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Perfiles educativos

versión impresa ISSN 0185-2698

Perfiles educativos vol.34 no.138 Ciudad de México sep. 2012

 

La convivencia de los modernos individuos líquidos

 

Alejandro Castro Santander*

 

* Licenciado en Gestión Educativa por la Universidad del Aconcagua, Mendoza, Argentina. Psicopedagogo institucional por la Universidad Católica Argentina (UCA), especializado en gestión de la convivencia social y escolar. Profesor titular de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UCA). Coordinador General del Observatorio de la Convivencia Escolar (PUCA). Integrante de la Cátedra UNESCO de Juventud, Educación y Sociedad (UCB, Brasil). CE: ale.castro.santander@gmail.com

 

Vivir inseguros

 

Tememos aquello que no podemos controlar
Bauman, 2007: 124

 

Si por cultura entendemos con la UNESCO (1996) las maneras de vivir juntos, la actual muestra un profundo y acelerado cambio, en los modos y en las formas, respecto de una convivencia que ha dejado de ser sencilla y serena. Sociedad, familia y escuela son versiones ampliadas y reducidas unas de otras, pero en ellas es posible observar un conflicto grave y profundo que se origina mucho más allá del simple argumento del ritmo acelerado al que obliga la nueva modernidad. La inseguridad que parece invadir todos los espacios de encuentro, no es más que desconfianza y miedo al otro, una excusa más para que los encuentros sean breves y superficiales.

El sociólogo polaco Zygmund Bauman (2003) nos facilita el análisis a partir de su metáfora de la fluidez o liquidez, para poder explicar el cambio y el carácter transitorio y volátil de las relaciones, en momentos en que la irracionalidad de una globalización negativa, motorizada por los medios de comunicación social y las nuevas tecnologías, ha invadido todos los ámbitos, pero muy especialmente la intimidad de la familia. Así, se desarrollan en la clandestinidad y sin obstáculos viejas y nuevas pobrezas; se proyecta la vida con metas exclusivas en lo material y se reproducen individuos incapaces de entregarse a los demás. La familia queda herida, y es a través de las distintas formas de estar en nuestras ciudades como se nos revelan las nuevas formas de convivencia.

El 30 de octubre de 2011 nacía en Filipinas el poblador número 7 mil millones de nuestro planeta, lo que representa dos veces y media más habitantes de lo registrado hace 60 años. La explosión demográfica de menores de 25 años y el envejecimiento poblacional constituyen un gran reto para los gobiernos y los organismos internacionales, ya que alrededor de 1 mil 800 millones son jóvenes de entre 10 y 24 años de edad, la generación más numerosa de jóvenes de la historia humana, según el informe que señala: "7 mil millones de personas: su mundo, sus posibilidades" (Crossette, 2011:10). A nivel global, la ONU (2011) estima que en 2050 vivirán en el planeta 9 mil 300 millones de personas, y más de 10 mil millones a finales de siglo, dependiendo del comportamiento del índice de fecundidad. Con estos pronósticos, tal vez la pregunta no sea sólo ¿cuánta gente puede sustentar nuestra Tierra?, sino también ¿cómo haremos para llevarnos bien?

La manera en que respondamos a este desafío determinará si tendremos o no un futuro saludable, sostenible y próspero, o si ese futuro se caracterizará por desigualdades, deterioro ambiental, reveses económicos y más violencia.

Actualmente 82 por ciento de la población mundial vive en los países menos desarrollados y el mayor crecimiento se da en las áreas urbanas pobres, ya que desde mediados del siglo XX, por el empobrecimiento del campo, la ciudad atrajo a mucha gente por la percepción de que es el lugar donde se hallan los beneficios de la modernidad: trabajo, dinero, educación, bienes de consumo, placeres, cuidado médico, posibilidad de ascenso social, libertades, acceso a la cultura, etc. Si bien una mayor posibilidad de acceso a los bienes de la cultura debería producir también un mayor bienestar, en ciudades atestadas de gente, y donde la estructura urbana parece estar al borde del colapso, no extraña a nadie que el promedio de calidad de vida sea muy bajo.

Si en la ciudad medieval amurallada el peligro se hallaba extramuros, en las ciudades modernas lo peligroso se encuentra en la propia urbe: lo peligroso son otros ciudadanos. Cada vez es más difícil estar en, sentirse y ser parte de, tomar parte en, estar bien con...

Es indudable que no se vive actualmente en la ciudad como aquella que caminaron los griegos. Hoy la ciudad es otra cosa. La existencia se realiza en la casa, en el lugar de trabajo, y los niños y niñas pasan los días en los distintos espacios de formación. Si hay que trasladarse, se hace recorriendo temerosos las calles que nos separan temporalmente de esos espacios de pretendida seguridad. Nos sentimos vulnerables y, como alerta Bauman (2007: 127) "todos estamos en peligro y todos somos peligrosos para los demás".

La paradoja consiste en que aquellos que viven en la parte más desarrollada (o sea, la parte más rica y más modernizada) del mundo, son objetivamente las personas más seguras de la historia de la humanidad, y son también las que se sienten "más amenazadas, inseguras y atemorizadas, más inclinadas al pánico y más apasionadas por todo lo relacionado con la seguridad y la protección, que las personas de casi todas las demás sociedades, anteriores y actuales" (Bauman, 2007: 168).

 

Ciudadano virtual

La ciudad se reinventa cada día a través de las acciones individuales y colectivas, y éstas quedan registradas en la forma urbana, que es la manera en que la ciudad se va transformando. Es aquí donde la globalización, gracias a las tecnologías de la información y la comunicación, ejerce una considerable influencia ya que incrementa las relaciones a nivel mundial, acercando y modificando localidades lejanas según su mayor o menor posibilidad de acceso.

Paralelamente al proceso de globalización económica, protagonizamos un proceso de globalización de la cultura y de las prácticas sociales. Los conceptos y los valores toman un nuevo significado y quizás uno de los mayores riesgos para el ser humano y su planeta esté en que junto a la contaminación de la atmósfera y la extinción de las especies animales, cada dos semanas desaparece una lengua en alguna región del mundo. Actualmente existen cerca de 7 mil idiomas diferentes reconocidos, pero la muerte de las últimas personas que los hablaban, o el dejar de utilizarlos a causa del proceso de homogeneización de la cultura, provocan que Sudamérica y el norte de Australia sean las zonas de mayor peligro para que lenguas milenarias nunca vuelvan a escucharse.

Las mismas lenguas maternas se ven mutiladas y van perdiendo toda su riqueza y sentido. Por este motivo desde la Academia Argentina de Letras, el pedagogo Luis Pedro Barcia (2004) insiste en denunciar que si bien el español está aumentando su presencia en lnternet, constituye sólo 2 por ciento del total de los contenidos, y mecanismos como el chat y los mensajes de texto estimulan un idioma cada vez más limitado y amputado que se basa en no más de 200 palabras.

Los medios de comunicación han contribuido para que las personas estén más integradas en el mundo y sientan que pertenecen a una comunidad donde se borran las fronteras. Pero el encuentro es virtual, tan cercano como difuso e incompleto. Lo que no sé del otro que me escribe o habla, lo construyo a mi medida. Una comunicación perfecta.

Los nuevos ciudadanos logran acomodarse a la ciudad gracias a la fluidez de sus valores, sin dejar de reconocer que la libertad y la paz ya no están garantizadas. En este clima de riesgos, donde comunidad e individualidad quedan enemistadas, las nuevas tecnologías rescatan al incompetente social, cambiando su conflictiva comunicación cara a cara por veloces e interminables conexiones virtuales.

Es necesario continuar profundizando acerca de los efectos de esta nueva forma on-line de estar en el mundo, ya que podría conducir a una peligrosa despersonalización o a una subjetividad compartida. El nativo digital de estas ciberciudades ha sido hasta ahora un Yo sin el Otro, sólo identificable, en algunas oportunidades, por su dirección electrónica. Pero la aparición de nuevos entornos virtuales hace aún más compleja esta caracterización, ya que actualmente se ofrece a los usuarios o residentes la posibilidad de reinventarse a uno mismo y vivir otra vida a través de una figura virtual tridimensional, como en el caso de Second Life (SL).1

Bauman (2005) reflexiona acerca del uso del término conexiones en lugar de relaciones, afirmando que las primeras son virtuales y que, a diferencia de las verdaderas relaciones, son de fácil acceso y tienen la ventaja de que "uno siempre puede oprimir la tecla 'borrar'" (Bauman, 2005: 13). Aun conociendo las sombras, el sociólogo reconoce que también participa de la fluidez y admite haberse enamorado de las redes sociales porque favorecen el diálogo y la convivencia real (Bauman, 2010).

 

Consumo virtual

Así como coincidimos con el cineasta Federico Fellini, quien veía en la televisión el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural, hoy debemos estar atentos sobre los peligros y desafíos que involucran las nuevas formas de acceder a la cultura.

Los medios de comunicación, apoyados por las TIC, buscan optimizar la comunicación humana, pero también sumergen a niños y adolescentes precozmente en un mundo que, reservado hasta no hace mucho con cierta exclusividad a los mayores, hoy paradójicamente los muestra participando en esferas culturales y sociales que a los adultos les resultan poco familiares (chats, blogs, buscadores de emociones, redes sociales, mundos virtuales, etc.).

Ni la ciencia ni la tecnología son neutras, y como es de suponerse, estas nuevas y muy diversas formas de acceso a las llamadas nuevas pantallas (videojuegos, Internet y telefonía móvil), al ser parte constitutiva de la misma sociedad, no presentan una vida on-line distinta de la off-line.

Internet ocupa un lugar muy importante en el intercambio de información y de conocimientos, pero para aprovechar los beneficios de esta red se requiere en primer lugar saber leer y escribir y 1 mil millones de personas todavía son analfabetas (dos tercios son mujeres). Para poder desarrollarse Internet necesita electricidad, y la tercera parte de la humanidad no la tiene, de la misma forma que es imprescindible para conectarse contar con una línea telefónica, y la mitad de la humanidad no tiene teléfono. En definitiva, Internet sólo va a beneficiar a los países que disfrutaron de la anterior revolución tecnológica y que les proporcionó las infraestructuras.

No olvidemos que el ciberespacio que hoy navegamos no nace por razones filantrópicas, sino de y como un negocio, y es así como continúa evolucionando en términos generales. Se hacen cada vez más notorias las disputas entre las compañías de telecomunicaciones por el control de las redes, la fusión de los macroservidores, la defensa de las patentes privadas, el hostigamiento contra el software libre, etc., y esto es así porque los poderes económicos transnacionales saben que cada vez obtendrán más ganancias.

Finalizando el año 2007 se conocieron más datos sobre el ya indiscutible crecimiento de Internet, a través de los resultados del estudio sobre las "Generaciones interactivas en Latinoamérica" (Bringué y Sábada, 2008), la mayor investigación sobre el uso de las TIC en niños y adolescentes y la primera que integra las distintas tecnologías disponibles para ellos: telefonía celular, Internet, videojuegos y televisión. El estudio realizó encuestas en su primera fase a 21 mil 774 escolares de entre 6 y 18 años pertenecientes a 160 escuelas de Argentina, Guatemala, Colombia, México, Brasil, Chile, Perú y Venezuela. Estos escolares latinoamericanos entrevistados poseían, en al menos un 95.8 por ciento, una computadora; 82.9 por ciento utilizaban Internet en casa, y a pesar del reinado de la televisión (por tiempo dedicado y por número de televisores en los hogares), eligieron en primer lugar navegar en la Red.

Al ocupar Internet la preferencia de niños y adolescentes, ya no es sólo la televisión la que merece la supervisión responsable de los adultos. Hoy sabemos que es posible caer en el abuso patológico de las tecnologías y resultar arruinadas relaciones escolares y laborales.

En general Internet es un bien, como lo es la imprenta, el teléfono y la televisión; es un avance tecnológico que admite un buen uso y un mal uso, un uso experto y un uso inexperto. Es también un gran desafío educativo, en una época en la que se realizan muchos progresos que no siempre van acompañados de la sabiduría y la prudencia necesarias. Cuando estos adelantos se gobiernan adecuadamente pueden generar un bien para toda la sociedad. En caso contrario, acaban favoreciendo su corrupción y empobrecimiento.

 

Ciber-violentos

En todos los tiempos, el hombre ha sabido sacar provecho de los adelantos científicos y técnicos, pero por cada gran desarrollo que beneficia a la humanidad encontraremos un uso para la guerra, el crimen y el sufrimiento. El hombre violento siempre se las ha arreglado para potenciar los efectos destructivos contra el otro haciendo uso de las tecnologías a su alcance.

La misma relación entre los estudiantes se fue virtualizando. La violencia cara a cara dio lugar al golpe virtual, sin rostro o con cualquier identidad. ¿El padecimiento de algunos estudiantes que tradicionalmente comenzaba al entrar en la escuela, hoy finaliza a la hora de salida? La realidad nos está indicando que no. El amplio uso de los celulares y de Internet ha dado lugar a nuevas modalidades de violencia y acoso.

Sabemos que los adolescentes no sólo se sienten tremendamente atraídos por todo lo relacionado con las nuevas tecnologías, sino que además las manejan muy bien. Así es que los jóvenes con una personalidad agresora también se valen de esos medios para abusar de sus compañeros y de sus docentes.

El efecto en las víctimas varía: en algunas es mínimo; el ataque les resulta indiferente. En otras es traumático: dejan de ir al colegio, y si los ataques aumentan, intentan cambiar de escuela, sufren depresiones y lamentablemente también conocemos casos de suicidio.

En una videoconferencia, Bauman (2010) expresaba: "Para conectarse con otro se necesitan dos personas, pero para desconectarse con uno es suficiente. Es el aspecto desagradable de la Red. Uno puede tener muchos amigos pero son amigos poco confiables".

En el caso de los estudiantes, ya sea la violencia esporádica o el acoso por Internet, los agresores pueden ser anónimos y los ataques se hacen desde un sitio distante y seguro. Algunos estudios muestran que muchas de las víctimas de la ciber-violencia nunca han sufrido la experiencia cara a cara, lo que limita la capacidad de los colegios de controlar o parar estos hechos que tienen lugar fuera de su contorno.

Los casos aumentan, los autores no siempre imaginan el daño psicológico que infligen a la víctima y los padres se desesperan porque no saben qué hacer para que no se difundan ciertas fotos o para frenar ciertos videos. Los niños expresan que preferirían tener un ojo morado o un brazo roto antes que sufrir los rumores o las burlas en masa a través de Internet.

 

Buscando correcciones off-line

En varios países se comienza a prohibir a los alumnos tomar fotos o grabar videos dentro de la escuela. En algunos se ha legislado, en el sentido de que pueden expulsar al alumno que utilice estas fotos y videos para abusar de un compañero. Esta es la sanción más severa, mientras que hay otros que proponen tareas educativas, suspensión de varios días, etc. Lo cierto es que la mayoría de los directivos encuentra muchas veces, en los propios padres, el principal obstáculo para limitar el uso de los celulares u otros dispositivos en la escuela.

Las normas de disciplina y convivencia deben incluir estas nuevas formas de maltrato y violencia. Junto con la sanción, para que realmente ésta sea correctiva, las normas deben ser trabajadas, reflexionadas, mostrando el valor que se protege a través de ellas. Por lo general, los chicos no miden el daño que pueden provocar con estos actos y es por esto que limitar sin explicar el motivo estimula en chicos trasgresores el desafío a superar reglas que parecen interesar sólo al adulto.

En aquellos lugares que se han visto desbordados por esta nueva forma de ejecutar agresiones, la persecución a la ciber-violencia ha quebrado en muchos estados de Norteamérica la delgada línea que protege la privacidad individual. Algunos contratos educativos ya indican, desde los primeros años de la educación primaria de este país, que: "El colegio podrá observar todo el uso de la computadora; los estudiantes no deben asumir que cualquier cosa que hagan en la Red es privada" (Castro Santander, 2009: 182).

En general, cada vez más se acepta la idea de que el problema principal radica en el anonimato que invade la vida online y que permite mostrar nuestra cara más desagradable, sacar el monstruo que llevamos dentro. Por esto, muchas empresas cada vez son más exigentes e impiden el acceso a sus servicios a aquellos usuarios que no se identifiquen. Todos sabemos que cuando saben quiénes somos, nos portamos mejor.

Actualmente muchos programadores se han puesto trabajar al respecto y dicen estar desarrollando programas que detectan insultos y otras amenazas; sin embargo, creemos que será necesario algo más para evitar el desafío que implica la ciber-violencia. Las estrategias deben ser educativas, responsabilizar a todos y comenzar hoy.

 

Incomunicados

La Internet quiere que hables cortito,
que escribas cortito, y que pienses cortito
Manuel Freytas (2011)2

 

De un ser que habita, el ciudadano moderno ha pasado a ser alguien que simplemente ocupa un espacio, en una ciudad donde la realidad, como en la metáfora de Bauman, es fluida, cambiante. El hombre irrumpe en grandes metrópolis que continúan prometiéndole la felicidad y, fascinado, permanece incomunicado o mal acompañado por otras personas a las que teme y con quienes, en un ambiente de recíproca disfonía, no desea relacionarse ni sabe cómo hacerlo.

Susan Greenfield (2006), científica inglesa que desde 1998 está al frente de la Royal Institution de Gran Bretaña, una entidad que se dedica a la promoción y a la divulgación de la ciencia, opinaba en una entrevista acerca de cómo sería para ella el futuro de la humanidad:

Ahora hay chicos que van a clases de comunicación porque no están acostumbrados al diálogo interpersonal: sólo saben manejarse con una pantalla delante. Hablar cara a cara con alguien con feromonas, sin saber qué decir por anticipado, teniendo que improvisar rápido y teniendo que leer el lenguaje del cuerpo del otro está camino a convertirse en una destreza del pasado que deberá ser enseñada especialmente, en vez de asumir que saldrá automáticamente.

Si junto a la apreciación de la neurobióloga, consideramos el inquietante incremento de la fobia social, el trastorno disocial, la incompetencia social y la cosificación del otro,3 podríamos ya aceptar aquella expresión de Alain Touraine (1997) citada por Bauman (2003: 27), en la que anuncia: "la muerte de la definición del ser humano como ser social, definido por su lugar en una sociedad que determina sus acciones y comportamientos".

En esta cultura del desencanto, el hombre, mutilado de aquellos vínculos que siempre fueron estructuras protectoras y portadoras de sentido, se siente hoy más solo, más vulnerable y más indefenso que nunca. La ciudad moderna masifica, por una parte nivelando las personalidades y, por otra, hace que el hombre reaccione con un individualismo extremo, llevándolo a que se repliegue e intente proteger su personalidad y sus intereses. La peor de las alienaciones, diría Baudrillard, no es ser despojado por el otro, sino estar despojado del otro.

 

Ciudad de todos

...la superficie del planeta en el que vivimos no permite una dispersión
infinita, y a fin de cuentas todos tendremos que aprender a ser buenos
vecinos por el simple hecho de que no tenemos otro sitio a dónde ir
(Bauman, 2004: 24)

 

La cultura del narcisismo ha contribuido al crecimiento desequilibrado del yo y al enanismo del otro. Cuando la persona sitúa su centro en sí misma, se problematiza, y con su yo enorme experimenta el aislamiento social, el vacío, la violencia y la huida de sí, a través de desórdenes, trastornos o del abuso de ansiolíticos, alcohol, sexo, videojuegos, computadoras, etc.

Pero como la naturaleza de los seres humanos es abierta, con un centro que se sitúa siempre fuera de sí mismo, poner el eje de la vida en los otros ayuda a rehumanizar y a recuperar la estructura interna de la persona, a la vez que consolida y robustece la salud de todos.

En numerosas oportunidades hemos visto personas superar situaciones extremas ayudando a los demás a superar las suyas. Esto puede suceder porque es en el nosotros donde la persona consigue sanarse y ser verdaderamente feliz, y a partir de este necesario reencuentro consigo mismo a través de los otros es que también nos sentimos esperanzados en la transformación de nuestras sociedades.

Partiendo de una concepción amplia donde la educación de la convivencia no quede reducida a la familia y a la escuela, todas las ciudades son espacios educativos y todos sus habitantes son agentes educativos, en la medida en que se relacionan los unos con los otros comunicando valores y actitudes.

La ciudad se convierte, así, en el lugar idóneo para trabajar desde una nueva perspectiva que responde a las demandas educativas de una sociedad en profundo y permanente cambio. La educación debe facilitar que los ciudadanos aprendan a vivir bien y cercanos en una ciudad que agrede y aísla. Para eso la ciudad tiene que transformarse, de un simple escenario en el que intervienen los diferentes agentes educativos, a ser ella misma un agente educativo que incida activamente en la educación de sus habitantes.

A principios de los años setenta, la UNESCO encargó a Edgar Faure (1973) que reflexionara acerca de cómo tenía que entenderse la educación en el futuro. Así fue que surgió la obra Aprender a ser, en la cual se propone no reducir la educación al único ámbito de la escuela, sino extenderla a los espacios públicos de la ciudad.

El concepto de ciudad educadora surge de la necesidad de reactivar las posibilidades educativas y socializadoras de la ciudad, sobre todo cuando se desdibujan y reconfiguran instituciones de socialización y cohesión social como la escuela y la familia, y prosperan nuevas prácticas de aprendizaje y socialización, como pueden ser los medios de comunicación. Ya no es posible considerar que la educación de los niños, los jóvenes y la ciudadanía en general es única y exclusiva responsabilidad de los agentes tradicionales (Estado, familia y escuela); ahora se comparte con el municipio, las asociaciones, el tejido productivo y comercial, en fin, con la sociedad en su conjunto.

La concreción de estas tesis se llevó a cabo en noviembre de 1990 en Barcelona con la celebración del primer Congreso Internacional de Ciudades Educadoras, en el cual unas setenta localidades a nivel mundial, representadas por sus gobiernos locales, se comprometieron a trabajar conjuntamente en proyectos para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Partieron del principio de considerar a la educación como el componente básico del bienestar colectivo desde el escenario privilegiado que es la ciudad, como espacio complejo y multidimensional de convivencia.

Cuando hablamos de ciudad educadora no se trata solamente de organizar actividades educativas aisladas u ocasionales sino de constituir un ambiente ciudadano educativo. Nos encontramos ante un nuevo paradigma en el cual el concepto educación sobrepasa la escuela, tanto en lo referente al espacio (con múltiples agentes socializadores), como al proceso (a lo largo de la vida).

La ciudad informalmente educa a través de su "personalidad", y en ella se puede aprender de manera espontánea cultura y civismo, pero también puede ser un espacio generador de agresividad, marginación, insensibilidad, consumismo desmesurado, indiferencia, etc. Si pudiéramos medir el grado de educabilidad de una ciudad, deberíamos tomar como indicadores no sólo la calidad de sus escuelas, sino también el resto de las instituciones y medios que generan formación y analizar cómo interactúan.

Pensar la ciudad en clave pedagógica supone identificar y comprender las lógicas y prácticas educativas propias de la ciudad. Cualquier ciudad, sin importar su tamaño o grado de desarrollo, posee diversas estrategias de formación, y los aprendizajes que se ofrecen forman parte de un proceso educativo que integra su currículo oculto.

La ciudad que educa presta especial atención a los niños y niñas. No se trata de hacer espacios públicos infantiles, sino de darles su espacio. Si la ciudad es buena para ellos, también lo será para los ancianos, las personas con discapacidad y los inmigrantes. El pedagogo italiano Francesco Tonucci (1991), con su proyecto de "Ciudad de los niños",4 propone que en cada intervención o proyecto que se proponga en la ciudad, bajemos los ojos y miremos desde la altura de los niños para no perder de vista a nadie.

Así, la ciudad educadora transforma a los ciudadanos y es transformada por ellos, de manera similar a como Calvino (2009: 49) se refiere a las ciudades invisibles:

...es inútil establecer si Zenobia ha de ser clasificada entre las ciudades felices o entre las infelices. No es en estas dos clases que tiene sentido dividir las ciudades, sino en otras dos: las que a través de los años y las mutaciones continúan dando su forma a los deseos y aquellas en las cuales los deseos, o bien consiguen borrar la ciudad o son borrados por ella.

 

Siempre somos nosotros

Insiste Bauman en todas sus obras, que la moderna soledad e inseguridad de las personas tienen su origen en la evidencia de que todo lo seguro se desvanece y que los demás son extraños peligrosos de quienes hay que protegerse. Lamentablemente la respuesta política busca demagógicamente resolver el creciente miedo al otro con más policía, cuando deberíamos repensar algunos presupuestos de nuestras comunidades domésticas y comunidades educativas, principalmente en el ámbito de los valores y el respeto a las normas.

Vivimos en una sociedad inmadura que se dice preocupada por los temas sociales y se implica muy poco para resolverlos; que busca culpables y los encuentra siempre en los demás; que exige soluciones simples e inmediatas a problemas complejos. Como sociedad exigimos que las fuerzas de seguridad y el peso de la ley caigan sobre el violento. Pero, como recuerda Bauman (2004: 13), "los sociólogos han afirmado siempre, la mayoría de las veces contra toda evidencia, que este mundo en que habitamos está 'hecho por humanos', por lo que, en principio, los humanos pueden rehacerlo".

Sólo descansaremos en nuestras casas y caminaremos seguros por las calles cuando sanemos al hombre, y esta tarea que se inicia en la familia se extiende con la escuela y se refuerza en la ciudad. Pero mientras la hipocresía, el desinterés y la corrupción dejen desamparados los hogares y sin espíritu las aulas, hasta tanto familia y escuela no se unan nuevamente para formar un nuevo hombre, esta ceguera educativa continuará engendrando al hombre-cosa del que hablaba Sábato, y los espacios de convivencia serán un infierno.

¿Cuál es el camino? "...salir de mí, buscarme entre los otros...", responde Octavio Paz en su poema Piedra de sol. Porque el desafío es comenzar por uno mismo, pero no tenerse a uno mismo como meta. La respuesta son los otros, "los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia, no soy, no hay yo, siempre somos nosotros".

Sociedad, familia y escuela se influyen mutuamente, pero es en la familia acompañada por la escuela donde se inicia toda historia personal y colectiva. Familia y escuela tienen el poder de transformar a la familia global. Pero, aun contra el desaliento que nos provoca la perseverante reproducción de individuos líquidos sin compromiso por el otro y adormecidos por el consumo, necesitamos creer que para la construcción de la nueva ciudad "no hay sustituto aceptable para el diálogo" (Bauman, 2004: 7).

 

Referencias

"Bauman, el teórico de la liquidez, se enamoró de la web a los 85", Ñ-Clarín,27 de octubre de 2010, en: http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/Bauman-Facebook-internet_0_361164105.html (consulta: 27 de octubre de 2010).         [ Links ]

Bauman, Zygmunt (2003), Modernidad líquida, México, Fondo de Cultura Económica.         [ Links ]

Bauman, Zygmunt (2004), La sociedad sitiada, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.         [ Links ]

Bauman, Zygmunt (2005), Amor líquido, México, Fondo de Cultura Económica.         [ Links ]

Bauman, Zygmunt (2007), Miedo líquido, Barcelona, Paidós.         [ Links ]

Bringué Sala, Xavier y Charo Sádaba Chalezquer (2008), La generación interactiva en Iberoamérica. Niños y adolescentes ante las pantallas, Madrid, Ariel, col. Fundación Telefónica.         [ Links ]

Calvino, Italo (2009), Las ciudades invisibles, Madrid, Siruela.         [ Links ]

Castro Santander, Alejandro (2006), Un corazón descuidado. Sociedad, familia y violencia en la escuela, Buenos Aires, Ed. Bonum.         [ Links ]

Crossette, Barbara (2011), 7 mil millones de personas: su mundo, sus posibilidades. Estado de la Población Mundial 2011, Nueva York, Fondo de Naciones Unidas de la Población (UNFPA).         [ Links ]

"El chateo estimula un idioma cada vez más pobre, limitado y amputado", entrevista con Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras, Clarín.com, 14 de noviembre de 2004, en: http://edant.clarin.com/diario/2004/11/14/sociedad/s-05201.htm (consulta: febrero de 2005).         [ Links ]

Faure, Edgar (dir.) (1973), Aprender a ser, Madrid, Alianza/UNESCO.         [ Links ]

Greenfield, Susan (2006, 2 de agosto), "Las personas se están volviendo asexuadas", La Nación, en: http://www.lanacion.com.ar/828174-las-personas-se-estan-volviendo-asexuadas-dice-susan-greenfield (consulta: 2 de septiembre de 2006).         [ Links ]

"Internet y redes sociales. El mercado es tu cabeza", IAR-Noticias, 2 de julio de 2011, en: http://www.iarnoticias.com/2011/secciones/contrainformacion/0049_internet_y_mercado_01jul2011.html (consulta: 27 de febrero de 2012).         [ Links ]

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Touraine, Alain (1998), Podremos vivir juntos. La discusión pendiente. El destino del hombre en la aldea global, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.         [ Links ]

UNESCO (1996), Nuestra diversidad creativa, Nueva York, UNESCO-World Commission on Culture and Development Report.         [ Links ]

 

Notas

1 Un entorno donde las personas interactúan social y comercialmente a través de un avatar (yo virtual), en un ciberespacio que actúa como una metáfora del mundo real, pero sin limitaciones físicas. Sus usuarios pueden explorar el mundo virtual, interactuar con otros residentes, participar de actividades individuales o grupales y comerciar productos virtuales. SL está reservado para mayores de 18 años, pero existe una alternativa para adolescentes conocida como Teen Second Life.

2 Periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica.

3 Las relaciones entre seres humanos se construyen a partir del significado que cada uno le atribuye a sus acciones y a las de los demás. Al tratar al otro como "cosa", se le quitan los atributos que lo hacen semejante a uno. Esta condición permite que no se reconozcan derechos, pudiéndose entonces adueñar, explotar o desechar.

4 A partir de la constatación de la soledad de la infancia, se ponen de relieve los efectos perversos de las ciudades que ignoran la existencia de numerosos ciudadanos, niños y niñas, que viven en ellas. A través del modelo de La città dei bambini se proponen estrategias prácticas que les otorguen un papel activo y protagonista.

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