Introducción
Esta contribución documenta el conocimiento común de las personas de Zinacantán sobre la apropiación, aprovechamiento y regulación de los bosques que son de uso común. A este tipo de “conocimiento del sentido común”, las ciencias sociales le han llamado “representaciones sociales”, que constituyen tipos específicos de conocimiento, cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre las personas (Moscovici, 1979). Este conocimiento se construye de forma colectiva en los intercambios que las personas hacen en la vida cotidiana (Villarroel, 2007), mediante los cuales las personas asisten para explicar y comprender su mundo, y a su vez, orientan sus prácticas y acciones (Rateau y Lo Monaco, 2013).
En este sentido, la teoría de las representaciones sociales permite comprender y explicar diversos fenómenos sociales en cualquier contexto cultural (Urbina y Ovalles, 2018). Dicho de otro modo, sirven para estudiar los problemas sociales, ya sea como un marco investigativo o metodológico (Vergara-Quintero, 2008).
La información recabada se sustentó en la memoria de las zinacantecas y los zinacantecos; en los repertorios de información que se comunica entre padres e hijos, entre madres a hijas en la vida social, colectiva, comunitaria y cotidiana; en donde se construyen y se tejen las nociones de territorio, patrimonio y bienes comunes, como son los bosques.
En esta aproximación se identificó el concepto tsotsil de talel kuxlejal una noción en las representaciones sociales zinacantecas, que ordena su mundo cosmogónico. En la investigación en el terreno, se pudo documentar la preponderancia de conceptos de kuxlejal y talel kuxlejal en sus perspectivas de vida y territorio. Sin embargo, esos principios ordenadores han sido alterados por cambios económicos, por transformaciones en el ámbito de lo político, religioso y cambio generacional, que, por una parte, tuvo que ver con las fuerzas políticas indigenistas promovidas por la elite política al impulsar programas sociales: educación, agricultura, producción y desarrollo en los pueblos originarios (París, 2007), en conjunto han producido fisuras en las prácticas tradicionales y en su conciencia colectiva, originando desacuerdos sobre el presente y el futuro. A este conjunto de descensos, en este texto le hemos llamado “fisuras del kuxlejal”.
El objetivo del presente trabajo fue documentar las representaciones sociales de la población zinacanteca y los cambios producidos con relación a sus bosques de uso común en las últimas décadas. Las preguntas orientadoras, cuyos resultados aquí se exponen son: ¿cuáles son los conocimientos de sentido común que las personas de Zinacantán tienen sobre sus bosques de uso común, tanto en una mirada de pasado y de presente?, ¿cuáles han sido las prácticas para regular las acciones comunitarias sobre los bosques de uso común en Zinacantán?, ¿qué representaciones sociales sobre el uso común del bosque legitima esos aprovechamientos?, ¿qué transformaciones se han producido en la vida social de la población zinacanteca con sus bosques en la última década, como resultado de su incorporación a la economía de mercado?, ¿en particular por la expansión de la producción florícola?, ¿en este contexto, cuáles son los cambios que ha sufrido el concepto de talel kuxlejal, referente a los bosques de uso común?
Para aproximarnos a responder las preguntas planteadas, nos acercamos desde el enfoque de la teoría de las Representaciones Sociales (RS). Entendemos a “las RS como guías de acción y marco para interpretar la realidad” (Vergara-Quintero, 2008: 62). La realidad como una construcción subjetiva e intersubjetiva. Dicho de otro modo, son simbolismos creados y recreados por las personas que comparten un grupo o cultura (Araya, 2002). Las RS son un conjunto de conceptos, proposiciones e interpretaciones que se generan en la vida cotidiana a través de las interacciones y comunicaciones interpersonales (Moscovici, 1979).
Desde este marco analítico, hemos analizado las representaciones sociales y fisuras de kuxlejal mediante discursos, opiniones, las formas y modos de ver la situación actual con relación a los bosques de uso común; a través de la comunicación y conversaciones formales e informales con las zinacantecas y los zinacantecos de la cabecera municipal de Zinacantán, lugar en donde se situó la exploración empírica. Esta forma de inquirir nos permitió acercarnos a la comprensión de conceptos centrales como el kuxlejal y el talel kuxlejal, que rigen la relación que los tsotsiles de Zinacantán tienen o establecen con los bosques de uso común.
Para esta investigación, se recurrió al método cualitativo, porque las RS se estudian desde la palabra, conocimientos y experiencias de los sujetos de investigación. Como herramienta de recolección de la información (contenido de las representaciones sociales) con relación a los bosques de uso común, se hizo uso de las entrevistas en profundidad. Para las entrevistas, se elaboraron previamente las preguntas guía, entrevistas semi estructuradas en idioma tsotsil, que es la lengua de este pueblo y de la investigadora principal de esta contribución. Se aplicaron 28 entrevistas, las personas entrevistadas fueron dos comisariados comunales, tres ex autoridades municipales, seis zinacantecos, ocho zinacantecas y nueve ex comisariados, con quienes se profundizó la entrevista y se orientó la conversación hacia los bosques de uso común. Todas las entrevistas se realizaron en la lengua tsotsil, posteriormente fueron transcritas en esta misma lengua para su traducción al español. Luego, la información fue organizada por categorías y finalmente el material empírico fue sistematizado, jerarquizado y ordenado para su interpretación. Después se hizo una revisión de fuentes secundarias que permitió contextualizar y enriquecer la información.
Los resultados de la investigación muestran que la degradación de los bosques de uso común se debe al incremento poblacional por el uso doméstico, a la progresiva incorporación de su población a la economía de mercado, con la introducción y desarrollo de la floricultura intensiva y al cambio político. Estos cambios han contribuido a la degradación de los bosques de uso común, las fracturas sociales que ocurren en otros campos de lo social suelen expresarse también en las representaciones sociales, ya que estas son los marcos para interpretar la realidad, pero también para la construcción de la realidad social, tal y como fue observado por Moscovici.1
El talel kuxlejal: Un concepto en las epistemologías de lo imaginario de los zinacantecos
Los tsotsiles zinacantecos, como cualquier otro pueblo originario o “indígena”,2 han desarrollado sus conceptos en sus propias lenguas y cosmovisión. De estas destacan las que tienen que ver con su territorio o territorialidad, como por ejemplo la noción de kuxlejal,3 que es un concepto compartido con otros pueblos de habla maya en la región. El kuxlejal o skuxlej (la vida de alguien) de cada uno de las zinacantecas y los zinacantecos está entramado con el talel kuxlejal. El talel kuxlejal tiene que ver con la costumbre, identidad, la cosmovisión, los conocimientos, entre otras que la comunidad ha creado y recreado a través del tiempo. En la indagación en el terreno recuperamos la voz de Mariano Reynaldo Vázquez que lo refiere como:
Li talel kuxlejale ja’ li costumbre, li tradición. K’u x-elan nitil tsakalotik ta ju jun jteklum, k’u x-elan jtalel jkuxlejtik, sk’oponel kajvaltik, k’u x-elan chkiltik ti osil balamile, ja’ talel kuxlejal li ku x-elan chi ve’otike, li kosmovisione, ja’ skotol taje, pero oy smelolal ta juju koj (Mariano Reynaldo Vázquez, septiembre ta 2023).
[El talel kuxlejal es la costumbre, la tradición. La forma de organización social de cada pueblo, nuestro propio modo de vivir la vida, la forma de acercarnos a nuestros dioses, la forma de percibir nuestro medio ambiente, eso es el talel kuxlejal. También, es talel kuxlejal el modo de alimentarnos, el llamado cosmovisión. El talel kuxlejal engloba todo ello (Mariano Reynaldo Vázquez, septiembre de 2023)].
La explicación de Mariano Reynaldo es muy similar a la del tseltal Juan López Itzín; para él, el talel kuxlejal o stalel skuxlejal es el modo de ser, de percibir el mundo, las costumbres; una herencia de las ancestras, los ancestros y de la sociedad; es un modo propio de ser -estar y existir en el universo- (López, 2013), es la acción. En otras palabras, el talel kuxlejal es la raíz cultural de los mayas tsotsiles, el continuum del jts’umbaltik (López, 2013), un hilo conductor que guía a los tsotsiles de generación en generación. Esta puede ser comprendido como una representación social que une las distintas dimensiones del modo de vida de los tsotsiles.
Mientras que el Kuxlejal representa la vida y lo que le da sentido a la vida es el talel kuxlejal. La vida de los zinacantecos y las zinacantecas está integrada por cuatro dimensiones que son: jch’uleltik (alma o conciencia), osil balamil (ambiente o medio ambiente), jts’unubtik-jve’eltik (sistema de producción y alimentación) y jbek’tal jtakupaltik (cuerpo-físico) (Figura 1). En conjunto, y a la vez en cada una de estas dimensiones, es en donde emergen y se manifiestan sus modos de ser, pensar, creer, y sus prácticas sociales, productivas y culturales; es decir, las representaciones sociales de su mundo.

Figura 1 Las distintas dimensiones que tejen el talel kuxlejal de los tsotsiles zinacantecos. Fuente: Elaboración propia.
De las dimensiones más relevantes en ese pensamiento cosmogónico destaca el de la dimensión ch’ulel. Este es un componente fundamental en el kuxlejal (vida) porque es la vela o cirio de la vida, se expresa en la salud, conciencia y en el chanul o vayijelal (compañero animal) (Lunes, 2011; De León, 2005). En el jbek’tal o sbek’tal stakupal (su cuerpo) es el medio en donde se manifiesta el ch’ulel, el espacio de conexión e interacción con el osil balamil (medio ambiente) y la sociedad, y el núcleo donde se construye la identidad de las y los tsotsiles (Page, 2005). El osil balamil es el universo-territorio, otorgador de la existencia y subsistencia, morada de las deidades, el medio donde se construye la cosmovisión. Y el jts’unubtik es la base de la sobrevivencia y fuente de alimentación individual y familiar.
El talel kuxlejal no es algo que sea único, propio, sino que es una composición, recreación con otros mundos; es decir, es un entrecruzamiento de la cultura maya tsotsil y otra cultura, a la que le denominan skostumbre jkaxlanetik (costumbre de ladinos). Por ello, cuando hablamos de las zinacantecas y los zinacantecos no hay que entenderlos como unos simple campesinos que se aferran en practicar la agricultura tradicional, conservando sus bienes naturales, compartiendo una misma creencia y manteniendo la unidad en colectividad, pues, su kuxlejal de las zinacantecas y los zinacantecos está entramado a una diversidad de actividades, de creencias y redes de relaciones sociales que se han ido tejiendo a lo largo del tiempo, que están presentes en sus conceptos de vida, en las epistemologías de lo imaginario, en sus representaciones sociales (Vergara-Figueroa, 2020).
Vale decir que la raíz cultural (el talel kuxlejal) construido material y simbólicamente ha sido trastocado con el paso del tiempo por los distintos procesos históricos (Viqueira, 1999), por ejemplo, la conquista de los españoles, la reforma agraria, las políticas indigenistas y la expansión económica; lo que ha dado lugar a distintas fisuras, tanto en la estructura social, política y económica de la población zinacanteca. El fenómeno es multicausal, está relacionado con factores internos, como la vulnerabilidad social, el incremento poblacional, las formas de gobierno consuetudinarios; y externos, como la intervención de agentes que han introducido innovaciones económicas, el sistema político (Rus y Collier, 2002; Collier, 1989) y los modelos del sistema educativo nacional, luego asumidos y promovidos por los propios zinacantecos y zinacantecas.
De esta manera, las distintas dimensiones que compone el talel kuxlejal de cada zinacanteca y zinacanteco se ha ido transformando. Esta transformación ha dado lugar a distintas rupturas en los conocimientos, el uso y la importancia de algunas especies de plantas y árboles medicinales; en las prácticas, como el manejo tradicional de los bosques y suelos, y en la colectividad. En el proceso se generan conflictos y tensiones, que se traducen en desacuerdos, abandono o cambio de alguna práctica o conocimiento. Estos cambios no solo se dan a nivel individual, sino también en lo familiar y comunitario, y, entre otras cosas, modifican los conceptos y entendimientos sobre las nociones que regulan el acceso y aprovechamiento de los bosques de uso común. A este conjunto de alteraciones, en este texto, le denominamos las fisuras del kuxlejal.
Al no haber jun jnopbentik, tsobol jol ko’ontik4 en la comunidad, se interrumpe la continuidad del talel kuxlejal legitimado por la propia comunidad, por los ancestros y autoridades -tanto civiles y religiosos-. Como consecuencia se crea un desorden social y se altera la armonía del kuxlejal de la comunidad (por ejemplo, divisionismo, desacuerdos y conflictos internos), en lo colectivo e individual. Por tanto, las RS no están ajenas de los conflictos (Castorina, 2016), pues son generadores de posturas (Rubira-García y Puebla-Martínez, 2018); y están creándose y recreándose al interior de una colectividad o grupos sociales.
Ubicación y características naturales del municipio de Zinacantán
Zinacantán, forma parte del origen geológico conocido como alto bloque central, caracterizado como sikil osil (tierra fría), al que conocemos como la región Altos de Chiapas. Esta clasificación se debe a la estructura montañosa que conforma la región; montañas compuestas de diversos materiales geológicos que combinados con su posición latitudinal y geográfica dieron origen a valles de distintas características climáticas, diversos tipos de suelos y una gran diversidad florística (Mera, 1989; Collier, 1976).
Zinacantán se caracteriza por tener un clima dominante de tipo templado subhúmedo (sikil osil), una mínima parte de su territorio es de clima semicálido subhúmedo y cálido subhúmedo (k’ixin osil) (Comité Estatal de Información Estadística y Geográfica,5 2023), con lluvias en verano, que tiene lugar en los meses de mayo a octubre (vo’tikaltik), y los meses de diciembre-abril son la temporada de sequía (korixmatik), pero, en los meses de diciembre a enero -son los meses más pronunciados- son acompañados con heladas nocturnas (taivtik). Las variaciones climáticas y las elevaciones forman diferentes tipos de vegetación que compone el paisaje natural del municipio de Zinacantán (Breedlove, 2013).
Organización territorial y división de la tierra
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2020), Zinacantán tiene una superficie territorial de 19 461 ha (194.61 km2), de las cuales, de acuerdo con el Padrón e Historia de Núcleos Agrarios (PHINA, 2023), 17 008 ha corresponde a la propiedad ejidal, 2 453 ha a la propiedad comunal. Sin embargo, la superficie reportada solo contempla los núcleos agrarios certificados (Cuadro 1), dejando afuera una gran parte del núcleo comunal y la pequeña propiedad que forman parte de la extensión territorial del municipio. En efecto, el territorio zinacanteco representa, aproximadamente, un poco más del 50 % del núcleo ejidal, 45 % del núcleo comunal y el resto de la pequeña propiedad.
Cuadro 1 Núcleos y superficie total de ejidos y comunidades certificados en el Municipio de Zinacantán, Chiapas. Fuente: elaboración propia con base a PHINA (2023).
Núcleo agrario | Nombre del núcleo agrario | Superficie en hectáreas | Estatus agrario |
---|---|---|---|
Ejido | Jobchenon (Jok’chenon) | 6 336.85 | FANAR (Fondo de Apoyo para Núcleo Agrarios sin Regularizar) |
Ejido | San Joaquin-Yalentay (Yalebtaiv) | 405.52 | CONSTITUCIÓN (Con resolución presidencial) |
Ejido | Santa Rosa | 3 249.00 | PROCEDE (Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares) |
Ejido | Zinacantán | 7 017.08 | PROCEDE |
Total, ejidal | 17 008.45 | ||
Comunidad | Jocotal catichtic (Okotal K’atixtik) | 78.17 | PROCEDE |
Comunidad | Navenchauc- Apaz (Navenchauk-Apas) | 2 375.35 | PROCEDE |
Total, comunidad | 2 453.52 | ||
Superficie Total | 19 461.97 |
Las tierras comunales, o denominados comunidades agrarias, tuvieron su origen en la época colonial. Se trata de tierras devueltas a las comunidades y han sido reconocidos legalmente por el Estado mexicano (Bárcenas, 2017), les asignaron tierras para el asentamiento humano, parcelas de trabajo y tierras de uso común (Morett-Sánchez y Cosío-Ruiz, 2017). Estas, al igual que el ejido,6 se caracterizan como bienes de propiedad colectiva o social, y son inalienables (propio), intransmisibles, inembargable, salvo los casos establecidos en la Ley Agraria (Ley Federal de la Reforma Agraria).
En los núcleos ejidales y comunales existen tres tipos de tenencia de las tierras: las tierras parceladas y certificadas, tierras del asentamiento humano y las de uso común (Torrez-Mazuera, 2023). Estas últimas son aquellas tierras que no son reservadas por la asamblea para el asentamiento humano, ni destinadas y asignadas como parcelas; constituyen el sustento económico de la vida de la comunidad, y existe un reglamento interno regulado por la asamblea para su uso, acceso y aprovechamiento basado en la Ley Agraria.
El municipio de Zinacantán se conforma por 65 localidades, 29 corresponden al núcleo comunal (comisariados de bienes comunales, febrero de 2023), entre ellas, la cabecera municipal a la que se conoce como jteklum. En jteklum están presentes seis tipos de propiedad de la tierra: comunal, ejidal, propiedad privada, la colonia7 y la del gobierno.
En esta investigación se abordó únicamente el núcleo comunal, específicamente la tenencia de la tierra de uso común de la cabecera del pueblo zinacanteco (Figura 2). Esta, además de ser el centro donde emanan las organizaciones religiosas, sociales y políticas, se ha caracterizado por impulsar dos actividades económicas de suma importancia para las familias zinacantecas: el turismo y la floricultura. La última, recientemente, promovió la instalación de un mercado de flores.
La cabecera municipal de Zinacantán se ubica a 11 km de la Ciudad de San Cristóbal de las Casas; la mayor parte del valle que lo compone circundan los bosques de uso común. A simple vista se puede observar un solo pueblo, sin embargo, para los habitantes se divide en dos secciones: ak’ol y olon jteklum. Entre los dos tiene una población de 5 575 habitantes (INEGI, 2020).
El terreno de los ancestros: makbil balamil
El origen del terreno comunal (en tsotsil yosil komunal) en la cabecera municipal, narrada por los propios zinacantecos, tuvo lugar de los primeros pobladores que se asentaron en este valle, no tienen memoria de cuando fue, solo recuerdan las narrativas de los abuelos y abuelas que antes eran tierras libres (carecían de dueños). Estos terrenos han sido ocupados desde antes de la llegada de los españoles, por ello, lo reconocen como el terreno de los ancestros; y ha sido heredado de generación en generación a través de linaje familiar en la mayoría de los casos.
La historia de la tenencia de la tierra del pueblo zinacanteco no puede separarse de los procesos políticos territoriales que han tenido lugar desde el siglo XVI. Por ejemplo, la fundación de los municipios de los Altos de Chiapas fue resultado de la intervención de los dominicos españoles iniciado en 1545 (Viqueira, 2002). Mas allá de la historia, para los zinacantecos, el asentamiento de los primeros pobladores en la cabecera municipal dio origen, también, a los terrenos de uso común, y tuvo que ver con las formas de apropiarse de los terrenos. Una forma de adueñarse de los terrenos era demostrar que las podían trabajar y cércalos con vallas naturales:8
Li ba’yi jnaklomaletike jamal ta smakik, buch’u sk’an tsake, ta stsak, jamal li osile, ch’abal yajval, me xmak a vu’un li osile mako ti bu k’al xmak a vu’une, buch’u sk’an chbat ta te’tike ta xbat. Pero k’alal ochtal li reforma agrariae ja’ te stsak smelol jutuk xch’akulanik ja´ kom k’uch’al terreno solar, parcelario, oy uso komun (Rodolfo, julio ta 2023)
[Los primeros pobladores ocuparon los terrenos, los campos. Y cualquier persona podía ocuparlos, no tenía dueño, si puedes cercarlos (cercarlos para el acaparamiento) lo cercabas la extensión que quisieras. Pero cuando llego la reforma agraria fue en donde hubo orden un poquito, repartieron los terrenos, entonces quedo dividido los solares, el parcelario y el de uso común (Rodolfo, julio de 2023)].
En ese entonces, los terrenos cercados fueron los más aptos para el trabajo agrícola, la siembra de milpa y la construcción de viviendas, ya que eran los terrenos más planos, con poca pendiente y los menos pedregosos. Pero con el tiempo, esta práctica fue limitada. Los ancianos zinacantecos decidieron prohibir el acaparamiento de estas tierras, y así surgieron las áreas conocidas hoy en día como komon osil, yosil jteklum, yosil jlumaltik o sobra osil, estos términos refieren al terreno (o los terrenos) de uso común. El término más comúnmente utilizado para referirse a los terrenos de uso común es el yosil jteklum.
Los terrenos de uso común son los que, en su mayoría, no son aptos para la producción agrícola, presentan pendientes muy pronunciados, son áreas boscosas fragmentadas. Para nuestro caso, solo nos enfocaremos en la superficie de uso común que son zonas boscosas, a la que denominaremos bosques de uso común. Estas áreas tienen nombres específicos descritos por las zinacantecas y los zinacantecos: ya’al uch (‘agua de tlacuache’), chik’om met (‘lugar donde se hornea el maguey’), xokomaltik, chok’o, tsemen vits, va’al ton (‘piedra parada’), ninab chilo’ (‘manantial chilo’), xlok’ yo’on ton (‘piedra con el corazón afuera’), xan kixtoval (San Cristóbal), mukenal (‘panteón’), yok sisil vits (‘pie del cerro sisil’) y cha’yom k’aep (‘vertedero’), entre otras.
Bosques de uso común: yosil jteklum
La zinacanteca y el zinacanteco siempre se refiere a yosil jteklum cuando se le pregunta por sus bosques de uso común. No obstante, algunos emplearon el termino kolem te’tik,9 pero, para hacer referencia a los bosques de uso común, es importante y necesario mencionar en dónde se ubican. Así, tienen presente que los bosques de uso común se sitúan en el yosil10jteklum (Figura 3), y para ellos es una propiedad colectiva.

Figura 3 La relación del osil (terreno) con otros elementos del medio ambiente (osil balamil). Imagen de tres cruces en la cabecera municipal Zinacantán. Fuente: Elaboración propia.
Las diversas reglas de uso y acceso de los bosques de uso común se determinan a nivel de asamblea, en la que únicamente participan hombres. La máxima autoridad para administrar los bosques de uso común después de la asamblea son los comisariados de bienes comunales (Figura 4); entre sus múltiples actividades incluye la intervención de las diferentes situaciones relacionadas con los terrenos de bienes comunales y vigilar los bosques de uso común.

Figura 4 Esquema organizacional de uso y accesos de los bosques de uso común en la cabecera municipal.
Las reglas parecen muy simples: nadie puede hacer uso de los bosques para beneficio personal, hacer cosas indebidas (quemar, o talar grandes cantidades). Pues, tienen un solo propósito común, su uso se limita a la comunidad, por ejemplo, si se necesita un espacio para construir un tanque de agua, o si se ocupa madera para las iglesias, la misma se usa para abastecer de leña a las familias y los que tengan un cargo religioso, así como proveer de plantas ornamentales y medicinales para las diversas rituales y ceremonias que se llevan a cabo en la comunidad y en las familias.
Para la obtención de la leña y las hojas de los pinos sólo se debe aprovechar las ramas de los árboles. El acuerdo establecido para la carga de la leña solo debe ser en mecapal.11 Sin embargo, con la introducción de los mototaxis en el 2014 algunas familias comenzaron a ir a los bosques de uso común con más frecuencia y a transportar la leña en mototaxis o automóviles. Esto provocó inconformidad a la población y autoridades debido a la disminución y fragmentación acelerada de los bosques, así que, acordaron multar a las personas que se sorprenda trasportando leña en mototaxis, con excepción a los que tengan un cargo religioso.
Las reglas existen únicamente en palabras y en la memoria, porque normalmente, no están escritas; salvo situaciones en las que deba redactarse un acta de acuerdos. Por ello, las zinacantecas y zinacantecos normalmente los conocen como acuerdos y no como normas o reglas. Las sanciones por incumplimiento van desde pagar una multa12 y la cárcel.
Los bosques de uso común no cuentan con ningún documento que avale que es de propiedad colectiva, tampoco los zinacantecos tienen idea de cuántas hectáreas existen bajo esta categoría, incluso, los más jóvenes desconocen su ubicación. Para muchos zinacantecos, el no contar con un documento que avala que es propiedad colectiva los bosques de uso común -yosil jteklum- ha sido objeto de irregularidades a lo largo del tiempo. Aseguran que algunos zinacantecos se han aprovechado apropiándose de ella sin que se les reclame. Por esta misma razón, algunas localidades como Xulvo’ se han preocupado por el desconocimiento y de las irregularidades que han estado surgiendo alrededor de ella, como se detalla en la siguiente narrativa:
Ch’abal to’ox svunal, mu stak’ na’el jayib hectárea oy. K’ajom jna’ojkotik ta jol ko’ontikotik, ta xkaltikotik ti oy komon osil ku’untikotike. Ja’ yech un, k’alal ch’abal svunale me oy much’u sts’akinoje oy onox much’u ta xelk’an li osile. Oy bu k’otem ta pasel yech…pero ja’ xa ti k’u x-elan ta snopik jujun paraje, me chich’ik ta muk, ja’ xa ta snopik li komunaletike, li representanteetike, li paraje (Reynaldo, septiembre ta 2023).
[No tenía documento, no sabemos cuántas hectáreas son, solo sabemos en nuestra memoria, en nuestras palabras que tenemos bosques uso común. Además, sin documento, si alguno colinda con los boques de uso común puede acaparar una fracción de ella sin que nos demos cuenta, como ha sucedido en otras partes… pero depende del interés y de los acuerdos de los comisariados, de los representantes y de la asamblea de cada localidad] (Reynaldo, septiembre de 2023).
Lo anterior, desde el punto de vista de los zinacantecos, se debe a la falta de interés y el desconocimiento que se tiene con relación a los bosques de uso común por parte de la población y de los comisariados de bienes comunales. Principalmente de las autoridades que compone la vigilancia de los bosques de uso común, quienes son los encargados inmediatos de vigilar y resguardarlo.
Por otro lado, los bosques de uso común no solo son propiedad de la comunidad, sino también parte del patrimonio colectivo de la población zinacanteca; ya que en ella realizan algunas actividades, como rituales, el abastecimiento de leña, plantas medicinales, alimentos y adornos para las diversas celebraciones de la comunidad y de las familias. Además, preservan los caminos ancestrales que conecta a otras localidades y los ojos de agua. Pero, desde algunas décadas, los bosques de uso común han sido alterados debido principalmente al crecimiento poblacional; lo que también ha afectado algunas de las prácticas, como el proveer de leña a las familias y la desaparición de los ojos de agua.
El incremento de la población y los bosques de uso común
Las zinacantecas que acceden a los bosques de uso común para extraer leña, recuerdan que antes de los años ochenta, podían conseguir la leña fácilmente sin necesidad de ir más lejos. También recuerdan que abundaban muchos encinos (Quercus), pero que debido al aumento poblacional los bosques de uso común se fueron degradando y fragmentando; dejando solamente aquellas partes de difícil acceso y cercanas a los lugares sagrados. Y fue:
Vokol xa ta tael li si’e, k’unk’un i laj ku’untik li te’etike, yu’un ti vo’nee nakato’ox si’ ta jtunestik jkotoltik, k’usuk noxtok un li p’olotik, va’i un mu xa xk’aktik ch’iuk tal li te’etike, ta jbojtik li sk’elomtake, li bik’tal t’etike (Mariano Pérez, abril ta 2023).
[Cada vez fue más difícil conseguir leña, ya que en aquellos tiempos todos dependían solamente de la leña para cocinar, además, nos fuimos aumentado más y más lo que dio una continua y acelerada degradación de los bosques, y fue cada vez más difícil permitir la regeneración de los árboles (Mariano Pérez, abril de 2023)].
La causa principal de la disminución de los bosques de uso común se le atribuye al aumento de la población. Aseguran que, en décadas anteriores, los zinacantecos solo empleaban la leña para cocinar sus alimentos; y la demanda aumentó cuando la población creció, lo que vino a afectar los bosques de uso común, pues, “al haber más zinacantecos, abrieron otros espacios para sembrar más milpa, demandaron mayor cantidad de leña y madera para la construcción de casas” (Juan, julio de 2023).
El aumento poblacional representó la eliminación de árboles grandes y la fragmentación de los bosques de uso común, el cambio del paisaje, así como la escasez de leña y de algunas especies de plantas y animales que tienen alguna importancia para la población. Hoy en día, las zinacantecas y zinacantecos adultos conciben un empobrecimiento de la riqueza que componía los bosques de uso común de la cabecera municipal:
Oy to’ox k’usi oy ti vo’onee, stato ox ta ilele li jtote li te’tikal chitom, te’tikal chij. La vie ch’abal xa k’usi oy, ch’ay li te’etike, i laj. Li vo’ne krichanoe ch’abal ep, le’ nox nopol ta sta li si’ike. Le’ ta sbelel pat-osile ep to’ox te’tik, oy ta jmek li si’e, kolem te’tike. Pero, stsobsba cha’chop li jsi’bile: ta pat-osil i ta ok’ol jteklum, la vie li ak’ol jteklume li pat osile ta snup saba ta be, laj un, ch’abal xa, naka xa vach’, jich’il vach’. Laj li muk’tik te’etike cha’bal xa k’usi más oy, ch’abal xa ta tael li te’tikal tuixe, li checheve, yisim chije (Rosa, ta julio 2023).
[Antes había muchas cosas dice mi papá, había jabalí, venado. Hoy en día ya no hay nada, porque ya no hay árboles. Además, antes, no había muchas familias y la leña se podía conseguir fácilmente. Por el camino de Pat-osil había muchos árboles, mucha leña en los bosques de uso común. Pero cuando la gente comenzó a venir de Pat-osil, de ak’ol jteklum se acabó, ya no hay nada, solo queda las ramitas, la leña ya solo es ramita de los brotes. Y como ya no hay árboles grandes tampoco podemos encontrar el cebollín de monte, chechev, yisim chij (hongos silvestres comestibles) (Rosa, julio de 2023)].
El empobrecimiento de los bosques significó la escasez de especies de plantas y fauna, y la desaparición de hongos comestibles. En la lógica de los zinacantecos es que, al no existir árboles grandes (principalmente encinos), las pocas especies de plantas que eran comestibles o tenían algún uso se extinguieron, y desaparecieron algunos ojos de agua que se conservaban entre los árboles.
En los últimos cinco décadas ha habido un aumento poblacional como se demuestra en la siguiente figura:

Figura 5 Crecimiento poblacional en cinco décadas. Fuente: elaboración propia con los datos del Subsistema de Información Demográfica y Social (INEGI, 2020).
En cinco décadas la población casi se cuadruplicó, incrementó en un 296 % lo que quiere decir que hubo más habitantes que demandaron bienes naturales y servicios. Por una parte, la presión ante la falta de tierra fue cada vez más notoria, el valle de la cabecera municipal de Zinacantán se cubrió de casas -e invernaderos- (Figura 6) y la población empezó a demandar tierras en ladera y en lugares montañosos.

Figura 6 Cambios en paisaje de la cabecera municipal de Zinacantán. Fuente: imagen a la izquierda del Acervo Fotográfico del INPI, s.f.; imagen a la derecha por J. Cruz, 04 de diciembre 2023.
Por otra parte, según Mariano Arias, tras observar la falta de leña y árboles en los bosques de uso común, los zinacantecos aprovecharon el programa de reforestación que promovió el gobierno en los años 80.13 Mariano Arias, conocido como Marian K’ojcho, encabezó y gestionó en las instancias gubernamentales el proyecto de reforestación:
Jpaskotik reforestar yu’un ch’abal te’etik, naka tontik, mu nan xch’i li te’etike, ja’ linaka tsa’ si’ li krixchanoe ja’ ch’abal o lo te’etike naka vach’tik. Pero tun k’uchal sa’ob abtelli ts’un te´e, ta xi tojekotik li much’utik abtejike. Li’ mismo spasik li planta xtoke, xbat sa’ik tuluk’al toj (Marian K’ojcho, ta julio 2023).
[Reforestamos porque no había árboles, los árboles ya no llegaban a su madurez porque la gente buscaba leña constantemente. Pero, el programa de reforestación también sirvió como fuente de empleo, nos pagaban por reforestar. Acá mismo germinábamos los arbolitos… (Mariano Arias, julio de 2023)].
A partir de entonces, junto con las autoridades de bienes comunales acordaron no talar los árboles, principalmente los árboles de pino, y fueron vigilados por un tiempo por las mismas personas quienes participaron en la reforestación; esta restricción formaba parte de los reglamentos del programa de reforestación. Las personas que eran sorprendidas, principalmente mujeres, les confiscaron los machetes, en ocasiones, las hacían pagar una multa. Aseguran que a partir de la reforestación hubo mayor restricción en el acceso a los bosques de uso común durante muchos años, y hasta la fecha se prohíbe talar los árboles de pino. Por lo que año tras año, al celebrar del día de muertos, los comisariados de bienes comunales, en conjunto con los representantes de la cabecera municipal, recuerdan a las habitantes solo aprovechar las hojas y las ramas, y no talar dichos árboles.
Bosques de uso común y las fisuras en su manejo: se rompieron las reglas
Los zinacantecos adultos y ancianos recuerdan que en los bosques de uso común había árboles de gran tamaño, epífitas, bromelias, orquídeas y otras especies de plantas. Al respecto, en el estudio realizado por Seidl y colaboradores (2011), señalan que:
En Zinacantán cabecera el cambio de los bosques inició hace mucho tiempo, aproximadamente cuarenta años o más, mucho antes de la introducción de la floricultura. Solo las personas muy mayores recuerdan todavía cómo era el bosque antes en ese lugar y adjudicaron la pérdida del mismo al crecimiento demográfico y el avance de la mancha “urbana” (Seidl et al., 2011: 107).
Estos autores se basaron en las entrevistas realizadas a las personas de más edad en cuatro localidades de Zinacantán, entre ellas la cabecera municipal. Ellos concuerdan que el panorama de los bosques en el pasado era completamente diferente al que existe hoy en día. En este cambio, no solo tuvo que ver el aumento poblacional, sino también la fragmentación de la colectividad por la intervención de los partidos políticos. El partido establecido en las comunidades de los Altos de Chiapas fue el Partido Revolucionario Institucional (PRI), este partido era el partido oficial de México (Henríquez, 2000).
En Zinacatán, el PRI había sido el partido único desde su establecimiento (Collier, 1995), se puede decir que la población de los votantes se mantuvo unida, en el sentido de que no había subgrupos al interior de Zinacantán (inicios de los años 40 aproximadamente), esto generaba una colectividad dentro del municipio que permitía llegar a acuerdos y acatar reglas que en asamblea se establecen.
Al interior de Zinacantán la colectividad significa unión, fortaleza, orden y tranquilidad para la comunidad. Sin embargo, esta se fisura cuando se forman subgrupos dentro de ella. Es decir, cuando en su interior surgen conflictos, imponen determinadas diferencias que se basan en intereses económicos y políticos. Debido que, a lo largo del tiempo, han surgido actores como agentes que promueven y reproducen cambios al interior de la sociedad zinacanteca (Llanos, 2005). En su mayoría inclinados en buscar oportunidades y espacios por intereses personales. Dichos agentes son los denominados Moletik (lideres o caciques) en la que se caracterizan por tener seguidores (Collier,1995):
Ta yutil jlumatike oy control, ja’ li caciquismo, li moletik ta vo’onee i k’alal to tana ja’ chich’ ch’unbel li k’usi chalike, me oy k’usi yalik li más kremotike muk’u tsakbil porque li moletike oy sjolik k’u x-elan ta spasik ta mantal li krixchanoetike. Yecho’ un, li k’usi yalike ja’ chk’ot ta pasel (Manuel, ta julio 2023).
[Dentro de nuestra comunidad existe control, porque existe el caciquismo, los moletik de antes imponían o imponen, lo que ellos decidían eso se hace, si opinan los más jóvenes no se les toma en cuenta porque los moletik tiene estrategia dentro de la asamblea para callarlos, de esta manera, la opinión de ellos triunfa sobre otras opiniones (Manuel, julio de 2023)].
La división colectiva, también, tuvo consecuencias en los bosques de uso común, debido que ya no hay consensos colectivos por la división social que se ha generado a través de los partidos políticos. Esto, representó para la sociedad un debilitamiento en los distintitos acuerdos legitimados, y fracturó el compromiso de las personas hacia la colectividad. Pues ya no existe una sola colectividad y una sola autoridad, sino grupos que reconocen a de distintas autoridades.
El partido PRI en Zinacantán, era un partido hegemónico, pero con la llegada del Partido Acción Nacional (PAN), en 1976, más tarde la Revolución Democrática (PRD), en 1995 (Collier, 1995), han ido generando fisuras dentro del tejido social y los partidos se convirtieron en parte de la vida cotidiana y esto afectó las formas de tomar decisiones y, de alguna manera, regular las acciones hacia los bosques de usos común:
Lavie, li ta te’tik yo’ komon osile ch’abal xa k’usi oy, naka xa unen te’etik. K’alal chi ech’ ta xanvil ta bee naka to’ox muk’tik te’etik. K’usuk más to’ox cha’bibil ti vo’ne’e, stak’ onox jsa’tik un, pero ja’ nox li sk’obtak li te’e, ja’ yech lok’em mantal. Pero, k’unkun i cha’y ku’untik un, ja’ k’ucha’al i ch’ak li krixchanoe skoj li partidoe (Anastasio, julio ta 2023).
[Hoy en día, nuestros bosques de uso común ya casi no hay nada, ahora puro arbusto. Antes cuando yo pasaba por ahí eran árboles grandes, se cuidaban, se vigilaba. Se podía cortar, pero sólo las ramas y no el árbol; eso era el trato. Pero el acuerdo se fue debilitando cuando la gente se dividió por el partido (Anastasio, julio de 2023)].
Antes de la formación de subgrupos por partidos políticos, las familias zinacantecas se sostenían bajo un solo concepto de territorialidad común, que de una y otra forma regulaba y ordenaba la vida social, desde la cosmovisión, al asumirse como descendientes de dioses ancestrales (Vogt, 1979). El aprovechamiento de los bosques estaba regulado bajo la vigilancia de las autoridades comunales y de los propios ciudadanos. Las reglas limitaban su uso a la recolección de ramas y cuidaban de limitar su corte. Pero esto, se debilitó cuando se crean divisiones económicas y políticas internas que relativizaron esos mandatos sociales. Y en la medida en que los valores de la economía de mercado han penetrado a través de la floricultura de exportación, y el crecimiento de población a la migración. Los consensos internos sobre el manejo de los bosques de uso común se fueron debilitando y esto ha dado lugar a su deterioro.
Para muchos zinacantecos, esta situación ha representado un desorden social, como se ilustra en la siguiente narrativa:
K’usi chal li krixchanoetike: ak’u spas li presidente, ja’ stu, ja’ chtojeo li yaj ambteltake, xi’ik. ¿K’usi stak’ jpasitik un? ¿Much’u xu’ jtsaktikta k’op un? Bak’intike ta stsak sbaxa ta partidoun. Ak’ume oy akuerdo ta jote, ta jote ch’abal, oy o choque, yech’o, cha’bal much’u ta xch’un, much’u ta spas, ch’abal respeto, jinil vuk’ulotik-o (Manuel Hernández, mayo ta 2023).
[La gente que dice: que lo haga el presidente, para eso lo pagan, para eso tiene trabajadores. En este caso, ¿qué podemos hacer?, ¿con quién vamos en contra? Y a veces, se van por partidos, aunque, por un lado, lleguemos a un acuerdo, pero los de otro grupo dicen no; hay un choque siempre, por eso nadie cumple, nadie respeta, vivimos todos desordenados (Manuel Hernández, mayo de 2023)].
La transición del sistema milpa y el desarrollo económico basado en la floricultura
Antes de la llegada y consolidación de la floricultura, los zinacantecos habían desarrollado su propia tecnología agrícola a través del sistema milpa, que consiste en la asociación de cultivos de maíz, frijol, calabaza, entre otros. Las prácticas agrícolas dependían principalmente de los factores naturales, de la utilización de herramientas manuales y la selección de semillas adaptadas a las condiciones locales, de tal forma que, los tsotsiles desarrollaron un amplio conocimiento sobre las condiciones físicas y bióticas del medio ambiente local, dando origen a una agricultura de temporal propia de los Altos de Chiapas (Alemán y López, 1989).
Las actividades agrícolas han estado estrechamente relacionadas con el uso de las áreas boscosas mediante la rotación de tierras bajo el sistema Roza-Tumba-Quema (R-T-Q14). Anteriormente los periodos de rotación eran prolongados (de 25 años a más) lo que permitía la regeneración de los árboles conformado nuevamente un bosque. Pero, a través del tiempo, los periodos se fueron acortando debido principalmente a la escasez de las tierras, al aumento poblacional y la llegada de nuevas lógicas de producción agrícola (Alemán y López, 1989), lo que ha impactado notablemente en los ecosistemas forestales.
Hasta antes del siglo pasado, la mayor parte de las familias zinacantecas se dedicaban a la siembra de maíz bajo el sistema milpa basado en la R-T-Q (Collier, 1989). Esta actividad productiva se consolidó durante varias décadas, incluso, era una actividad próspera para muchas familias zinacantecas en tierras bajas (olon osil) (Collier, 1989). Para su desarrollo se requería de mano de obra por lo que las familias optaban, ya sea, por contratar a otros zinacantecos y campesinos provenientes de San Juan Chamula, o realizaban el cambio de mano o mano vuelta. Esta última era una forma de organización social que facilitaba el desarrollo de la agricultura de temporal.
Por otro lado, a mediados del siglo anterior, con la introducción de árboles frutales como la pera, ciruela y durazno, impulsada por el ini (Instituto Nacional Indigenista), los zinacantecos comenzaron a diversificar el uso de sus espacios (parcelas); los traspatios y los bosques se fusionaron con la milpa y con las variedades de árboles frutales. La introducción de árboles frutales, aparte de abrir otras zonas boscosas, promovió la construcción de canales de agua conocidos como ulbal para su riego. Además, contribuyó a la movilización de los zinacantecos a los mercados locales para su venta, combinando con la venta de plantas medicinales y flores silvestres; lo que, posiblemente, más tarde impulsó a los zinacantecos a cultivar flores de corte, ya que, a diferencia de los árboles frutales, la producción de flores es en menor tiempo.
La reproducción social de la mayoría de la población se basaba en cultivos de subsistencia como el maíz, la venta frutas, hortalizas, en la incipiente de la floricultura, y la venta de la fuerza de trabajo por lo que migraban a otros lugares (Rus y Collier, 2002; Collier, 1989; Alemán y López, 1986). Esta última, en aquellos tiempos, representaron una etapa de reproducción social muy difícil, debido a que durante meses algunos hombres zinacantecos y algunas familias completas tenían que abandonar sus tierras, sus casas y la comunidad para ir a trabajar. En consecuencia, se daba el abandono y la falta de convivencia familiar y colectiva. Además, en su condición de indígenas enfrentaban diversas situaciones (Desconocimiento del lugar y la dificultad de relacionarse) por no hablar bien el español (Benito de la Torre, julio de 2023). En el caso de los hombres que migraban hacia las ciudades, ya sea dentro o fuera del estado, sufrían por no tener un espacio donde dormir, por consumir alimentos que no acostumbraban y por abandonar a su familia por periodos largos.
Por ello, la introducción de la floricultura significó para los zinacantecos el fin aparente de las dificultades y sufrimientos que experimentaron los abuelos y padres. Esta actividad ha sido una fuente de trabajo familiar que permite obtener ingresos a corto plazo, a diferencia del maíz. Los primeros zinacantecos que lograron consolidar la floricultura a nivel familiar ya no tuvieron que migrar a otros lugares, lo que hizo que otras familias se fijaran y se sumaran a esta actividad.
Con el paso del tiempo, el número de familias dedicadas a la floricultura aumentó -particularmente se sumaron las familias de las localidades aledañas a la cabecera municipal- y con ello la demanda de madera para la construcción de invernaderos, dado que la floricultura se convirtió en una actividad agrícola protegida. Esto ocasionó mayor demanda de madera y al mismo tiempo demanda de terrenos como espacios para la construcción de invernaderos, lo que hizo que se ocuparan al máximo los terrenos de cada núcleo familiar zinacanteca. Como señala Andrés: “Si una familia tiene bosque en su terreno, pero tiene oportunidad de sembrar flores ahí, pues prefiere construir invernadero, porque los bosques no dan dinero, pero las flores sí” (Andrés, agosto de 2023).
De esta manera, las áreas boscosas que fueron desplazadas para el desarrollo de la floricultura han sido aquellas que estaban dentro de los terrenos familiares. Para las familias, el tener bosque representa un espacio improductivo, por ello, prefieren perder sus árboles para poder generar dinero con otros cultivos como la siembra de flores. Con la floricultura se han aprovechado al máximo las superficies boscosas, y en los terrenos en donde no hay agua han implementado los pozos profundos para la obtención de dicho líquido. Esta dinámica demuestra la habilidad de los zinacantecos en resolver los problemas de escases del agua y lograr un espacio seguro de trabajo y asegurar un ingreso económico continuo.
La floricultura se convierte en “un sector agrícola que trasciende significativamente la economía local, principalmente en las dos últimas décadas, ha tenido a su vez un desarrollo vertiginoso que ha provocado la transformación del paisaje local” (Martínez, 2015: 154), reemplazando al cultivo de maíz y los árboles frutales. Algunos autores como Martínez (2010; 2015) y Díaz (1995), reconocen diferentes etapas del desarrollo de la floricultura en Zinacantán. Las caracterizan en cinco etapas:
Etapa uno (antes de 1970): producción a cielo abierto con una tecnología rústica y como actividad agrícola complementaria; etapa dos (1970 a 1980): la producción de flores inicia bajo la lógica del paquete tecnológico. Las flores como azucenas, margaritas, entre otras, se cultivan a cielo abierto, pero con un sentido más comercial; en la etapa tres (1980 a 1990), la actividad se vuelve intensiva a través de producir bajo invernaderos rústicos, se utiliza la madera para construir la infraestructura y lograr mayor productividad y competitividad; etapa cuatro (durante 1990): se caracteriza por la incorporación de cultivos de rosas, con la que se logra mayor productividad, rentabilidad y se abren nuevas posibilidades de mercado; etapa cinco (2000): se define por la asistencia técnica y por los proyectos productivos mediante la intervención estatal del gobierno que brindó créditos y promovió el cultivo de rosas y otras flores exóticas (Martínez, 2015).
Durante la segunda década del siglo XXI se observa una sexta etapa que se caracteriza por el control del proceso productivo, que va desde la preparación de plántulas y semillas, la producción, hasta la comercialización y la organización de un mercado local en el que se venden y se distribuyen diferentes variedades de flores producidas en Zinacantán y traídas del estado de México.
El desarrollo de la floricultura provocó una nueva presión hacia los bosques, que si bien, fueron áreas boscosas desplazadas que están dentro de la propiedad familiar y no en los bosques de uso común de la comunidad, aunado al aumento poblacional y el auge de la floricultura han afectado el territorio. La floricultura no solo ha traído cambios en el paisaje, sino también en la cultura, organización social y hasta en sus sistemas normativos (Burguete, 2000).
Al inicio, los zinacantecos trataron de sostener las mismas prácticas y dinámicas de trabajo en la floricultura como en el sistema milpa, como los rituales que realizaban al inicio de la siembra, el cambio de mano vuelta, entre otras; pero estas, con el paso del tiempo, estas prácticas comenzaron a debilitarse, ya que los zinacantecos se especializaron cada vez más en el desarrollo de esta actividad mediante la implementación de paquetes tecnológicos15 que les ha permitido sostener y crear un trabajo con el esfuerzo familiar, algunos hasta crear una microempresa. De esta manera, la siembra de flores se convierte en una de las actividades económicas más importante a nivel familiar y del municipio hasta hoy en día. Sin embargo, esta actividad, sumado al crecimiento poblacional y la fisura del tejido social han afectado notoriamente el paisaje del territorio zinacanteco.
La actividad económica de la floricultura: una fisura en el talel kuxlejal
El desarrollo económico de la cabecera municipal de Zinacantán y de las localidades aledañas se ha basado en la floricultura desde hace más de cincuenta años, a su vez esta actividad ha causado no solo una fisura en las relaciones sociales y en la construcción de la organización social, sino también, ha afectado los bienes naturales como los bosques, el suelo y el agua.
La comunidad, como sabemos, se organiza bajo dos principios: uno por el sistema religioso y otro por la organización civil; cada uno de estos tiene un conjunto de reglas y normas (Burguete, 2000). La organización religiosa es la que se fundamenta, por una parte, desde la concepción de los propios zinacantecos y está imbricada con los elementos de la naturaleza, acompañada de poderes sobrenaturales (Sheseña, 2009), y de prácticas tradicionales. Mientras que, el sistema de organización civil nace y es producto de distintos procesos histórico-sociales, tales como la llegada de los españoles, las reformas, la entrada de los partidos políticos, entre otros.
Ambos, tanto el religioso como el de la organización social constituyen un entramado de representaciones sociales que dan vida a las diversas creencias, costumbres y tradiciones, así como formas de hacer y actuar; este conjunto integra el talel kuxlejal de las zinacantecas y los zinacantecos. Como se explicó en el apartado anterior, el talel kuxlejal se fundamenta por dimensiones que han sido creados y recreados por los ancestros y ancestras. Estas dimensiones se expresan en reglas y normas, en creencias y prácticas cotidianas, que han sido legitimadas a través del tiempo. A partir de estas se estructuran las organizaciones sociales y religiosas, determinando así la conducta y las prácticas de cada miembro (Castorina, 2016; Jodelet, 1986).
No obstante, las diversas dimensiones del talel kuxlejal están experimentado alteraciones, principalmente por el desarrollo económico impulsado por la economía del mercado vinculado a la floricultura. Hoy en día, los zinacantecos están más preocupados por cultivar flores para obtener y acumular dinero, y adquirir bienes materiales; dado que esta actividad les permite tener recursos materiales por lo que obliga a las familias a invertir sus bienes naturales como la tierra, agua y bosques.
Estos cambios se manifiestan en el sentir, pensar y practicar de las personas; es decir, constituyen nuevos valores, orientan nuevas prácticas, dado que entran en juego otros intereses (Herner, 2010). Ante esto, rompen el compromiso y la relevancia de la convivencia y armonía en colectivo, ya que se ha vuelto cada vez más complicado asistir a las asambleas para discutir y analizar las diversas situaciones que se presentan en la comunidad. Las multas se han convertido en un mecanismo para asegurar la participación en las reuniones, con sanciones que van desde 100 hasta en 500 pesos. Según Pedro: “Si no hay multa la gente no se va a las juntas; solo con la multa se presenta la mayoría” (Pedro, noviembre de 2023).
También, ha resultado complicado cumplir con los diversos compromisos hacia la comunidad: “Aunque nuestro trabajo como comunales es vigilar que no tale, pero es complicado… no da tiempo siempre estar pendiente, porque tenemos trabajo también” (Hilario, marzo de 2023). Así mismo ha sido complicado sostener algunas prácticas para la regeneración de los bosques:
Li moletike tsutik sk’elik li te’ yo’bu slomesojike, ta me xlok’tal sk’elom li te’etik bojbile, ba xch’ulik, chiktaik chib oxib li sk’elome yo’ xch’io muyele. ¿Lavie much’u xa yech ta spas? Ch’abal xa, ja’ xa más batem ta ko’ontik li kabteltike (Mariano de la Cruz, mayo ta 2023).
[Antes, los viejos zinacantecos regresaban a ver el trunco del árbol que talaron, porque les salen los brotes después de un tiempo, y ellos con el machete dejan entre dos o tres brotes para asegurar su crecimiento. Ahora ¿quién lo hace?, ya nadie, nos ocupamos más en nuestros trabajos (Mariano de la Cruz, mayo de 2023)].
Para Mariano de la Cruz, el trabajo ha representado la eliminación de ciertas prácticas, como el cuidado de los árboles en los bosques. Además, en las distintas situaciones que se presenten en las localidades como los incendios forestales, no se observa la participación de los zinacantecos como comunidad, como ocurría años atrás. En la actualidad, la responsabilidad de solventar situaciones relacionadas con los recursos de uso común se le ha adjudicado al Ayuntamiento municipal.
La inserción en el mercado de las flores también atrajo otras dinámicas, por ejemplo, la renta de terrenos que se cotiza entre 3 000 a 6 000 pesos anuales por invernadero; otra es la venta de terrenos, en las últimas dos décadas el precio de los terrenos se ha elevado. El precio por lote,16 dependiendo de las características del terreno y de su ubicación, varia de 80 a 300 000 mil pesos, y con la reciente llegada del mercado de las flores en la cabecera municipal, el precio de los terrenos sigue en ascenso. “Antes del auge de la floricultura el precio por hectárea era de 30 000 a 50 000 en los terrenos comunales” (Mariano Vázquez, septiembre de 2023).
En efecto, la inserción en el mercado de las flores ha traído cambios en el territorio, en las relaciones sociales (Collier, 1990), en la forma de alimentación (Llanos y Santacruz, 2022), e incluso en la vestimenta. En los últimos años, la indumentaria zinacanteca se han vuelto más costosa debido a los nuevos diseños que son lanzados en cada festividad por la exigencia de los propios zinacantecos.
Los jóvenes están cada vez más influenciados por las tendencias de moda y la posesión de dispositivos tecnológicos (celulares, computadoras, audífonos y relojes inteligentes). Se han insertado atendiendo la lógica de acumulación que los lleva a participar a otras dinámicas de trabajo, como comerciantes practicando el coyotaje, la migración a otros lugares, el autoempleo o trabajan como choferes de mototaxi. También participan en trabajos ilícitos: venden y distribuyen drogas. En consecuencia, el consumo de drogas en los jóvenes es más visible y en aumento.
Por otro lado, el agua también es uno de los bienes naturales sobreexplotado, los diversos ojos de agua, manantiales como el nio’ son transportados a largas distancias y en grandes cantidades. Alrededor de ella se han creado socios, ya que se requiere una inversión significativa para trasladar el agua hasta las zonas de trabajo. Otros, impulsados por la demanda del agua, han optado por vender este vital líquido en pipas, cuyo precio varía de 100 a 500 pesos por pipa, dependiendo de la distancia y el lugar.
Ante lo expuesto, podemos decir que se ha generado un microcapitalismo, con prácticas acumulativas (Murray Li, 2010), en donde los bienes materiales se convierten en mercancías, se comercializa con los terrenos, las áreas boscosas y el agua.
Las diversas situaciones mencionadas anteriormente representan solo un fragmento de las distintas miradas que han generado los zinacantecos con relación a sus bosques de uso común. Queda claro que el impacto de la degradación, disminución e intervención en los bosques de uso común a fínales del siglo XX en la cabecera municipal se debe al aumento poblacional por la necesidad de las familias para obtener combustible; a la división social interna por la creciente incorporación a la economía de mercado a través de la floricultura, y al agrupamiento social a través de la figura de los partidos políticos. Todo este conjunto ha modificado las percepciones sobre el entendimiento de las nociones de la vida comunal, ocurriendo las fisuras en la comprensión del kuxlejal.
Lo anterior da cuenta de las distintas respuestas generadas desde la población zinacanteca ante las diversas dinámicas que enfrentan en un espacio y tiempo. Dinámicas que tiene que ver con las presiones tanto internas y externas como ya lo han descrito algunos autores (Rus y Collier, 2000; Collier, 1989). El divisionismo social por los partidos políticos fue una réplica más de la estratificación social causado por el desarrollo económico en Zinacantán (Collier, 1995; 1989).
Los cambios ocurridos en el kuxlejal de los zinacantecos conllevan a una modificación de los comportamientos debido a las distintas interpretaciones de la realidad en la que se desenvuelven. Es decir, los zinacantecos han sabido responder, negociar y apropiarse de los elementos que aparecen en su entorno, que les sirven y funcionan en un determinado tiempo y espacio. De esta manera, podemos decir que la realidad construida no siempre permanece estática, sino que la realidad cambia a través de la resolución o contradicciones de estas dinámicas.
Por ejemplo, en los últimos años, los grupos partidistas (PRI, PAN y MORENA17) y sus representantes han estado en constante negociación para resolver cualquier situación relacionada con la comunidad y de esta manera evitar contradicciones en la toma de decisiones; sin embargo, no siempre llegan a consensos, ya que hay momentos, como la coyuntura electoral, en que la conflictividad se radicaliza, impidiendo la participación comunitaria en la resolución de los conflictos mediante regulaciones comunitarias.
Otro ejemplo es que a nivel de la cabecera municipal se realizan tradicionalmente dos asambleas ordinarias generales al año a las que deberían de asistir todos los cooperantes (ciudadanos). Sin embargo, como no todos asisten, aunque se realice por grupos partidarios, la sanción por inasistencia -multa- ha funcionado como una forma de cohesión social para garantizar la participación en la asamblea.
Conclusión
El valor de los bosques de uso común que percibieron las zinacantecas y los zinacantecos en el pasado es muy diferente a la actual, hoy solo conservan en la memoria los recuerdos de un bosque abundante, un bosque con mucha riqueza, en el cual obtuvieron diversas plantas usadas para fines medicinales o rituales, así como hongos y animales comestibles. Hoy en día, para ellos representa un bosque pobre, degradado. Aunque los bosques de uso común hayan sido reforestados la mayor parte en los años ochenta, los entrevistados aseguran que la diversidad que compone los bosques de encinos es diferente al de los bosques de pino.
Ante la escasez de la leña, son pocas las familias que hacen uso de los bosques de uso común, los que siguen frecuentando estas áreas son las familias de bajos recursos económicos que dependen de la leña para cocinar, otras familias combinan el uso de la leña con gas butano. Pero, la mayoría de las familias optan por comprar leña que proviene de otras localidades del mismo municipio y de otros municipios de los Altos de Chiapas. Como resultado, el precio de la leña por tarea18 en los últimos años ha aumentado.
Las causas del deterioro y degradación de los bosques no son únicamente por el incremento poblacional, sino que también tienen que ver las fisuras causadas por el rompimiento del tejido social a consecuencia de los partidos políticos, que vino a debilitar los distintos acuerdos tomados en asamblea para el acceso y aprovechamiento de los bosques de uso común. La organización social sustentada por los partidos políticos a lo largo del tiempo genera una fragmentación y división social, originando una fisura en la colectividad. Es decir, para los zinacantecos hubo un sostenimiento de creencias y prácticas homogéneas que los hacía sentir en una sola mente y corazón, pero con la llegada de los partidos políticos se construyeron otras miradas y percepciones. Hoy, el actuar de las personas se basa en un pensamiento personal y familiar más que en un pensamiento colectivo.
Por otra parte, el desarrollo de la floricultura aunado al aumento poblacional provocó una nueva presión hacia los bosques. La floricultura no solo ha traído cambios en el paisaje, sino también en la cultura, organización y relaciones sociales y hasta en sus sistemas normativos. Además, ha afectado de manera notoria sus bienes naturales como los bosques, el agua y el suelo. A pesar de esto, para las zinacantecas y los zinacantecos, la floricultura ha representado una actividad que ofrece diversas oportunidades y mejor calidad de vida económica. Por ello, se han inclinado más por el desarrollo de la actividad económica dejando de lado los intereses colectivos. Por lo tanto, la mayor presión que ha abierto una fisura en kuxlejal ha sido por la economía del mercado articulado a la floricultura, ya que las familias priorizan el desarrollo económico frente al desarrollo social.
Como cierre, podemos decir que estos cambios que han experimentado y transformado los tsotsiles de la cabecera municipal de Zinacantán ha sido porque ha predominado en el imaginario colectivo una visión de acumulación económica y material, lo que deja de lado lo social, los bienes colectivos y naturales. En la expresión de las zinacantecas y los zinacantecos frente a estos cambios, se inclina hacia una negatividad, pues, enfrentan una escasez, una ruptura en la armonía en la vida colectiva. Con esto, concluimos que las zinacantecas y los zinacantecos experimentan una fisura en su kuxlejal. Las dimensiones que sustentan el talel kuxlejal de las zinacantecas y zinacantecos ha sido alterado y esto se refleja en la división social, en los cambios sobre el entendimiento de las nociones del a vida comunal y en la escasez de los bienes naturales. Las fisuras en la comprensión del kuxlejal hacen que los zinacantecos se conduzcan a crear barreras ante las oportunidades de construir igualdad, armonía y bienestar en el kuxlejal como un solo colectivo.