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Perfiles educativos

versión impresa ISSN 0185-2698

Perfiles educativos vol.34 no.137 Ciudad de México ene. 2012

 

Claves

 

Los planes institucionales de tutoría y el desarrollo de competencias en el marco del Espacio Europeo de Educación Superior. Un estudio desde la perspectiva del alumnado

 

The institutional schemes of tutorship and the development of competence in the frame of the European Space of Higher Education. A study from the students' point of view

 

Pedro Ricardo Álvarez Pérez*

 

* Doctor y profesor titular del Departamento de Didáctica e Investigación Educativa de la Universidad de La Laguna (Tenerife, España). Líneas de trabajo: orientación para las transiciones; abandono y permanencia en los estudios; orientación y tutoría universitaria. Es director académico del Master Oficial de Intervención Psicopedagógica, dirige el Servicio de Orientación e Información al alumnado (SOIA) y coordina el Plan de Tutorías Institucional de la Facultad de Educación (PTU) perteneciente a la Universidad de La Laguna, Tenerife, España. Publicaciones recientes: (2012) (coord.), Tutoría universitaria inclusiva; guía de buenas prácticas, Madrid, Narcea; (2010, en coautoría con M. González), La intervención tutorial en la Universidad de la Convergencia: una estrategia para la formación integral del alumnado, Tendencias Pedagógicas, núm. 16, pp. 236–256. CE: palvarez@ull.es

 

Recepción: 7 de junio de 2011
Aceptación: 5 de agosto de 2011

 

Resumen

En los últimos tiempos se ha planteado la necesidad de que la enseñanza universitaria se proponga desde una perspectiva de formación integral y de preparación para la vida, que sea profesionalizadora y capacite en todos aquellos aspectos que los estudiantes van a necesitar para integrarse y desenvolverse en la sociedad. La tutoría de carrera universitaria, como una dimensión intrínseca de la propia acción educativa, aparece como una estrategia de ayuda importante para que el alumnado se adapte a la vida universitaria, mejore su rendimiento académico y defina su proyecto académico y profesional. En este artículo se recogen las valoraciones que hace el alumnado de primer curso de tres años diferentes, sobre lo que les aportó el Plan Universitario de Tutorías de la Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna (España).

Palabras clave: Orientación universitaria, Formación integral, Necesidades de orientación, Aprendizaje a lo largo de la vida, Planes de tutoría, Tutoría de carrera, Competencias transversales.

 

Abstract

During the last times the necessity has been felt to consider that teaching at the university must be propound from the point of view of a comprehensive training and preparing for life, this means that it must be professionalizing and able to prepare the students in all the aspects they will need to integrate and to develop themselves within the society. The tutorship in the university career, as a dimension that is intrinsic to the educational action itself, appears as a relevant help strategy in order to help the students to adapt to the university life, to improve their academic performance and to define their academic and professional project. In this article the author collects the appraisals expressed by first year students in three different years, about in which way the Tutorship University Program of the Faculty of Education of the Universidad de la Laguna, Spain, contributed to their training.

Keywords: University guidance, Comprehensive training, Guidance needs, Lifelong learning, Tutorship programs, Career tutorship, Cross competences.

 

INTRODUCCIÓN

Aunque hasta hace poco tiempo no se podía hablar en la enseñanza universitaria de un verdadero desarrollo de los procesos de orientación y tutoría del estudiante que fueran más allá de iniciativas puntuales e intervenciones en ámbitos muy específicos del proceso formativo, los nuevos aires que han comenzado a agitar la enseñanza universitaria, surgidos desde la creación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), han comenzado a abrir una brecha importante para que de una vez por todas las actividades orientadoras pasen a ocupar un lugar importante en ese nivel educativo (Echeverría et al., 1996; Rodríguez, 2004; Álvarez et al., 2006). La intensidad del viento, sin duda, es favorable al cambio, y ya se han empezado a sentar las bases para que los procesos de captación e integración, la orientación continua, la mejora de competencias transferibles necesarias para el desarrollo profesional, el asesoramiento en la definición de planes y proyectos profesionales, el apoyo a los procesos de movilidad y la orientación para la transición a la vida activa, pasen a constituir aspectos a desarrollar en los títulos surgidos en esta nueva era de la Convergencia Europea (Raga, 2003; García et al., 2005).

La importancia de estas acciones ha llevado a que en los últimos tiempos las actividades de orientación y tutoría se hayan convertido en uno de los indicadores más relevantes dentro de los sistemas de garantía interna de calidad (SGIC) de los centros universitarios, tal como se recoge en los informes de distintos organismos e instituciones nacionales e internacionales:

1. Se han establecido estándares europeos para asegurar la calidad en el EEES y se ha regulado que las instituciones deberán garantizar los recursos para que el apoyo del aprendizaje del alumnado sea el adecuado y apropiado para cada programa de formación.

Específicamente, se plantea que, además del profesorado, el alumnado debe contar con distintos recursos humanos para facilitar su aprendizaje: tutores, orientadores, consejeros...

2. El Informe Trends v (Universities Shaping the European Higher Education Area) destaca como uno de los importantes desafíos de la universidad, el desarrollo de servicios de orientación y guía del estudiante.

3. En los protocolos de acreditación de la aneca para la valoración de las titulaciones en el marco del EEES, la orientación del estudiante constituye un importante criterio de calidad.

4. En el IX foro de la aneca ("La universidad del siglo XXI ") se planteó que los procesos de orientación en la universidad tienen una relación directa con una formación de calidad, por cuanto las acciones que se llevan a cabo pueden contribuir a la mejora de las respuesta del estudiante y de las expectativas de éxito académico del alumnado, lo que favorecería la continuación de los estudios, su graduación y, como consecuencia, la mejora de la calidad pedagógica en general. La función tutorial es una de las estrategias de orientación a través de la cual se puede realizar un seguimiento continuo del alumnado, lo que permite detectar posibles problemas de rendimiento y aportar soluciones para prevenir el riesgo de abandono o la deserción.

Las exigencias que la educación superior plantea en esta coyuntura, obligan a poner en práctica nuevas estrategias innovadoras y actuaciones orientadoras encaminadas a ampliar el marco de experiencias y oportunidades del alumnado, la mejora de los procesos de movilidad, el desarrollo de competencias para el trabajo autónomo, la resolución de problemas, etc. (Zabalza, 2000; Álvarez y Jiménez, 2003; Gairín et al., 2004; Álvarez y González, 2010). La tutoría se considera ahora como un elemento de calidad que se debe incorporar a la docencia universitaria, dado que cada vez se reconoce más la necesidad de brindar apoyo a todos los estudiantes para promover el aprendizaje y garantizar el seguimiento de su proceso formativo (Álvarez, 2012). La tutoría, por tanto, constituye un elemento útil para prevenir situaciones de fracaso y abandono en los estudios (Cabrera et al., 2006; González et al., 2007). En este mismo sentido, como señalan Álvarez y González (2009), se promueve cada vez más la puesta en práctica de acciones que emanen de un concepto formativo y preventivo de la intervención orientadora, que trasciendan lo inmediato y se desarrollen como proceso, con el fin de dotar a todos los estudiantes de las competencias necesarias para poder identificar, elegir y/o reconducir alternativas académicas y/o profesionales acordes con su potencial y con las posibilidades que les brinda el entorno.

En una aproximación a los sistemas de orientación al estudiante, recogidos en los diseños marco de los nuevos títulos universitarios, encontramos algunos de los objetivos a los que debe dar respuesta la función orientadora:

• Apoyar la acogida y orientación al alumnado desde la llegada a la universidad.

• Ayudar al alumnado a integrarse y relacionarse en el entorno universitario.

• Asesorar al alumnado en estrategias de aprendizaje autónomo.

• Motivar al alumnado para que persista en el logro de sus metas formativas.

• Facilitar el proceso de planificación del itinerario formativo del alumnado.

• Contribuir a la formación profesionalizadora mediante prácticas guiadas.

La reacción no se ha hecho esperar y en todas las universidades del Estado español se han empezado a desarrollar diversidad de acciones de orientación al estudiante, intentando estructurar sistemas de apoyo que cumplan con los requisitos y las necesidades del momento. Esto ha hecho que la tutoría se vea como una estrategia básica para dar respuesta a los retos que tiene ante sí la institución universitaria respecto del aprendizaje a lo largo de la vida y el aprendizaje autónomo (Rué, 2004; Zabalza, 2004). Desde esta perspectiva, ha cobrado significado la definición de tutoría que ofrece Gallego (1997): un proceso orientador en el cual el tutor y el alumnado se encuentran en un espacio común para que, de acuerdo con una planificación, el primero ayude al segundo en los aspectos académicos y/o profesionales y juntos puedan establecer un proyecto de trabajo donde cada estudiante pueda diseñar y desarrollar su propio proyecto académico profesional; asimismo, la tutoría debe orientar al alumnado para que defina su identidad personal y la canalice a través de un proyecto académico profesional, que mantenga una actitud positiva hacia la formación continua, que consiga un desarrollo interpersonal equilibrado, que domine habilidades de aprendizaje para alcanzar las metas de carrera, que adquiera habilidades de empleabilidad y que cuente con habilidades para comunicarse, relacionarse, interactuar, etc. Todas éstas son, sin duda, metas que deberían estar contempladas en la enseñanza universitaria y a las que se podría contribuir desde el ámbito de la tutoría (Álvarez y Lázaro, 2002; Rodríguez, 2007).

El protagonismo que está teniendo la tutoría universitaria ha llevado a la definición de distintos modelos para guiar la práctica orientadora. Álvarez y González (2008) proponen, entre otros, el modelo de tutoría académica o curricular, el modelo de tutoría de carrera o de titulación y el modelo de tutoría entre iguales o mentoría. De entre estos modelos queremos destacar el de tutoría de carrera o titulación, también denominada "de itinerario formativo" (Rodríguez, 2004), tutoría colegiada (Boronat et al., 2005) o tutoría personal (Hernández y Torres, 2005), por ser de los que mejor se adaptan a los requerimientos del modelo formativo del EEES en cuanto al desarrollo de competencias transversales o generales. La tutoría de carrera se entiende como una actividad de acompañamiento, complementaria a la docencia, que realizan los profesores/as con un grupo reducido de estudiantes en el tiempo que dura su formación; a través de ella se ofrecen herramientas para adaptarse a la enseñanza universitaria, mejorar las competencias académicas y definir el proyecto académico profesional, de modo que puedan afrontar el paso al mercado de trabajo (Romero, 2004). A través de la tutoría de carrera se puede dar un mayor sentido al propio proceso formativo del alumnado, ya que implica la presencia continua en todos los cursos y potencia el desarrollo de competencias genéricas que se trabajan en relación al perfil de la titulación.

Este modelo de tutoría de carrera entronca con los fines que se persiguen actualmente con la educación superior, puesto que, como señalan Álvarez y González (2009), a través de la labor que realizan los tutores se pueden potenciar competencias relacionadas con la autonomía, la toma de decisiones, el análisis crítico de la realidad, la adaptación a los cambios que se suceden de manera vertiginosa en el conjunto de la sociedad y la proyección como futuros profesionales. Conseguir esta sintonía y hacer de la tutoría un elemento del proceso formativo del alumnado requiere una revisión de los propios procesos de formación inicial y continua del profesorado, con el fin de que domine este enfoque de la enseñanza, tenga en cuenta las necesidades de los estudiantes en esta nueva realidad y pueda poner en práctica acciones de tutela con el alumnado que faciliten su proceso de aprendizaje (Zabalza, 2003). Como señala Rueda (2010: 4) será necesario precisar cuál es el papel que debe desempeñar el docente en cuanto "...certificador de los aprendizajes, guía en la aventura del aprendizaje, acompañante experto o promotor de la autonomía estudiantil... Queda aún como tarea pendiente la necesidad de precisar las funciones ideales de los maestros en los distintos niveles escolares...".

El profesor/a, en cuanto tutor, debe comprometerse con el logro de las metas educativas al desarrollar sus funciones docentes (Álvarez, 2002; García et al. 2005). Su rol queda delimitado desde la posición que ocupa en relación al alumno y la institución: coordinador y catalizador de procesos, conocedor de los aspectos de personalidad (problemas y dificultades de cada estudiante), mediador en la resolución de conflictos, etc. Tarea fundamental del tutor es guiar, hacer un seguimiento y apoyar el proceso formativo para que el estudiante personalice el aprendizaje, incorpore a su funcionamiento cotidiano las habilidades y estrategias adquiridas aplicándolas a las distintas situaciones con eficacia, desarrolle habilidades para la obtención de información, etc. (Baudrit, 2000; Cid y Pérez, 2006; Álvarez y González, 2010).

El tutor se perfila como un agente educativo cuya relevancia, tanto en el desarrollo académico como personal y social de los estudiantes, es determinante (Álvarez et al., 2010); su labor, esencialmente formativa y estrechamente vinculada a los procesos de enseñanza aprendizaje, destaca por su potencial educativo, social y humanista, al poner el acento en el apoyo, el seguimiento, el acompañamiento, la orientación vital, la conexión social, el aprendizaje funcional, la empatía, etc. García et al. (2005: 191) definen con precisión el rol del tutor cuando señalan que es "el profesor que, a la vez y en convergencia con las funciones de la docencia, lleva a cabo un conjunto de actividades orientadoras y formativas, procurando que el estudiante alcance el máximo desarrollo en lo cognitivo, lo personal, lo académico y lo profesional".

Hay, por tanto, una estrecha conexión entre los procesos formativos y la acción tutorial, puesto que a través de los programas de orientación se logra: a) la detección de necesidades de formación, orientación y apoyo al alumnado; b) la coordinación entre los contenidos de las diferentes materias; c) el desarrollo integral de la competencia de acción en el alumnado (conjugación de saber, saber–hacer, saber–ser–y–estar); d) la atención del principio de diversidad e inclusión que dé respuesta a las necesidades de todos los estudiantes; e) el asesoramiento para la elaboración de proyectos profesionales y vitales; f) el desarrollo de un aprendizaje significativo y con sentido para el/la estudiante; y g) la permeabilidad y la transferencia entre la universidad, el mundo laboral y el entorno social.

Todos los profesores/as, por el hecho de ser docentes, deben implicarse en el desarrollo de los principios básicos de un modelo psicopedagógico (estimulación del aprendizaje autónomo, enseñanza activa, desarrollo de habilidades de expresión, búsqueda de información, etc.). Pero la tutoría no concluye con la labor que realiza el profesor de materia, puesto que hay otros aspectos formativos y competencias transversales que se pueden potenciar desde el espacio de la tutoría de carrera (habilidades sociales, toma de decisiones, comunicación oral, trabajo en grupo, construcción de proyectos, etc.). Y en medio de ambas, la tutoría entre iguales, que viene a reforzar ambas modalidades a través del trabajo colaborativo que realizan los estudiantes de últimos cursos y que aportan su experiencia en favor de los estudiantes de nuevo ingreso de su misma titulación (Topping, 1988; Álvarez y González, 2005).

La finalidad última es conseguir que el alumnado adquiera la autonomía necesaria para afrontar de manera efectiva las sucesivas decisiones que regularán su trayectoria escolar y profesional (García y Barrón, 2011). Para ello no es suficiente que el alumnado sepa muchos conocimientos y conceptos, sino que también domine habilidades de vida y competencias generales aplicables a la diversidad de situaciones y contextos en los que una persona se desenvuelve. Y esto sólo se logra a través de una orientación continua y organizada, que comience desde el inicio de los estudios y se mantenga hasta la conclusión de los mismos, de modo que se potencie tanto la dimensión académica como la personal, social y profesional.

De acuerdo con la perspectiva hasta ahora apuntada, el objetivo de este artículo es definir un modelo de actuación para el desarrollo de la tutoría de carrera en la enseñanza universitaria, enmarcándolo en el contexto amplio del proceso de Convergencia Europea; asimismo: describir los resultados de una experiencia de atención al alumnado para facilitar su integración a la vida universitaria; y desarrollar competencias transversales relevantes para su desarrollo integral y para la construcción de su proyecto académico profesional.

 

ORGANIZACIÓN DEL PLAN UNIVERSITARIO DE TUTORÍAS DE LA FACULTAD DE EDUCACIÓN

El Plan Universitario de Tutorías de la Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna (España) comenzó a desarrollarse después de una amplia revisión teórica sobre el tema de la tutoría universitaria (Lázaro, 1997; López y Oliveros, 1999; De Miguel y Arias, 1999; Sanz, 2001; Rodríguez, 2002); del análisis de experiencias orientadoras similares que se estaban llevando a cabo en el contexto de la enseñanza universitaria (Castellano, 1995; López, 1996; Sebastián y Sánchez, 1999; Corominas, 2001; Almajano, 2002), en el curso 2003–2004; y después de ser aprobado por la Junta de Facultad.

Los objetivos que se establecieron para el programa de tutorías de carrera fueron:

• Orientar al alumnado para que conociera y se integrara en la vida universitaria y en el entorno de la Facultad.

• Ofrecer información al alumnado sobre las características del plan de estudios y el perfil de las titulaciones.

• Ayudar al alumnado a tomar conciencia de lo que supone ser estudiante universitario.

• Desarrollar en el alumnado competencias para la mejora del rendimiento académico.

• Promover en el alumnado la construcción del proyecto académico–profesional.

• Ayudar al alumnado a relacionar su formación con el futuro profesional.

Para lograr estos objetivos se diseñaron distintas actividades de tutoría de carrera dirigidas a los estudiantes de nuevo ingreso, que fueron desarrolladas tanto por los profesores tutores como por los compañeros tutores (estudiantes de últimos cursos de la titulación, cuya experiencia servía para ayudar a los estudiantes noveles), en la hora semanal recogida en el horario académico de cada titulación. El desarrollo del programa de tutorías descansa en una estructura organizativa basada en las siguientes comisiones de trabajo:

• Comisión de Tutorías de la Facultad (CTF). Esta comisión, nombrada en Junta de Facultad, tenía la tarea fundamental de impulsar y dinamizar el programa. Estaba formada por el coordinador general del programa, los coordinadores de titulación y el coordinador de los compañeros–tutores. Desde esta comisión se proporcionaban las directrices, los recursos y los materiales necesarios para hacer frente a las demandas de la Facultad, de los profesores tutores y del alumnado que participaba en el Plan Universitario de Tutorías.

• Comisión de Tutorías de Titulación (CTT). Se crearon dos comisiones de titulación, una para Pedagogía y otra para los títulos de maestro especialista. Estas comisiones estaban formadas por todos los profesores tutores y el coordinador de cada una de ellas.

• Comisión de Compañeros Tutores (CCT). Estaba integrada por el coordinador y los compañeros–tutores.

La planificación del desarrollo del programa se inicia antes del comienzo de cada curso. Las tareas básicas de esta fase organizativa consisten básicamente en aprobar las directrices generales del programa, captar y asignar los tutores de cada grupo y establecer el calendario de actividades a desarrollar a lo largo del curso en la hora semanal de tutorías. Precisamente, uno de los grandes logros alcanzados por este programa es la aprobación, por parte del Equipo de Gobierno de la Facultad, de una normativa según la cual se contempla una hora semanal en el horario de cada titulación para el desarrollo de las actividades de tutoría de carrera. De este modo, el programa tutorial se integra en la oferta formativa global que recibe el alumnado (desde el programa de tutorías se potencia el desarrollo de competencias transversales que se suman a las competencias específicas abordadas desde cada materia). Esto ha hecho que el Plan Universitario de Tutorías de la Facultad de Educación constituya un referente para que otros centros universitarios diseñen sus propios programas de acuerdo a sus necesidades específicas.

En el programa se especifican las actividades a realizar por el profesor tutor y por el compañero tutor. En el Cuadro 1 se detallan las diferentes actividades desarrolladas por estos dos agentes de la intervención:

 

MÉTODO

Los datos que se recogen en este estudio corresponden a la valoración de las distintas actividades del programa institucional de tutorías de carrera en las que participaron los estudiantes de los tres últimos años (cursos del 2007–2008 al 2009–2010).

Participantes

La muestra pertenecía a estudiantes de nuevo ingreso que participaron a lo largo del curso en las sesiones de tutorías con los profesores tutores y con los compañeros tutores. En la Tabla 1 se presenta el número de matriculados y el número de certificados emitidos por titulación en estos tres cursos académicos.

Al comparar estos datos se observa que el porcentaje de alumnos y alumnas que participaron en las sesiones de tutoría fue aumentando en cada curso escolar, situándose en el último curso en 24.6 por ciento. El porcentaje medio de asistencia se situó en torno al 20 por ciento. Aunque pueda parecer un porcentaje bajo, hay que tener en cuenta varios factores: en primer lugar, el cálculo de asistencia se realizó a partir de los estudiantes que solicitaron el certificado de asistencia a las sesiones de tutoría, y no todos los estudiantes lo demandaron; en segundo lugar, no todo el alumnado que se matriculó en alguna de las titulaciones de la Facultad de Educación era estudiante sin experiencia universitaria, ya que algunos provenían de otras carreras (migraciones internas) o había titulado en otros estudios.

En cualquier caso, y tal como se refleja en la Tabla 2, el número de participantes por año se ha situado alrededor de 200 estudiantes. Muchas de las "migraciones internas" procedían de la misma Facultad de Educación, ya que es frecuente entre el alumnado cursar dos o más especialidades de maestro o titulados en pedagogía que comienzan alguna especialidad de maestro, para tener acceso posterior al puesto laboral de pedagogía terapéutica.

En la Tabla 3 se puede ver el porcentaje de estudiantes que respondieron al cuestionario de evaluación. Se constata que el número de estudiantes de primero que participó en la evaluación fluctuó a lo largo de los distintos cursos, produciéndose un incremento poco significativo en el curso 2009–2010.

En cuanto al sexo, tal como se observa en la Tabla 4, los mayores porcentajes de estudiantes que participaron en el programa de tutorías eran mujeres, siguiendo la misma tendencia que se observa en todas las actividades formativas de la Facultad de Educación.

Instrumentos

Para conocer la opinión del alumnado acerca del Plan Universitario de Tutorías, se diseñó un cuestionario ad hoc adaptado a las características específicas de la muestra. Siguiendo un método empírico–analítico que permitiera determinar la validez del programa de tutorías de carrera para lograr los objetivos establecidos, así como valorar la actuación de los distintos agentes participantes, se formularon preguntas cerradas referidas a las siguientes dimensiones de análisis: intervención tutorial del profesor tutor y compañero tutor; satisfacción con la figura del profesor tutor y compañero tutor; adaptación e integración a la vida universitaria; información académica sobre la Universidad; estrategias de aprendizaje y mejora del rendimiento; planificación de la carrera y proyecto académico profesional, y valoración general del programa. Estas dimensiones se especificaron con el fin de alcanzar un conocimiento detallado de las variables implicadas en la puesta en práctica del programa institucional de tutorías de carrera, desde la óptica y la experiencia vivida por el alumnado participante.

El cuestionario estaba organizado en cuatro apartados: datos de identificación y de referencia (sexo, titulación, grupo...); valoración del trabajo del profesor tutor y compañero tutor (a través de una escala con cuatro niveles donde 1 significa "nada útil" y 4 "muy útil"); satisfacción con los distintos elementos del programa de tutorías de carrera (empleando una escala con seis niveles donde 1 era "muy bajo" y 6 "muy alto"; para facilitar la comprensión de los resultados, se realizó una dicotomización de los niveles de respuesta, de modo que la categoría "bajo" agrupa a las de "muy bajo" y "bajo", la categoría "medio" comprende "casi bajo" y "casi alto", y la categoría "alto" agrupa "alto" y "muy alto") y contribuciones del programa de tutorías de carrera (a través de una escala con seis niveles, en la que 1 significa que no le aportó "nada" y 6 que le aportó "muchísimo"; se realizó también una dicotomización de los niveles de respuesta, de modo que "nada" agrupa las respuestas de "nada" y "muy poco"; "algo" agrupa "poco" y "bastante", y "mucho", integra las alternativas "mucho" y "muchísimo").

Procedimiento

Los profesores tutores de cada grupo fueron los encargados de aplicar el cuestionario de evaluación que los estudiantes respondieron de forma individual en la última sesión de tutorías del curso. Una vez administrados los cuestionarios, los datos fueron analizados a través del software spss–17.0 (Statistical Package for the Social Sciences) y Microsoft Excel 2007 para el entorno Microsoft Windows XP.

 

RESULTADOS

La presentación de los resultados del programa de tutorías de carrera se organiza en torno a tres apartados fundamentales: valoración del trabajo del profesor tutor y compañero tutor; contribuciones del programa de tutorías a la formación del alumnado; y satisfacción con el Plan Universitario de Tutorías. En cada una de estas categorías se llevó a cabo un estudio detallado de los valores más relevantes obtenidos, con el fin de explicar los resultados de esta experiencia.

Valoración del trabajo del profesorado tutor y de los compañeros–tutores

En este apartado se recogen las valoraciones que realizaron los alumnos de primero en relación a la utilidad del trabajo realizado y la satisfacción con la labor de los profesores tutores y compañeros tutores responsables de la puesta en práctica de las actividades de tutoría de carrera.

Rol profesional del profesor tutor y compañero tutor

Al finalizar cada curso se le pidió al alumnado que valorase la incidencia que el trabajo de estos dos agentes había tenido para facilitar su integración y su desarrollo como estudiantes universitarios. Como se puede ver en la Tabla 5, las puntuaciones medias se situaron en los tres cursos en torno a 3.4 puntos. Sólo en el primer año de implantación, la valoración de la utilidad del profesor tutor fue baja (2.73), aumentando significativamente en los siguientes cursos. Los resultados de este primer año pueden haberse debido a que el programa se inició a mitad del curso académico, a diferencia de los demás, en los que empezó desde el inicio.

A la luz de estos resultados se puede afirmar que más de la mitad de los estudiantes que asistieron a las sesiones de tutorías consideraron que los profesores tutores y compañeros tutores fueron "muy útiles" para su integración y su posterior desarrollo como estudiantes universitarios, especialmente en los dos últimos cursos, donde el porcentaje de estudiantes que marcaron la categoría "muy útil" se situó por encima de 55 por ciento. Esto da a entender que, a juicio del alumnado, la figura del tutor universitario es importante para lograr uno de los objetivos básicos que persigue la institución: facilitar la entrada e integración del alumnado de nuevo ingreso en la vida universitaria y en el Centro.

Satisfacción con la figura del profesor tutor y compañero tutor

En relación al grado de satisfacción con los profesores tutores y compañeros tutores, como se refleja en la Tabla 6, la mayoría de respuestas se situaron en la categoría "alto nivel de satisfacción", por lo que se puede afirmar que los estudiantes estaban satisfechos con la información que se les proporcionó y con las actividades realizadas por estos dos agentes en las sesiones de tutorías.

Contribución del Plan Universitario de Tutorías a la formación del alumnado

Uno de los objetivos fundamentales de la evaluación del Plan Universitario de Tutorías era determinar si el programa había contribuido a la formación y orientación de los estudiantes de nuevo ingreso. Se les pidió que indicaran en qué medida las sesiones de tutoría les habían aportado "información sobre la Universidad y la carrera", les habían facilitando la "adaptación e integración a la Universidad y a la Facultad", y les habían ayudado a mejorar sus "estrategias de aprendizaje" y a realizar una buena "planificación de la carrera".

Información sobre la Universidad y la titulación

En relación a la información sobre la Universidad se puede afirmar, teniendo en cuenta los datos que se recogen en la Tabla 7, que el programa cubrió uno de los objetivos del programa de tutorías: facilitar la adaptación y el conocimiento del alumnado acerca de la estructura y dinámica de funcionamiento de la Facultad de Educación y de la Universidad. Más de la mitad del alumnado señaló que las actividades del Plan de Tutorías le habían proporcionado "mucho conocimiento" sobre la titulación, la Universidad y la Facultad.

Adaptación e integración a la Universidad y a la Facultad

Otro de los objetivos fundamentales del Plan de Tutorías era favorecer la integración del alumnado de nuevo ingreso en la Facultad. En este caso, las puntuaciones medias de las valoraciones del alumnado se situaron en torno a cuatro puntos, por lo que se puede afirmar que las sesiones de tutorías les ayudaron "mucho" a integrarse en la Universidad y la Facultad, aunque la dispersión en las respuestas fue alta. En cuanto a la mejora de la participación del alumnado, se encontró, tal como se refleja en la Tabla 8, que las puntuaciones medias se situaron en torno a los tres puntos, por lo que sería necesario mejorar las acciones que se desarrollan en este aspecto.

Estrategias de aprendizajes y mejora del rendimiento académico

Otra de las finalidades del Plan Universitario de Tutorías era orientar al alumnado en sus estudios y en su proceso de aprendizaje. Para ello se realizaron diversas actividades parapromover la adquisición de algunas competencias relacionadas con el proceso formativo: estrategias de estudio, organización del proceso de aprendizaje, autonomía en el estudio... Además, se realizó por parte de los profesores tutores un seguimiento del proceso formativo de sus tutelados.

Como se puede apreciar en la Tabla 9, las puntuaciones medias se situaron en los primeros cursos en torno a los 3.4 puntos, llegando a los 3.7, 3.8 o 4.1 en los últimos, a la vez que fueron disminuyendo las puntuaciones típicas en cada curso escolar. Cabe destacar que el trabajo de seguimiento académico del curso fue una de las variables mejor valoradas, siendo una de las tareas asignadas preferentemente a los profesores tutores.

Planificación de la carrera y proyecto académico profesional

Por último, otro elemento contemplado en el Plan Universitario de Tutorías era la planificación de la carrera del alumnado y la construcción del proyecto académico profesional. Para desarrollar este apartado se trabajaron distintas actividades referidas al futuro profesional y a la formación integral. En el caso de la clarificación del futuro profesional, como se puede observar en la Tabla 10, el alumnado señaló que las sesiones de tutorías les habían ayudado "mucho" a conocer y entender el panorama profesional de su titulación, así como para ir definiendo su proyecto académico profesional, especialmente en los dos últimos cursos académicos, en los que se había puesto mayor énfasis en este aspecto. Efectivamente, en los últimos cursos se enfatiza mucho la necesidad de ayudar al alumnado, desde el programa de tutorías de carrera, a organizar su proyecto académico y profesional, de modo que puedan ir estableciendo puntos de conexión entre la formación que van recibiendo y su futuro desarrollo profesional. La construcción del proyecto académico profesional es una manera de ayudar al alumnado a reflexionary a definir los pasos que debe recorrer hastaconseguir las metas que considere deseables en cada momento. La labor del tutor en este proceso de definición de la identidad personal y profesional es fundamental.

Respecto del efecto que tuvo el Plan de Tutorías en la mejora de la formación general del alumnado, las valoraciones se situaron en torno a cuatro puntos; por ello, se puede afirmar que el trabajo realizado contribuyó bastante a la formación integral de los estudiantes, según la opinión expresada por ellos en la evaluación.

Satisfacción general con el Plan Universitario de Tutorías

Para finalizar, se pidió al alumnado que indicara su grado de satisfacción general con el programa de tutorías de carrera. Como se aprecia en la Tabla 11, el grado de satisfacción general fue alto. Las puntuaciones medias se situaron por encima de 4.5 puntos.

Siguiendo la misma tendencia de los resultados obtenidos en los apartados anteriores, las puntuaciones medias fueron aumentando en cada curso escolar, a la vez que disminuían las desviaciones típicas, es decir que la valoración general que realizaron los estudiantes que asistieron a las sesiones de tutoría fue altamente satisfactoria. Este dato concuerda con las valoraciones positivas obtenidas en todos los aspectos evaluados del Plan Universitario de Tutorías de la Facultad de Educación, lo que sostiene la importancia de este tipo de actividades para contribuir a la formación integral del alumnado universitario, cuya formación académica debe enriquecerse con el desarrollo de otras competencias tan valoradas actualmente para el desarrollo profesional dentro del marco del EEES.

 

CONCLUSIONES

De la experiencia desarrollada en estos últimos años, y a partir de los resultados obtenidos en la evaluación realizada en cada curso académico, podemos concluir que la tutoría de carrera es una estrategia válida para contribuir al logro de los retos que se plantea actualmente la enseñanza superior. El análisis de los resultados muestra que el Plan Universitario de Tutorías favorece y facilita la integración del alumnado en la vida universitaria y le ayuda a definir su proyecto académico profesional. Para acceder a estos resultados resulta indispensable contar con el trabajo de diferentes agentes (profesores y alumnos tutores), tener un programa de actividades bien estructurado, prever las condiciones organizativas que den soporte y coordinen las diferentes acciones, y contar con planes de formación para los agentes. El Plan Universitario de Tutorías de la Facultad de Educación ha ido cumpliendo, progresivamente, con todos estos requisitos, se ha ido mejorando en cada curso académico y se ha tenido un efecto directo en la mejora de la calidad del programa, tal como se refleja en los datos antes comentados, donde se aprecia una alta satisfacción del alumnado que participó en las actividades.

De forma más específica, algunas de las conclusiones que se podrían extraer de esta experiencia son:

1. Se ha producido un aumento progresivo en los niveles de participación del alumnado. En los primeros cursos, al ser una actividad voluntaria no evaluable y que no tenía incidencia en la nota del curso, la participación fue más bien escasa. Sin embargo, a medida que se han mejorado algunos aspectos como el reconocimiento de créditos de libre elección, la mejora en la coordinación entre los agentes de tutoría, el horario específico para las actividades tutoriales, etc., la participación ha aumentado de manera significativa.

2. Ha aumentado la satisfacción general con el programa. Los estudiantes valoran la calidad y utilidad de la información, las actividades y el desarrollo de las sesiones de tutoría, tanto de los profesores tutores como de los compañeros tutores. Esto muestra que ha habido una mejora en el diseño de las actividades del programa y en la formación específica que se proporciona a los profesores tutores y a los compañeros tutores que participan en el mismo.

3. Al ser un programa ya consolidado, se ha estabilizado la participación de los tutores, muchos de los cuales llevan ya varios años desempeñando esta labor; esto ha redundado en una mayor experiencia y capacidad para gestionar el programa.

4. Se han conseguido los objetivos del programa de tutorías, especialmente en lo que respecta a la facilitación del acceso, la integración en la vida universitaria, el conocimiento de la Facultad, la orientación de los estudios y el proceso de aprendizaje.

5. Por último, se ha logrado que el alumnado, desde el momento que inicia los estudios universitarios, comience a planificar su proyecto académico profesional, de modo que otorgue sentido a lo que estudia y trace un itinerario formativo que le lleve a las puertas del mercado de trabajo. Este aspecto constituye un elemento de motivación importante para los estudiantes y un ejercicio imprescindible que contribuye al desarrollo de la capacidad de planificación, iniciativa, búsqueda de información, etc. La planificación del futuro académico profesional, concretada en un proyecto personal, aumenta la responsabilidad de los estudiantes por su futuro, de modo que tengan que esforzarse por definir sus intereses y por situarse en una perspectiva de proceso en función de las metas a lograr y las exigencias a cubrir.

En definitiva, el Plan Universitario de Tutorías de la Facultad de Educación ha ayudado a vincular lo académico y lo profesional, trabajando conjuntamente la esfera personal, formativa, social y profesional. Al abordarse la tutoría desde un modelo de carrera, se establece una clara proyección hacia el desarrollo profesional del alumnado a lo largo de sus estudios, creándose con el tutor una relación próxima que permite la resolución de los problemas que van apareciendo en el trayecto. Por tanto, la tutoría de carrera puede entenderse, desde la perspectiva apuntada, como una estrategia para la formación integral y continua del alumnado.

Para concluir, puede afirmarse que las ventajas que ofrece este programa hay que encuadrarlas en el marco general en el que se viene desarrollando, puesto que entendemos que hay diferentes elementos funcionales y organizativos que están en la base del buen funcionamiento del mismo. Al menos hay tres elementos que consideramos fundamentales para que este plan resulte efectivo y sea valorado de forma positiva: el apoyoinstitucional, la estructura organizativa y los procesos de formación de los agentes implicados. Sin estos elementos, que han permitido en este caso una institucionalización del programa, es difícil pensar en propuestas que vayan más allá de iniciativas pasajeras o que respondan a problemas puntuales.

El principal inconveniente ha sido el reconocimiento de la labor del profesor tutor, más allá del certificado emitido por la propia Facultad. En este sentido, hay muchas expectativas en torno a cómo quedará reconocida finalmente la labor tutorial en el estatuto del profesorado universitario. Está por verse si al profesorado se le va a reconocer sólo la docencia presencial, o si se contemplarán también todas aquellas actuaciones con el alumno relativas a la tutoría, el seguimiento, las prácticas externas o la evaluación continua; de ello dependerá, en gran parte, el nivel de implicación y compromiso del profesorado, así como las posibilidades de desarrollar una verdadera acción orientadora en la educación superior que suponga una mejora sustancial de los procesos formativos.

 

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