenas purépechas, neoliberalismo, Plan Meseta Tarasca.
Abstract
This document discusses the experience and contributions on rural development promoted during more than 25 years by the Plan Meseta Tarasca of the Colegio de Postgraduados among Purepecha farmers and indigenous in the center of the State of Michoacan, Mexico. In addition, the causes of the Plan's closure in the context of the neoliberalization in Mexico, its transcendence in science as well as on small farmers' and indigenous development in the contemporary world are exposed.
Key words: rural development, small farmers' development, Purepecha indigenous, neoliberalism, Plan Meseta Tarasca.
INTRODUCCIÓN
La actual coyuntura del orden neoliberal en México impone a la academia, a la política, a otros sectores y actores sociales, retos para pensar, imaginar y ejercitar alternativas de desarrollo dirigidas a solventar las necesidades prácticas y estratégicas de poblaciones campesinas e indígenas, las cuales continúan golpeadas por el empobrecimiento y la marginalización.1 Esta situación constituye un marco ideal para revisar las iniciativas de desarrollo que por largo tiempo se han implementado en México, entre ellas las ensayadas por la academia. En este caso se discuten las experiencias del Plan Meseta Tarasca (pmt) del Colegio de Postgraduados (CP), el cual formaba parte de los desaparecidos Planes Regionales (PR).
Los PR del CP fueron propuestos como un medio para generar y probar estrategias de desarrollo regional en diversos ámbitos agrícolas de México2 y como parte subyacente del fortalecimiento de la academia.3 Los PR fueron una novedosa idea para vincular la academia con los problemas del desarrollo rural mexicano e incluso de otras partes del mundo.
El origen de los PR se suscitó posteriormente al éxito del Plan Puebla, el cual fue diseñado y puesto en marcha por instituciones nacionales e internacionales vinculadas al desarrollo agrícola, entre ellas el CP.4 Este modelo de desarrollo buscó mejorar la "productividad" agrícola de campesinos e impactar en sus condiciones de vida. Se fundamentaba en el despliegue de estrategias que incluían: investigación, asistencia técnica, crédito, seguro, comercialización, infraestructura, etcétera. Tal concepto de desarrollo agrícola requería de innovaciones sociales, políticas y tecnológicas que enfrentaron limitaciones de todo tipo para que se concretaran.
Las críticas advertían que tal propuesta se dirigía a transformar la agricultura campesina en modelos de producción acordes con las necesidades de una sociedad nacional en proceso de "modernización", lo cual auguraba su engarzamiento a los procesos de internalización capitalista en el medio rural. Ello parecía una condición necesaria según los argumentos teóricos en los que se sentaba el desarrollo por etapas,5 con los que estaba comprometido el supuesto logro del "bienestar" nacional, promovido por el Estado benefactor.6 En el caso del PMT, ese enfoque se fue transformando, integrando y generando diversos elementos sobre desarrollo campesino orientado desde la sustentabilidad y la equidad de género.7
No obstante a esos cambios de enfoques y de sus aportes al desarrollo rural, el PMT y sus homólogos fueron clausurados, hechos que han estado marcados por una clara intención de borrar todo vestigio de su existencia, lo cual podría apuntarse como parte de las evidencias del desencuentro entre el modelo de desarrollo hegemónico neoliberal e iniciativas que no cumplen de lleno con sus expectativas. La razón parece estar en que éstas no son útiles al nuevo orden económico y político dado que dejaron ser funcionales a sus intereses, sobre todo por acoger y operacionalizar discursos reivindicativos de la calidad de vida indígena y campesina, poblaciones históricamente marginalizadas y empobrecidas.
Parte de la política dominante del Estado neoliberal es desaparecer organismos, entonces favorecidos por el Estado benefactor, fenómeno acompañado por la represión de cualquier movimiento disidente, e incluso por la desvaloración de sus discursos y experiencias, por considerarlas radicales, trasgresoras, arcaicas o fuera del contexto de la alta productividad, la ganancia y acumulación de la riqueza. Las iniciativas neoliberales promueven, entre otros efectos, pérdida de la memoria histórica, expolio e instrumentalización de patrimonios tangibles e intangibles8 indígenas, campesinos e incluso de la sociedad civil y académica. En este contexto, la clausura del PMT representa un momento álgido del desencuentro entre el modelo neoliberal y la academia comprometida con modelos alternativos. Este hecho representa una acción tácita del Estado neoliberal, limitando así la generación de conocimiento sobre desarrollo rural, condenando al olvido el corpus teórico, metodológico y empírico experienciado in situ. Además, promueve la desvaloración académica, el desempleo, coarta las posibilidades de otras vías de gestión del desarrollo, dejando pocas posibilidades al desarrollo.
Por ello, en el caso del PMT, una de las tareas de alta prioridad ha sido la sistematización de sus experiencias, ligándola a procesos de análisis y discusión, con lo cual se ha buscado documentar sus diversos aportes teóricos, metodológicos y empíricos de los últimos 30 o 40 años en la región central michoacana; apuntar sus fallas y limitaciones, así como su utilidad contemporánea para el desarrollo agrícola y rural.
Revisar el quehacer del PMT durante su vida operativa, busca recuperar y reinterpretar sus experiencias de desarrollo en claves actuales, lo cual conduce a un ejercitamiento de la memoria, a un proceso de sistematización y patrimonialización del conocimiento sobre desarrollo rural, generado en ámbitos y contextos concretos, en este caso de la región central de Michoacán. La intencionalidad es académica, aunque no deja de ser política dado que pudiera ser útil en el diseño, fortalecimiento o gestión de procesos contemporáneos de desarrollo, campesino e indígena, alternativos al hegemónico.
Los fundamentos metodológicos del proceso aludido se orientaron desde propuestas como la de J.F. de Souza,9 quien propone a la sistematización en general como un proceso de reflexión axiológica, política y pedagógica. Como discernimiento de la acción que genera significados, sentidos, apropiaciones y críticas de lo que se hizo o se dejó de hacer. Se dirige a visibilizar la cotidianidad operativa de diversos conceptos y enfoques de desarrollo rural, comúnmente homogenizados erróneamente dentro de una corriente productivista de la agricultura. Se intenta develar la gama de aspectos que pueden hablarnos de teoría y práctica del desarrollo campesino e indígena, desde enfoques como la sustentabilidad, la equidad de género, la participación y el empoderamiento o de otros elementos que se tocan discursivamente en las márgenes del desarrollo neoliberal.
LOS PR Y EL PMT. ORÍGENES, FORMULACIONES Y EXPECTATIVAS EN TORNO AL DESARROLLO RURAL
La emergencia de los PR coincidió con el recrudecimiento de la "crisis agrícola", que devino posterior al famoso "Milagro Mexicano", y con el apogeo de la "Revolución Verde", cuyo lema era la "autosuficiencia alimentaría".10 Para 1975 los "productores", de grandes extensiones, que constituían el principal objetivo de la política agrícola, dejaban de tener interés en la producción de granos básicos. Por tanto, había que "descubrir" o "despertar" aquellos "productores potenciales" campesinos.
El planteamiento aludido se encontraría con el reto de que esos nuevos sujetos del desarrollo mantenían y siguen manteniendo fuertes raigambres a sistemas de conocimiento ancestral, lo cual se calificó como un obstáculo para su "modernización".11 Por ello, había que idear alternativas para su transformación. En este reto se inscribió en gran parte la fórmula de los PR, hijos del Plan Puebla y rediseñados por el CP, especialmente por el Campus Puebla, conocido para ese tiempo como el Centro de Enseñanza, Investigación y Capacitación para el Desarrollo Agrícola Regional (Ceicadar).12
Se esperaba, según L. Jiménez, que los PR fueran los "laboratorios vivos" donde se experimentaran, aplicaran y socializaran aquellos conocimientos útiles para el desarrollo de la agricultura de temporal en México,13 mismos que debían concretar estrategias de desarrollo para ese tipo de agricultura, que volvieran a los procesos de formación académica y que impactaran en las políticas públicas e iniciativas de desarrollo de otros actores sociales.14
El PMT en sus inicios denominado Plan Tarasco era uno de los PR de larga duración operativa. Su apertura data entre 1974 y 197515 a partir de los intereses de investigación y desarrollo de la agricultura de temporal en andosoles,16 milenaria actividad de campesinos e indígenas purépecha del centro de Michoacán. La región también se conocía como La Meseta Purépecha,17 en la cual para el periodo de apertura del PMT ya existía una fuerte efervescencia institucional, en gran parte derivada de la intervención del general Lázaro Cárdenas, de origen michoacano, quien durante su mandato, como presidente de México favoreció corrientes de desarrollo indigenista y campesinista, las cuales fueron secundadas relativamente por sus sucesores fortaleciendo las políticas populistas como rasgos específicos del modelo del Estado benefactor mexicano. Además, para el momento en que comenzó el PMT, la región ya contaba también con avances de investigación sociológica y antropológica, nacional e internacional.
La presencia institucional en la región purépecha se agolpaba por lo menos en tres puntos geográficos importantes: Pátzcuaro, Uruapan y Jiquilpan. El PMT estableció su sede en Pátzcuaro, por lo menos al principio y al final de sus operaciones. La segunda sede fue Santa Clara del Cobre, este cambio obedeció a una redefinición de su área de influencia, que se acotó a los municipios de Salvador Escalante y Ario de Rosales.
La región de Pátzcuaro, que se extiende por las cuencas de los lagos del mismo nombre y el de Zirahuén, se ha convertido en la sede de diversas iniciativas de desarrollo regional, territorial, local, comunitario, etcétera, por parte de diversas instituciones y organismos gubernamentales y civiles, nacionales e internacionales, llegando a ser quizá uno de los espacios de mayor intervención para el desarrollo rural en México en diversas épocas.
Por ejemplo, la Región Lacustre de Pátzcuaro, durante la sangrienta colonización española, fue el centro de mayor importancia de pacificación y control indígena de occidente y del centro-norte. Ahí, Vasco de Quiroga ensayó la utopía de Tomas Moro, creando los sistemas de hospitales (Huataperas)18 y dando pie a la vigente organización comunitaria indígena purépecha.
Entre las iniciativas de desarrollo rural que ya existían cuando comenzó a operar el PMT en esa región, estaban las promovidas por el Programa de Brigadas de Educación y las del Centro de Cooperación Regional para la Educación de los Adultos en América Latina y El Caribe (CREFAL). Por ejemplo, G.M. Foster ya había discutido algunas experiencias de desarrollo promovidas por el CREFAL, particularmente las gestionadas en Tzintzuntzan, donde describe las supuestas resistencias campesinas al "cambio" al proceso de "modernización".19 Estas condiciones, entre otras, representaban oportunidades para el desenvolvimiento del PMT, dado que su estrategia se fundamentaba en el trabajo interinstitucional y contemplaba la participación de "tres sectores", que a saber eran: el "equipo técnico" (ET), las "instituciones" y los "productores". Lo cual señala la importancia que se le dio a la formulación de alianzas entre agentes y actores sociales que, real o potencialmente, se veían involucrados en el proceso de desarrollo agrícola y rural que se buscaba gestionar.
EL "EQUIPO TÉCNICO"
El primer "equipo técnico" (ET) del PMT fue "interinstitucional", estuvo conformado por personal de la antigua Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), el Instituto de Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) y el Colegio de Postgraduados. La finalidad del trabajo conjunto entre "instituciones del sector" era consolidar la investigación y su aplicación. Fue un elemento de gran importancia para la estrategia seguida por el PMT; en este caso el CP y el INIA ahora INIFAP cumplían el papel de generar conocimiento metodológico, tecnológico, socioeconómico útil para orientar y apoyar la operación de la SARH o Sagarpa, institución encargada oficialmente de ejecutar la política pública agrícola y de desarrollo rural en el país.
El planteamiento mencionado encontró fuertes rechazos tanto por la antigua SARH y el otrora INIA, originando una escisión que obligó al CP a integrar el ET con su propio personal y, con ello, "operar" directamente al PMT. Este hecho, que podría calificarse como un "descalabro estratégico", menguó el impacto de las propuestas estratégicas de desarrollo agrícola y de las "recomendaciones" tecnológicas generadas o sugeridas desde el equipo de académicos del CP. De hecho, marcó una limitada comunicación y trabajo conjunto en las subsecuentes etapas del PMT. Sin embargo, permitió una autonomía que sirvió de condición para generar y ensayar discursos alternativos a los oficiales, sobre desarrollo agrícola y rural.
De esta forma, el ET se convirtió en el principal promotor y operador del PMT y estaba integrado por cuatro áreas de trabajo: investigación, divulgación, coordinación y evaluación. Las funciones centrales eran las de generación de conocimientos, como materia prima en el diseño, prueba y operación de estrategias de desarrollo agrícola y rural. Parte de la estrategia era la formación continua de sus integrantes académicos, por lo que después de una breve permanencia en el PMT, deberían continuar su formación a niveles de postgrado, lo cual aseguraba que la profesionalización de alto nivel estuviera arraigada a la realidad y se involucrara en procesos de formación de otros recursos humanos científicos y humanísticos.
En general, el perfil profesional del ET estuvo delimitado por la formación agronómica y casi exclusivamente de egresados de la Universidad Autónoma Chapingo. Posteriormente se dio cabida a otras profesiones, aunque no distantes a la agronomía y de egresados de otras instituciones educativas mexicanas. Entre otras características, resaltó su composición masculina, aunque en los últimos diez años se registró la endeble participación de mujeres profesionistas agrónomas y veterinarias. Es necesario señalar la persistencia de este sesgo de género, que en parte se debió a que la agronomía fue considerada una profesión masculina, por otra parte, el hecho de que dominara la formación agronómica, podría ser una de las razones del porqué se juzgó que este tipo de iniciativas de desarrollo favorecieran discursos centrados en el "productivismo agrícola". Sin embargo, la inclusión de otras profesiones, aunque afines a la agronomía y la apertura de mujeres profesionistas permitió un enriquecimiento de perspectivas en el quehacer del desarrollo agrícola y rural. De esta manera, en el horizonte de operación del PMT pueden encontrarse concordancias y disonancias en las formas de pensar y hacer "desarrollo". Así, se detecta en las primeras etapas una fuerte tendencia de perspectivas y metodologías basadas en el modelo de difusión de innovaciones, encaminadas a convertir al "campesinado" en "productores exitosos". Esto tenía su origen en los esfuerzos de reproducir fielmente el modelo de la "Revolución Verde" en la versión modificada del "Plan Puebla". Posteriormente se documentan otras posturas y formas de intervención y acompañamiento, generando una riqueza considerable de experiencias y conocimientos sobre desarrollo rural, destacando la inclusión de la perspectiva de género y la sustentabilidad.
CONCORDANCIAS Y DISONANCIAS ENTRE DESARROLLO AGRÍCOLA Y RURAL EN EL PMT
La discusión sobre los discursos que fundamentaron las iniciativas de desarrollo rural en PMT durante su vida operativa, busca su eslabonamiento con las concepciones y necesidades actuales de alternativas de desarrollo; sobre todo de aquellas orientadas desde perspectivas como la sustentabilidad y la equidad de género. Un acercamiento de los contenidos sobre desarrollo rural empleados a lo largo de la operación del PMT, encuentra en primer lugar fuertes orientaciones sobre "desarrollo agrícola" como sinónimo de desarrollo rural, a los que posteriormente se integraron otros enfoques.
El concepto desarrollo rural con el que se inauguró el PMT se fundamentaba en el "desarrollo agrícola", el cual ponía como objeto de estudio y de transformación a los procesos productivos agrícolas, principalmente cultivos básicos y sobre todo del maíz. Este enfoque partía de que al modificar tecnológicamente uno de sus componentes o un proceso completo se lograban resultados en el incremento de la producción, donde el reto era elevar la "productividad", de la cual L. Jiménez señalaba: "incrementar la producción puede hacerse a través de una política para cambiar las áreas físicas de producción; pero más importante resulta incrementar la productividad de los factores que intervienen en el proceso de producción de las superficies actualmente en uso".20
En ese sentido, la innovación tecnológica buscaba incrementar la productividad agrícola, como "detonador" de mejoras en los niveles de ingreso y calidad de vida campesina. Una de las debilidades de este modelo era ver al desarrollo agrícola y rural como un proceso lineal de causa y efecto y progresivo, sin considerar del todo la complejidad de la economía, agricultura y organización campesina para entonces ampliamente discutida desde diversos enfoques como los de Chayanov,21 así como aspectos que en el Plan Puebla resultaron cruciales para su éxito, tales como crédito, seguro, infraestructura, comercialización, etcétera. Al respecto, agrega L. Jiménez:22 "el desarrollo agrícola sólo tiene relevancia si lleva implícitas las relaciones entre producción, comercialización, consumo y bienestar de la población, en el marco de la sociedad en general". De esta forma, el desarrollo agrícola se planteaba como parte de un desarrollo mayor, es decir, del sector "rural", la "región" y la "nación", formas del orden espacio temporal, definido y administrado desde y por el Estado-nación, sinónimo de "sociedad en general" en ese contexto.
Lo antes señalado evidencia que, bajo la promoción del desarrollo agrícola, desde el enfoque de elevar la productividad, tenía la intención de fortalecer la integración de la agricultura al modelo económico del momento. Así, a la agricultura se le asignaban las funciones de continuar cumpliendo con demandas políticas, económicas, sociales y culturales que eran necesarias en el sostenimiento y reproducción del modelo de Estado, basado en políticas de crecimiento económico por etapas, en cuya dinámica subyacía la eclosión del modelo emergente neoliberal.23 En este contexto, el sector agrícola continúa viéndose como el productor de materias primas de bajo costo, mano de obra barata y fuente legitimadora y justificante de políticas raquíticas y herradas de desarrollo agrícola y rural. Después de la emergencia y hegemonía neoliberal, el rectorado del Estado en materia económica se complejiza, de igual forma toda acción de desarrollo alternativo se ve duramente replegada. Esta coyuntura obliga a cuestionar el papel del Estado, pero también a revisar las posibilidades, limitaciones, mitos y realidades de aquellas propuestas de desarrollo indígena y campesino que se han propuesto y ensayado a lo largo de la historia mexicana y principalmente posterior a la Revolución Mexicana.
MITOS, REALIDADES Y EXPECTATIVAS TRUNCADAS SOBRE DESARROLLO RURAL EN EL PMT
La experiencia de los PR fue diversa y compleja, fruto de su larga vida, de los enfoques y expectativas académicas y políticas. La mayoría de los PR contaban entre 20 y 30 años de operación continua y sistemática. Vivieron tanto las políticas públicas definidas desde el populismo y el "Estado benefactor", pasaron por las agresivas "políticas de ajuste" y llegaron a los umbrales del neoliberalismo, donde se les dictó su fin. Así, pasaron de ser reminiscencias de modelos de desarrollo sin valoración.
Una mirada crítica y sistemática sobre las experiencias de los PR revela que sobre ellos se descargaron propósitos inalcanzables y se gestaron las más ambiciosas expectativas sobre desarrollo rural desde la academia. En sus iniciativas se descubren mitos y realidades, siendo necesario revisarlas no sólo en función de los resultados esperados y los obtenidos realmente, sino también desde las limitaciones económicas, políticas o epistemológicas que enfrentaron en su momento.
En el caso del PMT, durante su vida operativa, que se sitúa entre los años de su fundación (1974-1975) hasta su clausura (2002 al 2003), pueden advertirse tres etapas: I, sede en Pátzcuaro: fundación y despegue (1974-75 a 1987); II, sede en Santa Clara del Cobre: nueva área de influencia delimitada por los municipios de Salvador Escalante y Ario de Rosales (1988 a 1995), y III, retorno a la antigua sede (Pátzcuaro), en cuyo periodo se identifican los fenómenos paradójicos de auge, declinación y clausura (1996-2003).
Durante los primeros 15 años (etapas I y II) las actividades se centraron en la generación y divulgación de tecnologías principalmente en torno al cultivo del maíz y asociados, lo cual mostraba un claro apego al sistema de milpa. Posteriormente, entre 1989 a 1994 (etapa II y parte de la III) se amplió a la fruticultura caducifolia y a la ganadería bovina trashumante, evidenciando la intensión integradora de la investigación para atender la complejidad de los sistemas de producción campesinos e indígenas, lo cual contrasta con aquella tendencia real de favorecer al monocultivo. Estos ejes fueron parte de los primeros fundamentos que orientaron la acción del PMT. Así, el principio de incremento de la productividad se aplicaba a toda la unidad de producción campesina e indígena purépecha y no sólo al cultivo del maíz.
Hacia finales de la etapa II y durante la III existió una fuerte tendencia en modificar los sentidos de la innovación tecnológica y las metodologías y perspectivas de la divulgación de la misma. En la primera se descubre una amplia variedad de iniciativas dirigidas a presentar alternativas basadas en tecnologías de proceso más que de producto. En la segunda se cuestiona el modelo de difusión, fundado en la capacitación, la asistencia técnica y el trabajo con campesinos, orientado desde la educación depositaria y la organización funcional e incluso clientelar. A partir de la etapa III se dio explícitamente paso a discursos y prácticas plenamente contrapuestos al modelo de difusión de innovaciones. Entre ellos se favoreció a la educación popular, la investigación participativa, la sustentabilidad y el género. No obstante, el cultivo del maíz se mantuvo como elemento central del memorándum investigativo y divulgativo.
METODOLOGÍAS Y ENFOQUES EMERGENTES SOBRE DESARROLLO RURAL EN EL PMT: SUSTENTABILIDAD Y GÉNERO
La disponibilidad de tecnologías mejoradas en el PMT, no podrían ser calificadas como suficientes y ni aun pertinentes a las necesidades reales de las unidades campesinas en relación con la producción, el consumo, la distribución o residualización. La disponibilidad y pertinencia de dichas innovaciones tecnológicas podrían hoy día ser sopesadas desde discursos como los de la sustentabilidad y la equidad de género, pero además su deficiente uso o apropiación por parte de las unidades campesinas e indígenas, evidencia la existencia de problemas en su socialización, conocimiento y uso por las unidades campesinas e indígenas de la región. Este proceso presentó serias deficiencias, las cuales podrían ser del orden metodológico y político. Este último denota un paulatino y claro abandono del sector agrícola, el cual podría evidenciarse fácilmente a partir de la década de 1980, cuando abiertamente se favorece la importación de granos y de otros productos agroalimentarios como estrategia que sustituye la producción nacional.24
El cuestionamiento de esos niveles del desarrollo condujo al equipo técnico a proponer iniciativas alternativas en el PMT. Ese proceso comenzó a mediados de la etapa II y prosiguió durante la etapa III y hasta el cierre del PMT, implementando experiencias como la investigación acción participativa (IAP), sugeridas por la ingeniera María Elena Jiménez,25 así como la perspectiva de género, proyectada por el Programa de la Mujer y Familia Campesina del entonces Ceicadar, particularmente por parte de la doctora Beatriz Martínez, y del apoyo de las doctoras Emma Zapata y Pilar Alberti del Centro del Desarrollo Rural (Cederu) de la sede del Colegio de Postgraduados.
Con la introducción de nuevas metodologías de trabajo con campesinos y sus familias, se desencadenó una reflexión crítica de las acciones en general y en particular de las realizadas por el área de divulgación, ampliando sus alcances y expectativas influenciadas por las propuestas de la educación popular,26 las cuales estaban en boga y se habían desarrollado en diversos puntos de la geografía latinoamericana. Así, se dio paso a la generación y ensayo de una metodología llamada "promoción de grupos de base y avanzada",27 la cual retomaba la experiencia de Comunidades Eclesiales de Base, la experiencia de la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo (uciri), entre otras, que florecieron en Oaxaca durante 1986 a 1989. La propuesta ponía en el centro del desarrollo al empoderamiento del sujeto campesino e indígena a través de grupos de estudio y transformación de su realidad.
Los grupos aludidos ejercitaron actividades como los autodiagnósticos, de los cuales algunos desencadenaron en propuestas de desarrollo grupal y local. Los procesos de consolidación de grupos de base coadyuvaron a la evaluación de la importancia y pertinencia de tecnologías generadas por el ET, avalando la relevancia de algunas semillas criollas de maíz, calificadas por la investigación como "mejoradas" o "sobresalientes". En frutales, algunas variedades de durazno, ciruela y manejo de huertos de frutales familiares. En ganadería fue trascendente su acción en reconocer la importancia de la recolección y molienda del rastrojo de maíz, que mejoraba el pastoreo directo donde existían pérdidas altamente significativas de este recurso.
Con las metodologías de trabajo grupal o "grupos de base" se buscaba promover el empoderamiento campesino, como base de la apropiación de su desarrollo, facilitando que el ET ampliara la gama de sus acciones investigativas. Por ejemplo, algunos grupos, como la Sociedad de Solidaridad Social Campesina Artesanal de Santa Clara del Cobre, en el municipio de Salvador Escalante, demandaron apoyos para el desarrollo de iniciativas como el de la producción y comercialización directa de maíz y de las artesanías de cobre martillado.28 Otro caso fue el de la Unidad Agrícola Industrial de la Mujer Campesina del ejido Dr. Miguel Silva, en Ario de Rosales, quienes integraron las acciones de la producción intensiva de maíz, su industrialización a través de una tortillería29 y la implementación de un vivero de frutales y ornamentales, en el que las mujeres desarrollaron habilidades en el manejo de tecnologías generadas por la investigación frutícola y acompañamiento sobre su empoderamiento desde la perspectiva de género.
Es decir, los grupos de base y avanzada ampliaron la importancia de las tecnologías y éstas, a su vez, se convirtieron en pivotes básicos para ensayar conceptos de empresas sociales campesinas en la Meseta Purépecha e incluso en Tierra Caliente. Por ejemplo, la Sociedad de Solidaridad Social Campesina Artesanal de Santa Clara del Cobre y otros grupos de comunidades como Opopeo, produjeron y divulgaron las semillas de maíz "Santa Clara I" y "Santa Clara II". En regiones de Tierra Caliente se gestaron grupos con ese perfil para producir y comercializar directamente semillas mejoradas, como del maíz CP-591 y CP-592 (proporcionadas por parte del equipo del doctor Molina Galán), de ajonjolí y sorgo (propuestas por el equipo del doctor Abel Muñoz). Algunos ejemplos en estas regiones fueron la Sociedad de Solidaridad Social "La Mojonera y Cortina" en Zicuirán, Municipio de La Huacana y el grupo de "El Capire Verde" en Huetamo.30
Otro concepto ensayado fue el de "desarrollo comunitario". Éste se implementó en el ejido de El Calabozo, municipio de Ario de Rosales y fue apoyado por el doctor Guillermo González, investigador del CP y becario de la Fundación Kellogg. Algunos resultados develaron la importancia de considerar a las estructuras y relaciones sociales que organizan a las poblaciones campesinas e indígenas, teniendo cuidado con el uso ligero de la palabra comunidad en tanto sinónimo de homogeneidad.
La implementación de nuevas propuestas teóricas y metodológicas en el desarrollo rural, derivó la introducción de la perspectiva de género, la cual permitió darle un giro radical a la propuesta de las microempresas sociales.31 Ésta fue condicionada por la insistente petición de campesinas para participar en las iniciativas promovidas por el PMT, dirigidas con exclusividad a varones. La participación de las mujeres campesinas se encontró con la apatía y resistencia de muchos hombres, que impuso un nuevo reto al ET, quienes aceptaron su consideración en la agenda, pese las resistencias al interior de éste. Su reconocimiento como sujetas de desarrollo inauguró la inclusión de la perspectiva de género, lo cual dio un sentido a las iniciativas de desarrollo rumbo a la equidad de género.
La perspectiva de género cuestionaba de lleno la invisibilización de las mujeres en el desarrollo, aspecto que conducía a reflexionar las posiciones de los hombres y sus vinculaciones con el patriarcalismo. En ese marco se buscó desarrollar un proceso de empoderamiento de las mujeres, aplicando procesos de enseñanza-aprendizaje dirigidos a mejorar su autoestima y el desarrollo de habilidades y capacidades, iniciativas promovidas y acompañadas por la MC Gloria Inés Mata Acosta, cuyos aportes permitieron pasar del enfoque denominado "Mujeres en el Desarrollo" (MED) al de "Género en el Desarrollo" (GED).
El proceso de participación de las mujeres en los grupos y empresas sociales fue estudiado por R. Díaz,32 del cual se derivó la importancia de integrar los estudios de las masculinidades, con la intención de apoyar la participación de las mujeres, facilitar su empoderamiento,33 promover la equidad de género, visualizar las diversidades masculinas y sus trascendencias en la cotidianidad de las relaciones al interior de las unidades domésticas y comunitarias purépechas.
El abordaje del género de los hombres campesinos e indígenas, desde sí mismos, buscaba crear condiciones para gestar una "conciencia crítica de género" en los varones participantes en las microempresas.34 Principalmente de aquellos que tenían vínculos de parentesco con alguna de las mujeres que intentaban organizarse en los grupos de base y avanzada, quienes además continuamente señalaban los controles que padecían por parte de los hombres y que inhibían su participación plena y libre. Este proceso no fue nada sencillo, debido a las evasivas de los hombres y las suspicacias que les causaba la convocatoria para que participaran en los talleres sobre masculinidad.
LA VINCULACIÓN ACADÉMICA DEL PMT Y CON DIVERSOS AGENTES DEL DESARROLLO RURAL
Para concluir con el acercamiento a la experiencia y los aportes del PMT, un campo imprescindible es el relacionado con la vinculación académica, la capacitación de promotores(as) y profesionales del desarrollo rural, cumpliendo con la función de puente entre las realidades campesinas, la academia y otras iniciativas de desarrollo. En este sentido el PMT era más que un escaparate del CP donde se mostraban aquellas concepciones teóricas sobre el desarrollo rural y sus aplicaciones. Sirvió de fundamento empírico de diversos procesos de formación académica y de capacitación interna y externa al Colegio de Postgraduados.
Hacia adentro del CP resalta la frecuencia de "visitas de campo", apoyos a cursos formales de educación profesional, proyectos de investigación y de tesis, tanto de estudiantes y profesores(as) del CP, tales como los de Edafología, Fruticultura, Desarrollo Rural, Estrategias para el Desarrollo Agrícola Regional y de otros más. Estos procesos también se establecieron con algunos programas educativos externos, como los de la Universidad Autónoma Chapingo. Otras instituciones educativas mexicanas beneficiadas fueron la Facultad de Agrobiología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, el Instituto Tecnológico Agropecuario 7 de Morelia, Mich., la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, el Centro de Investigación y Desarrollo del Estado de Michoacán, el Centro Regional de Occidente de la UACH, entre otras. A nivel internacional resaltan algunos trabajos cooperativos con el CREFAL y la Universidad Estatal de Kansas, en los que además estuvo involucrada la Fundación W.K. Kellog.
No sólo a nivel de grado y postgrado se daba la vinculación en el PMT, también se mantenían con frecuencia colaboraciones con diferentes escuelas primarias, secundarias y de bachillerato de la región. Entre ellas destacaron los trabajos con estudiantes del Colegio de Bachilleres de Santa Clara del Cobre, el de Huiramba y Ario de Rosales, el Conalep de Pátzcuaro, las escuelas primarias de Pablo Cuín, Calabozo, Pátzcuaro, entre otras. Las actividades eran diversas, tales como conferencias y "pláticas" sobre las experiencias de desarrollo y otros temas; cursos de capacitación, parcelas y huertos demostrativos de tecnologías generadas en el Plan Meseta Tarasca.
Los procesos aludidos muestran la importancia que tuvo el quehacer del PMT en la formación de recursos humanos y a los que se imprimieron los enfoques de la sustentabilidad y el género.35 La importancia de esta actividad redundó en una propuesta educativa denominada "seminario de campo",36 en el que se discutían los elementos teóricos y metodológicos del desarrollo de la agricultura campesina desde las experiencias del PMT. El seminario se ensayó durante los tres últimos años de operación del PMT, principalmente con estudiantes y profesores(as) de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En cuanto a los procesos de capacitación a profesionales que desarrollaban actividades de asistencia técnica en la región, el PMT registró una actividad intensa en este aspecto durante los últimos cuatro años del Periodo III, favorecida por la apertura de programas oficiales como el Programa Elemental de Asistencia Técnica (PEAT) y el Sistema de Nacional de Desarrollo y Extensión Rural (Sinder). Así como por la invitación del Instituto Nacional de Capacitación (INCA Rural), de la Fundación Produce, Michoacán y la Sagarpa. La participación del ET, en la capacitación y la coordinación de algunos módulos de los programas referidos, le permitió elaborar y ensayar estrategias de trabajo con asesores(as) encaminadas a superar diversas limitantes de esos procesos, entre ellas su temporalidad, la baja formación y sensibilidad en perspectivas como la sustentabilidad y género.37
EL DESMANTELAMIENTO DE LOS PR Y DEL PMT, UNA DE MUCHAS MANIFESTACIONES DE LA NEOLIBERALIZACIÓN EN MÉXICO
En repetidas ocasiones se ha señalado que el PMT fue clausurado porque no cumplió con su cometido, pero tales aseveraciones son fácilmente debatibles. El acercamiento retrospectivo de las experiencias generadas del PMT al que se ha hecho alusión, muestra la riqueza de sus aportes al desarrollo rural, siendo incluso pionero en muchos de los enfoques del desarrollo en la región, como los de la sustentabilidad y el género. Esta mirada, más allá de los cuestionamientos que no dejan de tener alguna razón, plantea que el cierre de los PR obedeció a la emergencia e institucionalización del neoliberalismo en México. Esta coyuntura, definida por la transición del modelo de Estado benefactor al orden neoliberal, ha significado represión y desmantelamiento de toda iniciativa que potencial o realmente pueda confrontarlo. En el caso del PMT, ha condicionado la negación de sus experiencias, su desvaloración, sustitución arbitraria y olvido.
Como se ha evidenciado, en el PMT existían avances importantes tanto en aportes de innovaciones tecnológicas, metodológicas, de nuevos enfoques, de mayor vinculación con instituciones académicas, de servicio y de organizaciones campesinas e indígenas.38 Sin embargo, esos conocimientos simplemente dejaron de ser atractivos a las nuevas políticas neoliberales, cuyo discurso continúa pregonando la "modernización" de todo, pero a diferencia del pasado régimen del "Estado benefactor", ahora la fuerzas de mercado se imponen, pero no fuera de los sesgos y controles del poder nacional, trasnacional y global.39
En el nuevo contexto neoliberal todo se ha convertido en un "bien de cambio", en cosa de mercado. Por tanto, lo que no tiene demanda, o no es eficiente y no tiene buen ingreso ("rentabilidad"), es puesto bajo la etiqueta de inservible. En esta coyuntura toda organización social u organismo del sector público está obligado a ser evaluado desde esas premisas, resultando demoledor para las carentes infraestructuras de apoyo dirigidas a poblaciones empobrecidas campesinas o indígenas, lejanas de ser visibilizadas y atendidas en sus necesidades prácticas y estratégicas. En ese contexto de "evaluación" de lo servible o servicial y lo inservible, no se escapan los organismos públicos. Por el contrario, éstos son uno de los primeros en ser revalorados para su clausura o venta a la iniciativa privada. El CP no ha sido una excepción y para sostenerse está obligado a reestructurarse y depender menos de la inversión pública, hoy día en constante precarización.
Volviendo a tocar el aspecto de la clausura del PMT, queda claro que el proceso de neoliberalización obligó su cierre, hecho justificado en los cambios estructurales supuestamente necesarios para lograr el desarrollo de la sociedad mexicana. Dicho orden favorece a sectores altamente productivos y atractivos para quienes invierten en el "campo", sobre todo a capitales extranjeros. En este marco, los PR fueron sometidos a esos criterios dejándoles nulas posibilidades de aprobar, dadas las iniciativas que promovía, diametralmente opuestas a los intereses neoliberales.
Lo anterior ha acarreado algunas consecuencias, tanto para la academia como para las posibilidades reales de desarrollo indígena y campesino, en muchas regiones de México. Respecto al primer punto, ha provocado un reduccionismo académico que se refugia en iniciativas de mercantilización de los servicios académicos, de investigación, de asesoría, capacitación, etcétera, con un claro abandono en la gestión de conocimiento sobre paradigmas alternativos de desarrollo rural. En general señala la subordinación de muchas instituciones educativas a los intereses del Estado y del orden neoliberal nacionalista y trasnacional.
El desmantelamiento de los PR devela el adelgazamiento político, presupuestal y académico del Estado dirigido a campesinos(as) e indígenas, lo que alude consecuencias contraproducentes para su desarrollo desde otras vías. Es también la señal de la legitimación del modelo de desarrollo fundamentado en la neocapitalización rural desde la inversión privada, cuyo impacto es sólo favorable para aquellas actividades que representan una posibilidad de alta tasa de retorno, descartándose de facto la mayoría de las actividades agrícolas campesinas e indígenas. Esto ha provocado que se refuercen las condiciones de expoliación y expropiación de los recursos tangibles e intangibles campesinos e indígenas, además de que se intensifica constantemente una transferencia de responsabilidades del Estado hacia organizaciones civiles no gubernamentales (ong) y/o sociales (os), en las peores condiciones.
La fenomenología de la neoliberalización y su vínculo con la complejización de la globalización, remite a cuestionar las diversas transformaciones sociales que se están suscitando tanto del espacio, el tiempo y el sujeto contemporáneos; y sus graves trascendencias sociales, económicas, políticas, culturales, territoriales y ambientales.
Lo antes discutido obliga una revisión urgente del papel actual del Estado y la forma como se responsabiliza al individuo como actor central de su bienestar. Como señala G. Lipovetsky,40 tales manifestaciones muestran una fuerte tendencia a la individualización, donde las instituciones modernas y el propio sujeto condicionado por ese orden, padecen crisis y transformaciones recurrentes que conducen a beneficiar a élites nacionales y trasnacionales.
PARA CONCLUIR: VIEJAS Y NUEVAS PROBLEMÁTICAS DEL DESARROLLO RURAL, EL RETO CONTEMPORÁNEO DEL CAMPESINADO
En los esquemas del desarrollo dominante se diluye la presencia del campesinado y de los pueblos indígenas, como colectivos diversos y complejos. Viejas y nuevas discusiones académicas, como las propuestas por Wolf,41 Warman,42 Palerm,43 entre otros(as), han debatido las particularidades campesinas e indígenas, sus trascendencias e importancia socioeconómica y cultural. Sin embargo, han sido de tajo ignoradas. Esos discursos continúan vigentes y su lectura se hace necesaria para despertar de la amnesia neoliberalizante, donde el campesinado y los pueblos indígenas son plenamente negados o bien son parte de la estrategia de la neoexpoliación de sus patrimonios.
La neoliberalización, como exacerbación del capital, el mercado y el consumo, no cuenta con alternativas que garanticen la calidad de vida campesina e indígena, cuyos movimientos contemporáneos demandan un desarrollo centrado en el "vivir bien" y no en el "vivir mejor".44 Un desarrollo alternativo al neoliberal tendría que considerar esa coyuntura de retos, sugeridos desde la sustentabilidad, el reconocimiento de la diversidad étnica y la equidad de género, así como el fortalecimiento del empoderamiento de los grupos marginalizados, empobrecidos y fragilizados por la hegemonía del orden económico, político y cultural vigente de lastres históricos.
Así, los propios discursos que definían al "campesinado" o el de "pequeños productores" agrícolas y que antaño constituían los sujetos del desarrollo, expresan en la actualidad una clara necesidad de ser reentendidos, considerando la actual realidad de cambios entre lo rural, lo urbano, lo local y lo global, lo regional, lo nacional y lo trasnacional. Por ejemplo, la reconceptualización del campesinado requiere tomar en cuenta sus vínculos con el universo simbólico de la etnicidad y de aquello que permite la vigencia, sobrevivencia y resignificación indígena en la contemporaneidad.45 Ello supone superar los discursos políticos que sólo instrumentalizan el carácter pluriétnico de México y no atienden las demandas reales de esa plurietnicidad.
Por último, se plantea que asumir la tarea de pensar y gestionar iniciativas de desarrollo alternativo al neoliberal, empuja a cuestionar aspectos fundamentales tales como aquellos que legitiman la construcción del Estado-nación y sus alianzas con los sistemas de mercado, las ideologías dominantes, las relaciones de poder, etcétera. Requiere cuestionar aquellos marcos de conocimiento y de plataformas de acción del desarrollo en relación con lo que se está promoviendo o comprometiendo. En este complejo de necesidades de tipo epistemológico y político, la revisión de los quehaceres académicos y de las diversas iniciativas de desarrollo, muchas de ellas acalladas o finiquitadas, podrían ser de utilidad.
* Este trabajo forma parte del proyecto de sistematización de las experiencias de desarrollo agrícola y rural generadas en el Plan Meseta Tarasca, dirigido actualmente por el autor. Agradezco a las personas que revisaron, de manera anónima, este documento.
1 J. Fox y G. Rivera, "Construyendo sociedad civil entre migrantes indígenas", Reporte Especial del IRC Programa de las Américas, octubre de 2004. Silver City, NM, Interhemispheric Resource Center [http://www.ccis-ucsd.org/PUBLICATIONS/Indigenous.htm] [http://www.americaspolicy.org/reports/2004/sp_0410migrantes.html] fecha de consulta: 12 de febrero de 2011. [ Links ]
2 L. Jiménez, "Desarrollo agrícola en los Planes Regionales", documento interno, mimeografiado, México, CP, Ceicadar. 1981. [ Links ] El doctor Leobardo Jiménez fue uno de los ideólogos del Plan Puebla y de los Planes Regionales.
3 A. Camarena y W. Revollar, "Los Planes Regionales del CP en su acción directa en el campo", ponencia manuscrita, en Mesa Redonda sobre Trabajos de Campo Universitarios, Chapingo, México, UACH, CP, 18 de marzo de 1982. [ Links ]
4 Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y Trigo (CIMMyT), "El Plan Puebla", Informe anual 1970-1971, México, CIMMyT, pp. 106-109 [http://repository.cimmyt.org/:xmlui/bitstream/handle/10883/1347/22232.pdf?sequence=1], fecha de consulta: 20 de setiembre de 2012. [ Links ]
5 W.W. Rostow, The stages of economic growth. A non-communist manifesto, segunda edición, Nueva York, Cambridge University Press, 1990. [ Links ]
6 A. Almandoz, "Despegues sin madurez. Urbanización, industrialización y desarrollo en Latinoamérica en el siglo XX", Revista Eure, vol. XXXIV, núm. 102, agosto de 2008, pp. 61-76 [http://www.scielo.cl/pdf/eure/v34n102/art04.pdf], fecha de consulta: 14 de septiembre de 2012. [ Links ]
7 R. Díaz, "Patrimonio cultural y género en procesos de desarrollo en México. El caso del Plan Meseta Tarasca", en Pilar Alberti M. (coord.), Género, identidad y patrimonio, México, Colegio de Postgraduados, Estudios del Desarrollo Rural/Plaza y Valdés, 2010, pp. 179-200. [ Links ]
8 X.C. Sierra Rodríguez y X. Pereiro Pérez, Patrimonio cultural: politizaciones y mercantilizaciones, Sevilla, España, FAAEE-Fundación El Monte/Asociación Andaluza de Antropología, 2005. [ Links ]
9 J.F. De Souza, "Sistematización: un instrumento pedagógico en los proyectos de desarrollo sustentable", Revista Interamericana de Educación de adultos, año, 22, núms.1, 2 y 3, Pátzcuaro, Michoacán, México, OEA, CREFAL, 2000, pp. 9-46. [ Links ]
10 Subsecretaría de Agricultura y Operación, Circular 10226, México, SAO, julio de 1978. [ Links ]
11 P. Álvarez, "Economía campesina y agricultura indígena tradicional en la región purépecha", tesis de maestría, México, UAM-Xochimilco, 1988. [ Links ]
12 Para mayor información sobre el Plan Puebla y sus vínculos con el Ceicadar y CP véase E. Díaz, "El Plan Puebla 1967-1989. Análisis de los 9 elementos de la estrategia de un programa de desarrollo agrícola regional entre productores de maíz", documento interno Colegio de Postgraduados, Montecillo, México, 1990. [ Links ] Una discusión actualizada sobre el Plan Puebla y sus proyecciones en otros PR poblanos, como el de "Serdán" se encuentra en B. Ramírez y J.P. Juárez, "La experiencia del modelo de desarrollo regional Plan Puebla en la producción de alimentos con pequeños productores de maíz", en Rosa Martínez Ruiz, Gustavo E. Rojo Martínez, José Pedro Juárez Sánchez y Benito Ramírez Valverde (coords.), Estudios y propuestas para el medio rural, México, Universidad Autónoma Indígena México, CP. 2010 pp: 1-18 [http://www.uaim.edu.mx/Documentos/TomoVII.pdf], fecha de consulta: 4 de mayo de 2012. [ Links ]
13 F. Escobedo, Panorámica general de la agricultura de temporal en México, Cuaderno Ceicadar 1, Puebla, México, Colegio de Postgraduados, 1988. [ Links ]
14 L. Jiménez, "El incremento de la producción y el desarrollo agrícola", en Los suelos de Ando y sus implicaciones en el desarrollo agrícola de la Sierra Tarasca, segunda edición, Antonio Trinidad y Odon Miranda Jaimes, Montecillo, México, CP, Centro de Edafología, 1984. [ Links ]
15 Plan Tarasco, Informe anual 1980, Pátzcuaro, Mich., México, PRONDAAT, Distrito Agropecuario y Forestal de Temporal, núm. V, DGDUT/DGPEA/INIA/CP, 1980. [ Links ]
16 Los trabajos de investigación en México sobre andosoles cuentan con un largo antecedente, en Michoacán comenzó con un equipo de trabajo dirigido por el doctor Reggie Leird. CIMMyT, Informe 1966-1967, 1970 [http://repository.cimmyt.org/xmlui/bitstream/handle/10883/1347/22232.pdf?sequence=1], fecha de consulta: 4 de mayo de 2012. [ Links ]
17 El PMT extendió sus acciones de investigación agronómica a otras regiones como "Tierra Caliente" y el "Bajío Michoacano".
18 Una discusión sobre este modelo se encuentra en P.F. Hernández, "Comunidad y sustentabilidad: la idea de Vasco de Quiroga. Un ensayo sobre bases sociológicas del desarrollo", en Sociedad y medio ambiente: contribuciones a la sociología ambiental en América Latina, México, Asociación Latinoamericana de Sociología, BUAP, Instituto de Ciencias Sociales y Hunamidades/La Jornada, 1996. [ Links ]
19 G.M. Foster, Tzintzuntzan: los campesinos mexicanos en un mundo en cambio, México, FCE, 1972. [ Links ]
20 L. Jiménez, "El incremento de la producción y el desarrollo agrícola", op. cit., p. 14.
21 V.A. Chayanov, La organización de la unidad económica campesina, Buenos Aires, Nueva Visión, 1974. [ Links ]
22 L. Jiménez, "El incremento de la producción y el desarrollo agrícola", op. cit., p. 14.
23 F. Echánove Huacuja, "Las políticas neoliberales y la desaparición del 'oro blanco' de nuestro país", en H.C. De Grammont, H. y Tejera Gaona (coords.), S.M. Lara Flores y M. Chauvet (coords. de vol.), vol. I, La inserción de la agricultura mexicana en la economía mundial, México, INAH/UAM/UNAM/Plaza y Valdés, 1996, pp. 303-320. [ Links ]
24 J.F. Goicochea, "La modernización agropecuaria, forestal y pesquera: hacia una evaluación preliminar", en H.C. De Grammont, H. y Tejera Gaona (coords.), op. cit., pp. 99-115.
25 M.J. Jimenez, Mujeres campesinas. Desarrollo personal y colectivo con investigación acción participativa, Colegio de Postgraduados-Campus Puebla/Fundación Produce Puebla/ Casa Juan Pablos, México, 2000. [ Links ]
26 A. Schutter, Método y proceso de la investigación participativa en la capacitación rural, Pátzcuaro, Mich. México, Cuadernos del CREFAL, núm. 19, 1987. [ Links ]
27 R. Díaz, "Los grupos de base: una alternativa para transformar una realidad de pobreza y marginación en el campo", Revista Red México, número editado por el Colegio de Postgraduados en Ciencias Agrícolas y W.K. Kellogg Foundation, Montecillo, Chapingo, Estado de México, 1994, p. 2. [ Links ]
28 R. Díaz, "Microempresa artesanal de cobre martillado, alternativa para mejorar el nivel de vida de campesinos y artesanos de una comunidad del PMT", en Cartera de proyectos del Colegio de Postgraduados en Ciencias Agrícolas, Montecillo, Chapingo, México, CP, Dirección Académica, Subdirección de Desarrollo, Unidad de proyectos y convenios, 1994, pp. 123-126. [ Links ]
29 R. Díaz, "Microempresa productora de tortilla de maíz (tortilladora) alternativa de capitalización y fortalecimiento de una organización de mujeres del PMT", en ibid., pp. 121-123.
30 Esta última quedó en proceso de formación en el periodo de clausura del Plan Meseta Tarasca.
31 R. Díaz, "Microempresas sociales con perspectiva de género. Instrumento metodológico y estratégico para enfrentar la pobreza de mujeres campesinas en la región central de Michoacán", en Memoria de resúmenes del Segundo Congreso Nacional Pobreza y Políticas de Bienestar, UAE/ Universidad Iberoamericana/UAET/CP-Campus Puebla/UAEM/Universidad de Colima/Gobierno del Estado de Hidalgo/ SIZA, 26-28 de septiembre, Pachuca, Hidalgo, México, 2001. [ Links ]
32 R. Díaz, "Relaciones de género y participación de mujeres rurales en tres organizaciones con microempresas sociales en Michoacán", tesis de maestría en ciencias, Progreso de Estrategias para el Desarrollo Agrícola Regional, Puebla, México, CP, Campus Puebla, 1997. [ Links ]
33 R. Díaz, "Trabajo con hombres del medio rural para transitar a una nueva masculinidad y mejorar las relaciones de género", en María Arcelia González Butrón y Miriam Aidé Núñez Vera (coords.), Mujeres, género y desarrollo, Morelia, Michoacán, México, UMSNH/EMAS/CEMIF/ UACH/CIDEM, 1998, pp. 799-806. [ Links ]
34 R. Díaz, "La conciencia crítica de género en varones como facilitadora del empoderamiento de mujeres y de relaciones de equidad en el ámbito rural en México", en Memoria del Tercer Encuentro nacional sobre empoderamiento femenino, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Pachuca de Soto, Hidalgo, México, 2007. [ Links ]
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36 R. Díaz, J.I. Olvera, G.I. Mata y A. Pérez, "Seminario de campo: herramientas teórico-metodológicas para el desarrollo de la agricultura campesina", propuesta y contenidos, documento interno (inédito), Pátzcuaro, Mich., CP, Campus Puebla, PMT, 2000. [ Links ]
37 R. Díaz, "Asociación Técnico-Campesino, estrategia para el desarrollo rural sustentable en el Plan Meseta Tarasca a partir del PEAT", en Memoria de resúmenes del Quinto Congreso Latinoamericano de Sociología Rural. Globalización ¿Para quién? ¡Por un desarrollo Rural Incluyente!, Montecillo, México, ALASRU/UACH/CP, 1998. [ Links ]
38 R. Díaz, "Avances y perspectivas del Plan Meseta Tarasca y su vinculación con el desarrollo agrícola y rural regional", en Aníbal Quispe L., Liberio Victorino R. y Antonio Macías L. (coords.), Hacia la mejora de la pertinencia social de las instituciones de educación agrícola superior. Experiencias de vinculación con la sociedad rural, Memoria del Primer taller sobre experiencias de vinculación de las instituciones de educación agrícola superior con la sociedad rural, Puebla, Puebla. México, CP/UACH, 2000, pp. 53-59. [ Links ]
39 P. Lanceros, Política mente: de la revolución a la globalización, Barcelona, Anthropos, 2005. [ Links ]
40 G., Lipovetsky, La era del vacío, Barcelona, Anagrama, sexta edición, traducción de Joan Vinyoli y Michéle Pendanx, 2008. [ Links ]
41 E.R. Wolf, Los campesinos, Barcelona, Labor, 1978. [ Links ]
42 A. Warman, Los campesinos hijos predilectos del régimen, segunda edición, México, Nuestro tiempo, 1973. [ Links ]
43 Á. Palerm, Antropología y marxismo, México, Nueva Imagen, 1980 (obra completa). [ Links ]
44 Los discursos del desarrollo hegemónico son confrontados desde los movimientos indígenas en México y América Latina. En México, el EZLN y La Nueva Campaña han expresado con claridad las demandas indígenas y su lejanía con los propósitos del desarrollo privilegiado desde occidente. Para un acercamiento sobre las demandas de los pueblos indígenas en México consúltese el Diálogo de Sacam Ch'en, "Derechos y cultura indígena", en Centro de Estudios Antropológicos Científicos, Artísticos, Tradicionales y Lingüísticos, México, Ce Acatl, 1995, pp. 74-75. [ Links ] En el resto de América Latina algunos Estados-nación emergen en "plurinacionales", como el caso de Bolivia, donde los pueblos indígenas logran ejercer cada vez más sus derechos, entre ellos el poder definir los derroteros de su desarrollo. Al respecto, David Choquehuanca, canciller del Estado plurinacional de Bolivia, enfatiza en el concepto del "vivir bien" como una alternativa al "vivir mejor", característica del modelo convencional de desarrollo de los Estados-nación occidentales y occidentalizados. Véase D. Choquehuanca, "El vivir bien de los pueblos", en Situación de los pueblos indígenas en América Latina y El Caribe, Tres ponencias. Curso: Planificación, formulación y gestión de proyectos, enfocados a Pueblos Indígenas, mediante el uso de las TIC. Programa para los pueblos indígenas en la gestión de proyectos. Fondo Indígena, ITU Academy, 2009 [http://academy.itu.int/moodle/course/view.php?id=404], fecha de consulta: 25 de junio de 2012. [ Links ]
45 R. Díaz, "Migración, etnia y género en la sobrevivencia y (re)significación masculina Xi'oi-pame", tesis doctoral, Bilbao, España, FICE, Universidad de Deusto, 2012. [ Links ]