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Estudios demográficos y urbanos

versión On-line ISSN 2448-6515versión impresa ISSN 0186-7210

Estud. demogr. urbanos vol.20 no.3 Ciudad de México sep./dic. 2005  Epub 20-Ene-2020

https://doi.org/10.24201/edu.v20i3.1213 

Notas y comentarios

Nota sobre “Integración y migración internacional en el contexto actual de las relaciones México-Estados Unidos”, ponencia presentada por Raúl Delgado Wise*

Alejandro Francisco Román Macedo** 

**Estudiante del doctorado en Estudios de Población de El Colegio de México. Correo electrónico: afroman@colmex.mx.


La ponencia del doctor Raúl Delgado aborda el proceso de integración económica de México y Estados Unidos y examina el papel que corresponde al fenómeno migratorio en dicha integración. Su hipótesis principal es que existe una subordinación de México a los intereses del vecino país, ya que la fuerza de trabajo mexicana desempeña una función estratégica en el proceso de reestructuración industrial estadunidense.

El expositor desarrolla su hipótesis central en cinco puntos. El primero se refiere al modelo exportador mexicano y a la dinámica del proceso de integración. Relata la forma en que México llegó a ser el principal exportador de América Latina y el mayor productor de bienes con alta composición técnica de la región. Destaca el elevado dinamismo que alcanzaron las empresas asociadas a los procesos productivos internacionalizados cuya integración a la economía nacional es muy escasa. La ubicación de empresas extranjeras en el país ha sido una forma de vender nuestra fuerza de trabajo al exterior sin que tenga que salir del territorio nacional. Asimismo dicha integración económica se relaciona directamente con la fuerza de trabajo mexicana que migra a Estados Unidos, lo cual ocasiona pérdidas importantes para México.

El autor concluye en este apartado que la fuerza de trabajo es la principal mercancía de exportación del país. También destaca que a la nación mexicana le resulta muy cara la transferencia de excedentes a Estados Unidos, como el pago del servicio de la deuda y las pérdidas de intercambio, entre otros.

En el segundo punto el ponente se refiere a la escalada del fenómeno migratorio. Con la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio de América del Norte se ha incrementado de manera sustancial la migración de mexicanos a Estados Unidos y han sobrevenido cambios cualitativos en el flujo de la migración; por ejemplo, se han diversificado las regiones de origen y destino, se han generado nuevos ámbitos para la inserción laboral y se han registrado cambios significativos en la edad y sexo de los migrantes. En cuanto a las remesas, México e India son los países que reciben más “migra dólares”, hecho que vuelve cuestionables las supuestas relaciones simétricas de intercambio entre México y la economía estadunidense debido a que la exportación de fuerza de trabajo es la principal fuente de divisas, después del turismo y de las exportaciones agropecuarias.

No es nueva la perspectiva de Delgado Wise al respecto. Estudios anteriores sugieren que entre las repercusiones del TLC está el aumento del desempleo, con el cual se intensifica la migración a Estados Unidos. Además, de manera particular observamos que si bien tal migración responde inicialmente a factores económicos, no son los únicos que la fomentan. Las redes de familiares y amigos, estimulados por los agentes laborales y reclutadores, ayudan indirectamente al crecimiento de la industria, el empleo y el dinamismo económico en diversas regiones de la Unión Americana cuando un número creciente de comunidades mexicanas envían migrantes, pues se incrementa la posibilidad de movimiento internacional debido a que disminuyen los costos y los riesgos del desplazamiento y aumentan los ingresos netos de la migración.1

Por otro lado, el hecho de que en México las remesas sean uno de los principales rubros en el renglón de transferencias corrientes de la balanza de pagos no es prueba fehaciente de que en su proceso de integración económica con Estados Unidos sólo se beneficie un país. En muchas naciones de tradición migratoria internacional el beneficio más directo y cuantificable de la emigración está constituido por las remesas, es decir, las transferencias de ingresos que los migrantes internacionales realizan desde los países de destino a los de origen. El impacto más significativo de las remesas recae en las economías regionales y locales, donde impulsan la industria de bienes de consumo y fomentan la expansión del sector servicios; por otra parte, dado que quienes reciben las remesas directamente son los familiares de los migrantes, estos recursos tienen un efecto similar a los derivados de las políticas sociales enfocadas a la atención de grupos vulnerables.2

En el tercer apartado se aborda la relación entre el crecimiento exportador y la migración internacional. El doctor Delgado sostiene que el auge relativo al sector exportador en México se basó en el empobrecimiento de los demás sectores; esto es, el impulso exportador de la economía mexicana requería ciertas condiciones macroeconómicas que sólo podían darse con la reducción de la inversión pública. Si a esto se le suman la separación del Estado de las actividades estrictamente productivas, la venta de empresas públicas, el control del déficit fiscal, y las tasas de interés atractivas para el capital extranjero que reducen la actividad doméstica de la economía, se obtiene como resultado la emergencia de grandes desigualdades sociales, y la proliferación de trabajadores sin empleo que migran hacia Estados Unidos.

México se encarga de la reproducción y la calificación de la fuerza de trabajo que exporta directa e indirectamente, mientras el vecino país del norte aprovecha estas ventajas para reestructurar su inserción industrial y disminuir sus costos.

En las vicisitudes de la agenda binacional, cuarto punto de la ponencia, el autor pone de manifiesto que ni México ni la Unión Americana han dado suficiente importancia al problema de la migración. Se debe recordar que desde 1974 México ha seguido la política de la no política en cuestión migratoria y Estados Unidos ha ideado operativos de gran magnitud para detener la migración.

Estamos de acuerdo en que durante varias décadas el gobierno mexicano optó por una estrategia de no formular una política explícita en cuanto al fenómeno migratorio de mexicanos hacia Estados Unidos. Pero en los últimos años las autoridades mexicanas se han pronunciado firmemente en contra de la violación de los derechos humanos y laborales de los migrantes, y han ejecutado un amplio conjunto de acciones, entre las que destacan: la creación y puesta en operación de grupos de protección a migrantes, llamados Grupos Beta; el fortalecimiento del programa paisano; el diseño, producción y distribución de ejemplares de la Cartilla guía de derechos humanos para los migrantes en español e inglés; y la capacitación de agentes migratorios en materia de derechos humanos.3

La exclusión del tema de la migración del Tratado de Libre Comercio de América del Norte implica, según el autor, una clara subordinación a los intereses estadunidenses. Con el presidente Fox se dio una revaloración al tema migratorio, ante su gran magnitud y la incapacidad de Estados Unidos para contenerlo de manera unilateral. En ese contexto surgió una agenda bilateral que después fue cancelada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001; sin embargo el autor advierte que por primera vez Estados Unidos había aceptado negociar con México el tema de la migración de manera integral. El doctor Delgado Wise reitera que el saldo de la negociación bilateral en materia migratoria resulta favorable única y exclusivamente a los intereses de Estados Unidos.

En el último punto tratado en la ponencia se destaca el papel de la comunidad emigrante frente a los desafíos de la globalización neoliberal. Se plantea que el migrante individual pasa a ser un agente binacional y transterritorial; esto se refiere a la formación de clubes, asociaciones, federaciones, alianzas y coaliciones de organizaciones que tienen un horizonte nacional y binacional, lo que contribuye, entre otras cosas, a fortalecer los lazos de identidad cultural, pertenencia y solidaridad con su lugar de origen, y abre posibilidades de interlocución ante diferentes instancias públicas y privadas en México y en Estados Unidos. Asimismo permite contar con un potencial financiero, como fondos colectivos para obras sociales y proyectos de desarrollo local y regional. A su vez, las demandas de la comunidad emigrante en Estados Unidos, tales como la regularización del estatus legal, los derechos ciudadanos plenos y la conformación de una sociedad multicultural, de acuerdo con el autor, van en contra de la estrategia de dominación imperialista que prevalece en la relación actual México-Estados Unidos.

Cabe mencionar que si bien los migrantes han logrado grandes avances en la transnacionalización y en la defensa de sus derechos ciudadanos, en lo referente al tema laboral se ha observado que en nuevos lugares de destino de la Unión Americana la migración se ha abierto en bloques, con trabajadores provenientes de nuevas regiones de origen mexicano. Esta nueva generación de migrantes muestra un ritmo mucho más dinámico que las anteriores, ya que pasa de la agricultura al trabajo urbano en muy poco tiempo; además, sus miembros han logrado conformar una comunidad dispersa y un nuevo nicho laboral donde se están volviendo indispensables. Lo opuesto ocurre en otras regiones americanas también consideradas como nuevos lugares de destino, donde se ha presentado un proceso totalmente distinto: los migrantes mexicanos siguen laborando desde hace más de dos décadas en la agricultura y no han podido saltar al trabajo urbano; tampoco han logrado desarrollar núcleos de comunidades dispersas. Sólo unos cuantos han conseguido trabajos en la construcción y emplearse como jardineros.44

Aunque son lugares distintos se hallan en contextos parecidos, pero las soluciones son totalmente diferentes y ponen en evidencia algunas de las características fundamentales del nuevo patrón migratorio, la diversidad de opciones laborales y los nuevos contextos geográficos y sociales que tienen que enfrentar los migrantes mexicanos.

En resumen, la presentación del doctor Raúl Delgado nos recuerda algunas de las desventajas de la integración económica del país azteca con su vecino del norte; el modelo exportador mexicano ha funcionado con las dinámicas de los procesos de integración dando como resultado, entre otras cosas, un mayor flujo migratorio hacia el norte. Destaca que México capacita al trabajador migrante, tanto en su reproducción como en su preparación y Estados Unidos aprovecha estas ventajas para su propia reestructuración industrial. La realidad es que sólo en los últimos años se le ha reconocido cierta importancia a este imparable flujo migratorio, el cual se ha ido modificando con el transcurso del tiempo.

* La ponencia de Raúl Delgado Wise fue presentada en el Seminario Permanente sobre Migración Internacional, organizado por el Colegio de México, El Colegio de la Frontera Norte, la Sociedad Mexicana de Demografía y la organización Sin Fronteras, Tijuana, 8 de octubre de 2004.

1José Luis Ávila y Rodolfo Tuirán (2000), “Resultados del Estudio Binacional México-Estados Unidos sobre Migración”, en Rodolfo Tuirán (coord.), Migración México-Estados Unidos. Presente y futuro, México, Consejo Nacional de Población, pp. 85-96.

2José Luis Ávila, Jorge Castro, Carlos Fuentes y Rodolfo Tuirán (2000), “Remesas: monto y distribución regional en México”, en Tuirán, op. cit., pp. 155-165.

3Rodolfo Tuirán (2000), “La migración hacia Estados Unidos: respuestas gubernamentales”, en Tuirán, op. cit., pp. 79 -82.

4Douglas Massey (2003), Clandestinos. Migración México-Estados Unidos en los albores del siglo XXI, México, Universidad Autónoma de Zacatecas/Porrúa.

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