Introducción
El texto tiene como propósito mostrar, como un problema público, la desigualdad de la calidad de la oferta de estudios de tipo superior, específicamente el de nivel licenciatura, considerando: régimen jurídico, subsistemas, regiones y entidades federativas. Tal desigualdad impide el acceso a la educación superior en los términos establecidos en los arts. 1 y 3 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), es decir, con todos los atributos que caracterizan el derecho humano a la educación: universal, obligatoria, inclusiva, equitativa, pública, gratuita y de excelencia.
El documento se divide en cinco apartados. En el primero se exponen brevemente los antecedentes de la política pública implementada desde 1990 para mejorar la calidad de todos los procesos que realizan las instituciones de educación superior (IES) y el concepto de calidad sobre el cual se articuló dicha política. Posteriormente, sobre la base de estadísticas del ciclo escolar 2020-2021 de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), se presenta un análisis del estado actual de la matrícula de licenciatura en programas de calidad. Dichas estadísticas concentran la información de las evaluaciones realizadas por los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES) y por los organismos acreditadores miembros del Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (COPAES). En la tercera parte se alude a la educación superior como un derecho humano en el contexto del nuevo régimen de políticas públicas, iniciado en México en 2019. En la cuarta sección se proponen algunas alternativas de solución para disminuir las brechas de desigualdad, así como un somero análisis de su viabilidad. El último apartado está destinado a las conclusiones.
Este trabajo fue generosamente revisado y comentado por la Dra. Elia Marúm Espinosa, profesora investigadora del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas de la Universidad de Guadalajara, y por la Dra. Mónica López Ramírez, profesora investigadora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la Universidad Nacional Autónoma de México. Asimismo, se contó con el apoyo del Mtro. Holiver Romero Flores, Director de Información y Análisis de la ANUIES.
Antecedentes de la política pública para mejorar la calidad de la educación superior en México
La mejora de la calidad de la educación superior ha sido un tema permanente en la opinión y debate públicos, pero cobró mayor relevancia a partir de la década de 1990. En el Programa para la Modernización Educativa (1990-1994), se diagnosticó lo siguiente: “el acelerado crecimiento de la matrícula ha redundado en un deterioro de la calidad de la educación. Asimismo, se advierte una insuficiente relación con los sectores sociales y productivos de las regiones respectivas, y se estima deseable una interacción armónica para el planteamiento y solución de sus problemas prácticos”, en clara referencia al proceso expansivo de la educación superior observado a partir de 1970 y que fue frenado por las crisis económicas de la década de 1980.
El término calidad fue conceptualizado en 1989 por la ANUIES en los siguientes términos: se puede entender la calidad de la educación superior como la eficiencia en los procesos, la eficacia en los resultados y la congruencia y relevancia de estos procesos y resultados con las expectativas y demandas sociales, es decir, el impacto y el valor de sus contribuciones con respecto a las necesidades y problemas de la sociedad.1
Con este concepto el gobierno federal, con ayuda de organizaciones civiles como la ANUIES, diseñó una política pública de gran alcance que, en lo fundamental, consistió en evaluar todos los procesos y actores involucrados en las funciones sustantivas y administrativas de las IES públicas: productividad académica, planes y programas de estudio, desempeño de estudiantes, gestión institucional e infraestructura académica. El principal incentivo, con el que se logró amplia participación y consenso de las IES, fueron los recursos financieros mediante la figura de fondos extraordinarios asignados por resultados.2
En el caso de las IES particulares, los acuerdos secretariales (como el 279) emitidos por el gobierno federal, previa negociación con la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior (FIMPES), se generaron en la idea de definir las condiciones mínimas requeridas para su operación, así como la validez de los procesos de autoevaluación institucional. Fue hasta 2017, con el Acuerdo SEP 17/11/17, cuando el Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (RVOE) exigió que estas IES se sometieran a procesos de evaluación externa a cambio de beneficios de simplificación administrativa, de mayores libertades de gestión académica o administrativa (Buendía, 2014).3 En todo este proceso y en el fondo de todas estas negociaciones, siempre estuvo presente la idea de la desregulación.
Se puede señalar entonces que la política de evaluación de la calidad educativa ha sido una política de Estado tanto por su duración transexenal, su alcance y porque, en general, los principales actores del sistema: autoridades educativas, rectores (as), académicos (as), agencias evaluadoras y agrupaciones civiles interiorizaron su dinámica y prácticas.4 Dicha política no fue contradictoria con la política global que se implementó en prácticamente todos los ámbitos y sectores del país; y no lo fue porque el régimen de políticas giraba en torno a principios como: modernización, competitividad, mérito y esfuerzo, desregulación del sector privado, focalización de políticas sociales, rendición de cuentas, eficiencia, eficacia y planeación estratégica.5 En otras palabras, se insertó en un contexto en el que el país inició un proceso de rearticulación de sus relaciones sociales, económicas y culturales, y se pusieron en marcha políticas estructurales cuyo eje fue la reducción de la participación del Estado y la desregulación del mercado para darle mayor protagonismo (Tabla 1).
Tabla 1 Modernización de la vida nacional y de la educación superior (1989-2018).
Fuente: elaboración propia con base en la metodología de análisis de políticas públicas de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, México y la información del Plan Nacional de Desarrollo 1989-1994 y el Programa Sectorial de Educación 1989-1994. En los posteriores programas sectoriales de educación (1995-2000, 2001-2006, 2007-2012 y 2013-2018) se enfatiza y se da continuidad al binomio evaluación-calidad.
Estado actual de la calidad de la educación superior: los programas de nivel licenciatura acreditados
A más de tres décadas de la implementación de la política pública para mejorar la calidad de la oferta educativa de tipo superior en México: ¿cuál es el estado actual de la calidad de la educación superior en términos de los programas de licenciatura acreditados?6 Para responder esta pregunta se realizó un ejercicio estadístico con información de la ANUIES del ciclo escolar 2020-2021 que incluye, además de la matrícula total, datos de los programas acreditados tanto por los CIEES7 como por los organismos acreditadores miembros del COPAES que, desde el inicio de la política evaluadora, fueron los principales medios para medir la calidad de los programas educativos.8 La evaluación que realizan estos organismos consideran prácticamente todas las dimensiones de los programas y mecanismos impulsados por el gobierno federal para mejorar la calidad: a) gestión administrativa y financiera, b) consolidación de la infraestructura académica, c) modelo educativo y modelo académico, d) condiciones de operación y resultados académicos de los programas educativos, e) nivel de habilitación del personal académico, f) procesos de docencia e investigación, g) actividades para la formación integral, trayectoria escolar, rendimiento académico y egreso de los estudiantes.
Para tener diversas aproximaciones e interpretaciones de la información, se agruparon los datos de la matrícula que cubren los programas acreditados por su calidad por régimen jurídico y subsistemas de educación superior; posteriormente por regiones y entidades federativas; por último, se hizo una selección de entidades para analizar diversos indicadores educativos que nos permiten tener una visión más amplia del problema.
Matrícula de programas acreditados por régimen jurídico de las IES
En el ciclo escolar 2020-2021, la matrícula de tipo superior (TSU y licenciatura) fue de 4 millones 579 mil 892 estudiantes, de los cuales, 67.4% se encontraban inscritos en los diversos subsistemas del sector público y el restante 32.6% en IES privadas (Tabla 3).
Tabla 3 Distribución de la matrícula de licenciatura por subsistemas, ciclo 2020-2021
| Subsistema | No. de IES | Matrícula | |
|---|---|---|---|
| TSU y Licenciatura | Proporción (%) | ||
| Universidades públicas federales | 7 | 525 921 | 11.5 |
| Universidades públicas estatales | 35 | 1 241 446 | 27.1 |
| Universidades públicas estatales con apoyo solidario | 23 | 67 669 | 1.5 |
| Universidades interculturales | 10 | 16 073 | 0.4 |
| Universidades tecnológicas | 121 | 240 216 | 5.2 |
| Universidades politécnicas | 62 | 103 694 | 2.3 |
| Institutos tecnológicos federales | 128 | 354 520 | 7.7 |
| Institutos tecnológicos descentralizados | 122 | 242 570 | 5.3 |
| Centros Conacyt | 23 | 426 | 0.0 |
| Normales públicas | 232 | 103 866 | 2.3 |
| Otras IES públicas | 244 | 189 388 | 4.1 |
| Subotal IES públicas | 1 007 | 3 085 789 | 67.4 |
| IES particulares | 2 566 | 1 494 103 | 32.6 |
| Total nacional | 3 572 | 4 579 892 | 100 |
Fuente: elaboración propia con base en el Anuario Estadístico de la ANUIES del ciclo escolar 2020-2021.
Del total de la matrícula nacional evaluable de licenciatura, 53% estaba inscrita en programas acreditados por su calidad, sin embargo, al hacer una distinción por régimen jurídico encontramos que las IES públicas tuvieron un porcentaje del orden de 68% y las particulares de 18%; en consecuencia, existe una desigualdad muy evidente entre la calidad de la oferta académica de licenciatura que ofrecen las instituciones públicas en relación con las particulares.9 En otras palabras, las IES públicas tienen logros más importantes en este periodo ya que, como se ha señalado, la evaluación y sus resultados positivos eran requisitos indispensables para la obtención de recursos (Tabla 4); mientras que las IES privadas no se sometían de manera obligatoria a esos esquemas.10
Tabla 4 Matrícula de licenciatura inscrita en programas acreditados por su calidad, 2020-2021
| Régimen jurídico | No. de IES | Matrícula evaluable | Matrícula de calidad | % Matrícula de calidad |
|---|---|---|---|---|
| Público | 948 | 2 846 522 | 1 933 483 | 67.92% |
| Particular | 2 511 | 1 227 796 | 222 401 | 18.11% |
| Total | 3 459 | 4 074 318 | 2 155 884 | 52.91% |
Fuente: elaboración propia con información estadística de la ANUIES, ciclo 2020-2021.
Nota 1: la matrícula nacional evaluable es diferente a la matrícula total porque no incluye la matrícula de programas de reciente creación.
Nota 2: la matrícula de licenciatura incluye la de técnico superior universitario (TSU).
Matrícula de programas acreditados por subsistemas de educación superior
También se identifican diferencias entre subsistemas. Por ejemplo, tal como se aprecia en la Tabla 5, los de mayores avances en la acreditación de su calidad corresponden a las universidades públicas estatales, los centros públicos del Conacyt y las universidades públicas federales, cuyos porcentajes de matrícula que cursa sus estudios en programas de calidad son del orden del 86%, 76% y 74% respectivamente. En el extremo opuesto, los subsistemas públicos con mayores rezagos son las universidades interculturales y las escuelas normales con porcentajes del 40% y 29%, respectivamente. En términos generales hay que recordar que las universidades interculturales comenzaron a crearse en el año 2003 y actualmente sólo hay 10 instituciones registradas en las bases de datos de la ANUIES en el ciclo 2020-2021, es decir, es un subsistema pequeño en proceso de crecimiento (Dietz, 2019). En el caso de las escuelas normales se puede decir que ha sido uno de los subsistemas con más rezago (salvo contadas excepciones) por razones como: insuficiencia presupuestal para su desarrollo, el alto centralismo para la toma de decisiones, poca autonomía para formular proyectos académicos; bajo porcentaje de profesores de tiempo completo, entre otras (Medrano et al., 2017).
Tabla 5 Matrícula de licenciatura de calidad por subsistemas, 2020-2021
| Subsistema | No. de IES | Matrícula total | Matrícula evaluable | Matrícula calidad | % calidad |
|---|---|---|---|---|---|
| Universidades públicas federales | 22* | 525 921 | 508 356 | 375 203 | 73.81% |
| Universidades públicas estatales | 35 | 1 241 446 | 1 177 986 | 1 015 467 | 86.20% |
| Universidades públicas estatales con apoyo solidario | 21 | 67 669 | 55 128 | 27 818 | 50.46% |
| Universidades interculturales | 10 | 16 073 | 13 819 | 4 072 | 29.47% |
| Universidades tecnológicas | 120 | 238 953 | 202 919 | 104 392 | 51.45% |
| Universidades politécnicas | 63 | 104 957 | 89 399 | 48 840 | 54.63% |
| Institutos tecnológicos federales | 126 | 354 520 | 350 449 | 180 376 | 51.47% |
| Institutos tecnológicos descentralizados | 122 | 242 570 | 237 322 | 132 600 | 55.87% |
| Centros públicos Conacyt | 4** | 589 | 589 | 191 | 76.40% |
| Normales públicas | 235 | 103 866 | 58 421 | 23 378 | 40.02% |
| Otras IES públicas | 190 | 189 225 | 152 134 | 21 146 | 13.89% |
| Subotal IES públicas | 948 | 3 085 789 | 2 846 522 | 1 933 483 | 67.92% |
| IES particulares | 2 511 | 1 494 103 | 1 227 796 | 222 401 | 18.11% |
| Total | 3 459 | 4 579 892 | 4 074 318 | 2 155 884 | 52.91% |
Fuente: elaboración propia con información estadística de la ANUIES, ciclo 2020-2021.
*Nota 1: para este total se consideraron las unidades o campus que se encuentran, además de sus sedes, en otras entidades federativas.
**Nota 2: de los 23 CPI que hay en el país, únicamente 4 ofrecen programas de licenciatura. El CIDE no proporcionó información de matrícula de calidad, por lo cual se excluyó del cálculo de porcentaje de matrícula de calidad.
Matrícula de programas acreditados por regiones y por entidades federativas
También es importante identificar las diferencias de matrícula en programas acreditados por regiones para saber cuáles son las que presentan mayor rezago. Para ello, se agrupó la información de matrícula de calidad tomando como referencia la regionalización de la ANUIES.11 De acuerdo con el Mapa 1, la región noroeste registra el indicador más alto de matrícula en programas acreditados, es decir, 6 de cada 10 estudiantes de licenciatura cursa sus estudios en programas considerados como de calidad; en el extremo opuesto, en la región sur sureste, sólo 4 de cada 10. En general se observa una disminución, de norte a sur, en la cobertura de estudiantes con programas de calidad, donde las entidades con menor nivel de desarrollo económico y social, son las que tienen también menos matrícula en programas acreditados.

Fuente: elaboración propia con información estadística de la ANUIES, ciclo 2020-2021.
Mapa 1 Matrícula de calidad por regiones de la ANUIES
Sin embargo, dicha visión general tiene algunos matices. Al agregar los datos en cuartiles se observan entidades que sobresalen con independencia de la región a la que pertenecen (Gráfica 1 y Mapa 2). Por ejemplo, con un nivel de cobertura educativa de calidad muy buena tenemos a: Nuevo León, Baja California, Sonora, Zacatecas, Jalisco, Sinaloa, Aguascalientes e Hidalgo, en un rango que va de 58% a 67%, siendo Nuevo León la entidad con mayor porcentaje. En un segundo grupo las entidades con una cobertura de calidad buena son: Campeche, Morelos, Baja California Sur, Yucatán, Colima, Guanajuato, Michoacán y Chihuahua, en un rango de 54% a +-58%, siendo Campeche la entidad con mayor porcentaje.

Fuente: elaboración propia con información estadística de la ANUIES, ciclo 2020-2021 y de la Subsecretaría de Educación Superior.
Nota: las barras representan el porcentaje estatal de matrícula en programas acreditados y la línea la tasa bruta de cobertura.
Gráfica 1 Distribución de la matrícula de programas acreditados y tasa bruta de cobertura de educación superior por entidad federativa

Fuente: elaboración propia con información estadística de la ANUIES, ciclo 2020-2021.
Mapa 2 Matrícula de calidad por entidad federativa
Ahora bien, por debajo del promedio nacional (de 52.9%), se encuentra un tercer grupo de entidades, denominado de calidad regular: San Luis Potosí, Querétaro, Puebla, Ciudad de México, Quintana Roo, Guerrero, Estado de México y Tlaxcala, en un rango de 51% a 53%, siendo Tlaxcala la entidad con menor porcentaje. Finalmente, las entidades caracterizadas como de cobertura educativa de baja calidad son: Tabasco, Tamaulipas, Durango, Coahuila, Veracruz, Oaxaca, Chiapas y Nayarit en un rango de 35% a 45%, siendo Nayarit la entidad con el porcentaje más bajo. Lo anterior permite concluir que las regiones con menor desarrollo socioeconómico son las que requieren más apoyos para que sus estudiantes cursen sus estudios en programas de calidad y, con ello, contribuyan de mejor manera al desarrollo de sus regiones.
Comparación de indicadores educativos entre entidades federativas
Cada entidad federativa tiene sus particularidades en cuanto al grado de diversificación y calidad de su propio sistema de educación superior. Hay estados cuyo sistema educativo está muy consolidado y diversificado, como es el caso de Nuevo León, caracterizado porque su sistema público es de muy buena calidad y, en específico, tiene los mejores indicadores en cuanto al porcentaje de cobertura en programas de calidad. Asimismo, destaca porque la tasa bruta de cobertura se encuentra muy por encima del promedio nacional, ya que 6 de cada 10 estudiantes de 18 a 22 años se encuentran inscritos en alguna IES. Asimismo, del total de su matrícula, 67% se encuentra inscrita en programas acreditados por su calidad.
Destaca el caso de Chiapas, en el que la participación de la oferta de educación particular es muy grande, ya que actualmente atiende al 42% de la matrícula de la entidad, cuando el promedio nacional es del 32.6%; sin embargo, de esa matrícula de instituciones particulares, sólo 6% cursa sus estudios en programas acreditados. En general, la matrícula en programas acreditados de su sistema público, que es de 36.4%, se encuentra por debajo del promedio nacional (52.9%). Sobresale también por ser una de las entidades en las que acceden únicamente 2 de cada 10 jóvenes en edad de cursar estudios de licenciatura.
Un caso intermedio es el de la Ciudad de México, entidad que tiene la mejor tasa de cobertura; sin embargo, tiene la característica de que ahí está ubicada la mayor cantidad de IES particulares de todo el país, no obstante, estas IES sólo atienden a 35% de la matrícula de la ciudad. Tiene un sistema educativo público en el nivel del promedio nacional de matrícula en programas acreditados por su calidad, y es sede de las IES particulares más grandes y prestigiosas del país, que son las que más han sometido sus programas a evaluación externa, de tal manera que el porcentaje de la matrícula en programas de calidad de este subsistema alcanza el 23%. En la siguiente tabla, para fines comparativos, se muestran también los datos de los casos de Baja California, Sonora, San Luis Potosí, Querétaro, Oaxaca y Nayarit.12
Tabla 6 Comparativo de indicadores de entidades federativas
| Indicador/Entidad | N.L. | B.C. | Son. | S.L.P. | Qro. | Cd.Mx. | Oax. | Chis. | Nay. |
|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
| Matrícula total | 257 036 | 140 457 | 123 853 | 93 077 | 91 102 | 737 991 | 79 223 | 110 368 | 46 097 |
| No. de IES públicas | 22 | 23 | 30 | 22 | 16 | 50 | 45 | 36 | 14 |
| No. de IES particulares | 105 | 79 | 34 | 48 | 70 | 194 | 61 | 114 | 55 |
| Proporción IES públicas/particulares | 62/38 | 66/34 | 82/18 | 66/34 | 57/43 | 65/35 | 74/26 | 58/42 | 69/31 |
| Tasa bruta de cobertura | 55.7 | 45.7 | 45.1 | 38 | 45.8 | +100 | 22.5 | 23 | 43.3 |
| % matrícula de calidad IES públicas | 88.5% | 80.6% | 73.1% | 70.5% | 65.3% | 66.4% | 48.2% | 58.7% | 47.5% |
| % matrícula de calidad IES particulares | 30.4% | 20.6% | 13.7% | 1.1% | 32% | 22.9% | 14% | 5.9% | 3.6% |
Fuente: elaboración propia con información estadística de la ANUIES ciclo 2020-2021 y de la Subsecretaría de Educación Superior.
Si bien se han logrado avances significativos, persisten desigualdades de calidad de la oferta pública y particular de estudios de tipo superior, particularmente las entidades del sur del país son las que muestran los indicadores más bajos, a excepción de Campeche y Yucatán. Por otra parte, hay entidades en la región noreste y centro occidente que, aun teniendo niveles medios y altos de desarrollo socioeconómico o bienestar,13 están caracterizadas por su baja cobertura educativa con programas de calidad, como es el caso de Nayarit, Durango y Coahuila. Por último, parece haber una relación directa entre la oferta de programas de licenciatura de baja calidad ubicada precisamente en entidades con los niveles más bajos de desarrollo socioeconómico: Tabasco, Veracruz, Oaxaca y Chiapas.
Educación superior de calidad y excelencia como un derecho humano en el nuevo régimen de políticas públicas
Como se apuntó, desde el inicio de la década de los noventa, la política para mejorar la calidad de la educación superior se basó en la evaluación de las funciones sustantivas y de gestión de las IES. En el caso de las públicas los estímulos fueron los fondos económicos extraordinarios otorgados por méritos/resultados; en esta lógica, en general, obtuvieron más las instituciones que ya estaban consolidadas académica y organizacionalmente porque en el modelo no se incluyeron criterios de equidad que disminuyeran las desigualdades institucionales.14 En resumen, estuvo ausente una visión que desde un principio se enfocara en cerrar las brechas de las IES con mayores desventajas para así evitar profundizar las desigualdades interinstitucionales. Por su parte, para las IES particulares el estímulo ha sido la simplificación administrativa y la evaluación externa, como requisito para otorgar o renovar el RVOE, es muy reciente.
Actualmente estamos ante un cambio de régimen y, en este sentido, las ideas, instituciones y los intereses de los actores se están reconfigurando; como resultado de ello, las políticas públicas han adquirido nuevos fundamentos centrados en la mejora de la calidad (Tabla 7).
Tabla 7 Cuarta Transformación de la vida nacional y educación superior, 2019-2022
| Cuarta Transformación de la vida nacional | Educación superior | |
|---|---|---|
| Ideas |
|
|
| Instituciones |
|
|
| Intereses |
|
|
Fuente: elaboración propia con base en la metodología de análisis de políticas públicas de la Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales, México y la información del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 y del Programa Sectorial de Educación 2020-2024.
El nuevo marco normativo obliga a todos los actores del sistema de educación superior a realizar una serie de acciones para cumplir sus principios, sobre todo el postulado de que la educación superior es un derecho social y, por tanto, un derecho humano; dicha educación debe ser inclusiva, no discriminatoria y con perspectiva de género; además requiere, necesariamente, de un nuevo andamiaje que permita la construcción de un sistema más articulado, participativo y equitativo.
Como derecho humano, el Estado mexicano tiene la obligación de proveer educación superior a cualquier persona que lo solicite y deberá establecer políticas para fomentar el acceso, permanencia y continuidad de las personas que cumplan con los requisitos dispuestos por las instituciones públicas (fracción x del art. 3 de la CPEUM). Además de este principio de universalidad, se incluyó el de gratuidad, entendida esta última como las acciones que deberá promover el Estado para eliminar progresivamente los cobros de las IES públicas de educación superior por conceptos de inscripción, reinscripción y cuotas escolares ordinarias, así como para fortalecer su situación financiera ante la disminución de ingresos que se observe derivado de su implementación (fracción VIII del art. 6 de la LGES). Actualmente, diversos actores como la Subsecretaría de Educación Superior de la SEP, la ANUIES y, en general, el sector académico, han insistido en la urgencia de que se incorpore en el Presupuesto de Egresos de la Federación el fondo federal especial para la obligatoriedad y gratuidad de la educación superior, previsto en el Transitorio Tercero de la LGES, ya que éste debió iniciar en el ejercicio fiscal 2022.
Pero, además, para hacer efectivo el derecho humano a la educación superior, el Estado deberá garantizar que este bien se ofrezca con las mejores condiciones académicas, es decir, este derecho no se cumplirá en tanto persista una oferta educativa (pública y privada) muy heterogénea y desigual en términos de su calidad. La ANUIES (2021) ha señalado que, constitucionalmente se establece que tal derecho debe garantizarse en un marco de igualdad sustantiva, es decir, que reconozca las diferencias a efecto de modificar las condiciones estructurales de desigualdad, por lo que exige sea de calidad y excelencia:
La educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva. Tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a todos los derechos, las libertades, la cultura de paz y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia; promoverá la honestidad, los valores y la mejora continua del proceso de enseñanza aprendizaje . …
Contribuirá a la mejor convivencia humana, a fin de fortalecer el aprecio y respeto por la naturaleza, la diversidad cultural, la dignidad de la persona, la integridad de las familias, la convicción del interés general de la sociedad, los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos, evitando los privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos o de individuos; …
Será equitativo, para lo cual el Estado implementará medidas que favorezcan el ejercicio pleno del derecho a la educación de las personas y combatan las desigualdades socioeconómicas, regionales y de género en el acceso, tránsito y permanencia en los servicios educativos [...]. (Art. 3 de la CPEUM).
Es imprescindible, entonces, hacer exigible que la oferta académica de las IES tenga un mínimo de matrícula en programas acreditados por su calidad. En el caso de las IES particulares, aunque se pensó que la competencia entre instituciones de este subsistema daría como resultado un círculo virtuoso, lo cierto es que, como se ha mostrado, únicamente 18% de la matrícula de licenciatura de estas instituciones cursa sus estudios en programas de calidad. Por otra parte, el sistema de educación superior público debe resignificar el concepto de cooperación que tradicionalmente se ha utilizado y que en lo fundamental refiere a la movilidad de estudiantes y académicos y no a una articulación de esfuerzos interinstitucionales. Una nueva concepción debe necesariamente considerar el principio de equidad, por lo que se deben implementar estrategias que contribuyan a que las IES menos consolidadas tengan una mayor participación dentro del sistema de educación superior; se deberá, por tanto, impulsar un programa de cooperación nacional, sustentado en los principios de colaboración, solidaridad y transferencia e intercambio de capacidades institucionales.
Propuestas para disminuir las brechas de desigualdad de la calidad de la educación superior
Exigir que la oferta académica de las IES particulares sea de calidad
Dada la baja calidad de la oferta educativa de las IES particulares, es apremiante que el gobierno federal reformule o diseñe un nuevo esquema de operación y revalidación de estudios para asegurar la calidad de la educación que imparten. La LGES establece un nuevo mecanismo que permitirá a las IES contar con un reconocimiento a la gestión institucional y excelencia educativa, el cual se otorgaría a aquellas que demuestren solidez académica, que impartan estudios con enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva, que contribuyan a la inclusión, equidad, excelencia y mejora continua de la educación, y demuestren contribuciones en beneficio de la sociedad con los aportes de la institución y sus egresados, entre otros (art. 72). El estímulo para este efecto es, nuevamente, la simplificación administrativa. Cabe señalar que dicho reconocimiento tiene como condiciones que las IES solicitantes tengan una acreditación nacional o internacional vigente, acrediten la vinculación con sectores productivos y sociales, y demuestren su contribución social.
Este mecanismo es insuficiente porque, en principio, dicho reconocimiento únicamente lo obtendrían, nuevamente, las IES más consolidadas. Por ejemplo, de un total de más de 2 mil 700 IES particulares que operan en México, sólo 29 se encuentran asociadas a la ANUIES y 113 a la FIMPES, organizaciones que exigen el cumplimiento de procesos académicos y de gestión de calidad. De hecho, un requisito para que una IES particular sea miembro de la ANUIES es que cuente con el 75% de su matrícula en programas acreditados; por su parte, el reconocimiento institucional a nivel nacional únicamente lo otorgan la FIMPES y el Comité de Evaluación Institucional de CIEES.
En relación con el RVOE, el art. 71 de la LGES reitera las tres fuentes para su otorgamiento: autoridad federal, entidades federativas e IES facultadas para ello. En lo fundamental, reproduce la lógica que ha prevalecido, es decir, exigir condiciones básicas de operación de los programas de estudio. En otras palabras, la evaluación institucional externa es opcional (no un requisito), ya que bastaría con que la IES solicitante de un RVOE presente un plan de mejora continua.
Esta diferenciación propuesta en la misma ley coincide con un estudio publicado por Morales (2013) en el sentido de que, en México, se pueden identificar 2 grandes grupos de IES privadas. Por un lado las universidades de élite cuya legitimidad es producto de la selectividad socioeconómica de sus estudiantes y profesores, su prestigio social y la acreditación de sus planes de estudios; por el otro, aquellas IES que buscan atender a los segmentos medios y bajos del mercado, cuyas fuentes de legitimidad son la maleabilidad de sus programas de acuerdo con la demanda, lograr el reconocimiento de una universidad pública, lograr el RVOE así como su fácil acceso, costos medios bajos y oferta de créditos educativos. En este segundo grupo entrarían las IES absorbedoras de demanda, es decir, instituciones que aprovechan la demanda no satisfecha ni por las lES públicas (rechazados), ni por las IES particulares de élite (Levy en Morales op. cit., 2013).15
Para garantizar que todas cumplan con estándares mínimos de calidad, es necesario que el RVOE sea más que un mecanismo que defina los requerimientos básicos de operación de una institución, y avance en el sentido de obligar a las IES a evaluar sus programas externamente, para lo cual se requiere armonizar los modelos de evaluación de la calidad, ya que existen diferencias sustantivas entre los de la federación, los de las entidades federativas y los de las universidades autónomas, instancias que pueden otorgarlo. El promedio nacional de la matrícula inscrita en programas de calidad es del orden del 50%, por lo que debe ser una obligación de las IES particulares contar con ese piso mínimo. En otras palabras, ninguna institución de educación superior particular debe ofrecer programas de licenciatura si no tienen al menos el 50% de su matrícula en programas acreditados, sobre todo si se parte del hecho de que están ofreciendo un bien público por el cual obtienen beneficios económicos. No asumir esta responsabilidad es un impedimento que invalida el principio del derecho humano a la educación de calidad.
Socialmente es insostenible que solo unas cuantas IES particulares se sometan voluntariamente a mecanismos de evaluación externa. De nuevo, de las más de 2 mil 700 IES que operan, únicamente 85 cuentan con al menos un programa evaluado como de calidad, es decir, menos del 4%, cuando el promedio de las IES públicas es de 51% (Tabla 8).
Tabla 8 Porcentaje de programas evaluados como de calidad, por subsistema
| Clasificación | Total IES que ofrecen programas de licenciatura o TSU | No. IES que cuentan con al menos 1 programa evaluado como de calidad | No. IES que no tienen programas evaluados respecto al total | % de programas evaluados |
|---|---|---|---|---|
| Universidades públicas estatales | 35 | 35 | 0 | 100% |
| Universidades públicas federales | 7 | 7 | 0 | 100% |
| Unidades descentralizadas del TNM | 122 | 101 | 21 | 82.79% |
| Universidades públicas estatales de apoyo solidario | 21 | 16 | 5 | 76.19% |
| Universidades Tecnológicas | 120 | 88 | 32 | 73.33% |
| Unidades federales del TNM | 126 | 89 | 37 | 70.63% |
| Interculturales | 10 | 7 | 3 | 70% |
| Centros públicos de investigación | 3 | 2 | 1 | 66.67% |
| Universidades politécnicas | 63 | 38 | 25 | 60.32% |
| Normales públicas | 233 | 76 | 157 | 32.62% |
| Otras IES públicas | 187 | 11 | 176 | 5.88% |
| Subtotal IES públicas | 927 | 470 | 457 | 50.70% |
| Particulares | 2211 | 85 | 2126 | 3.84% |
| Total | 3138 | 555 | 2583 | 17.69% |
Fuente: ANUIES, 2021.
Esta exigencia social es viable porque existe un nuevo y consensuado marco normativo para la educación superior. En la LGES la evaluación, mejora continua, equidad e inclusión social, son parte de su objeto; asimismo, en su art. 49, explícitamente se señala que corresponde principalmente al gobierno federal vigilar los servicios que ofrecen las IES particulares. También técnicamente es factible porque, sobre las nuevas disposiciones normativas, lo que se requiere es instrumentar acciones.
Para el sistema de educación superior mexicano, uno de los criterios orientadores, de acuerdo con la LGES, es la excelencia educativa que coloca al estudiantado en el centro del proceso educativo (art. 8). Asimismo, la ley mandata que el Sistema de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (SEAES) tenga la capacidad de detectar aspectos a corregir, mejorar o consolidar para lograr la excelencia educativa; de aportar elementos para valorar el desarrollo de políticas y programas del sector; de ser retroalimentado de manera permanente; asegurar rigor metodológico y con apego a criterios académicos; de ser objetivo, imparcial, replicable, transparente y ético, y de atender a marcos de referencia y criterios de los ámbitos nacional e internacional (art. 59).16
En este contexto se podría convocar a un grupo de trabajo para reformular el Acuerdo SEP 17/11/17 (de fecha 13 de noviembre de 2017) por el que se establecen los trámites y procedimientos relacionados con el RVOE del tipo superior que otorga el gobierno federal, pero también los acuerdos de los gobiernos estatales y las universidades autónomas o, en su caso, crear un nuevo acuerdo que exija a las IES particulares una base mínima de matrícula de licenciatura en programas acreditados como condición para funcionar, conforme a la exigencia constitucional de ofrecer una educación de excelencia y a los criterios del nuevo SEAES que mandata la LGES,17 y en línea con el referente estadístico nacional del porcentaje de matrícula en programas de buena calidad que es del orden del 50%.18
En el corto plazo se puede estimar que habrá resistencia al cambio por la afectación a intereses económicos de algunos actores, sin embargo, es indispensable que la exigibilidad de programas acreditados por su calidad en las IES particulares tenga un plazo razonable para su cumplimiento y se les brinde apoyo de las autoridades para lograrlo. Ello implicaría también que la lógica de operación de los RVOE estatales y de las IES autónomas se ajusten al nuevo planteamiento federal. Con estas acciones, las familias y los jóvenes tendrán la certeza de que se están formando en programas acreditados por su calidad educativa.
Diseñar programas que promuevan la equidad interinstitucional de las IES públicas menos consolidadas
En estos treinta años, en lo que corresponde a la oferta pública, se han logrado mejores resultados, pero aún persisten desigualdades entre subsistemas. Este trabajo propone que el gobierno federal, en el marco del SEAES, convoque a todos los actores a un acuerdo nacional para disminuir las brechas de calidad entre instituciones. En el discurso del actual régimen son frecuentes las alusiones al concepto de solidaridad social en contraposición al mérito y esfuerzo individual, por lo que sería factible que dicho acuerdo tenga como uno de sus fundamentos la colaboración interinstitucional y la transferencia e intercambio de capacidades de docencia, científicas, culturales y de gestión de las IES consolidadas hacia las menos consolidadas. La propuesta se basa en hacer realidad la aspiración de crear no sólo comunidades universitarias, sino comunidades interuniversitarias e interinstitucionales.
De hecho, como producto de la 3ª Conferencia Internacional de Educación Superior de la UNESCO de mayo de 2022, se propuso el documento Más allá de los límites. Nuevas formas de reinventar la educación superior, en el que se señalan una serie de principios para configurar el futuro (2030). En particular, destaca el de excelencia a través de la cooperación en lugar de la competencia que textualmente señala:
Las universidades y otros tipos de IES pueden desempeñar sus misiones educativas con mayor eficacia mediante la cooperación y la solidaridad. Esto ayuda a trabajar de forma interdisciplinar, a poner en común los recursos científicos entre las unidades académicas y las instituciones, a compartir conocimientos y experiencias a través de redes profesionales a nivel nacional e internacional para lograr sinergias. (UNESCO, 2022, p. 11).
En este tenor, la fracción I del art. 37 de la LGES insta a las autoridades educativas y a las IES a: promover programas basados en el principio de equidad entre las personas a fin de disminuir las brechas de cobertura y excelencia educativa entre las regiones, entidades y territorios del país…
Se sugiere así que, para lograr la excelencia del sistema de educación superior que señala la ley, es indispensable fomentar la solidaridad y la cooperación. En este sentido, la propuesta es que se apoye, con un sentido de equidad, a las IES menos desarrolladas y con menos programas acreditados mediante la transferencia de capacidades por parte de las instituciones reconocidas por la calidad de sus procesos, por ejemplo:
Transferencia de capacidades de docencia: que académicos de IES consolidadas realicen estancias en otras IES o que académicos que se encuentren en vías de jubilación puedan compartir sus saberes con jóvenes de instituciones en desarrollo.
Intercambio de capacidades científicas: que se fomente la realización de proyectos de investigación interinstitucional con la participación de jóvenes e investigadores con mucha experiencia y se creen cuerpos académicos con este fin.
Transferencia de capacidades de gestión: que las IES más consolidadas apoyen a las menos consolidadas en la elaboración de sus programas de desarrollo institucional para dar claridad y certeza a su quehacer y fortalecer sus procesos de evaluación, con pleno respeto a sus particularidades.
Intercambio de capacidades y expresiones artísticas: que los creadores artísticos de las IES más reconocidas presenten sus obras en regiones con poco acceso a eventos culturales y viceversa.
Apertura de espacios que permitan diferentes experiencias vitales: fortalecer los programas de movilidad estudiantil existentes en la idea de que estudiantes de universidades menos consolidadas puedan tener la experiencia de estudiar en IES de reconocido prestigio
La idea es no dejar a nadie atrás en términos de acceso y calidad de la educación (Unesco, 2022). Se debe considerar también que el actual uso extendido de las TIC puede contribuir ampliamente al logro de estas propuestas y su viabilidad se fundamenta en la existencia de un nuevo régimen cuyos supuestos abonan en el sentido de fortalecer la cooperación interinstitucional con un sentido de equidad. La CPEUM establece que la educación superior es un derecho humano y su oferta deberá guiarse por los principios de excelencia, igualdad sustantiva y equidad; en la LGES se exaltan principios como el derecho humano a la educación superior, la excelencia educativa, la equidad, la inclusión social, la erradicación de desigualdades, la cooperación interinstitucional, así como la disminución de brechas de cobertura y de excelencia educativa, y en la Hoja de ruta de la UNESCO para el año 2030 se propone, como un eje rector, el fomento a la excelencia a través de la cooperación y la solidaridad en lugar de la competencia. Técnicamente es factible porque hay elementos jurídicos y normativos para que, desde el gobierno federal, se convoque a todos los actores del sistema de educación superior a elaborar un programa especial para disminuir brechas de calidad.
En resumen, para disminuir las brechas de calidad, es necesario convocar a todos los actores a un acuerdo nacional para que las IES públicas consolidadas apoyen a las menos consolidadas. Dicha convocatoria la podría realizar el propio CONACES y, para ponerla en marcha operativamente, los Consejos Estatales de Planeación de la Educación Superior (COEPES) podrían realizar un diagnóstico de necesidades institucionales.19 Aunado a lo anterior, se podrían realizar foros en los que todos los actores diseñen la ruta específica para hacer factible la cooperación y solidaridad interinstitucional a favor de la calidad y excelencia educativa, y en los que además se fomente la idea de que todas las IES son importantes. Para no continuar reforzando la desigualdad del sistema de educación superior, se debe cultivar una cultura de solidaridad y cooperación interinstitucional para garantizar el derecho humano a la educación; por tanto, en el mediano plazo tendríamos un sistema menos desigual y más equitativo.
Conclusión
Para disminuir las brechas de desigualdad de la oferta académica de nivel licenciatura que prevalecen entre las universidades públicas y las particulares, así como las que hay por subsistemas, regiones y entidades federativas, es indispensable fortalecer la regulación para la operación de las instituciones particulares e impulsar un programa de alcance nacional que fomente la equidad del sistema de educación superior público.
Políticamente el Estado deberá asumir la siguiente visión: todas las instituciones de educación superior, con independencia de su régimen jurídico, del subsistema al que pertenezcan y la región del país donde se ubiquen, deben garantizar una educación de excelencia. En todo momento velará porque la oferta de las instituciones públicas, reconociendo sus diferencias y diversidad de misiones, sea de calidad y excelencia, es decir, caracterizada por el mejoramiento integral constante que promueve el máximo logro de aprendizaje de los educandos, para el desarrollo de su pensamiento crítico y el fortalecimiento de los lazos entre escuela y comunidad (art. 3º de la CPEUM), de tal manera que socialmente siempre sea una motivación ingresar y cursar estudios superiores, ya que se tendría la certeza de que todo el país ofrece formación de calidad en cualquiera de sus opciones educativas. Para cumplir con esta visión, la narrativa no debe disociar la calidad de la equidad del sistema de educación superior.










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